Capítulo 19

Él dormía boca abajo, sus brazos resaltando su musculatura por la manera en como los tenía colocados, la sombra de su barba empezaba a aparecer, su ancha espalda se exhibía poderosa y acariciable frente a Lyla y a ella se le antojó despertarle a besos. Suspiró complacida por la vista, más que satisfecha por la pasada noche y feliz. Reparó en el detalle que no recordaba haberse sentido así en... ¿años? Y no con un hombre. Pero claro, estaba tonta e irremediablemente enamorada, él había conseguido que estuviera en ese estado en días, cosa que Marcos no había logrado en años. Como si lo hubiera invocado, su móvil emitió el sonido característico anunciando un mensaje y ella aun en un semi estado hipnótico por la contemplación de Derian desbloqueó la pantalla y leyó.

Zorra.

Tan solo decía eso, pero la alteró. El mensaje era de su ex por supuesto ¿de quién más podría ser? Se levantó de inmediato y poniéndose la camiseta que usaba para dormir pues estaba desnuda, fue al baño, se lavó la cara con frenesí e intentando mantenerse ocupada se cepilló el pelo y los dientes, no iba a permitir que Marcos le siguiera arruinando la vida, si bien, esa apuesta había sido infame, tenia el consuelo de que había sido dada a Derian pero, ¿Y si hubiera sido otro el ganador? Ese pensamiento la enervó, la puso nerviosa y furiosa al mismo tiempo. Salió unos minutos después y se metió en la cama de nuevo al ver que aun era de noche. Al ver la oscuridad de afuera de nuevo volvió la aprensión y vio la hora, eran las 5:30 de la mañana ¿Por qué el mensaje a esa hora? Y ¿Por qué ahora en lugar de pedirle que dejara a Derian la insultaba? ¿Estaría espiándolos? Estuvo a punto de despertar a Derian, pero recordó que su piso era el último, que había vigilancia afuera y que era prácticamente imposible que alguien pudiera entrar. Quiso abrazarlo, pero se contuvo, no quería que él se percatara de sus sentimientos, pues estos no llevarían a nada. Se dio la vuelta dándole la espalda y abrazó una almohada. Minutos después lo sintió removerse y levantarse, algo le hizo lanzar una maldición en voz baja, cuando él volvió a meterse a la cama un breve tiempo después, sus manos la tomaron de la cintura y apretó su espalda contra su pecho.

- ¿Qué te despertó? –le llegó su voz algo ronca, aunque no sabia si por el sueño o por el deseo. Sintió su cara pegada a su cuello y se estremeció de placer.

- Quería ir al baño.- dijo ella amoldándose sin problemas a él.

- Recibiste un mensaje. –le dijo no preguntando, sino afirmando.

- ¿Cómo tú...?

- Mi teléfono también recibió uno.

- ¿Qué decía?

- Que te deje ir ¿y el tuyo?

- Zorra... sólo eso.

- No pienses en ese idiota. –le pidió besando atrás de su oreja.

- Es difícil, además ¿Por qué el mensaje ahorita? ¿Por qué justamente cuando...?

- Estamos en una fortaleza. De todas maneras alerté a mi gente.

- Bien. –dijo ella más tranquila. Él seguía besando su oreja, su cuello, su mejilla y eso aparte de ya estarla relajando, la estaba poniendo a mil.

- Eres deliciosa. –añadió mientras mordisqueaba su lóbulo.

- Gracias.

- Que modesta. –rio contra su hombro.-debería morderlo.

- ¿Qué cosa?

- Tu hombro.

- No, seguro ya estoy llena de marcas. – y quiso alejarse solo para provocarle. Él la sujetó con más fuerza al ver su intención.

- Pero tú me mordiste a mí.

- ¡claro que no! –exclamó fingiendo indignación.

- ¿Te muestro? Es más, solo con poner tu mano y aun en la oscuridad se pueden sentir las marcas de tus dientes.

- No lo recuerdo... -sí lo recordaba pero era divertido hacerle creer que no.

- Que conveniente. –dijo al tiempo que mordía suavemente la suave curva de su hombro.

- ¡Ay!

- Apenas te toqué. –dijo mordiendo de nuevo cerca de la primera mordida.

- ¿Piensas en dejar un camino o algo así?

- Deja eso. –Derian le arrebató con una mano la almohada a la que ella se aferraba y la lanzó lejos.

- Mi almohada, me gustan las almohadas.

- No me gusta que las prefieras a mí. –dicho eso le dio la vuelta y la besó, en segundos le quitó la camiseta. –ponerte esto fue una perdida de tiempo.- le dijo mientras le acariciaba el cuerpo y se metía un seno a la boca haciendo que ella se arqueara de placer. –no duermas con ropa. –pidió cuando se dirigió al otro seno para darle el mismo trato.

