Capitulo 21.


Jared bajó del elevador, y apenas llegó a la habitación golpeó la puerta levemente con los nudillos de sus dedos. Esperanza le abrió al instante por lo que Jared supuso que aun no se acostaba, pero al verla, se dio cuenta que llevaba puesto un pequeño pijama veraniego qué sólo consistía en un Short y un top de algodón color azul.

— ¿Lista para dormir?— preguntó el vampiro.

— Así es, señor. Estuve varios minutos revisando todo lo que compré. Y elegí este pijama Porque la calefacción en esta habitación Es muy agradable. — Jared simplemente asintió con la cabeza. — ¿Está todo en orden, señor? — preguntó luego ella al notar que Jared llegó en una extraña actitud.

Y es que luego de haber asesinado a Celeste, una horrible sensación de culpa comenzó a recorrer su mente y al mismo tiempo sentía un gusto a poco que le hacía desear más sangre cual alcohólico desea una botella completa de vino. No había atacado a alguien de esa manera tan brutal desde hacía bastante años, el haber hecho eso esa noche, era para él como haber recaído en una fuerte enfermedad o en una adicción difícil de sobrellevar.

Lo peor fue, que Shannon logró corromperlo y empujarlo a hacer algo que Jared creía, era parte de un pasado enterrado y olvidado. Pensar en eso lo enfurecía, odiaba a Shannon, lo culpaba por haberlo obligado a matar a Celeste, él no quería hacerlo, su castigo para ella era sólo obligarla a ser voluntaria; titulo que era muy mal visto entre los humanos y vampiros Del El Antro, porque significaba que jamás serían convertidos en una criatura de la noche. Algunos vampiros y humanos, veían a los voluntarios como una especie de esclavos o mascotas que sólo servían como bolsa de alimento. Por supuesto Jared no estaba de acuerdo con esa ideología, y aunque era el rey, no podía interferir al 100% en el club porque parte de éste pertenecía al príncipe Shannon y a su amigo, el hechicero Tomo.

Para Jared, los voluntarios eran valientes personas que ofrecían su sangre a los vampiros para que éstos no murieran de hambre ni tuvieran que cazar ni ser cazados.

Sin embargo, existían aquellos vampiros que con el afán de ver a los voluntarios como simple juguetes, los mantenían a su lado hasta que se hartaban del humano. Por lo que en ese caso lo liberaba de su esclavitud o lo eliminaba asesinándolo cruelmente, ya sea a petición del humano o porque simplemente les divertía verlos morir.

«Debo decir que llegué a admirarte. » Fueron las últimas palabras de Shannon antes de abandonar a su hermano con el cuerpo desangrado de la recepcionista lame suelas. ¿Eso significaba que Shannon respetaba más a Jared si éste actuaba cual vampiro sanguinario, cruel y destripador? ¿Tal como lo fue hasta hace unos poco años atrás?

— Todo en orden. — respondió al fin el vampiro, no obstante, su respuesta era una mentira que se ocultaba de tras de una leve sonrisa. Esperanza se lo quedó mirando por unos segundos directos a los ojos, enseguida ella tomó el rostro de Jared entre sus manos y al fijarse en la mancha roja que él tenía entre las comisuras de sus labios, ella le devolvió esa pequeña sonrisa dando a entender su misteriosa actitud.

— Supongo que por algún motivo quiere ocultarme su dilema, señor. — replicó ella. — No se preocupe, no está obligado a decirme nada.

— Deberías dejar de decirme señor. — dijo Jared tomando las manos de Esperanza para bajarlas pero sin soltarlas. — Ha pasado mucho tiempo, yo ya no te digo María. Tú deberías decir mi nombre de pila a estas alturas.

— ¿Eso es una orden, señor? — Preguntó ella dándole la espalda al vampiro mientras se abrazaba a sí misma.

— No, — Respondió él secamente aún parado en su sitio de tras de ella. — Es una sugerencia.

