XXV. Brindar un hogar (R18)


🌟Advertencias : se van a tocar temas delicados en este cap, por si hay alguien sensible, pido disculpas de antemano u.u ¡Ah! y hay una escena +18



-Quiero estar solo –le dijo intentando calmarse a Haibara cuando lo encontró sentado en el suelo de su habitación y con la espalda apoyada en la cama.

-No sabes si tus deducciones son correctas –lo consoló, aunque las dudas eran casi inexistentes –Puedo realizarle una prueba de paternidad si quieres.

Cerró sus puños -¿Por qué pasa esto ahora? Justo cuando habíamos logrado comenzar algo serio.

La verdad era que ni ella tenía respuesta para eso. Parecía un mal chiste y lo peor era que ninguno podía hacer nada. A pesar del estado lamentable en la que se veía el detective, ella prefirió dejarlo solo, como había pedido y volvió a la sala.

Una vez más, comenzó a cuestionarse todo, desde el momento en que decidió ayudarlo hasta los hechos actuales y sabía que no sacaba nada con hacer eso, era ahora más que nunca cuando tenía que pensar todo con claridad.

No le gustaba verse en la situación de tomar una decisión, después de todo eran pareja y tenía que apoyarlo, quería apoyarlo. Distinto hubiese sido si el embarazo de la chica fuera producto de una infidelidad y afortunadamente no era así. Pero entendía que no era el mejor momento de traer un niño al mundo, tanto ella como él estaban en un momento complicado y lo primero que harían, sería intentar dañar a alguno de los tres.

Además, estaba en medio todo lo de la relación, pensaba que lo más sano era que padre y madre criaran al bebé conviviendo juntos, después de todo, ellos parecían llevarse muy bien y eso significaría decirle adiós a su relación con el mago.

Otra cosa importante, si ellos no accedían a eso, que hasta el momento parecía lo más probable a su parecer, existían posibilidades de que se generaran problemas. No se lo esperaba ni se había puesto en la situación, pero el detective reflexionó que no tenía problemas con ser pareja de Kuroba y que este tuviera un hijo, menos porque el niño no tendría la culpa de nada e Isabelle se veía una persona sensata, pero no sabía si eso podía cambiar y no quería que Kaito viviera en un tormento con respecto a eso. Retomando lo de tenerlo o no, seguía firme en su opinión de que lo mejor era un aborto, pero él no podía hacer nada, la decisión no le pertenecía y se encontraba desorientado, porque no conocía la opinión de ninguno de los involucrados.

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Isabelle lloraba a tal punto que Gina había desviado su atención de la televisión para mirarla a ella, completamente asustada. Kaito parecía insistir en exigirle respuesta y si es que alguna vez había aplicado su poker face para las situaciones de alto impacto, esta no parecía ser la ocasión.

-Ai-kun –el Profesor le preguntó preocupado secándose el poco cabello que tenía con una toalla -¿Qué está sucediendo?

-Luego le explico –se acercó a Gina y cambió su actitud a la de una niña -No te preocupes, está ayudando a mi amigo a ensayar una obra de teatro.

Ella la miró pestañeando tiernamente y con un ligero toque de alivio –Pero está llorando.

-Es que se trata de una escena muy triste –le sonrió -¿Cuál es tu nombre?

-Gina...¿Tú cómo te llamas?

-Ai Haibara -ladeó su cabeza levemente -¿Te gusta Kamen Yaiba?

Intentaba desviar su atención lo más posible, no quería que el problema empeorara. La niña asintió y ella le facilitó una consola portátil con uno de los videojuegos que el Profesor había creado para la Liga Juvenil de Detectives. Gina quedó capturada de inmediato y Haibara aprovechó para acercarse a los chicos.

El Profesor le había dado un vaso de agua a la pobre muchacha.

-Gracias –dijo ella un poco más calmada – Y hola, disculpe por no presentarme.

-No te preocupes –le respondió comprensivo - ¿Te encuentras mejor?

Ella asintió y ahora sí miró a Kaito. Este sujetaba su cabeza con ambas manos y con el rostro claramente desfigurado debido a las mil emociones que sentía en ese momento.

-¿Es mío? -preguntó seco. No iba negarlo, no tenía ganas de ser papá, no en un momento así, menos con una chica que apenas conocía, la cual estaba en peligro junto a él y su futuro hijo, pero por, sobre todo, no ahora que estaba con el hombre que amaba.

-Ojalá...Kaito lo siento por el alboroto que cause, pero no es tuyo.

