Créeme que no me gustó mucho lo que he visto hoy.

Caminaba tranquilo por el parque hasta verte junto a un grupo de niños, lo que llamó mi atención fue ver que estaban alrededor tuyo.

Yo que caminaba tranquilo, me acerqué más a donde estaban, sintiendo el pasto del jardín bajo mis pies.

Mantenías tus orejitas bajas y mirabas al suelo con el ceño fruncido, y si no me equivoco, vi cómo soltabas una lágrima.

Me dolió ver a tan lindo pequeño de esa manera.

-¿Qué están haciendo?- pregunté cuando llegué por detrás de los 5 niños que te rodeaban, los miré con él ceño fruncido.

Todos voltearon a verme y se espantaron como si hubieran visto un fantasma, comenzaron a correr, dejándome allí contigo.

Con tu puño cerrado quitaste las lágrimas de tus mejillas, sin conseguirlo del todo.

Me puse de rodillas frente a ti para poderte ver a los ojos, y ver aquel par de rubíes que poseías, limpié con mis guantes tus ojos, y te sonreí.

-¿Estás bien?- te pregunté y asentiste con la cabeza. Pero desgraciadamente tu ternura me mató, te tomé en brazos y me senté en un columpio ahora vacío. Te senté en mis piernas.

-¿Te molestan a menudo? - pellizqué tu mejilla a la vez que hacías "sí" con la cabeza.

-Deberías juntarte con tus amigos, en grupo no te harán nada.

-No tengo amigos - amé tu voz, tan linda y bajita, no pude evitar no tomar las cosas enserio, terminé levantándome contigo en brazos para darte vueltas.

-Ni entiendo como, ¡pero eres adorable! - chillé dando brinquitos, y te aferraste a mi cuello con fuerza. -A partir de ahora seré tu amigo.

-¡Shadow!- se escuchó un grito a lo lejos, al saber tu nombre te agaché.

-Nos veremos después, pequeño - te dije y saliste corriendo todo sonrojado, me paré y te vi alejarte de mi.

Ahora podría acercarme a ti sin que huyas pequeño ojos rojos.