XXIII. Complicidad bajo la mesa (R18)



🌟Advertencia: Hay una escena +18 fin de la advertencia🌟


Volvió a besarlo sintiendo como las manos de Kaito se envolvían nuevamente en su cintura con aun más cariño y comenzó a derretirse al recordar sus tiernas palabras.

-Siempre me he preguntado ¿Dónde mantienes a las palomas que utilizas para tus trucos de magia? -preguntó cuando se separaron.

Kaito sonrió mordiéndose el labio inferior -Deberías saber que un mago no revela sus secretos. Pero digamos que mis niñas obedecen a papá palomo.

-¿Papá palomo? -se extrañó e imaginó a Kaito usando un traje de paloma –Se nota que las quieres y cuidas mucho.

-Así es, aunque –le puso mirada traviesa –Andan en busca de una mamá paloma.

Le propinó un suave puñetazo en el brazo –Tonto.

-¡Oigan tórtolos! -Heiji los llamó desde la puerta –La cena se está enfriando.

Ansioso, lo tomó de la mano y lo jaló para entrar a la casa. Se sentía hambriento por no haber comido nada en todo el día.

Para agrado de todos, Akai se había tomado la molestia de preparar la cena. No siempre tenía tiempo libre y había mejorado notoriamente a través de los años, eso en parte se lo debía al que en algún tiempo fue empleado del Café Poirot, Rei Furuya. Resultó que ambos tenían bastante en común y cuando supieron arreglar sus diferencias dieron paso a algo que podían llamar amistad.

Los chicos aún se sentían en las nubes, era como si los demás no existieran, la sonrisa que iluminaba sus caras no se las podía quitar nada ni nadie, incluso a Heiji se le hizo extraño ver el comportamiento de su amigo cuando se sentaron a comer.

Shinichi pensó en sentarse al lado de Kaito, pero se conformó con tenerlo en el puesto frente al suyo, mientras que Hattori y Akai ocuparon las respectivas cabeceras de la mesa. Los tres jóvenes soltaron un suspiro de satisfacción cuando dieron el primer bocado. Realmente el agente del FBI cocinaba de maravilla y comenzaron a disfrutar de una relajada conversación.

Era casi imposible para Shinichi dejar de mirar cada movimiento que Kaito hacía, era como si de un momento a otro hubiese sido cautivado a un grado de no poder despegar su vista de él. Definitivamente pensaba que era todos los adjetivos derivados de "hermoso". Sin embargo, no entendía si Kaito seguía nervioso por lo de antes o había olvidado como comer. Se fijó en que ya era la tercera vez que se le caía comida al suelo, pensando en que tal vez la cena no estaba siendo realmente de su agrado.

Gracias a eso, notó como el gato de Hattori se escabullía por debajo de la mesa para aprovechar la oportunidad de comer todo lo que se había caído.

-¡Come bien! -le pidió Heiji al fijarse en lo que ocurría -Si se enferma por comer estas cosas, Kazuha me matará.

Mantuvieron la conversación, todos parecían de muy buen humor y de vez en cuando alguno se asustaba por las cosquillas que provocaba Caramelo-kun al pasearse por debajo de sus pies en busca de piezas de pollo o simplemente para medio de entretención.

-¿Me estás diciendo que nunca habías visto esa película? -preguntó Hattori un poco impresionado.

-No tenía mucho tiempo libre hace algunos años para ese tipo de cosas –explicaba Akai –Y me dediqué a otro tipo de actividades.

Estaban haciendo sobremesa y la conversación llegó a películas relacionadas con la ciencia ficción y la inteligencia artificial. Kudō escuchaba atento como los demás soltaban datos realmente interesantes acerca del tema, sintiendo al mismo tiempo como Caramelo-kun tomaba turno para jugar en sus pies. Se concentró en lo mucho que parecían congeniar Kaito y Akai, la personalidad del chico era demasiado versátil, realmente sabía cómo adaptarse a cualquier ambiente y la gente.

A Hattori le entró curiosidad respecto a los conocimientos tan a fondo que poseía el mago 

-¿Cómo es que sabes tanto de esto?

-Cuando algo me llama la atención me tomo el tiempo de profundizar al respecto -miró sonriente a su novio –Debajo de algo tan llamativo siempre encuentras algo mucho más interesante que disfrutar.

Pegó un pequeño brinco al sentir al felino pasar de sus pies a jugar un poco debajo de su rodilla. La charla prosiguió en lo mismo, él se hubiese unido a ellos, pero algo lo inquietó.

O el gato estaba jugando solo con una de sus patas o era su cola. Aprovechando que los otros tres se encontraban muy concentrados en su conversación, levantó suavemente el mantel, dirigió sus ojos hacia abajo y antes de tener una vista completa, escuchó un maullido proveniente de su derecha. Caramelo-kun saltó a las piernas de Akai en busca de mismos que el hombre le entregó con gusto.

Su sorpresa aumentó cuando las caricias en su pierna no cesaron. Le echó una rápida mirada a Kaito, este estaba diciéndole algo a Heiji. Pensó que algo era muy extraño, ni Hattori ni Akai-san podían ser, dadas las posiciones que ocupaban en la mesa y era casi imposible que tuvieran una elasticidad así. Kaito cogió su vaso para seguir bebiendo agua y el detective nuevamente miró debajo. No creía que el mago fuese tan descarado y atrevido.

