Capitulo 28
Buscó dentro de la carpeta que Sheila le indicó, pero dentro de esa carpeta, había más carpetas. Cada una separadas por capítulos, y es que cada uno de estos, tenia al menos unas veinte páginas. Los datos que había recopilado en las páginas faltantes del grimorio le parecían fascinantes, no podía decidir qué era lo que le gustaba más, Esperanza pensaba que cada uno de los datos recopilados eran uno mejor que el anterior.
Fascinada en cada detalle, ella estaba segura de que lo que leía eran cosas que de seguro Jared no le revelaría y dudaba que Shannon se las dijera así de fácil como él dijo que lo haría, al menos no de manera gratuita. Para no olvidarse de los detalle de su lectura, ella traía consigo una libreta de notas en la que escribía los puntos más importantes.
En el grimorio se mencionaban a las cinco familias Reales. La historia de cada una de ellos. Por supuesto se detuvo con más detalles en la mención de la familia Snow, y en lo cuanto que diferían en tanto reglas se trataban, entre los Leto y los Snow.
En Italia: La inminente y drástica decisión de un rey derrocado por tener tendencias "inmorales" al actuar como un Incubus, mientras que en Inglaterra, un rey Incubus no dejaba herederos reales para la posteridad de su trono, dejándolos vivir, pero dejándolos a manos de distintas familias humanas repartidos por el mundo, incluso, separándolos de sus madres. Esperanza no podía entender, porque su padre tomaba esa decisión. Aquello fue tan impactante para ella, que comenzó a cuestionarse, si realmente su madre, era su verdadera progenitora o no.
Miró la hora que figuraba en la computadora. Había pasado una hora desde que se sentó ahí a registrar los archivos que buscaba. No se había dado cuenta y pensó que probablemente Sheila ya iría por ella.
Por un momento se sintió algo mareada, probablemente era por el cansancio de leer tanto a través de la computadora, sus ojos pesaban, y necesitaba desviar la mirada para descansar la vista pero ella simplemente prefirió cerrarlos por unos segundos
Era increíble, y algo aterrador para ella, enterarse, que pertenecía a la realeza, y por si fuese poco, su padre era un rey vampiro. Por fin comprendía la razón de aquel apodo, que con insistencia Shannon le ponía, aunque, no por eso le agradaba. El agobio y la sorpresa de saber sobre su pasado no le facilitaban la tarea de tener que procesar toda esa información. Literalmente, se sentía como el primer día que llegó a esa casa.
Después de un minuto, volvió a su lectura, y finalmente descubrió sobre el misterio de la "Familia B." Titulo que figuraba en la portada del grimorio.
Pertenecía a los Bardsley, los hechiceros que estuvieron al servicio de la realeza británica. Fueron los encargados de que los Snow se convirtieran en los vampiros reales de aquel país.
Esperanza miró el reloj por última vez, ya eran más de las 12:00 AM, y le extrañaba que Sheila no estuviera ahí, pues ya habían pasado las dos horas.
Negándose a tentar a su suerte, decidió que ya era muy tarde, y continuaría con su investigación otro día. Por lo que, guardando su libreta y cerrando los archivos de PDF que había conseguido, se dispuso a ponerse en pie, pero de pronto, un par de manos se posaron firmemente en sus hombros desde su espalda. Estaba tan concentrada en su lectura y anotaciones, que no se percató que alguien la estaba vigilando.
— Hola... Princesa— habló de pronto Shannon. Esperanza se paralizó sintiéndose descubierta, — Shh, tranquila, sólo soy yo — añadió el baterista, muy pronto sus manos se pasearon por los hombros y el cuello de la chica acariciando lenta y amenazadoramente la tersa piel femenina.
— Yo... yo...
— Sabes— susurró Shannon, mientras se inclinaba al cuello de la chica, y acariciaba la zona de la yugular con su nariz y labios. Esperanza comenzó a temblar ligeramente ante esa acción. — Tienes suerte que haya sido yo, y no mi hermano quien te descubriera rompiendo las reglas.
— ¿Tú...no le dirás...? ¿O... o sí?— preguntó Esperanza con voz trémula. Sus ojos comenzaron a lagrimear y revoloteaban nerviosamente de un lado a otro
— Hmmmm. Ya veremos. Bien sabes que yo no soy muy amigo de las reglas que ha impuesto mi hermano — comenzó a decir Shannon en un tono teatralmente meditativo. Enseguida, soltó un profundo suspiro sobre el cuello de Esperanza provocándole a ella un fuerte escalofrío que la hizo sollozar por lo bajo. A Shannon le deleitaba el aroma de la sangre que emanaba la chica a través de sus venas, mismo que subía por los poros, y se impregnaba por la piel. Pero por sobre todo, le gustaba verla en esa situación tan incómoda.
— ¿Que... quieres? — Preguntó ella.
— Siempre supe que tenías curiosidad, princesa. Pero no creí que de verdad deseabas experimentarlo — dijo él.
