Capítulo 1: "A buen entendedor, pocas palabras"

Casi me llego a caer de la silla de mi escritorio al seguir escuchando al señor Thompson discutir el tema de psicología mental dentro de su clase de filosofía; observé detrás de mi hombro como casi medio salón de clase, se ha quedado dormido sobre su escritorio, de sus cuadernos o algunos extrañamente se han dormido con los ojos abiertos, lo cual la escena se ve lo demasiado escalofriante para seguir mirando. Y como siempre, los que están atentos a la clase como si fuera la más entretenida son Gedeón y Marcus. 


Lo que quizás nunca falta en esta clase, es que siempre alguien tiene que estar concentrando en hacer otra cosa o posiblemente solo este navegando en su mundo cuando el profesor cambia de tema y se centra en otro que particularmente no tiene nada que ver con el tema que se estudia en el día; lo cual ya no me parece nada extraño cuando uno empieza a conocer bien a sus catedráticos.

Antes de quedarme de nuevo cabeceando por el sueño que me provoca dicha clase, escuché unos ruidos provenir detrás de mí, así que al girar mi cabeza, observo como Arath—mi mejor amigo de la infancia—comienza a roncar con la nariz de manera suave y aunque ese no fuera el problema, mis ojos de pronto bajaron hasta encontrar su boca donde empezaba a sacar un poco de saliva haciendo que me asombrara hasta que su boca agarra unas puntas de mi cabello y empezara a masticarlas como si se tratase de comida; sin pensarlo le doy un pellizco en el brazo donde terminó por despertarlo y sin esperármelo, él balancea su cabeza a los lados y achina sus ojos mientras que los rasca hasta dar un enorme bostezo y sus brazos se estiran llegando a prestar la atención del catedrático.

— ¿Tiene alguna consulta joven Olsson? —Escuché como el profesor lo llamó.

En ese instante observé como varios de mis compañeros dejaron de dormir para levantarse rápido y de manera asustada, como si a ellos mismos los hubiera llamado y no a Arath.

—No profesor Thompson, no tengo ni una duda. —Negó mi amigo.

—Entonces, espero que tanto usted como el resto de la clase esté preparado para el examen de mañana ya que veo que todos están atentos a mis palabras. —Alargó las palabras el profesor Thompson.

Todos gruñeron y bufaron ante la respuesta seria de nuestro preferido catedrático para comenzar a murmurar y luego a pedirle que no hiciera un examen mañana; después de todo, casi siempre lo hace cuando él se molesta en el momento en que uno no le pone atención a su clase y lo peor de ello, es que me enoja al saber que la parte del pensamiento no está bien contrastada con el tema que estamos aprendiendo en filosofía para hacer pronto un examen.

Mis ojos alzaron la vista en el reloj que estaba arriba de la cabeza de la pizarra, solo faltaban unos minutos para que saliéramos de esta clase y pueda ser libre para tomarme un descanso en la tarde; no sé cómo es que me había dejado convencer por Arath para que tomara con él—al final de mi último año universitario—, filosofía y eso no es todo, esta clase se dejó como la última del día, y lo peor de esto solo fue para lucirse con una chiquilla de nuevo ingreso; en donde mi querido amigo le llamó la atención cuando la vio por primera vez en el centro de ayuda de la universidad.

La verdad el horario de Arath está peor organizado que su habitación, por lo menos puedo mencionar que el mío está organizado por medio de las clases menos interesantes a las más interesantes pero sin comprender como es que filosofía la dejé de último para mientras que Arath ni siquiera le presta atención...

Lo peor de todo esto es que sigo sin encontrar una solución al problema de cómo es que Arath llega a tener alta nota en esta clase a pesar que ni estudia para mientras que yo debo de esforzarme para llegar, por lo menos, al promedio medio y no dejar la materia.

—Ya me quiero ir —escuché como Arath dejó ir un suspiro cansado.

—Te odio —se lo dije en un susurro.

—Vamos Liv, ni que fuera solo mi culpa —me gire para verlo a los ojos.

— ¡Quien insistió para que tomáramos esta clase por una boba niña que está enamorada del capitán del grupo de fútbol americano y no en mi amigo quien sigue babeando por ella! —cambié el tono de voz cuando estuve a punto de explotar de cólera.

—Convenceré a Jane que yo soy mejor que Werner. —Lo dijo con orgullo.

—Eso lo dijiste hace... Quiero ver... —comencé a contar con mis propios dedos —unos patéticos 15 meses, Arath. —Le dije molesta.

