XXXI. Una nueva pista y un reencuentro inesperado
Intentó respirar con normalidad, miró por la ventana y se dio cuenta de que ya era de día. Se frotó los ojos con fuerza, evitando la insistente e indiscreta mirada de Kaito pegada a su lado. Se despegó levemente el cuello del pijama, sentía todo el cuerpo pegajoso, incluso partes que para su edad actual no debían haber reaccionado de esa manera. No quería que Kaito recayera en el estado que se encontraba, así que intentó salir de la cama lo más rápido posible, pero el mago lo detuvo.
-Responde.
Lo miró con nerviosismo y sintiendo que el sudor no cesaba –Yo...No recuerdo -intentó mentir –Creo que estaba huyendo de algo.
Puso ambos pies en el suelo y al dar un paso, el mago volvió a invadirlo.
-¿Y yo estaba contigo? Gritabas mi nombre –pregunto completamente inexpresivo.
El detective se sentía pillado y podía jurar que Kaito ya sabía lo que había soñado, maldijo el hecho de haber hablado dormido.
-Ehh...Eso creo –le restó importancia.
La verdad era que Kaito no había escuchado a Shinichi hablar. Solo lo vio retorcerse, respirar de manera agitada y llevar las manos al sector de su bajo vientre, como si buscara algo exasperadamente. Sentía curiosidad y al ver como el chico se incomodó ante tales preguntas así que se terminó por convencer de que se trataba de un sueño húmedo y lo más probable es que haya sido con él. Ahora solo le quedaba averiguar con detalles.
-¿Y cuántas veces lo hicimos? -no quería ser tan directo, pero la curiosidad era tan grande, que la pregunta salió disparada de su boca.
El pequeño Shinichi se sobresaltó, así que soltó una de sus típicas frases que lo sacaban de apuro la mayoría del tiempo.
-¡Voy al baño!
Admiró su deplorable estado en el espejo, aún tenía las pupilas dilatadas y la cara enrojecida. Chequeó su ropa, la cual seguía húmeda, por lo que optó por cambiarse a una que estaba en el cesto y regresó a la habitación sin poder relajarse del todo.
-¿Estás mejor? -preguntó Kaito cuando lo vio entrar.
-Sí.
-¿Lograste averiguar algo ayer?
Aquella pregunta le hizo rememorar el día anterior y algo específico que lo dejó con dudas.
-¡Es verdad! ¿Qué hacías en ese lugar?
Kuroba sabía que se refería a cuando lo encontró o más bien, lo salvó, mientras deambulaba por la gran mansión.
-Ven –lo llamó dando unas palmaditas a un lado de la cama para que se sentara a su lado y el pequeño obedeció -Ocurrió una situación anoche, que me dejó algo preocupado.
Le explicó detalladamente lo que hizo el rato que cada uno estuvo por su lado, a las personas que había conocido, lo que ocurrió con Isabelle y como la señora de la casa se había interesado tanto en su persona.
-Ya veo -suspiró cansado –Espero que no pase a mayores. Por mi parte, intenté averiguar todo lo que pude, pero las niñas no me dejaban en paz.
Kaito sonrió de manera traviesa -Más te vale no haber hecho nada extraño.
-¡¿De qué estás hablando?! -sonaba repulsivo de solo pensarlo –Algo me dejó pensativo. La pequeña, la que encontramos en el Tropical Land, me contó que no le gustaba hacer amigos, porque los pocos que había hecho, desaparecían.
-¿De manera literal?
-Puede ser –se tocó el mentón -De todas formas, dijo que volvería a Osaka hoy, porque su padre tenía trabajo importante -recordó el semblante ido de la pequeña y llegó a la conclusión de que ella seguramente sabía algo que no podía ser bueno.
-Eso no nos dice nada –se quejó el mago.
Los muchachos comenzaban a sentirse impacientes. Se suponía que hicieron todo eso para poder avanzar, pero ninguno parecía haber obtenido algo realmente importante. Tenían claro que hacer las cosas por su cuenta, sin involucrar a la policía les tomaría tiempo, tan solo no imaginaban que el proceso fuera tan lento.
Kaito parecía no tener ánimos de nada y no tener noticias de la pelinegra lo abatía aún más. Giró su cuerpo y se acostó con el estómago pegado al colchón para seguir vegetando un rato. Shinichi, al ver que el chico le daba la espalda, posó sus ojos en el trasero del ladrón y no pudo contener las ganas de darle una nalgada que resonó muy fuerte y igualando al sonido de cuando se golpea una sandía.
