XVIII. Familias y Disfraces
Se separó de él como si valiera la pena disimular, lo que era ridículo ya que el matrimonio había sido testigo de cómo su hijo tenía su lengua metida hasta la campanilla en la boca de su amante.
- ¿Cuándo volvieron? -preguntó poniéndose de pie y sacudiendo su ropa, Kaito lo imitó.
-Hoy por la mañana -respondió Yukiko intentando distinguir el rostro del mago, pero este mantenía la mirada fija en el suelo.
Yusaku estaba en lo mismo, analizando al chico que acompañaba a su hijo y solo le tomó casi medio minuto para reconocerlo.
- ¿Eres mago? -le preguntó casi afirmando.
Kaito subió tímidamente la cara dando de golpe con la penetrante e imponente mirada del hombre –Sí señor -asintió escuchándose más nervioso de lo que quería aparentar.
Su esposa entrecerró los ojos y exclamó entusiasmada -¿Eres el hijo de Toichi Kuroba? ¿Kaito-kun? ¿Ese es tu nombre, no es así? -Kaito afirmó con la cabeza y Yukiko juntó sus manos -¡Qué grande estás!
Shinichi miró a su madre, luego a Kaito y finalmente a su padre intentando comprender que ocurría.
-Supongo que podemos hacer las presentaciones correspondientes –Yusaku miró a ambos chicos –En un lugar más cómodo que la entrada.
-¡Así es! ¿Por qué no tomamos un té? Y me cuentas sobre tu novio, Shin-chan.
A Shinichi le dio un ataque de tos tan exagerado que en un principio hasta el mismo creyó que su cuerpo, debido al nerviosismo y la vergüenza habían reaccionado involuntariamente, pero como el ataque de tos y los agitados latidos en su corazón no cesaban, entendió que no era un simple reflejo y se tiró al piso esperando a que concluyera.
-Qué conveniente –Kaito rodó los ojos divertido.
Y finalmente, pasó. Incluso olvidó lo que era volver a su forma de Conan, tuvo que aceptar su condición y no le quedó de otra que ir a cambiarse. Kaito iba a seguirlo, pero Yusaku se lo impidió y esperaron unos minutos hasta que el mini Kudō volvió a la sala, esta vez vistiendo ropa adecuada a su tamaño.
- ¡Esto es culpa de ustedes! -agitaba los brazos tiernamente intentando soltarse del agarre de su madre –Todo iba bien hasta que ustedes volvieron, ahora quizás en cuanto tiempo no recupere mi cuerpo normal.
-Creo que tu cuerpo ya no te pertenece del todo –la ex actriz lo miró con ojos coquetos y sugerentes, logrando que Kaito se atragantara con el té y que su hijo quedara con el rostro rojo.
Yusaku dio un sorbo a su taza y miró a los chicos analizándolos, levantando levemente una ceja –Deben estar metidos en un buen lío para que estén cooperando juntos.
-No es nada de lo que tengas que preocuparte –se apresuró a responder su hijo de forma tajante, no quería que su padre se involucrara.
Kaito lo miró de reojo pensando –Casi muero y tú dices que no es nada de qué preocuparse.
No hacía falta mucha presentación, Yukiko y Yusaku sabían quién era Kaito, y el también había conocido a la madre de Shinichi cuando era un niño. El único que estaba un poco perdido era el pequeño.
-¿Y de dónde se conocen? -preguntó aburrido a su madre.
-Fui alumna de su padre.
Kaito se acomodó en la silla, ganándose la mirada analítica de Yusaku.
-Dices que no hay nada de que preocuparse, pero yo veo a tu amigo recuperándose de una reciente operación -miró a Kaito –Seguramente se trata de una herida provocada por arma blanca...o de fuego.
Si existía alguien en el mundo y de las personas que conocía Shinichi a quien no podía engañar y que siempre iba a un paso adelante, ese era su padre. Incluso a veces daba tanto miedo calculando todo con anticipación, que parecía un narrador omnisciente.
Tuvieron que contar la historia tal como había sucedido y al recordar ciertas cosas, el detective se sintió avergonzado por no haber podido impedir momentos desagradables o avanzar en el caso de una manera diferente.
-¿Seguro que ya te encuentras mejor? -preguntó el señor Kudō preocupado a Kaito.
-Sí, afortunadamente pude recuperarme rápido -miró al niño con claras intenciones de incomodarlo- Me dieron excelentes cuidados.
Este, le dio una patada por debajo de la mesa y fingió un bostezo –Bueno, la charla está interesante -recurrió al sarcasmo –Pero me voy a dormir y Kaito también.
Lo dijo casi como una orden y Kaito sabía que era mejor obedecer, la situación en sí ya era bastante incómoda y no quería quedarse a solas con los padres de Shinichi, mucho menos después que lo pillaran en pleno jugueteo sexual con su único niño en la entrada de la casa. Así que se apresuró en seguir al pequeño hasta el segundo piso y una vez que estuvieron lo suficientemente lejos para que no los oyeran, Conan le preguntó.
- ¿Qué te dijo mi padre cuando subí a cambiarme?
-Nada, solo me invitó a tomar asiento, fue muy amable –se extrañó -¿Tenía que preguntarme algo?
