XXII. Un Cupido de Emergencia


🌷Este capítulo surgió de la nada y quedó super largo :( 


Se desanimó en el momento en que su cuerpo volvió a ser el de un niño. La sensación de recuperar su cuerpo normal por periodos de tiempo tan cortos, le hacía sentir que casi no valía la pena, porque al encontrarse en los mejores momentos, la realidad lo golpeaba como una bofetada en la cara. Le había quedado claro que Haibara no le facilitaría nuevos prototipos y, por una parte, era mejor. Pero por otro lado, se moría de ganas de poder disfrutar con Kaito, hacer actividades normales de adultos, sin limitaciones. Y al pasar los días, quiso quitarse de dudas con respecto a algo que lo inquietaba.

Desde que se encontraron con Isabelle, hasta el día actual, habían vivido sin novedad. Tenía claro que venían momentos delicados, por lo que aprovechaba el tiempo para idear planes, buscar información, pensar en cómo acercarse nuevamente a Ai-chan y pasar tiempo con Kaito, jugando a algún video juego o disfrutando la presencia del otro. Curiosamente su momento favorito se convirtió en salir de compras a la tienda de abastecimiento con él y su madre. Le recordaba lo agradable que era vivir momentos como una persona común y corriente.

Sus padres le comunicaron que pronto volverían a los Estados Unidos y creía que era lo mejor. Así se sentiría más libre de poder actuar bajo sus propios instintos, sin la calculadora mirada de su padre adivinando sus pensamientos o preocuparlos ante cualquier amenaza y ponerlos a ellos en peligro.

También decidió responder el mensaje de Hattori, que hace un par de días le preguntó si había conseguido nuevas pistas. Como ya era tarde, le hizo un resumen de todo y partió con ganas hacia donde estaba desesperado por ir.

Suponía que todos ya se encontraban durmiendo. Con sus pequeñas manos giró con extrema delicadeza la manilla de la puerta y se coló como un gato en la cama del ladrón. Kuroba, quien se encontraba profundamente dormido y roncando se estremeció expulsando un gracioso quejido. Le costó ubicarse y solo se dio cuenta cuando el niño se acurrucó junto a el. Kaito acomodó su pequeño cuerpo contra el suyo e intentó volver a conciliar el sueño, pero su acompañante parecía no querer dormir.

A pesar de tener su mente ocupada, todas las noches no dejaba de pensar en Kaito e imaginarse múltiples escenarios donde eran protagonistas de todo tipo de situaciones y eso le hacía querer estar pegado a él. Buscó su mano en la oscuridad y las unió con fuerza, como si fuesen a separarlos. Se enterró aún más en el pecho de Kaito, que subía y bajaba rítmicamente al respirar, embriagándose de ese dulce y seductor aroma, queriendo estar a su lado por el resto de la eternidad. Y todo parecía ir bien, hasta que Kaito comenzó a sentir incomodidad en el momento en que el niño pasó una de sus piernas sobre las suyas y lo besó cerca de la comisura de los labios.

-Detective, espera –no intentó reincorporarse, pero sí sujetó sus manos –Entiendo que no seas realmente un niño, pero tenemos que poner límites.

Conan entendía a lo que se refería -A mí no me molesta.

-Pero a mí sí. No tengo problemas con abrazarte, tomarte en brazos, demostrarte mi cariño de cualquier otra manera que no implique poner mis manos sobre ti e incluso que durmamos juntos, pero nada más -le explicó con voz seria –Nada de besos, ni insinuaciones físicas de ningún tipo.

-¿Por qué? -intentó ocultar su frustración.

-Porque tu cuerpo es el de un niño y no me siento cómodo propasándome. Tampoco vas a hacerme caer en tu juego, porque por muy duro que suene para ti, la idea de imaginarme contigo en plan romántico cuando estás así -hizo énfasis –me re repudia.

Le dio la espalda, molesto –Bien.

-Lo que no significa que no te quiera de la misma manera. Y esperaré el tiempo que haga falta para poder estar contigo, en el sentido completo de la palabra.

El niño se dio la vuelta y vio como sus preciosos ojos brillaban como dos zafiros a causa de la luz que entraba por la ventana. Y volvieron a la misma posición que estaban en un principio, pero con mucho más cariño y conmiseración.