-¡Si suenan! -recordó su sueño.
El mago exclamó de dolor -¡Ay! ¿Por qué hiciste eso? -se sobó las posaderas con ambas manos y sin entender a que había venido ese gesto por parte del niño.
El pequeño Shinichi sonrió y en seguida una idea, que para él era factible, irrumpió su cabeza.
-Respóndeme una cosa -pidió cambiando su tono a uno un poco más serio –Pero sin mentiras.
-Lo que quieras, pero por favor no vuelvas a hacer eso –Kaito se bajó un poco el pantalón que llevaba puesto y notó que su piel había quedado enrojecida.
-¿Por qué no cediste a aquellas insinuaciones? Las intenciones de la señora eran claras.
Se sintió más extrañado que ofendido, para él la respuesta era más que obvia.
-Porque no quería -levantó una ceja intentando no alterarse demasiado –Porque es una mujer casada, porque estoy contigo y no quiero hacer ese tipo de cosas con nadie más que contigo -miró al niño esperando que comprendiera -¿Te hago una lista?
-A mí no me molestaría si gracias a eso obtienes información.
Esta ve si se ofendió -¿Quieres que me prostituya por información?
-No es prostitución -le explicó preocupado cuando lo vio levantarse bruscamente de la cama –Bueno, si es algo como eso ¡Pero es para poder avanzar!
-Shinichi –su voz era seria –Escúchate un momento ¿Te has puesto a pensar en lo que quiero yo? -se cruzó de brazos frente a él para mostrarle su molestia –Si tanto te interesa obtener alguna pista de manera sucia, hazlo tú mismo. Le pides una de esas pastillas mágicas a tu amiga y te haces pasar por mí.
-Lo siento –lo miró completamente apenado –Es solo que pensaba en que como antes no te importaba...
-¡Pensaste mal! -lo interrumpió tomando su ropa –Y no entiendes nada.
Cerró la puerta de la habitación de un brusco portazo y fue a darse un baño. Por el momento no quería sentir la presencia del otro cerca suyo.
Shinichi suspiró pesadamente y maldijo para sus adentro, revolviéndose el cabello y tirándose a la cama, mirando al techo, arrepentido de haber sugerido algo así. Cuando abandonó el cuarto y buscó a Kaito para pedirle disculpas, no lo encontró en casa. Entendía que tal vez necesitaba su espacio y confió en que no haría nada irresponsable, después de todo, no había sido para tanto y el joven no tenía mucho lugar al cual ir.
-Y luego dijo que a él no le importaba que yo hiciera algo así ¿Puedes creerlo?
Kaito se encontraba acostado en el sofá de la sala del Profesor Agasa. Haibara lo escuchaba sentada a su lado, pero no parecía tener muchas ganas de oír las penas del mago. Lucía aburrida y sin ganas de nada, como de costumbre, pero a pesar de eso, escuchó cada palabra del chico.
-Kudō se vuelve más idiota con el pasar de los años. Tal vez debería concentrarme en crear un antídoto para su estupidez.
Kaito suspiró -Sé que no tuvo mala intención, él solo quiere ayudarme y cumplir con su deber ¡Pero no tiene tacto! -pensó en la propuesta –Incluso si lo planteaba de otra manera hubiese accedido.
-Ten cuidado, Kuroba-kun. No es malo ceder de vez en cuando a cosas que no queremos, pero tampoco puedes pasar a llevar tu integridad porque alguien que quieres te lo pide.
Sintieron la puerta de la entrada sonar al abrirse. Miraron por la ventana al mismo tiempo y Kaito se cubrió instintivamente con una manta que yacía entre los cojines.
-No le digas que estoy aquí.
Ai-chan rodó los ojos y le indicó con un gesto que se escondiera en su habitación, pero Shinichi ya había entrado y se estaba quitando los zapatos.
-Así que aquí te escondes –dijo cuando vio a Kaito cubierto con la manta hasta la nariz y luego saludó a la niña -Buenas tardes.
Ella se cruzó de brazos y exclamó denotando burla –Justo estábamos hablando mal de ti.
-Me lo imaginaba -sonrió intentando parecer feliz por el comentario.
-Espero que tu interrupción se deba a algo importante. Estaba en plena terapia emocional con Kuroba-kun.
-Sí, es importante -aseguró.
-No. No te perdono -gritó como un niño pequeño desde la comodidad del sofá.