Dio otro brinco disimulado, esta vez las caricias que sentía estaban ubicadas en una de sus rodillas y pudo confirmar que si se trataba de Kaito.

-¿Y tú que piensas? -Hattori esperaba respuesta del único que no había dado su opinión.

Ni siquiera había escuchado la pregunta –¿Yo? Me siento un poco ajeno a lo que están hablando -cerró sus piernas con brusquedad al sentir que el pie comenzó a abrirse paso entre sus muslos.

El hábil pie derecho de Kaito comenzó a definir su trazo en el interior de sus apretadas piernas, dando una especie de pequeños pellizcos con sus dedos que avanzaban incesantes hacia una zona peligrosa. Shinichi empezó a sentir como el calor subía por sus mejillas hasta sus orejas. Sin lograr entender como el miedo de ser descubiertos lo excitaba tanto.

Kuroba apenas le dirigía fugaces miradas para asegurarse de cumplir con su cometido, hasta llegar a la perfecta impavidez de acariciar la entrepierna del detective y nombrar las tres leyes de la robótica con total concentración y sin margen de error.

-Es una lástima que tengas ese cerebro y lo utilices para tus tonterías -se lamentaba Hattori.

-Tiene razón -Akai hizo el alcance -Podrías trabajar en muchas cosas.

Comenzaron a nombrar diversas ocupaciones a las que podía dedicarse y fue en ese momento cuando Kaito aprovechó para mirar a Shinichi, que, por cierto, parecía al borde del colapso. Le indicó sutilmente en un gesto con la cabeza que se retiraran y fueran a la habitación.

Kudō negó, enviándole mentalmente el mensaje dándole a entender que sería demasiado sospechoso hacer algo así, cosa que a Kaito no le gustó nada. Con la planta del pie presionó con atrevimiento la evidente erección del detective provocándole un gemido que fue imposible ocultar.

-¿Te encuentras bien, Kudō-kun? -preguntó el francotirador pensando que podía ser algo relacionado al APTX.

Kaito lo miró apoyando los codos en la mesa –Llevas rato comportándote como un niño inquieto -fingió una perfecta molestia –Si no te interesa la conversación y tienes algo más interesante que hacer puedes retirarte.

-No es eso -improvisó -Es que hace un rato me quemé la lengua -bajó su ropa superior lo más que pudo hasta que pudo ocultar eso y se levantó -Iré a ver si no es nada grave –se retiró.

-Cielos -soltó Hattori –Creo que eso de vivir en el cuerpo de un niño realmente atrofia su personalidad.  

★·.·'¯'·.·★ ★·.·'¯


-¡Eres un sin vergüenza! -le reclamó a Kuroba cuando este apareció en su habitación.

Kaito sonrió triunfante –No te hagas el difícil, no puedes ocultar que te gustó.

-¡No es verdad! Fue el nerviosismo del momento –se sentó cruzado de brazos sobre la cama –Tiraste la comida a propósito.

Era cierto, había planeado todo -¿Tienes erecciones cada vez que te pones nervioso? Eso no es normal.

Nuevamente se estaba burlando de él y no lo iba a tolerar. Amarró los brazos alrededor de su cintura y lo lanzó a la cama con la clara intención de hacerle cosquillas.

-Te va a costar caro –le amenazó entre risas.

-¡Hey! ¡No! ¡Cosquillas no! -comenzó a gritar -¡Auxilio! ¡Están intentando matarme!

-Recuerda que soy detective y sé muy bien como ocultar un cadáver –lo soltó -Ahora me debes una.

-¿Por qué? -preguntó sin entender.

-Porque... -se sentía pudoroso de decirlo y por su expresión, Kaito logró adivinar.

-¡Ah no! -aseguró con firmeza –Estamos a mano por lo del otro día en la biblioteca –Shinichi pestañeó sin entender, por lo que tuvo que ser más explícito -Literalmente me medio masturbaste y yo no te alegué nada por el dolor que sentí después, que por cierto duró bastante rato.

Giró el rostro avergonzado -¿Y por qué no hiciste algo para evitarlo?

-¿Quieres que te recuerde que tu padre nos estaba esperando para arreglar el lío que TÚ provocaste?

-¡¿Fue por eso entonces que nos dio tiempo?! -preguntó asombrado.

-¡Claro! Pero no podía simplemente ir a jalármela y volver a presentarme ante tu padre como si nada.

Agachó su cabeza apenado –Lo siento.

Kaito se quitó la camisa, quedando con el torso desnudo y se acostó con el pecho pegado a la cama. Realmente no era necesario quedar al descubierto, pero le fascinaba provocar al detective.

-Como compensación quiero un masaje.

Shinichi puso los ojos en blanco y accedió. Era una mezcla de todo, entendía que solo se trataba de un juego entre ellos, que ambos querían disfrutar de la oportunidad de sentirse cerca, ya como dos adultos. Debía ser gentil y pagar por la molestia física que le había hecho sentir, al ser hombre, sabía lo que era pasar por ese incómodo mal estar.

