Capitulo 5.
Acudir a Natalie, para Jared fue mucho más urgente, que el encontrar a esa chica que tanto le obsesionaba. Por lo que él y Emma llegaron a la determinación de seguir con su búsqueda en otra ocasión.
Al llegar a casa ya había amanecido por lo que para esas alturas Jared era absolutamente invidente. Sus azules iris zafiro fueron remplazadas por un par de perlas blancas que le obligaba a mantener la mirada fija en un punto muerto en la oscuridad.
— Por favor, Emma, ayúdame a llegar a su habitación — le pidió el vampiro a su amiga
— De seguro está dormida, Jared — dijo Emma en un tono de preocupación. Ella no podía dejar de pensar en lo mal que le hacía tanto a Jared como a Natalie esa relación simbiótica y obsesiva que se estaba construyendo entre ellos. Para la bruja, todo lo que veía entre el vampiro y la Eterno, se trataba de una retorcida, toxica e insana necesidad.
— ¿Entonces, tendré que ir yo solo? —replicó Jared
— No, sólo sugiero que...
— Emma— le detuvo Jared de manera cortante y seria
— ¡Bien! — Aceptó ella de malas ganas — vamos — finalizó sujetando a su amigo por la espalda para guiarlo con cuidado por las escaleras.
cuando cruzaron todo el largo pasillo del segundo piso, se detuvieron frente a la puerta del fondo donde Natalie seguramente lo estaba esperando despierta, ya que si no prueba aunque sea una gota de sangre que provenga directamente de Jared, la chica Eterno no puede conciliar el sueño
— Tomate el resto del día para dormir, Emma — dijo Jared antes de entrar a la habitación — debes recuperar el sueño perdido. Pero seguiremos con nuestra búsqueda hoy en la noche
— Está bien, gracias — dijo ella en un tono cansado
— Pero antes de irte a la cama, por favor dile a Sheila que consiga más sangre de reserva y que traiga algunos voluntarios de El Antro hasta aquí, en especial humanos, esta noche deberé alimentarme muy bien para la búsqueda y no saldremos a ninguna parte hoy
— Está bien — dijo Emma
— Descansa, que duermas bien
— Gracias, Jared... tú igual — dijo la hechicera antes de marcharse definitivamente.
Enseguida, el vampiro tomó a tientas el pomo de la puerta y entró sin golpear. Natalie al escuchar el sonido chirriante de las bisagras, se incorporó sobre la cama contenta de que Jared por fin hubiese llegado a casa.
— Llegaste— dijo la Eterno con alegría en su voz.
— Por supuesto que sí, cariño. ¿No creías que te dejaría sola?
— No, claro que No. Yo confió en ti... es sólo que creí que tendría que conformarme con la sangre de reserva. No me gusta esa sangre, me hace vomitar y la tuya no.
— Lo sé— dijo Jared sentándose a los pies de la cama como si realmente supiera donde se hallaba ésta en su propia oscuridad—pero la sangre de reserva es la que te mantiene con vida cuando yo no estoy. Y bien sabes que vomitas sangre de otros vampiros porque no estás acostumbrada, eso no es sano para ti, debes darle una oportunidad.
— Tu sangre me hace sentir viva, Jared. No necesito nada mas — respondió ella. Jared comenzó a tantear el lugar mientras intentaba acercarse a Natalie. Ella se incorporó un poco más y jaló de su brazo para acercar la mano del vampiro a su rostro. Al tener contacto físico con la piel de la chica, él comenzó a acariciar suavemente el rostro de Natalie con ambas manos como suelen hacer los ciegos al conocer a alguien en las películas.
— Mi dulce y pequeña Natalie— dijo él en un susurro sin quitarle las manos de su rostro — Tan desvalida... tan frágil.
— No quiero que sientas lástima por mí, Jared — dijo ella — yo soy feliz, lo he sido desde esa noche en la que me salvaste ¿Es que acaso no lo notas? Gracias a ti mi mundo es perfecto
— Claro, desde luego que lo noto, cariño — dijo él en un tono tierno.
— Entonces... —respondió ella mientras posaba su mano sobre la de Jared — no sientas compasión por mí, sólo... sólo hazme feliz.
Comprendiendo de manera implícita aquella frase, Jared soltó el rostro de Natalie para luego, llevarse la muñeca a la boca y clavar sus colmillos en ésta, auto infringiéndose dos profundas mordidas perfectamente circulares que muy pronto comenzaron a sangrar abundantemente. Natalie con ansias, se relamió los labios y casi como un impulso magnético, se abalanzó contra el brazo de Jared y con urgencia, comenzó succionar.
— Vamos... con calma, pequeña. — Dijo Jared en un susurro mientras le acariciaba la cabellera a la chica con la mano que tenia libre — No te apures, sólo disfruta; yo no me iré.
La chica comenzó a disminuir su impetuosa ansiedad, pero aun así se negaba a despegar su boca de la muñeca de Jared. Resignado, el cantante esperó a que la Eterno se sintiese satisfecha. Y es que, las cosas entre ellos dos siempre eran así; Jared le ofrecía de su sangre a Natalie, ella bebía hasta ya más no poder y él simplemente se resignaba a ello como si se tratara de su única prioridad.