A Jared le molestaba de sobremanera el hecho de que Esperanza le siguiera diciendo "señor" a esas alturas del partido. Entendía aquella postura al comienzo, cuando él era un desconocido que la secuestró. Pero ya había pasado casi un mes desde entonces, había intentado dejarla como compañera e institutriz para Natalie con el propósito de entrar en confianza, pero al ver que eso no funcionó tuvo que buscar otra manera de ganársela. Aparentemente eso no ocurriría si continuaba privarla de libertad contra su voluntad, pero tampoco podía permitirle liberarse del todo, aún le faltaba por aprender y dejarla ir por las calles de L.A podría ser muy peligroso. Por eso, decidió apelar a lo material regalándole aquella tarjeta de crédito siempre y cuando estuviese bajo su propio cuidado, Ni siquiera Emma y Sheila podían ser sus únicas compañías en esos momento.

Esa noche de compras parecía haber funcionado, pues durante toda esa noche Esperanza se mostraba más receptiva y confiada ante Jared pero ella seguía siendo formal con él, comprobando de ese modo lo equivocado que estaba. A Esperanza no se le podía comprar su confianza con lo material ni con puestos altos en su "corte real".

Frustrado, el rey de los vampiros sintió una gran ansiedad. Tanto que en ese momento, mientras ella le daba la espalda, él tenía la loca e incontrolable necesidad de lanzársele al cuello si la chica seguía tratándolo de manera tan formal. Tal como le sucedió a la recepcionista

— ¿Que tal su majestad? — sugirió Esperanza rodeando la cama.

— ¿Qué? — preguntó él mirándola con el ceño fruncido. Eso a Jared le cayó como un balde de agua fría que en lugar de apagar el furioso fuego de su interior, logró incrementar más su inexplicable ira y sed de sangre. En ese instante, pensó en lo afortunada que era Esperanza, otros vampiros en ese estado de ira, no habría mantenido la calma en ningún momento. Pero Jared podía jactarse de ser una persona de mentalidad fría y calculadora, por lo que, aunque por dentro sentía una gran furia y frustración que pudiese ser letal para cualquier humano, por fuera, era capaz de mostrar una calma muy natural.

— Es así como dice la chica de abajo... la recepcionista.

— No hace falta. — respondió Jared de manera cortante, sus ojos en esos momentos estaban en llamas, sus iris azules de pronto tenían un brillo antinatural. — Tú tienes una jerarquía privilegiada, ella no. Esperanza sin decir una palabra ante eso, se acurrucó en posición fetal sobre la cama. De pronto, sintió temor estar con Jared, ella temblaba sobre la cama y él, aun sabiendo lo que provocaba en la Destinada; hizo lo propio acostándose junto a ella en la misma posición para mirarla de frente.

— ¿Estas asustada? — preguntó él, a lo que Esperanza mintió negando con la cabeza. Jared la rodeó con sus brazos atrayéndola más hacia su cuerpo, gesto que hizo proferir un suspiro de temor por parte de la chica, la cual en ese momento se dio cuenta que se acababa de romper otro mito: La temperatura corporal de Jared era bastante normal para ser un vampiro, no era caliente en realidad. Pero tampoco era gélido como hielo, más bien tenía una temperatura ambiental, casi tibia, como cuando se deja enfriar una taza de té.

— Retiro lo dicho. — dijo él en un tono calmado pero imperativo. — No es una sugerencia, Esperanza. Es una orden... deja de decirme señor por una maldita vez ¿quedó claro? — ella quiso rebatir, pero al ver el rostro de Jared, comprendió que no era momento de discutir sobre aquello y simplemente debía acatar. Esperanza tragó saliva ante esa situación y simplemente agachó la mirada.

— Sí, ya entendí — dijo por fin.

— Bien, ya era hora — comentó Jared suspirando de alivio. Su ira se fue calmando, y aquella calma fue mermando la sed que sentía en su interior.

