Capítulo 23

Lyla bajó conteniendo la risa. Los demás la veían como si estuviera loca. La verdad es que si lo estaba un poco. Fue hacia los blancos sofás que estaban en el lobby, esperaría allí. Se puso en la esquina de uno de ellos y mientras esperaba hojeó una revista donde ella y Derian aparecían en la portada. Frunció el ceño al ver el titular: "La nueva y flamante pareja de la jet set" dentro había un reportaje que mencionaba lo de la apuesta supuestamente ideada por ambos, Marcos su ex quedaba bastante mal parado, pero se lo merecía pensó ella sin rencor y sí con tristeza. Alguien se sentó a su lado, dedujo que era Derian y se preparó para la confrontación. Quien vio a su lado no era Derian sino Mike Frost el hermano de su ex quien la veía con precisión analítica.

- Mike... -dijo ella sorprendida.

- ¿Todo bien en tu mundo de azucarado amor? –dijo con desprecio.

- ¿Qué quieres?

- Han dejado mal a mi hermano a ojos de todo el mundo.

- ¿Qué haces aquí? –insistió Lyla.

- El estúpido de mi hermano quiere recuperarte.

- ¿Has venido como su mensajero acaso? ¿cómo sabias que estaba aquí?

- Marcos me dijo.

- Claro ¿Dónde está él? –preguntó ella escaneando a las personas que salían en ese momento, ya era hora del almuerzo y casi todos se iban.

- Ni yo lo sé. Solo me manda mensajes de números ilocalizables.

- Dile que deje de acosarme o esto se pondrá muy feo. –vio hacia el ascensor, si Derian aparecía y lo veía le iba poner el rostro en otro sitio a Mike. – dile que jamás volvería con él, vete de aquí por favor. –dijo poniéndose de pie, él la imitó.

- Hay algo más.

- Vete. –apremió ella.

- Él consiguió el dinero para pagar la apuesta antes de la media noche de ese día.

- Solo era un juego entre Derian y yo para... ¿Qué dices?

- Juego o no, él creyó todo y consiguió los cien mil dólares.

- ¿Cómo sabes eso? – Lyla automáticamente se llevó una mano al pecho sintiendo algo feo por dentro.

- Un amigo en común me confirmó lo que el propio Marcos me dijo hace poco. Él le prestó esa cantidad, aunque desconocía para qué la quería.

- Si tenía el dinero ¿Por qué jamás se presentó? –ella vio como las puertas del ascensor se habrían y salía un enojadísimo Derian, pero ella solo quería escuchar lo que diría Mike. - ¿Por qué? –insistió ella.

- Porque tu flamante novio no se lo permitió.

- Mientes.

- ¿Ah sí? Unos matones enviados por De Luca golpearon a Marcos a la entrada del hotel donde él te llevó. Se recuperó en mi casa por días. Se negó a ir al hospital. Antes de irse me dijo que te había perdido. Después por teléfono me dijo todo y en cuanto he sabido que sí consiguió el dinero, averigüe mas y ¿Qué crees? Lo logró, pero tu querido nuevo novio no dejó que te recuperara. –le espetó con furia contenida.

- Te pregunté por él esa noche y me dijiste no saber nada. –recordó ella.

- ¡Era porque aún no sabía nada!

- Eso no elimina lo que tu hermano hizo. –dijo ella sintiendo de nuevo algo horrible dentro de ella, pero sin olvidar que todo era en principio culpa de Marcos por haberla apostado.

- Tampoco lo que De Luca hizo. -dijo y se largó. Ella se quedó viendo a la nada.

- ¡Qué rayos crees que haces! –le dijo Derian acercándose a ella e importándole poco que le oyeran. Ella le miró como si lo viera por vez primera con una mezcla de irrealidad, como si ella contemplara todo desde afuera de esa burbuja que era su vida ahora. El enojo de él se transformó de inmediato a preocupación. - ¿Qué pasó? ¿estás bien? –intentó tomarla del brazo y ella se apartó como si quemara. - ¿Lyla? – le dijo con la preocupación grabada en su rostro.