—Bien, sé que me he tardado... —Lo interrumpí.

—Y mucho diría yo —gruñí.

—Es difícil hacerte entrar en razón, ¿no? —dejé ir una sonrisa.

—Me conoces y sabes que esa chica a pesar que parezca un cordero recién comprado de un ganado, no me convence que no sea un lobo feroz a punto de atrapar su presa.

Observé de reojo a Arath y me di cuenta como él se molestaba ante mi afirmación pero aunque él no me crea, para mí esa niña ni que fuera una santa para decir que no tiene una carta bajo su manga para no salir con una tontería algún día. Además, sé que nadie en esta universidad no es tan bueno como Charlotte Villalta, de ella, si he llegado a creer que será una santa y que en un momento dado la encontraré en una iglesia, una imagen de ella por ser un pan caído del cielo.

En los últimos minutos que estuve escuchando al profesor Thompson me quedé observando a la ventana hasta que pensé en la nada y me di cuenta que hasta ahora mi vida no tenía algo emocionante por pasar, es decir, sé que cuando el reloj marque la hora para dar fin a la clase, sé que directamente me iré a casa, haré mis deberes y por último terminare haciendo mis tareas matutinas que siempre hago cuando ya no tengo nada que hacer, además, ya estoy cansada de ello que a veces tengo ganas de tirar las cosas al suelo y ver qué sucede con ellas, pero sé que si hago eso en este instante, el profesor Thompson me llevara a la dirección y luego estaré en la correccional durante todo el resto de la tarde, eso sin añadir que puedo recibir un castigo de parte de mis padres, de todas formas, no quiero que mis padres se enteren de cosas como esa, es demás, no les quiero dar el mal sabor de boca a ellos en un momento en que quizás puedan estar felices y les terminé de amargar su día.

Escuché como el profesor Thompson anuncia que la hora clase ha terminado, así que al recoger mis cosas y ponerme mi mochila, salgo de una manera ordenada—no como mis compañeros que salen corriendo como si se tratara de un maratón para ver quien sale primero de la clase de filosofía—para luego despedirme del profesor Thompson y salir por la puerta de donde siempre dejó ir un suspiro cuando la clase ha acabado.

Espero un momento a Arath para ver como él camina hacía a mí con una cara enojada como si le hubiera insultado a su propia madre.

—No me mires así —dije con un tono de voz más serio, posiblemente por el sueño o el aburrimiento, aunque puede ser por ambas cosas.

—Que yo sé, es la única mirada que tengo —respondió irónico.

—Por favor Arath, no te molestes, sabes que soy muy realista contigo nada más —le expliqué con esa paciencia fascinante que tengo.

—Sueles ser dura en pocas palabras, Liv. —Dijo con un suspiro frustrado.

—Lamento si te dañe, pero sabes bien que eres mi mejor amigo y no quiero que te ilusiones con alguien que ni siquiera te voltea a ver.

Cuando lo observé, pude apreciar su triste mirada para mientras que aceptaba que tenía razón; no es que yo siempre quiera molestar a Arath y serle realista y pesimista a la vez, con esa relación platónica de la cual no sucederá, porque reconozco en miles de maneras que siempre un amigo busca el bien del otro y yo quiero que Arath sea feliz con una chica que lo valore, no con una que se muestra menos interesada en él cada día.

De todos modos, en el tiempo que he observado como Arath ha tratado de impresionar a Jane, ella aún sigue hablándole en su propia cara de lo mucho que le gustaría estar al lado de Werner; y para ponerle más leña al fuego, sé que Werner tiene unos gustos que sé que no alcanzaran a llegar a los pies a Jane, y lo digo porque desde mi adolescencia he conocido a Werner y sé que cuando él le gusta a una chica la busca hasta tenerla en sus manos y hacer lo que quiera con ella para luego cambiarla con otra mucho mejor que la anterior.

En cierta manera, no es por criticar a las personas, pero las cosas cambiaron más cuando Werner comenzó a llegar a su pubertad donde ya no le importaba ir a jugar videojuegos en un árcade o en la casa de sus amigos sino que eso lo cambio por ir al gimnasio y tener un cuerpo fornido que hiciera que cualquier chica tuviera la tentación de tocar sus músculos y eso no fue lo único, cuando su voz dejó de ser tan aguda como la de un niño, terminó siendo ronca que he visto que a varias chicas las hace suspirar con solo un «hola», lo malo de todo esto es que aún sigo sin explicarme cómo es que él había llegado a ser mi mejor amigo y de un día para otro nuestra amistad se destruyó.