— Tu temperatura. — Comentó ella de pronto como para cambiar de tema y aligerar un poco el ambiente. — no eres frío como si estuviese muerto. — Jared soltó una pequeña risita.

— No temas por lo que diré. — advirtió. — la razón de ello es qué bebí sangre directo desde la vena. — explicó el con mucha cautela por si ella definitivamente salía huyendo de esa habitación —. Cuando bebemos sangre fresca nuestra temperatura se regula.

— ¿Hace cuánto fue eso?— quiso saber ella.

— Hace un rato. En este Club digamos que tenemos un gran festín todas las noches y mientras más sangré fresca bebas, mejor es tu calor corporal. — Al decir eso pudo notar qué Esperanza se estremeció ligeramente. Pero sin importar lo que él acababa de decir ella seguía acurrucada entre sus brazos.

— Tranquila, nadie salió herido... no realmente. — añadió el rey de los vampiros mientras acariciaba la mejilla de la chica.

— ¿Me lo prometes? — susurró ella denotando el miedo en su voz.

— Lo prometo. — dijo él. — Aquí, la sangre es donada voluntariamente. — Hizo una pausa —Aunque hay excepciones... — añadió. — pero ese es otro tema que te explicaré luego... ya debes dormir.

— Pero no estoy cansada, creo que mi reloj biológico está un poco alterado.

— Lamento oír eso. No fue mi intención alterar tus hábitos

— No importa. Necesitaba un poco de desorden en mi vida. — Dijo ella. — y además, quiero contarte algo. — añadió.

— Bueno — dijo Jared sonriendo — me alegra contribuir en ello. Ahora dime, que es lo que te inquieta esta noche.

— Esta tarde, justo después de que tú y yo habláramos... — hizo una pequeña pausa. Jared notó lo que lo que le quería decir, era algo complicado.

— Continúa. — pidió él.

— No sé cómo decirlo sin meter en líos a nadie — murmuró —

— Sólo dilo, no puede ser tan terrible. en especial en un mundo tan extraño como este que estás descubriendo.

— Bueno...— suspiró la chica antes de seguir — Shannon me mordió — dijo finalmente ella.

— ¿Te hizo daño? — preguntó Jared frunciendo el ceño mientras revisaba el cuello de Esperanza

— Estoy bien. — respondió ella. — Pero al sentir la mordida, vi una especie de visión... algo sobre el pasado

— ¿Tuyo? — preguntó calmadamente pero con cierta preocupación el vampiro.

— No. — contestó ella negando con la cabeza

— ¿Que fue lo que viste?

Esperanza guardó silencio unos segundos, intentaba recordar algo en un orden coherente pero sólo se le venían a la mente imágenes dispersas.

— Ustedes en un escenario... estaban tocando música. Tú vestías de negro, tu cabello era diferente y usabas maquillaje

— Sí, así lucia yo antes, hace no más de diez años — respondió él con una sonrisa nostálgica.

— Luego la imagen cambió. — continuó ella. — Estaban ustedes dos en una especie de habitación de hotel o algo así y una chica estaba con ustedes... pero fue confuso. un segundo estaba riendo y bromeando y al otro la oí gritar y ustedes sonriendo. La chica estaba muerta y ensangrentada sobre la cama y ustedes... pues... se veían felices y satisfechos. En la comisura de sus labios tenían manchas rojas como las que traías hace un rato cuando entraste.

— No creas todo lo que ves, Esperanza. — Dijo Jared — Esas visiones son sólo eso... visiones. Algunas son reales y otras falsas— explicó. — Nuestro poder, "La mordida reveladora" nos muestra cosas que queremos saber sobre nuestra víctima o enemigo. Pero también podemos mostrarles cosas a ellos, cosas que no siempre son reales.

Mostrándose sereno, pero por dentro, la ira volvía a crecer y definitivamente odiaba a Shannon. ¿Es que acaso de verdad quería desprestigiarlo ante Esperanza? ¿Pero por qué? ¿Cuál era el propósito?

