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Una Mina desanimada entraba a la escuela junto con Chaeyoung, la menor había acordado pasar por ella pues estaba preocupada por su estado de ánimo.

—Vamos Mina, ve a buscar a Momo y aclara todo esto de una vez.

Habían pasado algunos días desde el accidente con Minho, y la japonesa no tenía el valor de hablar con Momo.

—Tengo miedo de que puna impulsiva o algo así después de lo que pasó.

—Lo único que va a pensar de ti es que eres una cobarde. - la alfa menor ya no tenía paciencia, así que agarró con fuerza el brazo de la contraria y la llevo al salón de Momo.

Llegó un momento en el que la estaba arrastrando como bolsa, por lo que le pidió ayuda a una conocida compañera de Momo.

Ambas la llevaban mientras Mina hacia su berrinche como niña de 5 años.

Al llegar al aula la aventaron para que entrara. La caída sonó en todo el aula y las personas que estaban ahí voltearon para ver que sucedió.

Entre esas personas estaba la omega, que al ver a la alfa tirada en el suelo fue corriendo a ayudarla.

—¡Mimi! ¡¿Estás bien?! - Rápidamente ayudó a que se levantara mientras revisaba que no le hubiera pasado nada.

—S-sí, solo que probablemente tenga un moretón después de esto - dijo mientras veía a Chae con una mirada asesina.

—¿Pero ¿qué fue lo que pasó? Pudiste lastimarte. - La omega estaba preocupada, y eso hizo que Mina dejara un rato sus pensamientos negativos.

—Es que quería hablar contigo, Momori.

—Claro, puedes decirme lo que sea.

La mayor acariciaba el brazo de Mina de forma cariñosa, quería brindarle comodidad pues se notaba que la alfa se moría de nervios.

—Quería disculparme por lo que pasó con Minho, no fue mi intención actuar de esa manera tan impulsiva. -Hizo una pausa- No quiero que pienses cosas malas o algo así de mí, Moguri.

La omega abrazo a la alfa cuando esta terminó de hablar. Un pequeño abrazo de segundos fue suficiente para que ambas tuvieran una explosión de sentimientos.

—¿En serio te tengo que dar algo? - Le preguntó Chaeyoung a Seulgi, la alfa que la había ayudado.

—Te ayudé a cargarla hasta acá y yo no hago trabajos gratis.

—¿Ver el amor triunfar no es suficiente para ti? - señaló al tierno momento que tenían Momo y Mina, pero decidió pagarle al ver que seguía con esa mirada seria - Esta bien, hay gente que no sabe que es la humildad.

Mina había invitado a Momo a una cita. Ese día le iba a confesar sus sentimientos a la linda omega.

—Todo lo que hago para que me consigas el número de Jisung. - Sí, ese era Minho.

Mina se había disculpado con él y al parecer quedaron como amigos, la alfa aprovechó esto y le pidió ayuda para decorar su cita a cambio del número del omega que le gustaba al coreano.

—Listo, ya quedó. - El lugar quedó como un picnic romántico muy lindo. - Muchas gracias Minho, en serio.

—No hay de que, todo por ver a mis amigas felices. - puso su mano en el hombro de la japonesa como una forma de confirmar que oficialmente eran amigos. - Y por el número de Jisung, obviamente.

Mina fue a buscar a Momo al otro lado del parque, para poderle vendar los ojos y sorprenderla.

—¿Ya casi llegamos, Mimi? - A la mayor le costaba caminar, a cada rato se tropezaba.

—Listo.

Le quitó la venda a la omega enseñándole la linda sorpresa que había preparado.

—Mimi, esta hermoso. - se sentó en el mantel que había mientras observaba todo lo que la alfa había puesto. - agarró su mochila que estaba ahí y saco rapidamente una caja.

Suspiró y se preparó mentalmente para lo que iba a hacer.

—Momori, en verdad me gustas mucho. - agarró las manos de la omega quien se había sorprendido ante tal confesión. - Me gustaría poder conocernos más, enamorarnos de una forma linda y vivir varios momentos lindos que se queden en nuestros recuerdos.

Abrió la caja que tenía sacando un anillo de papel.

—Me gustaría tomarme el tiempo para aprenderme tus gustos, disgustos, pasatiempos, virtudes, miedos y cada parte de ti.

Los ojos de Momo se empezaban a cristalizar ante las palabras de su contraria.

—Te quiero mucho Mimi, en serio. Nunca nadie me había dicho algo similar a esto.

—Eso es bueno. - soltó una pequeña risa para luego poner delicadamente uno de los en el dedo de Momo. - ¿Me darías la oportunidad de algún día casarme contigo con anillos de papel?

—Claro que sí, alfa.

Se abalanzó hacia la alfa en un fuerte abrazo mientras lágrimas de felicidad salían de sus ojos.

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