Truyukünuen, Kalen
Disclaimer: José Manuel González y Martín Hernández pertenecen a la comunidad de Latin Hetalia (Livejournal), diseñados por Rowein.
Advertencias: Donceles, m-preg. Realizada en un universo alterno donde hay donceles, aspectos de las culturas Mapuche y Huilliche pueden verse cambiadas. Cambio de nombres.
Manuel: Eluney | Martín: Kalen
Notas de la autora: Tengan piedad, por favor ; ; Es la primera vez que escribo de donceles y en realidad, siento que aún no termino de entender al cien por ciento como funciona. También podrían haber algunos errores respecto a la cultura mapuche y huilliche, a pesar de que investigué los aspectos que necesitaba para este one shot (leyendo en internet, Icaritos y preguntandole a una amiga que sabe de estas cosas(?). Esto fue salir totalmente de mi zona de confort, pero a pesar de todo, me divertí escribiendo. Fue una buena terapia para relajarme un poco~.
Dedicatoria: A la personita que pidió un One Shot de Manu doncel en la comunidad de ArgChi Shippers.
Ayudas: Al final del one shot adjuntaré una imagen con la vestimenta que Manu usa (es vestimenta femenina en parte) y la traducción de algunas palabras.
Significado del nombre Eluney: "Regalo del cielo".
Significado del nombre Kalen: "Ser único, especial, diferente". Propuesto por AuroraMinami
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Desde el umbral de su ruca, Eluney observa el hermoso cielo estrellado de la Araucanía, siente la brisa fría congelando sus mejillas y la luna reflejándose sin clemencia sobre su keltatún*. Todo el mundo duerme en su comunidad, lo único que le acompaña es el tenue cantar de las cigarras y otros animales nocturnos.
Da un último vistazo al interior de la ruca, el fogón brilla y lanza unas últimas chispas en un intento de mantenerse vivo. Se acomodó el üllüka* poco antes de salir, luego revisó entre los arbustos cercanos un bolso que había preparado hace poco.
Entonces lo siente, lejano pero inconfundible; el galope violento de caballos acercándose hacia su hogar. Observa aves aleteando y alejándose de las copas de los árboles, alteradas por los extraños sonidos que se avecinaba.
Eluney los oye cesar la cabalgata, a escasos metros de su ruca. Unos minutos de silencio y los extraños sonidos vuelven.
Un ave que trina sin ser ave. Un gato que maulla, sin ser gato. Un perro ladrando, sin ser realmente un perro.
Contiene el aliento, sintiendo como el corazón le late acelerado. La mirada le brilla, reluciente de expectación.
La piel se le pone de gallina cuando un par de arbustos se remueven, y siente como si algo malo le fuera a suceder a su corazón cuando éstos dejan de agitarse.
El tiempo transcurre lento en lo que unas manos firmes, pero cuidadosas, rodean su cintura por la espalda. Unos ojos tan verdes como lo profundo del bosque y más fieros que los animales que habitan en él, penetran en su mirada, dejándolo atónito.
—Kalen —El nombre del chico, que lo sostiene con ternura entre sus brazos, abandona sus labios en un suspiro. Está tranquilo, está feliz. Está con Kalen y sabe que todo por fin llega al desenlace que ambos añoraban.
Recibe un beso sonoro en los labios y una caricia en la mejilla. Le gustaría seguir más rato así, pero el tiempo apremia y deben darse prisa, las personas en la ruca comienzan a darse cuenta de lo que sucede.
Kalen insiste en llevarlo entre sus brazos, pero Eluney se niega, mañoso. Que a pesar de todo, él sigue siendo un hombre y quiere hacer las cosas como quiere, así que solo se toman de las manos mientras los amigos de Kalen alistan sus caballos para emprender la huida.
Sale la familia de Eluney, pero el caballo ya empezó a galopar. Lo último que oye, son los gritos de las mujeres de su familia.
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El matrimonio fue un suceso increíble que llamó la atención hasta en las comunidades vecinas a las de Eluney y las de Kalen.
¿Y cómo no hacerlo?
Eluney era uno de los poquisimo niño bendecido tanto por Mapu* como por el Pillán*. Otorgándole la capacidad de engendrar hijos como si se tratará de una mujer.
Debido a esto, el valor de su mano era muy alto y sus padres habían tenido que declinar bastantes proposiciones porque sus dotes cubrían ni la mitad del valor de su hijo.
Además, el mismo chico era bastante terco con lo que correspondía a una unión. Quizás su estimación tan alta en la comunidad lo hizo un poco egoísta respecto a lo que quería en su vida. Él no quería ser otro de los esposos (o mejor dicho, esposas), deseaba ser el primero y el único.
Recuerda a la perfección la primera vez que vio a Kalen; su porte alto, su sonrisa preciosa y sus ojos similares a un montón de campos en sus mejores días. Su mirada le infundía vida a la vez que le robaba el aliento.