El nombrado la miró sin lograr calmarse del todo -¿Estás segura?

Asintió -Nosotros nos conocimos hace un poco más de tres meses y si lo que dice tu amiga es verdad, entonces no hay forma de que seas el padre.

Se llevó una mano al pecho y suspiró aliviado, soltando todo el aire que había acumulado en ese rato, casi sintiendo que se estaba salvando de la muerte o algo similar. Pudo notar como Ai-chan cerraba los ojos e imitaba su expresión.

-Entonces ¿De quién es?

Preguntar fue como detonar una bomba, ella volvió a llorar, recordando la cruda realidad que estaba viviendo.

Golpeó ligeramente la mesa –Era esto lo que necesitaba hablar con alguien. Te lo contaré todo, pero antes ve a buscar a tu novio -pidió comprensiva –No tiene por qué estar pasando un mal rato por algo que no es verdad.

-Está en mi habitación -le indicó Ai-chan con un gesto y Kaito no esperó para ir a buscarlo.

Se encontraba en la misma posición en la que Haibara lo había encontrado anteriormente. Kaito se apoyó en el marco de la puerta y lo llamó, esperando inútilmente que Shinichi se tomara la molestia de mirarlo. Prefirió entrar y sentarse a su lado.

-Necesito que me escuches.

-Kaito, voy a apoyarte en esto, pero ahora quiero estar solo.

-No voy a irme –lo tomó de la mano y Shinichi no rechazó el gesto –Te lo agradezco, pero no es mío.

Se giró de golpe a mirarlo -¿Cómo?

El mago le sonrió levemente y asintió -Es lo que ha dicho.

-¿Y cómo puede estar tan segura?

Rodeó a Shinichi con sus brazos y el detective le devolvió el gesto, disculpándose una y otra vez.

-Entiendo tu reacción -después de todo, él habría reaccionado igual –Pero reunámonos con los demás, Isabelle quiere explicarnos todo.

Se rascó la mejilla con gesto infantil –Luego de numerito que monté, me da vergüenza aparecer en la sala.

Kaito chasqueo la lengua –Vamos, no es no novedad. Todos sabemos que te encanta hacer berrinche.

El detective soltó una risa y se apresuró en juntar sus labios en un tierno beso, pidiendo disculpas una vez más.

"Lo siento" dijeron Shinichi e Isabelle al mismo tiempo cuando cruzaron mirada.

-Isabelle -habló Shinichi –No sé si me creas luego de la reacción que tuve, pero aquí nadie te va a juzgar, incluso si no sabes quién es el padre –quiso tranquilizarla.

Intentó calmarse y pensar positivamente, a pesar de que se sentía avergonzada, con miedo y asqueada de sí misma.

-Desearía no saber quién es.

Los presentes se tensaron, tenía que ser algo muy crudo para pensar de esa manera.

-Esta gente con la que convivo tiene mucho poder, contactos en todas partes y eso que los del grupo en el que estoy no son los más importantes. Son al menos cuatro grupos grandes que funcionan en modo de empresa -miró agobiada por la ventana recordando que tenía que volver –De vez en cuando hacen reuniones y fiestas, la mayoría con fines relacionados al oficio, fue allí cuando –se quedó callada, sintiendo que algo le impedía decirlo, como si tuviese que guardar ese secreto, pero tomó fuerzas –Cuando un hombre de unos diez años mayor o incluso más, que está bajo el grupo de nosotros se me acercó. Hablamos un rato y me enteré que se dedicaba también a pasar droga. Al principio no fue más que una conversación normal y lo acompañé todo ese rato, mientras bebíamos, pero sin llegar a emborracharnos -recordó cada detalle –Me dijo que tenía nueva mercancía, que podía pasarme y yo acepté, ya que muchas veces lo hacemos así. Lo seguí hasta una de las bodegas...-se le quebró la voz y no pudo seguir.

Haibara fue la primera en entender, sentía un trago amargo en la boca y sabía que la chica necesitaba sentirse apoyada. Se acercó lo suficiente para que ella la mirara y le dijo lo que necesitaba escuchar.

-Tranquila, yo te creo.

Isabelle la miró con ojos vidriosos. No importaba que Haibara fuera una niña, era algo que iba más allá, algo más fuerte, que la hacía sentir comprendida, como si formara parte de un todo, inexplicable, pero con mucho poder.

Kaito tenía el puño tan apretado que sus nudillos estaban blancos -¿Qué te hizo? -su voz era tan severo que incluso Shinichi se asustó de escucharlo así.

-Me violó.