Prosiguieron un par de días más, viviendo todo en modo de rutina, con la diferencia que los padres de Shinichi se iban esa misma tarde y que Kaito desde la mañana comenzó a actuar de manera extraña. En un principio el detective creyó que había dicho algo que lo molestó y repasó todos los momentos desde que tuvieron aquella conversación hasta esa misma mañana. Había pasado la noche juntos y todo parecía en orden, de hecho, casi no cruzaron palabra y desayunar con un silencio tan molesto lo sacaba de quicio. Se conformaba con cualquier payasada de Kaito, así que fue directo al grano e intentó llamar su atención.

Tomó una de las servilletas y comenzó a hacer dobleces, mirando a Kaito de reojo, pero este se encontraba muy concentrado revisando su celular con rostro aburrido.

Le acercó el intento de barquito que había hecho y esperó por su aprobación, recibiendo, nuevamente indiferencia.

Nueva estrategia, lo tomó con sus dedos y lo posó arriba del teléfono del mago.

Kaito lo miró sin ganas -Está mal, se supone que esa parte la doblas hacia el otro lado.

-Ah -respondió con inocencia -¿Me enseñas?

Entendió que Kaito se mensajeaba con alguien por la manera en que movía sus dedos y el intervalo en que volvía a repetir la acción.

-Hay un montón de videos en internet – le dijo y se retiró antes de que el niño volviera a agregar algo más.

Esa preocupación en su interior era nueva. Tener ese tipo de sensación cuando sabes que algo no anda bien en tu relación con otra persona, pero que no sabes lo que es o si tienes o no culpa.

Comenzaba a sentirse inseguro, realmente pensaba que había hecho algo para que Kaito estuviera comportándose tan distante con el. A su mente volvió la conversación de la otra noche, pero estaba casi totalmente convencido de que no era eso y se sentía demasiado cobarde para preguntarle directamente.

Miró el barquito encima de la mesa, se sentía rechazado, tornó su vista a sus pequeñas manos que estaban pegajosas por los restos de alimentos y pensó en una posibilidad.

¿Y si Kaito se sentía decepcionado de la relación que mantenían? Tal vez, al igual que el, quería disfrutar de más momentos donde los dos estuvieran a la par.

-Un momento -pensó -¿Relación? Técnicamente no habían concretado nada.

Estaba claro que se querían y que deseaban estar juntos de manera formal, o bueno, por lo menos el detective tenía esa certeza de su parte, lo cual lo hizo convencerse de que todo esto, para Kaito debía resultar agotador.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando alguien le removió cariñosamente el cabello.

Levantó la vista –Akai-san –le dijo al hombre que se sentó a su lado dedicándole una cálida sonrisa.

-Si sigues atormentándote de esa manera, quemarás tu valioso cerebro –se sirvió café.

El niño sonrió nervioso –No sé a qué te refieres.

Este otro solo lo miró dulcemente y comenzó a beber de la taza que se había servido. Kudō comenzó a cuestionarse la posibilidad de que los dos hombres mayores que vivían allí tuvieran la habilidad de leerle la mente, podía tratarse de eso o realmente era un bobo con los temas del corazón.

El sonido del timbre sorprendió a todos. Era demasiado temprano para que alguien intentara ubicarlos. Caminó hacia la entrada y su madre abrió la puerta. Escuchó una voz masculina con un acento peculiar.

-¿Puede salir Conan-kun a jugar?

Yusaku, Kaito, Akai y el nombrado se asomaron en fila para ver de quien se trataba. La alegre sonrisa de Heiji lo hizo quedar helado, además que no venía solo, en una mano traía un transportador de mascotas, donde Caramelo-kun miraba ansioso por las rendijas con cara de querer salir de allí. Tenía que traerlo consigo sí o sí. Eran sus días de cuidarlo y Kazuha siempre se quejaba cuando lo dejaba todo el tiempo con su madre.

-Hattori ¿No se suponía que llegarías el jueves?

-¿En qué mundo vives? -le preguntó confundido –Hoy es jueves.

-Perdónalo -Yukiko le sonrió llevándose ambas manos a las mejillas –Shin-chan está enamorado.

-¡Mamá! -le gritó dando una patada al suelo.

Heiji saludó a los presentes y ellos lo recibieron cordialmente. Los mayores siguieron en sus asuntos y los chicos se reunieron en la sala.

-¿Conseguiste lo que te pedí? -preguntó impaciente el pequeño Kudō.

El moreno lo miró receloso sacando algo de su mochila –Claro que lo conseguí, pero antes de entregártelo debes contarme lo que ocurrió -levantó su mano lo más alto que pudo mirando como su amigo daba patéticos e inútiles saltos intentando alcanzar eso que traía.