- Tú... -empezó ella, no le salían las palabras. Sentía un nudo en la garganta, en el estómago. Era cierto que todo era mayormente culpa de Marcos, que lo de ella con Derian había empezado de la peor manera. Estaban condenados por eso ¿no? Aun así, había querido darle otro enfoque a lo que tenían juntos y todo porque se había enamorado. Porque la apuesta había sido una idea horrible, pero pese a todo ella había descargado casi toda la culpa en Marcos, cuando Derian también tenía culpa, ella había decidido ignorar pasado poco tiempo que eran dos en la apuesta no uno. Sin embargo, jamás pensó que él jugara así de sucio. Pero, era el tiburón de los negocios, el implacable, el que no tenía piedad. Y sí, era todo eso y más.

- ¿Qué pasa Lyla? Estás asustándome.

- Tú no te asustas con nada. –le dijo ella con la voz entrecortada.

- Miserable. –susurró una voz que oyeron ambos. Era Jade.

- ¿Ahora qué? – se impacientó Derian.

- ¿Cómo tú... ya sabes? -dijo Lyla que empezó a sentir que sudaba frío.

- Claro que lo sé y ¿tú? ¿lo sabias y aun así no hiciste nada? –le dijo Jade con sus ojos verdes brillando con furia.

- Acabo de enterarme. –dijo ella con voz apenas audible.

- ¡Nos ha arrebatado el negocio con Vernon!

- ¿¡Qué!? –dijeron Derian y Lyla al mismo tiempo.

- Una de tus filiales de tecnología se ha fusionado con ellos.

- No tenemos nada que ver con tecnología- dijo Lyla cada vez sintiéndose peor, sentía que había entrado en la dimensión desconocida. – Somos una empresa de publicidad.

- Íbamos a entrar en el negocio Lyla, expandirnos. Pero Vernon se fue al mejor postor.

- Así son los negocios. –le dijo Derian serio. No tenía idea que el trato ya se hubiera cerrado, seguro William lo había hecho ese mismo día. Era una empresa que les convenía, pero, era William quien se había hecho casi en su totalidad cargo esta vez de las transacciones y de todas las negociaciones. Pese a ello sabía que, aunque se hubiera enterado que los Brown estaban en el juego no habría tenido contemplaciones. Una cosa eran los negocios y otra lo que él tenía con Lyla.

- Ofreciste cosas que jamás habríamos podido igualar. –le dijo Jade con rencor.

- ¿Debo seguir diciéndote que así es esto? ¿Qué pretendías? ¿Que por estar con tu hermana tuviera consideración? –Jade jadeó y Lyla parpadeó, sentía que la presión arterial empezaba a bajársele.

- Claro, -dijo Lyla con esfuerzo. – así es el horrible mundo de los negocios, donde no importa nadie más que tú.

Lyla sabía que Derian estaba en lo correcto, de no haber escuchado las infames palabras de Mike, estaría ahora mismo conteniendo a Jade. De Luca no le debía nada a los Brown, nunca habían hecho negocios previos, no tenían asociación de nada, lo de ella con Derian si es que se iban por ese punto, apenas acababa de empezar. Así que sí, Derian estaba en lo cierto, solo que dolía porque se mezclaba con lo que ahora ella sabía.

Jade sabía incluso que estaba sobre reaccionando, pero no le agradaba Derian y odiaba la manera en como su hermana había acabado a su lado.

- Lyla ¿por eso estás así? –le preguntó él.

- No, pero digamos que lo complementa. Jade... por favor, déjanos un momento a solas. – Lyla quiso sentarse pues empezaba a marearse, al ver que Jade no se movía le mandó una mirada suplicante. Su hermana se fue no sin antes ver a Derian con odio.

- Ella sí que me quiere. –Al ver que Lyla no respondía prosiguió. –No voy a disculparme por esa fusión.

- No te estoy pidiendo eso. –le dijo ella levantando el rostro y sacando fuerzas para enfrentarlo. –no debí continuar con esto. –susurró para sí.

- ¿Qué? ¿Qué no debiste...? ¡Santo cielo! No te tenía por una mujer dramática o complicada, ¿vas hacer un mundo de esto?

- Creo que he dejado claro que no lo soy.

- ¿Ah no? Acabas de largarte pese al peligro dejándome allá arriba.

- Te estaba esperando aquí.