- Mmmm...-gimoteó Lyla. Si no tenía cuidado, lo que él le pidiera mientras le hacia todas esas cosas lo haría...

Lyla despertó horas después, el sol entraba a raudales por las ventanas, se estiró feliz y palpando el otro lado de la cama. Por supuesto, él ya no estaba. No sabia que sentir al respecto, le hubiera gustado despertar y tenerlo al lado. Debía tener cuidado con ese hilo de pensamientos, no correspondían a la mujer que se supone debía ser. Fue al baño y se duchó, se puso una sencilla camiseta y unos shorts cortos, dispuesta a concentrarse en todos sus líos de uno por uno, por lo pronto desayunaría pensó mientras bajaba por las escaleras, desde lo alto se podía ver la cocina y casi se cae al ver quien estaba en ella.

- ¿Derian? –dijo sorprendida.

- ¿Por qué esa cara de sorpresa? –le dijo él realmente interesado por la respuesta.

- Creí que ya estabas en la oficina.

- Pensé que ya que me has hecho tantas veces el desayuno, la comida, etc, no estaría mal que yo correspondiera a tu amabilidad. –explicó con esa sonrisa lenta y sexy que la volvía loca.

- No es que te haya hecho de comer, es que tú te comías lo mío. –le dijo divertida curioseando la barra del desayunador. -¿Tú cocinaste todo esto? –Preguntó incrédula. Habían omelettes, ensaladas, fruta, hot cakes entre otras cosas.

- Claro. –dijo ufano.

- Mentiroso. –fue al cesto de basura y vio recipientes y bolsas de un famoso restaurante. –debiste haber ocultado mejor la evidencia.

- Aun así ¿tan difícil es creer que puedo cocinar?- le dijo apoyándose en la encimera.

- Alguien me dijo que se te quema hasta el agua que pones a hervir.

- Bruce... -dijo con un gruñido y Lyla rio.

- ¿Cup cakes para desayunar? –Lyla se percató entonces de los postres.

- Se pueden tomar con café ¿no? O sin él. –Derian tomó uno de chocolate para demostrar su afirmación y le dio un mordisco.

¡Rayos! Pensó Lyla ¿Quién diría que un hombre comiendo un pastelito se veía tan sensual? ¿O era ella la que estaba con las hormonas desatadas? Parte del glaseado quedó en la comisura del labio de él y ella ni tarda ni perezosa se acercó y se lo quitó con la lengua. Escuchó como él se atragantó y empezó a toser.

- ¿Agua? –le ofreció solicita.

- No. –dijo ronco.

- ¿No?

- Tú...

- ¿Yo?

- Sí, tú... -y prácticamente se abalanzó sobre ella besándola ansiosamente, ella le correspondió de igual forma, pasó sus manos por su cuello y se pegó a él para sentirlo en su totalidad. A lo lejos le llegó a ella el sonido de continuos carraspeos. –Vete Bruce. –escuchó que Derian decía en la breve interrupción del beso. Ella usó sus manos para empujar su pecho, pero él con ambos brazos la apretó más por la espalda.

- Derian... que hay público.

- Bruce... vete. –repitió él.

- Lo haría. –dijo el azorado guardaespaldas. –pero hay noticias.

- No me importan.

- Del ex de la señorita. –eso hizo que ambos se separaran con rapidez.

- Di lo que sepas. –dijo Lyla de inmediato.

- Hubo una llamada de ese teléfono hoy como a las 5:30 a.m. ubicamos la dirección y es...

- ¿Es...? –lo apremió Derian.

- En el piso antes que este.

- ¿Qué? –Lyla inconscientemente se aferró al brazo de Derian.

- Ese piso y todos están ocupados en este edificio. –dijo Derian quitando la mano de Lyla de su brazo y apretándola con su propia mano. –Tranquila. –le dijo con suavidad. Ella solo asintió nerviosa.

- Lo ocupan los Sherman sí, pero están de vacaciones desde hace días. la administración del edificio fue notificada y han abierto con permiso de los Sherman. Encontramos colillas de cigarro en el balcón y sólo, ningún indicio más de allanamiento. No hay cerraduras forzadas, nada. Pero el caso es que ningún Sherman fuma.

- ¿Informaste a la policía?

- Por supuesto.

- ¿Cómo es que logró colarse?

- Vigilamos este piso, no los demás. –dijo Bruce con gesto molesto recriminándose.

- Ese balcón está justo debajo del de aquí. –dijo Lyla dirigiendo su mirada a la habitación superior.

- Hizo esa llamada para que supiéramos donde estaba. –dijo Derian con gesto furioso.

- Es lo que creemos. –aseveró Bruce.

- ¿Qué rayos pretende? –preguntó Lyla empezando a enojarse.