Se sentó en el suelo, resignado y cruzándose de brazos –Ya te lo dije, discutí con Haibara.

-Si, eso ya me lo dijiste, pero necesito detalles.

Conan miró dudoso a Hattori, luego a Kaito, que le levantó una ceja con clara desaprobación y molestia y volteó su cara. Gesto que le recordó a Ai-chan.

Posó los ojos en sus pies y los tomó entre sus manos sin mirar a ninguno de los chicos debido a lo avergonzado que se sentía al recordar el asunto.

-Le dije que nunca me había interesado románticamente con ella porque Ran era mucho mejor.

Desde que no vivía en casa del Tío Kogoro que no recibía esos golpes tan fuertes en la cabeza.

-¡Idiota! ¡Esas cosas no se dicen! -le regañó Heiji intensificando aún más su acento de kansai.

-¡Ya lo sé! -le dijo sobándose el chichón que crecería de seguro –Pero cuando me di cuenta ya lo había hecho, tampoco creí que se enfadaría tanto.

-Ya ves, si eres tonto –le insultó lamentando la situación -Ella es una chica difícil ¿Piensas que con esto ella te perdonará? -hizo énfasis agitando lo que tenía en la mano –Perdona que te lo diga, pero si yo estuviera en su lugar, me ofendería que intentaran comprarme con esta basura.

-Solamente quiero acercarme un poco a ella y que se sienta un poco mejor.

Finalmente se lo arrebató de las manos. Se trataba de un papel enrollado y que el detective le había pedido con instrucciones y todo a Hattori. Lo abrió para verificar que todo estuviera como indicó.

Había visto esa fotografía de Higo pegada en la habitación de Haibara. La única diferencia era que esta estaba autografiada con una dedicatoria. Sabía que Hattori tenía razón, no podía ser tan  escoria y pretender pedir disculpas a la chica con semejante tontería, por mucho que significara para Haibara. Pero era un tonto, no encontraba otra manera de llamar su atención. Su plan era reemplazarlo y el hijo de Hattori le proporcionó una nueva idea.

-¿Cómo fue que conseguiste el autógrafo? -preguntó Kaito acariciando a Caramelo-kun que se había subido a sus piernas en buscar de atención.

Heiji entrecerró los ojos –Gracias a mi influencia como detective logré que la agencia me consiguiera la mercancía autografiada, claro que este no se negó al recordar a la pequeña que lo ayudó a desenmascarar al asesino aquella vez. Digamos que yo solo fui útil para apurar algo que Kudō hubiese tardado meses en conseguir.

-Te debo una –le sonrió.

-Entonces –se impacientó Heiji aunque el niño no entendía por qué la prisa -¿Cómo lo piensas hacer?

-Vamos a casa del Profesor, seguramente al verme, se encerrará en el laboratorio, es en ese momento cuando haremos el cambio -miró a Caramelo-kun y luego a Heiji –Y necesito que lleves a tu gato.  


-Buenos días, Profesor –lo saludó cuando les abrió la puerta.

-¡Shinichi! -se alegró al verlo -¡Y Hattori-kun! ¡Cuánto tiempo sin verte! -también saludó a Kaito.

-Me da gusto verlo, Profesor –lo saludó de vuelta el moreno y miró hacia el sofá donde la niña se encontraba leyendo su típica revista de moda –Hola, Ai-kun –le hizo un gesto con la mano.

Ella bajó su revista y concentró su inexpresiva mirada en el muchacho –Detective del oeste –lo saludó a su manera -¿Qué te trae por aquí? ¿Quién es? -se concentró en el minino que Heiji traía entre sus brazos.

-Es el hijo de Hattori-kun y Toyama-chan –se burló Kaito recibiendo un codazo.

Haibara pareció cambiar fugazmente su humor a uno mucho más de agrado mientras acariciaba al gato. Conan parecía aliviado de verla concentrada en algo que la hacía feliz, pero en el momento en que pensó en eso, la penetrante y acusadora mirada de Ai reparó en él y su buen humor se fugó tan rápido como había llegado.

-Qué bonito es –le dijo a Heiji -Me da gusto verte, pero estoy un poco ocupada. Estaré en el laboratorio –se marchó.

Hattori miró de manera tensa a su amigo –Ella parece realmente molesta, incluso yo me siento incómodo.

-Deberíamos aprovechar ahora –dijo Conan mirando por si la chica volvía a aparecer.