Bueno, era de esperarme si Werner se hizo guapo y ¿cómo él le gustaría estar al lado de alguien como yo?, y no necesariamente lo digo por baja autoestima, sino porque hasta hace ocho años sus amigos actuales lo hicieron cambiar para llevar una vida más ruda y despreciable, donde no solo escuché una vez, sino varias, de cómo me llamaba rara en ciertos términos poco discretos y ofensivos, y por más que no hubiera querido aceptar en esa época sus palabras o acciones, todo eso, fue aumentando con el tiempo, ya para mis quince años había vendido a precio de dinero y posiblemente de algunas drogas mis secretos, lo cual eso jamás se lo perdone.

Así que él idiota tuvo que darme la cara luego de haber pasado una vergüenza durante unos meses, cuando media población se había enterado que había dejado de chuparme el dedo hasta los seis o siete años, donde pase una burla de las peores haciendo que varias personas me humillaran y me pusieran apodos de los cuales hubiera querido quemarles la lengua o coserles la boca para que no los dijeran en frente de otras personas.

Aun así creo que las cosas llegan a su fin en un momento dado, así que después de esas malas experiencias, Werner se olvidó de nuestra amistad y se convirtió en uno de los populares para mientras que yo quedé en un último plano llamado marginada.

En el camino nos encontramos con Selene, mi otra mejor amiga, así que para mientras que nos saludaba, de nuevo seguimos caminando hasta llegar afuera de la universidad, Arath se despidió de nosotros para ver como él tomaba su auto y se marchaba a su casa.

—Seré yo u veo a Arath un poco deprimido. —Mencionó Selene.

—Esta así por Jane —comencé a decirle a ella —, le dije de nuevo que ella no le ve ni un interés en querer estar con él y que se diera cuenta antes de hacerse más ilusiones —dejé ir un suspiro porque ahora me siento culpable por lo que le dije a mi amigo.

—Es mejor ser sincero que ser mentiroso, Arath nos quiere demasiado pero siento que algún momento terminara explotando de todas las críticas que le hacemos a su Julieta.

Encogí los hombros para mientras que Selene y yo caminábamos directo a nuestras casas, lo bueno de esto es que Selene solo vive a unos metros de mi casa, así que siempre hay un tiempo en que podemos ir juntas, ya que hay días en los cuales ella o yo salimos más temprano de la universidad o hay otros en los cuales no coincidimos por actividades, horarios de clase o reuniones.

En el trayecto del camino le empecé a contar lo aburrida que había sido la clase de filosofía como también que Arath se había quedado dormido y había empezado a comerse mi cabello, que hasta ahora agradecía que no le haya pasado nada a mi cabello negro porque después de que vi que tenía en su boca las puntas, rápido tuve que pensar para que dejara de hacerlo y no me quedo de otra que pellizcarlo hasta que despertó y casi el profesor se molesta porque de nuevo lo encontró dormido en su clase, es demás, en ese tiempo solo observé como mi cabello había quedado con saliva así que de nuevo tenía el ADN de Arath en mi cuerpo, ya que la primera vez había sido cuando no me había enterado que él había bebido de mi botella de agua cuando andaba enfermo, lo cual provoco que la siguiente semana terminara enfermándome y quedara en cama durante varios días.

—Sabes, estaba pensado en algo que debo proponerte... —la miré extraño.

— ¿Propuesta? —ella rió al ver mi rostro confuso.

—Sí, una propuesta buena y conveniente para ti. —Sonrió como niña—Un día me comentaste que tus padres te habían enseñado tácticas para poder ayudar a los ciegos ¿no? —Asentí. —El día de ayer llego una amiga antigua de mis padres donde escuché como ellos comenzaron a hablar horas y horas de un tema que no entendí al principio, y me acerqué para saber lo que hablaban, así que escuché como esa señora les decía a mis padres que su hijo había tenido un accidente. —Me rasqué la nuca.

—Y ¿qué tengo que ver yo en todo eso? —hice un ademán.

—El chico perdió la vista en un accidente automovilístico y hasta ahora lleva como uno o dos años sin querer recibir ayuda profesional para solucionar el problema —respondió ella.

—Pero yo no soy una profesional en oftalmología o fisioterapia, Selene —le expliqué ya que ella se estaba yendo a otro plano.

