Especial: Cumpleaños de JunMyeon
— ¿Mi bebé sabe qué día es hoy? — El menor abrazó a JunMyeon por la cintura mientras se acurrucaba más contra él.
— Sábado... — Respondió adormilado.
— ¿Y qué más? — Besó sus omóplatos.
— No lo sé Hun... — Hizo un puchero, aún con los ojos cerrados — Recién me despierto...
— Es tu cumpleaños... — Acarició su cabello — Estás un año más viejito. — Lo molestó mientras volvía a besar su cuello — Aún así pareces más joven que yo.
— Chistosito... — Sonrió mientras movía su brazo hacia atrás para acariciar su espalda desnuda.
No, no habían hecho nada la noche anterior pero ¿había algo mejor que dormir desnudo? Claro que no.
— Feliz cumpleaños, mi medio esposo. — Lo giró para así poder llenar su rostro de besitos — Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amooo~
— Gracias mi esposo y medio. — Se volvió a acurrucar en su pecho.
— Anoche mientras dormías preparé las maletas. — Sonrió — Así que vamos, ve a cepillarte los dientes porque nos vamos de viaje. El vuelo sale a las ocho.
— ¿Me estás hablando en serio o qué?
— Claro que sí, vamos. — Se paró de la cama, ayudándolo a levantarse y corriendo por las mudas de ropa que había preparado.
De manera gentil se encargó de vestir a su esposo, quien se dejó hacer completamente por sus manos mientras sonreía aún con los ojos cerrados cuando él le robaba besos.
***
SeHun lo obligó prácticamente a no ver ni oír nada desde el aeropuerto de salida hasta el aeropuerto de llegada. De cierta forma fue fácil, puesto que JunMyeon aún tenía sueño y quería seguir durmiendo, así que permaneció en el mundo de los sueños hasta que aterrizaron.
— ¿Dónde estamos? — Preguntó cuando ya iban en el taxi.
— Ya verás cuando lleguemos a nuestro aposento.
El castaño soltó una risita mientras se acurrucaba en el hombro de su chico, deleitándose con su colonia que tanto adoraba. Podría embriagarse con ella.
***
— ¿Por qué me llevas como saco de papas por las escaleras? — Preguntó el castaño, aunque igual le gustaba cuando su marido lo cargaba.
Anteriormente, SeHun lo había dejado sentado en una banca mientras llevaba la maleta; sí que se estaba tomando lo del regalo muy en serio.
— Porque vienes con los ojos vendados, no quiero que te golpees. — Explicó — Eso sí, espero que tengas hambre porque aquí ya es hora de almorzar. — Acarició su espalda.
— Sí. — Rió, sus tripas sonando hambrientas.
— Entonces... — Lo bajó lentamente y se posó detrás de él, tomando sus manitos — ¿Listo para ver?
— Nací listo, Hun. — Respondió.
La venda en sus ojos fue retirada y no pudo evitar entrecerrar los ojos cuando la luz le dió de golpe, sin embargo, aquello no fue problema para que pudiese apreciar lo que frente a ellos había.
— Bienvenido a nuestra casa de playa. — Le sonrió — Feliz cumpleaños, Myeon. — Lo abrazó por detrás, apoyando su barbilla en la cabeza de su esposo.
JunMyeon estaba asombrado y tan feliz que podría llorar; adoraba con todo lo que era a SeHun.
— M-Me encanta... — Su labio inferior comenzó a temblar antes de que se diese vuelta y se refugiase en la remera del tatuado— T-Te amo m-muchooo~
— Te amo más. — Besó su cabello.
El castaño continuó abrazándolo, sintiendo que no lo hacía lo suficientemente fuerte para demostrar todo lo que por él sentía.
Su matrimonio no era perfecto, claro que no, pero al final del día sin importar qué, cuando ambos estaban recostados en la cama... JunMyeon agradecía a lo que sea que existiese el haber puesto a SeHun en su vida.
A veces quería dejarlo, otras matarlo, muchas otras veces quería tirarlo de cabeza por la ventana, pero por la noche, jamás podría dormir enojado con él. Y más importante aún, jamás cerraba sus ojos sin haberle dicho que lo amaba.
