Capítulo 22: "Agua que no has de beber déjala correr"
Seguimos esperando en los asientos de la recepción mientras que nos confirmaban una respuesta acerca si Leopold puede obtener un perro guía; antes la idea no se encontraba muy cien por ciento segura para él y su familia, pero al hablarles que tener un perro que lo guíe a él cuando necesitara dar un paseo sólo o ir a algún lugar, hizo que cambiara el pensar de todos, ya que el perro además de servirle de compañía, será un buen ayudante en las necesidades de Leopold, y más ahora que él tiene esa necesidad de salir de su casa y por lo menos caminar unos metros fuera sin que nadie lo siguiera.
Los padres de Leopold al principio no les agrado mucho la idea de criar y mantener a un perro, debido a que será primera vez que dentro de su casa haya un animal doméstico, no me debo de sorprender que después de hablarles sobre lo especiales que son estos perros y que para eso son entrenados para guiar a los ciegos, ellos terminaran impactados sobre las habilidades que tienen estos tipos de caninos; hubo un tiempo en que yo estuve casi a punto de tener uno pero debido a que el proceso de la operación se adelantó, mis padres no consiguieron tener ese objetivo que para mí fue agradable y más imaginar que tendría una mascota, aunque el costo fuera que el perro me llegará a cuidar.
Leopold me dejó claro que él no es muy fan de los animales a pesar que muchos de ellos le suele gustar, además casi durante una semana me preguntó cómo podría devolverle al perro los favores que le hará al ayudarlo, si él apenas puede distinguir en qué dirección camina, quizás se sienta un poco nervioso al saber que un canino cuidara de él, aunque tampoco tengo idea si es porque por primera vez tendrá una mascota y no una cualquiera, sino una especial.
Realmente a los animales no necesariamente se les recompensa con galletas o juguetes, puede ser algo básico pero también uno de persona no se le debe de olvidar lo importante y simple, que es demostrarte el afecto que se le tiene al canino, mostrarle ese cariño, respecto y seguridad harán que el perro se sienta rodeado de amor y a la vez, en un ambiente que será su hogar.
De esta manera, ahora nos encontramos con Leopold en la fundación de perros guía para personas con algún tipo de ceguera, desde la mañana llegamos a llenar varios documentos que confirman el tipo de ceguera que tiene Leopold, como también lo que sucedió para que la tuviera y los motivos por los cuales necesita adoptar uno de los caninos.
Lo que agradecía de todo esto, es que además de ser una fundación de perros también es considerada como un refugio, por lo cual la mayor parte de los perros son rescatados y entrenados para las personas con alguna discapacidad. Eso significaba mucho para mí, porque ver a varios perros en las calles, desnutridos y con terribles enfermedades que pronto son sanadas por veterinarios profesionales, hace que me cautive al saber que aún existe humanidad en el mundo.
— ¿Señor Engström y señorita Nyström? —Ambos nos levantamos a la vez del sofá. —Los papeles para la adopción han sido confirmados con éxito, pueden pasar y elegir a uno de nuestros caninos. —La joven de servicio social nos dio una señal para que pasáramos a una habitación.
—Vamos. —Tomé del brazo a Leopold para que me siguiera.
Ambos caminamos en dirección de la joven, ella se compuso los lentes para volveros a poner encima del puente de su nariz y así continuar mostrándonos las instalaciones de aquella fundación, a pesar que Leopold solo escuchaba, puedo sentir aun la tensión en sus brazos y en cierto modo, hasta comienza a dar pasos toscos que por si fuera poco puedo llegar a patearlo si no llegamos a poner bien el pie.
—Cálmate, ni que fueras a adoptar a un niño. —Reí.
—Se supone que los perros son como tus hijos, así que no te rías de mí por lo poco condescendiente que estoy siendo con tus deseos que tenga un perro guía. —Rodé los ojos.
La verdad es que tiene razón, criar a un perro es como criar a un hijo que aún no has llegado a tener y es como tener tu primera responsabilidad antes que llegué ese futuro bebé a la familia.
Me tropecé con un par de platos de comida y juguetes que hicieron reír a Leopold por mi descuido, a lo lejos se empezó a escuchar varios ladridos que hicieron que mi corazón latiera rápido; debo de ser sincera y decir que tampoco he llegado a tener una mascota hasta el día de hoy y aunque el perro será de Leopold, descubrir que también veré al canino el resto de los días que me queden por trabajar al lado de los Engström me hace sentir nerviosa.
