25; LA DANZA DE LOS DRAGONES
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LA DANZA DE LOS DRAGONES
Daenerys tenía demasiada tensión en el cuerpo, desde que despertó se sentía enferma y con ganas de vomitar, pero lo atribuyó a los nervios por lo que estaba pasando. Aegon había estado con ella todo el tiempo asegurando que todo saldría bien, pero ella sabía que no era así, sabía perfectamente que algo saldría mal. Siempre sale algo mal. Ella se vistió de azul, un vestido que su padre le había regalado, ese día ella iba a representar a su padre. No dejaría que nadie se metiera con su familia y saliera ganando.
Las puertas de la sala del trono estaban abiertas cuando ella y Aegon llegaron, adentro ya estaban todos, solo faltaban ellos. Con los hombros tensos y la cabeza en alto Daenerys entró, sus ojos pasando por su familia. Su madre le sonrió desde su lugar, detrás de ella estaban sus hijos, Daemon y Helaena. Del otro lado de la sala estaban la reina, Aemond, la Princesa Rhaenys y las hijas de Laena Velaryon, Vaemond también estaba ahí, pero a ella no le importaba mucho él. Otto estaba de pie frente al trono y la miró con suficiencia, como si estuviera por encima de ella. Alicent les sonrió cuando se pusieron junto a ella, la mujer se veía pálida y algo tensa, seguramente como resultado de las noches sin dormir y el peso de tener que proteger a sus hijos de su propio padre.
—Aunque esta corte tiene la esperanza que lord Corlys Velaryon y su hijo sir Laenor Velaryon sobrevivan—Otto comenzó a hablar—, nos reunimos aquí para la amarga tarea de decidir la sucesión de Driftmark. Como Mano, hablo con la voz del rey en esto y en todos los asuntos—Daenerys puso los ojos en blanco cuando el hombre se sentó en el trono—. La corona ahora escuchará las peticiones, sir Vaemond de la casa Velaryon.
Aegon puso los ojos en blanco y levantó la cabeza para mirar al techo, él hubiese preferido pasar su mañana de otra forma.
—Mi reina, Lord Mano—Alicent apretó sus manos—. La historia de nuestras casas va más allá de los Siete Reinos hasta los días de la antigua Valyria. Mientras la casa Targaryen ha gobernado los cielos, la casa Velaryon ha gobernado los mares. Con la caída de Valyria, nuestras casas se volvieron las últimas de su clase.
Daenerys y Aegon se miraron, los dos con una mirada de aburrimiento profunda que casi hace reír al Príncipe. Alicent tuvo que estirar su mano y agarrar el brazo de su hijo para evitar que cometiera la imprudencia de reírse en medio de un asunto tan serio.
—He pasado toda mi vida en Driftmark defendiendo el escaño de mi hermano, soy el pariente más cercano de lord Corlys, su propia sangre—Daenerys mordió el interior de su mejilla para no soltar una maldición—. La sangre verdadera e impecable de la casa Velaryon corre por mis venas.
Maldito hijo de puta, Daenerys estaba comenzando a molestarse.
—Al igual que por la de mis hijos, los frutos de Laenor Velaryon—Rhaenyra intervino—. Si le importa tanto la sangre de su casa, sir Vaemond, no se atrevería a suplantar a su legítimo heredero. Habla por sí mismo y por su propia ambición.
—Ya hará su petición, Princesa Rhaenyra—Alicent habló—. Permita que sir Vaemond sea escuchado.
Daenerys miró a su abuela y después a su madre, a ojos de todos era otra discusión de ambas mujeres, pero a sus ojos eso estaba más que planeado.
—¿Qué sabe de sangre de Velaryon, Princesa?—Vaemond se giró para mirar a la Princesa—Me cortaría las venas para mostrársela y aun así no podría reconocerla.
—Tal vez debería—Aegon susurró.
—Lo que debería hacer es caer muerto de una vez por todas—Daenerys le susurró de regreso.
