Una noche fría y oscura, la luna brillaba tan intensamente. Ahí en el bosque se encuentran una mujer corriendo lo más que podía, estaba huyendo de algo que la perseguía, trataba de cuidar al pequeño bulto que yacía en sus brazos llorando y jadeando por tanto movimiento. Cuando de pronto una extraña garra, lastimó a la mujer, dejándola herida.

Jadeando de dolor, logró perder a la cosa tan extraña que la perseguía y buscaba hacerle daño, llegando a un pequeño pueblo, acercándose a una pequeña casa. Asegurando muy bien a su bebé la dejó bien acobijada en una canasta frente a la puerta de esa casa. Hasta que de su bolsillo sacó una pequeña cadena, tocó la puerta y se marchó, perdiéndose entre la oscuridad, jadeando de dolor y sangrando por su reciente herida, pero tranquila, asegurándose que su bebé estaría salvo.