Capítulo 20


La llamada había sido hecha desde el departamento de abajo hacia un teléfono de una farmacia 24 horas. Había mantenido a la chica en línea con monosílabos el tiempo suficiente para que la conexión fuese detectada. Derian pensaba eso mientras los flashes de los fotógrafos los enfocaban, sentía la tensión de Lyla pues él mantenía la mano en su espalda baja, sin embargo, su sonrisa serena y ligeramente indiferente la hacía ver como una hermosa princesa de hielo.

- No cabe duda de que ya tienes experiencia en esto. –le dijo él acercándose y hablándole al oído. Ella le miró y le sonrió divertida y fue cuando se desató un pequeño caos.

- Señor De Luca ¿Quién es ella?

- ¿Es su novia?

- ¿Es actriz verdad?

Más fotógrafos se arremolinaron a la valla que los separaba mientras disparaban sus cámaras y más preguntas.

- ¿Ves cómo es que no soy nada conocida? –le dijo ella al oído de igual forma que él lo había hecho momentos antes.

- ¡Es Lyla Brown! –gritó alguien tan fuerte que ella dio un pequeño respingo y Derian empezó a reír.

- Lyla Mackenzie-Brown. –les confirmó él con una sonrisa y ella tuvo que aguantar el deseo de asesinarlo con la mirada, sabía que existía la posibilidad de que alguien la reconociera, pero aun así...

- ¿Desde cuando salen? –dijo alguien. Ella sonrió tensamente. Sintió como la mano de él hacía pequeños círculos en su espalda intentando tranquilizarla.

- Nos conocemos desde hace un tiempo. –respondió enigmático.

- ¿Cómo se conocieron? –dijo un tipo de gafas negras. – ella no frecuenta estos círculos.

- Lo cual no implica que no lo haga de vez en cuando. –le respondió ella. - ¿debería lanzar un comunicado cada vez que lo haga? –remató y algunos se rieron.

- Debemos avanzar, esto no es una rueda de prensa. –intervino Derian, pero seguían lloviendo las preguntas sobre como un notorio playboy que jamás salía con mujeres de buena cuna como Lyla había decidido empezar a hacerlo, que por qué ella no frecuentaba eventos de este tipo, que desde cuando estaban juntos.

- No los frecuento porque apoyo estas causas de otras maneras. –Derian no sabía eso, pero Lyla era voluntaria con frecuencia, donaba y ayudaba a la organización de eventos de mucha menor envergadura, pero muchísimo más sinceros que este. – mi madre y hermana representan a la familia en esta clase de eventos, yo por lo general escojo otras formas, pero hoy vine a acompañar a Derian.

- Y nos conocimos en otro evento parecido y en otro más jugamos a que me la ganaba en una apuesta. – soltó él y ella se quedó helada. Vio todo en cámara lenta. La gente parecía que hablaba más y más y gente de seguridad los contenían, pero ella no oía nada. Años de entrenamiento con su madre la hicieron contenerse y aparentar la tranquilidad más absoluta. Esbozó una enorme sonrisa y lo miró con ojos brillantes. Él le sonrió con ternura. Ella no entendía nada.

- Lyla quería salir de una relación que ya no podía ser llamada así, nosotros nos conocíamos de mucho tiempo atrás –mintió con facilidad extrema. – pusimos a prueba a su entonces novio y él decidió que Lyla podía ser usada como apuesta. Él perdió claro y yo gané. –su mano fue a la cintura de ella y la apretó contra él.

- ¡Explíquese mejor! -Gritaban. Esa repentina confesión les estaba dando la noche.

- Puse una trampa para ver que tanto valoraba a la mujer que tengo al lado, por lo que ven esta noche, él no la valoraba nada y la perdió. Después de eso decidí hacerlo real, hace poco lo logré y ahora ella está conmigo ¿gané no? –Lyla seguía aparentando conformidad y sonreía, aunque sentía que iba a caerse, comprendía por qué lo hacía, pero debía haberle avisado por lo menos. – Nunca comparto abiertamente detalles de mi vida, lo hago ahora por qué lo que pasó esa noche se puede prestar a equívocos enormes y ella no merece eso, se merece que se sepa la verdad y no estupideces. Así que esta es y no volverán a escuchar nada más al respecto. –dicho eso la guio por fin al recinto. Ella iba tan tensa que sentía que iba a quebrarse en pedacitos.

