Capítulo 4: "El que no arriesga, no gana"

Todo se quedó en silencio cuando mi presencia fue la que hizo que interrumpiera aquella pelea entre padres e hijo; pero si me seguía quedando detrás de la puerta, no soportaría más, seguir escuchando los comentarios pesimistas de Leopold.

— ¿Qué rayos? ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi habitación? Y, ¿por qué gritas como una loca?

Vaya eso no me lo esperaba pero por supuesto que me esperaba de alguien que hasta ahora puede vivir de una manera amargada dentro de su habitación para mientras que varias personas lo deben de tratar como un bebé indefenso que acaba de nacer. Quizás lo que acabo de hacer, sea de las peores presentaciones del mundo, su ira se ve reflejada fácilmente en su rostro y también por la manera en cómo les hablo a sus padres, eso me hace imaginarme que por su frase de que no necesita mi ayuda, pueda ser que por ahora no nos llevemos bien.

Además con esta mala presentación, empiezo a odiarme a mí misma por haber entrado en un mal momento, haber interrumpido una discusión familiar y haber dicho una frase tan torpe y llena de ironía para cualquier persona que se la puede tomar como una estupidez, por escucharse como si quisiera salvar el mundo y no lo lograra saber hasta que comparta su punto de vista.

—Hijo, ella es Liv Nyström y será la persona que se encargue de ti —los labios de Leopold se movieron como diciendo algo.

—Ya mencioné que no quiero y no necesito ayuda, papá —habló entre dientes.

—No sé hable más Leopold Engström, por las buenas o malas, ella será tu ayudante lo quieras o no —le ordenó su padre.

— ¿No interferirás ahora en la decisión de papá, mamá? —cruzó los brazos Leopold.

—No, es por tu bien y como dijo tu padre... aunque lo quieras o no, aceptaras la ayuda de Liv aunque te llegues a poner en una postura de viejo engreído —creo que a pesar que Leopold aún no me conozca acabo de ganar su odio.

—Esto no se quedará así —balbuceó.

—Liv, te dejamos en manos a nuestro hijo. Conócelo un poco y si se encuentra un problema que lo provoque él, no tardes en decirnos —asentí ante las palabras del señor Sven.

—Eso sí, si tú lo ocasionas y llegas a hacer una tontería que pueda terminar hiriendo a mi hijo, te la verás conmigo —eso fue una amenaza de parte de la señora Engström o estoy mal.

—No sé preocupe, está en buenas manos —le aseguré.

—Solo estarás un momento con él, debes de conocerlo primero antes que empieces tu rutina con él así que los dejaremos unos minutos y después vendremos luego, ¿sí? —Asentí como si fuera un muñequito de edición ilimitada de béisbol.

Apenas solo me dejaron unas indicaciones ambos padres cuando me dejaron sola con Leopold. A simple vista no lo había reconocido bien pero cuando me fui acercando a él en pasos lentos y silenciosos, me di cuenta que su rostro estaba lleno de odio y por supuesto, es por mí; así como también me di cuenta de su perfecta personalidad; quizás lo que me dejó más anonadada fueron sus ojos color azules oscuros, eran un hermoso color que resaltaba a su piel blanca como la leche y a su cabello rubio—el cual parecía ser hecho por los rayos del sol—se encontraba alborotado; en mi mente llego a haber una aproximación de su edad, quizás debe estar entre los veinticinco y los veintiocho años, ya que sigue viéndose joven con esa ropa que lleva puesta y las facetas bien esculpidas de su rostro sin ni un toque de arrugas.

—Mira niña, es cierto que soy ciego pero no para no sentir tu presencia. — ¿Eso será verdad?

—Si dices sentir mi presencia dime dónde me encuentro. —Lo rete.

La verdad no creo que él pueda sentir mucho mis movimientos y a pesar que haya dicho eso, solo por el sonido de mi voz que está cerca de él, no quiera decir que por eso quizás pueda saber perfectamente donde éste pero no lo demasiado para identificar si estoy a un lado o el otro.

—Te... Encuentras en el lado... —si estuviera seguro de sí mismo no hubiera dudado en responder rápido sin meditarlo tanto. —Estas en el lado izquierdo.