Escupió la verdad con un hilo de voz y se cubrió el rostro con vergüenza y asco, sintiendo nuevamente las manos del hombre subir por su cuerpo, ahogándola y apresándola como si fuera cualquier cosa, soltando palabras grotescas a su oído y ella intentando zafarse inútilmente, gritando por ayuda que jamás llegó.

No era el momento, ni el lugar, ni lo más apropiado de hacer, pero le fue imposible de controlar. No entendía si era por cómo se había sentido en todo el día, por el revoltijo de emociones, la fatiga o si todo hubiese sido una especie de premonición.

Kudō sintió el líquido subir cuando ya era demasiado tarde, ni tiempo le dio de acercarse al baño, tan solo se sujetó el estómago con ambas manos y vomitó ahí mismo, a los pies de todos sin poder contener las arcadas.

-Detective, no es el momento –Le dijo Kaito.

Al menos había desviado un poco la tensión.

-¡Disculpa! No quería causar todo esto –se disculpó Isabelle preocupada.

Se sostenía el vientre con una mano y los ojos le ardían -No te preocupes por mí, aquí lo que importa eres tú.

Volvió a la realidad y miró su reloj –Tengo que irme.

-No te puedes ir así -le dijo Ai-chan.

-Tiene razón -coincidió Kaito –Tu situación es grave, tenemos que encontrar una solución.

-¿Y qué quieres que haga? -se desesperó -No fui capaz de decir nada, no puedo describir cómo me siento y él me dejó claro que era mi palabra contra la suya ¡No sé qué debería hacer! ¡Solo quiero irme muy lejos y poder vivir tranquila!

-¡Pero ahora estás esperando un bebé! ¿Qué piensas hacer? ¿Tenerlo? ¿Huir lejos de manera ilegal? -preguntaba Kaito intentando también pensar en una solución.

-Isabelle –Shinichi la llamó desde la misma posición vulnerable que antes –Te doy mi palabra como detective de que te voy a prestar la ayuda que necesites.

-¿Qué insinúas? -preguntó ella intentando descifrar el mensaje por completo.

-No te estoy insinuando nada –se llevó la mano al pecho, sintiendo como el efecto del antídoto lo abandonaba –Pero piensa que es lo mejor para ti –se levantó cojeando, mojado en sudor y con la ropa vomitada. Tenía que salir de allí si es que no quería quedar en evidencia.

Haibara le habló -Si quieres abortar, puedo ayudarte con eso, de manera segura, pero tienes que pensarlo luego, ya estás entrando en etapa avanzada.

Ni siquiera había pensado en que quería hacer. Ingenuamente, nunca había esperado encontrarse en esa situación y en esos momentos lo único que sabía era que tenía que irse y dejar las cosas zanjadas con Kuroba.

-Kaito, para que te sientas tranquilo, podemos hacer una prueba de paternidad.

No esperaba que ella le dijera eso. Creía en su historia y sabía lo difícil que tenía que ser confesar algo así, tenía que creer que él no era el padre, pero sentía ese pequeño grano de duda en su interior que lo incitaba a realizar dicho examen.

Como se tardó tanto en responder, notó como Haibara tensó la mandíbula y la pelinegra cogió su móvil para llamar a un taxi, agradeció a los presentes y tomó a Gina de la mano.

El mago las acompañó hasta la reja.

-Oye –la sujetó del brazo -Quería decirte que... -el rubor subió por sus mejillas -Qué lo siento mucho, de verdad y que si decides tenerlo...no les va a faltar nada y será para vivir una vida tranquila y normal –hacer una promesa así era comprometedor, sobre todo tomando en cuenta su propia situación, pero necesitaba apoyarla de alguna manera -Piénsalo, por favor –le pidió.

No hizo nada, no quiso ni asentir, ni negar con la cabeza, solo tomó el consejo de pensarlo y por muy fantasioso que sonara, iba a considerar esa opción.

Cuando se perdieron en el auto, Kaito entró nuevamente a la casa. El Profesor se encontraba limpiado la suciedad que había dejado Shinichi. El pobre hombre ya había limpiado su sangre, los vidrios del vaso que Ai-chan rompió al descargar su ira contra Kudō y ahora esto. Le fue imposible no sentir gracia al respecto.

Encontró al detective saliendo del baño, vistiendo solo la ropa de la parte de arriba, que ahora le quedaba suelta. Era incómodo quedarse con esos pantalones tan holgados, siempre terminaba por tropezarse. Kaito no tenía ganas de hacer chistes al respecto y Shinichi tampoco estaba de humor para eso. En realidad, nadie lo estaba.

