Capítulo 12: "A lo hecho pecho"

No es lo mío estar corriendo de arriba hacia abajo, apenas puedo concentrarme en las palabras que me dicen las personas de mi alrededor, en algunas ocasiones solo asiento a sus respuestas, mientras otras, les hago gestos como diciendo que no entendí pero de nuevo busco la manera en que me repitan la pregunta para contestar pero se hace inútil volver a escucharlas para aclarar sus dudas; realmente es muy preocupante, bueno no, mejor dicho que es estresante ser la organizadora de un evento en donde la mayoría de los chicos suelen ser de primer a tercer año, quienes algunos están haciendo sus horas sociales mientras que otros tienen que hacer estas actividades por motivo que están por beca completa y la universidad ha requerido que hagan estas actividades para hacer esa aportación.

Gracias a que el padre de uno de los chicos de la comunidad de este equipo de estudiantes, patrocino y a la vez, publico varios avisos sobre dicha venta de objetos antiguos como actuales haciendo que las personas se enteraran de la venta y de esta manera fuera más fácil de atraer a los compradores subiendo fotografías de los objetos como a su vez, de la dirección de donde nos encontraríamos; la parte buena de todo esto, es que muchas personas han empezado a llegar y por lo que veo tanto el costo de los objetos como lo poco degastado que se encuentran, hacen que las personas tengan la voluntad de comprarlos al ver que son de buen material como también, muchos de ellos son bonitos.

Observo a las tres personas que he puesto como cajeros, cada uno de ellos parece llevar una buena contabilidad con cada objeto que las personas compraban, hasta es extraño que se ha empezado a hacer una fila de personas para pagar los objetos que llevan cuando al comienzo el lugar donde nos hemos establecido se encontraba solo; me alegro la verdad que el evento este yendo bien, tanto que no puedo esperar para que el director vea que mi horas sociales por las cuales tuve que usar para que el director no me llegara a suspender después del acto que cometí debido a la provocación que Werner hizo conmigo.

Quizás al comienzo no me sentía muy motivada con este tipo de eventos de los cuales es primera vez que me alegro al saber que he hecho algo bueno de lo cual me hace sentir orgullosa, por un lado quisiera que mis padres miraran esto pero por ahora, ellos me dan desde lo lejos ese apoyo y amor que hace que mis mañanas sean las mejores y eso sin decir que, Aline quiso venir conmigo pero es preferible que se quedara con mis padres en el vivero porque es posible que aquí se aburra pronto y me toqué llevarla a mis padres.

Arath y Selene son unos grandes amigos, ambos aunque no forman parte de esto, se han rebuscado en conseguir más personas yendo de calle en calle y entregando flyers para que las personas se enteren de la venta de objetos.

Ni se cómo es que pueden entregarlos tan rápido porque en menos de media hora, cada uno de ellos regresa para que les dé más y así vuelvan a su trabajo. No sé qué he hecho para merecérmelos como amigos pero son los mejores del mundo.

— ¿Cómo va la venta, Benny? —Me acerqué a uno de los cajeros.

—Excelente, Liv. Creo que en un par de horas venderemos más de lo que hemos planeado —sonreí ante esa respuesta.

—Bien, puedes seguir —le di una palmadita en el hombro.

Seguí caminando alrededor de todas las mesas en donde se encontraban los objetos que se encontraban en venta, desde discos de vinyl hasta colecciones de juguetes originales de Star Wars; no sé cómo todos estos chicos tenían guardado estos objetos en sus casas pero realmente han sido de mucha utilidad hasta estoy segura de comprarle un par de ponys a Aline para que ella pueda seguirse divierto los fines de semana que se queda en el vivero junto con mis padres, así que creo que sería buena idea que empezara a comprarlos antes que alguien más se los llevara.

Estuve a punto de ir por los juguetes cuando observé que un auto se acercaba y se estacionaba cerca de la acera de la calle, así que dejé de poner mi atención en los juguetes para ver como el chofer del auto negro salía hasta que le daba media vuelta al auto y en la puerta de los pasajeros de atrás terminaba por abrirla y de ella salía... ¿Elin?