- ¡Debiste haberme dicho que harías algo así! –le susurró furiosa en cuanto se percató que nadie los escuchaba.

- Se me ocurrió apenas. –dijo él con cara de inocencia.

- Se te ocurrió apenas... voy a matarte. –siseó ella. Él intentó besarla y ella se alejó molesta.

- Lyla...

- Sé por qué lo hiciste, pero aun así... me tomaste por sorpresa. Todo el mundo se va enterar allí dentro y no me importa, solo que ahora tendré que soportar el show de mi madre en su máximo esplendor y no estoy preparada para ello ni para... -paró su diatriba exaltada al ver gente entrar por donde ellos se habían parado.

- Tranquila, lo siento. –le dijo abrazándola, aunque ella intentó resistirse al final no pudo. –vi la oportunidad y la aproveché. Era una espada colgando sobre nuestras cabezas, bueno, una más.

- Ya sé. –dijo ella suspirando ya más relajada. Un abrazo y palabras amables del hombre que quería y eso bastaba para que ella perdonara todo. Se dedicó un golpe mental y se apartó. –entremos ya. –vio como él extendía su mano y ella a regañadientes le dio la suya.

- No hagas pucheros. –le dijo.

- ¡Yo nunca en la vida he hecho pucheros!

- ¿Ni de bebé? –preguntó él divertido. Ella no le respondió. – pues ahora mismo hiciste uno y me provoca querer besarte así que deja de hacerlos.

- Deja de provocarme.

- No puedo. –le dijo ya caminando con ella hacia donde todo el mundo se encontraba socializando con copas en la mano, esperando que el salón principal fuera abierto. Ella iba a replicar cuando vio la escena. Fue irreal el modo en qué casi todo el mundo volteó a verlos.

- Así debió sentirse cenicienta cuando hizo su entrada en el baile. –dijo ella en voz queda.

- ¿Así cómo?

- Como pez en acuario. Debieron haber puesto eso en el cuento.

- Estoy de acuerdo. Caminemos. – poco a poco todos reanudaron sus conversaciones si bien, muchos seguían observándoles y muchos les saludaron a su paso deteniéndoles cada dos por tres, la veían con evidente curiosidad, había quienes la reconocían, pero era una ínfima minoría.

Ella busco con discreción a su familia y no los vio, a quien si vio fue a Josh y le saludó con una sonrisa, él de inmediato se acercó. La verdad es que se veía bastante atractivo.

- La princesa del cuento ha llegado. –le dijo al verla con obvia apreciación masculina.

- El que muere en la primera página aquí está. –le contestó Derian.

- Calla o pido que el hada madrina te vuelva calabaza. –le dijo ella con fingida sonrisa aun en su papel de todo está perfecto.

- Al fin la conozco. –dijo una voz y todos se giraron a mirar. Era William y Derian se llevó una mano al puente de la nariz y apretó con evidente irritación. –¿No vas a presentarnos?

- No. –fue la escueta respuesta de Derian.

- Lo sabía. –sonrió ladino. –William Cruise amigo de este tipo y accionista minoritario de su empresa. Lo último es lo que en realidad agradezco en la vida, lo primero lo tomo como castigo divino. –dijo tomando su mano y besándola con parsimonia. Ella rio. William parecía ser de la edad de Josh y Derian, era de rubios cabellos, ojos azules, alto y aparentemente musculoso. Muy atractivo, aunque la verdad sus ojos solo iban para el más guapo de los tres, Derian. Por mucho que siguiera enfadada, no podía evitar comparar y que él resultara ganador o era el amor el que hablaba, como fuera, vio hacia Derian que miraba con gesto belicoso a William.

- Un placer, Lyla Mackezie-Brown. –dijo ella.

- Adivino aparte de belleza, inteligencia. Eso es nuevo para él dime, ¿Cómo lo ha manejado? –preguntó con gesto concentrado e interesado. Ella quería reírse de nuevo, pero se contuvo.

- Creo que no muy bien. –le dijo con fingido gesto preocupado.

