Capitulo 22.

Habían transcurridos varios días, incluso una semana desde que los cazadores fueron a la mansión Leto. Pero existían algunas razones por las que ni Emma, ni Bryan no les hayan querido mencionar aquella pequeña visita a Jared hasta esa tarde del sábado. Una de esas razones era el miedo, y la otra era la lealtad.

A Bryan le asustaba decirle a Jared sobre su procedencia familiar por el miedo de que él fuera a decirles a sus hermanos sobre su paradero, pese a que la hechicera afirmó reiterada veces que Jared jamás cometería tal traición, pues él protegía a su gente así tenga que mentir para ello.

Por su parte, Emma, que en todo ese tiempo fue la primera en involucrarse en la transición de Bryan, se vio obligada a guardar aquel secreto porque el joven vampiro le hizo prometer que no le diría nada al rey. Pero al pasar los días llegaron a la conclusión de qué tarde o temprano tenían que decírselo, antes de que los hermanos Hunter volvieran a la mansión a interrogar a Jared, o peor, que fueran a por Bryan.

— Déjame entender, ¿Tú eres un Hunter? ¿Y tus hermanos te están buscando? — Comentó Shannon con incredulidad.

Shannon Leto se encontraba en esa reunión, al ser el príncipe de la familia Leto. Lo normal hubiese sido, que Jared hubiese ocupado ese título, al ser el hermano menor. Pero luego de lo que pasó con la madre Leto, Shannon fue rebajado a Príncipe nuevamente; Titulo que se les da a los herederos legítimos del monarca. Por lo tanto, Jared fue nombrado rey, de modo que los hermanos Leto debieron invertir sus roles.

Por otro lado, hijos fuera del matrimonio real, no eran tomados en cuenta, y ese era el caso de Robert Greenwood, quien pudo haber sido el siguiente al trono, si no fuese porque éste sólo fue hijo de Constance y de un vampiro plebeyo, con el que le fue infiel al Ray Leto cuando éste decidió actuar como un incúbu en su época de mando antes de que lo descubrieran y lo derrocaran.

— Así es, señor. — afirmó Bryan avergonzado.

— ¡Genial! — Exclamó Shannon soltando una risotada. — Hechiceros, licántropos, Eternos. Te faltaba la guinda de la torta, hermanito, un cazador de vampiros convertido en su propia presa. — Reprochó el baterista. — Cuando la mansión Leto no podía parecer más un circo Freaky, tenías que añadirlo a él para variar. — finalizó apuntando a Bryan.

— Yo no soy un cazador, sólo mis hermanos y mis padres lo son. — se defendió Bryan.

— Ya hablaremos de eso — interrumpió Jared poniendo una Palma hacia arriba. En seguida, se dirigió a su asistente. — Se supone que estábamos ocultos bajo un hechizo.

— Sí estábamos ocultos. — Respondió Emma. — Pero sólo ante los ojos humanos.

— ¿Y dices que testigos vieron como desaparecieron Bryan y Esperanza?

— Sí, es lo que aseguraban los cazadores esa noche.

— Por supuesto. De seguro había otras criaturas de la noche en el aeropuerto.

— O hechiceros. — añadió Emma. Enseguida, se acercó aun más a él y le murmuró al oído en un tono suplicante. — Jared, no lo podemos dejar sin protección. Los Hunter pueden volver, y tarde o temprano se darán cuenta d que está aquí. No podemos permitir eso.

— Tú estás a cargo de los recién convertidos, Emma ¿Que sugieres?

— Quisiera tenerlo aquí.

— Entonces, regrésalo a La habitación Blanca.

— No. Esa definitivamente no es una opción. No hay razón para que lo sigamos torturando, él ha avanzado en su autocontrol en muy poco tiempo, y estoy segura que no necesita volver a La Habitación Blanca

— Pero te guste o no, debemos sacarlo de aquí. Al menos por un tiempo, hasta que su familia dejen de venir y lo busquen en otro lado. — indicó el rey.

— Un momento... — intervino Bryan al escuchar la conversación — ¿Están diciendo que me tengo que ir?

— Sólo por un tiempo. — dijo Emma tranquilizándolo

— Bueno, entonces que tal el club. — Intervino Shannon — ¿no se supone que ahí acoges a los desamparados, Jared? Además, recuerdo que dijiste que le cambiaste el nombre a "el refugio" para que entendamos el concepto de ese lugar.

