Capítulo 10
24/12/23
Un hombre pelirrojo entraría a una tienda de armas. Caminaba hasta el mostrador portando con orgullo su placa.
–¿Qué tal, Rico?– dice el pelirrojo llegando al mostrador.
–Buenos días, Colt... ¿Lo de siempre?
–Claro que si.
El hombre iría al almacén del establecimiento y traeria varios cartuchos de balas.
–¿Qué vas a hacer con ellos?– pregunta Rico.
–¡Ya casi es año nuevo! Habrá que celebrarlo.
–No te recomendaría disparar al cielo como usualmente lo haces, podría ocurrir un accidente.
–Por favor, ¿Qué es lo peor que puede pasar? Además, si llega a pasar, nadie sabrá que tengo algo que ver ¿O si?
Dicho eso, Colt salió de la tienda dejando a Rico un poco irritado.
.
.
.
.
El sol salía, el día se sentía cálido y agradable. Ella se levanta de la cama mientras su pareja todavía está dormida.
Se dirige a la cocina. Mientras prepara el desayuno piensa distintas cosas.
Mira por la ventana, la cual tiene una vista increíble, observa el mar lo cual siempre le transmite una tranquilidad increíble.
–Quiero estar toda una vida con él– piensa Colette mientras ve por la ventana, por el descuido no se da cuenta que el desayuno se le había quemado–. Ay... Que tonta.
Tras un buen rato, Edgar se despertaría e iría a la cocina.
–Buenos días– diría abrazando a Colette por la espalda.
–Buenos días, Edgar ¿Cómo amaneciste?
–Con bastante sueño.
Edgar tomaría asiento en la mesa y continuaría platicando con ella.
–¡Hoy es la fiesta con los demás!
–Me da flojera ir... ¿A ti no?
–Claro que no, ¿Qué es mejor que pasar navidad con tus amigos y tu pareja?
–Buen punto– dice el pelinegro.
–¿Puedes darle de comer a Spike?
–Por supuesto.
Edgar se levantaría, agarraría comida para gato y le serviría a su mascota.
–Ultimamente Spike ha estado muy energético– dice el pelinegro al ver al gato jugar con la comida.
–¡Si! Se ve muy tierno.
Ambos continuaron su día con tranquilidad. Por suerte era domingo y Griff les había dado el lunes como día libre.
Ambos se alistaron y fueron para la ciudad. Era bastante temprano, pero tenían algunos pendientes.
–Oye Edgar... Nos pidieron comprar algunas cosas ¿Podrías ir por ellas al supermercado?– decía la peliblanca–. Yo voy a ir con Piper a la pastelería.
–Por supuesto, enseguida vuelvo.
Edgar se despediría con un beso de su novia. Luego de eso caminaría hasta llegar al supermercado, dónde empezaría a buscar por los pasillos todas las cosas que se le había pedido llevar.
Mientras caminaba escuchó una voz familiar.
–¡Edgar!– diría la chica de pelo morado saludandolo–. ¿Que haces aquí?
–Hola Emz... Pues comprando algunas cosas para la noche... ¿Y tú?
–Tambien, voy a tener una pequeña fiesta con mi familia... ¿Cómo has estado? Hace tiempo que no nos veíamos.
–Si... Estoy muy bien ¿Y tú?
–Muy bien también... ¿Cómo te ha ido con tu novia?– pregunta la pelimorada.
–Bastante bien... De hecho voy a pasar navidad con ella.
–Fantastico... En fin Edgar, me tengo que ir ¡Nos vemos!– diría la chica alejándose.
–Nos vemos...
Después de eso, compró todo lo que se le había pedido. No dejaba de pensar en lo mismo.
¿Por qué últimamente es tan amable?
Él no tenía una perspectiva de Emz tan agradable, lo que pasó con ella al final de su relación lo dejó bastante lastimado, pero igualmente no le servía de nada el vivir odiandola.
.
.
.
–Hola piper– dice la peliblanca entrando a la pastelería.
–¡Hola! Hace rato que no nos veíamos... ¿Entonces si van a venir a pasar navidad con todos nosotros?– pregunta la rubia.
