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Cierta estudiante iba a su escuela con skate mientras que escuchaba música con sus cascos y movía la cabeza al ritmo de la música.

En pocos segundos cruzó una calle donde la llevaría directamente a la puerta de su academia, sin embargo, con torpeza frenó casi cayéndose y retrocedió algunos pasos para volver hacia atrás y apoyarse en la pared.

Se asomó para echar un ojo en la entrada de su colegio donde allí habían dos chicos que ella reconocía perfectamente, quienes parecían esperar a alguien.

De nuevo se apoyó a la pared y bufó con el corazón a punto de salirse del pecho.

Movió su patineta con su pie, teniendo en cuenta cual era la intención de esos dos chicos, pero no sabía que hacer al respecto.

Sintió la presencia de alguien pasar delante y esta levantó la cabeza enseguida, encontrándose con un estudiante de la misma escuela.

En seguida abrió los ojos con una idea en mente y tomó rápidamente su patineta y se puso delante del desconocido, al cual hizo una mueca de confusión. De repente notó un golpe algo brusco en su pecho dándose cuenta que esta peli(t/c) le había dado su patineta  y el chico la agarró dudoso con el ceño fruncido.

Levantó la mirada para ver a la fémina esperando una explicación.

- ¡Sumimasen! ¡Por favor, toma mi patineta y entra a la escuela con normalidad! .- se inclinó como súplica -. ¡Nos encontramos en el segundo piso!

Antes de que el contrario pudiera decir algo, la más baja empezó a caminar a paso rápido algo nerviosa mientras el corazón latía con fuerza.

- Actua normal, actua normal, actua normal, actua normal... .- se repetía una y otra vez en susurros a medida que se iba acercando.

Llegó el momento de atravesar la entrada y se atrevió a levantar la mirada con curiosidad, econtrándose con los orbes azul celeste del canadiense.

(T/n) apartó la mirada velozmente con las mejillas teñidas de color carmesí, tomando sus asa del bolso escolar con fuerza.

- Maldición .- susurró -. Sus ojos son preciosos.

En seguida se cambió los zapatos y guardó los suyos en el casillero para ir corriendo hacia el aula del peliazul y vigilar antes de todo por la ventana si él seguía estando en la puerta principal.

Asintió con la cabeza al confirmarlo y entró a la clase.

Abrió su bolsa para sacar su agenda donde estaba guardada la carta y la dejó debajo del pupitre del canadiense. Sin embargo, en el último momento pensó en volver a escribir la nota.

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➳ Capítulo editado