XV
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Chuuya suspiró pesadamente, dejando caer la cabeza contra el respaldo de su sofá. Sus pensamientos eran un completo desastre.
Él no era alguien que evitara los problemas, pero tampoco era fanático de enfrentarlos de inmediato. Y ahora, con el cumpleaños de Dazai a solo un día de distancia, sabía que no podía seguir postergando aquella conversación con Ranpo.
Lo que tenía con él ya no era solo un juego o una excusa para molestarse mutuamente. Se había convertido en algo más, en algo que lo hacía sentir cómodo y feliz… pero también lo aterraba.
No porque Ranpo no le gustara. No porque dudara de lo que sentía.
Sino porque él era el hermanastro de su exnovio.
Un vínculo que, aunque no quisiera admitirlo, pesaba demasiado.
Chuuya se pasó una mano por el cabello, despeinándolo aún más.
—¿Qué diría Verlaine? —murmuró para sí mismo.
¿Lo vería como una traición? ¿Se molestaría con él?
¿Y Fukuzawa-san? El padre de Ranpo y padrastro de Dazai, lo conoció como el novio de Dazai. ¿Qué pensaría él?
Y la hermana de Ranpo… Chuuya no la conocía demasiado, pero tenía la sensación de que no sería indiferente a la situación.
Sin mencionar a sus compañeros de clase.
Todo el mundo tendría una opinión.
Todo el mundo hablaría.
Chuuya cerró los ojos y exhaló con fuerza.
Él no era alguien que viviera dependiendo de lo que los demás pensaran de él, pero… en esta ocasión, el miedo al cambio lo hacía dudar.
—Eso es.
Murmura para sí mismo parándose repentinamente del sofá, no asistiría al cumpleaños de Dazai, no siguiría con el plan, en cambio, se ausentaría. Y después de aquel día, hablaría con Ranpo. Ahora sin tener una venganza de por medio.
Ahora tenía algo más importante en qué pensar.
Ya no se trataba de una simple venganza contra Dazai, ni de demostrarle algo. Todo eso se sentía… irrelevante.
Lo que importaba ahora era él.
Él y Ranpo.
Si quería que aquello tuviera sentido, tenía que enfrentar la situación con seriedad. No podía seguir usándolo como parte de un plan que ya no tenía sentido para él.
Tomó su teléfono y, sin pensarlo demasiado, envió un mensaje rápido a Gin.
Chuuya: No iré mañana. No me busquen.
No esperó respuesta. No quería explicaciones ni justificaciones. Solo quería desaparecer por un día, tomarse ese tiempo para ordenar sus ideas.
Respiró hondo.
Al día siguiente, cuando todo el asunto del cumpleaños de Dazai quedara atrás, hablaría con Ranpo.
Porque esta vez, no era un juego.
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Comió la galleta que robó de la cocina antes de que la casa se llenara demasiado, no es que odiara las fiestas, simplemente no soportaba la elección de amigos de su hermanastro. Pero debía estar allí por pedido de su padre, al menos al inicio, a este punto de la noche ya era consciente de que Chuuya no se presentaría.
No había respondido a sus mensajes desde el día anterior asi que no tenía una verdadera razón para quedarse demasiado en aquella fiesta, miró a Osamu a la distancia bebiendo animadamente con sus amigos.
—Puedes subir a tu habitación si quieres, te llamaré cuando tengamos que partir el pastel. — sintió la mano de su padre posándose sobre su cabeza y sonrió con diversión.
—¿No sería mejor que me lo llevarás a mi habitación?
Fukuzawa soltó un pequeño suspiro, antes de asentir, no sería difícil escaparse de su esposo por unos minutos para cumplirle el pedido a su hijo.
—Ya vete.
Ranpo sonrió y se apresuró a subir las escaleras para ir a su habitación, lejos del bullicio, el olor a alcohol y la música molesta. Una vez estuvo en su habitación se dejó caer sobre su cama, esperaba que Chuuya después de esto le hablara, se sentía ansioso por la falta de respuesta.