Hubiera querido reírme pero lo único que conseguiría es que Leopold comience a molestarse por el truco que no le estoy haciendo. Así que preferí mejor mantenerme donde me encontraba para comenzar a hablar con él y ver si lograba convencerlo de llevarse bien conmigo aunque sea por el tiempo que me quedara ayudándolo.

—Te equivocaste, estoy en el centro de tu cama. —Respondí.

—Y ¿crees qué te voy a creer?, quien sabe si te moviste y tratas de engañarme —levanté mi ceja para mientras que dejaba ir una sonrisa.

—No trato de engañarte, si te engañara me engañara conmigo misma —murmuré.

—Y ¿eso te importaría? —hice un gesto a pesar que no me ve.

— ¿A mí?, claro que sí. —Le fui sincera.

Lo miré un momento para mientras que él intentaba levantarse de la cama y quedarse sentado para seguir escuchando mis palabras, no sabía si lograría que él se levantara de la cama por hoy y que estuviera decidido a que empezáramos pronto las clases pero por ahora mi único y principal objetivo para mí es lograr que por lo menos nos llevemos bien y tengamos una pizca de confianza para que él de un buen aporte los siguientes días que estaré ayudándolo.

—No quiero que me ayudes, estoy bien como estoy —no claudico en su respuesta—, de todos modos lo único que ganaras de mí es que te odie y que te haga la vida imposible si te quedas.

—No te negare que existen ciertas cosas que hacen que tengas la razón —dejó ir una risa burlona.

—Por lo menos hay alguien que me entiende. —Aplaudió con ironía.

—Pero no del todo —intentaba convencerme de las palabras que decía—. Tienes que entender que necesitas alguien que te ayude —pude ver como sus labios se fruncieron.

— ¿Cuál es la gracia de que todo el mundo quiera ayudarme? —será porque estas ciego y todos se preocupan por tu bienestar. —Solo quiero que me dejen en paz... —lo interrumpí.

— ¿Entonces quieres vivir como un inútil? ¿Alguien que siempre dependerá de otro? ¿Qué solo pasara sentado y encerrado en su cama como un discapacitado total? —sus ojos se achinaron por la rabia que se le consumía por mis palabras.

—Te lo diré una última vez... ¡Vete de mi habitación! —gritó.

No le tomaba mucha importancia a sus cambios de humor o cuando me elevaba la voz como si realmente fuera de su derecho hacerlo; sino que el problema de esto es que mis palabras no le causaban dolor sino que le causaban rabia al no tener el poder de controlar de nuevo lo que tiene a su alrededor. Sé que mis palabras solo fueron insignificantes e ignorantes para él ya que me imagino que ha recibido peores críticas de su vida pero hasta ahora lo que he observado es que a él le da igual como lo traten, ya sabe de su problema, ya enfrento terriblemente el hecho de ser ciego y a la vez ha resuelto su conflicto de una manera menos indicada y esa es alejarse del mundo y de las personas.

Él en vez de hacer lo correcto ha hecho todo lo contrario y sé que a estas alturas a él no le importa ya su vida y más la de las demás personas y son por diversas razones tanto positivas como negativas pero lo único que quiero hacer yo por él es sacarlo de esa pesadilla que aún sigue viviendo en él y más porque en su mente debe de tener ese pensamiento que por ser ciego será un inútil en toda la vida; he visto muchos casos que las personas con discapacidades diversas son desvalorados de cualquier u otra manera pero siempre terminan por salir adelante sin importar lo que puedan o no hacer; así que de las malditas gracias este idiota que tengo en frente que tiene aún su familia apoyándolo, como también, yo que no me he ido por su negatividad que se esparce desde lo lejos por su pensamiento cuadrado de no poder hacer nada por tener ceguera.

—Piénsalo bien Leopold, tienes mucho por delante. No puedes quedarte para siempre así como te encuentras. —Camine hacía la puerta.

—La decisión ya está tomada, Liv. Y la he tomado desde mucho antes que tú y los demás se dieran cuenta de esto. —Negué.

—Nos vemos el lunes. —Le comenté.

—Nada de eso, no te quiero aquí y no quiero tu ayuda. Bríndasela a otro estúpido que crea en ti y que se tragué los cuentos de que sobresaldrá siendo ciego o teniendo otra discapacidad. —Puse los ojos en blanco.

—Hasta el lunes y punto.

