VI

07/05

Ranpo suspiró, mirando su plato con la misma energía que tendría alguien obligado a asistir a una conferencia aburrida. Estaba sentado entre Fukuzawa y Yosano, quien estaba más interesada en su teléfono que en el almuerzo familiar, mientras Mori y Dazai conversaban animadamente sobre algún asunto que Ranpo ni se molestó en escuchar.

—Me alegra que finalmente hayas decidido acompañarnos, Ranpo —dijo Fukuzawa con una sonrisa serena, cortando un trozo de su carne.

—Me "alegra" estar aquí también —respondió Ranpo con un tono cargado de sarcasmo, llevándose un trozo de pastel al boca.

—No seas grosero, Edogawa —Mori intervino con su habitual sonrisa afilada—. Pasamos mucho tiempo sin vernos como familia.

Ranpo rodó los ojos y murmuró algo ininteligible, ignorando la mirada reprobatoria de Mori.

—Entonces, Ranpo, ¿qué has estado haciendo últimamente? —preguntó Dazai con una sonrisa traviesa, como si disfrutara de la incomodidad de su hermanastro—. Seguro que has estado ocupándote de tus... cosas misteriosas.

—Nada que te importe —contestó Ranpo, tomando un sorbo de su bebida.

—Oh, vamos, dime. Seguro que es algo interesante —insistió Dazai, apoyando la barbilla en su mano con una sonrisa burlona—. Tal vez un nuevo pasatiempo.

—Sí, tengo uno. Se llama ignorarte —respondió Ranpo con frialdad, provocando una risa baja de Yosano.

Fukuzawa intervino antes de que la situación escalara. —Dazai, no molestes a tu hermano.

Dazai levantó las manos como si se declarara inocente. —Yo solo intento ser amigable, padre.

Ranpo suspiró de nuevo, deseando estar en cualquier otro lugar. Pero entonces, una idea cruzó por su mente, y una sonrisa lenta se formó en sus labios.

—Bueno, ya que preguntas, sí estoy trabajando en algo interesante —dijo, mirando directamente a Dazai, quien pareció ligeramente sorprendido por la respuesta.

—¿Oh? ¿Y qué es? —preguntó Dazai, claramente intrigado.

—Digamos que es un proyecto personal... algo relacionado con el karma —dijo Ranpo, su sonrisa ensanchándose.

Fukuzawa arqueó una ceja con curiosidad, mientras Mori observaba a Ranpo con interés.

Dazai inclinó ligeramente la cabeza, desconfiando del tono de su hermano, pero antes de que pudiera responder, Ranpo se levantó.

—Bueno, este almuerzo ha sido encantador, pero tengo que irme. Me están esperando.

—¿Quién te está esperando? —preguntó Mori, sonriendo como si intentara sonsacarle algo.

Ranpo solo se encogió de hombros y miró a Fukuzawa. —Gracias por el almuerzo, padre.

Sin decir nada más, Ranpo se marchó, dejando a Dazai con una incómoda sensación en el pecho, como si se le hubiera escapado algo importante.

Ranpo caminaba sin prisa por las calles, ajustándose las gafas mientras marcaba el número de Chuuya en su teléfono. Escuchó un par de tonos antes de que la voz familiar y algo ansiosa del pelirrojo respondiera.

—¿Ranpo?

—Hey, ¿estás ocupado? —preguntó Ranpo con su habitual tono relajado.

—No, ¿por qué?

—Necesito que nos veamos —dijo sin rodeos, como si ya hubiera decidido que la respuesta de Chuuya sería afirmativa.

Del otro lado de la línea, Chuuya sintió cómo el calor subía a sus mejillas y respondió un poco titubeante: —¿Es para... practicar?

Ranpo se detuvo un segundo, dejando escapar un leve suspiro, y luego respondió: —Sí, pero esta vez será diferente.

—¿Diferente cómo? —preguntó Chuuya, intrigado y al mismo tiempo un poco nervioso.

Ranpo rodó los ojos, aunque no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa. —Chuuya, ¿realmente tengo que explicártelo todo? Vamos a salir. A conocernos más, acercarnos más... ya sabes, para que el plan sea más creíble.

Chuuya parpadeó, su corazón saltando un poco ante la idea. —¿Salir juntos?

—Exactamente —contestó Ranpo, un toque de frustración en su voz porque Chuuya no captaba sus intenciones de inmediato—. ¿Dónde más podríamos conocernos mejor? Además, estaríamos preparados para cualquier detalle que Dazai pueda notar.

Chuuya dudó un instante, pero al escuchar la mención de su venganza, su determinación se reforzó. —Está bien. ¿Dónde nos vemos?

