•Capítulo 1•

Estaba tocando el piano cuando el móvil comenzó a sonar, miré el identificador de llamadas y era mi mejor amigo Naruto, deslicé a la opción de aceptar llamada.
-Hola.- dije levantándome del banquillo.
-Hi bro ¿Cómo estás?- dicen del otro lado del auricular.
-Bien y ¿Tú? ¿Llamas por algo importante?- mientras miraba la ciudad por la ventana.
Se oye una risa. -Solo llamaba para que recuerdes ir por mí al aeropuerto mañana.
-Claro, no lo he olvidado.- dije en forma de protesta.
-Uno nunca sabe bro.- risa maliciosa. -¿Preparado para la la próxima semana?- preguntó.
-No me queda de otra.- hago una pausa y luego continuo. -Si  digo que no, Hinata y tú me arrastrarán a la fiesta.
-Tenlo por seguro, bueno bro en un momento despega mi avión, nos vemos en la mañana.- cuelgan.
Me quedé un momentos más mirando por la ventana el distrito de Konoha mientas pensaba.

~Maldito, eres como mi hermano, siempre estás cuando te necesitó.~

El teléfono volvió a sonar y me saco de mis pensamientos, miré quién era y lo arroje al sofá, no tenía ánimos de hablar con Karin, últimamente las cosas entre nosotros no estaban bien, me dirigí escaleras arriba hasta mi habitación y me tiré en la cama.

¡Pasajeros con destino a Konoha-Tokio, por favor abordar por la plataforma 13!
Sonó el altavoz del aeropuerto.
-Sarada, cariño, ese es nuestro vuelo.- sacudí cariñosamente a mi hija que está en brazos de Deidara.
-Vamos pequeñas, es hora de irnos ¿Preparadas para una aventura?- pregunto el rubio.
-¡Claro que sí tío!- dijo la pequeña mientras se restregaba los ojos.
-Bien, boletos en mano, ¡Hora de abordar!- dije.
Deidara comenzó a caminar con Sarada en brazos, mientras yo buscaba mi móvil en la cartera, hasta que alguien me chocó y solté los boletos.
-Discúlpame, soy un zombie por las mañanas, dettebayo.- dijo un rubio alto, quitándose los auriculares. -Yo recojo esto.
Se agacho para tomar los boletos, los tomo y me los entrego.
-Lindo nombre Sakura.- dice.
-Gracias...-
-Donde están mis modales, si mi madre se enterará.- risa. -Naruto, Uzumaki Naruto, un placer.
Avanzamos juntos hasta entrar en el avión, donde mis acompañantes esperaban.
-Mami.- dice Sarada. -Te demostraste.
-Mi culpa, yo la retuve.- dijo el rubio a mis espaldas.
-Cariño, vamos a nuestros asientos.- Deidara se había puesto en plan auyenta chicos guapos.
Mostré nuestros pases de abordar y camine junto a ellos hacia nuestros asientos.
El vuelo transcurrió de los más normal, Deidara y Sarada durmieron más de la mitad del viaje, mientras que yo estaba inmersa en un libro de anatomía.

¡Pasajeros del vuelo 131, por favor abrochar sus cinturón, pronto estaremos aterrizando!
La voz por el alto parlante de la azafata me despertó, aunque no recuerdo en qué momento me dormí, Dei subió la cortina de la ventana y el sol de la mañana entró. Era irónico, tomamos la avión a las 9am y estábamos llegando a las 11am, aunque en el medio pasó un lapso de 13 horas de vuelo.

Mi despertador sonó a las 8am, lo apague y me levanté, fui al baño y lave mi cara, me vestí con ropa deportiva y baje las escaleras a la cocina, urgue en mi refrigerador y me hice un batido de proteínas para poder comenzar a hacer ejercicio. Me coloqué mis auriculares y comencé mi rutina, no era de esos tipos super marcados pero me gustaba mantenerme en forma.
La puerta del gimnasio se abrió. -Sasu, ya está el desayuno.- dijo mientras aventaba una toalla, la cual agarre y ella salió.
-¡Huele realmente delicioso!- dije mientras abría la nevera en busca de una botella de agua.
-Te llamé pero no contestaste, después descubrí el porque.- me extendió un plato con huevos revueltos y tomates. Lo tome y me senté en el banquillo de la isla, me acerco una taza de café. -Tienes como 100 llamadas de Karin.
-Hina, no arruines mi desayuno, terminó, me ducho y nos vamos.- dije cortando la conversación.
-Ya tengo los papeles firmados por el decano, para comenzar mis prácticas.- cambio de tema emocionada.
-Genial.- extiendo la mano y chocamos puños.
Hinata Hyuga era como mi hermana pequeña, nuestras madres eran muy amigas así que nos criamos juntos y en primero de secundaria conocimos a Naruto, el cual el padre es muy buen amigo de nuestros padres, y Hinata quedó perdidamente enamorada de él, cuando comenzamos la universidad, Naruto se fue al extranjero y no volvió ya que quería terminar su carrera lo más rápido posible, solo volvió una sola vez a Japón en estos cuatro años y fue para el funeral de mi hermano.
-¿Estás ansiosa?- pregunté riéndome.
-Claro, hace tiempo que no nos vemos.- se puso roja. -Quiero ver si a cambiado, si sigue enamorado, tengo muchas preguntas ¿Si me extrañó? ¿Si comió bien en estos años?
-Despreocúpate, sigue siendo el mismos idiota.- dije y salí de la cocina, subí hacia mi cuarto y me metí en la ducha.