Salí lo más rápido que pude antes que siguiera protestando y contradiciéndome, parecía como si estuviera peleando con un niño pequeño, a lo cual hizo que me recordara cuando mi hermana y yo peleábamos por el último pedazo de postre de mi mamá o cuando no nos decidimos por ver una película; lo que más me estresaba de esto, es que por lo visto, Leopold no me dejará hacer las cosas con facilidad y viéndolo bien sé que el lunes se reusara a que yo le ayude con su problema de ceguera.

Antes de irme le tuve que dar unas indicaciones a los padres de Leopold para que ellos poco a poco se fueran acostumbrando al carácter de su hijo, ya que les anuncié que este proceso será largo y lento, debido por la manera en que Leopold se reúsa a recibir la ayuda de su familia, de un especialista o profesional en terapias fisiológicas y hasta conmigo; todo esto se ha dado porque sabe que nadie se rendirá hasta que él acepte la ayuda de alguien, lo cual tiende a sentirse frustrado que le sigan insistiendo en vez que él tomé su propia decisión de cuándo sucederá esa ayuda; así que no quedaba de otra que darle tiempo al tiempo, sé que sonara algo tonto, pero no queda de otra después de ver que el mismo Leopold ha perdido las esperanzas de querer salir de nuevo de la burbuja y poder explorar el mundo de otra manera.

En el camino solo escuche la música que iba sonando en el auto de la mamá de Selene, aun no encontraba las palabras necesarias para mencionar lo extraña que me sentía al ver a Leopold, lo interesante de ello es que me gustaba que él fuera realista con su problema pero creo que esa realidad se va directo a la basura cuando él mismo se niega a creer en las soluciones que tendrá a recibir una ayuda, es lo único que puedo decir que hace que me moleste y no quiera mencionar la horrible conversación, bueno, mejor dicho, la discusión que tuve con él.

Por lo menos intenté agradarle el primer día de nuestra presentación y aunque hasta yo misma me ría por no haber logrado lo que me propuse, sé que me divertiré por una parte ver el proceso que Leopold llevara junto conmigo, aunque la consecuencia de ello será que habrá días que tendré que aguantarle su bonito humor de viejo gruñón.

No le quise comentar nada aun a Selene sobre el comportamiento que Leopold tuvo conmigo porque sé que por lo menos ella llegara a comprenderme, en cambio si su madre escuchas algunas palabras mal dichas de mi parte, no quiero que después se esté arrepintiendo de la clase de persona que llevo a la casa de sus amigos con la idea de ayudar al hijo de ellos, además intento pensar en positivo y verle el lado bueno de las cosas.

Sin esperarme el camino de regreso a casa fue más corto que en haber ido a Helsingborg, así que solo me despedí de mi amiga y de su mamá para luego agradecerle a la señora Rita por haberme llevado hasta la villa de los señores Engström, como también, por haberme dado la confianza de haber obtenido ese pequeño trabajo porque sé que por una parte ella influyo para que me dieran el trabajo de una u otra manera a pesar que me gustaban hacer las cosas por mí misma.

Salude a mis padres con un beso en la mejillas para luego darle uno a mi hermana que aún seguía enojada conmigo así que solo olí el delicioso aroma del estofado de verduras con pollo de mi mamá cuando mi estómago rugió como un león haciendo que mi hermana terminara por reír a lo bajo a pesar que se mostrara seria, antes de ir a comer me di un baño y me cambie de ropa, ya que necesitaba sentirme fresca antes de hacer el maratón de películas que hago con mi familia los días sábados como también comenzar a calentar las palomitas en el horno y sacar el té de frambuesa de la nevera.

Después de que terminamos de comer, tuve que lavar los platos ya que esa es mi tarea del día para ver como Aline es quien los limpiaba para luego, ponerlos en la mesa para que los terminara de guardar en la estantería.

Solo espere una media hora para luego ver como mi mamá comenzaba a sacar todas las golosinas que ocuparíamos para ver la película como también escuche como mi papá movía los sofás de la sala para poder sentarnos en el suelo, al escuchar como daba unos pitidos el microondas diciendo que las palomitas estaban ya listas, saqué un tazón para ponerlo luego en la mesa, romper la bolsa de palomitas con caramelo y ponerlas luego en el tazón; empecé a llevar las cosas hacía la sala para ver como mi papá seguía jugando a las cosquillas con Aline donde mi papá al escuchar mis pasos y Aline al verme, pararon para sentarse, y esperar que mi mamá y yo llegáramos para comenzar a ver las películas.