— Extrañamente, estoy de acuerdo con Shannon. — Dijo Jared. — Ahí estarás a salvo, Bryan. Los humanos no pueden entrar a ese lugar a menos que sea invitado por alguna criatura de la noche.

— Está bien — respondió Bryan. — Lo acepto... mis hermanos jamás me podrán encontrar.


Y mientras aquello ocurría en el despacho de Jared. Las cosas en el resto de la casa seguían su curso natural.

Eran casi la diez de la noche. Tomo se encontraba con Stevie en el salón de música, Sheila se hallaba en su dormitorio viendo televisión abrasada a una almohada sobre su cama, Esperanza dormía profundamente desde hacía una hora, y Natalie estaba en su habitación, dibujando en un cuaderno sobre su escritorio.

De pronto, escuchó un golpeteo en el ventanal de su balcón.

— Vete de aquí Shannon. No estoy de humor para tus tonterías. El golpeteo volvió a sonar y con hastío, Natalie se paró de su escritorio dirigiéndose decididamente a enfrentarse con aquel molesto vampiro.

Pero, al correr la cortina, sorpresivamente descubrió, que quien en estaba detrás del cristal no era el baterista. Por lo que decidió abrir la ventana y preguntarle como rayos había llegado hasta allá arriba.

— ¿Qué haces aquí?— preguntó Natalie entre sorprendida y un poquito molesta, porque en el fondo, ella en realidad no lo estaba. Incluso llegó a sentir gusto de volver a ver a Lily, y esa sensación le incomodaba. ¿Por qué le alegraría de volver a verla? Ella era una cazadora de vampiros. Prácticamente una enemiga natural.

— Me causaste una gran curiosidad chica perdida— respondió Lily. — Ya me parecía extraño, que Natalie Miller; una chica común y corriente de la ciudad de Los Ángeles, haya desaparecido durante diez años causando tanto revuelo. Te hiciste famosa cariño. Te han estado buscando por tierra, mar y cielo.

— ¿Le dirás a alguien que estoy aquí? — preguntó Natalie con preocupación.

— ¿Debería hacerlo? ¿Acaso estás secuestrada o algo así?

— No. Este lugar es mi hogar ahora, y soy feliz aquí... pero tú deberías irte.

— Muchos en esta ciudad se esfuerzan por llegar a la cima— continuó Lily ignorando la última frase de Natalie. — y tú solo tuviste que desaparecer por diez años sin dejar rastro y ya eres famosa. Quién iba a imaginar que yo te encontraría aquí en la mansión Leto oculta como una fugitiva después de todos estos años. Algunos incluso creen que fuiste abducida por extraterrestres y otros, que te fuiste del país. De verdad eres la leyenda urbana más escuchada en estos tiempos. Es en cerio, si no me crees busca en internet. Pero como ya dije, son sólo leyendas inventadas por cibernautas. De dónde vengo, He aprendido a ir más allá de un mito, e investigar...

— ¿Por qué estás aquí?— volvió a preguntar la Eterno interrumpiendo a Lily.

—Ya te lo dije, me causaste una gran curiosidad. — respondió Lily entrando a la habitación sin esperar invitación para pasar. Enseguida, se detuvo frente a la pared opuesta al balcón donde se encontraba una gran cantidad de dibujos hecho a mano colgados en la muralla.— Además, creo que eres muy bonita— dijo mirándola a ella mientras le sonreía con picardía — ... supuse que te hacía falta compañía, te ves muy solitaria aquí.

— ¿Y tú vienes a ver si podemos ser amigas? — le cuestionó Natalie con sarcasmo.

— Claro. — respondió la cazadora volviendo hacia la pared empapelada de dibujos. — Qué lindos son. ¿Los hiciste tú? — quiso saber la cazadora

— Sí. — respondió Natalie.

— De verdad están muy bien hechos, me gustan. En especial este. — añadió señalando un dibujo de una chica mirando por un balcón hacia las colinas de la ciudad.

— Gracias — respondió Natalie en un tono entre tímido y cortante. — Ese es uno de mis favoritos.

— ¿Es un autorretrato o algo así?

— No, sólo es un dibujo sin ningún significado oculto. — dijo Natalie. — ¿cómo lograste subir hasta aquí? — quiso saber la Eterno antes de mantener silencio, ella quería hablarle lo menos posible, por lo que decidió responder con palabras cortas o simples gestos.

— Escalando. — Respondió Lily— los cazadores solemos usar equipo de escalada si la ocasión lo amerita.

— ¿No deberías estar pateando algunos traseros vampíricos por ahí? — comentó Natalie. A lo que Lily comenzó a reír a carcajadas.

