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LA GRAN BODA
El acantilado que se podía ver desde la ventana de su habitación se veía muy atrayente para Daenerys que no dejaba de verlo desde que su madre le había puesto la última pieza de su vestuario para la boda Valyria. Se sentía nerviosa, más nerviosa que en su primera boda porque estaba a nada de casarse por gusto bajo las costumbres de su gente. Toda su familia estaba en Dragonstone, menos su abuela Alicent y su abuelo Viserys, para presenciar la unión en fuego y sangre. Un rugido se escuchó y Grey Ghost pasó volando por milésima vez frente a la ventana como si buscara calmar a su jinete que deseaba poder huir y volar antes de la boda. El sonido de la puerta abriéndose la sobresaltó, pero al ver que era su padre se relajo. En los ojos de Laenor había lágrimas, pero se mantenía sonriendo y mirándola con el mismo cariño de siempre.
—Padre, no creo que pueda hacerlo—apretó sus manos—¿Y si huimos a Essos?
—Por más que me gustaría llevarte lo más lejos posible, no creo que podamos irnos sin que tu madre intente asesinarme.
Ella arrugó el rostro recordando como su madre había gritado improperios cuando su padre le ofreció cancelar los planes de la boda.
—No debes estar nerviosa, mi niña—agarró las manos de su hija—, estaré contigo todo el tiempo.
—Tengo miedo...—susurró.
—¿De qué?—Laenor la miró confundido. —Pensé que tu y Aegon tenían una buena relación.
—De la cama de parto—confesó con la voz temblorosa—, no sé si pueda hacerlo.
—Aún eres muy joven, Dany—su padre se puso serio—, puedes tener hijos más adelante.
—Padre, hay quienes quieren ver a Aegon sentado en el trono, sé que están en contra de nuestra unión y...
—No hagas eso—la regañó—, Aegon te adora, nunca haría algo que te hiciera daño.
Era cierto, Aegon nunca le haría daño. Con un asentimiento su padre se movió dejando un beso en su frente, era hora. Fuera de la habitación esperaba Daemon recostado a una pared, apenas los vio sonrió y la recorrió con la mirada.
—Te ves hermosa, Dany.
—Gracias, Daemon—ella le sonrió apretando la mano de su padre.
Daemon caminó detrás de ellos escoltándolos hasta el exterior del castillo donde pudieron ver a los dragones volando juntos sobre la isla. La ceremonia se llevaría a cabo en una de las colinas de roca donde generaciones pasadas se unieron en matrimonio, no les tomaría mucho alcanzar el lugar, pero Daenerys se sintió cansada. Su cuerpo se comenzó a sentir pesado y tuvo que detenerse cuando sintió que estaba caminando sobre las nubes, la calidez de la mano de su padre desapareció y una voz que ella conocía comenzó a escucharse en la distancia.
—El Rey Aegon Targaryen, segundo con el nombre, Rey de los Ándalos, los Rhoynar y los primeros hombres, Señor de los siete reinos y protector de la tierra.
Se dio la vuelta buscando la voz y un nudo se formó en su garganta cuando encontró a Criston Cole. Aegon, Aemond, Helaena, Alicent, Otto, todos estaban ahí. Había gente a su alrededor, los habitantes de King's Landing, y todos gritaron aclamando al nuevo Rey. La corona del Conquistador descansaba en la cabeza de Aegon, su Aegon, y la espada fue levantada sobre su cabeza, una sonrisa apareció en su rostro y ella cerró los ojos. No podía ser, ese no era su Aegon, no podía. Los gritos de las personas incrementaron y ella se cubrió los oídos intentando callarlos. Entonces el suelo tembló y un dragón rugió.
La princesa que fue prometida. Debes salvarlos. ¡Sálvalos!
—Dany—Laenor sacudió a su hija.
El cuerpo de Daenerys se sacudió cuando ella tomó una bocanada de aire y se dobló hacia el frente lista para regresar su desayuno. Laenor se apresuró a sostener la pieza que tenía en la cabeza para que no cayera y Daemon agarró el final de la túnica para que no se manchara. Lágrimas brillaban en los ojos de la peliblanca y su cuerpo entero se sacudió con las arcadas, pero nada salió. Rhaenyra apareció entonces y sin importarle que podía caer corrió hasta ellos, su rostro lleno de preocupación.
—¿Qué pasó?—les preguntó.
—Tuvo un sueño—Laenor y ella se miraron.
—¿Qué?—Rhaenyra agarró el rostro de su hija para verla. —Hace tanto que no te afectaban, mi dragona—con cuidado limpio las lágrimas que mojaban las mejillas de su hija—¿Estás bien?
—Quizás deberíamos posponer la boda—Daemon comentó viendo la mirada perdida de Daenerys—, dejar que descanse.
—No—la menor se negó—, tenemos que hacerlo.
Rhaenyra miró a su hija por unos segundos y asintió terminando de limpiar las lágrimas. Laenor aún dudaba, pero se limitó a tomar la mano de su hija para mostrarle su apoyo. Los cuatro continuaron el camino, entonces Daenerys por fin pudo verlo.
