12; EL PRESENTE Y EL FUTURO

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EL PRESENTE Y EL FUTURO

Tres años habían pasado desde su regreso a casa y las cosas estaban cada vez más tensas. Su madre dio a luz a gemelos, Aegon y Viserys, dos niños con cabellos blancos y ojos violetas que fueron reconocidos por Laenor Velaryon. Desde el nacimiento de los niños Daemon se había mantenido alejado de Daenerys, después de su rechazo ante la noticia del embarazo de su madre él había decidido darle su espacio a la joven y ella se sentía más molesta que aliviada con ese alejamiento. Sin embargo, Daenerys amaba a sus hermanos con todo su corazón. En esos dos años Baela y Rhaena se hicieron cercanas a su hermana mayor y seguido se les veía juntas, una preocupación menos para los adultos. Aegon también visitaba con frecuencia Dragonstone para pasar tiempo con su prometida, aunque cuando Daenerys sangro por primera vez al cumplir los quince les prohibieron pasar tiempo solos.

Cada vez que recordaba la primera vez que sangro no podía evitar sonrojarse. Ese día sus padres y sus hermanos fueron a despertarla, está de más decir que sus hermanos se horrorizaron al ver la sangre y Joffrey comenzó a llorar pensando que iba a morir. Una buena forma de comenzar la mañana. Desde ese día tanto su madre como su padre se volvieron más sobreprotectores con ella enviando una carta a la Reina y el Rey para solicitar a Helaena como dama de compañía de Daenerys.

—Cuando tenía tu edad Alicent estuvo conmigo como mi dama de compañía y amiga—su madre respondió cuando les preguntó por qué exageraban tanto—. Es mejor que no estés sola, cariño.

Y así fue como Helaena se mudo a Dragonstone con ellos.

Los planes de su boda con Aegon iniciaron una semana después de la llegada de Helaena a Dragonstone, después de muchas discusiones se decidió que tendrían dos bodas. Primero se iban a casar en Dragonstone bajo las tradiciones de Valyria y luego se casarían en King's Landing bajo las tradiciones de Los Siete. Alicent, Rhaenyra y Rhaenys eran las encargadas de organizar las bodas que se celebrarían en tres meses, en medio de todo el caos de la organización las tres se encargaron de hablar con Daenerys y dejarle saber que no era necesario tener hijos tan pronto. Ella lo sabía, pero también sabía que lo mejor era tener un hijo más pronto que tarde, lo que menos quería era que la gente hablara y usará la falta de hijos en su contra.

—¿Te gustaría tener un hijo o una hija?

El sonido de una tos se escuchó y ella giró la cabeza para ver a Aegon luchando por no ahogarse con el vino, detrás de ellos Helaena se mordió el interior de la mejilla para no reírse de su hermano.

—¿Por qué preguntas eso?—Aegon la miró confundido, sus mejillas estaban rojas y su camisa manchada de vino.

—Nos casaremos en tres meses—le recordó agarrando un pañuelo de la mesa—, deberíamos hablar estas cosas antes de casarnos.

—Yo...quizás un hijo—respondió aún conmocionado por el tema.

—¿Por qué?—sin pensarlo mucho comenzó a limpiar los rastros de vino de la camisa de su prometido.

—Porque si tenemos un hijo y algo llegase a pasarme, no te obligarían a casarte para tener un heredero.

Daenerys detuvo lo que estaba haciendo y lo miró, a veces olvidaba que más allá de provocar a la gente y causar caos Aegon si era inteligente.

—Un dragón negro—murmuró Helaena—, un dragón rojo.

¿Dos? Daenerys la miró escandalizada y Helaena no pudo aguantar la risa. Aegon simplemente se giró hacia su hermana sin entender lo que estaba diciendo, a veces era así. Su hermana y su prometida hablaban de una forma que él no lograba entender, pero al parecer ellas sí se entendían.

—Rhaegar—dijo de repente Daenerys—, así quiero llamar a nuestro primer hijo.

—Mmh, un nombre muy bonito—Helaena sonrió.

—Rhaella si es niña—añadió Aegon.

Rhaella. Lágrimas se formaron en los ojos de Daenerys y tuvo que mirar hacia otro lado para que él no las notara. Deseaba nombrar a su hijo en honor del hermano que nunca pudo conocer y a su hija en nombre de la madre que nunca conoció, un recuerdo de su primera vida. Escuchar que Aegon deseaba nombrar a su hija Rhaella le hizo sentirse feliz porque no quería imponer los nombres sin hacer sentir menos a su futuro esposo.

—Son nombres hermosos—comentó Helaena bajando la mirada.

Siguieron comiendo su merienda en silencio, de vez en cuando Aegon comentaba algo que había escuchado de los sirvientes en la Fortaleza, pero nunca mencionaba a su madre o su abuelo. Daenerys nunca preguntaba por ellos, pero podía ver que algo estaba pasando y estaba afectando a Aegon más que a nadie. Todo comenzó con el vino, Aegon no solía beber en grandes cantidades, pero más de una vez ella lo encontró pasado de copas en la Fortaleza cuando lo visitaba y por lo que Aemond decía al parecer solo bebía de esa forma después de hablar con su abuelo y su madre. También estaba la manía que copio de su madre por lastimarse las manos cuando estaba ansioso, nervioso, o estresado, antes no hacía eso, pero ahora lo hacía con frecuencia. Y lo último fue el golpe que decoró la mejilla del Príncipe un mes atrás, ese día ella se juró que la próxima vez iba a golpear a Otto Hightower sin piedad si volvía a ver otro golpe en el rostro de Aegon. Por suerte para el viejo no volvió a notar otro golpe.