— G-Gracias por todo... — Sollozó — E-Eres el mejor...
— No lo sería si no te tuviera. — Lo separó de sí para limpiar sus lágrimas — Vamos a almorzar, he pedido sushi. — Tomó su mano, llevándolo al comedor.
***
Comieron entre risas y alguna que otra lágrima por parte del castaño quien aún no podía creer todos los sacrificios que SeHun había estado haciendo para su cumpleaños.
— Prometo que para tu cumpleaños voy a trapear el piso con tu cara. — Se cruzó de brazos — No es justo que siempre sea yo el que llora.
— No me molesta. Te ves lindo aún cuando lloras.
— Vayamos a la playa... — Dijo sonrojado — Armemos lo que vamos a llevar y eso.
— Bien, vamos. — Se rió — Espera un momento... — Tomó su rostro.
— ¿Qué sucede?
— Tienes una pestaña. — Dijo simplemente antes de quitársela con el pulgar y pegarlo en su ropa— Ahora sí.
— Gracias. — Se rió.
Casi una hora después, ambos se hallaban en la inmensidad de la playa donde no había más gente que los vecinos puesto que era una pequeña zona privada. Habían colocado una manta y sobre ella un poco más de comida junto a unos packs de cervezas.
— El día está hermoso. — Dijo el castaño acomodándose bajo la sombrilla.
— Como un hombre que yo conozco. — Sonrió, tomando de su cerveza — Es demasiado hermoso, lástima que es bajito y no llega bien a los estantes. Pero tiene el tamaño perfecto para ser empotrado en cualquier lado. — Recibió un golpe detrás de la oreja.
— Imbécil. — Comenzó a reír.
— Honestamente no pensé que llegaría a pasar tantos cumpleaños junto a ti, pero mírame... con este, me soportas hace diez cumpleaños. — Suspiró — Y aún así luces como si no pasaras los treinta. — Mordió su labio.
— Es un halago que me sigas viendo joven. — Se recostó, apoyando su cabeza en la mochila y soltó un pequeño grito — ¿Qué haré cuando esté arrugado y ya no me encuentres lindo? — Se quejó.
— Yo voy a envejecer contigo y nos arrugaremos juntitos. — Se arrojó sobre él para besarlo — Ahora vayamos a arrugarnos en el agua.
Entre tropezones, el tatuado se las ingenió para agarrar al castaño de la cintura y luego arrojarlo de lleno al mar. JunMyeon salió del agua temblando antes de subirse en la espalda de su esposo y dejarlo varios segundos con la cabeza adentro del agua.
Una ola los cubrió repentinamente y volvieron de cabeza a la orilla mientras se reían puesto que les ardían los ojos producto de la sal.
— Casi vamos con San Benito. — Jadeó SeHun cuando otra ola los estampó completitos sin previo aviso.
— Vamos a sentarnos, es más seguro allí. — Comenzó a reírse mientras trataba de recuperar el aliento.
De nuevo en su manta, continuaron bebiendo mientras comían el sushi que les había sobrado del medio día.
— JunMyeon... — Habló el pelinegro, mientras miraban el atardecer.
— ¿Qué sucede? — Preguntó, recostado en su hombro.
— ¿Vamos a la casa?
— ¿Te dió frío?
— No. — Sonrió — Pero tengo muchas ganas de ducharme. — Lo miró fijamente — Tengo arena hasta en las bolas.
— Hmm... bien, pero llévame. — Estiró sus brazos.
Poco le costó al pelinegro cargar a su dulce cumpleañero entre sus brazos. Fue cuidadoso al subir las escaleras para no golpearlo, al igual que cuando abrió la puerta. No importaba si dejaban la toalla y la sombrilla fuera pues SeHun sabía de antemano que los vecinos eran buenos.
Ya en la ducha, el tatuado decidió poner música lenta en su teléfono mientras ambos se enjuagaban hasta el último grano de arena. Como resultado, SeHun enjuagaba el cabello de JunMyeon mientras Love of my life de Queen sonaba de fondo.
