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Guanlin entró a su casa con el corazón en la mano, ¿Qué diría? ¿Qué le crearían esta vez? No podía ni mentir, apenas podía caminar por la lenta recuperación de su pierna y se notaba que tenía algunos golpes todavía, era obvio que nada de lo que dijera tendría sentido a ese punto. 


Su madre no estaba aún en casa y vio el cenicero full de colillas de tabaco, aquello le dolió. Su madre volvía a los viejos hábitos que había dejado atrás en Taiwan por su culpa. No era tan diferente a su padre después de todo, lo supo cuando vio su reflejo en el espejo de la sala. Su labio todavía tenía una costra de la lenta recuperación que estaba teniendo, no era un lobo adulto todavía para que sus heridas se recuperan mas rápido, también esa mirada vacía y oscura con una pequeña sonrisa de resignación y burla a el mismo de lo patético que se veía. Le estaba haciendo la misma mierda a su madre, la estaba volviendo loca poco a poco.


La olvidaría como lo hizo él, le haría daño, la destrozaría con un simplemente ataque de furia... Podría matarla. 


Golpeó el espejo no le gusto el reflejo y fue al baño a darse una ducha, necesitaba pensar que diría, que mentiras cuidadosas elegía para su bien; mentiras que se veía obligado a decir como se le fue obligado a vivir. 



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Su madre no le hablaba, sus ojeras y su aspecto desaliñado decía todo. Guanlin solo la seguía a la oficina del director bajo la mirada de todos. Lo miraban como si fuera un fantasma o alguien loco, le juzgaban y no los culpaba, era culpable. Tratan de aparentar que no le importaba y el silencio volvía a ser su única lengua desde que llegó a Corea. 


— Drogas, nadie iría tan seguido al bosque — dijo alguien dando por hecha su suposición. 


— Debe estar con los cazadores, les debe decir dónde están los animales — murmuró otro 


— ¿Peleas clandestinas, tal vez? 


Asesinato, quería responder él mientras la culpa empezaba a crecer al darse cuenta de sus actos. Lo que al principio justificó como algo necesario ahora le comía la culpa. Una vida es una vida y cuando quitas una pierdes parte de la tuya. 


— No quiero que le hables — sólo mencionó su madre al entrar a la dirección y vio a Seohno en una silla, probablemente esperando que sus padres salieran de la oficina mientras la madre de Guanlin ingresaba. 


Cumplió exactamente las palabras de su madre, pero corrió y le abrazó con fuerza. Lo necesitaba, su olor, su calor, su presencia para no volverse loco en cualquier momento. Seonho era lo único que tenía en ese momento, el único que le comprendía, el único que podía proteger a medias, él único que estaría con el para siempre en esa larga agonía. 


Podía sentirlo en el agarre tembloroso de Seonho y las lágrimas que salían por sus preciosos ojos que limpiaba cuando se derramaban por sus mejillas, nada estaba bien. La culpa, el miedo y el dolor los rodeaban, no querían dejar sus vidas atrás pero ya estaban llegando a un punto donde no podían estar más ahí. Había tantas cosas que ni podían explicar. 


— También en problemas — mencionó Eunwoo llegando con sus padres y dejó su mochila al lado de Seonho. La mirada furiosa de sus padres no parecía afectarla en lo más mínimo y les sintió mientras sus padres entraban a la dirección — Apuesto que nos separaran. Ni siquiera se molestaran en preguntar. 


— ¿Qué les dijiste a tus padres para que estén así? — pregunto Seonho sorbiendo su nariz. .


— Nada, sólo escucharon lo que los demás tenían que decir. Creen que arme un drama para ocultar que iba abortar — dijo como si nada — Hasta les mostré mi vientre sin una cicatriz, pero prefieren vivir en su burbuja que cometí un error tonto a que me metí en malos pasos. 


— oh — solo se animó a decir Guanlin. 


— Seamos positivos, ya nada los sigue. Todo se acabó — murmuró sacando una lima de uñas de su bolso — Sólo tenemos que ir por nuestro lado un rato. 