Rasqué mis ojos para saber si no era una de mis fantasías pero me di cuenta rápido que si es ella cuando le agradeció al chofer; una parte de mí espero que también de aquel mismo auto saliera Leopold pero al ver como el chofer cerraba la puerta y entraba al auto, mis esperanzas se fueron y por un momento me dedique a pensar que aun él no se encontraba preparado para salir de su casa, así que debía de entender porque no ha llegado a verme pero no debe de importarme mucho, sé que con el tiempo en que llevamos practicando cada uno de los ejercicios, pronto saldrá de casa.

Elin se quedó cerca del auto sin dar un paso aun mientras con esa mirada igual que la de su hermano parecía buscar algo o a alguien aunque cuando me encontró, me levantó la mano en manera de saludo hasta irse acercando a mí, no sabía cómo podía manejar muy bien los tacones de aguja que lleva puestos y más, porque ha empezado a pisar la grama y la tierra se encuentra un poco húmeda lo cual es extraño que sus tacones no hayan quedado hundidos en la tierra mojada. Se quitó los lentes negros para luego ponérselos encima de su cabeza donde le dio una mirada panorámica a la venta de objetos, sonrió y pronto se llegó a poner en una postura elegante.

— ¿Te sorprende verme?—dejó ir una risa.

—Demasiado, no pensé que vendrías aquí—me alegre de verla.

Ella se acercó a mí y nos saludamos al chocar nuestras mejillas de manera de besos como muestra de saludo; la hermana menor de mi alumno, parecía tener curiosidad de lo que está sucediendo en su alrededor así que es mejor que le dé un recordó para que así se vaya enterando como nos está yendo en este negocio del cual pronto sabrá que varias cosas de las cuales su familia, ella y Leopold me donaron, casi se han llegado a vender todas.

— ¿Quieres un recorrido? —Le señalé todo el terreno del jardín de la casa de uno de los chicos.

—Me parece —Sonrió.

Le empecé a explicar cómo nos hemos repartido cada parte de las ventas, le mostré en donde están ubicado los objetos enormes, los pequeños, ropa, los juguetes para niños, colecciones de video juegos, adornos o decoraciones de hogar, cocina, habitaciones y salas y sin olvidar utensilios antiguos como un enorme reloj o una colección de muñecas de porcelana.

—Es asombroso, todo está muy organizado —asentí.

—Es difícil tener que organizar pieza por pieza, pero es más fácil y cómodo para que los clientes encuentren lo que buscan —le expliqué mi dinámica.

—En eso tienes razón, veo que eres buena en esto —encogí los hombros.

—Hago lo que puedo —ella rió mientras rodaba los ojos.

Escuché como alguien me llamaba así que al darme la vuelta me di cuenta como aparecía Arath con una bolsa café reutilizable, Selene fue la siguiente en aparecer con un helado en mano y eso sin decir que ella parecía más interesada en comer que en poner atención a lo que está sucediendo en su alrededor.

—Te traje un sándwich de atún con vegetales y un jugo de naranja —Agarré la bolsa y saqué el sándwich donde al verlo sonreí alegre al ver que es mi favorito—. Sé que ha sido un día largo para ti y al no poder salir, necesitas comer algo para tener energías.

Le di un abrazo a Arath de manera de agradecimiento; lo vuelto a decir, no sé qué hice para tener esta clase de mejores amigos en mi vida. No me había preocupado en algún momento sobre comer pero con solo ver el sándwich escuche como mi estómago empezó a rugir de hambre y eso significaba que la hora del almuerzo ya había llegado y en verdad necesitaba cargar energías porque apenas nos encontramos a la mitad del día y aún falta unas horas más.

—Sabes que te amo mucho, ¿verdad? —puso su mano en su pecho.

—Me dolería que no me lo dijeras —intentó hacerse el ofendido.

—Siempre de dramático —agarré su mejilla y la estire haciendo que le doliera.

