Capitulo 13




La cena, que sirvieron esa noche, estaba deliciosa, según Esperanza, pero por sobre todo, estaba maravillada con el plato principal: pollo a la naranja, su platillo favorito. No podía recordar cuándo fue la última vez que comió algo tan exquisitos. Generalmente, tenía la dicha de comer platos así de sofisticados, cuando vivía con su madre y participaban en las cenas oficiales de la embajada. Algo que ocurría al menos dos o tres veces al mes. Pero aquello acabó al entrar a la universidad y luego al finalizar sus estudios, cuando ella y Ramiro, junto a su grupo de amigos decidieron recorrer el mundo.

Al trascurrir las horas, se sentía más en confianza y cómoda, ya podría llevar una conversación a mena con todos los comensales, en especial con los dos varones. Incluso, después de un rato, dejó de sentir asco al ver el pollo crudo de Stevie. Por lo que, todos pudieron disfrutar de una sobremesa esa noche. Se divirtieron y rieron contándose muchas cosas anecdóticas al respecto de sus vidas antes de que cada quien llegara a esa casa.

Más tarde, Emma debió escoltar a Esperanza hasta el despacho de Jared, justo a la hora que se había pre establecido esa mañana. Esperanza estaba algo nerviosa, era su segunda noche y las intrigas de aquella mansión aún continuaban, ella tenía la impresión de que así sería durante todo el tiempo que durara su estadía ahí.

— Buenas noche, Jared— saludó Emma al entrar tras recibir la orden que le indicaba que podía pasar. Enseguida vio a Natalie, quien se encontraba cómodamente en el sofá, sentada en una postura correcta, tal como lo hacían las damas en otro tiempo; pero en lugar de saludarla, la hechicera simplemente desvió la mirada nuevamente hacia Jared— ella está aquí — anunció seca y cortantemente.

— Hazla pasar — dijo él desde su lugar. Emma inclinó ligeramente la cabeza haciendo un gesto con la cabeza muy parecido a una reverencia, pero más tosco; y es que en realidad, solo se trataba de un asentimiento. Se hizo a un lado en la puerta y Esperanza entró a la habitación mostrándose bastante tímida y sumisa, ante tanto protocolo.

— Buenas noches, señor — saludó. Al mismo tiempo, Emma simplemente se retiró cerrando la puerta a espaldas de la recién llegada.

— Buenas noches, María — respondió Jared levantándose de su sillón junto a la chimenea, Esperanza notó que él, nuevamente estaba con una copa de vino en sus manos, pero esta vez, dudó mucho que aquel liquido rojo corcho se tratase de un carmenere o cabernet sauvignon, creyó que lo más probable se trataba de un «O negativo» o algún otro tipo de sangre, quizás de alguno muy extraño; de esos que son difíciles de encontrar en un banco de sangre.

También se dio cuenta de la chica adolescente. Llamándole profundamente la atención su presencia ahí. Esta chica bestia atuendos más actuales, salvo por un detalle que Esperanza advirtió: el vestido de la muchacha estaba confeccionado por el mismo diseñador que el Jared. Se trataba de una prenda colorida hecha a la medida, totalmente extravagante, que si bien era contemporánea, al mismo tiempo llevaba detalles del siglo XV que homenajeaba a la época colonial.

— María, te cité esta noche para presentarte a Natalie — dijo Jared haciendo un ademan para invitar a la Eterno a que se aproxime a él. Ella así lo hizo parándose junto al cantante para abrazarlo de la cintura con un brazo mientras él cubría el hombro de Natalie con su mano — Natalie es muy especial para mí y necesito que alguien le haga compañía mientras yo no esté aquí

— Entiendo — dijo Esperanza seriamente. No obstante, mientras Jared le explicaba quien era aquella adolescente, Esperanza, de pronto sintió un ligero escalofríos, uno bastante incomodo, de esos que se sienten cuando existe la sensación de que están mirando con recelo y escudriño hacia ciertas personas que no son bienvenidas en algún lugar. Esperanza supo, que aquella sensación provenía de los entrecerrados y vigilantes ojos de Natalie, cuando ésta logró por unos segundos, sostenerle la mirada. Pero entonces se preguntó: ¿por qué? ¿A caso ella le hizo algo malo? Ciertamente, no lo recordaba, ni siquiera la había visto antes. Pero ahí estaba esa joven, diciéndole en silencio que no la quería en su vida y que si tenían que convivir, era simplemente porque Jared así lo decidió.

