two
El clima ya empezaba a dar la bienvenida a la primera, los cielos contaminados ya se encontraban menos grisáceos y el azúl iba apareciendo poco a poco, el pelinaranja se encontraba recostado en el suelo sintiendo la tierra amoldarse a su espalda mientras observaba el cielo a través de los árboles de roble. Unos pasos que conocía a la perfección fueron a arruinar su pequeña paz.
—Sehun ya hizo la comida Min, muévete —lo llamó Jongdae.
Aquél rubio lo tenía al borde de la locura, sin embargó hacía su trabajo tan bien que le daba pena desecharlo de su vida, en verdad era un excelente ayuda, seguía sin querer leerle las cartas porque no sentía que su aura había cambiado, además que era muy molesto, muy irónico y burlesco de vez en cuándo.
—Voy, déjame en paz —habló Minseok mientras cubría su vista con su antebrazo.
Escuchó la risa de Jongdae y sintió cómo con delicadeza le apartó el antebrazo y lo miraba con diversión.
—Apura, hizo estofado de cerdo.
No supo porque pero aquella mirada lo había puesto nervioso, sentía que se estaba perdiendo en aquellos ojos y que su mente deseaba hacerlo, espantando aquellos pensamientos de su mente se levantó chocando su frente con la del otro hombre.
—¡Oh, rayos, lo siento, lo siento tanto! —Minseok se volteó sin prestar atención a su dolor y fué a chequear al rubio que del golpe había caído sentado frotándose la frente —¿Estás bien?
Jongdae se rió un poquito mientras observaba el rostro preocupado de Minseok y su manchita roja en la frente.
—Sé que pongo nerviosa a la gente, pero no tenía idea que a éste nivel.
Minseok inmediatamente refunfuño por las palabras de Jongdae y le dió otro golpecito en la frente maltratada, se levantó a la par que las carcajadas del rubio se hacían presenté. Tenía que admitir que con la llegada del rubio sus días ahora estaban llenos de risa, sin embargo no quería bajar la guardia.
En la tienda lo esperaba un Sehun muy feliz que acomodaba la comida en tres platos, el pelinegro hizo que Minseok esperará a que Jongdae llegará para empezar a comer, aquello enfurruño más al pelinaranja pero lo dejó ser, su menor no tenía culpa de lo que él pensará del rubio. Cuándo esté llegó se sentó rápidamente y de la misma manera comió, halagando el trabajo de Sehun, Minseok tampoco se quedó atrás y lo felicitó por la increíble comida realizada, cuándo los tres dejaron sus platos vacíos en la pequeña mesita de Minseok reposaron un rato antes de despedir a Sehun que iba a su trabajo en la ciudad.
Cuándo acomodaron nuevamente la tienda Jongdae le indicó sobre las consultas y clientes del día, todo de manera eficiente y clara, Minseok se sintió complacido y así inicio su jornada, estuvo hasta casi la noche atendiendo clientes, ese día en específico tuvo muchas sesiones respecto al amor, los parisinos se encontraban enamorados o en una encrucijada por saber a cuál amor corresponder, Jongdae estuvo a sus espaldas en todo momento, lo más extraño era que a Minseok no le incomodaba ni a los clientes tampoco, hacía sentir bien con sus chistes a las personas, se sentía seguro con su presencia ahí lo cuál era extraño para el gitano pero dejo pasar todas esas ocasiones en que se sentía así con él.
—¡Ah! Que día más agotador —habló al finalizar la jornada Jongdae, se estaba estirando —Oye, tengo curiosidad, ¿Porqué siempre usas una tela a modo de bufanda en tú cuello?
—Oh, es para cuidar mi ojo espiritual de energías negativas a la hora de hacer la sesión, por eso mismo siempre paso mis manos para expulsarlos de mi entorno —contesto sencillo y de tal manera que Jongdae pudiera entender.
—¡Ah! Ésto de la guía espiritual todavía es mucho para mi —respondió con una sonrisa el rubio —¿Deseas beber?