—Mi reina, lord Mano—se giró para mirar al trono—. Este es un asunto de sangre, no de ambición—claro—. La supervivencia de mi casa y mi linaje está por encima de todo. Humildemente, me propongo como sucesor de mi hermano.
¿Por encima de Lucerys? ¿De Baela y Rhaena? Daenerys respiro profundo tratando de calmarse.
—Gracias, sir Vaemond—Otto le agradeció—. Princesa Rhaenyra, puede hablar por su hijo, Jacaerys Velaryon.
Rhaenyra miró a su hija y Daenerys le asintió con una sonrisa.
—Si voy a seguir con esta farsa con una respuesta, empezaré por recordarle a la corte que hace casi veinte años, en este salón...
Las puertas se abrieron interrumpiendola. Todos giraron para mirar y se vieron sorprendidos al encontrar al Rey, el hombre parecía que iba a colapsar en cualquier momento, pero nunca se detuvo.
—El rey Viserys de la casa Targaryen, primero con el nombre, rey de los Ándalos y de los Rhoynar, y los primeros hombres, señor de los siete reinos y protector del reino.
Alicent, Daenerys y Rhaenyra compartieron una mirada, las tres sorprendidas, pero aliviadas. La reina parecía estar a nada de llorar, pero se recompuso de inmediato. Viserys caminó en medio de la gente, su único ojo pasando por su hija mayor antes de posarse en su nieta. Daenerys sonrió y limpió la lágrima que descendió por su mejilla. Todos miraron en silencio como el Rey ascendía al trono con ayuda de su hermano, el Príncipe Daemon. Una vez Viserys se sentó Daemon puso la corona en su cabeza y regresó a su lugar.
—Debo admitir—comenzó el Rey—mi confusión. No entiendo por qué se escuchan peticiones...sobre una sucesión acordada. La única presente...que podría ofrecer alguna noción sobre los deseos de lord Corlys...es la Princesa Rhaenys...
Todas las miradas cayeron sobre la Princesa.
—Es cierto, Majestad—Rhaenys avanzó hasta el centro de la sala—. Mi hijo, Laenor Velaryon, es el heredero de Driftmark—sentenció la mujer—y cuando él ascienda a Señor de las Mareas su primer hijo varón, Jacaerys Velaryon será su heredero—la mujer miró a su nieto—. Mi señor esposo siempre tuvo muy claro que esa sería la sucesión, nunca cambió de opinión y yo nunca dejé de apoyarlo—volvió a mirar a su primo, el Rey—. La Princesa Rhaenyra acaba de informarme de su deseo de comprometer a su hijo, Lucerys Velaryon con la nieta de Lord Corlys, Baela. Una propuesta que apruebo plenamente.
Daenerys sonrió, complacida con lo que acababa de escuchar.
—Bueno, el asunto está resuelto, de nuevo—concluyó el Rey—. Por lo tanto, reafirmó al Príncipe Jacaerys de la casa Velaryon como heredero de sir Laenor Velaryon, el futuro señor de las mareas.
Los hombros de Daenerys se relajaron, por fin podían cerrar ese capítulo de sus vidas y seguir adelante.
—Rompió la ley—Vaemond habló—y siglos de tradición al nombrar a su hija heredera—el hombre se movió hacia el centro de la sala—y se atrevió a decirme quién merece heredar el nombre Velaryon. No. No voy a permitirlo.
—¿Permitirlo?—la voz de Daenerys resonó por la sala—¿Y quién te crees que eres para cuestionar la voluntad de tu Rey? No eres más que un ambicioso—ella dio un paso adelante—. Mi padre y mi abuelo no están muertos, pero aquí estás intentando pelear por algo que no te mereces.
—Merezco el trono de Driftwood más que ninguno de ustedes—Vaemond se giró para mirar a Jacaerys—¡Él no es un verdadero Velaryon! Y ciertamente, no es mi sobrino.