-¿Qué quieren hacer? -preguntó nervioso el Profesor.

-Solo queremos darle una sorpresa.

Le explicaron el plan al Profesor Agasa, este se encontraba dudoso respecto a la idea de los chicos. Existía una delgada línea en la que Ai-chan podía reaccionar completamente mal, después de todo, lidiaba a diario con ella y sus cambios de humor. Definitivamente hacer algo así era arriesgado.

-¿Estás seguro, Shinichi? Te estás jugando la oportunidad de no reconciliarte con ella para siempre.

-Sí -dijo determinado –Ya no voy a dar marcha atrás.

Fueron los tres a la habitación de Haibara y dejaron al hombre vigilando. El niño centró sus ojos en la pared, dando inmediatamente con el poster. Comenzó a despegarlo cuidadosamente, mientras los otros dos investigaban el cuarto.

-¿Qué crees que guarde en un armario tan grande? -preguntó Heiji curioso intentando mirar por el rabillo –Solo es una niña, bueno, físicamente.

-¡Oye! ¡Ten respeto! -le regañó Kaito -Estás en el cuarto de una chica -abrió uno de los cajones de la mesita de noche, parecía estar buscando algo.

-¿Se quieren concentrar? -les pidió Conan –Ahora ayúdenme con... -fijó sus ojos en lo que estaba en el interior del cajón que Kaito había abierto -¡Es el prototipo! -acercó su mano para cogerlo, pero se arrepintió -Kaito, tómalo tú.

Lo miró molesto -¿Por qué tengo que hacerlo yo?

-Porque tú eres el ladrón -le respondió rodando los ojos como si la respuesta fuese más que obvia.

Kuroba se enojó y cerró de golpe el cajón.

-¿Qué te sucede Kaitō Kid? -Heiji se burló -No eres de rechazar desafíos.

-No quiero robarle a ella, me haría sentir mal, además yo solo tomo joyas prestadas.

Heiji continuó molestándolo y sacó un marcador de su bolsillo –El ladrón se siente mal de robar, que ironía de tu parte.

-No seas cobarde, Kuroba –Conan lo retó y Kaito lo miró con el gesto mucho más severo que antes.

-¿Alguien me va a explicar que ocurre entre ustedes dos? -preguntó Heiji –Desde que llegué que hay un ambiente extraño ¿O es que algo no funcionó en la cama?

Kaito lo ignoró -Voy a buscar a Caramelo-kun –se marchó.

El niño lo vio salir por la puerta y Hattori se percató de la dulce mirada de desentendido que tenía su pequeño amigo.

-No te preocupes, de seguro no le pasa nada –lo animó.

Heiji destapó el marcador y lo acercó hacia la fotografía de Higo que el detective había tendido sobre la cama.

-¡Espera! -lo detuvo antes de que cometiera una tontería -La idea es romperlo, no rayarlo.

-No seas aburrido. Si vamos a estropearlo, hagámoslo bien –no esperó más y comenzó a dibujarle un bigote.

-¡Para! -Conan le movió la mano y la línea negra quedó trazada desde la parte superior del labio hasta la mejilla del jugador de fútbol.

-Aquí está nuestro protagonista –Kaito volvió con el gato en brazos -¡¿Qué hacen?! -se espantó cuando vio la marca de lápiz.

-¡El bruto de Hattori que todo lo arruina!

-¡¿Quieres otro golpe?!

Kaito dejó a Caramelo-kun sobre la cama y ayudó a los chicos a romper y arrugar el poster del ídolo de Haibara, para dejarlo tirado encima junto al felino.

Salieron en silencio por la puerta, pero un maullido a sus espaldas los obligó a girarse. Caramelo-kun parecía no querer separarse de su padre y se acercó a sus pies moviendo la cola.

-No –le reprendió Heiji –Quédate en la habitación.

Lo cargó en brazos y lo soltó en la cama, volvió al pasillo con los chicos, pero el minino volvió a seguirlo. Heiji bufó cansado y una vez más lo cargó de vuelta a su posición, solo que esta vez cerró la puerta, escuchando como el pobre animal rasgaba y lloraba a la madera.

Volvieron a la sala con el semblante tan inocente que cualquiera que los viera se daría cuenta de que era más que obvio que algo malo habían hecho. Heiji, literalmente se echó en el sillón, Kaito se sentó a su lado y cuando Conan se acercó a ellos, fingió tener sed y fue a beber un vaso de agua. El Profesor los miraba nervioso desde el otro extremo de la sala, sentando en una de las sillas.