Estiró el brazo hasta encontrar su teléfono, mirando la barra de notificaciones pudo ver que no recibió ningún mensaje de parte de su pelirrojo. Dejó nuevamente el teléfono y siguió comiendo sus galletas.
Entonces el sonido de una notificación sonó, Ranpo conocía muy bien ese sonido, había personalizado el chat de Chuuya para que cuando recibiera un mensaje suyo lo supiera sin verlo. Se lanzó hacia el teléfono desbloqueandolo para poder entrar al chat.
¿Le importaba verse intenso?
Y una mierda, claro que no.
Una secuencia de mensajes empezaron a llegar de seguido, como si hubieran sido enviados previamente pero no recibidos.
Chuuya: Hola Ranpo, perdón por no responder.
Chuuya: Tenemos que hablar.
Chuuya: Mierda, ¿por qué no te llegan los mensajes?
Chuuya: Espera, ¿me bloqueaste?
Chuuya: ¡Hijo de puta!
Chuuya: No te dejé sin responder por elección, perdón.
Chuuya: ¿Sabes qué? Vete a la mierda.
Chuuya: ¿En serio me bloqueaste o solo estás sin señal?
Chuuya: Oye Mori-san me visitó hace unos minutos, tenemos que hablar en serio.
Chuuya: ¿Estás bien?
Chuuya: La gran puta Ranpo, iré a tu casa.
Ese fue el último mensaje y Ranpo prácticamente saltó de su cama, él no había bloqueado a Chuuya, no tenía sentido que no le haya llegado anteriormente.
—Hey Ranpo, ya active de vuelta el wifi, ¿por qué no me avisaste que no estaba prendido?
Miró a su papá en la puerta y entonces lo entendió.
—¡Maldito Dazai!
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Es una trampa.
Le había dicho Verlaine en el momento en el que le vió en la puerta de la casa, pero Chuuya era muchas cosas, pero alguien que escuchaba a su hermano mayor, no.
Asi que fue a la casa de su ex novio y actual enamoramiento, porque ya estaba hasta el cuello en esta situación, hundirse un poco más no lo ahogaría, ¿verdad?
Primer gran error.
Lo primero que vió al llegar a la fiesta fue justamente al cumpleañero, era casi gracioso, porque aquella casa estaba repleta de gente, eso hubiera sido muy romántico si no fuera su ex novio.
—¡Chibi! — salió de sus pensamientos cuando sintió aquel brazo vendado rodeándolo por los hombros. —Ranpo me avisó que vendrías, leyó tus mensajes y está esperándote.
Chuuya le miró confundido, sacó su teléfono y vio que efectivamente sus mensajes ya habían sido leídos, sonrió levemente al ver que no le había bloqueado.
—Espera, ¿por qué pareces feliz con eso?
—Chuuya, sé que lo nuestro no terminó de la mejor manera, pero si te gusta Ranpo lo respeto, al menos eso puedo hacer por ti, no?
Y Chuuya le creyó.
Segundo gran error.
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Tachihara a veces era muy tranquilo pero estando en aquella fiesta a la cual no quiso ir al inicio por respeto a su amigo Chuuya pero que al final tuvo que ir porque sí asistió Ryuunosuke por lo tanto también iba Gin, su novia, y él como buen novio también fue para cuidarla y estar con ella. En fin, volviendo al tema, él era una persona muy tranquila pero cuando vió a Chuuya subiendo las escaleras de la casa con Dazai, estuvo todo menos tranquilo.
—Esto se va a descontrolar.
Pudo escuchar la voz de Kajii a su costado y no necesitó mirarle para saber que también vio lo mismo.
—Tengo que avisarle a Ranpo...
Murmuró para sí mismo, había visto al chico cuando llegó a la fiesta pero después se desapareció, debía estar por algún lado pero la casa era muy grande asi que sacó su teléfono, escribiéndole un mensaje, pero al ver que no lo leía rápido decidió seguir buscando por la fiesta.
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