-No venía a eso -explicó y Haibara frunció levemente el entrecejo ate su descaro –Acabo de hablar con Hattori. Solicita nuestra ayuda, cree que puede tener relación con nuestro caso –se acercó despacio a Kaito para sentarse a su lado –Pero tuvo que colgar, dijo que devolvería la llamada en un rato.
-¿Me buscaste solo para eso?
-Creí que te animaría saberlo y bueno... -miró a Haibara, quien miraba a ambos con actitud aburrida.
-Ya sé -entendió -Los dejo solos.
El pequeño Shinichi miró por el pasillo confirmando que ni la niña ni el profesor andaban dando vueltas por el lugar. Se acercó más a Kaito para colocar su mano encima, pero este otro se aferró con fuerza a la manta y siguió jugando al ofendido. El detective insistió y esta vez buscó la mano del ladrón para unirla con la suya. Haibara tenía razón, su pareja merecía una disculpa.
-Lo siento, cariño -su voz de niño se escuchaba realmente adorable –No quería ofenderte de esa manera.
El corazón de Kaito dio un vuelco al oír como Shinichi lo había denominado y le fue imposible rechazar el gesto y no sentirse conmovido, ya ni siquiera se sentía molesto o algo similar, tan solo quería alargar el jugueteo un poco más y tal vez chantajearlo.
-Te perdono con una condición.
-¡Lo que sea! -se alegró el detective.
-Que me cuentes lo que soñaste -sonó incluso un poco siniestro.
El niño en seguida abrió los ojos y quiso echarse para atrás en su propuesta.
-Ya te dije que no lo recuerdo -volvió a evitar el contacto visual para no verse tan nervioso.
-No me mientas –le insistió -Sé que lo recuerdas muy bien.
-¡No Kaito! -exclamó poniéndose rojo como de costumbre -Pídeme otra cosa menos eso.
-Entonces no hay perdón -se cruzó de brazos obstinado.
-¡Vamos! No seas infantil.
Comenzó a jalarlo de los brazos para los separara y poder hacerle cosquillas, pero el mago seguía firme en su posición negando con la cabeza, dejando imposibilitadas a sus pequeñas manos.
-Nop.
No le quedó de otra que rendirse -Está bien, te lo diré -agachó la mirada y Kaito levantó disimuladamente, un lado de su boca, triunfante –Solo no pienses que soy raro.
-Demasiado tarde -pensó.
Se acercó a su oído para que solo él escuchara lo que tenía que decir. El mago se acercó y cuando el pequeño abrió la boca para pronunciar palabra, el teléfono de Kaito sonó, espantando a ambos.
El dueño del móvil sacó el aparato del bolsillo para maldecir al ser vivo que había osado a enviarle un mensaje en ese momento. Solo que no contó con que se tratara de la única persona a la que no le podía desear el mal, después de Shinichi, claro.
Dudo unos segundos antes de abrirlo, le preocupaba lo que la chica podría contarle.
Me acaban de explicar que todo está bien, solo debo cuidarme, hacer reposo y tomar unos medicamentos. Ahora estoy a la espera para que me entreguen los resultados. Me dirán el sexo del bebé, así que puedes hacer tus apuestas :)
Suspiró aliviado y le enseñó el mensaje al detective.
-Qué bueno que se encuentre bien -él también parecía feliz por la noticia.
-Apuesto mi riñón derecho a que es una niña -dijo Kaito.
-Sin apuestas –le respondió Kudō recordando lo peligroso que era dejarlo apostar -Además no es necesario, ya sé que es un varón.
Se extrañó ante tal seguridad -¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Por cómo se ve su cuerpo por detrás y porque sus síntomas han sido leves, también porque al ser su primer embarazo hay más posibilidades de que sea un niño.
-¿De dónde sacaste eso?
-Lo leí -respondió como si fuese obvio y sacó el teléfono del bolsillo, no había dejado de vibrar –Es Hattori.
-Kudō ¿Estás ocupado?
-No. Cuéntame en que andas metido –estaba impaciente.
-Me llegó información de un colega confiable. Ha estado haciendo investigaciones a distancia a una banda que supuestamente realizará un tráfico de drogas importante aquí en Osaka. Llegará en un par de días y necesita que coopere con él, ya que no conoce bien la ciudad.
-Dime cuando y estaré allí.
-¡Hattori-kun! -saludó alegremente el mago, quitándole el teléfono de las manos.
-¡Kid! -el moreno también se alegró al oírlo.