Bastó con esperar unos momentos para que los astros se alinearan y Ai-chan apareciera en la sala preguntando por el gato.

-Se fue por el pasillo –le explicó Conan y ella fue a buscarlo.

El pobre Profesor Agasa se tensó aún más y no pasó ni un minuto para que la niña volviera, con los ojos llorosos y sin creer que la bola de papel que tenía entre sus manos, fuera una de sus posesiones más valiosas.

-¡Mira lo que hizo tu bestia! -le gritó desesperada.

-¡No es mi culpa! -se escusó Hattori –Lo perdí de vista solo por un momento.

Haibara se apoyó desesperada en la mesa intentando desarrugar y unir todas las partes nuevamente mientras seguía chillando.

-Relájate mujer, es solo una fotografía de alguien que ni sabe que existes -le dijo Conan.

-¡¿Cómo te atreves a decir algo así?! -Haibara se fijó en las partes rotas.

-Ya está hecho, Ai-chan –le habló Kaito –El gato de Hattori lo rompió, ya no se puede hacer nada.

-¿Y por qué tiene dibujado un bigote? -preguntó incrédula, a lo que los chicos no pudieron aguantar las carcajadas -¡Fueron ustedes! -les llamó la atención con voz trémula.

-¿Cómo nosotros vamos a ser capaces de hacer algo así? -le explicó Heiji intentando aguantar la risa.

En un arrebato de locura e impotencia extrema, le quitó de las manos el vaso del que estaba bebiendo Kaito y lo arrojó con contenido y todo a Kudō, fallando en su puntería debido a sus temblores a causa de la rabia. El cristal explotó en el suelo cerca de los pies del chico, generando un gran estruendo.

-¡Yo no tomo tus cosas! ¿Por qué me haces esto? ¡Sabes lo importante que es Higo para mí! -su desesperación era tanta, que su voz se estaba quebrando amenazando con pasar al llanto.

-Tran...quila -le pidió Kudō con los ojos muy abiertos y con la cara sembrada en terror debido a la reacción de la niña.

-Ai-chan –Heiji se acercó a ella con duda y se agachó para quedar a su altura –Un amigo mío me explicó lo mucho que admiras a Higo -abrió sus manos mostrando el tubo de papel –Mira lo que conseguí para ti.

Haibara lo tomó temblorosa y lo abrió. Se fijó en que se trataba de la misma imagen que el trío de idiotas había arruinado, solo que con una firma y una nota en una esquina.

"Sigo eternamente agradecido contigo por haberme ayudado, señorita. Reafirmo mi palabra deseando que pudieras ser parte de mi equipo."

Lo releyó una y otra vez ilusionada reconociendo la letra -¿De verdad lo escribió Higo para mí?

-Sí, te prometo que no es ningún truco –le aseguró Heiji.

Haibara se abrazó a su nueva adquisición -¡Muchas gracias, chicos! - les agradeció con la voz más dulce y tierna del mundo, mirando con ojos brillantes de emoción a los tres y se retiró a su habitación para contemplarlo y pegarlo en la pared.

-No puedo creer que haya funcionado tan bien -expresó Kaito desde la mesa de la sala.

-¿Tan bien? -preguntó ofendido el pequeño detective –Si no fuera porque le temblaba la mano ¡El vaso me hubiese explotando en la cara!

El Profesor se acercó con la escoba para recoger los vidrios rotos, no quería ningún accidentado y los tres eran expertos en salir heridos.

-Eso fue tentar demasiado a la suerte –les dijo.

Heiji volvió a sonreír y antes de abandonar la morada para ir a centrarse en sus propios asuntos, Kaito fue a hablar con Haibara, de algo que explicó a los chicos, era un tema privado.  


No pensó que despedirse de los padres de Shinichi le causara tanta aflicción. Se había acostumbrado al ambiente familiar, hace muchos años que no gozaba de una experiencia similar. Se sentía querido y aceptado por el matrimonio y confirmó eso cuando Yukiko le dio un fuerte y largo abrazo antes de partir y Yusaku le pidió a su hijo que cuidara de el. Realmente les echaría de menos y los muchachos prometieron que apenas tuvieran tiempo libre irían por unos días de visita a Estados Unidos.

