Capítulo 15

Diario de Tadeo Dávila

Día del Suceso

La noche ocurrió algo que no debí fomentar, en mi razón de existir me encontraba desboronado por dentro, sin poder levantarme o reaccionar, necesitaba de ella... Gamma es el único motivo que me queda para seguir viviendo.

Estoy claro que la maldición del gato se encuentra fuera de mis capacidades, caer en cuenta que no podemos hacer absolutamente nada para defendernos es frustrante... muy en el fondo Gamma y yo entendemos que nuestros padres no sobrevivirán, ¿Qué es lo que realmente el gato y Fedir quieren de nosotros? Lo averiguaremos hoy, no nos importa morir en el intento porque... ¿De qué sirve vivir en un mundo que muere?

Amanse y permanecemos abrazados, no sé si ella ha despertado pero mi mirada queda sutilmente embelesada observándola, nunca había contemplado tanto un rostro, no acostumbraba a ver a una chica de esta manera, me siento feliz, lleno de energía para luchar por nosotros, quiero permanecer así por siempre, sentir la necesidad de protegerla y saber que es reciproco.

-¿Cuánto tiempo llevas despierto?- habla Gamma medio dormida, no abre los ojos y me aprieta con fuerza.

-Lo suficiente para apagar las alarmas de los teléfonos- mencioné tratando de entender como ella ni se movió al escuchar las alarmas.

-¿Sonaron las alarmas?- dijo riéndose. -Soy una dormilona- y me besa disculpándose.

Nos levantamos y estiramos los músculos, queremos estar más tiempo acurrucados, pero tenemos en cuenta que debemos disponer de nuestro día para planificar la escena del crimen asesino que nos librará de la maldición.

-¿Tienes pastillas anticonceptivas?- le pregunto un poco preocupado entre tanto comenzaba a vestirme, ella todavía estaba desnuda, se notaba que le gustaba exponerse a mí, le gusta que la mire. -Recuerda que no usé preservativo- vuelvo a recalcar la importancia del acto.

-Compré unas píldoras del día después, revisa esa gaveta están debajo de un pañito- indica Gamma señalando su escritorio con el dedo. Mientras busco decide acomodar la sábana de su cama, todavía esta desnuda y puedo verle todo desde esa distancia, es una chica divertida, se que está haciendo eso a propósito.

-Aquí no hay nada Gamma... ¿Las tienes en otro lado o quieres que vayamos a la farmacia a comprar unas?- le aconsejo y le arrojo su ropa intima a la cara sugiriéndole que se vista.

-No puede ser, yo las escondí ahí, ¿Buscaste bien?- Gamma saca la gaveta y tira todo el contenido en su cama, revisa todo, preocupada y aun desnuda. -¿Y si mi mamá las descubrió?- se pregunta a ella misma inquietada.

-De haberlas descubierto las dejaría ahí, no creo que una madre responsable como la tuya quiera que su hija se embarace- digo ayudando a acomodar todo en la gaveta. -Vístete y vamos a comprar unas- vuelvo a insistir tocándole el trasero.

-Las pastillas funcionan hasta 3 o 5 días después de tener relaciones, no te apresures Tadeo- aclara Gamma ajustándose la ropa interior.

Terminamos de vestirnos, para desnivelar un poco la tensión que había creado con el tema de las píldoras, preparo un desayuno muy delicioso, un omelette de queso con tostadas de pan, después de esto es innegable que el corazón de Gamma es para mí.

-Tenías a escondidas eso de chef- me elogiaba Gamma mientras seguía comiendo.

-¿Eso de chef?- pregunto con carcajadas. -Solo se cocinar un par de cosas, nada gourmet en realidad- al decir verdad soy muy modesto.

Ella ríe con mi comentario, de repente un ataque de tos la agobia, me levanto y le palpo la espalda, Gamma va directo al fregadero y escupe un cumulo de baba mezclado con jugos gástricos y comida. Está mareada, siente nauseas y corre al baño a vomitar, la escucho desde la puerta del baño y comienza mi preocupación.

-¿Te encuentras bien?- fue una pregunta estúpida, sin embargo no podía dejar de hacerla.

-Me duele mucho el vientre...- dijo tocándose los abdominales, en este momento las cosas fueron a un rumbo caótico, veo un pequeño bulto en su barriga.

-Oh mierda... ¿Qué es esto?- no puedo evitar pronunciar esas palabras, toco su vientre, está creciendo como un globo de carne, inflado por el aliento de una fuerza maligna.

-¡Hay algo ahí Tadeo, se mueve!- grita con un gemido adolorido. -¡Tienes que sacarlo, ayúdame!- comienza a desesperarse, el trauma en mi rostro es evidente, pero tengo que fomentarle calma antes que su desesperación se convierta en algo peor.

La sostengo en mis brazos, su peso ha aumentado considerablemente, antes de nuestro encuentro sexual era tan liviana y frágil, ahora a causa de este extraño suceso siento que levanto una roca tiesa.

Corro con cuidado hasta abrir las puertas de la casa, me cuesta mucho, no encuentro las llaves indicadas de cada cerradura, Gamma no para de gritar y gemir, estas enigmáticas contracciones de lo que sea que tenga dentro la van a matar.

En cuanto abro la reja de entrada un automóvil deportivo color verde se estaciona frente a nosotros, el vidrio de la ventana baja en cámara lenta revelando la identidad del conductor, el profesor Fedir nos mira con sus ojos luminosos ansioso por hablar insinuándonos su victoria.