El pequeño intentó arrebatarle el teléfono -¡No me interrumpas!
-Solo quiero preguntarle algo –dijo y Heiji escuchó a través de la línea como el par forcejeaba por tener el control del móvil.
-Dime que sucede.
Kaito logró quitarle el teléfono y acercarlo a su oreja -¿Crees que el bebé de Isabelle es un niño o una niña?
-¡¿Está embarazada?! -gritó Hatttori absorto y los muchachos alejaron el aparato por el grito que dio el moreno, podía ser realmente estridente cuando levantaba la voz.
-¡Dame eso! -esta vez Shinichi consiguió el control del móvil -Entonces ¿Qué día nos vemos?
Heiji miró el calendario que tenía colgado en la pared y contó los días.
-El jueves de la próxima semana -confirmó -¡Ah, Kudō! No sé si signifique mucho problema, pero necesito que tomes una de esas mierdas que te vuelven adulto.
Eso si significaba un inconveniente. No porque Haibara aún se encontrará algo resentida con él, sino porque sabía que a la chica no le gustaba que consumiera el prototipo tan seguido y lamentablemente, ella era la única fuente que tenía para conseguirlo.
-Veré lo que puedo hacer -prefirió no prometer nada.
-Está bien, nos vemos -colgó.
Shinichi quedó pensativo, tarde o temprano tenía que recurrir a la ayuda de Haibara y solo en ese preciso momento, prefirió que Kaito insistiera en que le relatara el indecoroso sueño que tuvo esa mañana.
★·.·'¯'·.·★★·.·'¯'·
Como supuso, tuvo que contarle la situación a Ai-chan, lo único que esperaba era un poco de comprensión de su parte.
-Y es por eso que necesito uno de los prototipos –tal vez era mucho pedir, pero si ella accedía, quería aprovechar su cuerpo adulto para algo en especial –Lo ideal sería que me facilitaras el de la última vez, el que duró tres días.
Haibara lo escuchaba atentamente. Su posición era siempre la misma, evitaba a toda costa darle los prototipos del APTX que duraban más de un día, por los anticuerpos que el detective iba generando con el pasar del tiempo y cada vez le era más complicado ayudarlo a recuperar su cuerpo original.
-Ya sabes lo que pienso de eso –vio como Shinichi se lamentaba sutilmente –Pero lo cierto es que quería comentarte una cosa -suspiró -Es algo serio.
-Me estás comenzando a asustar.
-No hace falta repetir que no es positivo que consumas los prototipos tan seguido y a pesar de que lo hemos podido mantener solucionado estos años, llegará el momento en que eso ya no será posible y lo sabes -tomó aire y miró directamente a los ojos del muchacho –Es por eso que prefiero adelantarme y si accedes, podemos comenzar el tratamiento hoy mismo.
No entendía nada -¿Qué tratamiento?
-El tratamiento que deberás seguir si quieres recuperar tu cuerpo definitivamente.
Ai-chan pensó que el viaje a Osaka con ese par sería mucho más tedioso, pero la verdad era que, milagrosamente Kaito y Shinichi se habían comportado. El detective terminó por acceder encantado a lo que ella propuso. No iba a desaprovechar la oportunidad de poder recuperar su verdadero cuerpo, solo tenía que monitorearse cada cierta hora de manera completa y administrarse un medicamento especial a través de inyecciones. Es por eso que Haibara los había acompañado. En cuanto a Kaito, lo mejor era no dejarlo a libre merced, así que también terminó formando parte del grupo.
-¿Podrías disimular un poco? -pidió Shinichi ahora en su cuerpo adulto, había optado por consumir el antídoto antes de partir –La gente pensará que estoy enfermo o que tengo algo contagioso –le dijo a la niña mirando el aparato para tomar la presión que rodeaba su brazo.
Le dedicó una mirada amenazadora –Quedamos en que no escucharía quejas de tu parte -anotó los números en la libreta donde tenía anotado todo el historial médico del detective.
-Chicos –Kaito se asomó para mirarlos desde el asiento de adelante –Dense prisa con eso que ya casi llegamos.
Bajaron del tren y tomaron un taxi para reunirse con Hattori. El moreno se encontraba en horario laboral, por lo que tuvieron que reunirse con él en la oficina.