A penas la joven trabajadora de servicios sociales se adelanta un poco para ver cómo nos da una sonrisa hasta abrir la puerta y entre ella ver como varios perros de distintas razas, tamaños y colores se acercan a ella y empiezan a olfatearla hasta lanzársele encima y lamberle el rosto.
— ¡Hola muchachos! ¿Cómo se encuentran? ¿Se portaron bien este día? —Empezó a hablarles a todos los perros. —Miren, les presentare a dos personas, él es el señor Engström y ella su novia, la señorita Nyström. —Intenté negarme a aquellas palabras pero se me quedaron cortas en la garganta al escuchar como tres perros empezaban a ladrarnos.
Hubiera sido fácil negarme a ser la novia de Leopold si en verdad quisiera no serlo, pero preferí ignorar aquel comentario para concentrarme en todos los perros que comenzaban a rodearnos desde los que mueven su rabo al vernos hasta los que comienzan a pararse en dos patas para tratar que los acariciarla en la cabeza en el momento en que me abrazaban con sus patas delanteras donde las dejaban en mi estómago o cintura.
La señorita Niccole nos guío hasta una verja en donde hay otros perros más, muchos de ellos se movieron de un lado hacia el otro y otros, simplemente se quedaron sentados o acostados en el suelo o en casitas de madera que hay en sus alrededores. El olor a comida, pelaje y saliva de perro hizo que me sintiera nueva en aquel lugar; la última vez que recuerdo haber sentido algo como eso fue hace varios años, cuando Arath tuvo uno de sus primeros y últimos perros, su nombre era Rudolph, le llegó a poner así porque desde cachorro su nariz era rosa, el nombre se designó debido al reno de nariz roja de santa, y aunque el perro no tuviera una nariz roja, le dio un buen significado.
— ¿Podemos elegir cualquiera?—preguntó Leopold.
—Claro, el que gusten. —Afirmó Niccole.
—Elige tú. —Me susurró Leopold en la oreja.
Observé varios perros pero muchos de ellos me llamaban la atención, no quería elegir uno e ilusionarlo para agarrar otro, necesitaba encontrarme firme ante mi decisión.
Muchos perros empezaron a alejarse de nosotros, pero uno se quedó a nuestro lado, se levantó después de estar sentado por varios minutos hasta que se acercó a Leopold y le dio una lambida a su mano, donde pronto puso su cabeza encima para que se la acariciara.
Leopold dejó salir una sonrisa y pronto empezó a acariciar la cabeza peluda del perro, al canino pareció gustarle aquellas caricias que no tardo mucho tiempo en empezar a mover su rabo y a sacar la lengua de su hocico.
— ¿Te parece perfecto, elegirlo a él? —le pregunté.
— ¡Estupendo! —siguió haciéndole mimos al perro.
—Entonces, nos llevamos a él. —Le dije a la trabajadora social.
—Bien. Podemos continuar con el papeleo. —Tomó una correa y se la puso al perro.
Volvimos dentro de la fundación con el nuevo perro de Leopold al lado para seguir con el papeleo de adopción, además que yo seré la representante del canino, fui la que otorgo la firma para reconocerlo como el nuevo perro de la familia Engström.
— ¿Cómo lo llamaran?—preguntó la recepcionista.
— ¿Tienes un nombre para él? —Leopold pensó.
— ¿Qué color es? —miré al canino.
—Blanco con una mancha en su espalda y sus orejas son negras. —Le comenté.
Se quedó callado durante unos segundos hasta que una sonrisa volvió a aparecer en sus labios y terminó por chasquear sus dedos.
— ¿Te parece Snoopy? —reí al escuchar ese nombre.
— ¡Sí! Buena idea, le queda perfecto. —Recordé al perrito de la serie de los Peanuts.
Y ese fue el nombre que le llegaron a poner al canino, Snoopy y por supuesto al perro de Leopold le encanto. Por su expediente que nos lo mencionaron y nos entregaron una copia de él; Snoopy fue recogido de una perrera después de haber sido atropellado y encontrarse en un estado de desnutrición. Los veterinarios de la perrera pronto lo cuidaron y decidieron mantenerlo durante un tiempo en la fundación, ya que la perrera se encontraba en condiciones menos estables para recibir más perros. Así que Snoopy, después de ser alimentado y curado, lo empezaron a tratar con amor y a entrenarlo para ser un perro guía, del cual menciona que es uno de los mejores alumnos.