— ¡Shi! — te van a escuchar, y me meterás en problemas.

— Lo siento. — Respondió Lily aún riéndose — es que eres muy graciosa. Yo aún no soy una cazadora oficial, cariño.

— ¿Ah, no? — preguntó con extrañeza Natalie

— No. Lo seré pronto, cuando termine cierta investigación... — luego se encogió de hombros y Natalie notó qué la voz de Lily de pronto se tornó afligida. — se supone que lo sería el día que cumplí los dieciocho. Pero al parecer, mis padres tienen otros planes.

— Se dice por ahí, que las cosas suceden por algo ¿no? — intentó animarla la Eterno.

— Así dicen. — afirmó Lily con tristeza. Luego, volvió a sonreír y se quedó mirando a Natalie de manera enigmática — ¿sabes qué clase de investigación estoy realizando? — preguntó. A lo que Natalie negó con la cabeza, Entonces Lily se le acercó a tal punto, que sus rostros estaban a centímetros de distancias. Lo que de cierta forma, a Natalie le hizo recordar a Jared cuando él intentaba seducir a alguien. — A ti. — respondió finalmente. Natalie asustada dio un paso hacia atrás, y Lily volvió a reír — es un chiste. — Dijo la cazadora — en parte

— ¿En parte? ¿Cómo es eso qué es en parte? — Quiso saber Natalie poniéndose nerviosa.

— Verás, mi hermano y yo sí estamos haciendo una investigación. Digamos qué... se nos perdió a alguien muy importante para nosotros — comentó la cazadora mientras miraba al rededor de la habitación. — Paralelamente, yo, Lily Hunter, decidí comenzar otra desde aquella noche , en la que vi a una extraña chica solitaria en un laberinto de rosas, y me di cuenta que se trataba de la chica perdida de la que tanto se habla por estos lados.

— ¡Por favor, no le digas a nadie! — suplicó Natalie asustada mientras se le acercaba a Lily y tomaba su mano. — la policía no puede enterarse de esto y mucho menos mi familia. Además... — continuó cerrando los ojos, sentía que estaba a punto de llorar — ¡yo no soy un vampiro, nunca le he hecho daño a nadie!

— Tranquila, bonita. Se lo que eres. — dijo Lily. — y para que sepas, nosotros no cazamos a Eternos. Sólo los capturamos en caso que estén aliado con algún vampiro problemático. Y tenemos claro que Jared Leto no es problemático... aunque no podemos decir lo mismo de su hermano.

—Huich, ni me hables de él. — Gruñó Natalie dejándose caer sentada sobre su cama pesadamente. — es un dolor de cabeza.

Tras la larga charla entre Jared, Emma, Shannon y Bryan. Éste último fue dirigido esa misma noche a la que fue su habitación para empacar algunas cosas , y enseguida él, la hechicera y Jared salieron de la casa rumbo al garaje para llevar al joven vampiro a lo que sería su hogar temporal: El Refugio.

Jared se detuvo un momento cuando extrañamente vio que algo no le pareció normal en la ventana de la habitación de Natalie. Algo, que para él era anormal y considerablemente sospechoso.

— ¿Qué sucede? — Preguntó Emma

— Natalie tiene la ventana abierta a esta hora... no es normal

— Seguramente quiso tomar aire por su balcón y ya entró. Cuando volvamos ella estará profundamente dormida, ya verás.

— Pero se ve algo de movimiento allá dentro — replicó Jared no muy convencido por las palabras de su asistente.

— Quizás está buscando algo, o se está preparando para dormir. Jared, se hace tarde, vámonos... terminemos con esto de una buena vez — finalizó Emma con un dejo de tristeza en su voz.

Lily tuvo el atrevimiento de sentarse junto a ella sin invitación en la orilla de la cama, y luego de un breve silencio sonrió levemente—. Como sea... me tienes fascinada Quiero decir, tu historia... es intrigante. —continuó Lily mirando a Natalie con cierta admiración y un dejo de coqueteo que la Eterno no pudo advertir.

— ¿Ah, sí? ¿Pero por qué? — Preguntó Natalie sin entender —. Soy sólo una chica... normal, si se puede decir así. De no ser porque dependo de la sangre de un vampiro que me ha mantenido viva todos estos años.

— Vaya, eres esa clase de Eterno — comentó Lily

— ¿De qué clase de Eternos hablas? No te entiendo.

