Capítulo 26: "El que busca encuentra"
2 años después...
Tomo mi abrigo y pronto lo enrollo en mi brazo para salir de trabajar, ha sido un día largo que solo espero que lo que reste del día, no sea tan cansado para así cenar junto con mis padres y poder estar al lado de mi hermana un momento, antes que me vaya a dormir y así comenzar un nuevo día.
—Adiós Jackson. —Le doy un beso en la mejilla mientras empiezo a marcharme.
—Adiós hermosa, nos vemos mañana. —Me guiñó el ojo.
Sonreí para salir del local donde trabajo por el momento, conseguir un trabajo no fue fácil pero al año y medio de que crearan una nueva radio a unos cinco kilómetros de mi casa, no dude pronto en enviar mi currículo para obtener el trabajo de locutora; los horarios han sido demasiado flexibles durante los últimos meses que agradezco que hasta el momento, ya no me hayan cambiado el horario de la mañana hasta una parte de la tarde, ya que además de ello, he obtenido un segundo trabajo, por decirlo así, es un poco más laborioso que de la radio pero no me quejo de nada, de todos modos, ser mesera de la cafetería que voy seguido con Arath y Selene ha hecho que mantenga unos cuantos descuentos por los postres y bebidas como también me he llegado a sentir cómoda y conforme con el ambiente del lugar.
Tener dos trabajos ha sido mi mayor esfuerzo que he hecho durante estos dos años, por lo menos, la economía de la familia se encuentra estable y tanto a mis padres como a mi hermana no les ha hecho falta nada.
Crecer y fortalecer mi autoconfianza y seguridad me convirtió en una persona más responsable y con una nueva visión en el futuro, y aunque hasta el día de hoy solo me he enfocado en cuidar a mi familia y mantener los pies en la tierra, preferí deshacer algunas ilusiones y proseguir con mi nueva vida.
Mayormente, soy feliz. Siento que no me hace falta nada y aunque Selene muchas veces ha intentado que salga con algunos hombres, he descartado la idea de volverme a enamorar después de saber que Leopold se fue a vivir a Suiza con sus padres y hermanos.
En realidad, quizás llegué a afrontar mis propios miedos del pasado, ¿cómo lo hice? Pues, creí necesario que olvidar el accidente de Halsten sería más fácil si interpretaba la idea que debía de aprender no solo de mis errores sino que también él de los demás para así no volver a cometerlos y hacerle daño a los demás y a mí; quizás suena fácil porque debía de haber hecho eso antes pero la culpa y el rencor causaron un brecha negativa en mi mente en donde todo se basaba en que el accidente había sido causado por no prevenir problemas con Halsten. Pero en realidad, todo fue porque desde un principio, él no se dejó ayudar, hice todo lo que tenía en mis manos y cuando uno llega a tener una pareja, no solo se trata de resolver y escuchar los problemas del otro, todo siempre debe de ser integrado en ambas personas y no solo de uno.
Eso fue lo primero que comprendí.
Luego lo de Noah, creo que todo solo fue cosa del destino. Sabía que desde meses anteriores mi hermano mayor ya no se comportaba igual y mucho menos intentaba mantener una vida normal, su felicidad cambio y de alguna manera, sus pensamientos se volvieron negativos, hasta el grado de pensar en el suicidio. Posiblemente, si hubiera cumplido con la hora de mi llegada a casa, las cosas fueran diferentes pero no era primera vez que Noah quería quitarse la vida, todo comenzó después de la operación, no soporto el duelo de haber donado sus ojos creyendo que algún día lo lograría y cuando el perdió todo, creyó que su vida ya no valía la pena. Y fue entonces, que sucedió lo del accidente que nadie vio venir.
Mis padres siempre me dijeron que yo no tenía la culpa de su muerte, que las cosas suceden por un motivo y aunque nadie llego a descifrarlo, creo que esa razón, ha sido para mantener de pie a la familia, para yo tomar esa responsabilidad que quise deshacerme una vez de adolescente y de seguir apoyando a aquellas personas que mantienen esa misma dificultad de ceguera que ha provenido en mi familia.
Eso fue lo segundo que comprendí.
Lo siguiente, solo se basó más en no recordar lo malo de mi pasado, en permitir alejar mis propios pensamientos malos y vagos para llenarlos con motivos optimistas y emprendedores para enfocarlos en lo que yo quiero y deseo para mi futuro como también para mi familia.
Eso fue lo tercero.