Salimos de la fundación mientras Leopold seguía hablándole a Snoopy con mucho cariño, tanto que el corazón se me terminó por encoger al ver aquella hermosa escena de la cual no puedo perderme.
—Simon, llevamos a una tienda de mascotas. Necesitare comprarle un nuevo collar a Snoopy, como también mandarle a hacer su placa. —El chofer de la familia Engström nos abrió la puerta y pronto le respondió con una afirmación a Leopold.
Entramos al auto para acomodarnos en los asientos, apenas Leopold bajo la ventana del auto, cuando Snoopy sacó su cabeza donde durante todo el viaje de la tienda de mascotas hasta la casa de Leopold, el apreciado perro ladro de la felicidad como también no olvido sacar su lengua.
(...)
Leopold seguía tirándole la pelota a Snoopy, mientras que el canino feliz de jugar con su amo, iba por ella hasta regresársela y dársela en la mano, por lo menos puedo decir que el perro no se comporta con seriedad como si su único trabajo consistiera en guiar a su dueño donde quisiera. Creo que Leopold ha comenzado a entenderse bien con Snoopy porque ambos llegaron a tener un accidente en su vida, en donde también han sido ayudados y rescatados y por supuesto, buscan esa libertad que tanto han soñado.
Es extraño que Leopold diga que jamás ha tenido una mascota cuando se comporta como un hombre que ya ha tenido un perro o un gato en su vida, pero quizás todo sea por obra que él ha empezado a encariñarse más con el animal que es inevitable no prestarle atención a aquellos detalles.
Snoopy regreso con la bola de tennis en su hocico donde pronto se la puso a Leopold en su rodilla, él pronto la agarró para volver a tirársela pero esta vez al ser un poco más lejos y también porque llego a golpear la puerta de la cabaña donde la última vez había llegado a tomar cosas de allí para ser vendidas por la venta de garaje que hice, Snoopy fue hasta la pelota donde no tardo en abrir la puerta y entrar a aquella cabaña.
— ¿Qué se hizo Snoopy? —volví a ver a la cabaña donde pronto el perro en vez de traer la pelota trae lo que parece ser un papel enrollado en forma de pergamino.
—Trae algo de la cabaña. —Le dije a Leopold.
Como ambos nos encontrábamos sentados en la césped del jardín, el perro llegó hasta nosotros donde dejó el papel encima de mis piernas, lo miré desconcertada y pronto el canino se acostó en el césped, junto a mi lado para poner su cabeza en mis muslos, como si esperara que abriera aquel papel para leerlo en voz alta.
— ¿Qué trajo? —preguntó interesado Leopold.
Desenrolle que papel para ver que no es un simple papel periódico o de algún tipo de dibujo o carta, sino que se trataba de unos planos de una casa, una perfecta casa, grande y hermosa en donde se encontraba todo diseñado, desde la planta baja hasta la otra alta. Casi parece ser una mansión si no hubiera dudado unos segundos que es una casa familiar en donde se observan unas palabras decir cuáles son las habitaciones principales, la de los niños, la sala, el sótano, la cocina, entre otros.
—Son unos planos de arquitectura —le respondí.
—Oh, debe de ser el que planifique para lo que algún día sería mi casa. —Enarqué la ceja.
— ¿Tu casa? —dije sorprendida.
—Sí —rió—, sé que sonara tonto pero antes de haber pensado en proponerle matrimonio a Ellen, hice unos planos de los cuales sería nuestra futura casa. —Comentó.
— ¿Eres arquitecto? —dije admirada aun de su trabajo.
— ¿No lo sabias? —Respondí con un gruñido —Pensé que lo sabías.
—Bueno, ahora sabrás que no conozco toda tu vida —intentó no reír pero fue inevitable.
—Está bien. —Levantó las manos en forma de rendición. —Era arquitecto antes que tuviera el accidente. No quiero ser arrogante pero era de los mejores, recuerdo lo mucho que me contrataban seguido y eso sin decir que me pagaban muy bien para hacer los planos de casas o mansiones de famosos. —Contó con orgullo.