— De la clase de Eterno que siente adicción por un solo vampiro, de los que no tienen la capacidad de beber sangre de cualquiera y tiene apego por el vampiro que te convirtió. ¿Crees estar enamorada de él? ¿Verdad?

— Jared lo es todo para mí... pero él jamás me verá como la mujer que ahora soy. Siempre seré la adolescente a la que salvó hace diez años. Me ve como a una niña... es... es...

— ¿Frustrante...? ¿Decepcionante? — dijo Lily terminando la frase de Natalie. — si de algo te sirve, yo no veo una niña en ti. Veo a una sobreviviente. Una valiente mujer que se enfrentó sola a dos vampiros.

Natalie bajo la mirada. Recordó a Nemo quién intentó ayudarla a toda costa cuando Shannon quiso atacarla, y momento después apareció Jared para detener a su hermano, y ofrecerle de su sangre a ella. Pero para ese entonces aquel muchacho pordiosero había desaparecido dejándola sola con dos vampiros potencialmente peligrosos, sólo que uno le ayudó salvándole la vida, y el otro le estuvo amenazando toda la noche e incluso hiriéndola la de muerte.

Si bien en parte Nemo le apoyó lo suficiente para huir de Shannon esa noche. Natalie no olvidaba todas las tantas veces que le rogó al Eterno callejero que la llevara a un hospital, y éste se negó con el argumento de que no podía, dejándola sufrir lentamente, mientras que poco a poco se iba desangrando. Por lo que, por un lado estaba consciente de que debía sentirse agradecida. Pero por otro, Nemo para ella era un pobre y desconocido callejero cobarde, que no hizo lo suficiente para ayudarla, dejándola incluso sola cuando los hermanos Leto entraron a la desvencijada casa rodante donde se habían ocultado. Y es que ella estaba tan ida esa noche, que no vio cuando Shannon lo hizo volar por el aire haciéndolo atravesar el cristal trasero. Para Natalie, Nemo simplemente desapareció dejándola sola y herida con dos vampiros y ya.

Aquello hizo que Natalie tuviese cierto rencor por el Eterno callejero hasta el punto de olvidarlo, dejándolo absolutamente en segundo plano cual personaje secundario en la historia de su vida como criatura de la noche. Después de todo, finalmente las cosas salieron relativamente bien para ella. Jared la salvó y la acogió como parte de su familia ofreciéndole lujos, cariño y por supuesto, su sangre.

—Jared es mi héroe. — Comentó finalmente —, si no fuera por él, yo no estaría aquí... no tendríamos esta conversación.

— Así que supongo... — comenzó a decir Lily. — que tu vida anterior, la humana, ya no importa... quedó en el olvido. Tus amigos, tus padres y hermanos, tu liderazgo como porrista en la escuela. Ya nada de eso importa. ¿No lo echaste de menos cuando te convertiste en Eterno?

— Para mí todo eso fue un sueño. — respondió Natalie. —Y ya desperté.

— Supongo que al despertar te quedaste con eso — replicó Lily señalando la pared — tu habilidad para dibujar.

— Sí, supongo... — respondió Natalie sonriendo, pero de manera súbita, su sonrisa se borró remplazando su gesto de añoranza, por uno de confusión. — un momento ¿cómo sabes tanto sobre mi vida humana? ¿Cómo es que sabes que fui porrista... o que tengo más hermanos?

— Ya te lo dije, tu historia es leyenda. Los carteles de " se busca" con tu imagen, siguen empapelando las ciudades de todo el estado de California — explicó Lily — así que quise averiguar mas sobre ti buscando en periódicos antiguos y... hablé con personas que decían conocerte.

— ¿En serio? — preguntó Natalie tragando saliba con un poco de dificultad.

— Sí —. Afirmó la cazadora.

— y ¿con quién hablaste? — quiso saber la asustada chica Eterno.

— Con una tal Brenda. Dijo que fue la última a la que viste antes de desaparecer

—¡ Pues eso no es cierto! — Exclamó Natalie en un tono cortante — Brenda me odiaba, sentía envidia de mí. Todo lo que yo hacía, ella lo hacía intentando superarme.

— Sólo repito lo que me dijo— respondió Lily encogiéndose de hombros.

— Pues, no le creas. Ella intentaba hacerse la interesante a costa mía.

— Está bien —. Respondió la cazadora antes de producirse un pesado e incomodo silencio.