Levantó las mangas de su camisa y buscó una posición para que ambos estuvieran cómodos. Separó las piernas del mago y se acomodó detrás imaginando todo tipo de cochinadas.

-Detective –le dijo Kaito -Entiendo que tengas ganas, pero vayamos de a poco –lo molestó.

Deshizo su posición completamente avergonzado –Entonces ¿Puedo sentarme arriba tuyo? -le preguntó casi en un grito.

El mago afirmó como si fuese la cosa más obvia del mundo y volvió a enterrar la cabeza en la almohada que ocupaba la cama de Shinichi. Sentir su olor impregnado en ella y las caricias en su espalda lo hizo sentirse un poco cachondo.

-¿Has hablado con tu amiga? -Shinichi le preguntó intentando desviar su atención para evitar sentirse deseoso de llegar a hacer algo inminente al estar los dos solos y en ese estado.

-Casi nada, solamente le mandé un mensaje indicándole que ese era mi número -recordó -No sé muy bien que decirle sin que suene tan sospechoso.

-Dijiste que Conan tendría que ayudar ¿Qué piensas hacer exactamente?

-Quiero que te hagas amigo de Gina y así tener una excusa para vernos más seguido y si tenemos suerte, acceder a algún medio que nos revele sus contactos.

-Ya veo –le dijo sin dejar de masajear su espalda y sintiendo demasiado calor -Mañana se acaba el efecto del antídoto, podríamos quedar -sugirió sin aguantar más y también se quitó la camisa.

-¡Qué buena idea! -Kaito se levantó de golpe para coger su teléfono y buscar el número de la chica.

Shinichi, decepcionado de que Kuroba desviara tanto su atención, se acomodó en la cama de la misma manera que estuvo Kaito en un principio, esperando que reaccionara. Ahora el también quería un masaje. Como estaba de boca hacia el colchón solo notó cuando el peso del cuerpo de Kaito hundió la cama a su lado.

Verlo así solo despertó su deseo de sentirlo cerca. Con mucho más profesionalismo, el mago comenzó a masajear la espalda de Shinichi, era tan suave y se le marcaban los músculos. No se pudo contener y comenzó a besarla de a poco hasta cambiar la táctica y pasar la lengua muy despacio y volver a depositar besos en las áreas humedecidas.

-Hmm –no pudo evitar soltar, realmente Kaito lo volvía loco.

-Tranquilo mi pequeña palomita.

-¿Cómo me llamaste?

-Eres tan suave como una –le dijo de manera coqueta -Podría acariciarte todo el día, sin cansarme.

Prosiguió con sus caricias hasta llegar a la nuca y concentrarse por un buen rato en liberar la tensión que el detective tenía en esa zona. Creyó escuchar otro suave gemido y acercó el oído a su rostro para oírlo mejor.

-¿Intentas seducirme? -le preguntó sin obtener respuesta e identificando que se trataba de ronquidos.

Pudo haberse sentido desilusionado, pero aquello le causó tal grado de ternura que no pudo evitar sentir su pecho lleno de felicidad.

No le quedó de otra que continuar lo que estaba haciendo antes. Buscó el número de Isabelle y prosiguió a mandar dicho mensaje, deseando que la chicha le respondiera. Aunque basado en las horas de conversaciones anteriores, lo más probable era que sí.

-Hola!

Ella no tardó en responder.

-Hola ¿Todo bien?

-Sí ¿Y tú? 

-Sin novedad ¿En qué estás?

Kaito miró de reojo a Shinichi asegurándose de que siguiera dormido. Se acercó un poco más a él y se tomó una selfie donde se veía a ellos dos recostados en la cama, Shinichi en la misma posición que antes y Kaito enseñando hasta la parte de los abdominales. Se la envió.

-😏

-😳 ¿Sales a pasear con Gina mañana?

Quiso preguntarle de manera sutil si es que le tocaba hacer sus entregas y ella entendió.

-Sip c:

-¿Te molesta quedar? Tengo alguien para presentarle a la pequeña.

-Por mí no hay problema. Estaremos fuera alrededor de las 3 de la tarde.

Quedaron entonces que se verían el día de mañana cerca de esa hora y que le mandaría la ubicación una vez que estuviera desocupada. Kaito finalmente pudo unirse a Shinichi y dormir.  


Despertó con un agudo dolor clavándole el pecho y cubierto de sudor. Se llevó la mano al lugar de sus dolencias e intentó ahogar un grito. A su lado, Kaito despertó asustado y fue testigo de cómo el detective se encogía delante de sus ojos. No soportaba verlo en ese estado, lo abrazó obligándolo a hundir su rostro en su cuello y al mismo tiempo que sentía un calor infernal desprender del cuerpo de Shinichi, este enterró sus dedos en la espalda del mago intentado aguantar el dolor para finalmente volver a su cuerpo de niño.

Kaito no lo soltó en ningún momento y afirmó la cabeza del pequeño hasta que volvió a respirar con normalidad.

-Ya pasó -lo tranquilizó acariciándole el cabello.