— Por otro lado, se que tienes aptitudes para la pedagogía...— continuó el vampiro aparentemente ignorando la tensa situación entre ambas chicas —... y Natalie no puede ir a la escuela normal, por lo que pensé que podrías ser su institutriz. Ha tenido varias a lo largo de su vida— mintió — pero ninguna ha durado más de un año.

— Oh — expresó Esperanza con cierto tono de desconfianza en su voz mientras le dirigía una breve mirada inquisidora a Natalie

— No lo mal interpretes — se apresuró a decir Jared — todas ellas tenían proyectos previos en su profesión y vidas personales— en ese instante, Esperanza desvió su mirada inquisidora de Natalie a Jared.

— «Y que hay de mi» — pensó— «no pensaste en mis propios proyectos personales» —

Esperanza no supo expresar aquel pensamiento en voz alta. De pronto la idea de ser institutriz de una joven que al parecer la odiaba le asustaba, en especial si era parte de una familia bastante inusual

—« ¿ser la institutriz de la hija de Jared Leto? » — se dijo así misma — « ¿Enserio?

Desde ese momento, sus sospechas se hicieron más fuertes: Jared no la dejaría ir jamás, condenándola eternamente a vivir en esa gran mansión mientras sus seres queridos la buscaban por cielo, mar y tierra hasta que probablemente la crean muerta.

— Si aceptas puedo pagarte — insistió el cantante — la cantidad que me pidas te las daré

— No quiero dinero, señor— murmuró ella agachando ligeramente la mirada.

— Pero lo necesitas así que lo aceptarás — respondió tajantemente Jared. — y ya deja de decirme señor, mi nombre es Jared, todos en esta casa me dice así

— Recuerdo perfectamente oír a la mucama decirle señor... señor — respondió ella con cierto tono de insolencia — y mi nombre es Esperanza, sólo mi mejor amigo y mi madre tienen derecho a decirme María

— Vaya, así que ¿crees que yo no tengo ese privilegio? — Cuestiono Jared con sarcasmo — te recuerdo que estas en mi casa ahora, y yo te diré como se me antoje

Esperanza bufó por lo bajo mientras negaba con la cabeza. De pronto vio a Natalie y ésta se estaba riendo por lo bajo mientras cubría sus labios disimuladamente. Esperanza levantó la mirada y con una sonrisa triunfal dijo: — entonces, seguirá siendo "señor" para mí

— Bien, al parecer nunca nos pondremos de acuerdo al respecto — dijo él

— No, al parecer no— respondió ella en un tono severo al tiempo que cruzaba los brazos— y tampoco veo que esta discusión tenga una gran relevancia, pero me gusta que me respeten tanto como a usted.

—En ese caso... — continuó el cantante — Natalie, querida

— ¿Sí? — respondió la muchacha

— No lo olvides, respetuosamente, ella es María, así la llamarás y es el nombre por el cual ella deberá responder

— Está bien, Jared — dijo Natalie.

— Esto es ridículo — dijo Esperanza alzando sus brazos ligeramente para dejarlos caer con pesadez a los lados en un gesto de exasperación — utilizar a su hija como aval para ganar una discusión sin sentido ¿no le da vergüenza?

Jared no le corrigió, le dejó creer que Natalie era su hija, pero por dentro; él estaba riéndose a carcajadas por la suposición de Esperanza. Sin embargo, eso terminó pronto: la seriedad se reflejaba en sus ya azules ojos, se acercó a Esperanza y cortó toda distancia existente mientras buscaba encontrarse con la mirada de la chica, quien al hacerlo, le devolvió una expresión de evidente temor.