Las palabras de una persona cambiaron mi perspectiva de mi vida, es decir, la cambio por completo que el giro se pasó de los 360°.
Lo que también comprendí de todo esto, es que nunca sabes cuáles serán las palabras necesarias para que uno se dé cuenta de lo malo que está haciendo y cuando llegan esas palabras, ese es el mayor impulso que tienes para rehacer de nuevo tu vida.
Cuando llegué a la cafetería, salude a mis compañeros de trabajo para luego dejar mis cosas en la respectiva bodega donde se guardan las cosas de los empleados; saqué de un casillero mi ropa de trabajo para luego tomar mi cabello y hacer un moño; saqué la libreta y un lapicero para meterlas dentro de los bolsillos de la gabacha.
Lo que siguió del resto de la tarde, casi la venta no fue ni mínima ni máxima, pero se puede decir que el día estuvo bien y normal, lleve varios postres a la mesa, como también serví todo tipo de bebidas frías y calientes; agradecí que los aromas que naufragan en la cafetería, ya se han acoplado en mi nariz y no me provocan más rugidos en mi estómago, ya que los primeros días que trabaje aquí, fue difícil tener que ocultar mi afición de los postres cuando olía su dulce aroma y eso sin decir, que mi estómago me revelaba y muchas veces mis compañeros de trabajo se rieron de mí hasta que no evite ser la siguiente en reírme y sonrojarme.
Cuando entregue el último pedido, me acerqué hasta la caja registradora para hablar un momento con mi nueva amiga Tanya; pensé que un pequeño descanso no me caerá mal así que cuando estuve a punto de hablarle, el sonido de la campana al anunciar que la puerta ha sido abierta, hizo que maldijera al saber que siempre que tengo buenas intenciones con un descanso siempre aparece más personas.
Así que al darme la vuelta para ver al nuevo cliente, me quedé petrificada al ver esa rubia cabellera que hace ya dos años he dejado de ver, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar cuando se dio la vuelta y con la mirada buscó a alguien, casi me da un ataque al corazón al imaginarme la razón por la que se encuentra en este lugar, así que no pierdo tiempo en acercarme hasta Ross y decirle que tomé mi lugar porque debo de ir a la bodega de producción a hacer un conteo de algunos materiales.
Mis manos tiemblan como también mi corazón se encuentra agitado por el miedo, debería impresionarme que Leopold se encuentre en la cafetería pero mi conciencia me atormenta diciendo que esto ya lo había imaginado que sucedería pronto sin que me lo esperara. Lo peor de ello, es que no me siento preparada para enfrentarlo y darle la cara, porque ahora que de nuevo lo tengo cerca, a unos metros de mí, siento como la herida que pensaba que se encontraba cicatrizada, empieza a volver a abrirse dejando un hueco de soledad y dolor en mi pecho.
Intento no preocuparme como también no sentirme aturdida por aquel inesperado reencuentro del cual solo uno de los dos identifico rápido al otro, daba gracias porque él no me conoce en físico y por eso no me encontró, pero eso no quiera decir que no terminé por preguntar por mí.
Ni siquiera sé porque pienso que está aquí por mí, si quizás, entro a esta cafetería por el simple hecho porque es una de las mejores de la ciudad como también la que mantiene una buena clientela fiel.
Entro a la bodega y me encierro en ella mientras me guardo las ganas de gritar y buscar la manera de huir; la última vez que lo vi fue el día de su operación, la manera en como quise cerrar ese vínculo con Leopold fue yendo a su cirugía para asegurarme que todo saliera bien, y como él es un hombre fuerte que no se deja vencer con nada; su cirugía terminó siendo un éxito, haciendo que yo me quedará el resto de la noche a su lado mientras la anestesia aún no se le pasaba.
Recuerdo que cuando volví a Suecia, sentí que había terminado por prometer lo que él deseaba a pesar que entre su familia y yo, guardaríamos el secreto, debido a que después de nuestra última pelea, no sabía cómo él se tomaría la idea que yo me encontraba en el hospital esperando por un resultado sobre la operación; después de todo, el deseo que ya no formara parte de su vida. Pero ahora, él está aquí, ha cambiado un poco en su físico, pero conociéndolo, es posible que no haya cambiado en nada.
Me agarro el cabello e intento tomar una enorme bocanada de aire para controlarme y reflexionar sobre todo lo que me está sucediendo. Sé que por algo él volvió a Suecia y si está aquí, es porque ya se encuentra bien con sus nuevos ojos y eso sin decir que es posible que las terapias hayan concluido.