-¿Ya se fueron? -le preguntó y Kaito asintió.

-¿Cómo te sientes?

-¿Cómo quieres que me sienta después de lo que acaba de contar? Con impotencia, con rabia, con ganas de sacarla de ese infierno -agachó la cabeza –Al menos mis malestares físicos ya pasaron.

-Entonces, puedo sentir alivio por ese lado –se agachó para quedar a su altura y lo abrazó. No le importaba que la ropa tuviese restos de bilis, en realidad, no le daba asco, era su novio.

-¿Chicos? -Haibara los interrumpió -¿Podemos hablar? -ellos asintieron –Vamos al laboratorio y Kudō -lo nombró -Hay un nuevo prototipo que quiero que pruebes.

La acompañaron y se acomodaron en el cuarto, se veían los tres igual de abatidos y cansados.

-Supongo que no te dio una respuesta –dedujo Shinichi.

-No. Y la veo tan confundida que tampoco sé qué pensará y después de lo que pasó cuando te fuiste de la sala, dudo si vuelva a confiar en mí de la misma manera.

-¿Qué fue lo que pasó? -se extrañó el niño.

Kaito se mordió el labio y miró avergonzado a Haibara, ella le respondió cruzándose de brazos.

-Me ofreció que realizáramos una prueba de ADN, para que me quedara tranquilo de que yo no era el padre, pero no fui capaz de responderle nada.

Se asombró ante esto -¿Por qué no? Te explicó que no era tú ¿Por qué no le respondiste que no? O es que ¿No le crees?

Se encogió de hombros –Es que me da igual.

Conan y Haibara se miraron, sabían que ese <<me da igual>> no era del todo cierto y el detective pensó nuevamente en la posibilidad de que Kaito fuese el padre. Contradiciéndose de inmediato, ya que no veía como Isabelle pudiese inventar una historia acerca de algo tan grave como una violación.

Algo extraño había en la actitud del mago y prefirió no decir nada, conversaría con él de hombre a hombre más tarde, cuando estuvieran a solas.

-Como sea, tampoco podemos obligarla a abortar, aunque eso sea lo más factible para nosotros -miró a Ai-chan, sabía que ella pensaba igual que él.

-No veo como esto pueda salir bien -agregó ella siendo realista –No creo que la gente con la que vive acepte que tenga un hijo y está todo el asunto del hombre que la violó. No sabemos a qué clase de cosas la sometan.

-No nos queda más que esperar a que tome una decisión -concluyó Kuroba.

-Intentemos no dejarnos abatir por las emociones, es lo que menos necesitamos en este momento -completó el pequeño, no podían hacer nada más en ese instante -¿Qué es ese nuevo antídoto que nombraste?

La niña buscó entre las incontables mezclas y elementos que tenía encima de los muebles, dando con un pequeño tubo de ensayo con un líquido dentro.

-Primero necesito que me digas de qué estás enfermo.

-No lo sé -respondió con sinceridad -Desperté así y por más que intente recordar, no recuerdo algo que me haya podido hacer mal.

-¿Qué síntomas tienes? -preguntó aburrida y anotando todo.

-Asco, náuseas, mareos -recordó -Y no sé qué pude haber vomitado, porque no he comido nada ¿Qué puede ser? -se palpó el cuerpo asustado.

-Estrés, alguna enfermedad que estés desarrollando –hizo una pausa y una mueca con su boca –O estás sintiendo los síntomas de embarazo de la chica, pasaron mágicamente a ti ya que ella a penas a tenido.

Kaito no se aguantó la risa y el detective miró con el ceño fruncido a ambos.

-Ya basta de preguntas e inyéctame eso de una vez.

Fue ella quien ahora le puso mala cara. Tomó una jeringa y le pidió que se recostara en el mismo mesón en el que había atendido a Kaito cuando le dispararon. En modo de venganza, no le dijo nada y le inyectó el líquido en el antebrazo, sacándole un quejido de dolor.

-¡Avisa antes! Mujer brusca –se sobó el área adolorida y ella le dio un pellizco un poco más arriba por llamarla de esa manera -¡Ay!

Los efectos comenzaron de inmediato, el típico dolor en el pecho, sudor, sus huesos derretirse como si fueran de ácido caliente y sintiendo como la ropa comenzaba de a poco a acomodarse en su cuerpo, y también gritó de dolor.

-Listo –le avisó cuando el cuerpo del detective dejó de expulsar humo.