Un bostezo demasiado exagerado por parte de Hattori dio a entender que, por su parte, necesitaba un buen descanso. Kudō le había explicado más o menos como iba avanzando todo, pero como siempre que se juntaban a planear algo, terminaban haciendo cualquier cosa menos eso y con todo el jaleo de los padres del detective, les fue mucho más imposible concentrarse como correspondía.

Al niño le sorprendió el hecho de que Kaito fuese el primero en desearles buenas noches e irse a dormir, ya que se suponía que el que debía estar más cansado era Hattori.

-¿Crees que se sienta desanimado porque mis padres se fueron? -le preguntó Conan a Heiji mientras caminaban hacia una de las habitaciones donde dormiría el moreno.

-Quien sabe, tal vez solo tuvo un mal día.Supongo que lo mejor será dejarlo descansar.

A esas alturas el detective tenía más que claro que a Kaito le ocurría algo y que estaba ligado directamente con el. Daba vueltas en la cama intentando comprender su cambio de comportamiento tan repentino. Pensó que podía ser síndrome de abstinencia a causa de las drogas y volvió a sentir ese nudo en el estómago. A lo mejor, si iba a su habitación como casi todas las noches, Kaito hablaría y aclararía la situación. El problema fue que al entrar al cuarto no lo encontró.

Lo más lógico era que estuviese en el baño, pero la teoría también fue descartada cuando fue al lugar y no lo encontró allí ¿Dónde más podría estar? Se asomó por una de las ventanas para echar un vistazo al jardín, ya que pensaba que podía haber salido a fumar.

En efecto, el mago se encontraba en la oscuridad de la noche, su semblante era serio y parecía estar debatiendo con sus propias emociones, la única diferencia era que su compañía era Hattori, quien movía la boca, diciéndole quizás que cosa, ya que se mostraba molesto.

Ahora sí que estaba preocupado, sentir que su amigo y su ¿Pareja? Le ocultaban algo era una sensación de lo más desagradable. El desconfiar, provocaba que la inseguridad se apoderara de el y solo porque escuchó las palabras de su padre resonar en su cabeza advirtiéndole lo que provocaba escuchar conversaciones ajenas, fue que prefirió no intentar escuchar de que hablaban esos dos y se marchó al punto de inicio para intentar dormir.

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-Ya te lo dije –le repetía Hattori -Kudō es un menso, no se fija en ese tipo de detalles.

-Lo sé, pero estoy seguro que ambos queremos que sea un poco especial.

-Ya entendí, eres un romántico.

-¡No es eso! Pero él es alguien valioso para mí.

Desde que supo que no eran familia que no había dejado de pensar en otra cosa. Heiji Hattori estaba en lo correcto, Kaito era un romántico, no de esos que desbordan cursilería, pero fantaseaba con cierto tipo cosas, sobre todo si se trataba de quien robaba sus suspiros y sí, sonaba completamente a hipocresía, ya que como bien habían dicho los chicos, él era el ladrón.

Shinichi correspondía a sus sentimientos, se lo demostró de una manera muy osada, desafiando su propia voluntad, creencias y yendo en contra de lo que suponía, sus padres y la vida le habían inculcado. Quedaba en la cola una última cosa, pedirle de manera formal que fuera su novio.

Llevaban tiempo de conocerse y a través de los años, cada momento donde coincidían, parecía ser que era para conocer una parte más del otro, sobre todo ahora. Y era por eso que Kaito prefirió pedir ayuda a la persona que fuera más cercano a él. En un principio, pensó en preguntarle al Profesor Agasa que tipo de cosas no haría que Shinichi saliera huyendo de miedo, pero no se atrevía. También pensó en la madre del chico, pero descartó esa idea porque la vergüenza era mayor, además tampoco haría algo como una cena o ese tipo de cosas. Lo único que tenía claro, era que quería que ambos se sintieran cómodos y agregarle un poco de sus habilidades en su área preferida y llamar su atención con eso, como siempre lo había hecho.

-A todo esto ¿Conseguiste la píldora?

Kaito asintió -Sí, le expliqué a Ai-chan la situación y ella comprendió. Es una buena chica -Kaito se cruzó de brazos –Y su buen humor fue de gran ayuda.

-Todo gracias al gran detective Heiji Hattori –alardeó orgulloso.

-¿De verdad piensas que lo mejor para no levantar sospechas es ignorarlo?- Le preguntó Kaito al dueño de la idea –Creo que causa el efecto contrario, además de que me desanima verlo tan confundido. Mi actitud con él cambió de un día para otro –se pasó la mano por el cabello, sintiéndose culpable al recordar las caras que el niño ponía.