- Son dos los que mueren en la primera página. –Josh empezó a reírse y ella le siguió, aunque se calló de golpe al divisar a su familia.

- Debo retirarme un momento. –les dijo y él la detuvo por la muñeca.

- ¿Tu familia?

- Sí.

- Debo acompañarte.

- No. Tiene tiempo que no les veo, después... ¿sí?

- Está bien. –y la soltó con suma reticencia. La siguió con la mirada hasta que ella llegó al lado de sus padres y hermana. Escuchó un suave silbido de admiración proveniente de William. - ¿ahora qué? –dijo ofuscado.

- Nunca te había visto así.

- Ni yo. –confirmó Josh.

- ¿Así como? –preguntó irritado.

- Enamorado. –dijo sin más William.

- ¿Qué? Estás mal. –le respondió sin poder ocultar su sorpresa ante el dictamen de su amigo.

- El que lo está eres tú y créeme voy a disfrutar de lo lindo al verte. Aunque debo decirte algo.

- ¿Más aun? Genial. –dijo con sarcasmo.

- Sé quién es ella. Por azares de la vida soy donador frecuente en la casa de la amistad. Ayuda a niños con cáncer y niños de la calle, se les saca de allí y se les busca un hogar, como suelo donar grandes cantidades estoy al tanto de muchas cosas.

- ¿Tú donando? – dijo Josh con sorpresa.

- Ey, que estoy aquí ¿no?

- Eso que tiene que ver con nada. –dijo Derian.

- Ella no solo dona, sino que es voluntaria, solo la conocía por nombre. Los cotilleos dicen que tiene un corazón enorme y que jamás menciona nada de la fortuna familiar. Le gusta a todo el mundo así que mi querida amigo, de lo poco que sé, es demasiada mujer para ti.

- Gracias por aclarar lo que ya sabía. –gruñó Derian.

- Sí que está enamorado, aceptar que es demasiado para él, que considera que es dueño del mundo... -dijo Josh y se calló al ver la mirada seria de su Jefe.

- Pides a gritos tu despido.

- Claro que no, señor. –le dijo sonriendo travieso.

- Entre Lyla y yo no hay nada más que deseo y atracción mutuos. Como bien lo dicen, es... ella es...

- ¿Es...? -dijeron los otros dos al mismo tiempo.

- Es de otro mundo, uno alejado del mío y quizás no la merezca, pero, no voy a desaprovechar estos días con ella.

- Bueno, eso no lo dudo ¿en verdad le pusieron una trampa a su ex novio? –preguntó William y así se enfrascaron en una conversación donde él respondía con monosílabos y los otros insistían en saberlo todo.

Lyla llevaba sus buenos cinco minutos desde que había saludado a sus padres y hermana oyendo la diatriba de su madre.

- Es que ese siempre supe que Marcos era un idiota. Pero tú...

- ¿Yo...?

- Mira, que terminarlo de esa manera tan novelesca.

- ¿Perdón?

- Ponerle una trampa.

- Vaya que corre el chisme. ¿Ya lo saben todo eh Jade?

- Todo. – confirmó su hermana con mirada preocupada.

- Padre, sé que no es mi estilo, pero quería saber con quién estaba en realidad.

- Yo no te recrimino nada tesoro y tú tampoco deberías hacerlo querida.

- ¡Pero es nuestra hija!

- Tu hija adulta.

- Madre, deberías estar contenta de ver a Lyla en esta clase de lugares a los que detesta venir.

- Bueno sí, pero... a ver dime ¿ese era De Luca?

- Sí. –dijo Lyla cansada y algo sorprendida de que apenas lo mencionara.

- Entonces todo es cierto, la apuesta y demás.

- Sí.

- Pero como entre todas las cosas se te ocurrió....

- Madre ya... nos están viendo. –la cortó Jade y Lyla le agradeció con la mirada. Las puertas se abrieron y la gente empezó a caminar hacia dentro.

- Al menos es de De Luca, aun así, querido hay que investigarlo a conciencia. Sé que tiene la mar de dinero, pero quiero saber más.

- Es Lyla la que va a conocerlo más no nosotros. Entremos ya. –dijo su padre guiando a su madre cuando una voz demasiado conocida los detuvo.