Se cubrió la entrepierna avergonzado, bajando su camisa lo más que podía para evitar que los demás lo vieran.

-Vamos –dijo Kaito burlándose de manera sugerente–No seas egoísta y déjanos ver un poco.

Shinichi lo miró echando chispas por los ojos y con las mejillas coloradas.

-No gracias -agregó Ai-chan dando media vuelta y acercándose a la mesa para escribir nuevamente en su libreta –Tengo aprecio por mi salud ocular.

El mago comenzó a pensar e imaginar como debió haber sido la primera vez que Shinichi pasó de ser un adulto a un niño y no dudó en hacerlo saber.

-Debe haber sido algo impactante la primera vez que tu cuerpo cambió de repente -imaginó el escenario –Sobre todo cuando tuviste que ir al baño.

-No creo que el panorama haya cambiado demasiado –Ai-chan levantó una ceja junto con una sonrisa maliciosa y Kaito no pudo evitar explotar de risa ante el comentario.

-Son un par de idiotas –los insultó sintiéndose ofendido, pero al ver la cara de Haibara prefirió corregir el insulto –T-tú no, Ai-chan –le sonrió con esa sonrisa boba que solo él podía poner.

-Debería durar un poco más de 2 días -le aclaró los efectos del prototipo –A diferencia del de siempre, con este puedes beber alcohol sin problemas y si tienes algún efecto secundario, solo serían porque tu cuerpo se está acostumbrado, pero no debería pasar.

-¿Y cuándo se acabe el efecto te vengo a ver? -tenía esperanzas.

-¿Vas a preguntar eso cada vez? Porque ya sabes la respuesta –en su cara tenía escrito un profundo No –No son dulces, ten en cuenta los anticuerpos que generas.

-Está bien -rodó los ojos y avanzaron hacia la puerta para volver a casa.

-Muchas gracias por lo de hoy, Ai-kun –se despidió Kaito – Y disculpa por lo de...bueno, ya sabes.

Ella se encogió de hombros –No soy quién para juzgarte –le dedicó una media sonrisa y Kaito caminó hasta abrir la reja.

-Haibara -Kudō la miró antes de irse –Gracias por intentar consolarme.

Entrecerró los ojos por unos largos segundos con cara de enojo -Púdrete.

Soltó una sonora carcajada –Es lo mínimo que me merezco –el detective juró ver una pequeña insinuación de sonrisa en sus labios antes de cerrarle la puerta en la cara.  


-¿Estás seguro de que no prefieres avisarle a Ai-chan? -le preguntó Kaito preocupado a Shinichi viendo como las náuseas se hicieron presentes cuando intentaban cenar.

-Voy a estar bien –lo tranquilizó inhalando por la nariz y expulsando el aire por la boca –Ella tampoco tenía una explicación para lo que me ocurre.

-Te traeré un jugo de limón -Kaito soltó una risita tonta y se fue a la cocina a prepararlo.

Shinichi, mientras lo esperaba, intentó distraerse. Abrió la ventana, esperanzado de que el cambio de aire lo hiciera sentir alivio y ordenó un poco la sala. Observó los muebles y pasó un dedo por encima, que sus huellas quedaran grises era clara señal de que necesitaba hacer pronto una limpieza. Abrió una de las pequeñas puertas de uno de ellos y encontró dentro unas esposas ¿En qué momento las había guardado ahí? Se las metió al bolsillo, luego las dejaría en su lugar.

En eso, Kaito volvió a su lado, con un vaso lleno de un turbio líquido.

-Gracias –lo miró de mala gana y dio sorbo, poniendo una mueca de disgusto a causa del sabor ácido -¿Qué? -preguntó a Kaito viendo como este lo contemplaba embobado.

-Nada- suspiró con la misma cara de enamorado –Solo me estaba imaginando algo.

-¿Qué cosa? -preguntó dando un corto sorbo y jugando con el líquido en su boca.

Le mostró una radiante sonrisa y se acercó a él por detrás, apoyando el mentón en su hombro y envolviéndolo con sus brazos y de a poco bajó las manos a su vientre y le besó la mejilla.

-Una tontería, no tiene importancia.

Shinichi no entendió y siguió bebiendo su jugo.

-¿Qué fue lo de hace un rato? -le preguntó refiriéndose a su reacción.