La conversación se tornó interesante cuando Leopold empezó a contar todas sus experiencias en el trabajo, de cómo amaba su profesión y de lo mucho que conservaba sus primeros planos de trabajo de los cuales al principio los consideraba como pésimos pero ahora para él son su mayor recuerdo de aquellos días de los cuales creía no ser un gran y perfecto arquitecto.
—Como creí que Ellen sería la mujer perfecta para mí, no dude en crear una perfecta casa para ambos, la hice con tanto amor y pasión que casi me tomó noches detallar demasiadas cosas y eso sin decir, que tenía idea de los muebles que elegiríamos, de las veces que llegaríamos a disfrutar con risas y peleas divertidas que terminarían por volverse momentos inolvidables y de ver como todo lo que construí terminaría por ser perfecto. —Su voz comenzó a ser triste.
Tragué hondo al pensar que todos esos recuerdos le causan dolor pero el problema es que no sé si todo es provocado porque aun la separación y el engaño que Ellen hace que se sienta mal al haber pensado que todo lo que una vez soñó con la mujer perfecta, terminó por destrozarse o es simplemente porque tiene una idea que todo eso ya no será igual porque perdió a la mujer que amaba, sus ojos y todos sus sueños futuros.
Intentaba ponerme en su posición y no sentirme nerviosa y celosa por creer que Ellen echó a perder una maravillosa vida con un buen hombre, quizás Leopold puede ser un hombre duro, frío y arrogante pero en ocasiones, ha dejado ver ese corazón humilde y amable que no lo refleja ante cualquier persona. Y me decepciona por completo que Ellen no haya valorado todo eso y se haya dejado llevar por la obsesión y la avaricia del dinero.
Le di una mirada y pronto puse mi mano encima de él, quise darle mi apoyo pero mis palabras no salen de mi boca al creer que si no digo una palabra correcta, lo echare todo a perder. Me acerqué a él y le di un abrazo como él hace conmigo cuando me encuentro en malas situaciones en las cuales necesito un hombro de apoyo y consuelo ante mis problemas, Leopold se dejó llevar y solo sentí como dejó caer su cabeza en mi hombro, acaricié su cabello rubio mientras mis manos dejaban suaves y reconfortable caricias en su espalda.
No puedo imaginarle el profundo dolor que le ocasiono saber que la mujer que creía que lo amaba, lo engaño con su propio primo y eso sin decir que todo su noviazgo estuvo lleno de mentiras y falsas ilusiones en donde el centro de atención para Ellen era la herencia que recibiría Leopold en un futuro.
—Es una tonta por haberte dejado ir. Tú no tienes la culpa de nada Leopold. Siempre hiciste lo correcto para llevar una buena relación con ella, simplemente las cosas se fueron de tus manos y no llegaste a detenerlas antes de ser herido. —Empecé a decirle. —Encontraras a alguien que te valore, que te amé y te respete por lo que eres... —me interrumpió.
—Soy ciego, Liv. Nadie me amará como yo espero, solo seré una carga para cualquiera que quiera estar conmigo, hasta para Snoopy lo soy porque en vez de darle una vida de perro doméstico, le estoy dejando un trabajo y una responsabilidad de cuidarme para que no me suceda nada. —Reconocí que intentaba no llorar ante sus palabras.
Si llegara a saber que para mí no es una carga, que quisiera quedarme a su lado toda su vida sin importar lo muy obstinado y egocéntrico que fuera para dejarme ir y buscar él mismo, su propia felicidad para no compartirla con nadie porque sabe que al ser ciego nadie lo querrá como debe ser.
—No digas tonterías... —Intervine en la discusión.
—Sabes que no lo es, Liv. —Negué para mí misma.
Es indiscutible seguir con aquel asunto que siempre pone tenso y de mal humor a Leopold, a veces me preguntó si algún momento podre tratar de cambiar su opinión acerca del amor, no todo el mundo cree que una persona inválida es una carga y tampoco toda persona discapacitada puede pensar que por su estado jamás encontrara el amor.
—Eres un tonto. —Refunfuñe.
—Si me entendieras... —Bufé.