Como eran apenas las 7:00 pm decidimos que nos rotaríamos para ver las películas, así que empezaríamos con Aline quien quiso que viéramos Snoppy y Charlie Brown; de esa película no me quejaba ya que me gustaba mucho esas caricaturas más Snoppy que es muy gracioso y adorable. Me daba una pena que mis padres solo puedan escuchar y no ver pero, lo que me alegraba es que ellos aceptaran estas cosas a pesar que ellos no les importaran mucho ser ciegos.

Observé como la glotona de mi hermana agarraba con su pequeña mano un puño de palomitas para metérselas en la boca, así que reí al verla mientras que tomaba un poco de té y comía pastel de chocolate. Como a las dos horas, terminó la película infantil, así que mi papá fue el siguiente en elegir y empezamos a ver Rápido y Furioso 7, una de las películas preferidas de mi papá, así que al ver la acción y la emoción que se iba observando durante la película como también ver al guapo Paul Walker—que descanse en paz, uno de mis primeros amores platónicos—; pero mi peor reacción fue cuando vi el final de la película, mis lágrimas caían como si un chico hubiera cortado su relación conmigo hasta puedo mencionar que Aline me miró de una manera extraña al ver mi comportamiento.

Al terminar esa película seguí yo con mi elección, decidí que viéramos El Arte de Pasar de Todo aunque mi hermana se miraba que ya estaba cansada, ella se quiso quedar hasta el final de la película. En el transcurso de la película me había hecho tantas preguntas sobre la película entre ellas como es que George el protagonista pudo pasar el año solo con los exámenes y las tareas si él nunca estudio y solo le importaba averiguar sobre la vida y la muerte; además que quedé impactada de como Dustin rompió su promesa de que nunca iba a tener nada con Sally, aun así no dejaba de pensar que si tuviera un George en mi vida creo que fuera fabuloso, por la manera en cómo piensa y sobresale por sí mismo. En fin, cuando terminó la película, todos nos levantamos para luego ver como mi papá se llevaba a Aline a su cama, ya que ella se había quedado dormida en las piernas de mi mamá; lleve todos los platos al fregadero para mientras que sentía como llegaba mi mamá y se terminaba apoyando en la nevera.

— ¿Cómo te fue con los señores Engström? —Dejé ir un suspiro en mi mente porque la verdad si lo hacía en frente de mi mamá, ella terminaría sospechando de lo fuerte que es esto de ser la ayudante de una persona discapacitada. —Estoy esperando tu respuesta, Liv —me limpié las manos que las tenía mojadas al terminar de lavar los platos.

—Bien, son unas personas muy buenas y dedicadas al bienestar y felicidad de su hijo. —Le resumí en una oración mi grandioso día.

— ¿Conociste al joven? —hice una mueca de desagrado al recordar como Leopold se comportó conmigo.

—Sí pero... a pesar que es joven, es muy molesto y a la vez gruñón como un ogro. —Mi mamá no evito reírse de mis palabras.

Mi mamá dejó ir una sonrisa para mientras que me daba una de esas miradas que me daban a entender que ella se imaginaba que esa era la reacción que iba a tener Leopold al conocerme, a pesar que ella había escuchado hablar poco de él, no se diga yo que lo acabo de conocer, pero como no quería darle mucha impresión sobre mi extraño y odioso día, decidí decirle lo mejor y lo necesario.

—Te tendrás que ir acostumbrando, recuerda que las primeras veces no serán fáciles ni para él ni para ti —asentí al hacer un gesto.

—Mamá, te puedo hacer una pregunta.

—La que tú quieras —comencé a formular bien mi pregunta.

— ¿Por qué algunas personas se rinden fácilmente? —ella puso su mano en su mentón.

—Debe ser porque quizás no encuentran una salida a sus problemas, han perdido la confianza de sí mismos, no tienen el valor de poder superar su pasado... son demasiadas situaciones hija —hizo un gesto con su mano —, además eso depende de lo que ha sufrido todo este tiempo la persona.

—Gracias mamá. —Ella se acercó a mí y me dio un beso en la frente.

—Ve a dormir, debes estar cansada para recuperar esas energías que has gastado en toda la semana —asentí.

—Buenas noches.