—Te mandaré la dirección. Prepárate para esta tarde —indicó Ranpo con seguridad antes de colgar.

Del otro lado, Chuuya soltó un suspiro largo, tratando de calmar los nervios que de repente lo invadieron. Estaba dispuesto a todo por el éxito de su plan, incluso si eso significaba salir con Ranpo y enfrentar emociones que no quería analizar demasiado.

En su habitación, Chuuya revolvía su armario en busca de algo que se viera bien, aunque no tan elegante como para levantar sospechas. Sacó una chaqueta negra y luego una camiseta blanca, pero dejó ambas prendas sobre la cama, inseguro de su elección.

—¿Vas a salir otra vez? —preguntó Gin desde la puerta, apoyándose contra el marco.

Chuuya, concentrado en su búsqueda, apenas alzó la vista. —Sí, ¿por qué?

—Es raro verte tan indeciso con tu ropa. ¿Es una cita o algo así?

La pregunta hizo que Chuuya se girara rápidamente hacia ella, con las mejillas ligeramente encendidas. —¡No es una cita! Solo es... una salida casual, nada del otro mundo.

Gin arqueó una ceja, cruzándose de brazos. —¿Casual? Han estado saliendo mucho últimamente. Y también se mandan mensajes todo el tiempo.

Chuuya resopló, volviendo a enfocar su atención en el armario. —Eso no significa nada. Ranpo es solo... un amigo.

—Un amigo al que claramente le estás dedicando mucho tiempo y esfuerzo —señaló Gin, mirando las prendas sobre la cama.

Chuuya se detuvo, sintiendo que el calor subía a su rostro nuevamente. —No tienes idea de lo que estás diciendo. Esto no es nada especial, solo una simple salida.

Gin se encogió de hombros, aunque la diversión en sus ojos era evidente. —Claro, si tú lo dices. Solo asegúrate de que ese “amigo” no te haga esperar demasiado.

Chuuya gruñó bajo su aliento, agarrando una camisa negra que combinaba perfectamente con sus botas, decidido a ignorar cualquier comentario adicional de Gin. —¡Ya basta!

Gin simplemente sonrió mientras se alejaba, dejándolo con sus pensamientos y sus nervios en el aire.

El pelirrojo la observó alejarse, cruzándose de brazos mientras escuchaba el sonido de la puerta cerrándose.

—Tiene suerte de ser hermana de Ryuunosuke —murmuró, soltando un suspiro pesado y dejando caer su cabeza hacia atrás por unos segundos.

Miró nuevamente las prendas esparcidas sobre la cama y tomó una decisión rápida, agarrando la camisa blanca y las botas. No era el momento de quedarse analizando comentarios que, aunque Gin no lo sabía, daban justo en el blanco.

—No es una cita, Chuuya. Solo es parte del plan... —se dijo a sí mismo en voz baja mientras se dirigía al baño para cambiarse, ignorando el leve rubor que aún se negaba a desaparecer de su rostro.

Chuuya y Ranpo caminaban entre la multitud del cine, cargando una caja de palomitas compartida y dos refrescos. El pelirrojo no pudo evitar mirarlo con una ceja alzada mientras esperaban su turno para entrar a la sala.

—A ver, explícame por qué un cine. Esto no tiene sentido, Ranpo.

Ranpo sonrió despreocupado, como si la pregunta fuera irrelevante.

—Es simple. Si se da la situación, podemos mencionar que vimos una película juntos. Ya sabes, crear una anécdota real.

Chuuya lo miró fijamente, como si intentara entender la lógica detrás de esas palabras, antes de rodar los ojos.

—¿De qué situación estás hablando? No vamos a fingir ser pareja, solo quiero vengarme de lo que me hizo ese idiota.

Ranpo se encogió de hombros mientras tomaba un sorbo de su refresco.

—Nunca está de más tener material creíble para el futuro, ¿no crees?

Chuuya suspiró con frustración, pero no dijo nada más. Al final del día, el plan seguía siendo lo único que importaba. Cuando finalmente entraron a la sala, Chuuya se detuvo frente a las filas de asientos y señaló hacia el centro.

—Vamos allí. Y recuerda que esta película la elegí yo, así que nada de quejas, ¿entendido?

Ranpo le dedicó una sonrisa burlona mientras lo seguía.

—Claro, claro. De todos modos, dudo que me aburra contigo aquí.

El comentario hizo que Chuuya se sonrojara apenas un poco, aunque se apresuró a ignorarlo, concentrándose en encontrar sus asientos. Mientras las luces de la sala se apagaban, ambos se acomodaron, listos para una tarde que ninguno admitía disfrutar realmente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top