Capítulo 30

Un escalofrío desciende por mi columna vertebral ¿Por qué tenía que ser él entre todas las personas? Miles de ideas se forman en mi mente, pero ninguna tiene sentido.

—No gastes tu tiempo en gritar. —Su voz suena indiferente a la situación, muy cambiada de la persona que yo creía conocer—, Tu salvador se acaba de marchar en una camioneta hace apenas unos segundos.

De reojo, puedo notar como va dando la vuelta hasta pararse frente a mí para quedar cara a cara, aun apunta el arma de fuego directo a mi cabeza, un solo movimiento y soy mujer muerta. Los fríos ojos de Roger traspasan mi cuerpo como si fuesen un tempano de hielo, no noto cordura o calidez en su mirada, solo una profunda locura.

—No pensaba hacerlo. —Logro formular las palabras con tristeza, no tiene caso gritar, además, algo en mi interior se rompió por completo al escuchar que Ian se había marchado—¿Por qué haces esto? —Siento el dolor en mi propia voz y para mi desconcierto, él solo sonríe.

—Eres una mujer muy desconsiderada Harley—bromea—¿Sabes el trabajo que me ha dado intentar matarte? Me has obligado a llegar a este punto.

Lo miró fijamente a los ojos.

—Fuiste tú. —Siento como mi voz se quiebra—. Tú me tiraste de la ventana, fue tu mano la que sentí, pero...

¿Cómo había sido posible? La propia Diana dijo que él estaba en la cocina junto a Cooper. Roger parece entender mi silenciosa pregunta y explica.

—Eres muy inteligente mocosa, más que el resto, no me fue difícil decir que iba al baño, empujarte por la ventana y regresar al tiempo justo para que todos creyeran mi versión. Aunque debo admitir que ayudaste mucho manteniendo la teoría de que fue un accidente—sonrió para luego fruncir el ceño—. Sin embargo, luego fuiste una verdadera molestia, escondiéndote y vigilando tu espalda en cada movimiento que hacías. —Vuelve a recuperar su sonrisa vacía—, Pero esa no fue la primera vez que intente matarte, hubo muchas más.

Mi rostro debe demostrar verdadera confusión ¿Cuándo? ¿Cómo?

—No recuerdas, en el establo cuando me acerque a pedirte perdón, yo fui quien soltó y espantó a Sombra para que te atacara, luego vino el ya mencionado intento de la ventana y, por último, cuando estabas aprendiendo a montar a la yegua, ¿No te llamó la atención que se asustara al acercarse a mí? Caíste al suelo, pero una vez más sobreviviste. —Ahora se nota molesto—. Tienes más vidas que un puñetero gato.

Apega aún más la pistola a mi frente, el temor me hace temblar, siento que apretará el gatillo en cualquier momento dejándome tirada en el suelo con un agujero en la cabeza. Debo hacer algo, conseguir más tiempo, necesito buscar una vía para escapar de esta.

—¿Por qué haces esto? —Quizás fuese de esos psicópatas que se dignan a narrar su historia antes de ponerle fin a sus víctimas, gracias a dios mi teoría es aceptada.

—¿Qué por qué? —Separa un poco el arma de mi piel y respiro aliviada—. Fácil, quiero la hacienda, quiero ver a Ian en la miseria, este lugar debe ser mío. —Se nota el odio procedente en su voz.

—¿Por qué? —Vuelvo a preguntar, a cada rato más confundida—. Es tu amigo—Me quejo enojada, siento como si la traición me la hubiesen hecho a mí.

—¿Amigo? No me hagas reír maldita mocosa. —Realiza una mueca con los labios—. Ian es solo un malcriado que nunca le importaron estas tierras, yo siempre las quise, siempre las amé, el prefirió estudiar arte. —Había rencor en su voz—. Logré convencer a su decrepito abuelo que pusiese la cláusula del matrimonio en el testamento como una prueba, de no cumplirla la hacienda pasaría a manos del mejor postor...y ese era yo, me aseguré de que tan solo yo pudiese adquirirla luego de que Ian la perdiese, pero el muy capullo tuvo que casarse con Melanie. Intenté convencerla de estar a mi lado y lo logré, la convertí en mi amante. Ian no estaría casado para la fecha que establecía el contrato y lo perdería todo.