Antes de salir de la cocina me encontré a mi papá, así que me despedí de él también para luego subir a mi habitación. Solo me fui a la lavar los dientes para luego acostarme en mi cama, no podía dormirme rápido así que tuve que encender la lámpara que tenía en mi mesita de noche para mientras que tomaba del cajón de esta misma una libreta y una pluma donde empecé a anotar lo que podía hacer para elevar los ánimos de Leopold para que aceptara que lo ayudara; aunque sé que no será fácil tendré que arreglármelas sola para que confié en mí y al final acepte lo que le proponga.

Hasta ahora hubiera tenido que conocerlo mejor pero creo que él tampoco iba a interactuar mucho conmigo después de lo pesimistas que fuimos ambos al hablarnos, así como también, sus ojos reflejaron un cierto desagrado de mi presencia hasta que terminó por querer echarme de su habitación, y aunque tengo que incluir que tuvo la intención de levantarse y querer agarrarme para que saliera de su habitación, no tuvo el valor necesario para hacerlo y me imagino que habrá sido por las mismas razones de siempre, que él miedo de no poder buscar lo que quiere hace que no se aparte de su cama, ya que temé en caer y no poder volver a levantarse.

(...)

Decidí reunirme con los chicos en una cafetería para poder conversar mejor sobre el tema de mi trabajo, así que tomé mi bicicleta para llegar un poco antes; donde al llegar temprano, busque una de las mesas de afuera para sentarme y esperar a mis amigos; pedí un cappuccino de vainilla y un pastel de galleta para mientras que revisaba los mensajes de mi celular, bueno, en realidad no tenía mucho que hacer porque no tengo casi nada dentro de la memoria de mi celular además de las aplicaciones que he bajado y tengo que actualizarlas.

— ¿Acabas de llegar? —escuché la voz de Selene.

—Hola amiga, si he llegado hace poco. No te preocupes —le sonreí.

—Arath como siempre, llegará tarde, los hombres y sus horarios —comentó ella con burla.

—De igual manera, llegará —Desdeñe.

Para mientras que esperábamos a Arath, Selene pidió un pie de limón y un café con leche así que le comenté un poco sobre mi plan de poder hacer que Leopold tuviera valor de salir de esa burbuja que seguía atrapado, pero solo le pude comentar poco a ella cuando escuche la voz de Arath pero la sorpresa que nos llevamos Selene y yo fue que Arath trae compañía y no era más ni nada menos que la persona que menos quería en esta reunión o por decirlo así, que no aceptaba que estuviera con nosotros en ningún momento.

—Lo siento por la tardanza, chicas. Pero tuve que pasar por la casa de Jane, ya que luego de esto se irá a mi casa a estudiar matemáticas. —Dijo Arath con una sonrisa en su boca.

Miré a Selene quien también esta desconcertada con la sorpresa que nos acaba de dar Arath, tanto ella como yo opinábamos que nuestro mejor amigo se merece mejores personas, entre ellas, Jane no está incluida en la lista, lo peor es que lo que quería comentarles a ellos es algo tan personal que solo me fio de ellos para decírselos, y para empezar Jane no está incluida en la lista para decir secretos íntimos y aun ella tenga que escucharlos para tener una idea de mi vida alocada; lo malo o peor de esto, es que no tengo tanta confianza en ella para decir que no se lo contara a nadie y creo que por más que ella quiera prometer de no contárselo a nadie, al final puede terminar haciéndolo.

—No le dirán nada a Jane —me quedé viendo a Arath para mientras que pensaba si decirle algo a ella o no.

—Es mejor que me vaya, Arath. Creo que tengo cosas que hacer en la casa y puedo llegar luego a tuya para estudiar —ella le hizo un gesto incómodo.

—Jane... —nos trajeron nuestra comida a Selene y a mí, mientras tanto, escuchaba como Arath le terminaba decir algunas cosas a Jane para luego despedirse.

Sin querer ver a mi querido amigo, sabía que su mirada estaba puesta en mí y en Selene quien ella se había concentrado en endulzar su café con leche con azúcar dietética, la verdad no me gustaba para nada estar escuchando lo mal educada que me acabo de comportar con una persona, pero Arath y Selene sabe lo muy mal que me puede caer Jane y no solo es por la razón que sigue viendo a mi amigo como un grano metido en su trasero, sino que quiere deshacerse de él pronto y eso sin decir, que solo utiliza a mi amigo para sacarle información sobre nuestro antiguo amigo Werner, y que no me mienta Arath, que tanto él como Selene y yo nos hemos dado cuenta de eso y sé que eso de ir ambos a estudiar a la casa es una gran mentira porque Jane hará exactamente eso.