— ¿Por qué Shannon querría que viera eso? — preguntó Esperanza un tanto confundida, lo que para sorpresa de Jared fue casi como el eco a viva voz de sus propios pensamientos.

— Porqué él es así. — Contestó el vampiro, pues no era capaz de decirle que lo que Shannon le mostró eran imágenes real de su pasado, no quería que Esperanza se enterara que quien la secuestró, alguna vez tenía las mismas ideas sanguinarias que el príncipe de los vampiros tiene actualmente.

— No te lo tomes a mal — masculló Esperanza cerrando los ojos mientras se arrimaba mas a Jared. — pero tu hermano está loco... y lo peor es, que es capaz de enloquecer a cualquiera con su actitud, deberías hacer algo.

— Sí, lo sé — respondió Jared acariciándole el cabello a la Destinada que poco a poco se iba quedando dormida. — créeme que hago lo posible para que no siga lastimando a más personas. 


Durante el día siguiente, ambos volvieron a casa. Jared se encerró durante toda la jornada en el despacho mientras que Esperanza pasó el día en la biblioteca como siempre. Pero al caer la tarde, cuando el sol se ocultaba, ella decidió volver a su habitación. Le gustaba mirar el horizonte a esa hora y desde su balcón tenía una vista privilegiada al ponerse el sol.

De vez en tanto podía ver a Natalie escurriéndose por el laberinto de rosas, cosa que le daba cierta envidia, pues la Eterno se movía por ese manojo de senderos y caminos confusos como pez en el agua.

Esperanza aún no era capaz de perderle el miedo a ese lugar, era traumatizante para ella recordar, que la primera vez que entró a ese laberinto estaba siendo perseguida por alguien y que además, los rosales que cubrían esa estructura, la atacaron como si tuviesen vida propia.

Sumida en sus pensamientos mientras miraba hacia el horizonte, de pronto, sintió movimientos de ramas en el árbol que se hallaba junto a su balcón, enseguida un fuerte crujido y finalmente Shannon saltando y cayendo de pie justo al lado de la chica, acto que la sobresaltó y al ver al vampiro ella entró a la habitación e intentó cerrar el ventanal para dejarlo afuera, pero Shannon logró bloquear el ventanal y tiró hacia fuera para mantenerlo abierto.

— Que quieres — gruño fastidiada Esperanza

— Te vengo a hacer una invitación. — dijo Shannon aún sosteniendo el ventanal para que ella no intentara cerrarlo nuevamente.

— No gracias, además... estoy cansada, me voy a acostar.

— Vamos, princesa, no seas aburrida. Sé que has ido al El Antro antes.

— Pues, no voy a ir sin Jared — dijo ella.

— Pero él ya está allá. Me mandó a buscarte.

Esperanza se lo quedó mirando por un momento y tras pesarlo unos segundos sacudió la cabeza.

—Buen intento — respondió — Te dije que no quiero saber más de ti, eres un traidor y mentiroso

— ¿No me crees verdad? Te demostraré que puedo hablar en serio cuando me lo propongo

— Pero Jared dijo...

— Vamos, esto de verdad te conviene, además, ya te lo dije. Él está allá, quiere que estés a su lado.


— Se supone, que este lugar nos pertenece a mí, a mi hermano, y a Tomo, nuestro compañero de banda. Pero no por eso comparto todas las ideas que se inculcan en este lugar y yo, como rey haré que eso cambie. Anoche. Me vine a quedar en la hostería. — Comenzó a decir Jared parado arriba de un escenario que se encontraba en el plató central de la primera sección. — Un servicio gratuito y sin fines de lucros, que es parte esencial de este club, porque captura el espíritu real de este sitio. Lamentablemente, hay quienes al parecer no han comprendido el concepto. Y lo peor de todo, entre ellos. Se encuentra, Su Alteza real, el príncipe Shannon, mi hermano. Quién incita a los funcionarios de este club a formar ideales prejuiciosos y descalificativos contra nuestros pares nocturnos, los Eternos, llamándolos Parásitos, y nuestros valientes humanos, los voluntarios, viéndolos como si se trataran de simple bolsas de sangre.