—El punto es que la señora está cansada que su hijo le haga perder la cabeza a todas las personas que intentan ayudarlo con su discapacidad y ahora está buscando a alguien que se pueda encargar de él para que lo ayude aunque sea a salir de su habitación —seguía contándome Selene.

—A ver, Selene —dejé de caminar para verla —me estas tratando de decir que quieres que yo ayude a ese chico.

—Sí. —Alargó el sonido de la "i".

Seguía sin comprender esto, la verdad, es que Selene me viene a contar una conversación de la cual yo ni debo de estar entrometida, cuando ella ahora intenta que yo resuelva el problema de un chico que ha perdido la vista por medio de un accidente que desconozco su historial.

Es cierto que mis padres me mostraron durante varios años la manera en cómo sería yo si llegara a ser ciega, pero eso no quiera decir que sea profesional y tenga poderes curativos para hacer que ese chico quiera mejorar su condición de vida y pueda sentirse ayudado por otra persona que no sea él o posiblemente su familia; además las técnicas y tácticas que me han enseñado mis padres son por medio de métodos naturales nada de medicamentos, tecnología avanzada o cosas que puedan revertir la ceguera.

Lo peor de esto es que ni siquiera conozco a esas personas para decir que me puedan aceptar directamente y decir que puedo ayudar a su hijo para que dejé su rebeldía de no querer ser ayudado para luego convertirlo en una nueva persona—esto no puede estar peor—, más que temó que si lo llego a hacer digan que ni uno de mis ejercicios funciono y que yo terminé siendo una farsante de poca clase.

—Selene me daría gusto en ayudar a esa persona pero debo de recordarte que para mí y para la amiga de tus padres, somos totalmente unas desconocidas. —Comencé a darle mis conclusiones.

—Lo sé, Liv. Pero te conozco y sé que tú eres capaz de poder cambiar a ese chico. —Dejé ir un suspiro.

— ¿Lo conoces? —Asintió.

—Nos hemos visto unas cuantas veces pero nunca llegamos a ser amigos o por lo menos conocidos —encogió ella los hombros.

Ahora he llegado a otra conclusión, que mucho menos ese chico se dejara convencer fácilmente de querer tener la ayuda de una desconocida porque por lo menos si Selene lo conociera y fuera su amigo hubiera una pequeña ayuda de ello, porque Selene podría haberle dado su confianza para que él se dejara ayudar sin ni un problema, porque alguien se lo estaría recomendando y dejando en sus manos pero siento que como no son nada ni muy conocidos, las cosas se volverán mucho más complicadas.

—Por favor, Liv, piénsalo. Creo que tú puedes llegar a lograr algo con él —desvíe la mirada para mientras que pensaba en lo que me decía Selene.

—Deja que lo piense bien, ¿sí? —ella asintió.

Dejamos de hablar sobre ese tema para seguir comentando sobre lo que haríamos los próximos días que entráramos en vacaciones, lo bueno de esto es que iba a poder descansar y nada más tendría que ayudarles a mis padres en su negocio; además ya solo me queda unos meses para terminar la universidad, quizás después de todo lo que he estudiado y me he preparado, consiga luego un trabajo donde pueda comenzar a independizarme sola y así aportarle una pequeña ayuda a mis padres a pesar que sé que se negaran en un momento dado.

Me despedí de Selene cuando ya habíamos llegado a su casa, ella me ofreció a pasar a su casa y tomar un poco de su delicioso chocolate con leche pero negué cuando recordé que debía de cuidar a mi hermana menor.

Arregle los cordones de mis zapatos para mientras que me quedé pensando en la propuesta que me había hecho Selene sobre ayudar a ese tal chico, aunque no estaba aún segura de querer hacerlo sería mejor que los consultara con mi mamá, ya que ella es muy buena dándome consejos, quizás ella me ayude a encontrar una solución sobre éste problema que se acaba de crear en mi cabeza, por un lado siento que es una gran oportunidad para demostrar que puedo hacer algo además de estudiar, cuidar de mi hermana y de cosechar flores, si llego a ser afortunada de llegar a la meta que tengo en mente quizás llegué a ser más hábil de lo que pensaba.

Al entrar las llaves de la casa en la cerradura de la puerta y luego girarlas, dejé entrar una parte de mi cuerpo dentro de mi hogar para luego escuchar unos intensos ruidos provenir de las habitaciones de arriba, escuchaba muchos pasos corretear el piso de arriba que llegué a pensar que mi hermana debe de estar jugando a las carreras o saltando con su caballo falso; así que antes de ir a inspeccionar arriba, dejé mi mochila en el sofá para ir a la cocina y agarrar un poco de chocolatina.