-Fueron demasiadas emociones en poco tiempo. De verdad pensé que el niño era mío y no quería convertirme en padre tan joven. Sé que la mitad de la responsabilidad era mía y por mi parte le hubiese sugerido el aborto –hizo una pausa para mirar a Shinichi, le preocupaba un poco que lo juzgara por pensar así -Indiferente de eso, la decisión final era de ella y yo no quería vivir algo así ahora, no cuando estoy en esta situación, cuando dependo del dinero que me envía mi madre, no ahora...que estoy contigo –se sinceró con gran pesar –Y el hecho de pensar que podría haber sido mío me hace tener esas dudas y sumado a como le ocurrió todo...

-Ya, entonces no se trata tanto de que no le creas, si no que piensas que era mejor que el bebé fuese tuyo -entendió.

-Creo...Lo único que sé es que fui un hijo de puta al no decirle nada.

-Descuida, entiendo cómo te puedas sentir –lo apoyó -Y te lo vuelvo a repetir, te hubiese apoyado en todo lo que necesitaras. No iba a cortar contigo por algo así, y aunque no esté en mis planes, no te voy a ocultar que el hecho de pensar en un pequeño como tú corriendo por ahí me mueve algo por dentro.

Le fue imposible no sonreír ante tal confesión, lo abrazó con fuerza y agregó -Andas demasiado comprensivo y amable ¿Quieres algo de mí? -pasó la lengua por su oreja generándole un escalofrió.

-Puede ser –le respondió con tono seductor y comenzó a besarlo con fuerza -Sígueme.

Avanzaron por los pasillos de la morada, regalándose juguetones besos y sonrisas enamoradas, acompañadas de caricias fugaces en diversas partes del cuerpo.

Entraron dando traspiés en la habitación más cercana, la de Kaito. El detective se veía el más enérgico, se apegaba a su novio impidiendo cualquier tipo de distancia entre ellos. Se atrevió a más, entre risas y demostraciones de cariño, agarró sin ninguna sutileza la entrepierna de Kuroba, este abrió los ojos sorprendido por tal osadía y para provocarlo aún más, tomó sus manos y las guardó en sus bolsillos.

-¿Y esto, señor detective? -le preguntó sintiendo esos característicos fríos y ganchos metálicos.

Shinichi le dio un empujón y lo esposó a la cama sin previo aviso. Por un momento, Kaito, ante tales insinuaciones creyó que el detective había perdido el juicio o que se trataba de un efecto secundario provocado por la droga, por lo que no se preocupó cuando lo vio marcar un número de teléfono.

-Inspector Nakamori, tengo a Kaitō Kid.

-Veo que te gustan los juegos traviesos –le dijo con tono pervertido, pero fue ignorado.

-Sí está esposado. Tiene que venir rápido, con él nunca se sabe -continuó con el teléfono en la oreja.

-Amor... -comenzó a preocuparse, su tono era demasiado realista.

-La dirección es Beika, Distrito 2, bloque 21. Lo espero - colgó y se giró hacia Kaito –Se acabó Kid, vienen a buscarte.

Kaito lo miró directamente a los ojos para estudiarlo. Shinichi tenía una mirada fría y furiosa, como esas que le dedicaba cuando tuvieron sus primeros encuentros.

-Shin-chan, que metas al Inspector en tu juego me mata las pasiones.

Le esposó a la cama la mano que hasta el momento seguía libre -¿De verdad piensas que estoy jugando?

Y entonces, todo se vino abajo. Jamás creyó que lo traicionaría de esa manera, con esa mirada tan gélida y arrogante. El detective lo tomó del mentón y se miraron furiosos como nunca antes.

Hasta que le fue imposible aguantar más, lo besó con desenfreno aguantando lo más posible y su expresión volvió a relajarse y volver a la normalidad, la de aquel joven enamorado que disfrutaba de lo que estaba haciendo.

-Tonto –le dijo Kaito –Tu madre estaría orgullosa de tu actuación.

Sonrió con soberbia –Nunca creí escuchar cumplidos de un mago –lo liberó de la mano izquierda –Sobre todo del mejor mago de todo Japón -le besó la punta de la nariz y luego la mejilla.

Kaito giró su rostro ofendido y sintiendo vergüenza por haber caído. Aunque intentar volver a su estado emocional normal no le duró mucho. Shinichi se sentó arriba de él y comenzó a abrirse camino por su cuello, dando suaves besos y leves sentones, provocando que el cuerpo del mago comenzara a reaccionar de manera indecorosa. La húmeda lengua de Kudō pasó desde la oreja hasta la marcada clavícula del ladrón.

-Qué atrevido estás esta noche –las pupilas de Kaito estaban dilatadas por la excitación.