Al soltarle la mejilla dejó ir un pequeño grito de dolor haciendo que su piel empezara a mostrarse rosada al haberle pellizcado una parte sensible de su piel; escuche una pequeña risa detrás de mí y es cuando me di cuenta que había dejado de ponerle atención a Elin para hablar con mi mejor amigo. Así que decidí mejor hacer una presentación para que todos nos integráramos en una misma conversación o lo que quedara de ella si Elin no se termina por ir o los chicos se les ocurre hacer otra cosa antes de decirme si siguen repartiendo flyers.

—Arath, te presento a Elin. Ella es la hermana menor de Leopold. —Arath puso su atención en Elin quien ella pareció mostrarse un poco tímida aunque él como siempre dejó destacar su lado amable y extrovertido.

—Mucho gusto, Arath Olsson pero puedes decirme Arath —mi amigo le extendió la mano a ella.

—Es un placer Arath, soy Elin Engström —ella tomó su mano y algo de aquí me empezó a gustar y no sé si fue porque Elin parecía nerviosa o porque Arath no quitaba su mirada de ella.

Cuando Selene terminó de comer su helado, se limpió las manos y la boca con una servilleta para luego acercarse a nosotros hasta que en el momento en que vio a Elin, ella dejó ir una enorme sonrisa que hizo que me imaginara que no era necesario presentarlas porque ya se conocen.

— ¡Elin! ¡Que gusto verte aquí! ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —Ambas se abrazaron.

—Hace poco acabo de llegar —anunció — ¿Cuándo piensas visitarme junto con Liv? Deberíamos hacer una reunión entre nosotras —empezó a organizar planes, Elin.

—Me parece buena idea, cuando tú digas podemos quedar en algún lugar —aprobé la afirmación de Selene.

—Si quieres puedes venir con nosotras, Arath —Elin invitó a mi amigo.

—No es necesario, Elin. Es asunto de mujeres y no creo que me quieran a su alrededor —le regale un gesto serio a Arath.

—No manches, Arath. Deberías sentirte afortunado que estarás alrededor de tres hermosas damas que pueden estarte chuleando todo el día —dejé ir una risa al ver que Arath no entendió algunos términos mexicanos de parte de Selene.

—Quisiera entender que es... —movió su dedo índice en forma de círculos como queriendo recordar las palabras. —Olvídalo.

Todos dejamos ir una risa cuando Arath se cruzó de brazos e intento analizar por su propia cuenta las palabras de nuestra mexicana preferida; por un lado tanto él como yo nos hemos tenido que ir acostumbrado a las palabras que a veces resalta Selene en cualquier momento ya que además de decirlo en su idioma, es difícil para nosotros llegar a pronunciarlo; lo bueno de esto, es que tanto Arath como yo, ya sabemos varias palabras de las cuales antes no conocíamos de Selene y solo cuando ella las repite constantemente es cuando vamos entendiendo su significado aunque otras veces, ella nos lo llega a explicar al no poder llegar a comprenderlas.

—Está bien, lo tomare en cuenta Elin —le sonrió Arath a ella.

—Bien... —Elin se quedó callada cuando escuchamos el grito de alguien.

— ¡Arath! —todos nos dimos la vuelta para ver de dónde provenía aquel llamado.

—Hay no, viene el lobo vestido de oveja —musitó Selene.

Puse los ojos en blanco al ver como Jane se fue acercando a nosotros, hasta puedo jurar como ella parecía haberse alegrado a ver a mi amigo que él conmovido empezó a sacar esa sonrisa que ni ella como mujer o que tuviera sus mismas características se lo mereciera, en realidad, Arath se merece mujeres mejores que ella pero no pienso discutirlo en frente de Elin además puedo ver como se ha puesto tensa y su rostro ha cambiado demasiado que parece haberse distraído en algún objeto que se encuentra en venta.

— ¡Me alegro de verte aquí! —Jane abrazo a Arath lo cual Selene y yo miramos ese afecto de manera extraña.

— ¿Lo dices en serio? ¿Dónde guardas el truco bajo tu manga? ¿Piensas que te creeremos? —Dijo sin pudor, Selene.

—Selene... —hice que guardara silencio.

—No, esta vez no, Liv. ¿Qué quieres ahora de Arath? Porque por algo es que muestras tu dulzura y cara de angelito —me di un golpe en la mano.