Jared se quedó con Natalie hasta que ella por fin se durmió y pudo dejarla sola por un buen rato. De modo que después, él estuvo toda la tarde en su propia habitación hasta que anocheció, Emma por su parte, durmió durante todo el día tal como se lo pidió Jared, pero luego se reunió con el cantante en la antesala de la habitación de éste.
Sheila, su segunda asistente, logró conseguir más reservas de sangre, y una voluntaria humana que ofreció su sangre para alimentar al vampiro.
Era la primera vez que esta chica se ofrecía como voluntaria, así que cuando Jared dispuso de ella, ésta cayó inconsciente sobre el sofá por un rato, pues ella se impresionó con el dolor que la primera mordida le causó. Por su parte, Jared le quitó importancia, pues él sabía que la chica seguía viva, así que luego de curarle las heridas dándole de su propia sangre. Jared y la hechicera continuaron con la búsqueda de Esperanza dejando a la humana sentada en el sillón bebiendo un té de melisa para que se le quitara los nervios.
Por otro lado, Shannon decidió ir de caza y luego pasarse al El Antro, lo que a Jared en cierto modo le molestaba, no el hecho de ir al El Antro, si no que su hermano quisiera ir de caza. No obstante; en todos los años que han estado como inmortales, Shannon nunca se sintió cómodo siguiendo las reglas, por lo que Jared resignado aceptó que ya no había nada que hacer al respecto. Simplemente esperaba en sus fueros interno que aquel comportamiento no le acarreara problemas con la banda, tenía una imagen que cuidar y debía tener precaución; ya sea por los cazadores de vampiros, como por los periodistas. Pero su hermano no le hacia las cosas fáciles para que eso se lleve al 100% acabo.
En varias ocasiones Jared debió borrarle la memoria a muchas fans porque luego de cada conciertos o de vez en tanto, luego del Meet & Greet, el baterista lograba encantar a su potencial víctimas y llevarlas a su camarín, y si la chica tenía el infortunio de ser una obsesión momentánea para Shannon, ella terminaba en la habitación de hotel donde antes de ser alimento para vampiro, el baterista tenía relaciones sexuales y luego la drenaba casi hasta la muerte.
Sólo un par de veces ocurrió que Jared no pudo salvar a la chica y aquello terminó por romper la confianza que le tenía a su hermano, desde entonces ha intentado tenerlo a raya para que algo así no volviese a ocurrir. Desde ese momento Shannon se vio obligado ir al El Antro y demostrarle a Jared que él sabía hacer bien las cosas.
Sin embargo, eso no frenaba al baterista en sus ganas de ir de caza y atacar algunos transeúntes nocturnos y solitarios, haciéndose de sus víctimas con el cuidado de dejarlas vivas y luego convertirlas en Eternos o en vampiro en caso que quedasen con heridas irremediables, para que no muriera.
La única forma posible de que un humano se convierta en Condenado, es que sea herido de muerte y que en medio de su agonía, beba sangre de vampiro o en su defecto, de humano para pasar a ser un vampiro más, u otro Eterno. Ya que ser Condenado, es sólo un estado trancitorio.
En caso contrario, si las heridas llegan solo a ser superficiales en la víctima, beber sangre de vampiro en ese estado solo serviría para fines curativos, no habría transformación.
Así que, para evitarse problemas, Shannon intentaba no dejarlos como un Condenado y una de sus razones era que odiaba tener que darle de su sangre para transformarlos, y la otra razón era, que el baterista siempre tuvo cierto repudio contra los Eternos. Además, que si los dejaba a su suerte, corría el peligro de levantar sospechas en caso de que el Condenado no lograse convertirse por sí solo, y a él tampoco le gustaba dejar rastros abandonando cuerpo sin vida por las calles de Los Ángeles ( o de cualquier ciudad). No tenía tanta imaginación para inventarse una coartada y Jared de todas formas se enteraría. Tal como ocurrió con Natalie en el pasado, quien como sabemos, ella si tuvo ayuda logrando sobrevivir a esa fatídica noche en la que se convirtió en una Eterno.
Pues aquella noche, si bien las intenciones de Shannon era matarla, Jared no estaba ahí por casualidad. El cantante siguió al baterista desde lejos, dejó que atacara a Natalie intencionalmente sólo para ver hasta qué punto Shannon era capaz de llegar, y cuando se dio cuenta que él quería acabar con la joven, intervino en el asunto haciendo que la historia de esa pobre Eterno fuese tal y como la conocemos. Simplemente para evitar otro incidente en que los hicieran sospechar de ellos. Pero el cantante nunca pensó que luego le tendría un cariño tan grande a la chica que salvó, sólo porque de ese modo cuidaría la reputación de la banda.
Se escuchó un golpe en la puerta de la habitación de Jared, y antes de que hubiese respuesta alguien entró abriendo la por fuera lenta y tímidamente.
— Hola, pequeña— saludó Jared al ver a Natalie pasar a la habitación.