—Ciertamente seremos afortunados de no llamar tío a una vil serpiente—Daenerys habló con amargura, la ira creciendo en su interior.
—Jacaerys es mi nieto legítimo—el Rey intervino—y usted solo es un segundo hijo de Driftmark.
—Usted puede llevar su casa como le plazca, pero no decidirá el futuro de la mía.
—¿Entonces por qué está aquí?—Daenerys dio otro paso adelante—¿Pensaste que iban a darte el trono de Driftwood solo por argumentar con mentiras?
—Mi casa sobrevivió la Perdición y a mil tribulaciones posteriores—Vaemond sostuvo la mirada de su sobrina—y por todos los dioses, no veré cómo termina por culpa de estos...
—Cuidado con cómo le habla a mi esposa—Aegon apretó la empuñadura de su espada, listo para intervenir en defensa de su esposa.
—Digalo—Daemon habló desde el otro lado de la sala.
Vaemond miró a Aegon antes de girarse para mirar a Daemon que tenía una media sonrisa. Sonrisa que reflejaba sus ganas de derramar sangre.
—Sus hijos—comenzó—¡Son bastardos!—todos jadearon con sorpresa—Y ella...es...una golfa.
Daenerys vio rojo, las ganas de ir hasta Vaemond y cortarle la lengua eran demasiadas, pero antes de que alguien pudiera hacer algo el sonido del metal cortando la carne se escuchó. Alicent agarró el brazo de Daenerys y tiró de ella hacia atrás, la peliblanca miró con los ojos bien abiertos el cuerpo de Vaemond Velaryon en el suelo. Le faltaba la mitad de la cabeza y sus órganos decoraban el suelo.
—Que conserve su lengua—Daemon habló como si nada, sus ojos puestos en la persona frente a él.
Aegon estaba de pie frente al cuerpo de Vaemond, su rostro estaba salpicado de sangre, pero no le importo, no cuando pudo acabar con el que se había atrevido a insultar a su esposa frente a todos.
—¡Desármenlos!—gritó Otto.
Daenerys se soltó del agarré de Alicent y fue hasta Aegon, agarrándolo por el brazo. El mayor le sonrió y ella besó su mejilla limpiando la sangre con su otra mano, a ninguno de los dos le importó que el vestido se estaba manchando con la sangre que corría por el suelo.
—¡Llamen a los maesters!—gritó Alicent.
Los ojos de Daenerys se encontraron con los de su madre y ella le asintió para asegurarle que estaba bien. ¿Cómo no iba a estar bien después de que su esposo matará a alguien en su nombre?
Después de ese evento Daenerys y Aegon tuvieron que cambiarse y el Rey ordenó que se preparara una cena para toda su familia. Las familias se reunieron en el comedor principal, la única que no se presentó fue Rhaenys que se excusó por esa noche. Daenerys se juntó con sus hermanos a hablar en una esquina de la mesa, ella y Jacaerys tomaron ese momento para aconsejar a Lucerys en su futuro matrimonio, Baela y Rhaena se reían de ellos.
—El matrimonio no es tan malo, Luce—Daenerys agarró las manos de su hermano—. Además, no hay mejor opción que Baela.
—En eso estoy de acuerdo—Rhaena empujó a Lucerys con su codo—, mi hermana es la mejor opción.
—Por favor, solo lo dices porque soy tu hermana—Baela puso los ojos en blanco—, no exageren.
—No exageramos—Jacaerys movió la silla donde estaba sentada Baela.
—¡Jace!
Lucerys tosió atorándose con su vino y Rhaena tuvo que cubrir su boca para no reírse.
—Jacaerys, no seas un bruto—Daenerys golpeó la cabeza de su hermano.
—Hey, eso dolió—Jace empujó a su hermana con suavidad.
—No agredas a nuestra hermana—Lucerys lo pateo.
—¡Oye!
Rhaena se sostuvo de una silla y comenzó a reírse sin poder contenerlo, la cara de dolor de Jacaerys había sido demasiado.