-Hasta que al fin llegan –los saludó y no se sorprendió de ver a Ai-kun con ellos, su amigo le había comentado el porqué -No tengo mucho tiempo, debo asistir a una reunión dentro de unos minutos -miró a los chicos –Necesito que vayan a buscar a una persona a esta dirección -les entregó un papel con el nombre y el número de la calle y luego se dirigió a Haibara -Tú puedes quedarte aquí, si quieres -sabía que por su personalidad, a la niña no le gustaba estar de un lado para otro.
Shinichi se guardó el papel en el bolsillo -¿Y luego?
-Pueden dar una vuelta y esperar a que yo los llame.
-¿A quién iremos a buscar? -preguntó Kaito.
Heiji parecía estar buscando algo entre el desorden de los cajones –Al colega del que les hablé. No se preocupen, él reconocerá a Kudō.
Shinichi suspiró cansado, Hattori y sus respuestas poco informativas lo hacían perder la paciencia.
-Vamos -jaló a Kaito de un brazo y salieron en busca del amigo de Hattori.
-¡Aquí están! -Heiji encontró por fin lo que estaba buscando y se acercó a Haibara –Toma, aquí tienes lápices de colores y hojas para que dibujes mientras esperas. Puedes quedarte tranquila, nadie vendrá a molestarte.
Ai-chan miró la caja de lápices que Heiji le había dado, alzando las cejas e intentando que no se notara que la situación le hizo gracia ¿Qué edad pensaba que tenía?
-Gracias –le dijo de todas maneras. Heiji asintió y salió para dirigirse a su reunión.
La pequeña de melena castaña se sentó en la silla del escritorio, no se equivocaba al pensar que era realmente cómoda. Y como Hattori se había tomado la molestia de buscar aquellos lápices, ella también quiso devolverle el gesto y comenzó a dibujar esmeradamente algo para el detective de Osaka.
Mientras tanto, los chicos ya se encontraban de camino al lugar que les había indicado Hattori, el cual no se encontraba lejos del edificio.
-Shin-chan –se quejaba Kaito –Es para el otro lado.
Shinichi entrecerraba los ojos intentando descifrar la letra del moreno, que, en lugar de asemejarse al sistema de escritura japonés, parecían jeroglíficos.
-Tiene una letra espantosa.
Confió en Kaito y siguieron por esa ruta. Parecía que siempre que visitaban la ciudad andaba más gente de lo normal y los muchachos ni siquiera sabían cómo lucía la persona a la que irían a buscar. Se quedaron junto a una máquina expendedora de bebidas y esperaron un rato.
-Ya tardó demasiado –dijo el mago impaciente –Y yo necesito ir al baño.
-Te dije que no bebieras toda la lata.
Miraron cuidadosamente a cada persona que caminaba por la calle, esperando que, al intentar hacer contacto visual, el conocido de Hattori los reconociera, pero no estaban teniendo éxito y Shinichi temió en haberse equivocado de dirección o que a la persona le había ocurrido algo.
-Me voy a sentar.
Kaito avanzó hacia una banca y Shinichi lo siguió, claro que el destino actuó como estaba planeado.
-¡Shinichi Kudō!
El nombrado se dio la vuelta extrañado y buscó con la mirada alzada a la persona que había gritado su nombre. Por supuesto que Kaito también miró y casi se fue de espalda cuando reconoció al individuo que había llamado a su novio. Reconocería ese cabello y ese rostro en cualquier lado.
-¡No me lo creo! -exclamó molesto -¿Qué haces tú aquí?
🍭MUCHO TEXTO🍭
¡Volví! ¡En forma de ficha!
Primero que todo, perdooon por desaparecer tanto tiempo sin avisar, pero volví a trabajar y no he tenido tiempo de nada porque mi horario es una poronga :v
La buena noticia es que logré cambiarlo así que tengo mucho tiempo libre 😁
Así que las actualizaciones seguirán siendo cada viernes
"Pero hoy es lunes" Si ya lo sé XD , pero me había propuesto actualizar antes de que terminara el mes y lo logré UwU
Me costó un poco ordenarme, además que nunca me termino de convencer con los caps que son "relleno" y este no fue la excepción.
Pero ya en el siguiente se viene la acción gg 👽
¡Ah bueno! supongo que el personaje misterioso es bastante obvio, pero de todas maneras déjenme en los comentarios de quien creen que se trata.
Vi que llegó gente nueva, así que bienvenidos sean 💗 y también gracias a los que esperaron por la actualización 💗 tenía muchas ganas de volver.
Ya saben que los estoy leyendo
Abrazos
;DD
💙 💚💖 💛 💜
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