— ¡Basta Selene! No es necesario que le digas eso a ella —Arath farfullo más que molesto.

Ni siquiera se llegó a despedir de nosotras cuando agarro de la mano a Jane y la alejo de nosotros para ver cómo se marchaban por una calle hasta desaparecer.

Por un lado, sabía que no tenía remedio de decirle algo a Arath sobre Jane porque seguiría defendiéndola a costo de molestarse con nosotros porque como siempre Selene y yo sabemos que esa víbora solo se está aprovechando de nuestro amigo sin darle una recompensa, lo peor de todo esto es que Arath pronto regresara hasta a nosotros decepcionado, melancólico y depresivo al no ser de nuevo correspondido por Jane, la única diferencia de esta vez será que Selene no le perdonara fácilmente a Arath por haberle gritado y no haberla defendido aunque Jane se haya hecho la inocente como siempre y no le haya dicho nada pero su sonrisa fue clave para saber que Selene tenía razón para decir que Jane busca algo de Arath de alguna u otra manera.

—Cuando se dé contra la pared de nuevo no intentare consolarlo —suspiré ante el comentario de Selene.

—Te advertí desde antes que no le dijeras nada —ella encogió los hombros con indiferencia.

—Da igual, Arath sabe a lo que va y su resultado sería el mismo —no me negué a eso.

No quería tratar mucho del tema acerca de esa relación imaginaria que Arath se hace con Jane porque a fin de cuentas, nunca llegara a suceder por el hecho de que la diferencia entre ambos amores es diferentes porque mientras Arath le da de cualquier manera su amor a Jane, ella solo comparte su corazón con el idiota de Werner y por supuesto, él solo se da su amor así mismo. Así que en total, todos salen perdiendo.

Antes de poder cambiar el tema de Arath porque desde que se fue con Jane dejó una inmensa incomodada y tensión que prefería cortarla con cualquier conversación que saliera de mi cabeza, pero al ver que a Elin le sonaba su celular y contestaba de manera inmediata sin haberlo pensado, empezado a contestar con palabras cortas hasta que su rostro empezó a decirme que algo no estaba bien y que podía ser un problema; cuando dejó de hablar, terminó por colgar rápido y con una mirada llena de preocupación y tristeza, estuvo a punto de irse pero yo la detuve al agarrar su brazo.

— ¿Qué sucede Elin? —ella respiraba de manera cortada y rápida.

—Es... Leopold —al escuchar su nombre, sentí un llamado de alerta.

— ¿Qué le paso? —empecé a asustarme.

—Se cayó de las escaleras —abrí mi boca pero de ella no salió nada.

No quería imaginarme cosas peores pero cualquier cosa podía haberle sucedido a Leopold con solo caerse de las escaleras; tragué hondo y sentí como la preocupación crece dentro de mí con solo pensar en que la gravedad de la caída podía haberle afectado alguna parte del cuerpo que fuera delicada.

— ¿Puedo ir contigo? —Asintió.

—Selene, ¿puedo dejarte a cargo de la venta? —ella al ver mi preocupación no se negó.

—Vete, cualquier cosa que suceda, te mantengo al tanto —se lo agradecí.

Camine detrás de Elin mientras trataba de imaginarme que a Leopold no le podía haberle pasado nada grave, que solo podía haber sido una simple caída que podía haberle dejado algún que otro moretón; pero apenas entre al auto de Elin junto con ella y su chofer, escuche como ella le daba le daba unas indicaciones y la dirección de un hospital que sabía que por su nombre, es de los más costosos y casi solo las familias privilegiadas son las que van a ese; ni siquiera me detuve a preguntarle más a Elin sobre el estado de vida de Leopold porque temía que si me decía que se encontraba inconsciente o que había terminado con un brazo o una pierna rota, eso me llegaría a sentirme peor de lo ya me siento y es que me imagino que Leopold haber intentado caminar solo y bajar las escaleras sin la ayuda de alguien, a lo cual no llego a controlar o contar bien los pasos que daba y llego a poner mal el pie hasta caer de las escaleras.

Eso hace que posiblemente la señora Veronika terminé por echarme la culpa y ya me imagino cuales pueden ser las consecuencias.