— Y si vuelves a decirme señor, fingiré que no te oí hasta que me llames por mi nombre — añadió esta vez con más seriedad — aquí las jerarquía se respetan, María. Esa mujer puede decirme señor porque es una mucama, tú eres parte de esta familia. Podrás ser una institutriz, pero no eres una sirvienta, eres mucho más que eso, tú eres una Destinada y eres más importante de lo que crees... ¿Quedó claro?

— Sí— respondió Esperanza tras tragar saliva al ver esas dos grandes e intimidantes esferas encendidas que el vampiro tenia por ojos.

— ¿Sí qué?

— Si, señor... Digo... — sacudió ligeramente la cabeza —...Jared — finalizó, dando a entender que Jared se había salido con la suya... o eso creyó él. — Pero ya que estamos con esa obsesión ¿Tú tienes segundo nombre? — se atrevió a preguntar volviendo a su postura defensiva.

— Natalie, querida. — Llamó él aun con la mirada fija en Esperanza— Puedes retirarte ... es todo por hoy.

— Buenas noches, Jared. — Dijo la aludida

— Buenas noches, que descanses.

— Un gusto conocerte... María—añadió la eterno dedicándole una falsa sonrisa de complacimiento. Tras dirigirse a la salida. Espereza pretendía hacer lo propio, siguiendo los pasos de Natalie, pero rápidamente Jared la tomó de la muñeca para detenerla.

— Sólo dije Natalie — replicó él. Esperanza se lo quedó mirando con cierta seriedad que también detonaba un ligero temor. Al mismo tiempo, Natalie, quien estaba ya frente a la puerta y con la mano en el pomo, se los quedó mirando con cierto recelo por unos segundos antes de salir. De modo que, tras cerrar la puerta a su espalda y dirigirse a su dormitorio, no dejaba de rondar por su cabeza algunas que otras preguntas:

—« ¿Por qué a Jared le gustaba estar asolas con esa tal María tan a menudo? ¿Y si Shannon tenía razón? »— Se preguntaba mientras daba grandes zancadas hacia su dormitorio. Aquello, era algo que la Eterno no lo podía entender y tampoco le agradaba. —« ¿No se supone que Jared había traído a esa chica para ser una dama de honor y compañía para mí? » — Añadió sin darse cuenta que ya estaba abriendo la puerta de su habitación para luego cerrarla dando un gran portazo — « vaya, ahora entiendo, Jared aprovechó lo que pedí como una excusa para meter a esta chica a la casa» — comenzó a caminar de un lado a otro y luego se dejó caer pesadamente sobre su cama.

Se sintió traicionada. En su mente, Jared la estaba engañando con esa tal María y Natalie la odiaba por eso, aunque él nunca le ha dado pie para creer que ella y el vampiro tuviesen una relación más allá que el de beber su sangre simbióticamente. De pronto, los ojos de Natalie se inundaron de lágrimas.

— Juro que no se la pondré fácil— dijo esta vez entre murmullos mientras se pasaba una mano por la mejillas para secarse los ojos — Lo juro.

Jared soltó el brazo de Esperanza, enseguida se alejó de ella para volver a sentarse en su butacón frente a la chimenea y volvió a tomar su copa.

— ¿Qué ocurre? — preguntó ella al ver la actitud despreocupada del vampiro

— Joseph — dijo él por fin mientras giraba su copa rellena de rojo corcho y éste teñía los bordes de vidrio formando pequeñas olas rojizas en el interior.

— ¿Disculpe? — preguntó extrañada Esperanza

— Mi segundo nombre es Joseph. Si deseas decirme de ese modo, puedes hacerlo, serás la primera en tener ese honor después de mi madre... claro que, ella solía decirme así cuando se enojaba conmigo — explicó— y muy pocas veces alguien me llama de ese modo como mi nombre de pila

— El asunto, señor — dijo ella con evidente molestia — y sí, le dije señor y no dejaré de hacerlo porque no lo conozco lo suficiente para llamarlo por su nombre de pila. Hasta donde sé, es solo un excéntrico músico que vive rodeado de lujos en esta ciudad como muchos famosos. Pero más allá de eso, ¿yo que sé sobre usted? Nada.

— ¿Y no te basta con todo lo que has descubierto sobre mí y mi familia?