Luego, el castaño hizo lo mismo con el largo cabello de su esposo mientras le hacía peinados raros. Finalizaron bailando abrazados mientras se reproducía Heaven de Bryan Adams.
— Me encantas, de verdad... — Los ojos de SeHun recorrieron por completo al castaño cuando la toalla en su cintura cayó al suelo.
— ¿Y por qué te quedas mirando, entonces? — Soltó una risita — Ven
Al menor no le tomó mucho tiempo responder ante su medio esposo, por lo que unos segundos después estaba devorando sus labios. Rodeó su cintura con firmeza mientras sus manitos subían temblorosas, enredándose en su cabello.
— Aún tienes sabor a esa cerveza de miel... — Jadeó el mayor cuando se separaron — Me encanta.
El pelinegro tocaba todo lo que estaba a su alcance hasta que decidió arrojarlo a la cama y acorralarlo en ella.
— ¿Por qué te pones tan brusco? — Hizo un puchero con una inocencia que, el contrario sabía que era fingida.
— ¿Creíste que no notaría todas tus sugerencias? — Le sonrió mientras se quitaba su toalla y la arrojaba hacia una silla.
— No sé de qué me hablas, Hun. — Hizo ojitos.
— Desde tu particular manera de rozar tus labios hasta frotarte contra mi maldita polla disimuladamente... te conozco, mi amor. — Relamió sus belfos antes de abalanzarse sobre su pequeño cuerpo.
JunMyeon dejó que lo besara bruscamente porque así le gustaba y amaba saber que él lo conocía de tal manera.
— ¿Y qué harás al respecto? — Jadeó.
— Hacerte llorar. — Sonrió mientras se movía para dejarlo al castaño encima de él.
Nuevamente, lo besó mientras metía su mano debajo de la almohada para sacar el lubricante que había dejado allí hace unas horas. Claro que estaba más que preparado.
Aprovechó que JunMyeon estuviese entretenido sobre sus labios para echar aquel líquido transparente sobre sus dedos y cuando menos lo esperó, ya estaba rozando su palpitante agujero con ansias.
— A-Ah — Gimoteó entre el beso, aferrándose a sus hombros — Hunnie...
— Sólo estoy rozándote, ¿por qué tanto alboroto? — Se llevó uno de sus sensibles pezones a la boca.
— Porque s-se siente bi-bien. — Cerró sus ojos con fuerza.
Eso y que con una vida tan ajetreada, no tenían sexo hace casi dos meses. JunMyeon odiaba tener que admitirlo pero extrañaba su toque, lo extrañaba demasiado.
— Me gusta hacerte sentir bien. — Sonrió maliciosamente antes de introducir un dedo lentamente. JunMyeon mordió sus labios, gimiendo luego cuando el mismo comenzó a moverse lentamente.
Había pasado tiempo, por lo que el castaño se sentía más apretado que de costumbre y aquello no hacía más que endurecer más al tatuado que miraba con ojos oscurecidos y lujuriosos a su dulce bebé.
— ¡Uhm! — Dió un pequeño saltito cuando de manera repentina, dos dedos más se deslizaron en su ano y pasaron de ser uno a tres falanges.
— ¿Por qué haces tanto ruido? — Lo molestó, acariciando detrás de su oreja con su mano libre — Sólo son mis dedos. — Sonrió.
— T-Tú... Imbéc- — Se interrumpió a sí mismo con un gemido cuando la mano del pelinegro comenzó a moverse rápidamente, arqueando ligeramente su espalda — Ah~ — Escondió su rostro en el cuello de SeHun mientras sentía sus ojos llenarse de lágrimas.
El menor relamió sus labios y continuó moviendo sus dedos hasta que por fin consiguió dar con su próstata; JunMyeon dió un pequeño saltito al sentir como aquella zona era picoteada intensamente mientras que su otra mano libre tocaba su desatendido miembro.
Su voz se rompió una vez más y se sintió avergonzado por estar a punto de correrse. No era posible que en su primer encuentro luego de tanto tiempo se viese tan patético sólo por tres malditos dedos.