Shinichi se acercó a la puerta, imitando la previa acción de Kaito de poner seguro para no ser interrumpidos y prosiguió a desabrocharle completamente la camisa y a quitarle los pantalones. Con su mano libre, Kuroba intentaba tocarlo como podía, jalando de su ropa para poder sentir su piel, pero no era tan sencillo con una mano atada.

-Libérame. Yo también quiero hacerte sentir bien –le pidió de manera seductora.

Aún encima de su pelvis y mordiéndose el labio inferior, negó con la cabeza, dando a entender que quería tener el control. Comenzó a despojarse de sus prendas, dando un espectáculo a Kaito y cuando quedaron en igualdad de condición, volvió a presionar su cuerpo contra el de él y a rozar con fuerza, comenzando a incentivar los ronroneos de ambos.

Con agilidad, Kaito bajó la ropa interior del detective, dejando salir su palpitante virilidad y comenzó a estimularlo. Shinichi dejó lo que estaba haciendo para poder disfrutar de la sensación. Se sentía tan bien, las manos heladas de Kaito sobre su miembro caliente lo volvía loco y tuvo que llevarse una mano a la boca para ocultar sus gemidos.

-Que poco aguantas –Kaito se liberó de la esposa que lo tenía preso en la cama y atrajo a Shinichi para pegarlo a su cuerpo.

-¿Cómo es posible? -le preguntó sorprendido al notar con la facilidad que se había soltado.

-Esas baratijas no funcionan conmigo –lo besó -Ven aquí.

Para ayudarlo a estar más cómodo, lo ayudó a mandar lejos la ropa interior e hizo lo mismo con la suya. Le gustaba sentir a Shinichi arriba suyo y eso lo hizo emocionarse mucho más. Metió su lengua en la boca del otro, recorriendo cada rincón. Kudō lo abrazó envolviendo su cabeza con las manos, jalándole el cabello y meciendo aún más sus caderas sin poder controlarse.

Se separaron por unos breves segundos para mirarse y Kaito no esperó para comenzar a jugar con los rosados y duros pezones de Shinichi, humedeciéndolos, al igual como estaban sus entrepiernas.

-No me hagas esperar más -le susurró Shinichi excitado al oído.

Y Kaito no iba a hacerlo esperar, lo tendió en la cama para quedar de frente. Con su mano dominante, separó las nalgas del chico masajeando y cacheteándolas de a poco para acostumbrarlo a la sensación. Esta vez quiso hacerlo diferente, en lugar de pedirle que lamiera sus dedos, buscó el producto que tenía guardado bajo la cama y lubricó bien tres de sus dedos.

Sabía de sobra que el detective se pondría nervioso, así que acercó su cabeza para que la escondiera en su pecho y pasó una de las piernas por encima de sus caderas, para que quedaran de lado y facilitar la acción. De a poco aproximó uno de los dedos a su entrada.

-Si te duele, me avisas –lo tranquilizó acariciando su cabeza y Shinichi asintió haciéndose el valiente.

La experiencia era nueva y no la podía comparar con nada, sintió como el dedo de Kaito se abría paso de a poco en su interior. La sensación de tener algo ajeno dentro era algo molesto, pero le dio la oportunidad. Se mantuvo firme a pesar de que por acto reflejo se interior lo obligaba a expulsar y soltó un quejido de molestia cuando sintió el dedo de Kaito acomodarse.

-¿Te encuentras bien? -le preguntó y el detective asintió sin sacar la cabeza de su pecho.

Introdujo suavemente un segundo dedo y Kudō se retorció un poco, lo que era completamente normal. Con extremo cuidado, siguió avanzando hasta adentrar el dedo por completo. La motricidad fina que poseía al ser un mago, lo ayudaba mucho con la situación, tenía el preciso cálculo y cuidado para evitarle malas sensaciones y Shinichi agradecía eso.

Buscó su boca y comenzó a besarlo despacio, al igual que los movimientos de tijera que mantenía con los dedos en su interior. Los gemidos del detective quedaban envueltos por aquel cálido beso y el resonar de aquellos esquicitos reflejos de placer, provocaba que Kaito se pusiera cada vez más duro.

-El último y quedarás listo –Kaito estaba al borde de perder la cordura por la excitación, pero se concentró en mantener la calma para no dañar a su querido detective.

Un tercer dedo se unió a la acción y esta vez sí que Shinichi comenzó a sentir verdadera incomodidad, entendiendo que era normal y para no quedarse atrás, buscó el miembro de Kaito que no dejaba de bombear. Comenzó a subir y a bajar su mano, encontrándose de a poco con la ansiada sensación de no poder aguantar más.