Aegon estaba de pie frente al altar donde dirían sus votos, estaba vestido con las túnicas tradicionales de los Targaryen, con los ojos puestos en ella y una sonrisa enorme en el rostro. Su Aegon estaba mirándola como si fuese el tesoro más preciado de todo el mundo y ella no pudo evitar sonrojarse. Sus pasos se detuvieron frente a su prometido dejando que sus padres y Daemon tomarán sus lugares con el resto de la familia. La ceremonia dio inicio y durante todo el evento ninguno de los dos dejó de sonreír. Cuando llegó el momento de unirse en sangre la mano de Daenerys tembló al sostener la hoja de dragonglass, pero logró cortar el labio de Aegon sin problema, él siguió dicha acción con cuidado de no causarle dolor a su casi esposa. Ambos hicieron las marcas correspondientes en la frente del contrario con la sangre fresca. La hoja de dragonglass regresó a las manos de Daenerys y sin pensarlo mucho cortó la palma de su mano derecha pasando la hoja a Aegon que cortó su mano izquierda, la sangre de ambos fue recogida en un cáliz para que se mezclara y sus manos fueron unidas. Dijeron sus votos y cuando la ceremonia llegó a su fin bebieron la sangre que fue recolectada en el cáliz. Daenerys fue primero bebiendo la sangre sin duda antes de pasar el cáliz a Aegon que parecía ansioso.
Con un beso lleno de amor y sangre sellaron la unión.
Rhaenyra y Laenor no pudieron evitar llorar al ver a su niña casándose, para ellos era como si apenas ayer la hubieran tenido en sus brazos tratando de calmarla después de una pesadilla. Ahora ella tenía a alguien más para que calmara sus pesadillas. Detrás de ellos Daemon solo sonreía, feliz de poder haber presenciado ese momento tan especial para su hija. Los niños, por su parte, miraban todo con curiosidad, al menos hasta que llegaron a la parte del beso y los tres castaños fruncieron el entrecejo. Rhaenys y Corlys también sonreían, con el hombre tratando de no llorar.
—Puedes llorar, mi amor—le dijo Rhaenys al ver como las lágrimas se acumulaban en las esquinas de sus ojos.
Con la ceremonia finalizada el maester Gerardys se aseguró de limpiar y vendar las manos de los recién casados antes de dejar que la familia se acercará. El primero en acercarse fue Joffrey que corrió hasta su hermana y se abrazó a sus piernas mirando mal a Aegon.
—Parece que tendré que lidiar con tres pequeños celosos—Aegon se acercó y pasó un brazo por los hombros de Jacaerys que lo miró mal.
—Niños, vamos, no retrasen a su hermana—Rhaenyra se acercó agarrando a Lucerys por los hombros—, tenemos que ir a King's Landing.
—Pero—se iba a quejar Jacaerys.
—Sin peros—Laenor agarró a Joffrey y miró a su hija—. Felicidades, mi dragón de mar.
—Gracias, padre.
La familia entera se movió y los dragones comenzaron a aterrizar en medio de un campo rodeado por colinas de roca. Grey Ghost y Sunfyre aterrizaron uno al lado del otro con el dragón más grande rugiendo. Daenerys y Aegon fueron directamente hacia sus dragones que los recibieron con felicidad.
—Oh, precioso, ¿Puedes sentir lo feliz que estoy?—Grey Ghost gruñó agachando la cabeza aún más para recibir todas las caricias de su jinete.
—Debemos irnos, esposa—Aegon se acercó a ella y besó su mejilla—, tenemos una boda a la que atender.
Aegon la ayudó a trepar en Grey Ghost antes de subirse en Sunfyre, el resto de la familia ya estaban listos en sus dragones esperando por ellos. Rhaena iba con Daemon, Corlys con su esposa, Joffrey con Laenor, Aegon el menor con su madre, Viserys con Helaena, y Lucerys con Aemond. En adición Arrax, Stormcloud, y Tyraxes los seguían. Grey Ghost y Sunfyre fueron los primeros en alzar el vuelo con dirección a King's Landing.
El viaje no fue muy largo, llegaron después de la hora del almuerzo como se había planeado. En la fosa de los dragones ya los esperaban los carruajes listos para transportarlos a la Fortaleza donde el Rey y la Reina esperaban con ansias a los recién casados. El resto de la familia fueron los primeros en hacer su entrada en la sala del trono donde la corte esperaba la llegada de los recién casados, Aegon miró a su esposa cuando sus hermanos desaparecieron por la puerta y ella agarró su mano sonriéndole.
—¡El príncipe Aegon Targaryen, hijo del Rey Viserys Targaryen y la Reina Alicent Hightower!—anunciaron—¡Y su esposa, la princesa Daenerys Velaryon, hija de la princesa heredera Rhaenyra Targaryen y su consorte, el heredero de Driftmark, sir Laenor Velaryon!
