Capítulo 10


Lyla se apretó las sienes con fuerza y masajeó, dársela de valiente cuando todo su cuerpo sólo quería rendición no era sencillo. Estaba agotada y estresada, mucho. Ni siquiera le llamó la atención lo que le rodeaba, solo podía ver la enorme cama que dominaba casi toda la habitación. Sintió escalofríos, no sabía si de anticipación o simplemente nervios. Escuchó voces abajo, eran de los que ahora podía llamar sus salvadores, aunque, ¿A quién quería engañar? Estuvo más que dispuesta a claudicar. Con un suspiro se sentó en la cama, pasó su mano por la superficie, un enorme edredón en tonos azules. Era tan suave que solo podía pensar en acostarse y darse un respiro. Pero, ¿Qué pensaría Derian si la encontraba así? Lo vería como una nueva invitación ¿no?

Esa cama era un arma de doble filo. Pero era tan suave y ella estaba exhausta...

- Parece que el trato con Industrias Vernon se realizará. –Decía su mano derecha Josh.

- Solo necesitamos ir hasta allá y presionarles un poco, ¿es lo que querías no? Todo está a tu favor. – William estaba de lo más emocionado, la comisión sería jugosa para todos. Y él como accionista minoritario pero amigo de Derian se llevaría una buena tajada.

- Bien. Ahora váyanse, estoy ocupado. – Los dos hombres lo miraron sorprendidos, no por su carácter si no porque no parecía tener interés en Vernon, una empresa que le había casi obsesionado en su lucha por obtenerla.

- ¿Cómo dices? –Preguntó Josh aun sorprendido.

- Que se vayan, estoy ocupado. –Les señaló el ascensor.

- ¿Hay algo mejor que Vernon ahora mismo? – Sonrió de oreja a oreja William y empezó a frotarse las manos.

- Ya lo creo que sí. – Dijo Derian y les mostró de nuevo la salida con la mano.

- ¿Y por qué no sabemos nada sobre eso? –Inquirió Josh contrariado.

- Exacto ¿Por qué no?

- Porque esto no lo pienso dar a conocer o compartir con nadie. –Dijo cada vez más impaciente. – Tienen dos segundos para desaparecer...

- ¿Es una mujer? –Dijo Josh que solía conocerle más. Al no obtener respuesta abrió los ojos con sorpresa - ¿Aquí? ¿En tu preciada torre de privacidad?

- ¿Dónde no sueles traer mujeres nunca? – Preguntó a su vez el otro. –Derian se limitó a pasarse las manos por el pelo a punto de correrles a patadas. - Quiero verla. – Exclamó ignorando la mirada seria de su amigo, que en otros hubiera hecho que corrieran, pero ser su amigo tenía sus ventajas.

- Largo, los dos...

- Yo también quiero verla, digo, para que haya hecho que te olvidaras de Vernon, tiene que ser no sé... diferente.

- Lo es. – Me costó obtenerla pensó Derian, aparte que la tenía prácticamente en contra de su voluntad. Él, manteniendo cautiva a una mujer, era algo que nadie jamás creería estando cuerdo. El caso es que tenía a una muy deseable mujer en su habitación y estaba perdiendo el tiempo con ese par de entrometidos y empezaba a impacientarse, lo que no sacaba precisamente lo mejor de él. Al ver las bocas abiertas de incredulidad de esos dos, les dirigió una mirada más mortal aun y se apresuraron a salir, no sin antes ir parloteando.

- Tienes que presentárnosla.

- Ni loco Josh.

- ¿Por qué no?

- Por qué no.

- ¿Es alguna otra modelo de Victoria Secrets? –Preguntó William. – Aunque nunca la trajiste aquí.

- No.- Y casi los empujó fuera.

- Da igual, seguro la conoceremos. –Añadió Josh.

- No. – Repitió y esta vez logró que se fueran.

Subió las escaleras de dos en dos, impaciente, cuando se dio cuenta que parecía un adolescente con las hormonas en revolución se detuvo frente a la puerta y se dirigió una sonrisa irónica. Lyla lo tenía en sus manos, cuando debía ser completamente al revés. Abrió la puerta entrando de golpe y de golpe se detuvo al ver la escena. Cual bella durmiente ella estaba en su cama, su cabello desparramado sobre la almohada y completamente dormida abrazaba un cojín. Maldita sea mi triste suerte, pensó, para luego recordar que él no creía en la suerte. Se acercó y estuvo más que tentado a despertarla, se contuvo al ver que dormía profundamente, ¿cómo es que podía dormir estando en esa situación? Se frotó el cuello con frustración. Esa mujer siempre le daba alguna sorpresa. Necesitaba una ducha fría pero ya.