- Es un imbécil obsesionado contigo.

- Creo que es solo un imbécil. –dijo ella molesta.

- También obsesionado. Es fácil obsesionarse contigo. –dijo Derian poniendo su mano en la mejilla de ella y pasando su pulgar en su sien dándole un leve masaje. Ella cerró fugazmente los ojos ante la caricia.

- Creo que debe cancelar la salida de esta noche Jefe. –interrumpió Bruce carraspeando nuevamente.

- ¿Salida? ¿Cuál salida?

- Un evento de caridad Lyla.

- No me habías dicho nada.

- Estaba por decírtelo. A pesar de todo, creo que debemos ir.

- También lo pienso. –dijo ella y él le sonrió.

- Eres valiente, me gusta.

- Solo intenta asustarme, no entiendo aun que por qué. Es una tontería. Sobre todo por qué él provocó todo esto.

- Y es lo único que le agradezco ¿Necesitas algo para el evento? –dijo cambiando de tema.

- Debo ir a casa por un vestido.

- No, tendrás que aceptar que te envíen algo aquí. No quiero que hagas salidas innecesarias. Bruce encárgate de eso y también refuerza la seguridad. Vigilancia en todos los niveles del edificio. Lyla harás las maletas, después del evento cambiamos de ubicación por seguridad.

- Deja ver si entendí. Primero, ¿Bruce se va encargar de mi vestido? –vio hacia Bruce que asintió como si nada, por lo visto sí que se encargaba de absolutamente todo respecto a su jefe, incluyendo vestidos para sus conquistas. Ella enarcó una ceja en dirección a Derian para luego hablarle a Bruce– Ya veo, no es nada nuevo que hacer en tu trabajo ¿eh Bruce? Seguro hasta ya tienes un gusto impecable ¿a cuantas no les habrás proporcionado ropa?

- No es lo que estás pensando. –dijo Derian rápidamente.

- ¿Importa?

- ¿Acaso estás celosa? –le dijo sonriendo maliciosamente y ella odió el tono divertido y satisfecho. Ella rodó los ojos para fingir indiferencia, la sonrisa de él se ensanchó más.

- Solo elige algo bonito ¿quieres? Y segundo, ¿Qué evento es y a dónde iremos después?

- Es algo relacionado con la UNICEF y no sé aun donde iremos, entre menos gente lo sepa mejor.

- Iré también, debería saber ¿no?

- Lo sabrás. –le dijo acercándose y dándole un beso en la frente. – tengo que irme, quedas en buenas manos. Sé niña buena, haz tu maleta, desayuna y elige algo bonito. Tú decides el orden de tus tareas.

- Sí padre. –le contestó enfurruñada.

- No algo demasiado sexy.

- Ajá.

- No quiero pasarme la noche ahuyentando o golpeando tipos.

- Me pondré lo que quiera. –dijo cuando él ya iba hacia el ascensor.

- Bruce no traigas nada sexy. –le dijo al hombretón y luego viendo hacia ella quien le lanzó una mirada asesina.

- Si vuelves a ver a Marcos que espero que no, por favor lánzale una de esas miradas, caerá fulminado y así ya no nos molestará. –le guiñó un ojo y se fue.

- Si me traes algo digno de una monja, te aseguro que te vas arrepentir Bruce. –le dijo ella.

- Pero...

- Elige: tu despido o mi furia.

- No sé que elegir. –admitió el hombre rascándose la cabeza.

- Solo dile que te ocupaste demasiado y que mandaste una asesora de modas en tu lugar.

- No sé...

- Él te va creer. Anda di que sí ¿ya desayunaste? –minutos después logró lo que quería.

Lyla se enfocó en desayunar, hacer la maleta y en no sentirse molesta o nerviosa o ambas cosas, al menos no habían llegado más mensajes y la gente de seguridad estaba tanto fuera como adentro. Llegó la asesora con un montón de vestidos y las horas siguientes en realidad se olvidó de todo. Escogió un vestido verde jade. Decidió que era sexy sin ser vulgar, lo curioso es que ella jamás optaba por un estilo sexy, solo que no tenía porque apegarse a las exigencias de Derian.

El vestido era strapless, se veía apenas el nacimiento de sus senos, aunque se adivinaban redondos y firmes, la tela se pegaba su torso hasta su pequeña cintura y de allí iba la falda, amplia y larga hasta los tobillos.

Le hacía una figura estupenda y ella se sintió satisfecha con el resultado. Eligió accesorios en color oro y bolso y zapatillas a juego. Estaba maquillándose enfundada en un albornoz cuando él llegó.

- ¿Estuvo bien tu día? –le preguntó él.

- Bien ¿el tuyo?