Si la pregunta se le hubiera hecho otro día probablemente hubiera respondido que no, pero con tantas sesiones preguntando de amor se dió cuenta que lo solitaria que su vida estaba, algo soso en lo cuál pensar, pero su mente era una encrucijada de forma abstracta, a veces no podía comprenderla, así que aceptó de buena gana beber una copas con Jongdae quién le reveló que la botella de licor la tenía escondida en un baúl de su propia tienda, casi le tira el zapato por el atrevimiento a lo que el rubio sólo rió.
Así empezaron a beber, entre conversaciones triviales y respondiendo las dudas que tenía Jongdae respecto a su ofició, para cuándo llevaban cuatro copas ya hablaban alargando las letras pero todavía con conciencia, o eso creían.
—¿Cuál es la historia de Sehun? No parece de aquí —preguntó Jongdae.
—No lo es —decidio ser sincero Minseok, contar un poquito de la historia de su menor no le iba a hacer daño —Él es un marginado de Corea que por fortunas de la vida terminó aquí en Francia y no en una tumba —ciertamente había rencor en las palabras de Minseok, Sehun era un menor cuándo lo había encontrado en las calles, su corazón no pudo con la imagen de un jovencito menudo de dieciocho años y sin una pizca de conocimiento del idioma, por suerte él si sabía coreano y pudo comunicarse con el pelinegro, jamás podrá olvidar sus ojitos brillantes cuándo le habló en su idioma.
Los padres del pelinegro le habían dado la espalda a éste verse incapaz de alzar su espada en una guerra que acontecía en aquel momento, Sehun era un alma pura, así lo había sentido Minseok y que nadie apreciará eso en él era pecado para el pelinaranja. Cómo había terminado en Francia todavía era un misterio para Minseok, pero eso no impidió que le diera alojó, comida y vestimenta, siempre lo vería cómo su hermanito menor, aún cuándo ya se había ido para trabajar y vivir su propia vida diez años después.
—Lo debes querer mucho... —habló ensimismado Jongdae con los ojos fijos en los de Minseok, él no se puso nervioso y le sostuvo la mirada.
—Es mi hermano otorgado por el destino, lo adoró —Minseok no mentía, así lo pudo notar Jongdae.
—Bendito sea Sehun, quién puede poseer tú amor y adoración... —dijo en un murmullo el rubio.
—¿Disculpa?
—¿Y qué me cuentas de tí? —habló rápidamente Jongdae, otra vez con su sonrisa pero estás vez era una sonrisa de bebido.
No supo porqué, pero Minseok se sintió un poco en confianza para relatar un poco de su historia.
—Pues, soy hijo único de la unión indecorosa de una gitana y un señor de nacionalidad coreana, nunca lo conocí, mi mamá dió lo mejor de si para poder criarme sóla, ella era una afamada vidente —hizo una pausa para beber y refrescar su garganta —Ella hizo todo lo posible porque no estuviera en está clase de mundo, quería que fuera un erudito, que participara en la monarquía o política, tengo entendido que mi padre era de la alta clase, pero no pude, mi llamado siempre fué esté.
—¿Y cómo es que sabes el idioma de tu padre?
—Mi mamá me lo inculcó, ella hizo lo posible para que me lo aprendiera, me compro libros y practicaba conmigo.
Jongdae quedó pensativo después de lo dicho por Minseok.
—Una vez me preguntaste porqué mi nombre sonaba coreano —Minseok asintió recordando ese momento —Soy el hijo bastardo de mi padre.
Aquella confesión dejó estupefacto a Minseok, sin embargo no opinó nada, sólo esperó.
—Tengo entendido que mi madre era de la misma nacionalidad que Sehun, la misma que tú padre —siguió Jongdae —Su último deseo antes de separarla de mi fué que me pusieran esté nombre, pero por lo demás mi crianza fue completamente francesa.
A lo largo de sus años, Minseok había aprendido a no suponer los hechos sin estar completos, lo estaba aplicando con Jongdae, sin embargo, sintió un profundo dolor cuándo comento su crianza francesa, se atrevió a suponer que a Jongdae la sangre lo llamaba y le había dolido no haber tenido un poco de educación de su otra nacionalidad.
—Puedo enseñarte el idioma —habló sin pensar Minseok.
Pero los ojos felinos llenos de brillo valieron completamente cada gota de licor que habló por él.