Después de una buena siesta, solía estirarse cual gata. Se removió en su sitio lista para hacerlo y de inmediato sintió su presencia, lo tenía a su espalda, ella siempre solía dormir del lado izquierdo y podría jurar que lo tenía detrás. Esta vez su cerebro procesó rápido la información, sabía que no estaba en su departamento, en su cama. No, estaba en la de él y acababa de echarse una buena siesta. Sin embargo, todo lo que podía haberse relajado se evaporó. La tensión volvió, solo que esta vez vino en forma distinta, era una tensión deliciosa. De esa que te invita al desastre, al caos y aun así se te antoja.

Se quedó inmóvil, esperando que él estuviera durmiendo. Algo le decía que no, ese instinto que dicen que solemos tener y que en las mujeres llaman intuición femenina. El caso es que con él todos sus sentidos se agudizaban y era extraño, muy extraño. La habitación estaba en penumbra, deseó echar mano de su celular para ver la hora, pero estaba en su bolso tirado probablemente sobre el sofá de abajo.

Decidió arriesgarse y salir de la cama. Definitivamente quedarse, sería mucho más arriesgado, se movió con todo el cuidado posible, sin perder su posición empezó a deslizarse hacia la orilla. Maldita cama, era enorme. Sentía que era metros los que le faltaban para recorrer y ella solo había avanzado centímetros. Con cuidado avanzó lo que estimó seguramente dos de esos condenados centímetros, cuando una enorme mano se puso en su vientre y la detuvo. Y sí, lo tenía detrás suyo, ese cuerpo duro y moldeado la tenía aprisionada ahora. Ella con suavidad intentó quitar la mano y sólo logró que la sujetara con fuerza y la pegara más a él.

- Derian... - Dijo con voz entrecortada. Él se movió lentamente y ella sintió algo creciendo sobre su trasero. Tragó saliva con fuerza.

- ¿Esperabas a alguien más?... -Susurró en su oído. A ella se le erizó la piel.

- No, claro que no. Pero, mi celular... iba por él. –Dijo intentando librarse de la situación, no es que no lo deseara. Pero el inicio de todo era de locos. Ella estaba allí para pagar una deuda ¿en que la convertía eso?

- Basta ya Lyla. – Le dijo aun con voz baja y controlada. Ella supo que nada más podría hacer.

- Está bien. – Respondió derrotada y con un suspiro. –Adelante.

- ¿Adelante? – Repitió alzando la voz. - ¿Qué carajos crees que voy hacerte? Te comportas como una virgen dada en sacrificio. – Espetó levantándose de la cama con rapidez.

- Bueno, virgen no soy. – Contestó ella apoyándose en sus antebrazos aun sin salir de la cama. Lo contemplaba estupefacta, ¿no era eso lo que quería? ¿acaso esperaba que...? - ¿Qué quieres? No entiendo nada. Aquí estoy, en tu cama. No estoy poniendo resistencia alguna. -Él estaba totalmente vestido, vio con asombro como se quitaba la camisa, la corbata y las lanzaba con furia por la habitación. El asombro dio paso a la admiración.

- No quiero una mártir. Sobre todo, una mártir mentirosa. – Y empezó a quitarse los pantalones.

Ella se desplomó en la cama, no se sentía capaz de ver esa visión, o al menos de tenerla completa. Había intuido que el hombre estaba bien construido, pero no se imaginaba hasta qué extremo, parecía que lo habían cincelado a detalle y hecho para fantasías eróticas, casi lo odió por ello. Más odió su reacción y se agarró a ello como un clavo ardiendo.

- Basta ya Derian. – Le dijo levantándose de la cama y usando la misma frase que él había usado hace poco. Lo vio en boxers y toda esa fuerza por poco se viene abajo. Se le secó la boca, se le olvidó lo que iba a decir, hasta que lo vio alzar una ceja en silenciosa burla pudo proseguir. – ¿Decirte adelante es tan insultante para ti? ¿Por qué se supone que estoy mintiendo?

- Porque deseas esto, pero prefieres jugar a la damisela atrapada en manos del ogro. –Dijo con ojos brillantes.


- No te pareces en nada a Shrek en todo caso. – Ella ocultó la sonrisa que se empezaba a formar en su boca y vio hacia otro lado, al ver que seguía furioso.

- No es gracioso...

- Dime que quieres y lo haré. – Lo dijo en serio, aunque por dentro había empezado a temblar.

- Que vengas a mí libremente.

- Me es un poco difícil por la forma en que empezó todo esto. –Dijo sincera.

- Olvida el inicio. -Gruñó.

- Me apostaron y tú fuiste el ganador. Debo pagar la deuda y bueno, ¿en qué lugar me deja eso?

- ¿Es la deuda o tu querido ex novio lo que te pone así?

Lyla vio sus ojos centellear, eran tan oscuros, tan negros y tan enfadados. ..

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