Ambos tuvieron un "pewma"(sueño) similar, que les indicó con quien era correcto desposarse, una vez este sueño fue interpretado.
La noche que se conocieron, Eluney se recostó en la hierba junto a él, observando el cielo despejado. Estiraba las manos, como si pudiera robar las estrellas, ante una sonrisa enternecida del tehuelche.
Atontado, le contaba su sueño y que tenía la impresión de que la hierba que en su sueño lo envolvió, se trataba nada más, ni nada menos, que de los ojos de Kalen en los que se sentía perdido.
Sin embargo, Kalen era cruel, entre risas le ocultaba su sueño y le comentaba que tal vez algún día se lo contaria. Que aún tenían mucho tiempo. Que debían conocerse más.
Recuerda que la primera vez que estuvieron juntos, Kalen le regaló chaway (pendientes), haciendolo enojar. Que puede que Eluney tuviera rasgos de una chica, unas caderas un poco anchas y su vestimenta fuera el híbrido extraño de las prendas de un hombre y una machi. Pero seguía siendo tan hombre como él.
Fue cuando tiempo después, Kalen le regaló la primera lanza que tuvo de niño, robándole una sincera sonrisa...
"Truyukünuen, Eluney."*
Y un primer beso.
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La vida con Kalen es agradable, todos en su comunidad son amables y buenos con Eluney. Ya era algo relativamente normal, al menos en las últimas generaciones, que su agrupación estableciera alianzas y relaciones con mapuches.
Mas, no puede evitar extrañar su hogar, lejano al otro lado de las altas montañas. Todo se siente tan familiar y distinto a la vez, que siente como si estuvieran jugando con su cabeza.
Como si parte de su alma quisiera reconocer aquel lugar como su hogar, mientras otro pedacito batalla por mantenerse anclado al antiguo.
Hay días en que la conexión que lo une a su comunidad natal apenas se siente, como si hubiera desaparecido. Y hay otros días en las que ésta tira y duele, como una soga en su cuello.
Kalen lo nota y, pese a las negativas de su esposo que insiste "estar bien", le pelea un poco para darle cariño. No es tan facil doblegarlo, pero Eluney siempre pierde, ya que Kalen es alto y tiene un cuerpo bien trabajado.
Le encantaba usar esos cambios de humor como una excusa para ir a recorrer sus tierras, enseñarle a familiarizarse con estas. Llenas de vida y codiciadas, con lo suficiente para que ellos subsistieron con lo mejor de lo mejor y hasta pudiera permitir a otras agrupaciones asentarse en sus malos tiempos.
Pronto tomaría su puesto como cacique y Eluney debía estar preparado también.
Sin embargo, ya él hecho de tener por esposo a uno de los selectos hombres habilitados para dar a luz, hacía que el renombre de cacique que tenía Kalen, creciera.
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El invierno es crudo y no tiene misericordia. Eluney se acurruca entre los brazos de su esposo, tratando de hundirse en la calidez de su cuerpo, bajo todas esas mantas hechas de cuero de guanaco y zorro.
Quiere estar más cerca, pero la panza que le ha empezado a crecer pone varios centímetros de distancia entre ellos.
Kanel parece adivinarle el pensamiento, lo hace voltearse y le rodea, lo que queda de cintura, con las manos. Acaricia la piel tirante y más suave de lo usual, apegado su pecho a la espalda de su amado. Según las mujeres de su comunidad, lleva cinco meses, así que hay que cuidarlo mucho.
Si bien Eluney ya era, ante la vista de todos, un ser humano hermoso (como solía suceder con todos los chicos de su clase especial) esa única aura maternal lo hacía aún más atrayente. Un atractivo distinto, simplemente llamativo e imposible de ignorar.
El futuro no se podría ver más brillante, teniendo a Eluney y su hijo entre sus brazos.
Como si tuviera su futuro y mundo, en la palma de la mano.
Fin.
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Pewma: El "pewma", concebido como un viaje que realiza el "am" -aliento o cuerpo etéreo similar al cuerpo físico o alma- para ir al encuentro con los antepasados o con las fuerzas del ámbito sacralizado, establece una vinculación diversa con éstos que puede afectar positiva o negativamente el "am" del soñador. (García, M. 2008).
Truyukünuen, Eluney = Dame un beso, Eluney.
Mapu: De manera literal, es la tierra en la que vive el pueblo mapuche. En este caso, sería la "madre tierra" que bendijo a Manu con la fertilidad y ser un doncel.
Pillán: Es el espíritu (deidad) principal del pueblo mapuche.
Otra aclaración, en la cultura mapuche, es usual el fingir el "rapto de la novia" (novia en el caso de Manu). Dicho ritual se conoce como "Weñe Zomón", pueden buscar información en internet~.
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