-Esta mierda cada vez dura menos –le respondió con notoria frustración, separándose de Kaito y quitándose el sudor de la cara con sus pequeñas manos.

Con la yema de su dedo pulgar, le limpió lo que parecía ser una lágrima -A mí me sorprende que te sigan haciendo efecto. No te desanimes, nos viene como anillo al dedo. Conseguí lo que me pediste.

-¿De verdad? -reaccionó entusiasmado.

Asintió y estiró sus brazos para lograr despertar por completo –Saldremos después de almorzar. 


-¿Tenía que ser un lugar tan lejos? -preguntó Hattori ya molesto de dar tantas vueltas.

-Te expliqué que no depende mucho de ella -explicó Kaito siguiendo la dirección que indicaba la pantalla de su móvil -Y ya falta poco.

Vislumbraron a la chica sentada en una banca del parque. Por algún motivo resaltaba mucha más que los demás presentes en el lugar y a medida que se fueron acercando, los chicos llegaron a coincidir en opinión.

-Es más guapa de lo que describiste –Heiji parecía embobado y cambió de humor de un momento a otro.

-Hattori tiene razón -se impresionó Kudō -Se ve muy guapa.

Kaito la enfocó un poco mejor y no pudo evitar quedar boquiabierto, parecía que la chica tenía el rostro más iluminado que antes y era algo extraño, ya que iba igual que siempre, apenas se podía decir que usaba maquillaje y la ropa que llevaba puesta era la de cualquier mujer normal. No sabían la razón, pero ese algo los hipnotizaba para acercarse a ella.

Al recaer en su presencia se levantó para saludar –Hola Kaito -miró con duda a sus acompañantes.

-¡Isabelle! Ellos son Hattori-kun, un amigo –Heiji y la chica hicieron una reverencia.

-Yo te conozco –dijo de repente –Eres ese famoso detective de Osaka, el que resolvía casos cuando aún era un estudiante –le sonrió de manera encantadora.

-S-sí -respondió sintiendo su rostro arder, realmente era muy linda -Cálmate -se dijo a si mismo –Piensa en Kazuha cuando llora.

-Y este pequeño de aquí -Kaito prosiguió con las presentaciones –Es mi –estuvo a punto de decir una barbaridad, pero alcanzó a reaccionar –Es mi primo -apoyó su codo en la cabeza del menor y le sonrió con malicia, ganándose una mirada de desprecio por parte del pequeño de gafas.

Isabelle se agachó para observarlo mejor -¿Cómo te llamas?

Incluso cada una de sus bonitas pecas parecía irradiar luz. A pesar de estar en ese cuerpo de niño, sus hormonas amenazaban con jugarle una mala pasada –Conan –le respondió luego de lo que sintió fue un siglo por mirarla tanto.

Le apretó suavemente la mejilla con cariño -Conan-kun, tengo una amiga de tu edad que está ansiosa por conocerte -apuntó con su dedo a una pequeña niña de pelo castaño y vestido color rosa que se encontraba jugando en el lugar.

-Ve a jugar, palomita –le animó Kaito.

Él lo miró molesto y sonrojado recordando el vergonzoso origen de ese apodo. Miró a Heiji y este le levantó una ceja de manera pícara como diciéndole "Veo que aprovechaste bien tu tiempo".

-Pero hay muchos niños jugando con ella –se hizo el mañoso.

Kaito sonrió nervioso y se hicieron a un lado. Se agachó para quedar a la altura de su oído y lo amenazó.

-Conan-kun, vas a jugar con ella y lo vas a pasar genial.

-Si, señor -respondió y no le quedó de otra que ir a jugar.

Volvieron a sentarse en la banca, uno a cada lado de Isabelle. No habían pensado en eso, ella parecía incómoda ante la presencia del detective y no dejaba de mirarse nerviosa las manos. La chica tenía la certeza de que Kaito no la delataría, lo que realmente le preocupaba era que, dada la fama de Heiji, este fácilmente podría descubrir en los pasos que andaba.

-¿Qué te hiciste? Estás más guapa –quiso iniciar una conversación como la gente civilizada, pero lo único que salió de su boca fue esa tontería.

-¿Gracias? -respondió ella sin entender.

-¿La pequeña es tu hija? -esta vez fue Heiji quien intentó arreglar el ambiente.

Ella negó con la cabeza –No, pero es como si lo fuera –justo en ese momento, la niña la saludó desde lejos y le devolvió el saludo con la mano.

Volvieron a permanecer en silencio. Kaito sabía a la perfección que juntarse con Hattori solo acarreaba momentos de estupidez y temía que cualquier cosa que dijeran saliera fatal.

-No sabía que tenías un primo –Isabelle añadió.

-Sí. Vive en otra ciudad y vino de visita -inventó -Ya se estaba aburriendo en casa, por eso preferí sacarlo un poco, aprovechando que Hattori-kun también vino a visitarme.

-Entiendo -miró a Heiji de arriba abajo sin ninguna intención más que tener una imagen más general -¿Y cómo se conocieron?

-Cuéntale, Hattori-kun –le animó un Kaito un poco nervioso.