—Liv, disculpa, pero alguien quiere verte. —Cerré los ojos y maldije al escuchar lo que me dice Gregorio.
—Estoy trabajando, no es hora de visita. —Me entretuve viendo unas latas de nutela.
—Liv... —Me mordí la lengua para no gritarle a mi compañero de trabajo.
—Gregorio, entiende que... —me detuve al verlo apoyado en el marco de la puerta.
—Te cubriré unos minutos... —negué de inmediato.
— ¡No! Si viene nuestro jefe, me despedirá —dije angustiada no por ese motivo sino por otro.
—No te preocupes, haré que eso no suceda. Solo serán unos minutos —habló dejándome boca abierta.
—No quiero hablar contigo —me di la vuelta para seguir trabajando.
—Liv... —se me erizo la piel al escuchar como pronunciaba mi nombre.
—No quiero verte, vete. —Le dije casi quebrándome.
—No me iré hasta que hablemos. —Dictó sin rendirse.
Me negué a hacerlo, no estoy preparada para esto, claro que no lo estoy. Ni siquiera me atrevo a verle a los ojos porque siento que pronto me romperé y me echaré a llorar hasta que ya no me quedé ni una lágrima por derramar.
—Estoy trabajando. No puedo atenderte. —Evadí su intención.
—Entonces, esperare hasta que terminé tu turno de trabajo. —Estuve a punto de contradecirle pero se dio la vuelta pronto y se marchó.
Sigue siendo el mismo testarudo de siempre, en eso, no ha cambiado nada, ni siquiera puedo echarlo de la cafetería porque los demás clientes pueden ver el espectáculo haciendo que al final el resultado sea que me despidan.
Gregorio me da una última mirada con compasión antes de marcharse, estoy a punto de volver a gritar y patear un balde pero me detengo pronto para respirar hasta diez y relajarme.
Será una noche larga y eso sin decir, que Leopold será quien me estará esperando a que hable con él.
(...)
Quisiera decir que lo que me quedó del resto de la noche, llegué a concentrarme en servirle los postres y bebidas a los clientes pero en ciertas ocasiones podía sentir la mirada de Leopold encima de mí, haciendo que en varias veces, los platos se me fueran de lado, chocara con mis compañeros o simplemente las bebidas terminaban por salirse de los vasos; eso casi terminó por ser muy abrumador y tenso para mí; pero cuando terminó mi turno de trabajo, me sentí peor que las horas pasadas por el hecho que Leopold irá hacía mí y querrá que hablemos del pasado.
Hubiera intentado huir por la puerta trasera donde se saca la basura pero recordé que la llave la tiene Simon y también, no hay escapatoria porque no hay otra calle en la cual pueda cruzar para no ir hacia la del frente del loca, eso hace que mis planes se arruinen porque pedírsela será más que revelador cuando Leopold se encuentra afuera del local esperándome y siguiendo mis movimientos con sus brillantes ojos.
Suelto un suspiro y guardo mi uniforme de trabajo para dejarlo de nuevo en el casillero, decido llevarme uno de ellos porque se encuentra manchado de café, crema batida, jalea y margarina. Así que, antes de marcharme marque mi hora de salida, me despedí de mis compañeros y por último salí por la puerta principal.
Leopold dejó de estar apoyado en el respaldo de la pared de la cafetería para acercarse a mí, sé que ha venido aquí con buenas intenciones de hablar pero lo que me concierna es saber que él está aquí, en Suecia y no en Suiza y exactamente en la cafetería en donde varias veces compartimos varias conversaciones, risas y unos cuantos buenos momentos.
—Liv...
—Leo...
Ambos nos dimos un pequeño saludo para vernos a los ojos, ha cambiado un poco, su cabello ha cambiado de color, ahora parece ser un rubio acaramelado en vez de cenizo, su cuerpo se encuentra musculoso y eso sin decir que tiene unas pequeñas ojeras. Con respecto a sus ojos, suelen ser los mismos, a diferencia que hoy, que esta vez, puede verme.
— ¿Cómo sabes que trabajo aquí?—preferí ser directa.
— ¿Importa eso? Estoy aquí por otros asuntos —me rasqué el cuello por su respuesta.
— ¿Sobre qué? —intenté no saber las razones.
—Vamos, Liv. Estoy aquí para resolver nuestros problemas —Gruñí furiosa.