—Los odio—Jacaerys susurró.
Baela puso los ojos en blanco y Rhaena siguió riéndose contagiando a Daenerys que comenzó a reírse también. Daemon, frente a ellos tuvo que contener su risa mientras Rhaenyra los regañaba por el escándalo.
—Niños—los llamó con una voz de autoridad.
—Si, madre—Lucerys se sentó recto.
En ese momento la puerta se abrió dándole paso al Rey que iba cargado por sus guardias. Todos se pusieron de pie y guardaron silencio hasta que el hombre estuvo en su lugar, entre su esposa y su hija.
—Me alegra verlos esta noche...juntos—los miró a todos.
—¿Una oración antes de comenzar?—preguntó Alicent.
Tras recibir la respuesta afirmativa del Rey todos se pusieron en posición para rezar. Bueno, no todos. Aegon agarró su copa de vino y le dio un trago, Daenerys bajó la cabeza pretendiendo que estaba rezando y el resto de los hijos de Rhaenyra se miraron. Ninguno de ellos era parte de la fe de Los Siete. Cuando se mencionó a Vaemond Velaryon Aegon y Daemon pusieron los ojos en blanco, Daenerys tuvo que morder el interior de su mejilla para no reírse y Rhaenyra cerró los ojos. En fin, se debía de tener respeto por los muertos.
—Esta es una ocasión para celebrar, mi nieto Lucerys se casará con su prima Baela, para fortalecer aún más la unión entre nuestras casas. Un brindis por el joven príncipe y su prometida.
—¡A su salud!—Daemon exclamó.
Daenerys levantó su copa y puso los ojos en blanco al escucharlo.
—Brindemos también por la salud de sir Laenor y la de su heredero, el príncipe Jacaerys.
El mencionado se enderezó en su lugar y sonrió levantando su copa. Rhaena puso los ojos en blanco y se inclinó hacia Helaena para susurrarle algo. Daenerys miró a su hermano y sonrió con orgullo, todo su trabajo había valido la pena, al menos el que hizo con Jacaerys.
—Tanto alegra mi corazón—el Rey comenzó nuevamente, ahora de pie—, como me llena de dolor...ver estos rostros en la mesa—los miró a todos—. Los rostros más queridos para mí en el mundo, pero tan distanciados uno del otro, en años pasados.
Los más jóvenes se miraron, pero al final todos miraron a Aemond que ni siquiera los volteó a mirar. El segundo hijo del Rey mantuvo su mirada sobre la mesa, negándose a darle la cara a sus primas, hermanos y sobrinos. Cuando el Rey se quitó la máscara que cubría la mitad de su rostro, Daenerys y Aegon se miraron, el mayor de inmediato tomó la mano de su esposa bajo la mesa.
—Mi rostro, ya no es atractivo, si es que alguna vez lo fue—lo fue, pensó Daenerys recordando sus sueños del pasado—. Pero esta noche, quiero que me vean como soy. No solo un Rey, sino su padre—Aegon se tenso—. Su hermano—miró a Daemon—. Su marido—ahora a Alicent—, y su abuelo.
La mirada de Viserys cayó sobre Daenerys y ella le sonrió, tal como solía hacer cuando lo visitaba para hablarle de sus sueños.
—Quien, al parecer, pronto dejará de caminar con ustedes.
Helaena se removió incómoda en su lugar y Daenerys apartó la mirada, ellas habían soñado con la muerte del Rey, pero no sabían cuándo pasaría. Podría ser ese mismo día, el día siguiente, dentro de un año, ellas no lo sabrían hasta que pasara.
—Dejemos a un lado los resentimientos en los corazones, la corona no podrá ser fuerte si la casa del dragón permanece dividida.