~Ya llevó un buen ratos aquí y no aparecen~ alguien lo choca sacándolo de sus pensamientos.
-Discúlpeme señor, es que no me fijé.- dice llorando.
Se arrodilla. -No hay problema ¿Por qué lloras?
-Me perdí y no encuentro a mí mami.- dice secándose las lágrimas.
-Yo te recuerdo, tú ibas con el rubio y la mujer de cabello rosado.- dice y sonríe para tranquilizarla, toma su mano y se levanta. -No te preocupes yo te ayudo a buscarla, me llamó Naruto y ¿Tú?.
-Gracias, soy Haruno Sarada.- ríe.

-Listo cerezo, ¿Y Sarada?- pregunta el rubio acercándose.
-Se me perdió, le di la espalda un segundo y ya no está.- llorando.
Este pone cara de asustado y luego se tranquiliza.
-No llores.- besa su frente.
-Vamos a buscarla.

Con Sarada tomada de la mano comenzamos a caminar, buscando una cabellera rosa, pero lo que me encontré fue a Sasuke y Hinata mirándome sorprendidos.
-Naruto-kun.- su rostro de confusión era claro como el agua.
-Hinata, puedo explicarlo...- sone como si hubiera cometido un error gravísimo y tuviera que dar muchas explicaciones que en verdad la situación lo sacaba de contexto, pero fui interrumpido.
-Naruto como pudiste hacernos ésto, traer a tu otra familia, yo pensé que no lo ibas a hacer, eres un maldito, Hinata por favor no llores yo lo arreglaré.- no pude terminar porque realmente no aguantaba la risa de ver las caras de los dos viéndome como si había una muy mala situación en frente y sonrió maliciosamente.
-Me las pagarás mal...- hace una pausa. -Mi amor no lo escuches es un ..., Ella es Sarada, se perdió y estamos buscando a sus padres.
-¡Hola!- sonríe.
-¡Hola pequeña! Te ayudaremos.- dice la ojiperla.
-Deben estar muy preocupados, peque.- digo mientras la observó, ya que me parece muy familiar.
-Mi mamá es pelirosa.- y está me jala de la remera para que me coloque a la misma altura. Cuando estamos frente a frente se coloca en puntilla y me habla al oído. -Mi mamá es muy bonita, como tú.- el comentario me hace reír.
Tomó a Sarada de la cintura y la coloco en mis hombros, luego me levanto.
-Ustedes hace mucho no se ven, hacia que con Sarada nos vamos a buscar a sus padres.- giré mi cabeza para poder verla de costado. -Avisa cuando los veas.
Caminamos por un momento hasta que la niña señala a un hombre rubio, a medida que nos  acercabamos, me doy cuenta que el pobre está muy alterado. Cuando esté nos ve, corre en nuestra dirección.
-¿Porqué te fuiste? Nos has dado un susto de muerte cariño.- dice sin aliento.
-Yo solo quería ir a ver la fuente, ¿Me perdonas?- hace puchero.
-Claro que si.- dice riendo. 
-Muchas gracias.- me mira cambiando a una expresión más sería.
La bajó. -No te separes de tus padres la próxima ¡Si!, Solo pide que te lleven a dónde quieres ir.
-Si lo haré.- la pequeña que ya estaba en brazos de su padre, hace señas para que me acerqué, lo hago y besa mi mejilla.
-De nuevo gracias, adios.- se gira. -Debemos buscar a mamá.
La niña se despide enérgicamente con su pequeña manita.

-Te extrañe muchísimo Naruto-kun.- dice la chica a su lado mientras lo abraza.
-Yo también cariño.- la besa, cuando sienten la falta de aliento, se separan. -Amor ¿Te diste cuenta?- dice el rubio sin romper el abrazo.
-¿De que amor?.- dice mientras pone cara de desconcertada.
-Es la primera vez que veo a Sasuke así, con alguien que no fueras vos, su madre o Itachi.- dice mientras apoya su mentón en la cabeza de la chica. -Al menos conmigo nunca fue afectuoso, me siento insignificante al lado de ustedes.
-No seas idiota Naruto, el te quiere a su forma.- dice riendo.

Deidara y Sarada se encontraron con Sakura, está al verlos se abalanzo sobre ellos.
-Conque acá estaban escondidos.- dice alguien a sus espaldas. -Me he recorrido todo el aeropuerto buscándolos.
-¡TÍO!- grita la pequeña sacando su cabeza de entre los dos.
-Tiempo sin vernos hermano.- dice el rubio rompiendo el abrazo.
Sakura salto a sus brazos y esté la atrapó. -No te das una idea de cuánto te hemos extrañado.
Todos se unen en un abrazo que dura mucho tiempo, en el medio del aeropuerto.
Cuando se separan, van por sus maletas y buscan un restaurante en el cual almorzar. Al terminar de dirigen a la salida y luego al estacionamiento por el coche de Obito, guardan el equipaje en el maletero y entran en el auto.