-Ya, por favor -rogó jadeante-Hagámoslo ahora.

Kaito retiró los dedos de la dilatada entrada del detective -Móntame -le pidió cuando terminó de ponerse el preservativo.

Shinichi obedeció y Kaito lo ayudó para lograr la deseada unión de ambos. El interior de su cuerpo se contrajo, tensando todos los músculos de su cuerpo al sentir el contacto de Kuroba dentro suyo. Volvió a jadear incómodo, intentando encontrar una posición más agradable y la mirada preocupada de Kaito se posó en la suya.

-¿Te estoy lastimando? -preguntó tornando su preocupación como emoción dominante, a pesar de que su acalorado y varonil rostro demostrara lo contrario.

Asintió y volvió a besarlo para incitar a que prosiguiera. El interior de Shinichi se sentía tan apretado que Kaito sintió que se volvería una bestia presa del placer. Comenzó a alzar sus caderas de a poco y Shinichi lo imitó, enterrando los dedos en su hombro.

Enrolló su cintura con las manos para guiarlo en un adictivo vaivén que de a poco comenzó a volverse más natural y placentero. Sabía que Shinichi cerraba los ojos para acostumbrarse a cada gota nueva de experiencia. Su cabello negro y despeinado, las gotas de sudor bajando por su tórrido rostro y su boca en gestos claros de placer lo hizo creer que era el hombre más afortunado del mundo, nadie merecía semejante pieza de arte.

El momento llegó, los cuerpos de ambos lo pedían a gritos. El mago acomodó a ambos para poder entrar por completo y llegar hasta el fondo.

-No te asustes, al principio se va a sentir un poco extraño.

No le dejó tiempo para responder. Se adentró con tal destreza hasta llegar al punto que hizo a Shinichi no poder contener un alarido. Era como Kaito había dicho, se sentía raro, pero no molestaba del todo y a medida que más lo tocaba, más adictivo se sentía y su hombría comenzó a sacudirse por voluntad propia. Se llevó las manos directamente a la zona para intentar calmarse, pero Kaito las apartó y le brindó una ardiente y penetrante mirada, dándole a entender que se dejara llevar.

Kudō se agarró de la cabeza y del hombro de Kaito, este otro comenzó a masturbarlo a la misma velocidad que sus estocadas. A Shinichi le fue imposible seguir disimulando sus gemidos, el placer proliferó tanto, que de un momento a otro se encontró clamando sin importarle nada más que menear sus caderas.

Concordados, buscaron los labios del otro, manteniendo la misma posición y gozando de satisfacción, sin pensar en nada más que el íntimo contacto que sostenían. Shinichi fue el primero en dar a entender que llegaría al orgasmo, soltando agudos gemidos y enterrando sus uñas en la suave espalda del mago. Kaito, al mismo tiempo que sintió la esencia caliente caer en su pecho junto con un agonizante gemido que salió de la boca del detective, eyaculó en un ronco y placentero jadeo que lo obligó a cerrar los ojos preso de tanto placer.

-Casi me matas de un orgasmo –le recriminó tímidamente Shinichi, mirándolo con las mejillas rosadas –Puedo acusarte de intento de asesinato.

El pecho de Kaito subía y bajaba manchado de ese distintivo fluido color blanco –Me lo debías por lo de tu bromita.

-¿Estuvo bien? -le preguntó el detective un poco preocupado y aun intentando regular su respiración.

-Estuvo perfecto –Kaito lo besó suavemente, confirmando aquellas palabras –Te lo dije, no te aflijas por estas cosas, cada uno lo vive diferente y yo no puedo sentirme más dichoso de poder compartirlo contigo. Quiero que estos momentos sean nuestros, que sean así de maravillosos, tal como lo es ahora.  



Hallo!! ✌

Nuevamente pido disculpas por si ofendí a alguien con los temas tratados, sé que no son cosas para tomarse a la ligera y como dijeron en los comentarios del capítulo anterior, cada opinión se respeta y no tenemos por que caer en los insultos hacía el otro.

Y con respecto a lo del embarazo y la paternidad de Kaito :v  te la creíste we .jpg 

No se si se entendió lo que pensó Kaito cuando volvieron a casa, 

Así que los leo 😉

Se hizo lo que se pudo con la parte del frutifantastico, es que como era la primera vez, no podía ser tan hard :v me gusta que los bebos trabajen en la confianza y se suelten de a poco, ya después se volverán unos salvajes *guiño guiño* 😏 

Abrazos a todos ;DD 

💙 💚 💖💛 💜


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