— ¿Cómo?
— Tu curiosidad... esa que tienes sobre las mordidas
— ¿Qué? — exhaló ella, pues ya no le salía el timbre de su voz — ¿Nos estabas espiando?
—No. Casualmente pasaba por aquí y escuché tu pequeña conversación con Sheila. Lentamente, Esperanza volteó hacia él sobre la silla, y enseguida, mientras agachaba la mirada, ella negó con la cabeza
— Nos estabas espiando— repitió, pero esta vez no era una pregunta, era una afirmación, ella se negaba a creerle. — Y has estado aquí durante todo este rato como un verdadero psicópata
— Prefiero el término, depredador.
En ese instante, Esperanza recuperó su compostura y firmeza. Aunque en el fondo, ella seguía asustada, se negó rotundamente a demostrar su debilidad ante el vampiro.
— ¡Eres un enfermo!— le gritó, mientras se paraba de la silla.
— Oh, vamos, es sólo un chiste
— ¡No es normal que alguien se quede horas observando a otra persona!
— A mí me parece una práctica fascinante, en especial si se trata de ti
— No. No va a resultar, Shannon — dijo ella — se cuáles son tus intenciones
— ¿En serio? ¿Y cuáles son? ¿Me las puedes decir?
— Ya me has mordido en otras ocasiones y... Sheila tiene razón, es horrible
— Ah, eso es porque la mordida reveladora es diferente. Tiene que ser dolorosa, con ella se busca dar y obtener información, no deleite.
—Já, y supongo que si es por buscar el deleite, es sólo para ti.
— Es probable — afirmó Shannon encogiéndose de hombros— pero también hay otras mordidas cuyo deleite es mutuo.
— Bien, suerte con eso. — Dijo ella hartándose de la situación. Pensando que, lo último que quería hacer era lidiar con los Leto, en especial con el fastidioso Shannon, buscó el modo de alejarse de él — yo... yo ya terminé aquí. — añadió propinándole un pequeño empujón con su hombro al pasar frente al baterista.
Rápidamente, el vampiro la tomó de la muñeca, haciendo que ella volteara a verlo con expresión de sorpresa — No lo niegues, princesa. Quieres experimentarlo, de lo contrario no habrías preguntado.
— Pero sólo fue una pregunta, no significa nada en especial. — dijo ella con incredulidad y sarcasmo en su voz.
— Bien, bien. Como quieras — respondió Shannon con resignación al tiempo que soltaba su brazo y la dejaba ir. Esperanza resopló aliviada, y tan rápido como se sintió libre, ella le dio la espalda al vampiro para marcharse de la biblioteca, pero en un abrir y cerrar de ojos, se vio girando sobre sus talones y una de sus muñecas atrapada entre las manos del baterista. Cayó en su trampa una vez más.
— Shannon por favor— suplicó la chica — déjame ir o gritaré — Esta vez, la voz de Esperanza denotaba un leve temor.
— Haz lo que quieras, pero el problema es, que yo sí tengo curiosidad, pero por sobre todo sed, mucha... sed.
— Pues ve al club... o... o ve a cazar, a mi no me molestes. — dijo ella soltándose del agarre. Ya muy molesta, se dio media vuelta, y una vez más intentó salir, pero cuando estaba a un metro de la puerta, esta se cerró de golpe, quedando encerrada en la biblioteca. Al girar nuevamente, Se dio cuenta de que Shannon estaba muy cerca de ella, a centímetros para ser exactos, invadiendo todo espacio personal.
— ¿Pero qué...?— masculló ella al verse encerrada
— Telequinesia ¿ Recuerdas? Es un don vampírico que tú también podrías desarrollar ... Claro si eliges al mentor correcto
— No te tengo miedo, nada de lo que me digas me hará escogerte.
—No debiste haber dicho eso, Princesa. Eso fue prácticamente una invitación para mí.
Al tragar saliva, Esperanza sintió que se le formó un nudo en la garganta, Shannon la jaló hacia él con brusquedad — de verdad tengo mucha sed — susurró en el oído derecho cuando el vampiro la tuvo entre sus brazos. Esperanza estaba temblando, quería llorar y gritar auxilio, pero sólo salían sus lágrimas, su voz quedó totalmente atascada en la garganta, Shannon estaba complacido al oírla sollozar, mientras ella forcejeaba y golpeaba a manotazos sobre el pecho de él sin éxito de poder librarse de aquel abrazo, que muy pronto se convirtió en un fuerte agarre que la inmovilizó.
— Hmmmm. Princesa, sabes que mientras más luches, es más excitante para mí. — se burló. Apartó algunos mechones de la suelta cabellera de la chica, y luego tiró de la blusa por encima del hombro arrancando un par de botones en el proceso. —Ahora veremos si tu curiosidad y la mía, son satisfecha después de esto. — dijo él en un susurro que Esperanza no pudo reconocer, se oía mas gutural, como la de una bestia salvaje defendiendo a su presa de quienes se la quisieran quitar.