— ¿Te encuentras bien? —dejé de pensar y estar vagando en mi mente al escuchar a Elin.

—No. Necesito ver a Leopold —empezaba a jugar con mis dedos pero ella puso su mano encima de la mía.

—No te preocupes, estará bien —intenté calmarme pero era imposible.

No podía plantearme esa respuesta en mi mente cuando desconozco lo que a Leopold le ha pasado, quizás puede ser el testarudo y egocéntrico hombre que he conocido en mi vida pero en todo este tiempo he empezado a encariñarme demasiado con él que su seguridad y confianza parecen depender de mí también, es demasiado decir que hasta se ha vuelto casi como un mejor amigo si no fuera porque hay días de los cuales él parece no querer hablar de su vida pasada pero en ocasiones, tiene la necesidad de decírmelas que hasta sus ojos brillan cuando me cuenta acerca de sus aventuras que tenía de joven o de las travesuras que le hacía pasar a sus padres.

Ni siquiera me di cuenta cuando ya habíamos llegado al hospital, cuando abrí la puerta del auto y salte de él sin esperar a que el chofer se bajara a abrirme la puerta; escuche el llamado de Elin pero eso no me detuvo a correr hacia la puerta del hospital y luego cruzar el primer pasillo hasta ver la recepcionista que parecía atender los familiares de otros pacientes y por supuesto, teclear en su computadora mientras buscaba las habitaciones de las personas que se encontraban instaladas en el lugar.

—Puede decirme en qué habitación se encuentra Leopold Engström—le dije agitada al haber corrido.

Ella me dio una mirada extraña pero al hacerle un gesto que se apresurara para que buscara su habitación, no tardó mucho en volver a teclear en su computadora hasta encontrar el nombre del paciente que le pedí.

—Ve a la derecha, toma el ascensor, presiona el botón 2B cruza a la izquierda luego a la derecha, llega al pasillo quince y busca la habitación 109. Ahí se encuentra —intenté memorizar aquella información.

—Gracias —le dije casi gritado cuando empecé a correr, lo cual muchas enfermeras que pasaron al lado de mí, me silenciaron e hicieron que no corriera.

Apreté el botón del ascensor para que abriera sus puertas pero al ver que no lo hacía, apreté varias veces de manera dura y seguida pero el ascensor aun señalaba una flecha hacía abajo que eso significaba que seguía en movimiento y comenzaba a bajar; me desespere tanto que busque las escaleras de emergencia pero al sonar el típico «blin» de los ascensores, me di cuenta como unas personas salieron para luego yo entrar y apretar pronto el botón 2B.

El ascensor no se tardó mucho en subir y de nuevo sonar para yo salir y de nuevo ubicarme en la dirección que me dio la recepcionista, cruce primero al lado izquierdo del pasillo, luego al derecho y busque en los rótulos que están colgados en las paredes el pasillo quince y al ver que se encontraba al lado derecho, empecé a correr y a buscar la habitación 109.

Cuando la encontré no dude mucho tiempo en entrar pero fue mi equivocación en no tocar la puerta en el momento en que el doctor parecía seguir revisando a Leopold; mi mirada pronto se ubicó en el señor y la señora Engström, quienes seguían preocupado por la salud de su hijo hasta llegar al punto de no alarmarse mucho con mi llegada aunque la señora Veronika no tardo en fulminarme con su mirada haciendo que me sintiera intimidada y casi atormentada al imaginarme que me encuentro en terreno peligroso.

Sentí como alguien puso su mano en mi hombro en el momento en que miraba hacia atrás y me encontraba a Elin, ella dejó ir una sonrisa hasta que empezó a caminar hasta donde se encontraba sus padres, le dio una mirada a Leopold y pronto observé como su madre le decía algunas palabras en voz baja donde llego demostrar lo molesta que se encontraba y eso me decía que es por mi presencia.