—¡Dany!—La voz de Joffrey se escuchó.

Los tres se giraron para mirar al niño que corría hacía ellos con Jacaerys y Lucerys siguiéndolo. El menor corrió hasta su hermana mayor y se lanzó a sus brazos con una sonrisa en el rostro.

—Hola, hermana—Joffrey recargó su cabeza en el pecho de su hermana.

—No dejes que te engañe—Jacaerys se detuvo frente a ellos con los brazos cruzados—, se acaba de robar mi capa favorita.

—No es cierto—el menor hizo un puchero mirando a su hermana—, Dany, no les creas.

Daenerys sonrió besando la cabeza de Joffrey y miró a sus hermanos, Jacaerys lucía molesto y Lucerys parecía querer huir.

—Joffrey, no puedes seguir tomando las cosas sin permiso—miró al menor—, regresale a Jacaerys lo que es suyo.

El menor iba a protestar, pero el rugido de un dragón se escuchó dejando a todos congelados. Fue Lucerys quien se movió hacia la ventana para ver y con una sonrisa corrió de regreso a la puerta.

—¡El tío Aemond llegó!—gritó antes de desaparecer por la puerta.

—¡Tío Aemond!—Joffrey se levantó y corrió para seguir a su hermano.

—¡Joffrey regresa aquí!—Jacaerys lo siguió.

—Deberíamos ir—Daenerys miró a sus dos acompañantes que asintieron.

Los tres se reunieron con el recién llegado en la entrada del castillo, Lucerys iba hablando con Aemond mientras sus hermanos discutían por la capa pérdida de Jacaerys detrás de ellos. Helaena se acercó a saludar a su hermano primero, después fue Daenerys que lo abrazó y se dio cuenta que Aemond estaba más alto que ella. Internamente deseo que sus hermanos no fueran a crecer así.

Por la noche cenaron todos juntos en paz, a la hora de dormir cada uno regresó a su habitación y Laenor comenzó su rutina de todas las noches. La primera habitación que visitó fue la de su hija mayor, Daenerys ya estaba dormida cuando entró así que solo dejó un beso en su frente y se aseguró de taparla bien con las sábanas. La segunda habitación fue la que compartían sus hijos, Jacaerys y Joffrey ya estaban dormidos, pero Lucerys estaba despierto. Cuando abrió la puerta se encontró al niño bajando de su cama con claras intenciones de abandonar la habitación.

—¿A dónde crees que vas?—preguntó cruzándose de brazos.

Lucerys saltó en su lugar y lo miró escandalizado, sus manos apretaron con fuerza las sabanas de la cama.

—Quiero dormir con Dany—murmuró.

Laenor suspiro y se movió para dejar un beso en la frente de sus dos hijos que ya dormían antes de cargar a Lucerys. Llevó a su tercer hijo a la habitación de su primera hija y lo acostó en la cama con ella dejando un beso en su frente. No se fue hasta que Lucerys se quedó dormido junto a su hermana. Su última parada fue la habitación donde dormían los menores de la familia, Aegon y Viserys ya estaban dormidos cuando llegó, pero Daemon estaba de pie junto a las cunas viendolos.

—¿Teniendo segundos pensamientos sobre la paternidad?—se acercó a su tío y a los niños.

—No puedo evitar pensar en ella cuando los veo—confesó sin mirarlo—, me perdí tantas cosas.

—No fue tu culpa.

—Pero se siente así—dio un paso hacia atrás y lo miró—. Eres un buen padre, Laenor, gracias.

El mayor se dio la vuelta para salir y Laenor se sintió mal por él. ¿Por qué todo tenía que ser tan difícil en esa familia?

—Estabas tratando de ser su padre—Daemon se detuvo—, por eso te rechazó—los dos se miraron—. Ella no necesita otro padre, necesita un amigo, un tío, un confidente, lo que quieras ser, pero no un padre.

—No quiere que me acerque a ella.

—Hace dos años dijiste que hablaron y parecían haber llegado a un punto de paz—le recordó mirando a los niños que dormían—, quizás ella te vio como un amigo en ese momento y por eso confió en ti.

No hubo respuesta, solo el sonido de los pasos alejándose y la puerta siendo cerrada con cuidado. En ese momento Viserys abrió los ojos y Laenor sonrió estirando los brazos para sacarlo de la cuna.

—Parece que estás aprendiendo a escuchar conversaciones ajenas como tu hermana.

Fuera de la habitación Daemon se apoyó en una pared pensando en lo que había dicho Laenor. ¿Sería posible que logre tener una buena relación con su hija? Quizás debería hacerle caso e intentar ser su amigo antes de hacer que lo vea como un padre. Si, definitivamente haría eso.

Al día siguiente Daenerys se sintió confundida por el repentino entusiasmo de Daemon por pasar tiempo con ella.

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NOTA:

Capitulo para resumir el salto de tres años, el que sigue es la boda así que preparense para celebrar.

¿Creen que Aegon y Dany tengan un niño o una niña? ¿O la parejita? Hagan sus apuestas.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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