- Buenas noches. –era Derian todo amabilidad y caballerosidad. Antes que su madre pudiera empezar a reclamarlo algo, él le había besado la mano con galantería, estrechado la mano de su padre y dado a Jade un beso en la mejilla. Les había preguntado si estaban disfrutando la noche para luego mencionarles que le agradaría mucho si quedaban en la misma mesa, Lyla tragó saliva deseando que eso no pasara. Había comentado algo brevemente sobre la empresa del padre de Lyla, halagando el buen manejo en cierto asunto del que ella ignoraba todo y vio la sonrisa de su padre, la apreciación de su madre y un leve relajamiento en Jade. Empezaron a caminar todos juntos y escuchó el susurro de su madre.

- A este no lo dejes ir.

- Qué fácil es convencerte madre.

- Pues en años Marcos nunca lo logró. –le dijo Jade que iba a su lado. Derian iba ya al lado de sus padres conversando. – es un encantador de serpientes.

- Víboras, sí. –concordó ella y ambas empezaron a reírse.

- Lyla lo que él dijo hace un momento delante de todo el mundo... lo ha manejado bien. Aun así, temo que todo se salga de control. Que eso aliente a la mente estúpida de Marcos.

- Es una posibilidad. –accedió ella. 

–Se portó como el caballero de brillante armadura, pero, aun así ¿si sabes que puede ser despiadado en los negocios verdad? ¿Qué es temido y que hizo su fortuna en base a negocios arriesgados?

- ¿Negocios arriesgados?

- Nada sucio hasta donde sé. Pero, se ha ganado la enemistad de mucha gente. Llega, toma y se va. No dudo de que aplique esa filosofía a todo en su vida.

Lyla se sintió triste de pronto. Así había sido con ella ¿no? La había visto, la había tomado y solo falta el termino de los diez días para que se fuera. Nueve días en realidad y contando. Solo que todo eso ella, ya lo sabía.

- No lo dudo tampoco. –dijo triste.

- ¿Sientes algo por él? –pregunto Jade con preocupación.

- Yo...

- ¿Lyla? –las interrumpió alguien.

- ¿Mike?

- Sí, soy yo. Te ves... radiante. –con Mike siempre era así, decía una cosa y sus ojos decían otra. Nunca le había agradado al hermano de Marcos, era amable pero sus ojos cortantes.

- Gracias. –esta vez ella vio algo más, algo que solía sentir pero que se le escapaba. Vio apreciación en la mirada de Mike y le extrañó. Aunque su apariencia normal distaba de la que presentaba esa noche y quizás eso llamaba la atención.

- Jade, él es Mike hermano de Marcos. –ambos solo se dieron un escueto saludo con un asentimiento de cabeza.

- Debemos hablar. –dijo él.

- Alcanzaré a nuestros padres. –dijo su hermana.

- Enseguida estoy contigo. Sé rápido por favor, no puedo tardar.

- ¿Por qué? ¿Tu nuevo novio no te deja? –preguntó con rabia y ella parpadeó sorprendida de verle una emoción, Mike no solía ser abierto en cuanto a nada.

- No voy a darte explicaciones. –respondió ella seria.

- No, a quien tienes que dárselas es al idiota de mi hermano.

- ¿Ah sí? ¿y que se supone que le diré? ¿Gracias por confirmar que no valía nada para ti? ¿gracias por caer en la trampa que orquesté para saber si me querías? No, no me arrepiento de nada y no daré explicaciones a nadie.

- Marcos siempre fue un imbécil –dijo entonces Mike. –pero aun así lo engañaste.

- No, el que no debe engañarse eres tú. Créeme, la única que lo pasó mal fui yo.

- Ya veo, y lo sigues pasando mal con De Luca ¿no?

- Escúchame bien –dijo acercándose a él con furia. –dile a tu hermano que me deje en paz, con Derian no se juega y no quiero más problemas, que nos deje tranquilos. Solo dile eso.

- ¿Es una amenaza?

- No.

- Sí. –dijo Derian a su espalda.

- Derian... -Lyla volteó a verlo.

- Ni tú, ni él, ni nadie de tu familia intente acercarse a ella de ninguna de las formas.