-Kuroba, amigo mío, cuéntale tú -respondió con el mismo nerviosismo apretando los dientes, sabiendo que la cagarían si abrían la boca y prefirió hacerse el tonto bebiendo de su botella de agua.

-¡El chico de la foto! -recordó Kaito –Tenemos ese amigo en común -bueno, eso no era del todo mentira.

-¡Ah! ¡Sí! -ella se emocionó -¿Es tu amigo? Creí que era tu novio –dijo con expresión perversa para molestarlo –Ya que en la foto se veían desnudos en la cama.

Heiji escupió el agua que estaba bebiendo, mojando sus zapatos y tosiendo exageradamente a causa del ahogo que le dio al enterarse de tales declaraciones.

-Bueno, digamos que recién estamos estableciendo nuestra relación -respondió incómodo rascándose una ceja –Pero no pienses mal, no hemos hecho nada -explicó más para el detective que para ella.

-Felicidades –lo animó ella.

En ese momento, Conan se acercó corriendo a su lado reclamando por un poco de agua. Hattori aprovechó para lucirse y como si de un biberón se tratase, le dio de beber al pequeño de su botella de agua y le secó la boca con un pañuelo.

-A mí también me gustan los niños -le sonrió a la chica cuando su amigo se fue nuevamente a jugar y sumando mentalmente a su lista, cada una de las vergüenzas y abusos que le estaban haciendo pasar los chicos.

-¿Le estás insinuando algo? -le preguntó Kaito –Al menos primero pregúntale si está soltera.

Ella soltó una carcajada y el ambiente cambió totalmente. No charlaron de nada relevante, simplemente se limitaron a contar cosas del día a día. Aunque en un principio fue extraño para el detective de Osaka mantener cierto tipo de conversaciones con la chica, terminó por soltarse y hablar con más naturalidad. Ella era realmente agradable y muy buena escuchando. Se podían sentir relajados ante su presencia, sintiendo casi como si fuese alguien de su grupo de amigos.

-¿Kaitō Kid no ha hecho alguna aparición en Osaka últimamente? -preguntó ella de repente.

Los chicos se tensaron y el residente de la ciudad prefirió responder –No, el no suele robar por ese sector ¿Por qué lo preguntas?

-Es que supe que abrirían una nueva joyería en una parte de la ciudad. Si yo fuera Kid, me concentraría en averiguar si hay algo para robar allí.

Kaito comenzó a sentirse extremadamente sugestionado. Todo eso había salido muy de la nada, casi como si estuviera dando información de manera sutil.

-Ese ladrón de pacotilla ni siquiera se atrevería a pisar nuevamente Osaka –Heiji quiso en parte, molestar al nombrado, pero había comprendido también que algo no cuadraba –No hay criminal que yo no pueda detener -Podía sonar egocéntrico, sin embargo, sus intenciones eran demostrarle seguridad a la muchacha.

Gina y Conan volvieron con el grupo. La pequeña parecía un poco cansada y hambrienta. En cambio, el detective, se veía deplorable, sudaba e intentaba regular su respiración dando grandes bocanadas de aire. La niña lo había hecho correr todo ese rato, realmente estaba fatigado.

-Creo que va siendo hora de irme –Isabelle se puso de pie y los chicos la imitaron –Gracias por traer a tu primo para que jugara con Gina –se giró a Hattori con una sonrisa cariñosa -Me dio gusto conocerte, detective –su mirada suplicante no cuadraba con su mensaje. Heiji incluso se asustó.

-Lo mismo digo –la miró de manera seria –Y cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírmelo.

No estaba coqueteando, eso le quedó claro a Kudō, Kaito e Isabelle.

Al momento de despedirse de Kaito, le susurró al oído -Sé que suena arriesgado, pero ¿Crees que él pueda ayudarme?

Kaito se quedó helado, sabía lo mucho que Isabelle quería librarse de la vida miserable que llevaba. Le causaba demasiada tristeza y lo de la joyería le hizo tener la sospecha de que todo estaba conectado, para bien o para mal.

-Intenta buscar una excusa –le musitó al oído -Di que Gina quiere jugar con Conan-kun o algo similar y consigue tiempo para que nos veamos con calma en un lugar seguro. Prometo que haré todo lo que está a mi alcance para ayudarte –con su tono serio y sobreprotector le entregó seguridad y para calmarla un poco más, le besó la mejilla para despedirse.

Al ver la escena, Heiji miró a su pequeño amigo, que parecía celoso ante tal gesto que tuvo el mago con la chica. Retomaron la marcha de vuelta a casa y Kudō se puso frente a Kaito estirando los brazos. Su actitud cambiaba totalmente a la de un niño cuando se trataba de llamar la atención de Kuroba.

-¿Me cargas? -le pidió estirando las manos sin importarle que Hattori lo molestaría de por vida.

Con habilidad, Kaito lo cargó en su espalda -¿Cómo lo pasaste hoy? -le siguió el juego.

No cedió -Ya estoy viejo para este tipo de cosas.

Se encontraba extremadamente cansado y al avanzar unas cuantas cuadras cayó dormido en la espalda de Kaito, entendiendo que su aroma actuaba en modo de somnífero.