Muchos de los oyentes comenzaron a murmurar y abuchear. Algunos a favor de y otros en contra. De ese modo, con sorpresa y desilusión, Jared se dio cuenta que tenía algunos detractores que apoyaban a Shannon.

— Eso, es inaceptable. — Continuó el rey vampiro una vez que las voces se apagaron. — Como rey, he tenido que tomar muchas decisiones con el fin de protegerlos y poder convivir en armonía con las distintas criaturas de la noche. Ahora bien, sé que algunos no se sienten felices por ello, pero créanme. Es para mejor, y evitar cualquier tipo de problemas. Porque mientras yo sea su rey, todos aquellos que lo necesiten, estarán a salvo, incluso si se trata de un mortal humano o un longevo licántropo.

Al oír esto último, el silencio fue absoluto, pues aún existía cierto resentimiento contra los hombres lobos a pesar de que ya no se consideraba una guerra entre ambas especies.

— Con las intenciones justas de que se entienda el concepto de Este lugar — prosiguió Jared tratando de ignorar aquella repentina reacción colectiva. — finalmente he decidido, rebautizar y reinaugurar nuestro querido club; bajo el nombre de: El refugio.

Mucha gente aplaudió, entre ellos algunos de los callejeros, pues Sombra, era el único del grupo que no estaba convencido de aquel discurso. Para él, los hermanos Leto siempre serían una amenaza.

— Sí, claro, como si poniéndole otro nombre a un local, las cosas cambiarían — refunfuñó el moreno.

— Bueno, es un inicio ¿no? — Rebatió Nemo — Por algo se empieza. Ya verás que poco a poco los vampiros nos respetarán mas — comentó el Eterno mientras seguía aplaudiendo con felicidad.

— Piensa que no tendremos que pasar por lo mismo que pasamos anoche con esa desagradable recepcionista — agregó Rita.

Algunos que otros famosos de la industria de Hollywood (quiénes en secretos eran criaturas de la noche.) También aplaudieron, otros, incluso se pusieron de pie para ovacionar las palabras de Jared.

— ¡Se siente, se siente, Jared presidente! — Comenzaron a gritar al unísono Nemo, Zombi y Rita. Siguiendo les el juego, el resto de los vampiros, Eternos y Destinados, que apoyaban absolutamente la iniciativa del rey también lo hicieron.

— ¡Se siente, se siente, Jared presidente! — volvieron a gritar, cada vez más fuerte, hasta que finalmente lograron ahogar las voces quejumbrosas de los opositores. Mientras tanto, Jared en silencio y haciendo ademanes de agradecimiento, hizo su retirada saliendo por la parte de atrás del escenario.

— ¿Esto es una declaración de guerra, hermanito? — le cuestionó Shannon esperando al cantante tras bambalina.

— No, Shannon, esto es una respuesta a lo que me obligaste hacer anoche con Celeste

— ¿Ah sí? Te recuerdo que yo la dejé viva cuando la solté. La que la mató fuiste tú, Jared, no yo.

— ¿Murió alguien? — preguntó asustada una voz femenina a espaldas de Jared. Él volteó a mirarla con los ojos abiertos de par en par.

— ¿Qué haces aquí, Esperanza? — preguntó Jared mirándola furioso.

— Shannon me trajo — respondió ella con la voz temblorosa. Jared volteó a mirar a su hermano, quien a su vez le sonrió de manera triunfante.

— Un gran discurso debía ser escuchado por quien consideras tu gran adquisición. — respondió el príncipe de los vampiros. Jared furioso se le acercó con las claras intenciones de golpearlo pero se detuvo al mismo tiempo que Esperanza insistía con su pregunta.

— ¿De verdad mataste a la recepcionista?