— ¿Nuestros problemas? —Intenté no reírme por ironía —Han pasado ya dos años, ¿por qué vives en el pasado? Además, ¿qué haces aquí? Tú mismo dijiste que no querías volver a verme y eso sin decir que te habías quedado a vivir en Suiza. —Le dije molesta.
Asintió una y otra vez mientras cerraba los ojos y su ceño se fruncía, había podido olvidarlo pero no por completo, no quería recordar las razones por las que peleamos pero tampoco me siento justa en decir que lo perdonare de un momento a otro cuando él se aparece sorpresivamente y parece querer remediar las cosas.
—Lo sé y sé que mis palabras no tuvieron perdón en aquel entonces. Te herí y no fui quien hizo algo para pedirte perdón. Pero no sabes lo que sufrí... —lo detuve.
— ¿Sufriste? ¡Yo también sufrí! No sabes lo mal que me sentí con tus palabras —absorbí mi nariz.
Nos quedamos mirando un largo tiempo que casi se convirtió en una eternidad, no quiero pelear y amargar mi noche para después encerrarme en la habitación pensando que esto podía haber terminado de otra manera.
—No me siento cómoda con esto —preferí cortar con esta conversación.
—Liv, dame una oportunidad de explicarte todo —negué.
—Olvidémoslo. —Quise terminar con esto.
—No puedo y no quiero. —Mi corazón empezó a latir rápido.
—Es que esto no se trata de intentarlo y quererlo —le mencioné enojada y tensa.
— ¡Claro que lo es! ¿Por qué crees que volví? —Tragué hondo al verle serio.
— ¡No lo sé! —Dije tocándome la cabeza.
— ¡Por ti, maldita sea! ¡Por ti, estoy aquí! ¡No he podido olvidarte! ¡No te he podido sacar de mi cabeza! ¡No he podido seguir con mi vida al saber que estás lejos de mí! —me quedé boca abierta. —Maldición, te extraño, Liv. Te quiero porque siento que esta es primera vez que no sé vivir sin ti. —Me quedé callada con su respuesta.
¿Leopold dijo que me quiere? Estaré alucinando o simplemente me recree eso en mi cabeza debido a la angustia que tengo de no poder comprender bien todas sus palabras.
Me quedé atónita que no llegué a saber que decirle, ni siquiera tengo fuerzas o palabras para negarle ese extraño sentimiento que él ahora tiene conmigo. Como puedo creerle si hace dos años, él no quería que yo estuviera a su lado, que me enamorara y planeara miles de cosas si los hechos no hubieran terminado como pensaba. Eso es a lo que me refiero, es extraño y ni siquiera puedo mentalizármelo.
—Mientes. —Me negué a aceptarlo.
—Sé que estás confundida pero... —no quería escucharlo más.
— ¿Por qué me dices hasta ahora esto? ¿Crees que tus palabras cambiaran mi parecer con lo que sucedió hace dos años? Te recuerdo que no hemos tenido ni un contacto y... —me interrumpió.
—Lo sé, créeme que soy el primero que sé que no me debería justificar con mis palabras cuando no te quería cerca después de rechazar mi oferta a vivir conmigo en Suiza. —Sacó un sobre del bolsillo de su chaqueta.
Le dio una mirada como si estuviera evaluando la idea de mostrármelo o no, pero al elevar sus ojos hasta mí, irguió su espalda y con nerviosismo, me dio la carta.
— ¿Qué es? —dije.
—Sé que sigues molesta conmigo, Liv. Y también, sé que no tengo perdón por haberme entrometido en tu vida, en tus decisiones y en las palabras que te dije. —Se mordió el labio. —Esta es mi última oportunidad de recuperar lo que dejé ir un día, sé que por ahora, no te convenceré con nada, y quizás con esto... Podamos llegar a un acuerdo. —Enarqué la ceja.
Miré el sobre y estuve a punto de rechazarlo si no hubiera sido por que la curiosidad empezaba a ganarme, le di una mirada rápida al cielo negro antes de suspirar y agarrar la carta.
—Sí, la carta te hace cambiar de opinión, te espero mañana en el restaurante Sol y Luna, a las siete de la noche. Si, decides no ir, lo entenderé. —Preferí quedarme callada. —Nos vemos luego, Liv. —Se acercó a mí y pronto tomó mi mano para dejar un beso en el torso de ella.
Al ver que se marchaba, estuve a punto de devolverle la carta pero quiero saber que hay dentro de ella, así que tomando una última decisión del día, me fui a la casa, pensando si debería abrirla y leerla o terminar de una vez esta conexión que tengo con Leopold.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top