Esa noche, antes de ir a dormir, los tres conversaron de lo ocurrido. Kaito le explicó en profundidad a Hattori la situación de la chica y el por qué había dicho eso último. Heiji realmente se sintió afectado y quería ayudar, pero por el momento todo era muy complicado y lo único que podían hacer era limitarse a que la chica le soltara más información a Kaito. Era arriesgado, para todos, pero tenían que encontrar la solución de alguna manera.  


-Te lo estamos diciendo de verdad, Hattori –le aconsejó su amigo con preocupación –No intentes nada, esa gente realmente es peligrosa. En el último robo Kaito casi ni la cuenta.

-Por milésima vez, ya entendí -insistió mirando el tren que lo llevaría de vuelta a Osaka. Ya era hora de regresar a sus quehaceres –Ustedes tampoco anden haciendo tonterías.

-Hattori-kun –Kaito le advirtió -Ninguna palabra a nadie.

-Quédate tranquilo, conozco la situación -apoyó una mano en su hombro -Cuídalo, por favor –le pidió refiriéndose a su querido Kudō -Y cuídate tú también, amigo –le sonrió de manera cómplice y sincera, Kaito le devolvió el gesto con el mismo cariño.

Cuando volvieron a casa, se recostaron en la sala sin pensar nada en particular. El pequeño miraba distraído por la ventana viendo como de a poco el sol se ocultaba provocando un cautivador atardecer, disfrutando de ello apoyado en el hombro de Kaito.

-¿En qué piensas, palomita? -lo interrumpió dejando ese apodo como definitivo.

Movió sus ojos en dirección a las finas manos del ladrón, tenía ganas de tomarlas entre las suyas, sintiéndose frustrado por no poder hacerlo. Tenía que respetar las condiciones que Kaito había impuesto y no se sentía totalmente capaz de controlar sus impulsos, por lo que prefería mantener la distancia y esperar para nuevamente poder sentirlo nuevamente cerca de una manera más íntima.

-No te agradecí por lo lindo que fuiste conmigo la otra noche –le contestó tranquilo –Aunque el masaje no sirvió de mucho, dado a que me hicieron desgastar mi energía todo el día de ayer.

Kaito suspiró recordando que la diversión del momento les había durado poco –Siéntate mirando frente a la pared –le pidió y el niño obedeció.

Con los dedos comenzó a masajear su nuca buscando nudos y ayudándolo a liberar la tensión que se había formado. Kudō cerró los ojos disfrutando de la sensación. Ponía todo de su parte para controlarse, pero le era imposible, ya no quería seguir desaprovechando las pocas oportunidades que tenían para estar a solas y entregarse todo el amor y cariño que sentían el uno por el otro.

-Lamento haberme quedado dormido –le hizo saber –Pero me tuve que obligar a hacerlo, yo...realmente no quería que te detuvieras.

Al escuchar la palabra "detuvieras" Kaito realizó la acción de manera inconsciente. Entendía a que se refería, él había pensado en lo mismo. En un principio comenzó como un juego, todo eso de molestarlo por debajo de la mesa, pero cuando Shinichi mostró su disposición no pudo evitar sentir deseos de más. Imploró para que no se diera vuelta a mirarlo, si lo hacía, estaba perdido.

-Tendrías que habérmelo dicho desde un principio -respondió con determinación intentando no molestarse.

-Te lo estoy diciendo ahora.

Se giró para que quedaran de frente y Kaito flaqueó ante esos intensos ojos que lo miraban con deseo. Cerró los ojos con fuerza y se puso de pie.

-Ven conmigo.

Lo guió hasta su habitación en completo silencio y al entrar, buscó debajo de la cama una pequeña caja de plástico y se la acercó.

Miró con duda y la movió cerca de su oído para escuchar el sonido de algo dentro -¿Qué es esto? -le preguntó el detective.

-Ábrelo y lo sabrás -se sentó en la cama sintiéndose culpable.

Le hizo caso y la abrió para ver el contenido. Sus ojos mostraron sorpresa -¿Es la misma del otro día?

-Sí -Kaito asintió cansado –Se supone que Ai-chan me la confió para una situación de emergencia –no sabía cómo continuar y su voz sonaba más ronca de lo normal –Pero supongo que la decisión final la tienes tú.

Kudō miró la pastilla evaluándola y tragó saliva. Ni se molestó en decirle algo a Kaito, simplemente abandonó la habitación y Kaito se acostó boca arriba apoyando las manos en su cabeza.

★·.·'¯'·.·★ ..★·.·'¯'


Admiró satisfecho su figura de hombre adulto en el espejo del baño. Con ayuda de un poco de agua terminó de peinarse el cabello y refrescarse la cara. La ansiedad terminó por convertirse en nerviosismo, no era que no se sintiera seguro, pero toda la experiencia para él era nueva. Se había puesto la ropa más cómoda que encontró, después de todo, sabía que iba a usarla por poco rato.