-Que día más largo.- dice el rubio mientras se acomoda en el asiento del copiloto.
-Creo que me volví loca, pero no pude evitar  notar que la niña pérdida, tenía ciertos parecidos a tí de pequeño, Sasu.-dice Hinata desde el asiento tracero del Jeep Wrangler.
-No se de qué hablas, en todo caso tiene cierto parecido con itachi.- dije sin más, aunque decirlo era una completa locura.
Detuve mi coche en la entrada de la casa de los padres de Naruto, bajamos y ayude a este a sacar su equipaje.
-¡Bienvenido a casa hermano!.- le dije mientras lo abrazaba, es un idiota pero es nuestro idiota.
-Gracias por el aventón bro.- dice este rompiendo el abrazo.
-Saludame a tus padres.- digo mientras cierro el cofré, me despedí de Hina y rodeé para subirme de nuevo en el lugar del piloto, sacó el auto de punto muerto y salgo con dirección a las calle del barrio residencial, y tomo la que lleva a la casa de mis padres.
Después de unas cuántas cuadras llegó a la mansión Uchiha, aparco frente a la escalinata de entrada y apagó el motor.
No alcanzo a llegar a la puerta de entrada que está se habré, y sale mi madre a recibirme.
-Me tienes abandonada, cariño.- me dice mientras me abraza.
-Lo siento ma, he estado ocupado con los exámenes.- me disculpó.
-Lo sé, pero eso no quita que te extrañe.- rompemos el abrazo y le ofresco mi brazo el cual toma y comenzamos a caminar hacia adentro. -Tu padre está en el despacho, hazle compañía hasta que esté la cena.
Dejé a mi madre en el lobby y me dirigí al despacho.
Mi padre estaba con un vaso de whisky mirando por la ventana.
-¡Buenas tardes padre!- dije acercandome al mini bar que tenía, me preparé un whisky doble y tome asiento en el sofá.
-¿Hay algún problema padre?.
-No hijo, solo son pensamientos de una mente intranquila.- dice este tomando asiento en el sofá de al lado.
Cuando mi hermano falleció una parte de mi padre se fue con él, creo que una parte de todos se fué.
-Solo sigo dando vueltas en mi mente, quién será la misteriosa mujer en la vida de tu hermano.-dice tristemente.
-Nunca hablo abiertamente de ella, tampoco nos contó donde la conoció.-hice una pausa para beber un trago de mi bebida y luego seguí. -Si existencia se esfumó como el aire.
-Lo sé, hijo.- depósito su vaso en la pequeña mesa. -Tengo noticias importantes que darte, la proxima semana se firman las asociaciones con Uzumaki Company, también se incorpora Akasuma Deidara a la empresa, es un arquitecto estupendo, fue el ganador del proyecto del Club Diamante en el piso 18 del casino.
-Me parece genial que haya sangre fresca en la empresa.- dije.
-Tambien está la ampliación del Hospital Konoha, nuestra empresa ganó la licitación.
La cena transcurrió de lo más bien, estaba muy cansado como para volver al departamento, así que me quedé en mi vieja habitación.
Antes de entrar en mi habitación gire y me pare en frente de la puerta del cuarto que era de mi hermano, vacilé pero abrí la puerta y prendí la luz, todo estaba bien ordenado, mi madre iba a desocuparlo pero nunca pudo.
A los pies de su cama había unas cajas con cosas suyas que tenía en el hospital, tome su diario y comencé a hojear, había relatos de sus viajes, sus momentos felices, sus sueños y donde hablaba de su amor, mientras lo miraba una hoja doblada se calló, la tomé del suelo y la abrí, era una carta sin terminar.

«Cerezo, hace cuatro meses estoy intentando escribir esta carta que jamás leerás, fui un cobarde al irme así, al herirte de esa manera, tomar tu inocencia por puro egoísmo, decirte que ya no te amaba fue uno de los golpes más duros, use palabras muy hirientes, verte y escucharte llorar desgarro mi alma.
Pero simplemente no podía decirte que me estaba muriendo, simplemente no podía. Pero si me quedaba hubieras pausado tu vida para estar a mi lado, y eres una persona tan llena de vida, llena de sueños y proyectos.
Conocerte fue la aventura más hermosa de toda mi vida, verte sonreír de la nada, ver el lado positivo de la vida, simplemente llenabas la mía.
Me gustaría haber estado en tu graduación, haber formado una familia con muchos niños y vivir a tu lado. Solo sé que te ame, te amo y te amaré por el resto de mi vida.
Y aunque sé que no merezco tu perdón»
Un rayón de tienta y unas manchas de sangre terminaban la carta junto con gotas de lo que parecían lágrimas.

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