-Eso es tu culpa por no preguntarme antes –Heiji se mostró molesto –De un día para otro no se puede planear mucho. Pero te diré una cosa, a Kudō le gusta mucho el fútbol y aunque lo niegue, disfruta viendo como demuestras tu talento –hizo una mueca –Solo que lo oculta diciendo cosas como "No existen los magos, pese a los juegos y trucos, no son más que humanos" o "La mayoría de los artistas se hacen famosos después de muertos y yo voy a convertirte en celebridad enviándote a una tumba llamada prisión" -esas dos últimas frases las dijo intentando imitar su voz –No es más que un creído.

-Vale, entonces mañana tú lo distraes, mientras yo sigo ignorándolo y planeando todo.

-No te emociones, que tampoco tengo opción -cambió de tema, por lo tanto, dejó de susurrar -Kudō me dijo que conoces a una chica que puede tener información ¿Es cierto?

-Sí, la conocí hace varias semanas, por casualidad.

-¿Y está buena? -le preguntó con tono pervertido -¿Cómo es?

-Ni te imaginas –Kaito adoptó la misma actitud –Es extranjera y tiene unos pechos como...

-¡Hasta acá se escuchan las tonterías que hablan! -Ai-chan se asomó con la melena toda despeinada por una de las ventanas del Profesor Agasa –Vayan a dormir.

Cerró la ventana con brusquedad, dejando a los dos chicos despavoridos y sintiéndose obligados a acatar la orden.  

Como habían dicho, Heiji y Conan pasaron todo el día juntos con la excusa de organizar todo de antemano. Mientras el mago terminaba de preparar sus cosas.

Meterse tanto en el asunto, lo hizo olvidar un poco la actitud de Kaito y cuando hicieron una pausa, Kuroba apareció en la sala buscando uno de sus calcetines ya que tenía la costumbre de dejarlos regados por toda la casa.

-¿Vieron un calcetín de conejito? -preguntó buscando por todas partes. A Kaito le gustaba usar ese tipo de prendas con patrones de animales tiernos.

-No –realmente no lo había visto -¿Has comido algo? Ya que no quisiste almorzar con nosotros...-le preguntó el detective preocupado, debido a que había notado, la vez del accidente, que el mago al no alimentarse correctamente sufría de cambios de peso muy rápido y de por sí era delgado. No quería que enfermara o le pasara algo.

-No tengo hambre –le respondió seco sin molestarse en mirarlo y fue en busca de su prenda extraviada a otra habitación.

-¿Qué le pasa? -soltó frustrado el pequeño Shinichi apoyando su mentón en la mesa y cubriendo su cabeza con los brazos.

-A lo mejor está estreñido -Heiji estaba comenzado a dudar de que su consejo no había sido tan buena idea –No te desanimes, mira lo que conseguí para ti –le acercó con la mano una pequeña caja de plástico.

-¿Qué es esto? -preguntó tomando la caja entre sus dedos y la abrió -¡¿Lo robaste?!

-No hagas preguntas y trágatela -le exigió Hattori extendiéndole un vaso con agua y entendiendo que Kaito estaba listo. Miró por la ventana calculando el tiempo restante para que oscureciera –Luego vamos a patear el balón para despejar un poco la mente.

En ese sentido era como un niño, no le tomaba el peso al que consumir prototipos del APTX cada vez que tenía la oportunidad, podía dejarlo en ese estado para siempre. De hecho, si fuese por él, lo tomaría cada vez que se acabara el efecto y esta no fue la excepción. Se tragó desesperado la pastilla como si se tratara de un dulce.  

Le sonreía feliz al balón cada vez que Hattori lo pateaba de vuelta, era casi como ver a un perro con su dueño jugando a traer la pelota. Sobra decir, que Kudō era el perro.

Kaito hizo su aparición de repente, haciéndole una señal a Hattori para que los dejara solos.

-¡Voy al baño! -anunció el moreno imitando a Conan-kun.

Shinichi se giró recayendo en la presencia de Kaito -¿Te sientes mejor?

Se encogió de hombros –Creo...¿Te molesta si juego contigo?

El detective le sonrió esperanzado –No te dejaré ganar si es lo que piensas.

Kaito sonrió -Lo mismo digo -sacó un balón de quien sabe dónde –Pero lo haremos con el mío.

Pateó un balón idéntico al que estaba usando Shinichi. A este le pareció raro, se le pasó por la mente la idea de que el mago le jugaría alguna especie de broma pesada.