Caminó nuevamente hacia la habitación del mago, cayendo en cuenta que se encontraba en la misma posición que antes. Desvió su sus ojos del aburrido techo y pudo disfrutar de una vista más agradable. Shinichi se acercó a su lado a paso lento y se recostó a su lado, la luz del atardecer del exterior estaba escasos segundos de desvanecerse por completo.

Antes de hacer cualquier otra cosa, se abrazaron con fuerza, cerrando los ojos y disfrutando del silencio y de los agitados latidos que provenían de los pechos de ambos.

-¿Por qué estás tan nervioso? -se atrevió a preguntar Shinichi pasando suavemente una mano por encima del pecho de Kaito –Tu corazón se escucha hasta Osaka.

Soltó una risa por el comentario –Te equivocas, el que se escucha hasta la residencia de Hattori, es el tuyo –Lo miró divertido, rozó su nariz con la suya y juntó sus labios de a poco.

Al separarse, Shinichi notó como los ojos de Kaito rebosaban de ardiente deseo.

-Te quiero -musitó el detective sin despegar sus miradas.

-Tranquilo, mi amor –Kaito volvió a besarlo dándole a entender que el sentía exactamente lo mismo –Cierra los ojos.

-¿Qué caso tiene? Estamos prácticamente a oscuras...¿Cómo me llamaste ahora? -su corazón daba acelerados brincos y Kaito lo ayudó a ponerse de pie.

Reparó en como Kaito caminó hacia la puerta con el único objeto de cerrarla con llave, esta vez no permitirían interrupciones.

Volvió a su lado y delicadamente pasó su mano por encima de sus párpados para obligarlo a acatar la orden.

-Si aun con los ojos cerrados te sientes nervioso, entonces lo haremos como tú quieras.

Le hizo caso, cerró los ojos y se dejó llevar por cada sonido y sensación nueva que lo invadía. Kaito le desabrochó la camisa, deslizándola y dejando su erizada piel al descubierto para posar sus labios trazando un camino de deliciosos besos desde el cuello hasta su ombligo. Shinichi notó como se detuvo a causa de que la ropa de la parte baja de su cuerpo le impedía seguir saboreando su cuerpo.

El característico sonido del cierre de su pantalón parecía haberse intensificado, tenía los sentidos mucho más alerta debido a la novedad y que mantenía los ojos cerrados. Sus piernas comenzaron a temblar y Kaito se detuvo preocupado.

-¿Por qué te detienes? -le preguntó nervioso y sintió las manos del otro en sus mejillas, lo que lo llevó a abrir los ojos.

-No quiero hacer nada que te incomode ¿Prefieres quitártelos tú? -su tono era tan caballeroso que Shinichi se sentía como alguien de la realeza.

Asintió y se quitó la prenda. Estaba tan nervioso que incluso dobló los pantalones con cuidado. Kaito soltó una risa por tal reacción y Shinichi lo miró. Se veía tan lindo con su ropa desordenada y el cabello alborotado. La habitación podía encontrarse a oscuras, pero el brillo de la luna llena que entraba desde el exterior era suficiente para dejar en evidencia que el mago tenía los pómulos sonrojados y las pupilas dilatadas. Pensó que se veía deseable y comenzó a imitarlo.

A diferencia de Kaito, sus gestos eran mucho más torpes, sin quitarle lo tierno. Lo besó con deseo liberándolo del resto de ropa para quedar en equivalente condición. Kaito se dejó desnudar sin problemas y cuando estuvieron ambos en ropa interior, cayeron a la cama volviendo a unir sus labios.

Al detective se le aceleró la respiración cuando Kaito cayó encima suyo sujetando sus muñecas con cuidado y posicionándolas por encima de su cabeza. Como acto instintivo, enrolló sus piernas en las caderas de su novio y se apegaron al mismo tiempo. El mago comenzó unos suaves movimientos de vaivén intentando controlar su agitada respiración y notó como la dureza de su entrepierna comenzó a estimular la de Shinichi al punto de sentir que la ropa que los separaba los incomodaba más de lo normal.

-Si quieres, puedes quitártelos ya –le sugirió a Kuroba y este pasó su lengua por la oreja del detective.

Kaito le dedicó una media sonrisa seductora con un toque de timidez -Ayúdame a hacerlo.

Shinichi colocó las yemas de sus dedos en la elástica tela azul del ladrón y comenzó a bajarlo suavemente llegando a cierto punto donde la naturaleza del asunto hizo lo suyo. El erecto miembro de Kaito rebotó de entre la tela y este mismo terminó por mandar a volar lejos la prenda hacia un rincón de la habitación. Shinichi pudo comprobar una vez más que tan idénticos no eran. A pesar de que pasaba a llevar el orgullo de su hombría, tenía que admitir que el mago estaba bien dotado, llevándole la delantera por un par de centímetros y eso lo volvió loco de excitación.

Kaito volvió a unir sus bocas creando ese jugueteo por el dominio de sus lenguas, provocando que la saliva de ambos se volviera mucho más densa. Esta vez le tocaba a él, comenzó introduciendo una de sus manos por la parte de atrás de la ropa interior del detective y recorrió con suavidad la cálida piel virgen de la luz del sol y de a poco bajó la ropa hasta dejarlo en total desnudez.