- Pues, me la pasé pensando que habías elegido. –dijo mientras se quitaba la ropa. A ella le costó concentrarse en trazar la línea de sus ojos. De hecho desistió.

- Algo digno de una monja. –le sonrió inocente y él entrecerró los ojos.

- Lyla...

- Oh, no seas desconfiado. Metete a bañar y enseguida verás mi habito, digo, mi vestido. –él hizo eso y ella terminó su maquillaje y corrió a ponerse el vestido. Se hizo un moño rápido alto y llevando el bolso, zapatos y accesorios en la mano bajó a la sala.

- ¿Lyla? –preguntó él desde arriba.

- Aquí te espero. –dijo ella terminando de arreglarse. Él no tardó casi nada en bajar, desde una posición ventajosa ella lo vio, iba arreglándose el moño del esmoquin y suspiró como colegiala. Él aun no la había visto.

- Más vale que... -empezó a decir él buscándola con la mirada.

- ¿Y bien? –dijo ella acercándose y dando una vuelta para que la viera desde todo ángulo. -¿Qué tal? –él seguía sin decir nada, aunque la devoraba con la mirada, le hizo señas de que diera otra vuelta y ella riendo lo hizo. Finalizó con una burlona reverencia. - ¿Qué opina mi señor?

- Demasiado...

- ¿Demasiado qué?

- Demasiado hermosa. –le dijo con ojos fulgurantes.

- Puedo salir de la casa con esto entonces.

- No.

- ¿No? –rebatió molesta.

- Creo que mejor nos quedamos.

- No. –dijo ella firme.

- No te quiero compartir, el vestido es hermoso, tú más... se me antoja que nos quedemos y te lo quite y luego...

- No. ¿tienes idea cuanto tardé con todo esto? –dijo señalando el vestido y su cara.

- No importa.

- Ah, pero a mí sí.

- Lyla. –insistió él tratando de agarrarla, ella usó una silla para que se interpusiera entre ambos.

- Si nos quedamos, él va pensar que ganó. Que logró intimidarnos. ¿quieres eso?

- Bueno no, pero aun así.

- Anda, vamos.

- ¿Me recompensarás? –preguntó con mirada lobuna.

- Siempre tienes que salir ganando ¿verdad?

- ¡Pero si hago lo que tú quieres! –exclamó él. –recompénsame o no salimos de aquí.

- Está bien ¿Cómo quieres que te recompense?

- Algo se me ocurrirá. –dijo sonriendo perverso y ella tragó saliva.

- Está bien. –dijo aparentando serenidad y extendió la mano para sellar el trato. Él se la tomó y la apretó, en un rápido movimiento hizo que ella diera la vuelta a la silla y la tomó entre sus brazos. Lyla dio un pequeño grito.

- ¿tu labial es indeleble?

- Sí ¿Por qué...? –obvio no la dejó terminar porque empezó a besarla. Salieron minutos después, él con una enorme sonrisa y ella arreglándose el peinado con las manos. –me dejaste hecha un desastre.

- Solo te besé.

- Pues eso bastó.

Los besos de Derian habían logrado que olvidara a Marcos, la apuesta, todo, incluyendo el hecho de que en ese evento vería a varios de sus conocidos y de que vería a su familia, a su madre. Lo recordó justo cuando iban a bajar.

- Mi madre. –dijo ella.

- ¿perdón?

- Mi madre va estar allí.

- Podrás verla, eso es bueno ¿no?

- Depende...

- Si le agradas te querrá como yerno de inmediato.

- ¿Y si no?

- Hará de mi vida un infierno hasta que te deje.

- ¿Lo ha hecho antes?

- Lo ha intentado.

- Algo me dice que no lo ha logrado.

- ¿cómo?

- Quizás estuviste con Marcos todo ese tiempo solo por necedad, por no doblegarte ante tu madre. –Lyla abrió los ojos con sorpresa. No quería aceptar eso, pero todo indicaba que era así.

- El hermano de Marcos también estará allí seguramente. –dijo obviando el tema. Él aceptó el cambio de conversación. –Quizás pueda hablar con él.

- Espero que no lo hagas.

- No te pedí permiso.

- No quiero que te expongas innecesariamente.

- Estoy contigo ¿Qué puede pasar?

- Nada, si puedo evitarlo. Aun así... Lyla, no hagas nada. Vamos, estamos deteniendo el flujo de autos.

- Bien.

El evento era todo un escaparate, quien llevaba los mejores vestidos, las mejores joyas, eso ella lo odiaba. Parecía que era lo principal y no la causa de dicha reunión.

Recordó todo eso cuando los flashes la cegaron, la firme mano de Derian la guio y la detuvo para que los fotografiaran. Ella trató de parecer serena y feliz. Esto no hacía más que comenzar.

¡Lindo sabado!

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