— ¿Claro que lo hizo? — Respondió Shannon en un tono molestamente jovial — ¿Como explicas que no estuviese al llegar aquí? Los funcionarios de este lugar desaparecen cuando están condenados a muerte, y Celeste fue sentenciada a noche por algo que al rey no le gustó.

— Pero yo creí en ti —dijo Esperanza dejando caer sus lagrimas — me dijiste que nadie salía herido de este lugar.

Jared intentó detenerla tomando el rostro de la chica entre sus manos, pero ella dio varios pasos atrás y luego dio media vuelta para salir huyendo perdiéndose por los pasillos abarrotados de desconocidos que la ignoraban al pasar. De pronto sintió una especie de deja vu; nuevamente Jared la perseguía por lugares desconocidos ¿Es que acaso eso no terminaría nunca? Realmente pensó que él y ella llevaban una extraña relación de amor y odio a la vez, y eso era algo que le agotaba.

Encontró las escaleras que se dirigían a la tercera sección y corrió por ella a grande zancadas subiendo por los peldaños de dos en dos.

Estaba aterrada y sorprendida a la vez. Y es que si bien sabia que algo así podía ocurrir, se sorprendía de sí misma por sentirse tan aterrada de lo que se acababa de enterar. Ni siquiera sentía lastima por Celeste, en cierto modo, por dentro le alegraba que algo así le pasara porque de todas formas, no se comportó de buena manera. Pero le asustaba el hecho, porque si Shannon tenía razón, Esperanza temía hacer enojar a Jared hasta el punto de que pudiera lastimarla como le ocurrió a la recepcionista.

La angustia presionaba su pecho, ella no paraba de llorar. Jared le pisaba los talones y en cualquier segundo podía atraparla. Pero, él no lo hizo hasta que ella misma se vio acorralada. Tras entrar a la cuarta sección (considerada la zona VIP porque sólo celebridades y compañías tenían acceso) Esperanza, entró a la habitación hecha un bólido.

— ¡Hey, hey! ¿Donde es el incendio? — exclamó Lady Gaga al ver a la chica entrar de ese modo

— Ustedes no me han visto — dijo la Destinada corriendo escalera arriba a la quinta sección Su voz se oía ahogada y se quebraba al hablar

— De acuerdo ¿no quieres un vaso de agua, cariño? — dijo Angelina un tanto preocupada, sin embargo, no obtuvo respuesta.

Segundos después, Jared irrumpió en el lugar con una notoria expresión de duda en su rostro.

— En la quinta sección — dijo Lady Gaga poniendo los ojos en blanco de fastidio mientras señalaba la gran escalera de caracol.

— Gracias. — dijo el rey vampiro dirigiéndose a esta. Mientras tanto, Angelina le dedicó una mirada de reproche a la estrafalaria cantante.

— ¿Qué? Al rey vampiro no se le puede mentir — respondió Gaga.

Esperanza se hallaba en medio de una gran suite, muy parecida a la que ella y Jared estuvieron la noche anterior, pero más lujosa. Entró a la sala principal, y llegado a ese punto, no supo donde más ir. Se sentía agotada y Jared entró tas ella, no obstante, intentó llegar a la puerta cerrada del dormitorio y fue en ese momento, en el que por fin el vampiro pudo detenerla pues dicha puerta, estaba con llave.

— Por fin — dijo él acorralándola. — ya me estaba cansando de perseguirte, eres muy escurridiza cuando te lo propones. — Enseguida tomó el rostro de la chica entre sus manos, y de ese modo él le obligó a mirarlo fijamente a los ojos. — Duerme. — dijo en un tono suave. — cuando despiertes mañana, habrás olvidado todo lo que escuchaste esta noche, incluso olvidarás que estuviste aquí.

Esperanza, no pudo seguir peleando, su mirada se quedó fija en los azules ojos del vampiro y de ese modo, ella cayó sobre los brazos de Jared tan lánguida como muñeca de trapo.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top