Observé como había una nota pegada en la nevera así que al agarrarla y pasar mis dedos por los puntos que marcaba la escritura del braille, empecé a leer en mi mente lo que había escrito mi mamá.

«Volveremos un poco tarde, cuida de tu hermana y si puedes haces la cena por si no llegamos a tiempo. Tenemos unos asuntos que resolver así que no te preocupes por nosotros si tardamos demasiado. Te amamos mamá y papá.»

Esto no me gustaba para nada, cuando me quedaba sola en la casa junto con Aline eso solo significaba una cosa... maratón de películas o series para niños. Quise golpearme la cabeza contra la pared pero no lo debía de hacer, porque si no me provocaría un fuerte dolor de cabeza, así que comencé a pensar que hacer en esta ocasión para que Aline no me invitara a ver sus películas para mientras que yo, terminara mis deberes.

Empecé a subir las escaleras para luego ver por todo el pasillo los juguetes de mi hermana, desde los juguetes más grande hasta los más pequeños obstruían mi paso haciendo que no pueda encontrar un lugar donde poner el pie sin pisotear las muñecas, autos y maquillaje de mi hermana, en ese instante que iba a pronunciar con voz seria el nombre de mi pequeña hermana llegué a ver como salía corriendo de su habitación gritando «arre caballito»

—Juega conmigo, Liv.

Iba a decirle un «no» pero rápido Aline hizo una cara de súplica para que pasara un tiempo con ella, a pesar que a veces mi hermana pueda quitarme la mayor parte de mi tiempo en sus travesuras y juegos, la quiero demasiado para decirle que no. Además sé que es una chiquilla tramposa porque de algo que si tenemos ambas en común es que ninguna de las dos le gusta perder, por eso, es que siempre elijo juegos en los cuales no vayamos a terminar peleadas porque sé que podemos dejar la casa patas arriba si se encuentra un duelo entre ella y yo, solo para saber quién es la mejor.

—Un ratito, ¿sí? —Asintió con su pequeña cabeza —luego si quieres puedes quedarte viendo las caricaturas para mientras que hago mis deberes, ¿sí? —volvió a asentir.

No era necesario que le dijera a Aline si ya había hecho los deberes porque siempre que regreso de la universidad y le pregunté por sus tareas, ella me muestra sus cuadernos y me enseña lo que ya ha hecho, si es algo que a ella se le dificulta hacer, no duda en decirme que le ayude. Por una parte ser por ahora la hermana mayor es un poco difícil que nunca creí sentirlo tan cerca pero antes creo que esto lo sentía mi hermano Noah conmigo cuando le decía que me ayudara en ciertas cosas o que jugara conmigo. Así que ahora a mí me toca ese papel.

En el plazo de tiempo que jugué con las barbies y los ponys de mi hermana, no había notado como ella se había tomado toda mi chocolatina así que achine los ojos cuando vi el vaso vacío cuando quise tomar un poco; sin pensarlo ella dio un salto diciendo que era la hora de la leche y las galletas, dejé ir un suspiro para luego levantarme y tomar la mano de Aline y llevarla a la cocina.

Cuando llegamos, la senté en la mesa, aunque sé que no debía de poner a mi hermana en ese lugar siempre terminaba haciéndolo, si mis padres me vieran hacer esto o me encontraran con las manos en la masa por poner a mi hermana en la mesa, sé que terminaría castigada así que para mientras que observaba como ella sostenía un pequeño oso de peluche en su mano y esperaba que le diera su merienda de la tarde, comencé a hablar con ella.

— ¿Cómo te fue hoy en la escuela? —buscaba la leche que no la encontraba por ningún lado.

—Bien, pero cada vez ese niño... —me levanté para ver a mi hermana.

— ¿Gustaf? —mencioné el nombre del niño que mi hermana detestaba.

—Sí, él —asintió para mientras que se quitaba unos mechones de su corto cabello de su cara.

— ¿Qué sucedió ahora con él? —la motive a seguir hablando.

—Le quito el desayuno a una de mis amigas —cruzó los brazos, Aline.

—Y me imagino que la heroína Aline, salvo de nuevo al ciudadano, ¿no? —reí.

—Claro, no iba a permitir que ese jodido niño le quitara la comida a mi amiga.