-¿Qué tiene de especial este balón? -le preguntó tomándolo entre sus manos, girándolo y tomándole el peso. Parecía ser uno igual a todos.

-Siempre te he visto patear con tus zapatillas de alta intensidad –quiso desafiarlo –Sin ellas ¿Cuánto es lo más fuerte que puedes hacerlo?

Levantó una ceja, orgulloso. Con el pie derecho mantenía la pelota en el aire, tomando fuerza y calculando el momento preciso para dejar en evidencia su gran talento y habilidad. Pateó con todas sus fuerzas en dirección a la pared que dividía su casa con la del Profesor Agasa. El balón se impactó en el ladrillo y en lugar de rebotar, simplemente explotó y de su interior salieron un montón de papeles de colores y palomas blancas que partieron ansiosas su vuelo.

La sorpresa del detective se reflejaba sin vacilación en su cara y fue en aumento cuando una de las preciosas aves de Kaito se acercó volando hacia él con un pequeño girasol de papel entre sus patas. Shinichi la recibió con perplejidad y Kaito se acercó a su lado.

-¿Qué es todo esto? -le preguntó sin sospechar ni hacerse idea de nada y con una mano en el pecho a causa del espanto.

Kaito le sujetó esa mano –Con todo lo ocurrido no tuve tiempo de preguntarte y tampoco sabía muy bien cómo hacerlo, no quiero incomodarte...

Con lo avergonzado que lucía Kaito, ahora sí que lo entendía mejor -¿Es por eso que me ignorabas?

-Sí, digamos que la idea no fue completamente mía.

-Ese Hattori -negó con la cabeza pensando en lo desorientado que era su amigo con esas cosas.

-Entonces tú...Quieres...Yo...Estamos -sentía la lengua trabada y su cabeza no lograba formular una frase coherente.

Las estrellas de repente parecían más brillantes y en lugar de que el mundo girara, parecían hacerlo sus corazones. Shinichi obligó a Kaito a que posara sus manos en su cintura, mientras que las de el, se recargaban en sus suaves y acaloradas mejillas. Adoraba esa sensación, poder atraerlo con tanto dominio, por lo que no aguantó más tiempo para hacerlo.

Era una fortuna sentir que cada vez que se besaban fuera con la misma ilusión que la primera vez. Sentir que no existe nada más que su indestructible amor. Con los ojos aun cerrados y acercándose un poco mas el uno al otro, el mago abrió un poco la boca para que la lengua del detective bailara con la suya.

-Pensé que había quedado claro –sonrió cuando separaron.

Kaito le sonrió de vuelta y sin soltar su cintura -¿Puedo decir entonces que tengo de novio al detective más testarudo del mundo?

Shinichi asintió apretando los labios para no gritar debido a lo feliz que se sentía.

-Pero no vuelvas a ignorarme de esa manera, por un momento creí que te sentías cansado -ladeó su cara –Ya sabes, por lo de mi forma de niño.

-Tonto –le golpeó la nariz con el dedo índice -Cuando te sientas así tienes que decirme. No te guardes ese tipo de dudas. La comunicación es fundamental.

Shinichi se alivió y por supuesto que, para la próxima vez, antes de pasarse todo tipo de películas, hablaría con Kaito primero.

-¿De verdad que no te molesta?

Kaito tomó sus manos y las acercó a su propio pecho.

-No me molesta. Te dije que te ayudaría a recuperar tu cuerpo y los límites quedaron claros el otro día. Esperaré a tu lado el tiempo que sea necesario, no me importa que pasen años -suspiró, Shinichi se veía hermoso y eso lo hacía volverse meloso –Aunque siempre serás mi pequeño detective.  


Hallo gente bonita :33 

Como dije al comienzo, quedó bastante largo 😓 espero no les moleste.

Imaginarme a Shinichi todo chikito y confundido sin entender la actitud de Kaito me provocó alto nivel de ternura asdfgh 💘

Ya que nombramos el tema de las "vacaciones" en Estados Unidos ¿Les gustaría leer algo así o hay algún lugar en especial donde les gustaría ver a los chicos? 

Les pregunto porque tenía pensado que fueran a Las Vegas XD  más adelante por parte de la madre de Kaito, ya que Shinichi tiene que conocer a su suegra 7w7 😂

Bueno ya saben, los leo y cualquier cosa me lo hacen saber uwu

Abrazoos ;D


💙 💚 💖💛 💜



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