Guanlin quería creer en Eunwoo que parecía feliz de que todo había acabado. Seguro le quitaría la sonrisa cuando le diga la verdad sobre la maldición de Sunghyuk, sobre ellos, sobre que un día serían mas animales que humanos como pago de su vida extra y ella no podía ir con ellos. Por fin comprendió a Kang Daniel, decir algo como eso es difícil, es mejor vivir una linda mentira un buen rato antes de chocar con la realidad. Sunghyuk llegó sin mucho que decir, sus padres no miraban con buena cara a Eunwoo y Guanlin y Seonho tuvieron que calmarlo antes que sus ojos se volvieron rojos. 


La reunión tardó, esperaron en silencio a su juicio y cuando los dejaron pasar el policía Moonbok estaba ahí con cara de lástima, era obvio que el sabia lo que sucedía y actuaba como si nada pasará, puede que hasta les tuviera una lastima de su destino. Todos lo sabían, el ciclo se repetiría, ellos volverían a desaparecer entre los pinos y los adultos tomarían acciones mas severas cada vez.


— Nos mintieron la primera vez y ahora simplemente se quedan en silencio — dijo al borde de las lágrimas la señora Lai — El bosque es peligroso...


— Demasiado — concluyó Seonho, sabia que el peligro del bosque era el mismo. Podía escuchar los huesos de Minho crujir por su mordida aun. 


— ¿Entonces qué les hace ir allá tanto? ¿Venden drogas? ¿Alguien les ofrece dinero por atrapar especies en peligro de extinción? — La madre de Seonho trataba de buscar una explicación al repentino cambio de su hijo. 


— Señora, si hiciéramos eso tendríamos dinero ahorita — Eunwoo no pudo contenerse, siempre había sido una persona que se metía donde no debía. 


— Eunwoo — murmuró Sunghyuk sosteniendo su brazo, no era momento de hablar de más.


— ¡¿ENTONCES QUE ?!— el padre de Seonho alzó la voz. 


Todos temblaron, era la impotencia de decir la verdad 


— Fue mi culpa — habló Sunghyuk, ya no se veía como el chico torpe que estaba nervioso por todo — Yo consumo drogas y los chicos me siguieron, estaba en un estado de adicción fuerte y me ayudaron  a sacar todo eso de mi sistema. 


— Mentira, fui yo. La verdad estoy embarazada y iba huir de casa ya que no se quien es el padre de mi bebe — Eunwoo se levantó de inmediato no iba  dejar que otra vez Sunghyuk sufriera por ella y no podía dejar que lo llevaran a la cárcel, ninguno de ellos podían, eran lobos y no podían estar encerrados en una jaula. 


— Eunwoo sabemos que tu nunca harías algo así, fui yo quien estaba metido en problemas, quería atrapar a un bestia y venderla.


Los 3 chicos empezaron a gritar culpándose a ellos mismos y salvando a los demás mientras Seonho se llevó sus manos a sus orejas. Siempre fue el chico que quería ser un buen líder, alguien que sea un ejemplo, alguien quien los demás pudieran confiar, alguien que se ofreciera por los demás y ahora solo salio corriendo de la dirección. 


La culpa lo invadía, todavía podía sentir el sabor de la sangre de Minho en su boca y podía oír su último respiro. Se estaba volviendo loco de la culpa cada segundo más y solo pudo encogerse a llorar atrás en su escuela, lloraba como un niño pequeño después de haber hecho algo malo.  Después de todo lo había hecho, primero con Chetaah con quien se había justificado diciendo que ni siquiera fue él sino su parte animal, ahora con Minho no podía, había querido hacerlo, su sangre hirvió por ello y no se detuvo hasta que lo hizo. 


— Yo lo asesine, yo lo asesine — su mente cada segundo se volvía mas frágil  Y Eunbi solo podía tapar su boca y esconderse mientras escuchaba las palabras de su hermano.

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