Natalie no supo cómo reaccionar. De pronto, la idea de qué esta chica supiera tanto sobre su persona, sin siquiera conocerla, le aterraba. Para la eterno, Lily se comportaba como una acosadora, como esas que dicen admirar a alguien y comienza a indagar y a perseguir a su ídolo. En Los Ángeles había mucho de esos, pero Natalie nunca pensó ser perseguida por alguien que decía ser su admiradora.

Durante esos diez años, fingió que su vida fue siempre en la mansión Leto. Le gustaba imaginar que ella había nacido ahí, veía a Jared como parte de su familia, pero siempre se negó a verlo como a un padre o hermano. Para ella, él era algo más que eso, Jared era el amor de su vida... y de su eternidad.

En su vida humana, ni siquiera tuvo novios, sólo pretendientes a los que ella rechazaba porque era así como se comportaba con los chicos que la pretendía, pero al recordad y reflexionar sobre eso, cuando tuvo que abandonar la escuela, pensó en lo tonto y cliché de su comportamiento.

Si tan solo le hubiese dicho que sí a uno de ellos. Quizás en esos momentos tendría las mejores experiencias y recuerdos de su vida humana. Le hubiese encantado echar de menos a alguien además de su familia y amigos. Entonces, recordó a Ryan, su vecino, quien también era su compañero de clases. Natalie sólo le hablaba a él cada vez que necesitaba ayuda con aritmética, o química. Entonces se preguntó ¿Por qué rayos él seguía su juego? Era como un dulce perrito faldero al que le enseñaban trucos y éste obedecía.

Un día, en un partido de basquetbol Ryan hizo el ridículo exponiéndose delante toda la escuela para pedirle a Natalie que fuera al baile de primavera, pero ella diplomáticamente lo rechazó porque ya le había dicho que sí a Jason Catalán.

Un muchacho de último año que era tan guapo, que tanto chicas como chico lo pretendían, cuyo coeficiente intelectual, dejaba mucho que desear. Por supuesto, él era uno de los tantos que pretendía a Natalie, pero tras el baile de primavera, sólo tenían encuentros casuales que Natalie intentaba mantener al mínimo porque Jaso quería ir a tercera base y Natalie no.

— ¿Qué mas sabes sobre mí? — quiso saber la Eterno volviendo en sí —. Quiero saberlo todo, quiero saber que tanto se habla sobre mí a mis espaldas.

— ¿Segura? — Preguntó Lily —, eso nos llevaría toda la noche y eso que ya es tarde.

— Aun así, quiero saber — respondió Natalie con gran determinación

Lily estaba a punto de iniciar, cuando de pronto, un golpeteo en la puerta las alertó. Jared se había dado cuenta de que Natalie estaba aún despierta, y supuso que era porqué la estaba esperando para ser alimentada, no obstante, recordó que le había guardado algunas botellas en el frigorífico del sótano para que no volvieran ser adulteradas, por lo que no había razones para que estuviese despierta a esa hora, no según él. Entonces, pensó que quizás se había quedado dormida mientras dibujaba sobre su escritorio o leyendo sobre su sofá de felpa. No sería la primera vez que algo así sucedía.

— Rápido, escóndete en el baño — apremió en un susurro la Eterno mientras señalaba una puerta al fondo de la gran habitación. Lily con rapidez caminó a grandes trancos y se metió al cuarto de baño.

Enseguida, Natalie buscó bajo su almohada el pijama que usaría esa noche y a velocidad vampírica, ella se cambió de ropa para luego acostarse en su cama apagando la luz en el proceso.

Jared volvió a golpear pero al no tener respuesta, abrió descubriendo a Natalie aparentemente dormida, por lo que simplemente decidió retirarse. Y cuando estaba a punto de irse, el vampiro escuchó el ruido rechinante de otra puerta cerrándose suavemente y al percatarse de que aquel sonido venia del baño, Jared se dirigió hasta allá, pero al darse cuenta de sus intenciones, Natalie se incorporó y encendiendo la luz ella le habló fingiendo haberse despertado recientemente

— Jared... ¿qué pasa? ¿Qué haces aquí? — él, al escucharla volteó rápidamente girando sobre sus talones, luego sonrió con tranquilidad al darse cuenta, que nada extraño ocurría ahí en esa habitación.

— Nada. — Dijo negando con la cabeza—creí que estabas despierta, juraría que te oí hablar con alguien.

— ¿Yo? ¿Y con quien hablaría? De seguro fue alguna voz colándose en tus visiones.