— D-Detente... p-por favor... — Pidió entre jadeos.
— ¿Por qué debería? — Preguntó, sin dejar de mover su mano.
— P-Porque sí... — Mordió su labio.
— Eso no es una respuesta, cielo. — Negó mientras disfrutaba verlo retorcerse sobre él.
— P-Para ya... — Golpeó su pecho— Por fa-vor... — Cerró sus ojitos con fuerza.
— Si me dices por qué, tal vez lo piense. — Se encogió de hombros.
— SeHunnie — Su voz salió más aguda de lo normal — D-Detente ahora o v-voy a correrme... — Suplicó.
— No. — Respondió simplemente.
JunMyeon quiso responderle pero no pudo, puesto que segundos después se vino entre ambos abdómenes mientras pronunciaba el nombre de su esposo en un hilito de voz.
— Luces precioso. — Lo atrajo hacia sí mismo para luego darle un beso.
No lo dejó siquiera reponer el aliento que había perdido; con sus grandes manos lo acomodó sobre su duro pene y lo miró atentamente cuando el mismo comenzó a introducirse en su estrechez.
La boca de JunMyeon estaba abierta mas no salía ningún sonido de ella, sus ojitos derramaban lágrimas mientras que sus manitos se aferraban a los anchos hombros llenos de tinta de SeHun.
— S-Se siente muy lleno... — Jadeó el castaño, moviéndose lentamente para acostumbrarse de nuevo a aquella enorme polla — V-Voy a morir...
Definitivamente, volvía a sentirse como la primera vez.
— Te extrañaba tanto... — SeHun besó su pecho desnudo — Por eso, lamento no poder ir más despacio.
Acto seguido, al tener las manos en su cintura simplemente bajó su cuerpo con fuerza haciéndolo gritar a la vez que sus manos se aferraban a su cabello.
El mayor no pudo siquiera procesar la primer embestida puesto que ésta fue seguida rápida y fuertemente seguida por la segunda, la tercera y así mucho más.
— SeHun... — Gimió agitado — S-Se siente bien
Embelesado por sus dulces gemidos, el mencionado sólo podía concentrarse en elevar con fuerza sus caderas, abrumado placenteramente por la forma en la que su falo era apretado y succionado por el húmedo interior de su esposo.
— Lamento no poder... contenerme... — Gruñó, aún aferrado a su pálida y preciosa cintura — Pero tú sólo sigue apretándome así bebé...
Era una vista que solía tener muchas veces en la semana e incluso en el día, pero de la que no podía aburrirse y tener suficiente. Siempre era irreal tener a un ángel como él entre sus brazos.
Amaba ver como en su vientre sobresalía su miembro, amaba verlo morder sus labios mientras sus ojitos derramaban lágrimas, amaba verlo temblar por su causa y definitivamente amaba cuando decía su nombre con su dulce voz rota.
— M-Mi culo s-se siente m-muy lleno — Sollozó, aunque sin dejar de moverse — V-Vas a partirme a l-la mitad si sigues así...
Ahora SeHun se había movido un poco para poder recostarse y dejar que el castaño se apoyase en su pecho. Volviendo a embestirlo y esta vez dando en aquel punto que lo hizo retorcerse con fuerza mientras se desplomaba sobre su cuerpo.
— ¡A-Ah! — Gimió — Ahí s-se siente muy bien...
Aprovechando la posición, el menor tomó con fuerza las nalgas del castaño para separarlas y embestir más profundo, haciéndolo sollozar de puro placer en su oído.
A él tampoco le faltaba mucho; por lo que no tardó en comenzar a moverse de forma desordenada y brusca, sin ningún ritmo mientras azotaba su trasero de vez en cuando.
— C-Córrete Hunnie... — Jadeó sobre sus labios — Llena mi culo, ahora... — Besó su mandíbula.
— Maldición... — Bufó.
Fueron tres embestidas más antes de que jadease mientras llenaba con su semilla el enorme trasero de su esposo, apretando con fuerza sus nalgas y haciéndolo temblar.