Las puertas se abrieron y la pareja de recién casados ingresó tomados de las manos, aún vestidos con las túnicas de la vieja Valyria. El Rey sonrió apenas los vio y Alicent tuvo que apretar las manos de Aemond para no ponerse a llorar frente a todos. La pareja se detuvo frente al trono y los dos hicieron una reverencia.
—Majestad.
—Mi hijo—Aegon levantó la cabeza—, mi nieta—Daenerys se enderezó—, muchas felicidades por su unión, espero que puedan darme muchos bisnietos.
—Es la intención, padre—bromeó Aegon.
Daenerys apretó la mano de su esposo que se sobresaltó por la fuerza.
—Creo que tenemos otra boda a la que atender—el Rey miró a su esposa que asintió—, no voy a retenerlos más.
Después de esa corta presentación ante el Rey la Reina se acercó a ellos felicitándolos antes de agarrar a su hijo y sacarlo casi arrastrado de la sala del trono. Rhaenyra, Rhaenys, Baela y Rhaena fueron las encargadas de arreglar a Daenerys para la boda. El vestido que la misma Alicent había hecho era blanco con dorado, la parte superior del vestido se pegaba al cuerpo de Daenerys al igual que las mangas que se ajustaban a sus brazos y la falda caída alrededor de sus piernas como una cascada blanca. Un dragón había sido bordado con hilo dorado y se enrollaba alrededor de su cintura, y al final de las mangas se habían bordado pequeños caballos de mar para representar a la casa Velaryon. de sus hombros colgaba una capa negra y en su cabeza brillaba una corona de oro que el mismo Rey había mandado a hacer para su nieta.
—Te ves hermosa, mi niña—Rhaenyra admiró a su hija.
—Debo admitir que pedir un vestido sencillo tiene sus encantos—comentó Rhaenys pasando sus manos por la capa—, la gente ya habla sobre lo humilde que eres, el vestido y la celebración sólo añadirá más puntos con ellos.
—Es mi deber que ellos vean que puedo ser una buena Reina en el futuro, abuela—Daenerys pudo la espalda recta—, eso también deja en claro que tipo de mujer me está criando.
Las mayores sonrieron y decidieron que estaban listas para partir. La boda se celebró en la fosa de dragones con Grey Ghost y Sunfyre presentes. Todos los asistentes no pudieron evitar maravillarse con la vista de la familia real y los dos dragones detrás de ellos. Laenor fue quién entregó a Daenerys y Aegon la recibió con una sonrisa, gesto que parecía no querer dejar su rostro desde Dragonstone. El pobre septón que oficiaría la boda temblaba de susto cuando uno de los dragones a sus espaldas se movía en lo más mínimo. La capa en los hombros de Daenerys fue cambiada por la de Aegon y la ceremonia siguió sin problema alguno. Otra vez Rhaenyra lloraba agarrando la mano de su esposo, pero esa vez Alicent lloraba con ella después de fallar en retener sus lágrimas.
Por segunda vez sellaron su unión con un beso lleno de amor.
La gente aplaudió celebrando la unión, pero todos quedaron en silencio cuando Grey Ghost rugió haciendo temblar el domo entero, hasta los Targaryen tuvieron que taparse los oídos ante el estruendo cuando Sunfyre decidió que debía acompañarlo en el escándalo. Daenerys arrugó la nariz y miró a su dragón que comenzó a moverse para llegar a ella. Al ser más grande que Sunfyre el dragón gris ocupaba más espacio y su cola llegaba hasta donde se encontraban los invitados, no se podía negar que fue divertido verlos jadear de sorpresa cuando la cola se arrastraba entre ellos.
—Calma, Grey Ghost—la peliblanca se alejó de su esposo y extendió su mano hacia el dragón—, ya puedes ir a descansar.
El dragón dejó salir un gruñido y los guardias comenzaron a gritarle a las personas que retrocedieran. Daenerys retrocedió hasta quedar en medio de la gente y Grey Ghost la siguió hasta que quedó de frente con las puertas abiertas del domo. Fue una vista maravillosa sin duda alguna, el ver como el dragón extendía sus alas alistándose para volar. Lo que no fue maravilloso fue cuando sacudió las alas forzándolos a cerrar los ojos. Grey Ghost rugió y abandonó el domo por la puerta abierta, Daenerys no se había movido de su lugar y lo siguió con la vista hasta que Sunfyre rugió detrás de ella. El dragón dorado, llamado el más hermoso de todos, extendió sus alas y siguió al dragón gris. Aegon vio a su dragón irse antes de que pudiera detenerlo.
Sunfyre no podía volar libremente por King's Landing.
Bueno, ese era un problema para el Aegon de mañana.
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NOTA:
¡Vivan los novios!
El siguiente capitulo es la celebración de la boda, prepárense para leer a Aegon super enamorado siendo el mejor esposo de todos.
Por cierto, los que se leyeron Burning Fire y los que están leyendo Mockingbird ya lo saben, pero para los que no lo sepan: no se esperancen con la noche de bodas porque no se me da escribir escenas spicy.
Sobre los hijos de Dany y Aegon...¿Los que me piden que sean trillizos? ¿Hola? No me tienten que siempre tomo en cuenta los comentarios.
Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.
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