Capítulo 2
OWEN
Dejo de reírme cuando me aseguro de estar lejos de ella, aunque su gesto de enojo parece no querer dejarme en paz, a pesar de los metros que pronto nos separan.
Hago girar las llaves de mi cabaña, la número cinco, en mi dedo índice derecho, sin perder la sonrisa ganadora de mi rostro. Noto que muchas humanas se me quedan mirando al pasar a mi lado, la mayoría son mucho más grandes que yo... en apariencia. Ellas se detienen por un momento y pestañean consecutivamente, incluso las que van en grupos se codean entre sí. Pero opto por no hacerles caso, no estoy para sandeces humanas, ni ahora ni nunca.
No sé qué me agrada más de la situación anteriormente vivida con esa niña: si su cara de furia por haberle tirado el jugo de naranja sobre su ropa, si el rostro perplejo que tuvo cuando me observó o su remera mojada y ajustada sobre su piel.
Mierda. Eso último definitivamente no me agradó en absoluto.
Tal vez la misión sea más entretenida de lo que esperaba, y más rápida también, molestar a la chica será tan fácil como pestañear, y soy un experto en molestar a los que me rodean, puedo jurarlo. Enfurecerla no me costará, como tampoco sacarle información, lo he notado con apenas esos segundos de contacto. Probablemente no necesite más de dos semanas para terminar con esto y volver adonde pertenezco. Estarán felices de tener lo que necesitan y yo podré estar tranquilo nuevamente. Sacando las rabietas que me dará mi hermano, claro. Pero bueno, al menos también lo liberaré de un futuro problema a él también.
Ella me da asco. No, los humanos me dan asco. Ella simplemente me repugna.
Esa criatura malnacida no debería existir. Es la prueba de la magia de los demonios, el intento de rebelarse contra nosotros, los ángeles. Y eso no lo podemos permitir: para que haya paz, nosotros debemos controlar todo, porque sin nosotros a la vigía el mundo sería un caos.
Yo debo observarla, terminar de definir que realmente se trata de ella, aunque casi estoy seguro. ¿Cómo no podría serlo, si Josha se puso como loco cuando me vio cerca de ella hace apenas unos días? Aún recuerdo sus palabras: «No sabes lo que haces. No tienes ni idea de lo que hacen todos allí. Deja en paz el proyecto, Owen». ¿Cómo puede importarle más un proyecto de mierda que el peligro al que somete a nuestra sociedad? ¿Cómo se atreve a decirme eso, y no a preguntarme cómo estoy? Supongo que esa respuesta la sabe, Emmanuel seguro le habló sobre mí, sobre qué iba a hacer en el mundo de los humanos.
Y ese es otro punto. Verlo a él. No puedo explicar las ganas que tuve de estrellarlo contra algo, cualquier cosa. De gritarle todo lo que no pude durante cincuenta años. Pero me contuve, los ángeles no podemos ser impulsivos, va contra nuestras normas. Normas que Josha no siguió cuando decidió desertar por su cuenta. Todo lo que él haga está incorrecto, todo lo que ame también lo está, eso me demostró a lo largo de mi existencia. Y eso demuestra que ella también se incluye en aquella categoría.
El nefilim, el chico producto entre la unión de un ángel caído y una humana, también estaba con Josha. Sus ojos verdes desprendían muchas emociones; furia sobre todo. Admito que envidié que él fuera capaz de expresarlas, de mirarme con tanta rabia, y que eso fuese correcto. Los ángeles no deberíamos tener ese tipo de emociones, no deberíamos sentir, eso nos haría irracionales, impulsivos. Supongo que mi mierda la heredé de él, de Josha... Aunque también de Oihane, mi madre. No obstante ella tenía los pies sobre la tierra a diferencia de mi progenitor. Yo puedo sentir incluso estando en el Cielo mismo, donde ahí nuestros poderes y personalidades se incrementan en sobremanera, reforzando los aspectos de mi raza. Acá, en cambio, estando en el mundo de los humanos, nuestro bloqueo a las emociones se vuelve vulnerable, se rompe. Que yo tuviese la anomalía de sentir no es un secreto en mi mundo, supongo que por eso fui el primero en ser escogido para emprender la búsqueda: yo no me dañaría más.