—Cuando terminaran por aceptarla —lo miré de una manera incrédula.

—No seas tonto, Arath. ¿Cuándo te darás cuenta que esa... por no decir algo inadecuado e inapropiado de mí, solo te está utilizando? Ni siquiera con su carita de oveja me convence —refunfuñó Selene.

—Odio cuando hablas así de ella. —Arath señaló a Selene.

Sin pensarlo comencé a rascarme el cuello por lo enojada que comenzaba a ponerme Arath, sé que mi amigo es muy inteligente, así que no le hago caso a esa frase de... "se hace el tonto o ya nació tonto". La verdad, es que prefería guardar mis palabras y quedarme callada porque no me sirve de nada pelear con Arath si él siempre defenderá a su Julieta para mientras que Selene y yo, nos seguiremos quemando las manos en la hoguera por él sin saber si él haría eso también por nosotras.

—Mejor dejen de pelear y escúchenme. Si los reuní aquí no es para hablar de cierta persona sino que quiero que me escuchen y me ayuden con algo que necesito —resalte mi voz para que ambos se callaran.

— ¿Es sobre el tal Leopold? —abrí los ojos al escuchar como Arath pronunciaba el nombre de mi... ¿paciente? Bueno, hasta ahora no somos nada así que no tengo palabras que decir.

— ¿Cómo sabes su nombre? —lo interrogué.

—Selene me comento ayer un poco sobre tu horrible día —era de esperarse.

—Bueno, si ya te dio un resumen les contare lo que quiero hacer mañana con él —le dije a Arath.

— ¿No me contaras sobre tu experiencia con él? —enarqué mi ceja.

— ¿Para qué? si tienes una importante "reunión" —hice con mis dedos las comillas—, con una persona y no creo que te interese escuchar mis experiencias —pude ver como él se daba un golpe en la frente con la palma de su mano.

—Por favor, Liv. Eres mi mejor amiga. Es cierto que me gusta Jane pero ahora estoy contigo y con Selene, y me importa lo que digas y lo que hagas, porque ambas son mis amigas y estoy aquí para escucharlas —Selene comenzó a hablar francés inesperadamente como a la vez alzar sus manos hacia arriba.

— ¿Qué te sucede? —le pregunté desconcertada.

—Estaba alabando a Dios por regresar a mi amigo y alejar al idiota que hace unos segundos casi me mataba por hablar mal de su Julieta —Arath rodó los ojos con gracia.

—Prefiero que digas las cosas a nuestro idioma en vez de decirlo en uno en el cual ni Liv ni yo sabemos —mencionó Arath.

—Bien, porque no le cuentas mejor a Arath tu linda experiencia en la villa de los Engström, Liv. —Suspiré.

Tuve que comenzar de nuevo desde un principio la historia para que Arath esté al tanto de la situación y pueda ayudarme con lo que necesitaba así que le comenté lo nerviosa que me sentí ayer antes de pisar la villa de los Engström y lo impresionada que quedé al ver la hermosa mansión por dentro a pesar que por fuera parecía una casa normal, en eso incluí, lo buena persona que es el señor Sven Engström pero con la señora Veronika Engström parecía que no le agradaba y que al final terminé escuchando una conversación en la cual me terminé entrometiendo y quedé como una tonta con el comentario que hice como si fuera un súper héroe; además de ello, sobre el comportamiento inmaduro pero inseguro que tiene Leopold con los demás no lo olvide, haciendo que tuviera que contarles lo que le dije dónde por último él terminó odiándome más de la cuenta.

La verdad hasta ahora no me preocupaba en serio el comportamiento de odio que tuviera Leopold hacía mí, de todos modos, ambos, nos vamos a tener que ir acostumbrando sobre la presencia del uno con el otro; además de ello no creo que sea tan malo convivir con alguien que casi te ataca con solo sus palabras como si fuera un debate entre un partido republicano y otro demócrata, bueno, si puede ser tan malo viéndolo ahora con mi punto de vista diferente, porque no sé qué tan capaces seremos ambos de soportarnos y no explotar la casa con solo nuestras palabras sin haber una violencia física.