-¿Quieren que los lleve? Parece que tienen un inconveniente- pregunta con su sonrisa malévola, escucho como los bonotes de su puerta suben invitándonos a entrar.

Lo ignoro y corro hasta la estación de taxis más cercana, está cerrada, acuesto a Gamma en una banca, su monstruoso "embarazo" crece inmensurablemente, no logro entender que está pasando dentro de ella. Trato de buscar ayuda, mi celular está muerto, no encuentra señal por ninguna parte, ni siquiera la suficiente para enviar un mensaje, ocurre lo mismo con el teléfono de Gamma.

El carro de Fedir aparece a pocos metro de nuestra vista, no veo a nadie por ninguna parte que pueda socorrernos... ahora que lo veo mejor, desde que salimos de la casa, no hemos podido ver a nadie circulando por la calle, a estas horas de la mañana suele estar infestado de gente por todos lados, las horas picos son el fomento de embotellamientos, quejas y ruidos en la ciudad, pero no veo a nadie...

Está jugando con nuestro entorno, ¿Hasta qué punto pueden llegar sus habilidades sobrenaturales?

El profesor baja del auto y camina a paso lento hacia nosotros, tengo mi arma de juguete, este contexto ha sobrepasado nuestras expectativas de un enfrentamiento, soy el hombre de la relación, tengo que asumir la responsabilidad de defendernos a ambos. Apunto con ambas manos a Fedir, no podré herirlo de muerte, pero a pocos metros de mi he visto una rama de árbol bastante gruesa debajo de unas jardineras, si consigo hacer todo rápido, podre eliminarlo antes que ocurra otro acontecimiento paranormal.

Inicio una serie de disparos hacia el hombre que camina, pero las balas parecen desaparecer o desviarse hacia un plano diferente, como cuando la lluvia no tocaba al gato negro la noche en que murió Diana... factiblemente el felino pudo haberle advertido sobre mi arma.

Salto por encima de los arbustos y cojo la rama gruesa, Fedir desparece de mi vista, giro el cuello para todos los sentidos pero mi visión es opacada cuando la mano del profesor me sostiene la cara tapándome los ojos, siento como estrella mi cabeza contra el asfalto de la carretera y me desmayo.

Mis ojos abren a paso lento, la vista se ajusta y atenúa, ¿Cuánto tiempo ha pasado? Ya es de noche, logro levantarme del suelo, Gamma esta a mi lado, su barriga es inmensa, en cualquier momento podría estallar, sigue dormida pero sus quejas no se detienen, está sumergida en su peor pesadilla.

Trato de despertarla pero es inútil, su estado de somnolencia es muy pasado, no creo poder cagarla en esas condiciones. Miro a mi alrededor, es un lugar conocido ¡Estamos en la vieja casa del gato!

El agujero negro está ahí, mi vista se ajusta perfecta a la oscuridad, hay un brillo verdoso desde el hueco, un rayo de luz verde emana desde sus profundidades hasta el techo de la habitación, como una especie de fuego que no quema, se expande al chocar con la superficie y los restos de la luz en el techo se mueven como hilos de humo.

Desde el resplandor verde entra el profesor Fedir con sus características vestimentas elegantes mostrando su apéndice de reptil.

-Mi ataque de narcolepsia ya dejó de propagar sus efectos en ti Tadeo, te felicito eres un muchacho muy resistente- aplaudía Fedir con sus manos, la luz verde constante difundía un ambiente aterrador, la oscuridad y el brillo del efecto contraluz, causaba un resultado más potente en el brillo de sus ojos verdes.

Fedir chasquea de sus dedos, Gamma despierta de su inconsciencia, el dolor era tal que no podía levantarse y sostuvo mi mano con fuerza, casi desquebraja los huesos de mis dedos, al tomarla de los brazos un fluido frío bordeaba mi piel y un dolor insoportable me amenazaba con la misma intensidad que las contracciones de Gamma.

Nos contraemos atrayendo nuestros sentidos y dolores juntando nuestros cuerpos, abrazamos nuestro último aliento de energía, puedo ver un pequeño rostro estirado en la piel del vientre de Gamma, pero ambos somos fuertes, tenemos el esfuerzo, la capacidad y la determinación de ganar, nos ponemos de pie para enfrentar a Fedir a pesar del insoportable dolor en la piel y en el alma.

-Que hermosos se ven tomados de la mano, pero ha llegado el momento de despedirnos- destaca Fedir frunciendo el ceño.

Nuestra piel comienza a oscurecerse, el vientre de Gamma emana una energía oscura como si un espíritu tratara de salir.

-Me sorprende la resistencia que ambos comparten- comenta el profesor acomodando sus dedos antes de charquearlos.

-¡El miedo nos hace fuertes... pero el amor nos hace invencibles!- Gamma grita con fuerza antes de abalanzarse contra Fedir, el sonido de sus dedos retumba en nuestros oídos como una explosión y el dolor incrementa a formulas magistrales, un sufrimiento más allá de lo imaginable se posa encima de nosotros.

El fulgor de las llamas del haz de luz verde se intensifica al igual que una llamarada infernal, Gamma y yo caemos al suelo sin poder mover un musculo, el dolor es insoportable, la luz demoniaca toma la forma de un gigantesco ojo verde fantasmagórico, como el de una serpiente.

Aun tomados de las manos nos arrastramos para abrazarnos una última ocasión, algo extrae nuestra energía vital, envejecemos con cada segundo, nuestra piel se arruga como pasas adelantadas por el tiempo, los rostro se vuelven añejos e irreconocibles, la vista expira y comienza a cegar... de un momento a otro, la vida se apagaba y dejamos de existir.


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