—No, no lo creo — dijo el vampiro —. Pero sí puede que sólo haya sido mi imaginación. — por un instantes se produjo un incomodo silencio, Natalie no sabía que mas decir, sólo deseaba que se marchara luego, pero Jared al no estar tan satisfecho con la respuesta de la Eterno continuaba ahí de pie junto a la puerta, intentando buscar la verdad en los ojos de Natalie. — ¿Comiste algo? — preguntó él.

— No, Jared, bien sabes que ya no confío en las botellas aunque me digan que están llenas de tu sangre. — el vampiro asintió

— ¿Quieres comer ahora?

— Sí, sí por favor — respondió ella. De pronto, aquello le vino como anillo al dedo para retener a Jared por un rato y darle a Lily el tiempo necesario de salir del baño y dirigirse al balcón, sólo esperaba que la cazadora entendiera sus verdaderas intenciones.

De manera rutinaria, Jared sacó del bolcillo de su pantalón, aquella pequeña cortapluma que luego dejó sobre la mesita de luz, y enseguida prosiguió a desabotonarse la manga de su camisa; sin embargo, Natalie lo detuvo posando su mano en el brazo del cantante.

— Que sea del cuello por favor — pidió ella con su dulce y característica voz de niña mimada. Jared asintió y enseguida, repitió el procedimiento, esta vez desabotonándose los tres primeros ojales del cuello de su camisa.

Finalmente, fue la misma Eterno quien tomó el arma blanca y enterró con algo de fuerza en la yugular del vampiro, luego se abalanzó a la sangre que emanaba y con ansias comenzó a beber.

El plan de Natalie había salido a la perfección. Jared le estaba dando la espalda al cuarto de baño y en ese momento, mientras la Eterno continuaba succionando su sangre, Lily aprovechó para salir sigilosamente de su escondite y de puntillas corrió al balcón que por fortuna éste aún tenía el ventanal abierto, por lo que, tras ver a la cazadora desaparecer entre las cortinas, Natalie se detuvo relamiendo sus labios con satisfacción.

— Gracias — le dijo a Jared — una vez más has salvado mi vida

— Sabes que por ti haría lo que sea, mi pequeña. —Respondió Jared sonriendo levemente.

— Lo sé. Espero que algún día pueda pagarte todo lo que has hecho por mí.

— No hace falta. No me debes nada, todo lo que hago es porque te amo. Eres mi chica favorita ¿Recuerdas?

— Lo sé, yo también te amo, Jared... Lo sabes muy bien.

— Sin duda lo sé, cariño... Ahora duerme, ya es tarde

— Buenas noches. — Se despidió ella dándole un abrazo para ver sobre el hombro del vampiro la silueta de la cazadora que aun seguía oculta en su balcón

Jared se puso de pie y finalmente salió de la habitación. Natalie esperó unos segundos y enseguida se levantó para asomarse al balcón.

— Bueno, al parecer ya me tengo que ir, chica perdida. — dijo Lily apoyada en una postura casual en el barandal — Antes de que tu padre nos descubra.

— Él no es mi padre — replicó Natalie un tanto molesta por el comentario de Lily.

— ¿Ah sí? Será mejor que se lo digas, al parecer él aún no lo sabe — Se burló la cazadora. Enseguida, soltó un suspiro de resignación — Me temo que tendremos que dejar el chisme para otro momento.

— ¿Volverás a visitarme?

— Sólo si tú quieres — respondió Lily.

— Sí, sí quiero. — Dijo Natalie entusiasmada— encontrémonos a la entrada del laberinto mañana a las 20:30. Jared estará en el club y no nos verá.

— Ahí estaré. — Aseguró Lily. Enseguida se encaramó en el balcón para luego trepar por un árbol y posteriormente desaparecer entre las ramas y arbustos del jardín.

Al ir a la cama nuevamente, se acostó pensando en lo extraño de toda esa situación, de pronto, su corazón, el cual apenas latía normalmente, comenzó a bombear con más rapidez. Su piel se puso de gallina y una extraña sensación de excitación la sobrecogía. No recordaba cuando fue la última vez que experimentó una emoción con tanta adrenalina recorriendo su cuerpo.

Tenía claro que entablar una posible amistad con una cazadora de vampiros podía ser algo peligroso e incluso podría tomarse como traición, pero Natalie se sentía tan sola y rechazada en La mansión, que cualquier individuo que no la viese como un parásito o una "princesa mimada", como lo hacía Jared, era digno de entrar a su vida social, aquella que alguna vez tuvo, y se evaporó desde esa noche, cuando fue trasformada en un ser que no era humano, pero tampoco un verdadero vampiro.

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