Con ambas manos recorrió el cuerpo de su amado, sentía que era la cosa más delicada que había tenido entre sus manos, era como explorar los pasos de nuevo truco de magia, moviendo sus dedos con precisión para no equivocarse y no dañar nada, Shinichi le había arrebatado el puesto a todo lo que había conocido. Este sentía que Kaito lo trataba con una delicadeza que era surrealista y comprendiendo que la verdadera magia de Kuroba hallaba su origen en su preciosa mirada.

-¿Estás bien? -le preguntó nuevamente para asesorarse de que no estaba lo incomodando.

-Estoy un poco nervioso –se sinceró -nunca había estado con un chico antes, no sé muy bien que debería hacer.

-Déjate llevar.

Kaito acercó sus dedos a la boca del detective y los introdujo de a poco, casi como pidiéndole permiso. Kudō los relamió entendiendo que tenía que humectarlos bien y cuando estuvieron lo suficientemente mojados los retiró, con su mano libre separó las piernas del detective y acercó los dedos de a poco a su entrada.

Asustado, lo sujetó de la muñeca para detenerlo. Shinichi miró con duda a Kaito, se sentía demasiado nervioso.

-¿Quieres hacérmelo tu a mí? -le preguntó el mago intentando consolarlo, el cuerpo del detective temblaba y no quería obligarlo a nada.

Guiado por el deseo, Kudō sujeto entre sus manos el miembro de Kaito y comenzó a masturbarlo de a poco. Subiendo y bajando su mano sintiendo el calor desprender por su palma. Fue como echar carbón al fuego, Kaito comenzó a expulsar traviesos jadeos que lo llevaron a desear más.

-Llévatelo a la boca –le pidió con voz ronca.

Obedeció dando oportunidad a esa nueva experiencia. Tuvo cuidado de no hacerle daño con los dientes y comenzó succionar de a poco. La cabeza le daba vueltas y su respiración se sentía pesada, Su boca sabía salada y el líquido preseminal no tardo en salir. Escuchaba los ásperos gemidos de Kaito dando su aprobación animándolo a que continuara tal como lo estaba haciendo.

No quería eyacular en su boca, también quería hacerlo sentir tan bien como él lo estaba haciendo sentir. Con cuidado, afirmó su cabello para detenerlo, lo ayudó a acomodarse girado de espaldas a su lado. Apoyó su mentón en el hombro del detective y con la mano derecha imitó la primera acción. Su hábil mano subía y bajaba por su endurecido falo, Shinichi comenzó a regalarle un concierto de gemidos que resonaban en ecos por la habitación.

Sujetó su propia erección y se colocó con cuidado entre sus redondas y perfectas nalgas moviendo sus caderas de arriba abajo al mismo tiempo que masturbaba a Kudō con movimientos mucho más veloces sincronizando su excitación con la de él.

Shinichi agradecía a la vida por haberlo juntado con su rival, a pesar de que podía haber sido peligroso seguirlo se sentía bendecido, no quería ni necesitaba nada más. Ambos pensaban que toda su vida había sido para unirlos en el momento preciso, donde sus diferencias no importaban, en donde todo era como una nueva luz que les daba la oportunidad de volver a amar a alguien.

Estaban llegando a su punto limite. Como pudo giró su cuello para encontrar la boca de Kaito. Se besaron con desenfreno, disputando el puesto por quien desgastaba los labios del otro primero y envolviendo sus incontenibles gemidos con los besos que se daban. Kaito perdió el control de sus caderas y se dejó a merced para que los reflejos de su cuerpo hicieran lo suyo y en el momento en que Shinichi se arqueó  expulsando su esencia en la mano del ladrón y gimiendo su nombre, este liberó su líquido caliente en la espalda baja a la altura de los riñones del detective, pestañeando con fuerza y esforzándose por volver a respirar con normalidad.

-Te quiero –le decía con la respiración entre cortada una y otra vez –Te quiero tanto.

Lo ayudó a girarse para que quedaran nuevamente de frente y lo abrazó con fuerza depositando un beso lleno de amor en su frente y Shinichi terminó por aferrarse mucho más a él.  



*Se esconde en su escondite bien escondido*

Hallo! Les hablo desde mi caja de la vergüenza 📦

Me demoré en actualizar porque no me terminaba de convencer, soy medio virgen para este tipo de escenas (Y digo medio virgen porque una vez escribí algo así pero con muy poco detalle so para mi no cuenta 😅)

Es super tarde en mi país... o temprano, ya no sé asdfgh y entre que escribía y me daba el ataque de risa nerviosa de retrasada, pues me tomó más tiempo de lo normal y el capítulo volvió a quedar largo 😰

Sé que realmente no fue sexo, pero Shinichi estaba tan nervioso que no quiso ceder 😕 ya para la próxima esperemos que se suelte un poco mas *guiño guiño* Además quería centrarme más en la conexión que sentían ellos al encontrarse en un momento tan íntimo, espero que se haya entendido y que les haya gustado. 

Prometo que para la próxima se viene la verdadera acción. Quedo atenta a sus comentarios y cualquier duda :33 

💙 💚💖 💛 💜

Abrazos ;DD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top