— Mas allá de eso, no sé nada — insistió ella — una cosa son las historias y otra...

— Es la confianza — añadió Jared con tranquilidad

— Exacto —afirmó Esperanza — creo... que debe primar la confianza suficiente para saber cómo es por dentro, y yo no puedo confiar en alguien que me secuestró, eso me hace creer que, estoy frente a una persona muy sórdida. Y dicho sea de paso, usted tampoco me conoce.

— Si es ese el caso — dijo Jared poniéndose de pie para enseguida acercarse a Esperanza — déjame conocerte... conozcámonos mutuamente y entonces sabremos porque Esperanza quiere ser Esperanza y no María.

— Pero...

— Dices que no te conozco. Entonces háblame de ti, dime quien eres yo te abriré mi corazón.

— Creí que los vampiros no tenían corazón — murmuró ella

— Eso se dice, sí. Pero lo cierto es, que se ha dicho muchas cosas sobre nosotros.

— Ah... — suspiró ella — como sea, necesito tiempo, aun me tengo que acostumbrar a esta vida y a ustedes.

— Es razonable, te daré todo el tiempo que necesites — dijo él con una leve sonrisa — mientras tanto, tu labor aquí será como ya te dije; ser la institutriz de Natalie. Comenzarás por la mañana, y durante el día serás su compañía, su confidente. Alguien con quien pasar la tarde.

— Me... ¿me trajo aquí para ser de Dama de compañía? — cuestionó ella en un tono dudoso. No estaba segura de estar dispuesta a aceptar el papel de lo que consideraba un «adorno»

— Te traje aquí para ser de chaperona. Pero puedes llamarlo como quieras— replicó Jared — y aunque no quieras, recibirás una paga mensual, se que lo necesitas, además. Debes volver a comprar todo lo que perdiste en el aeropuerto de Toronto.

— Sí, y gracias a quien habrá sido — murmuró Esperanza bajando la mirada.

— Los vampiros podemos oír diez veces más que un humano promedio, cariño. Murmures, lo que murmures yo te escucharé.

— Bueno. Si me hubiese secuestrado con todo y mis cosas, ahora no tendría que ofrecerme dinero para reponer mis pertenencias

— No te quejes, María. Te estoy ofreciendo el triple de lo que ganarías en tu trabajo como docente en una escuela secundaria privada — respondió Jared un tanto fastidiado por la actitud defensiva de Esperanza.

— ¡Bien! — Exclamó — acepto, acepto su dinero, acepto que reponga mis pertenencias... incluso acepto el ser una institutriz... — se detuvo, tragó saliva y una lagrima comenzó a rodar por su mejilla inevitablemente.

— ¿Pero? — preguntó Jared frunciendo ligeramente el seño al verla llorar

— Me resigno a esta situación, pero usted jamás podrá reponer a mi familia. Usted ni nadie aquí pertenecen a ella, son sólo unos extraños y oscuros fenómenos para mí.

— Corrección — dijo Jared casi con frialdad — fenomenales sí, fenómeno, jamás. — En segundos, él se encontraba a unos centímetros de Esperanza y ella aun llorando pero sorprendida, lo miró a la cara con los ojos abiertos de par en par.

— Aléjese de mi — dijo ella dando un paso atrás mientras soltaba un respingo de sorpresa

— Entiendo que estés molesta, tu vida ha cambiado mucho en estos días. Pero créeme que tú también eres fenomenal, María... de lo contrario no estarías aquí. — Esperanza nuevamente se sorprendió al verse rodeada en un abrazo, y aunque al comienzo ella se puso tensa, enseguida se fue relajando a medida que sentía la mano de Jared acariciar su cabello. — Con el tiempo te darás cuenta de eso y entenderás porque estás aquí... sólo no te vayas — le susurraba al oído. Ella se sintió tan relajada que de pronto se descubrió así misma dejándose consolar por el vampiro mientras apoyaba su cabeza en el pecho de éste. Se preguntó si aquello fue alguna especie de hipnosis o magia, pues ella estaba dispuesta a no ceder, pero simplemente se rindió a los brazos de Jared y su aterciopelada voz.

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