—¿Podrías? —no sabría decir si era el entusiasmo de un borracho o si era auténtico, pero Minseok cayó y con una sonrisa asintió —¡Oh! Gracias, gracias, muchas gracias.
En su proceso de agradecimiento Jongdae le sostuvo las manos y se afianzó fuerte de ellas, algo en Minseok se encendió, cómo una lámpara que iluminaba un cuarto a oscuras pudo descifrar que le pasaba con Jongdae. Las energías que el rubio transmitían si habían cambiado, eran radiantes, positivas, algo mejor de lo que sentía cuándo estaba con Sehun, era difícil de explicar pero a la vez simple, pero su subconsciente había tomado control de todo lo que tenía que ver con Jongdae, pero no podía ser, en su mente era todo confuso.
Apagó los pensamientos de su mente con un trago más y siguió conversando con un entusiasmado Jongdae, pero esa noche no volvió a mirar con los mismos ojos al rubio, ni los días siguientes a ese. Cómo había prometido, le había enseñado lo básico de su segundo idioma natal, con ayuda de Sehun que se sentía entusiasmado de hablar el coreano, Minseok a veces observaba con una sonrisa el progreso de Jongdae, sentía que el destino le hablaba en cada letra pronunciada a la perfección por el rubio, pero no sabía descifrar el mensaje, hasta que una tarde que habló con Sehun sin que Jongdae hubiera llegado al campamento.
Habló con total confianza con el pelinegro, sin adornar ni exagerar nada, los hecho tal y cómo él los percibía, en todo momento Sehun sólo lo observó sin hacer alguna mueca, sólo lo escuchó hasta al final.
—¿Te gusta Jongdae-ah? —pregunto al finalizar de hablar Minseok, y a pesar de que lo había preguntado en coreano el pelinaranja le shusheo en caso de que alguien lo hubiera escuchado.
—No puedes preguntar eso en voz alta, además de que mo es normal es ...
—Hyung, ¿Qué cosa a tú lado es normal? —Minseok lo miró extrañado por lo cuál Sehun procedió a explicarse —Lees las cartas y las manos, cuándo puedes interpretas sueños y señales, das consejos en base a lo que una persona dejé de su té, eso podría considerarse cosa de brujos y demonios, sin embargo tú estás protegido y proteges a tú comunidad porque eres tan afamado que haz realizado estás actividades con políticos, hyung, a primera vista todo parece surrealista pero es lo que has vivido, ¿Qué puedes catalogar de normal en tú vida? Si te sientes atraído hacía un hombre no lo encuentro malo, al contrario, me alegra que sea una persona que se interesa por lo que haces.
—Pero si ésto que siento es unilateral...
Sehun lo miró con cara de "¿En serio?", No pudo hablar más porque justo iba llegando Jongdae con la respiración agitada, se disculpo varias veces alegando que la ciudad lo había atrasado con su rutina diaria. Pero Minseok no había escuchado nada de eso, ni siquiera había escuchado nada, sus ojos sólo tenían vista para aquel hombre que había puesto a latir con velocidad a su corazón de repente, quería maldecir a Sehun por ponerle ideas en la cabeza que probablemente no fueran así, pero su intuición decía otra cosa.
Pasaron semanas en la cuáles Minseok intentó comportarse con Jongdae y Sehun siempre le sonreía irónicamente, usualmente se pegaba en el pecho en un intento fallido de parar las revoluciones de su corazón, se ganaba varías miradas de Jongdae pero no le interesaba, quería que su corazón volviera a latir normal en la presencia del otro, o eso quería hacerle entender su cerebro. Toda la simulación fué bien hasta que el rubio una buena noche fresca de plena primavera lo invitó a dar un paseo por el bosque, casi se atraganta, pero a esa sonrisa no podía negarse.
Minseok se cambió rápidamente y se colocó la chaqueta más presentable que tenía, ambos salieron de la tienda y fueron más allá de los límites del bosque bajo la luz de la luna que resplandecía bastante a pesar de no estar completa, su corazón estaba intranquilo a cada paso que daba, no entendía porqué.
—¿Has estado bien últimamente? —preguntó de repente Jongdae, Minseok volteó a verlo pero sus ojos estaban perdidos en los árboles —Porque yo tampoco he estado muy bien.
—¿Qué?