Un escalofrío recorrió a Daenerys y por instinto apretó la mano de Aegon. El olor a quemado invadió la nariz de Daenerys y tuvo que cubrirse la boca con la mano para evitar comenzar a toser. La voz de su abuelo desapareció en el fondo y fue reemplazada por el sonido de dragones rugiendo, cadenas rompiéndose y gente gritando. Mientras ella peleaba por no ser consumida por el sueño Rhaenyra se levantó llamando la atención de todos, había visto como Otto miraba a su hija con interés y ella no podía dejar que su niña fuera víctima del hombre en su momento más vulnerable.
—Quiero alzar mi copa por su majestad, la reina—la voz de Rhaenyra logró llegar a Daenerys—. Amo a mi padre, pero debo admitir que nadie ha permanecido a su lado con más lealtad que su esposa—Rhaenyra miró a su hija por la esquina de su ojo, para asegurarse que la estaba escuchando—. Ha cuidado de él con devoción inquebrantable, con amor y honor. De ahí que tenga mi gratitud...y mis disculpas.
Daenerys respiró profundo y miró a su madre, sonriéndole con agradecimiento y Rhaenyra sintió que su corazón se encogía. Nunca se acostumbrara a los repentinos ataques de su hija con los sueños de dragón.
—Su generosidad me conmueve, Princesa. Ambas somos madres, y amamos a nuestros hijos, tenemos más en común de lo que a veces reconocemos—Alicent se levantó—. Alzo mi copa por usted y por su casa. Será una gran reina.
Aegon y Daenerys se miraron, el mayor la miraba con preocupación, pero ella le sonrió asegurando que estaba bien. Después de pensarlo por un momento Daenerys se levantó alzando su copa, todos pusieron su mirada en ella, sobre todo Otto.
—Quisiera brindar por mis hermanos, están creciendo para ser buenas personas, y estoy orgullosa de ustedes—los cuatro sonrieron, aunque Baela y Rhaena lo hicieron de forma discreta—. Y por mi tío Daemon, gracias por estar ahí para mis hermanos y para mí, lo aprecio.
Daemon sonrió asintiendo, sus ojos mirando a la mayor de sus hijas con cariño.
—También quiero brindar por mi abuelo—la peliblanca miró a su abuelo que le sonrío—, has sido una de las personas más importantes en mi vida, te amo y nunca dejaré de hacerlo.
Daenerys se sentó, aún sonriendo y volvió a tomar la mano de Aegon, ahora sobre la mesa.
—Yo quiero brindar por Baela, que pronto se casará—Helaena se levantó con una sonrisa enorme en el rostro—. El matrimonio no es malo, es una de las cosas más hermosas que te pueden pasar, te deseo lo mejor.
Todos, menos Otto, sonrieron con dulzura ante las palabras de la joven Princesa. Sobre todo Jacaerys que no dejaba de verla como si fuese la única en la habitación.
—Disfrutemos de la música.
La música comenzó a sonar y Aegon fue el primero en levantarse extendiendo su mano a su esposa. Daenerys aceptó su invitación a bailar y se levantó, la pareja ocupó el centro de la estancia bailando con sonrisas en sus rostros, muy similar al día de su boda. A ellos se unieron Jacaerys y Helaena. Aegon agarró la mano de su esposa y la atrajo hacia él besándole la mejilla, ella se rio y lo empujó, pero él no la soltó.
Pronto el Rey fue sacado de la sala, Daenerys lo siguió con la mirada hasta que cerraron la puerta y suspiró con pesadez. Como le dolía ver a su abuelo en ese estado. Aegon la hizo dar una vuelta para distraerla y ella casi cae de cara al suelo al tropezar con sus propios pies. Jacaerys comenzó a reírse de su hermana y ella lo miró mal, la mayor intentó patearlo, pero él saltó hacia atrás y se ocultó a espaldas de su esposa. Mientras ellos bailaban y se empujaban entre ellos, en la mesa todos sonreían y hablaban entre ellos. Todo estaba bien hasta que Aemond se levantó de su silla haciendo un escándalo.