Me quede sorprendida por las palabras de Roger quien no se movía del lugar, tal parecía que estuviese hablando de un tema banal y sin importancia. Los había utilizado a todos, planeo todo desde el comienzo ¿Cómo pudo ser tan retorcido? No obstante, una nueva pregunta se formó en mi cabeza.

—Si todo te iba tan bien ¿Por qué la mataste?

Río en una carcajada.

—La muy imbécil se enamoró de mí ¿Puedes creerlo? —Ver que su diversión era verdadera solo me desconcertó más, como alguien puede ser tan manipulador y cruel—. Jugaba con los sentimientos de todos, al pobre Cooper lo destrozo y a Ian le utilizaba ...y viene a enamorarse de mí, un poco idiota ¿No crees? —No tenía palabras para responder eso—. La muy tonta quería separarse de Ian y quedarse luego con la mitad de la hacienda, pensaba que me quedaría viviendo con ella. —Su mirada se vuelve a oscurecer—. No podía permitir eso, iba a echar al diablo todos mis planes, tuve que matarla. Aproveché que Ian fue a mi casa esa noche y puse droga en su bebida, cayo dormido a los pocos segundos, cuando lo traje de regreso no fue complicado meterle en la cama y con un cuchillo de cocina corte la garganta de Melanie, intente salir por la ventana, pero la caída era demasiado larga, de ahí que hace poco encontraste la mancha de sangre en el marco del cristal. Salí por la puerta trasera y llamé a la policía haciéndome pasar por el preocupado amigo, —La furia se nota en cada palabra—. Me daba igual si metían o no a Ian en la cárcel, el punto es que yo tendría la hacienda, cinco años pasaron y todo fue de maravilla, hasta que el cabrón viajó a Luisiana y regresó casado contigo y tú resultaste ser demasiado curiosa con aires de detective, al inicio sospechaste de mí, por ello tuve que desviar tu atención hacia Cooper contándote su arduo enamoramiento con Melanie, luego de casualidad escuche a Ian hablando con Mason sobre que su matrimonio era un simple contrato e intente utilizar todo eso a mi favor, crear un nuevo plan. Al inicio no intenté tentarte al igual que con Melanie porque temía que se repitiera la historia, pero resulta ser que tú eres más honorable que ella, te hubieses negado de todas formas.

No puedo creer lo que escuchan mis oídos, todo este tiempo fue como jugar al gato y al ratón con él, pensé como quiso que pensará, actué como quiso que actuara. No obstante, por su enorme molestia puedo asegurar que algo no salió como esperaba. Sigo intentando ganar tiempo a la espera que se me ocurra algún plan para escapar.

—No tienes que preocuparte por mí. —Le soy sincera—. Hoy mismo me iba a marchar de la hacienda, no seré un estorbo en tus planes, yo...

Veo que niega con el dedo índice de su mano libre y sonríe.

—En primer lugar: Sabes demasiado, no puedes irte tan rápido, nada me asegura que no llames a la policía en cuanto salgas de aquí. En segundo lugar, —Acaricia suavemente mi rostro con la mano que no sostiene el arma, pero sin dejarme de apuntar con esta—. El muy idiota de Ian se enamoró de ti. —Sus palabras logran arrebatarme una lágrima de los ojos tras todo lo sucedido.

—Ian no va a estar conmigo. —Intento convencerle, después de todo el vikingo no está dispuesto a ser papá.

—Escuche su pequeña pelea y debo admitir que a pesar de ser inesperada aporta mucho a mis planes: Ian Cates mata a su nueva esposa porque esta queda embarazada de él y se niega a abortar al niño. —Cambia su voz a un tono más grave como si leyese un anuncio de televisión—. Mira mocosa, Ian es idiota, regresará por ti, no te dejará marchar y de ser necesario te buscará a donde tenga que ir, ahora solo está nervioso, por eso se fue. —Voy a negar, pero Roger vuelve a interrumpir—¿Por qué crees que vino el abogado a la hacienda? —Su pregunta me toma por sorpresa—, Ian iba a cambiar el contrato, extender el plazo y volverlo un matrimonio legal, sus bienes seria tuyos también ante la ley... ¿De verdad crees que te dejaré marchar con esa noticia? Por eso tienes que morir.