–Si, tuve que convencer a Edgar, pero lo logré.
–¡Increíble! Hace mucho que no pasábamos una navidad juntas, Colette.
–¡Si, qué emoción!– dice la peliblanca.
Piper se quedó callada unos momentos, recordando algo que le quería decir a su amiga.
–Hablando de Edgar... ¿Tiene una ex llamada Emz, verdad?
Colette se quedó un poco sorprendida, nunca le había contado a Piper sobre eso.
–Si... ¿Cómo saben?
–Bueno... Algunas personas me han dicho que lo han visto con ella algunas veces... Nada comprometedor, simplemente hablando.
–Oh...– Colette se quedaría pensando un rato.
–Tampoco es para que te preocupes, solo creí que deberías saberlo.
–Está bien, gracias.
–Cambiando de tema... Estoy bastante ocupada preparando la comida... ¿Podrías ayudarme?
–¡Por supuesto!– dice la peliblanca.
Colette seguiría conversando un rato y cocinando. Finalmente se tendría que ir, caminaría pensando en lo que le dijo la rubia hasta que llegaría con su novio.
–Hola– diría el chico saludandola con un abrazo.
–Hola...– diría Colette con un tono de voz muy serio, lo cual llamó la atención de Edgar.
–¿Está todo bien?– pregunta el chico.
–Si, no te preocupes.
Pasaron las horas hasta que finalmente llegó la tarde-noche. Ambos se dirigieron a la casa de Fang, dónde iban a pasar navidad.
Iban a ir varias personas además de ellos, por ejemplo Buster, Brock, Piper y Rico.
Al llegar, saludaron a todos y empezaron a platicar.
–¿Y como les ha ido?– pregunta Piper.
–Bastante bien... Edgar y yo ya estamos planeando en vivir juntos– dice la peliblanca.
–¡Me alegro!– responde Piper.
–Todos sabíamos que iban a hacer una excelente pareja– agregó Rico.
Todos continuaron platicando, llegó la hora de cenar y se sentaron.
–¡Que deliciosa comida, Piper!– dice Rico.
–Gracias, la preparamos Colette y yo.
–Les quedó fantástica– agregaría Edgar.
Todos disfrutaron ese momento, hasta que finalmente se llegaron las 12 y todos festejaron la navidad.
–¿Listos para abrir los regalos?– dice Piper.
–¡Claro!– dijeron los demás.
La rubia empezaba a abrir los regalos, diciendo el nombre del que lo recibía y el que lo daba.
–Para Colette... De Edgar– diría entregándoselo a la peliblanca.
Colette lo abriría con emoción. Al hacerlo se encontraría con diversos objetos como maquillaje, ropa y más cosas que Colette había estado queriendo todo el año.
–¡Muchas gracias, te amo!– diría la chica abrazando al pelinegro.
–Y yo a ti.
Continuaron abriendo regalos hasta que salió otro igual de importante.
–Para Edgar... De colette– dice la rubia dándole el regalo.
Edgar lo abriría y ahí se encontraría una bufanda bastante linda y elaborada.
–La tejí para ti– dijo la peliblanca con una sonrisa.
El chico la abrazó y le dió un beso en la frente.
–¡Muchas gracias! No me la quitaré nunca– dijo Edgar con una notable emoción.
La noche continúo y todos siguieron diviertiendose. Finalmente Colette y Edgar se tuvieron que ir.
Al llegar a la casa del pelinegro, ambos se acostaron a dormir, pues venían bastante cansados de la fiesta.
–Edgar... No sabes lo feliz que me hace estar a tu lado...– dice la chica.
–Nunca creí sentir lo que siento por ti... Nunca había disfrutado tanto una navidad... Y la disfruté por el simple hecho de que tú estás aquí conmigo– dice Edgar acariciándole la mejilla.
–Te amo– dijeron ambos para luego darse un beso.
Finalmente ambos se quedaron dormidos. Habían pasado navidad juntos, una fecha bastante especial.
Solo les faltaba año nuevo.
¡Qué emoción!...
___________________________________________
Fin del capítulo.
Espero que les haya gustado :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top