- Claro que es una amenaza eres un matón.

- ¿Quieres que te confirme eso? Si aprecias en algo tu integridad física, piérdete ahora mismo.

- No sabes todo Lyla, no sabes todo. –le dijo mientras se iba.

- ¿De qué rayos habla? –preguntó ella a la nada.

- Por esto no quería que te le acercaras. –le dijo molesto.

- Tengo mucho que objetar, pero ya hemos atraído demasiado la atención esta noche.

- Ósea que esta discusión será para cuando estemos solos. –dijo él con claras señales de no querer postergarlo.

- Si prefieres pelear al sexo, por mí está bien. Solo te recuerdo que es el día nueve. –le dijo ella también molesta.

- Es que los vas contando con precisión absoluta, no se te escapa nada y en nueve días ¿Qué? Con Marcos suelto, ¿aun así te irías? ¿lejos de mi protección?

- No soy una niña Derian ¿podemos discutir esto luego? –ella miró hacia donde la gente ya se sentaba y algunos les miraban sin disimulo.

- Está bien. –dijo él y ambos caminaron hacia su mesa sin tocarse siquiera. No les había tocado cerca de sus padres y ella suspiró agradecida. Sin embargo, pese a que lo disimulaba antes los compañeros de mesa incluidos Josh y William era obvio que él seguía enfadado. Los discursos por la causa de la noche se dieron y la comida fue servida, se encontró disfrutando de la noche pese a que Derian no hacía casi nada por hablar con ella, se la pasó conversando con Josh y William quienes resultaron una más que agradable compañía. Derian se enfrascó en conversaciones de negocios con otros dos tipos, cuyas mujeres no dejaban de verlo prácticamente sin disimulo. Ella empezaba a sentirse muy cansada. La orquesta empezó a tocar y Josh le pidió la primera pieza. Justo cuando se levantaba para ir a la pista él nuevamente tomándola de la muñeca la detuvo.

- Lo siento Josh, la primera pieza es mía. –dijo levantándose y llevándola al centro de la misma.

- Eso fue grosero. –le dijo ella. –igual que tú toda esta noche.

- Así que después de todo, quieres discutir. –dijo tomándola entre sus brazos. Ella no respondió.

- Cuando realmente estás molesta te callas. Interesante. –la música empezó a sonar, era una balada. Él con maestría la empezó a mover.

- No suelo discutir en público.

- ¿Qué fue eso entonces de que he sido grosero?

- Una observación.

- Puedo hacerte una entonces.

- Adelante.

- ¿Crees que me agradó que te expusieras así con el hermano del imbécil?

- Estamos en un lugar público, no me expuse.

- Te reclamaba ¿no es cierto? No quería que pasaras por nada de eso.

- Como ya te lo he dicho, soy adulta, puedo defenderme.

- No me gusta que pases por esto, cuando de todos, la única inocente eres tú.

- Gracias. –le dijo con un repentino nudo en la garganta.

- ¿Por qué?

- Por qué sí. –le abrazó por el cuello y se pegó a él al sonido de la música. Cerró los ojos brevemente. Pese a como se había desarrollado todo, pese al horrible inicio, esa noche por lo menos agradecería que estaba en los brazos de ese hombre, que, pese a sus defectos, pese a que no la amaba, se preocupaba por ella y eso era un bálsamo para su corazón.

Datos curiosones 

(por si a alguien le interesa)

3279 palabras tuvo este capítulo lo que lo hace el más largo hasta  ahora.

Ojos negros se me hace más dificil de escribir que Inolvidable Pasión, pero hoy no fluyó la segunda y sí Ojos negros así que pues hay cap.

Dependiendo de muchos factores tardo unas dos horas por capítulo.

Me distraigo con mucha facilidad, pero si hay inspiración no importa, retomo donde lo dejé momentos antes.

Hace muuucha calor y eso me pone de malas. Pero cuando hay inspiración nada importa. Lo  malo, cuando no la hay. (No estoy de malas)

A ver si puedo avanzar hoy con mi otra historia (llevo hoja y media)

sí, si trabajo, pero hoy pude desligarme de ciertos pendientes gracias a Dios. 

Feliz ombligo de semana




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