- Bueno, muchas gracias por ello. –le dijo a todas luces enfadado. Bien, ella también lo estaba. – así que no debes continuar con esto porque he arrebatado un negocio a la familia de la princesa.

- No tienes por qué ser ofensivo.

- Créeme, me contengo para no serlo. –Derian iba a explotar, los negocios eran eso y nada más. Oír como ella renegaba de lo que tenían, de la decisión de permanecer con él, le tenía sumamente furioso.

- ¿Y que si estuviera enamorada de ti? ¿y que si así fuera y tú haciendo esto? – No se refería la fusión, solo que eso él no lo sabía y ella era una idiota ¿Por qué ahora de todas las cosas le decía eso? Porque quieres saber que siente por ti, le dijo su voz interior. Bien, solo que había escogido el peor lugar y momento para averiguarlo. Solo que Lyla no podía detenerse. Al menos a esa hora con todos fuera el lobby parecía desierto.

- Ah, pero es que ahora vamos a hablar de amor ¿tratas de ablandarme de alguna manera? Por Dios Lyla pensé que eras más razonable. No voy a volverme atrás en el trato con Vernon. –le dijo sintiendo que ella trataba de manipular las cosas.

- Jamás pensaría que harías eso.

- ¿Entonces por qué hablar de amor? –dijo irritado y a ella se le partió un poco más el corazón.

- Es algo que no tiene cabida para ti ¿no? Solo sexo y lujuria.

- Háblame de lo que en realidad exista, de algo que sea tangible, que puedas ver, tocar... -Derian hablaba con frustración, creía en el cariño que acompañaba al sexo, claro que sí. Creía que lo que tenía con ella era único, que ella era única. Pero no se permitía pensar más allá y hablar sobre ello lo ponía sumamente irritable pues tocaba fibras que pensaba dejar tranquilas y en lo profundo.

- Claro, ¿Por qué pensar lo contrario? Un hombre que solo cree en él, en su dinero, en la manera para conseguirlo y únicamente en eso.

- Creo en el sexo. –le dijo también con intención de provocarla.

- Ya. Se me pasó por alto, mis disculpas. –Lyla sentía que se desmoronaba por dentro. Ella no iba hablar sobre esto, iba a reclamarle sobre la golpiza a Marcos, sobre su juego sucio. Ni siquiera iba a mencionar la fusión. Solo quería gritarle su traición. –amor eterno ese de las películas y canciones ni se diga ¿no?

- A ver dime, ¿acaso existe una taza de café que nunca se vacíe, un postre infinito, un orgasmo interminable? ¿entonces por qué tendría que haber amor eterno?

- Tienes toda la razón. – dijo demostrando una frialdad que no sentía, porque por dentro se quemaba, no entendía por qué era eso lo que sentía.

- Siempre la tengo. –le dijo soberbio y ella explotó.

- Por eso entonces hiciste que golpearan a Marcos a la entrada del hotel donde me llevaste esa noche ¿verdad?

- ¿Cómo...?

- ¿Cómo lo sé? Bueno, me acabo de enterar. Me importa muy poco la fusión con Vernon. –dijo agitada. – negocios son negocios como dices, pues perfecto. –él estaba como paralizado. –Marcos consiguió el dinero, antes de la media noche y quiso pagarte. Pero hiciste que lo golpearan antes de que llegara a mí.

- ¿De qué rayos...? ¿Lyla?

Lyla vio borroso, luego negro y luego nada.

Horas después el sonido de un teléfono la despertó. Abrió los ojos y vio a Jade en una esquina de una habitación hablando por teléfono.

- No ha despertado y no, no dejaré que suba. No es familiar nuestro. Así que olvídalo. Dije que no William.

- Jade... -dijo ella con voz pastosa. Jade volteó enseguida cortando la llamada.

- Lyla ¡al fin! ¿Cómo te sientes?

- No sé. –empezó ella sintiendo que le dolía la cabeza. – bien, creo ¿estoy en el hospital?

- Te desmayaste. Hubieras caído de no ser porque Derian te agarró justo a tiempo. Es lo único bueno que ha hecho en su vida. –dijo Jade y a Lyla se le llenaron los ojos de lágrimas. –No querida, no lo hagas. No llores. Yo, no debí haberle gritado así, pero me puse furica. Sabes que no apruebo lo que tienen, pero voy a respetarlo te lo prometo, aunque él me caiga terrible. Si quieres... ¿le dejo subir? Mira, que lo ha intentado desde que llegamos hará unas tres horas, pero no le he dejado.

