Capitulo 8
11/06/23
Había pasado poco más de tres meses desde que por fin Colette y Edgar habían sido claros con sus sentimientos. Todo iba genial, cada uno de los dos se sentía cómodo con la relación.
Edgar cada vez aprendía a ser un poco más cariñoso con su ahora novia, mientras que Colette seguía igual de alegre, la única diferencia es que se había vuelto bastante cariñosa, de hecho un poco empalagosa diría yo.
-¡Buenos días!- diría Colette despertando a su pareja de su sueño.
-Buenos días...- diría el pelinegro bastante sonmoliento-. ¿Qué horas son?
-Todavia es temprano, no te preocupes... Pero ya deberíamos irnos alistando para ir al trabajo.
-¡Que flojera!- diría Edgar acostándose nuevamente.
-No seas flojo, tenemos que ir.
-Quiero quedarme más tiempo aquí contigo...- diría el pelinegro abrazando a la chica.
-Ay... Yo también quisiera, pero tenemos que ir... Además, siempre estamos juntos en el trabajo, jaja- diría la chica intentándolo convencer.
-Está bien...- diría Edgar levantándose de su cama.
Ambos se empezarían a alistar para ir a su trabajo mientras platicaban.
-Deberias quedarte a dormir más seguido.
-¡Si! Lo único malo es que siempre críticas las películas que pongo...
-Es que tú también, tienes gustos bien básicos.
Al llegar a su trabajo, continuarían la jornada con normalidad hasta que Edgar escucharía una voz bastante familiar entrando.
-¡Hola Edgar!- diría una chica de pelo morado entrando.
-Hola Emz... ¿Qué necesitas?
-Ay, ¿Por qué eres tan grosero?
-¿Todavía preguntas? ¿¡Hace cuánto terminamos!? Y todavía sigues apareciendo en mi vida como si nada.
-Yo quiero arreglar las cosas, Edgar...
-¡Estás loca! Medicate- dice Edgar en voz alta, lo cual llamaría la atención de su jefe el cual estaba en su oficina.
-¿Qué está pasando aquí?- pregunta el señor Griff.
-Nada...- diría Edgar en voz baja.
-Edgar... Te he tolerado muchas cosas, pero no le puedes estar hablando así a un cliente, pídele disculpas- diría el señor.
-Claro que no...- responde el pelinegro.
-Así está bien, no se preocupe- diría la pelimorada-. No estoy molesta.
-Hola... ¿Qué pasa?- pregunta Colette, la cual estaba organizando el inventario.
-Nada, ya me iba- diría la pelimorada saliendo de la tienda.
Edgar recibió una sanción monetaria por parte de su jefe, pero no pasó a mayores.
-¿Por qué no me puede dejar en paz un rato? Maldita sea- piensa el pelinegro en el mostrador.
-Edgar...- diría la peliblanca interrumpiendo sus pensamientos-. ¿Estás bien?
-Si... Disculpa, solo ando un poco pensativo.
-Supongo que es sobre Emz... ¿Por qué hace todo eso?
-Nunca lo sabremos... Simplemente es rara.
-¿No te gustaría salir mañana? Para relajarte un poco.
-Claro...
-¡Deberíamos ir a la playa! Será divertido, en mi pueblo hay una muy linda, hace mucho que no voy.
-Está bien, si gustas mañana vamos.
-¡Genial!- diría la chica dándole un abrazo-. Te quiero mucho.
-Yo también.
Ambos continuaron su trabajo. Al pasar las horas llegó el momento de cerrar la tienda. Colette y Edgar se empezaron a dirigir a la casa del chico.
-Que día más aburrido ¿No?- pregunta el chico.
-¡Si!... A eso agrégale que...- Colette sería interrumpida por un maullido que se escuchaba en un callejón-. ¿Oíste eso?
-A juzgar por el maullido... Debe ser un gatito muy pequeño.
Ambos entraron al callejón y empezaron a ver, aunque la oscuridad lo complicaba un poquito. Finalmente lo encontraron y Colette lo agarró gentilmente.