Vuelve a colocar la pistola pegada a mi frente, sin embargo, ahora mismo estoy demasiado atónita por su última confesión como para reaccionar a ello. ¿En verdad Ian iba a hacer eso por nosotros? Daba igual, ya nada tenía sentido.

—Adiós Harley Cates.

Cierro los ojos preparada para el final, si alguna vez pensé en cómo sería mi muerte, de seguro esta no era una de las opciones. Pongo la mano sobre mi barriga, me hubiese gustado ver crecer a mi bebé, no supe ser feliz por esta bendición, y ahora no tendría oportunidad de demostrar cuanto deseaba ser mamá. Estoy esperando el sonido del disparo o la sensación de la bala atravesar mi frente, pero lo único que escucho es la puerta del despacho abrirse y a un Roger gritar miles de maldiciones.

—¡Qué mierda haces aquí! No se supone que regresaras.

Giro un poco la cabeza y observo a un sorprendido Ian parado en la puerta de la habitación, intentando procesar la imagen que ven sus ojos: Su mejor amigo apuntando con una pistola a la cabeza de su mujer.

—Ro...Roger, por favor, no le hagas daño.

—Tenías que regresar—responde el aludido—. Tenías que volver a joderlo todo. —Me mira a mí—¿Ves por qué tengo que matarte? El muy idiota siempre regresará a buscarte, solo que esta vez vino antes de lo previsto. —Ian debió de haber intentado moverse porque Roger vuelve a exclamar—¡Quieto en el lugar! No te muevas, tenías que venir a ser el buen esposo arrepentido, siempre interfiriendo en mis planes Ian—sonríe—, Quizás no sea tan malo, quizás pueda matar dos pájaros de un solo tiro, la historia perfecta: Ian Cates enloqueció cuando se enteró de que Harley estaba embarazada, no pudo con la presión del momento y la mato, no dispuesto a vivir con la culpa acto seguido cometió suicidio debido a la locura. —Pasa la mirada de uno a otro—¿No les parece una conmovedora historia para un periódico?

—Roger... Si tienes algún problema hablemos, no le hagas nada a Harley, por favor—ruega Ian—. Dispárame a mi si quieres, pero déjala ir.

Roger suelta un suspiro.

—De verdad eres idiota, no te enteras de nada, aun así, no te preocupes, tú también pagarás.

A pesar que continúa con el arma apuntándome a mí, toda su atención está depositada en el vikingo. Necesito hacer algo, de lo contrario ninguno de nosotros vivirá para ver el próximo día. Sin pensarlo dos veces, aprovecho que Roger esta desprevenido y tomo el arma entre mis manos apartándola repentinamente de mi frente hacia el costado, forcejeamos por que suelte el arma, cuando el trigueño se percata de Ian acercándose aprieta el gatillo y siento el sonido del disparo, la adrenalina corre por mis venas a sangre viva. Noto el puño de Roger sobre mi rostro provocando que pierda el equilibrio y caiga al suelo, todo se ve nebuloso debido al golpe; no obstante, logro diferenciar a los dos hombres peleándose. Ian logra arrojar el arma al suelo y golpea como puede al trigueño. Es una pelea cuerpo a cuerpo es más que obvio quien saldrá vencedor, el vikingo supera la masa muscular de Roger debido a todo el trabajo de campo.

Roger cae de un golpe e Ian se apresura a recuperar el arma, cuando la tiene entre sus manos Roger, como bestia, intenta volver a atacarle, pero el sonido de un segundo disparo inunda la habitación. Roger se sostiene fuertemente el abdomen mientras cae desmayado al suelo. Ian ni siquiera le presta atención cuando viene corriendo a mi lado.

—Tranquila cariño, todo estará bien.

Susurra, pero no tengo la fuerza suficiente para responderle, siento mi hombro arder bajo el toque del vikingo y cuando este retira las manos, ambas están embarradas en chorros de sangre.

—Tranquila pequeña...

Pero no entiendo el final de sus palabras, toda la habitación termina de oscurecerse y yo pierdo el conocimiento.

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