Mi hermano gemelo, a diferencia de mí, es el ángel ideal... O eso sabe aparentar a la perfección: es uno de los arcángeles más aclamados y respetados. Pero, a su vez, es el que encabeza la revolución en mi mundo contra el arcángel supremo. Nadie sabe la doble cara que posee Emmanuel, salvo sus aliados y yo... su hermano. Nosotros dos somos muy distintos: él tiene sus emociones controladas y siempre es de analizar todo lo que hace, pero también es parecido a Josha y tiene una adhesión incondicional por los humanos, por las emociones que él no puede poseer —supongo que sobre todo es curiosidad—. No puedo decir que él «envidia» que yo sí pueda sentir, ya que ese sería un sentimiento, pero seguro que anhela lo que ha nombrado varias ocasiones como mi «bendición», que yo tomé la molestia de corregirlo y decir que, para mí, es una completa «maldición».
Emmanuel no es imprudente, pero sus actos de rebeldía pueden hacer mucho más daño que los de Josha. Él ha ayudado a que la extraña criatura pudiese existir. Emmanuel ha ocultado a la niña que fue producto de aquel error incluso antes de que naciera, y la envió a la Tierra, al cuerpo de algún humano, para que pudiera ocultarse dentro de esa esencia hasta que sus otras naturalezas salieran a la luz, naciendo como una humana, criándose como una humana. Esto es algo que yo no debería saber, pero Emmanuel no pudo evitar que me enterara. Aunque claro, al fin y al cabo es mi hermano, y por protegerlo —por mucho que él me moleste al ser el «ángel favorito» de incontables miembros de mi comunidad—, decidí no decir una palabra sobre lo que hizo.
Cuando se enteró que yo participaría del proyecto de búsqueda de la híbrida, Emmanuel me suplicó que no lo hiciera, pero yo le respondí que era mi forma de pagar la deuda que tenía con nuestro mundo por callarme.
Sabía que me encontraría con una humana y no un ser que se asemeja más a un rompecabezas que a un ángel o un demonio, pero no sabía que este trabajo demandaría más que un simple «es ella». Pensé que sería fácil darme cuenta, pero al verla supe que no, de que ella se ha sabido adaptar al cuerpo humano sin siquiera llegar a desprender un atisbo de su verdadera condición... Si es que realmente sabe de dónde viene, porque si no esto será verdaderamente complejo.
Debo estudiarla antes de delatarla, hacer lo posible —e imposible— para intentar sacar sus naturalezas antes de tiempo, arruinando así el plan de mi hermano y, de paso, asegurándome de que, definitivamente, se trata de ella.
Aunque casi estoy seguro.
De ser ella, debo avisar a los Ángeles Conservadores y ellos se encargarán del resto.
Emma... Así se llama. Qué nombre más vulgar. Tan parecido a Emmanuel. No es la primera vez que la veo, pero sí la que ella me ve, y sentir su mirada sobre mí me dio escalofríos. A pesar de que, en parte, heredó la apariencia de sus padres humanos, también tiene un parentesco en varios aspectos con Hunter y Aeraki, como el brillo en los ojos de su madre o la actitud de su padre.
No parece ser aterradora como siempre la describieron, tal vez finge demasiado bien. Sus ojos de color miel parecen inocentes, pero claro, nunca hay que fiarse del enemigo.
Ella significará un gran problema en un futuro si no logro actuar ahora. Uno del que no quiero verme involucrado.
Salgo del hotel dirigiéndome a la cabaña lo más rápido posible, repasando todos mis pensamientos y la pequeña y primera conversación que tuve con la híbrida.
Oh, querida muchacha, no sabes lo que te espera.
Una vez allí dentro de la cabaña, puedo suspirar y sentarme para comenzar a reportarme por escrito, armando el informe que entregaré cada quincena que pase aquí.
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