Ante aquella placentera sensación que no tenía hace mucho, JunMyeon sonrió mientras volvía a correrse entre sus cuerpos sudados, temblando entre sus manos.
— Eres demasiado... bueno... — Jadeó sobre su pecho.
— Hablas como si hubiéramos terminado. — Sonrió, saliendo lentamente de su interior.
— ¿Eh? — Preguntó con un puchero.
Prontamente, Oh volvió a dejarlo bajo su enorme y trabajado cuerpo mientras tomaba sus gruesos muslos y los separaba por completo, penetrándole nuevamente con fuerza y sin contemplaciones.
No pasó mucho hasta que se puso duro nuevamente, y es que JunMyeon era... mierda, era todo para él.
— ¡S-SeHunnie! — Gritó aferrándose a las sábanas.
— ¿Qué sucede, mi amor? — Preguntó burlonamente.
— E-Es demasiado... — Sollozó — M-Mi culo e-está muy lleno y húmed-do... puedo s-sentir tu e-enorme polla entrando e-en mi... toda... — Balbuceó — Hun...
— ¿Es demasiado? — El castaño asintió rápidamente — No parece... sigues succionando mi polla y apretándome tan bien... — Continuó moviéndose con fuerza.
— Y-Yo... ¡Ah! — Gimió fuertemente — Siento que v-voy a morir... — Lloriqueó.
JunMyeon soltaba balbuceos que no se entendían con voz rota, un fino hilo de saliva caía por la comisura de sus labios mientras las lágrimas humedecían su sonrojado rostro. No podía pensar en nada más que en SeHun jodiéndole con fuerza y en lo bien que se sentía que lo tratase tan bruscamente.
— Si s-sigues así v-voy a correrme... — Lloriqueó — P-Pero no pares — Delirando, en su rostro se formó una pequeña sonrisa — Continúa f-follándome así... Tan duro... — Relamió sus labios, con la mirada perdida.
Sus pieles chocaban con fuerza y SeHun sabía que no le faltaba mucho para correrse. Volvería a llenar el trasero de su esposo con mucho gusto.
— T-Te ves taaan guapo — Jadeó el castaño mirando a su lindo tatuado.
— Te amo. — Lo besó mientras seguía moviéndose.
Unas pocas embestidas más bastaron para tener a JunMyeon temblando antes de que su aguda voz volviera a oírse.
— ¡Hunnie! — Apretó su culo mientras se venía ruidosamente, logrando así que ante la abrumadora sensación su esposo también volviera a correrse en su interior.
— Joder... — Apretó su cintura, para salir de su interior segundos después.
La semilla del menor cayó por el interior de sus muslos mientras éste se recostaba a su lado.
— Te... amo... demasiado. — Jadeó el castaño.
— No más que yo. Y no me discutas. — Jadeó, un tanto agotado.
JunMyeon sonrió, acurrucándose en su pecho sin importarle estar sucio.
— Feliz cumpleaños... ya lo dije, pero es tu día y yo... Uhm... Siento que debo llenarte de obsequios. — Rió — Eres demasiado para mi pobre corazón.
— Lo sé... me gusta tenerte conmigo. — Acarició su piel desnuda — Te amo con todo mi ser, y gracias. Fue un día maravilloso.
— Me alegra que lo sea. Porque tendremos toda la semana para explorar por aquí. — Besó su cabello.
— Si puedo caminar, claro que iremos. — Rió.
— No te preocupes, iré por pastillas y te haré un masaje en un momento. — Rodeó su cintura.
— Gracias, mi pequeño Hun. — Levantó su cabeza para poder besar su mejilla.
— Gracias a ti, por dejarme permanecer a tu lado otro cumpleaños. — Sonrió — Te amo.
— Yo más. Y no me discutas. — Se burló de él.
— Chistoso. — Le sacó la lengua.
— Descansemos un rato... ya luego podremos limpiar y tal vez cenar fuera... ¿Quieres?
— Sip. — Se abrazó a él — Me parece perfecto.
JunMyeon volvió a confirmar entonces que, con la persona correcta todo siempre era mejor.
SeHun era lo mejor.
Su lindo bebé.
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