—La caída parece no ser severa pero le debemos de hacer unas radiografías para ver si no le ocasiono un traumatismo, una conmoción cerebral, una lesión... —prefirió el doctor no continuar con la lista de golpes en la cabeza al ver el rostro preocupado de la señora Veronika. —La parte esencial es que no tiene esguinces ni fisuras así en brazos y piernas —siguió mencionando. —Por ahora solo sigue inconsciente por la caída y más la anestesia pero no dudo que dentro de un par de horas despierte, sentirá mareos y dolores de cabeza, así que le dejaremos unos medicamentos por cualquier cosa. —Los padres de Leopold asintieron hasta ver como el doctor se despedía de ellos.

Observé como pronto la señora Veronika se acercaba a Leopold y le acariciaba la cabeza mientras le decía unas palabras, Elin y el señor Engström prefirieron solo observarlo; sin lugar a dudas, yo estaba en su misma posición, no quería acercarme porque sentía que no es el momento indicado más porque la madre de Leopold se encuentra tensa y nerviosa con la situación.

Rogaba porque Leopold despertara pronto, no me gustaba verlo en la cama de un hospital y más porque sé que esto le puede traer muchos recuerdos; su cabeza tiene alrededor una venda y un raspón por su barbilla, por lo menos daba gracias que no le haya pasado nada grave, porque por lo menos los raspones que consiguió pronto se terminaran por desaparecer a los días.

— ¡Tú! ¡Tú tienes la culpa que mi hijo se encuentre así! —no me di cuenta en el momento en que la señora Veronika terminó por darme un empujón.

— ¡Mamá! —le grito Elin a su madre para que se detuviera.

—Leopold no estuviera aquí si tu no lo convencieras a practicar cosas arriesgadas en casa —no sabía que decir solo observé como ella me atacaba—, ¡entiende que mi hijo no puede ser como los demás! ¡Él no puede ver! ¡No puede correr los mismos riesgos que quieras solo para animarlo a que crea que será alguien normal como si su problema no interviniera en su vida! —tragué hondo.

—Mamá, detente. Liv no tiene la culpa de lo que le sucedió a mi hermano —Elin tomo a su madre del brazo pero la señora Veronika se quitó la mano de su hija.

—Tu padre y tú son unos desconsiderados, no se preocupan por Leopold. Una caída sería suficiente para que él muera o le suceda cosas peores —Elin se quedó petrificada ante aquellas palabras.

—No era mi intención señora... —las palabras no salían a la perfección de mi boca.

—No puedo creer que confiara en ti, sabía desde el primer día que le ocasionarías muchos problemas a mi hijo y eso sin agregar los accidentes que podían pasar —me sentía apenada con lo que decía—. Te pediré de buena forma que te largues de aquí y no vuelvas a pisar nuestra casa, desde este momento quedas despedida —enarqué la ceja.

—Pero mamá... —Elin quiso intervenir.

—No Elin, esta vez tomare yo las decisiones por tu hermano. Si tú y tu padre no están convencidos o a su disposición para apoyarme, pues, pueden marcharse —el señor Sven esta vez no dijo ni una sola palabra.

Despedida. Quizás me lo hubiera esperado de otra manera pero no como esta, no me encontraba en el momento preciso para discutir sobre el tema porque en realidad solo me estoy preocupado por el estado de salud de Leopold aunque ya haya salido de lo peor, no me quiero imaginar que noticia se llevara cuando despierte. Es complicado en realidad, porque por un lado no debí de haberlo motivado demasiado a intentar que hiciera algunas cosas por su cuenta pero tampoco me esperaba que intentara salir de su habitación para ir hacia las escaleras y poder bajarlas sin ningún problema.

No me había puesto a pensar que problemas traería en dejarlo solo; quizás la mayor parte si sea mi culpa pero dejar el tratamiento a medias cuando él parecía alegrarme de intentar nuevas cosas cada día me hace pensar que si llega a saber de mi despido no tardara en enojarse con su madre; Leopold no llegara a entender que todo esto es parte de mi culpa pero no sé hasta dónde podré llegar al decirle que todas las metas y técnicas que teníamos planeado han terminado por cancelarse, por un lado se enojara conmigo pero debo también velar por su salud, porque si no puedo mantener la situación en control, quizás de nuevo las cosas se me salgan de la mano y... yo no quiero que le suceda lo mismo que le paso a Noah; porque si la historia se vuelve a repetir, no sé qué tan fuerte sería para sobrellevar el asunto.

