Cuando te llamé, quedamos para vernos en uno de mis negocios, quisiste que fuera en un lugar público, ¿Tal vez temías que pasara algo?, ¿Acaso yo te agredía? Si era así, no sería capaz de perdonarme a mi mismo, jamás.

Me estaba rompiendo la cabeza, y cada vez me caía peor el tipo que era antes.

Caminé hasta el estacioniento, había recordado el por qué había decidido abrir un nuevo negocio para elaboración de productos orgánicos para la piel.
Había sido por ti, porque eres fitocosmetóloga y quería ayudarte a conseguir productos de calidad.

Me dolía el alma de una forma que no puedo explicar. No te recordaba del todo pero, lo que siento por ti, no es normal, ¡No puedo amar tanto a alguien que a penas recuerdo!
Pero lo hago, y cuan agridulce es.

Supe donde estabas incluso antes de posar mis ojos de lleno sobre ti, tu aspecto era desastrozo incluso para mi.

—¿Dónde está mi hijo...?

—En el auto, antes de que lo veas, tenemos que hablar y lo sabes.

—¿Podemos ir algun otro lugar?

—No... no lo creo, Alejandro.

—Tienes todo el derecho de odiarme, lo entiendo, no puedo recordar ni la mitad del daño que te hice...

—Yo soy la tonta aquí, me prometí a mi misma que jamás me acercaría a ti de nuevo, que si querías continuar tu vida sin mi —te detuviste porque un suave sollozo salió de tus labios; quería abrazarte y hacerte olvidar todo lo que hice— podías seguirla, Dylan y yo estaríamos bien.

—Yo debí haberme quedado al margen de la situación, no te culpes.

—No me culpo... ¡Dios! No culpo a nadie, ni siquiera puedo culparte a ti porque no recuerdas nada.

—¿Sabes por qué lo hice?

—¡Por supuesto que lo sé!, siempre estás decidiendo, tomando decisiones tú sólo, que bien o para mal me afectan, ¡Aun cuando no recordabas nada seguías decidiendo por mi! Yo quería quedarme en tu vida, si ibas a tener lo que fuera, quería quedarme y cuidarte. Pero no me diste la oportunidad de hacerlo, ¿Pensaste que no podría soportarlo?, ¿No te bastaron ocho años conociéndome para saber que podía lidiar con eso?

—No tengo idea de por qué lo hice, ¡Fue la decisión más estúpida que pude tomar! No sé por qué en su momento me pareció lo correcto. No tengo idea, y estoy muy enojado conmigo mismo de privarme de recuerdos, así.

—Tu mismo te induciste lo que sucedería en el futuro debido a la enfermedad, voluntariamente te procovaste lo que mas temías, y todo con tal de no recordarme, ¡Que cobarde!

—El más cobarde de todos, y no tengo perdón de Dios. Tampoco sé si tengo el tuyo y eso me mata. No puedo explicar lo que siento por ti, pero es algo que sucedió desde la primera vez que te vi.

—No debi permitir que esto sucediera...

—Amalia espera... no te vayas. Se que te hice mucho daño, pero por favor, te pido que me des la oportunidad de reivindicarme.

—Tu no querías reivindicarte, Alejandro, por eso decidiste...

—¡Lo sé, y no tienes idea de lo mucho que me arrepiento! Despierto un día sin saber nada de mi, descubro que tengo una empresa, y que sorpresivamente soy bueno en los negocios. Pero nadie me dice que me casé y que tengo un hijo. Descubro a una mujer que verdaderamente me gusta, alguien por quien tengo sentimientos demasiado fuertes para ser reales, y Luego me entero de que yo mismo tomé la decisión de provocarme la amnesia, ¿Como crees que me siento? Abandoné a la mujer que amo, y a mi hijo ¿Tienes idea de lo desgraciado que soy en este momento?

Tus labios temblaron, recordé ese gesto, y supe que te había amado mucho, notaste mi frustración, y tambien estabas frustrada, te hice mucho daño y querías olvidarme, no debías darme cabida en tu vida por respeto a tu sufrimiento en el pasado, pero era una persona diferente en muchos sentidos, y estaba muy enojado con mi yo de antes. En eso sí estabamos de acuerdo.
Entendí que te estaba arrinconando y estaba siendo muy egoista, así que di unos pasos atrás.

—No te pido que me perdones, y sé que no tengo derecho de pedirlo, pero, por favor considéralo... ¿Podemos ser amigos?

—No Alejandro, no podemos ser amigos, hay sentimientos demasiado fuertes de por medio. Sería muy estúpido de parte de ambos ser amigos bajo estas circunstancias.

—Pero no quiero perderte.

—Tú ya me perdiste, depende de como te comportes ahora para que vuelva a entrar a tu vida.

Con eso te giraste, y dispusiste a marcharse. Entonces decidí cometer una estupidez.

Te besé, pero a diferencia de lo que pensaba, no me respondiste.

—Que egoista eres, no te doy la oportunidad de ser amigos, y me besas ¿Crees que eso va a cambiar algo? Sigues siendo impulsivo y estás empezando con mal pie.

Sentí como mi corazón se rompía, y por algún motivo que no quiero averiguar, sabía que no era la primera vez que te hacía ir de esa manera.