Después de haberle contado la historia a mi par de amigos seguí con el plan de preguntarles que harían en su caso para que él tuviera confianza no solo de mí sino que de sí mismo, la verdad tanto Arath como Selene se quedaron callados para ver como ellos empezaban a pensar de la misma manera que yo. De un pequeño bolsón que llevaba conmigo por veces, saqué la libreta del día anterior como también la pluma, dejé ir una risa cuando todos habíamos agarrados nuestras respectivas tazas con su contenido líquido, entre ellas, Selene con la de su café con leche, la de Arath de su malteada de fresa y la mía con el cappuccino de vainilla; parecíamos el trío de agentes secretos queriendo descubrir el caso que nos han dejado.

—Es complicado, creo que sería mejor que Leopold conociera la persona que eres en vez que solo tú le des tu confianza como si fuera un regalo —dijo primero Arath.

—Es cierto, además, Leopold también tiene que darte su confianza. No solo tú debes de dar pasos para mientras que él retrocede —propuso Selene.

—No creo que a él se le haga fácil relacionarse conmigo teniendo en mente que yo solo seré un estorbo en su vida y que mi ayuda no le servirá para recuperar su vista —apoye los codos en la mesa para seguir pensando.

—Bueno, muéstrale los motivos por los cuales... —lo interrumpió Arath.

—No creo que alguien como él quiera escucharla decir una lista de los motivos por los cuales lo ayudara, fácilmente dejara de prestarle atención y posiblemente le diga que no siga con esas tonterías —vaya eso si es razonable.

—Y sí... intento alentarlo para que... —de nuevo intervino Arath.

—Varios hombres no les gusta que los alienten cuando se meten en sus problemas —declaró Arath.

—Y ¿por qué hombres entre hombres se alientan? —resaltó Selene.

—Porque hombres entre hombres nos comprendemos, en cambio con las mujeres es complicado y complejo —respondió Arath con una sonrisa burlona.

—Vaya que machista se escuchó eso —hizo un puchero Selene.

—Perdón pero es lo que piensan chicos como Werner, Dustin, Sam... —contó con sus dedos Arath.

—Y ¿tú? Nos dirás que no eres así —mencionó Selene a lo cual terminé riendo.

—Vamos chicas, si les recuerdo soy hombre de pocos amigos y casi siempre solo la paso con ustedes —enarqué mi ceja—. No es que las esté culpando sino que saben que yo les cuento todo hasta de mis problemas pero han observado que otros... —lo detuve, poniendo mi mano al frente de él.

—Entendemos completamente, Arath. No nos tienes porque dar explicaciones porque sabemos que tú no eres así. —Le contesté amablemente.

—Además, eres uno de los pocos que se apartan de los demás imbéciles que existen en este mundo —le di la razón a Selene —eso tómalo como un cumplido querido amigo. —Ella le guiñó el ojo.

—Gracias en serio. —Agradeció Arath.

—Aunque no dejas de ser el mismo tonto, engreído y mal amigo con nosotras cuando estas con tu Julieta, de eso sí que aún no te has —todos dimos una carcajeada.

—Estoy loco por ella, que te puedo decir —encogió los hombros.

—No te preocupes, veremos si encontramos una fórmula con Selene para quitarte ese hechizo que te ha puesto esa bruja —quise nombrarla de esa manera para que mi amigo no se sintiera ofendido.

La pase bien por la tarde con ambos que ni siquiera vimos como él tiempo se nos fue de rápido así que Arath tuvo que irse ya que tenía un asunto pendiente con alguien a la cual no quiero mencionar ni en mente o boca. Selene tuvo que marcharse luego porque debía ordenar su habitación así que yo de nuevo tomé mi bicicleta para irme hacía el negocio de mis padres, los cuales les prometí que les ayudaría por la tarde recompensando lo que no podré estar las siguientes tardes con ellos; así que antes de partir, conecte los audífonos a mi celular para luego meter el aparato en el bolsillo delantero de mi pantalón y por último montarme en la bicicleta e irme.

Sabía que el día de mañana tendría un día muy largo y uno de esos quequizás me llegué a sacar más cabellos blancos de los cuales el estrés de launiversidad no llego a ser suficiente.    

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Continuará...   

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