Quisiera entenderlo pero ¿cómo? Si él mismo no habré su corazón y tampoco se deja amar. Yo también dejé de creer en el amor cuando perdí a Halsten pero luego comprendí que debía de seguir con mi camino, olvidar todo lo malo que me causo aquella relación y reiniciar una nueva vida en la cual de nuevo aprendiera a amar.
Hubo un segundo que me pregunté que si Leopold no le daba una oportunidad al amor, jamás lo volverá a conocer; no sé a qué grado llegaría la situación si yo se lo demostrará pero quizás vale la pena intentarlo y arriesgar todo.
Sin previo aviso, acerqué mis labios a los suyos hasta que ambos se unieron, intenté suavizar el beso para no convertirlo en tenso y duro, me sentía nerviosa porque por un lado quería hacer esto pero por otro temía a cometer un error que él ni yo me lo llegara a perdonar. Leopold se quedó petrificado con aquella demostración de cariño que no sentí que fuera el siguiente en hacerlo, simplemente apenas se llegaron a sentir unos torpes y cortos roces de sus labios contra los míos cuando se separó de mí y se relamió los labios, observé como sus dedos viajaron hasta ellos y los tocó con cuidado como si el beso lo hubiera quemado y dañado. El corazón casi se me sale del pecho al no escucharlo decir nada, simplemente hubo un par de suspiros y se agarró la cabeza como si estuviera perdiendo el conocimiento.
— ¿Por qué lo hiciste? —mis manos temblaron al escuchar su voz ronca.
—Yo... Yo... —no sé cómo explicar lo que he hecho.
—Liv... No vuelvas a hacerlo. ¿Está claro?—no supe que decir. — ¡¿Escuchaste?! —su grito hizo que me alejara un metro de él.
Y ahí está el producto de mis propias consecuencias... Lo he hecho enojar y me he equivocado de nuevo con mis pensamientos, el primero en ser tonta en creer que él me correspondería y lo segundo que todo terminaría mejor de lo que yo creía.
—Escuche un grito, ¿sucedió algo? —apareció Elin.
Había quedado en un estado de trauma que no podía responder, me quedé callada mientras Leopold fue quien le afirmó a su hermana que no había sucedido nada. Pero ese «nada» fue lo que más me daño por dentro, por la sencilla razón que esa respuesta también fue una contestación para mí. Que ese beso no fue nada para él.
—Me tengo que ir... —Me levanté del césped para comenzar a tomar mis cosas.
— ¿Tan pronto? —Dijo Elin asombrada por mi reacción inmediata.
—Sí, mi hermana llegará temprano a casa y quiere que la llevé a una fiesta de cumpleaños de una amiga. —Intenté sonar tranquila como si no me sucediera nada en ese momento.
—Oh, claro. —Sonrió Elin. —Entonces, nos vemos mañana. —Se despidió.
—Sí. Nos vemos mañana. —Di una sonrisa falsa.
Ni siquiera me quedo tiempo de despedirme de Leopold y Snoopy cuando comencé a huir de mis propios errores. Mis pies temblaban y mis manos se llegaron a poner frías al recordar la expresión de Leopold. No sé qué me está sucediendo, si estas reacciones de mi cuerpo son por miedo o por intentar camuflar mis propios sentimientos.
—Hey, Liv. —Me di la vuelta. —No te olvides que mañana es mi presentación, pasaremos por ti a las cinco de la tarde, se puntual, ¿sí? —me recordó Elin.
Lo había olvidado, mañana es la presentación de la obra de Elin y yo soy la acompañante de Leopold; no podía decirle a ella en último momento que no iré porque su hermano y yo, acabamos de tener una pelea solo por un beso. Debo de ser profesional y no arruinar con lo que prometí y aunque me cueste mucho aceptar que mañana entre Leopold y yo habrá mucha tensión, no me quedará de otra que ir solo para no defraudar a Elin.
—No lo he olvidado. —Le confirme. —Estaré puntual, lo prometo. —Le dije.
Me despedí con una señal con la mano mientras me alejaba y me voy a mi casa, solo pensé que mañana será un día duro, el cual no sabré como afrontarlo al tener un Leopold molesto conmigo.
Quizás hubiera sido mejor nunca haberme entrometido en los asuntos de amor con Leopold, solo así, quizás ahora no tuviera un enorme y gordo problema con él.
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