Cuando escuche la palabra «jodido» salir de la boca de mi hermana, me sorprendí tanto que me golpeé la cabeza con la manija del congelador donde rápido sentí como el dolor empezaba a entrar por los nervios de mi cerebro. Si mi hermana empezaba a decir esas palabras con su corta edad es porque me ha escuchado decirlas, sé que no soy una santa y hasta ahora que yo recuerde nunca las digo en frente de ella pero eso solo significa que me las ha escuchado decir cuando hablo con Arath o Selene por celular o una video llamada, esa es la única razón que tengo para que ella aprenda de esas palabras y ahora las empiece a decir como si no fuera el menor problema del mundo.

Solo esperaba que a ella nunca se le vaya a salir esas palabras en frente de mis padres porque ya sé que ambos terminaran señalando a una persona por decir esas palabras dentro de la casa.

—Aline, no se te vaya a ocurrir decir «jodido» en frente de mamá y papá, por favor —mi voz se escuchó como una súplica.

— ¿Por qué? —pude ver como giró un poco su cabeza al escuchar lo que decía.

—Es una mala expresión y si mamá o papá te la escuchan decir te pueden castigar. —Le dije como advertencia.

—Pero si tú la dices a cada momento —se excusó.

—Que recuerde solo lo digo cuando estoy encerrada en mi habitación —mencioné.

—Aun así, si dices que es malo no deberías decirlo.

Sabía que por veces podía tener la razón porque aquí quien tiene la culpa soy yo, porque desde que estoy pequeña nunca he escuchado que mis padres digan una mala expresión dentro de la casa, si quizás no se la he escuchado es porque tienen la intención de decirlo dentro de su cabeza y a pesar que si me llegaran a escuchar decir una mala palabra o expresión empezarían a decir que ellos no me criaron de esa manera, pero lo único que se me viene a la mente es de los últimos años que he convivido con mis amigos y ciertas personas que conviven a mí alrededor y por medio de ellas, es que tuve esa influencia haciendo que las palabras quedaran grabadas en mi mente y ahora no las pueda borrar.

—Sí, pero yo las puedo decir porque ya soy una adulta, tú apenas eres una niña —pude ver como enarcó su ceja.

—No quiera decir que solo por tener nueve años no razone mejor que tú —rodé los ojos ante ese comentario.

—Te comprare tus dulces favoritos todo un mes si no vuelves a mencionar esa palabra en presencia de mamá y papá —le dije sacando un vaso limpio de la estantería de vidrio.

—Hecho. —No tardo en decir.

Por lo menos sabía que tenía el silencio de mi hermana durante un mes, por lo menos esperaba que esas palabras no salieran tampoco en su escuela porque si lo llega a escuchar su profesora, lamentablemente llamará a mamá y papá, y eso terminara peor de lo que me imagino.

—Tampoco se te vaya a ocurrir decirlo dentro de la escuela o sino la profesora terminara llamando a mamá para que escuche lo que dijiste —empecé a llenar el vaso de leche.

—No lo diré si agregamos un par de helados a la semana cuando salga de la escuela —cuando la miré pude ver su sonrisa de malicia.

—Comienzas a pedir mucho. —Achiné los ojos.

—Intentas comprar mi silencio, ¿no? —Mi boca terminó haciendo una línea —Si quieres que no hable para eso hay tratos de los cuales hagan que no hable y a ti no te castiguen.

Respire hondo para mientras que la veo de manera amenazante a mi hermana, donde apenas ella vio mi rostro y empezó a reír, podía ser una pequeña niña que apenas comienza a atarse los cordones de los zapatos pero sus habilidades de pensar más rápido que yo comienzan a superarme que temó que algún momento ella terminé por sacarme de mi habitación por guardar uno que otro secreto mío.

—Entonces, ¿hacemos trato? —alzó su mano en frente de mí.

—Bien, pero conste, si me dejas pobre y ya no me alcanza para comprarte ambas cosas será tu culpa no mía —encogió los brazos sin darle importancia a lo que decía.

Terminé por darle su leche y unos cuantos oreos para ver como ella entraba la galleta en el vaso de leche como si estuviera patrocinando la marca de la galleta en televisión.

Por lo menos si la tengo controlada con comida y con sus caricaturaspreferidas, sabía que el resto de la tarde y un poco de la noche harían queella dejara que hiciera mis trabajos para mientras que yo escuchaba música y lavigilaba para que no hiciera algo malo.    

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¡Hola! Primero quiero agradecerles por leer mi nueva historia y a la vez espero que les haya gustado este primer capítulo para que los motive a seguir leyendo los próximos capítulos.

Isabel Moz

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