— Te fuiste— dijo ella en un tono mecánico y monótono. Como si se hubiese despertado recién o estuviese sonámbula.
—Sí, Así fue. Quería dejarte dormir mientras Emma y yo nos ocupamos de algunos asuntos— explicó Jared— ¿tienes hambre?
— Sí, mucha —respondió la Eterno
— Jared, si le das de tu sangre ahora, tus poderes disminuirán — intervino Emma murmurando mientras alejaba un poco al cantante para hablarle con mas privacidad
— No te preocupes, sólo le daré un poco
— ¿Cuánto? — cuestionó Emma
— Un poco, Emma, lo suficiente para no dejarme vacío — respondió Jared bastante fastidiado de que Emma le cuestione siempre sus decisiones.
— El problema es, que para ella nunca es suficiente, Jared, y lo sabes
— Confía en mí ¿sí? Yo sé lo que hago
— Sí confío en ti, Jared... pero no en ella. — Al oír eso, el cantante le lanzó una mirada de advertencia a su amiga mientras negaba con la cabeza en señal de desaprobación.
Natalie fingía no escuchar aquella charla privada entre el vampiro y la hechicera, mientras observaba detenidamente a la chica sentada sobre el sofá. Ésta le devolvía la mirada a la chica Eterno, pero su expresión era neutra, estaba ida; como si realmente no estuviese ahí mental ni espiritualmente. Natalie sonrió.
— Jared, quiero que la conviertas para mí — dijo de pronto la Eterno tomando por sorpresa a Emma y Jared
— ¿Qué? — se atrevió a preguntar la hechicera con incredulidad — Por favor no, otro capricho mas no... — Jared, alzando levemente su mano la hizo callar
— ¿Por qué quieres que la convierta, pequeña? — quiso saber él hablando en forma tranquila
— Porque me siento sola — respondió Natalie — me tienes encerrada en esta casa todo el día y no me dejas salir más allá del jardín
— Tú sabes porqué, es por tu bien — dijo Jared
— Lo se... y eso me hace sentir peor. No puedo ver a mis antiguos amigos, ni a mis padres
— Natalie, el cartel de " Se busca" aun aparece con tu imagen de adolescente en las cajas de leche y carteles callejeros. Y eso desde hace diez años — comenzó a explicar Jared — si alguien te ve y se da cuenta que no has cambiado en nada creerán que eres un vampiro y los cazadores te atraparían
— Es por eso que te lo pido — comenzó a suplicar la Eterno — necesito a una compañera, una amiga a la que le pueda confiar mis cosas. Además, Shannon me odia y Emma también...
— Oh, yo no te odio — interrumpió Emma defendiéndose — sólo no eres mi persona favorita
— Como sea — dijo Natalie ignorando a Emma y continuando con sus suplicas sin apartar la mirada de Jared — tú eres el único con el que puedo contar pero casi nunca estas aquí y cuando te vas, me siento realmente sola. Necesito a una amiga, Jared. Y la quiero a ella. — finalizó señalando a la humana.
Jared se quedó en silencio por un momento mientras reflexionaba en las palabras de Natalie, no estaba seguro si complacerla en aquella petición, pero en el fondo, sabía que ella tenía razón
— Bien, pequeña — dijo por fin — Sí. Necesitas compañía para cuando yo no esté contigo, pero no te fijes en cualquier humana — añadió mirando a la chica del sillón — tiene que ser alguien especial
— ¿Y qué hay de malo con ella? — preguntó Natalie
— Margaret — dijo Jared — es sólo una humana que llegó de El Antro, se ofreció de voluntaria para darnos su sangre cada vez que lo requerimos, ahora está descansando, pero cuando se recupere se irá.
— ¿No es una Condenada? — preguntó Natalie
— No, no está herida de muerte
— Oh, ya veo — dijo Natalie sonando un poco decepcionada.
— Pero tranquila, cariño. Emma y yo estamos trabajando para encontrar a esa chica especial que te hará compañía — añadió él sonriendo dulcemente
— ¿Enserio? — preguntaron ambas chicas al unisonó, Emma con sorpresa e incredulidad y Natalie con alegría y entusiasmo
— Tenlo por seguro — afirmó él
— ¡Oh gracias, gracias, gracias! — Exclamó Natalie abrazando a Jared — Eres el mejor
— Si mi pequeña necesita a una amiga para pasar sus días aquí yo no se lo puedo negar
— ¿Estás hablando enserio? — cuestionó Emma. Jared desarmando el abrazo de Natalie de forma amable, se dirigió a su amiga mirándola con frialdad en sus azules ojos nocturnos.
— Sí, Emma. Es enserio — respondió él. Emma suspiró con preocupación mientras se cruzaba de brazos— Y ahora, déjanos asolas, Natalie tiene hambre — añadió el cantante
— Bien...— dijo caminando hacia la chica humana para tomarla de la mano y obligarla a ponerse de pie. Luego, antes de abandonar la habitación añadió — Avísenme cuando acaben, a ver si mas tarde logramos nuestro objetivo sin tantas interferencias. — Miró con algo de desdén tanto a Natalie como a Jared, y se marchó llevándose a Margaret consigo.
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