—Lamento lo que sucedió. —Suspiré. —Gracias por haberme dado la oportunidad de trabajar con ustedes señor y señora Engström. —Nadie contesto así que preferí darme la vuelta para irme.

Al salir de la habitación y encaminarme a la salida, solo pensé en todo lo que ha sucedido últimamente, no puedo arriesgar la vida de Leopold más cuando no puedo hacerlo reaccionar en estas situaciones en las cuales no me encuentro a su lado; si apenas una caída en las escaleras le ocasionaron golpes leves no me quiero imaginar cosas peores que pueden suceder en su casa. Es mejor dejar las cosas como se encuentran y así prevenir futuros accidentes.

Espero que me perdones Leopold.

En realidad, no me perdonara. Él confió en mí más que a nadie y dejarlo de esta manera es hacerle ver que de nuevo alguien lo dejó por su ceguera, pero aunque no quiera darle esa impresión, sé que esa será la primera idea que vendrá a su cabeza y es aquí donde parte su pensamiento en no darle esa seguridad y confianza a las personas que intentan ayudarlo. Yo le iba a demostrar que era diferente que los demás pero terminé siendo lo que no quería ser hasta llegar al punto de defraudarlo.

—Liv —me detuve al escuchar que me llamaban—. Mamá no está siendo racional, no le obedezcas, nosotros te necesitamos al lado de Leopold y él necesita también de tu ayuda... —negué rápido.

—Leopold está aquí por mi culpa —le dije con el poco humor bueno que me quedaba.

—No es tu culpa, los accidentes pasan y te aseguro que esto solo fue algo pequeño —me rasqué el cuello con nerviosismo.

—Y si no hubiera sido así, Elin —ella me miro preocupada—. Tu madre tiene razón, a Leopold le pudo haber sucedido peores cosas y yo no estuve ahí para cuidarlo o detenerlo —solo de pensarlo mi cabeza daba vueltas.

—Liv, no te rindas por unas palabras —ella siguió insistiendo.

—No son las palabras, son las acciones, Elin. Tu hermano estará mejor sin mí, no quiero que le vuelta a suceder otra cosa igual porque sin lugar a dudas, no me lo perdonare. —Me mordí el labio por desesperación. —Sé que le prometí muchas cosas y... —su rostro se tornó serio.

—Sabes, ya veo porque Leopold no confía en los demás —contuve el aire al imaginarme lo que dirá—, prometes pero no cumples y eso no puedes hacérselo a alguien que ha perdido las esperanzas y luego te las da a ti porque sabes que mejoraras su vida —me quedé callada—. Tenía muchas esperanzas en ti, Liv. Pero no solo decepcionaras a Leopold, sino que también a muchos y entre ellos a mí. —Baje la cabeza. —No sé qué sucederá cuando Leopold se entere pero dejarlo de esta manera es la peor que has tomado en este momento. —Seguí escuchando sin opinar. —Te deseo lo mejor. —Se dio la vuelta y volvió a entrar a la habitación de su hermano.

No podía culparla, está furiosa así como yo estoy conmigo misma. A la primera palabra que tomo parezco rendirme pero no debo dejarme ilusionar por cosas que quizás no pasaran, Leopold es fuerte y sé que podrá superar esto. Solo espero que esto no lo dejé marcado de por vida, alguien que le dé mejores tratamientos llegara a su vida, alguien como yo apenas lo puede controlar en ciertas situaciones. Elin tiene razón también, es la peor decisión que he tomado pero prefiero no volver hacia atrás.

Me di la vuelta y de nuevo seguí con mi camino, es mejor no mirar hacia atrás o estoy segura que me arrepentiré. Levanté la cabeza y me rasque los ojos antes de liberar las lágrimas que empezaban a salir de mis ojos, estoy segura que si Noah estuviera aquí, también se sintiera decepcionado por mi decisión pero esta vez, prefiero mejor ni pensarlo porque estoy segura que solo me estaré haciendo daño yo misma aunque el daño que más me hace sentir peor será el que le dejé a Leopold.

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