- No. –dijo únicamente.

- ¿No? Pero, ¿Por qué? –preguntó Jade confundida.

- Ahora no. Quiero descansar. –mintió.

- Bien, papá y mamá acaban de bajar a la cafetería, solo espero que no lo encuentren y quiera subir con ellos.

- Si así es, fingiré dormir y tú di que sigo en ese estado, yo no quiero seguir hablando. De hecho, tengo mucho sueño.

- Tenías bajísima la presión arterial. Llamaré a la enfermera. –dijo saliendo de inmediato. –Lyla cerró los ojos y recordó todo, una lágrima se le escapó de los ojos. Quería dormir por días a ver si así se sentía mejor. La enfermera entró y checó su presión, tomó su temperatura y dijo que la veía bien pero que lo mejor era que se quedara esa noche para que la estuvieran checando y le sacaran mas análisis, ella asintió y mencionó que tenía mucho sueño, le dijeron que era debido a la medicación. La enfermera se marchó y Lyla se volvió a dormir. En eso llegaron sus padres y solo ellos.

Derian paseaba de un lado a otro en la sala de espera, ajeno a las miradas especulativas de algunos, apreciativas de otras y exasperadas de sus amigos.

- Va a hacer un hoyo. –le dijo Josh a William.

- Llámale de nuevo. –dijo entonces Derian.

- No, Derian. Ya lo hice muchas veces y la respuesta es la misma. –William había marcado muchas veces a Jade y esta lo había mandado al infierno muchas veces. La primera para insultarle por la forma en que había conseguido su número, lo cierto es que la propia madre de Jade se lo había dado. – ella aun no despierta. Es todo lo que quiso decirme.

- Pero, ¿Qué tiene? ¿Qué rayos tiene? –dijo preocupado y colérico.

- Baja presión arterial provocado por algo, cosa que aún no sabemos. –dijo Jade yendo hacia ellos. Tanto Josh como William que estaban sentados se levantaron al verla. Lo cierto, es que también estaban preocupados por Lyla.

- ¿Ya despertó? –preguntó él.

- Gracias por bajar a decirnos. –intervino Josh.

- Ya despertó, pero necesita reposo y ella no quiere hablar con nadie.

- Quiero verla. –dijo Derian como si no hubiera oído lo que Jade había dicho.

- No.

- Maldita sea Jade. Quiero, necesito verla. –sus amigos le miraron, realmente lucía desesperado. Jade pareció ablandarse un poquito.

- Pero ella no quiere Derian. –le dijo con voz suave.

- ¿Qué le hiciste? –dijo Josh.

- Josh... -dijo William apartándolo de la furia de Derian.

- Es lo mejor. –dijo Jade. – ella no es para alguien como tú.

- ¿Qué quieres decir? –dijo William. - ¿Qué él no merece estar con Lyla? – le increpó a todas luces molesto y Jade parpadeó.

- Sí, eso quise decir.

- Mira, princesita mimada. No tienes una condenada idea de la vida real, de una relación real por lo que veo, así que guárdate tus opiniones donde te quepan.

- William, basta. –dijo Derian y contuvo la airada replica de Jade. -Sé por qué no quiere verme ahora, pero, juro que lo hará. Tendrá que verme y vamos a aclarar lo que tengamos que aclarar y solo nos concierne a los dos. Sé que te preocupas por ella, pero te lo repetiré, esto es entre ella y yo.

- Eso no cambia quién eres. –dijo Jade, aunque no parecía querer ser ofensiva, lucía como si conociera todos los detalles.

- Quizás ella no cambia quien soy, pero cambia lo que siento. –soltó él sin poder detenerse, siempre había sabido que su fascinación por Lyla iba más allá de lo convencional, pero él no era quien le iba a poner un nombre a eso que sentía. Los tres lo miraron y él se marchó sin decir nada más.

Rato después Josh, William y Jade tomaban juntos un café en la cafetería del hospital. Jade ignoraba a William y este parecía actuar del mismo modo, Josh los miraba con diversión. Era él quien había insistido para que tomaran un café los tres.