"voy a morir" Dijo Esperanza en sus fueros interno.
Sin embargo antes de siquiera darle un pequeño piñizco, el vampiro simplemente apoyó sus labios sobre la garganta de la chica, en seguida, depositó un beso, luego, succionó al vacío sobre la zona de la yugular, marcándola con un gran y moreteado chupetón, un cello personal, y finalmente clavó sus colmillos ahí mismo.
Sabía que en cualquier momento, uno de los dos hermanos Leto la tomaría desprevenida. Pues, Jared si bien era el más tranquilo, también era aquel que la secuestró, y que también actuó de manera violenta cuando se enteró que le hizo beber sangre humana a Natalie. Por lo que Esperanza tenía la impresión de que Jared tenía tendencia a actuar de manera pasiva agresiva, eso sin mencionar la vez que él la besó de tal forma, que los poderes de la Destinada, se descontrolaran al punto de llegar a poner de cabeza una habitación completa, o todas las prohibiciones que le había estado imponiendo al no dejarla comunicarse con su familia. Era obvio para ella que en algún momento, Jared terminaría sucumbiendo a su instinto natural de vampiro sediento, queriendo probar la sangre de aquella extraña chica que secuestró hacia ya varios meses.
Por otra parte, Shannon, el mayor. Era el más rebelde, el rompe reglas, el que está siempre en contra de su hermano. Era claro, que él era el más propenso a hacer un acto como ese, y aun así por muy tonto y obvio que fuese, Esperanza no creía, que el primero en morderla de esa forma, fuera el que menos le agradaba.
Pero entonces, ocurrió lo impensable. Al comienzo, ella sintió una mordida, normal y dolorosa, como cuando un perro rabioso ataca a quienes lo provocan, algo similar a lo que sintió cuando Jared y Shannon la mordieron la primera vez (en distintas ocasiones), al aplicarle la tan famosa "mordida reveladora", pero luego de unos segundos, Esperanza notó que aquel dolor ya no era molesto, todo lo contrario, le resultaba agradable. Sí dolía, pero era un dolor distinto, cuya sensación se extendía hasta su abdomen tenso sintiendo mariposas revoloteando en su interior. Junto a esa sensación tan predecibles y humana, también podía sentir leves palpitaciones, tanto en su corazón como en lo más profundo de su entrepierna. (De pronto, por cada succión que Shannon le propinaba al beber de Su dulce sangre, Esperanza también comenzó a sentir una especie de mareo muy leve como si su cuerpo se elevará y flotar en el aire. Todos sus miembros corporales, estaban lánguidos, colgaban a los lados como muñeca de trapo, mientras que, su conciencia poco a poco se iba apagando como si realmente tuviese mucho sueño.
En sus fueros internos, diez segundos se convirtieron en diez minutos. Y muy pronto estos diez minutos les parecieron horas, horas en las que ella perdió toda voluntad, mientras el depravado vampiro la tomaba entre sus brazos sin dejar beber de su sangre.
Poco a poco, Esperanza empezaba a perder la respiración, sus brazos se intentaban aferrar alrededor de Shannon, pero sus extremidades superiores, seguían tan lánguidos y sin fuerza que no era capaz ni siquiera de hacer un gesto de incomodidad o satisfacción, simplemente no podía moverse.
Sin embargo, a sabiendas que estaba a punto de morir; ella no deseaba que Shannon se detuviera. Lo que sentía era algo poderoso e invasivo pero agradable a la vez, y al mismo tiempo agresivo Y probablemente también letal si ella no reaccionaba y lo detenía de alguna manera.
Por otra parte el vampiro sufría un dilema; la sangre que aquella damisela poseía era deliciosa, especial, única. No se parecía nada lo que ya había probado antes. Su problema era, que estaba en una disyuntiva que no podía resolver en aquellos segundos. Quería dejarla vivir para beber de su sangre lentamente, día a día. Pero en ese momento, también pensaba que quería beberla y drenar la hasta la última gota, sobretodo, porque era incapaz de detener ese frenesí agobiante que invadía su mente y su cuerpo. No obstante, por primera vez en su vida pensó en que no quería estar en problemas con su hermano, el rey. Seguramente si mataba esperanza Jared lo dejaría encerrado para siempre en la habitación blanca y eso era algo que ningún vampiro querría vivir en realidad. Claro qué en su cuerpo llevaba estampados los tatuajes protectores, pero nada costaba decirle a alguna de las hechiceras que desactivada los hechizos protectores de sol en los tatuajes. Porque lo que el rey decía se hacía.
—Está bien— masculló él alejándose por fin de aquel cuerpo inerte que aún respiraba débilmente — al fin, que yo soy sólo el príncipe, aquel que sólo causa molestia para todos. Mis opiniones nunca cuentan, ni contarán, y mis acciones siempre serán censuradas.
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