-¡Que bonito!... Ay, pobrecito, tiene su ojito infectado- diría la peliblanca con un tono deprimido.
-Pobrecito... Debe ser callejero, ¿Lo llevamos a mi casa para que pase la noche?
-¡Por supuesto!- Colette lo acomodó entre sus brazos.
El gato era bastante manso, no rasguñó ni intentó escapar. Al llegar a la casa revisaron al gato.
-Mañana lo llevamos al veterinario- dice el pelinegro.
-Oye... ¿No te gustaría adoptarlo también?
-No soy de tener mascotas...- responde el chico.
-Pero... Imagínate que es como nuestro hijo ¿Va?
-Pff, igual de rarita que siempre...- diría el pelinegro con un tono burlón.
-¡Hey!- diría la chica dándole un ligero golpe.
-¡Era broma! Claro que lo adoptamos.
-¡Gracias!- Colette le daría un beso en la mejilla al chico.
Ambos dejaron al gatito dormido con una cobija, luego ellos se fueron a dormir juntos, lo cual ya era costumbre desde hace tiempo.
Al llegar el amanecer, fueron temprano a llevar al gato al veterinario, pues tenían planes en la tarde.
-En dos días pueden venir por el, estará bien, no se preocupen- dice el encargado.
-Muchas gracias- dirían ambos antes de salir del establecimiento.
Caminarían un rato hasta que llegarían a la casa de Edgar para alistarse.
-¡Qué emoción! Hace mucho que no voy a la playa.
-Yo ni siquiera recuerdo la última vez que fuí.
Tras un rato irían al pueblo de Colette, Edgar no solía pasearse mucho por esas zonas, así que era una experiencia nueva para él.
-¡Ya llegamos!- diría la peliblanca contemplando la hermosa playa.
-Oh, si es bonita.
-¿Verdad que si? Solía venir mucho cuando era niña.
Ambos pasaron el rato disfrutando de la hermosa vista y el caluroso ambiente. Compraron algunas bebidas para disfrutar todavía más.
Al terminarlas, Colette decidió meterse al mar.
-¡Ven!- decía la chica mientras miraba que su novio no se quería meter.
-No... Me da pena.
-¡No seas así! Métete conmigo- diría la chica con una sonrisa.
El obedeció, su única debilidad era la sonrisa de la chica. Nadaron bastante tiempo hasta que ambos se cansaron y decidieron descansar un rato en la arena.
-Que calor...- decía el chico mientras el sol le golpeaba directamente.
-Un poco, pero se siente increíble.
El chico aprovechó la situación para agarrarle la mano a su novia.
La chica se acercó lo suficiente como para poder acurrucarse en su hombro.
-Te quiero muchísimo- diría el pelinegro mientras ambos veían el mar.
-Y yo a ti, Edgar... No sabes lo mucho que disfruto estar contigo...
-Colette, yo...
Su momento romántico sería interrumpido por una ola, la cual los empaparía totalmente.
Ambos se reían, era un momento bastante lindo para ambos, un recuerdo inolvidable.
Inolvidable...
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05/01/24
Tras regresar de su trabajo, Colette preparó su cena y se puso a ver la ventana, la cual daba una vista perfecta a aquella playa en la que había estado hace medio año con Edgar.
-¿Por qué lo hizo?... ¿Por qué pasó todo esto?... De verdad, no entiendo cómo pudieron juntarse tantas cosas...- piensa la chica mientras consumía sus alimentos.
Spike, el gato que habían adoptado de ese callejón estaba sentado en sus piernas. Todo lo que rodeaba a Colette la llenaba de nostalgia.
-Quizá la culpa también es mía... No debí decirle todo eso...
Todas las emociones que estaba sintiendo Colette terminaron por acabarla en ese momento. Rompió en llanto desconsoladamente.
-¿Por qué me pasa todo esto a mi?... ¿¡Por qué a mí!?
Su llanto sería interrumpido por una llamada que recibía desde su teléfono.
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Fin del capítulo.
¡¡Gracias por las mil lecturas!!
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