- Así que justo cuando llegué pensando que iba a ver la pelea del siglo, me encuentro con que Derian llevaba en sus brazos a Lyla y gritaba órdenes a todo el mundo.

- La ambulancia llegó en tiempo record. –dijo Jade admitiendo que era gracias a las órdenes de Derian que todo había ido más rápido.

- Y aun así crees que es un mal hombre. –dijo por fin William.

- No es hombre para mi hermana.

- ¿Eso tú como lo sabes?

- ¿Sabes lo de la apuesta no?

- No. Solo sé lo que él dijo a todo el mundo. Es un hombre sumamente discreto ¿sabes?

- ¿Y eso qué? –dijo Jade irritada.

- Merece ser feliz. –acotó Josh y William asintió.

- Ya sé que tú estuviste detrás de todo el manejo de la operación para absorber Vernon. –dijo ella de pronto a William y la verdad es que el hombre había empezado a gustarle, pero ella solía ser muy cuidadosa y quisquillosa con sus relaciones, así que al enterarse que él era el que estaba al frente de la fusión le había servido para hacerlo a un lado, sobre todo al ver el nivel de enojo que alcanzó y todo porque el tipo le atraía mucho, si eso era ahorita ¿Qué sentiría después? 

- Sí, yo fui. -dijo él aparentemente tranquilo, pero Josh vio que había estado a punto de atragantarse con el café. –entraron tardísimo a la puja Jade, era ilógico que ganaran, nosotros llevábamos meses en ello.

- Aun así, es algo más para no confiar en el hombre que dice querer estar al lado de mi hermana.

- Es un hombre de relaciones pasajeras y que nunca ha querido estar al lado de una mujer de esa forma. –dijo William.

- No me digas, traumas emocionales. –dijo Jade con burla.

- Su madre lo dejó con su abuela porque le estorbaba. Su abuela murió y lo dejó con su tía, quien decidió llevarlo a servicios sociales. Digamos que sí, traumas emocionales, no confía en las mujeres. –William se lo soltó de golpe sumamente molesto, Josh lo miró sorprendidísimo de que hubiera dicho todo eso y Jade ni siquiera parpadeó, quedando paralizada.

- Yo... -empezó ella a decir.

- ¿Por qué dijiste todo eso? –le acusó Josh.

- Quizás así entienda un poco lo que Lyla significa para él. –dijo William mirando con ojos brillantes y aun molesto a Jade.

- Sí, pero es cosa de él y casi nadie sabe. –Insistió Josh.

- Su padre lo encontró cuando tendría unos 14 años. –siguió William implacable y Josh solo metió la cabeza entre sus manos susurrando que ahora sí estaría realmente despedido. – Lo rescató de una vida en la calle y lo llevó con su nueva familia. Tiene una madrastra y dos medias hermanas. Le llevó mucho tiempo aceptar que tenía una familia y creo que aún no termina de asimilarlo.

- No sigas... -pidió Josh aun con las manos en la cara.

- Es el mejor hombre que he conocido y sí, merece a tu hermana, aunque tú no lo veas así y no lo crees porque juzgas a todos desde tu torre helada de cristal.

- ¿Acabas de hacer alusión a Frozen? – dijo Josh mirándolos por fin.

- Lamento por lo que paso De Luca y no, no voy a decir lo que sé ni siquiera a Lyla –dijo Jade mirando a Josh. –aun así, todo sigue siendo demasiado turbio, pero... -alzó una mano al ver que William iba a protestar. – si ella le quiere y desea estar a su lado, yo no me voy a interponer. Y si le rompe el corazón, yo le voy a romper las piernas. –dijo levantándose. –a los tres, y no soy Elsa. –dicho eso, dejó un billete en la mesa con un golpe y se fue.

- Todo esto nos dice algo. –habló Josh.

- ¿Qué la mujer es de armas tomar? –dijo William sin dejar de seguir a Jade con la mirada.

- No, que tú eres un bocazas, ella una asesina en potencia, yo un desempleado y que, pese a ello, los tres vemos películas para niños. 

*Si alguien que lee esta historia también lee Inolvidable pasión, pues nada, solo decir que no me sale nada de aquella y sí de esta historia. 

*Recta final de Ojos Negros*

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