—Si... —respondió desanimado pero con una sonrisa —Nunca has realizado una sesión conmigo y creó que hoy de verdad necesito una.
Minseok sintió su corazón doler por las palabras del hombre, con mucha delicadeza llevó su mano a recoger la suya, acarició cada línea de vida en su palma, las detalló tanto con sus dedos cómo con sus ojos, acarició cada callo con ternura, su corazón se encontraba calmado mientras realizaba la acción antes de empezar a interpretar cada curvatura aprovechando que la palma se encontraba bajo la luz de la luna.
—La palma de tú mano revela los posibles pasos de tú futuro, cada línea representa un aspecto relevante en tú vida, no puedo darte una interpretación exacta por falta de práctica —alzó su mirada para ver que Jongdae tenía sus ojos clavados en él —Pero dare mi mejor esfuerzo, por tí.
Jongdae asintió con las mejillas rojas pero por estar de espaldas a la luz de la luna Minseok no lo pudo notar, sólo vió cuándo asintió en señal de que no había ningún problema.
—Tú linea del destino augura solidez, habrá momentos muy turbios en tú vida pero tendrás ayuda, dejará marca en tú vida pero de forma positiva, en el aspecto del dinero serás próspero, no habrá abundancia pero no pasarás pobreza, tomes la decisión que tomes y en el amor...
Ahí estaba, la razón por la cuál no quería interpretar nada respecto a Jongdae, el aspecto amoroso iba a ser doloroso de interpretar, su silencio en aquel momento lo confirmó. Sin embargo, hizo tripas corazón, respiró profundamente y luego de carraspear volvió a hablar.
—Hay cómo una bifurcación, parece que tendrás que escoger que podría ser lo mejor para tí, sin embargo las líneas acaban de repente cortando cualquier interpretación más.
Iba a soltar las manos pero Jongdae no lo permitió, sostuvo sus manos de forma apretada pero delicada, Minseok quedó un momento en shock.
—¿Existe alguna posibilidad de que pueda elegirte?
—¿Q-qu-qué?
Jongdae tragó saliva, lo estaba haciendo mal, claro que si, pero ambos estaban nerviosos.
—Quiero elegir estar contigo —habló con firmeza Jongdae —No sé explicar lo que siento por tí, sólo sé que agradezco la apuesta que me llevó a tí, porque desde esa vez no te saco de mi mente, porque me hiciste cambiar la perspectiva del mundo, creer más en ésto llamado destino, no sé que sea ésto que siento, pero no es pasajero Min y sólo pasa contigo.
La mente de Minseok quedó completamente en blanco, de repente un rayito de luna iluminó la cara de Jongdae y pudo vislumbrar lo rojo que se encontraba, más de una vez por su mente pasó preguntarle si todo ese discurso había sido una apuesta, una trampa, algo, pero si intuición le pedía acercarse para confirmar algo y así hizo, invadió un poco el espacio personal de Jongdae y lo sintió, las vibras de sinceridad se sentían fuertes al acercarse, casi quiso bañarse en ese precioso bálsamo que eran esas energías. Ahí pudo notar que no tenía nada que pensar, ya él había tomado la decisión que su mente se negaba a apoyar, pero ya no más, haría caso al destino, se acercó invadiendo aún más el espacio de Jongdae pero esté no se apartaba.
—Quiero que me elijas —su nariz rozó la del otro en un beso esquimal —Quiero aprender a ponerle nombre a lo que sentimos, juntos.
Jongdae abrió desmesurado sus ojos antes de atraer los labios de Minseok a los suyos, desaprovechar la oportunidad de sentir sus labios sería una estupidez y él estaba cansado de ser estúpido, cuándo sintió aquellos esponjosos belfos sintió que ya todo era correcto, había batallado consigo mismo de forma interna contra lo que sentía por Minseok, pero aún así no se podía apartar de este, algo lo atraía cómo una polilla la luz, nunca había amado tanto ser impulsivo hasta ahora, hasta tener en su posesión aquellos labios entre los suyos, de forma delicada y pausada, sólo teniendo de testigo la inmensidad del bosque y la bendición de la luna, el destino era tan incierto pero una vez que se comprenden las señales esté podía ser tan acertado.
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