—Un tributo final—Aemond alzó su copa—. Por la salud de mis sobrinos, Jace, Luke, y Joffrey—Daenerys se tensó—. Todos ellos atractivos y, como su padre...Strong.
—Aemond—Alicent intentó detenerlo.
—Vaciemos nuestras copas por los tres jóvenes Strong.
—Te reto a que lo digas otra vez—Jacaerys empujó a Helaena detrás de él.
—¿Por qué? Fue un...
Antes de que pudiera decir algo Daenerys ya se había movido hasta él y el sonido de la palma de su mano chocando con el rostro de Aemond resonó por toda la sala. Daemon se levantó de su lugar en un segundo.
—¡Dilo otra vez!—Daenerys gritó, lista para golpearlo de nuevo.
Aegon se acercó a ellos y agarró a Daenerys alejándola de Aemond.
—¿Qué mierda crees que estás haciendo?—Aegon enfrentó a su hermano.
—Solo fue un cumplido, no es mi culpa que no estén orgullosos de su familia.
Hubo un gruñido y Aegon apenas pudo moverse para agarrar a Daenerys cuando intentó lanzarse contra Aemond otra vez. Jacaerys sí logró llegar hasta su tío y lo golpeó en el rostro, en el mismo lugar que su hermana ya había golpeado. Aemond, riendo empujó al menor lanzándolo al suelo y el caos estalló. Los guardias tuvieron que intervenir para agarrar a Jacaerys y Lucerys, detrás de ellos Rhaena agarraba a Baela que estaba decidida a golpear a Aemond. Él que más problemas tenía era Aegon que apenas podía tener a Daenerys contenida.
—Espera, espera—la voz de Daemon se escuchó.
Todos se detuvieron, incluso Daenerys para alivio de Aegon.
—Todos ustedes, a sus aposentos—Rhaenyra ordenó a sus hijos—. Tú también Daenerys, ahora.
Daenerys se soltó del agarre de Aegon y salió de la sala siguiendo a sus hermanos, el mayor miró a su hermana y asintió antes de seguir a su esposa. En el pasillo Aegon no pudo encontrar a su esposa ni a sus primas o sobrinos, detrás de él escuchó pasos apresurados, pero no se molestó en girar para ver quién era.
—Voy a matarlo—escuchó la voz de Baela—, es un maldito resentido.
—Baja la voz—Rhaena la regañó.
—Deberíamos irnos—Helaena susurró.
—¿Por qué deberíamos?—Lucerys preguntó, sonando molesto.
—Me arrepiento de haber prevenido que perdiera el maldito ojo—Daenerys gruñó.
Cuando Aegon por fin giró en la esquina se encontró a sus sobrinos, primas, hermana, y esposa reunidos al comienzo del pasillo. Todos se giraron a verlo y cuando miraron detrás de él se dispersaron como hormigas, sólo entonces miró sobre su hombro para ver quién lo estaba siguiendo.
—Estaré con los niños—Daenerys frunció el entrecejo y se dio la vuelta para seguir a sus hermanos.
El mayor suspiro con desesperación y se giró para ver a su hermano mayor.
—¿Qué demonios está mal contigo?
—No molestes—intentó avanzar.
—No vuelvas a insinuar que nuestros sobrinos son bastardos, si lo haces te las verás conmigo.
Aemond no respondió, simplemente siguió con su camino dejando a su hermano atrás.
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NOTA:
No saben la satisfacción que me dio escribir a Daenerys pegándole a Aemond.
Y bueno, con esto ya es oficial, se está acabando Older. Faltan algunos capítulos, claro. Quizás unos tres o cuatro, depende de como decida narrar los eventos después de la cena.
Los que me siguen en tiktok seguramente ya vieron que cierto lugar va a ser destruido, espérenlo con ansias que esa parte estará potente.
Por cierto, ¡Daeron regresará a King's Landing en el siguiente capitulo! Él es mi protegido así que esperen mucho de él en los capítulos que faltan.
Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.
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