- ¡Podría haberte preguntado muchas cosas! Sobre todo, mi madre... pero supongo que lo hizo para que no tuviéramos oportunidad de crear alguna historia falsa.
-Ya veo, es increíble como puede saber todo con tal de ver el más mínimo detalle, creía que solo yo te superaba.
El niño lo miró con ojos desafiantes por unos fugaces segundos –Si no tienes nada más que decir, me voy a la cama –se dio media vuelta.
-¡Espera! -lo sujetó del brazo -¿No vas a pasar más tiempo con él? ¿O con ambos? -preguntó refiriéndose a los padres.
-No -respondió seco –Quiero dormir.
Kaito lo miró dubitativo –Pero hace tanto que no los ves...y se nota que ellos quieren pasar tiempo contigo.
-Siempre ha sido así, mañana supongo que podremos compartir un poco...
Esta vez sí se marchó a su habitación y se recostó en la cama pensando en eso último. Casi ni terminó de formularse la pregunta del por qué Kaito mostró tanto interés en que pasara más tiempo con sus progenitores ¡Y que tonto fue! Lo había dicho, porque el estaba solo hace mucho tiempo y recordó la historia de su padre, quien había muerto y sabía que a Kaito le dolía. Para peor, no se le ocurría como ayudarlo a sentir mejor, menos ahora que había vuelto a su forma de niño y no poseía todas las capacidades. Terminó por quedarse dormido con las ideas hechas un desastre.
Se levantó activando el protocolo rutinario de cada día, intentando enfocarse en lo que realmente era importante y eso era evaluar los siguientes posibles pasos a tomar.
En la primera planta se encontró a su madre platicando animadamente con Kaito mientras desayunaban. Su padre, que los acompañaba en silencio, mostró un casi invisible alivio en el rostro cuando divisó a su hijo entrar y unirse a ellos.
-Buenos días -saludó el pequeño.
Los presentes sonrieron -¡Buenos días, Shin-chan!
-Te estábamos esperando, bello durmiente -está vez fue Kaito.
Conan miró a Kuroba amenazándolo con que dejase de llamarlo con sobrenombres extraños frente a sus padres, era por el bien de ambos.
-Le preguntaba a Kaito-kun si tenían trabajo que hacer hoy -sonrió ella.
-Claro, siempre tengo trabajo que hacer -respondió Conan molesto tomando una taza de café de la mesa -¿De qué charlaban que papá parecía querer salir huyendo? -hizo una mueca ya que el sorbo que dio a la taza estaba demasiado dulce para su gusto.
- ¿De que podrían estar hablando una actriz y un mago? -Kaito preguntó sabiendo que conocía la respuesta.
Lo pensó por un segundo –De alguna mierda relacionada con disfraces.
- ¡Bingo! -su madre aplaudió tiernamente.
-Apresúrate –la ignoró y se dirigió a Kaito –Tengo que ir a casa del Profesor a hablar con Haibara.
-Fue tiempo récord -anotó ella en su libreta –Este era un prototipo mejorado, pero tampoco te emociones, recuerda que cada vez que tomas una nueva fórmula, generas anticuerpos.
Conan suspiró -Ya cada vez me siento con menos esperanzas.
-No me subestimes, conseguiremos regresarte a tu forma original –quiso darle ánimos –Y podemos negociar con respecto a este prototipo.
- ¿Hablas en serio? -sus ojos brillaron emocionados –Entonces lo quiero ahora, puedo guardarlo yo -estiró las manos esperando que le entregaran algún tipo de píldora.
Haibara le dio un tortazo –De ninguna manera, solo cuando yo lo vea completamente necesario- siguió anotando cosas –Ahora, necesito saber si algo lo detonó.
-¿A qué te refieres?
-A que estabas haciendo cuando comenzó a terminar el efecto.
Tragó saliva asustado al recordar aquel vergonzoso momento, cuando sus padres lo descubrieron a Kaito y a el demostrándose su afecto. Y no estaba tan loco como para contarle algo así a su amiga, y tampoco lo vio como algo muy relevante, por lo que decidió omitir el detalle.
-Habíamos vuelto de Osaka y al entrar me percaté de que mis padres habían vuelto.
Ai levantó un poco las cejas –Ya veo ¿Y cómo están? ¿Tu madre?
-Todo bien y normal, como siempre -quería cambiar la conversación y platicarle de lo que encontraron en el viaje –Volvamos a la sala.
Kaito pasaba el rato en su ordenador portátil cuando los niños se acercaron hacia él, por detrás, sin que este recayera en su presencia.
- ¿Juegas los Sims? -preguntó Haibara un poco interesada mirando la característica pantalla de inicio del juego.
- ¡Me espantaste! -giró la cabeza.
- ¡Yo quiero ver! -el pequeño Kudō no estaba fingiendo interés, realmente le interesaba saber qué clase de historias se montaba el mago para luego burlarse hasta el fin de los tiempos.
- ¡No! ¡No puedes ver! -cubrió la pantalla con las manos –Es privado.
- ¿Por qué? Es solo un estúpido juego –lo obligó a dejarlo mirar y Ai-chan tomó asiento al lado de ellos con intenciones de leer su revista.
Se puso nervioso –Porque...¡Porque hace mucho que no juego y no recuerdo donde lo dejé -eso no era del todo mentira.
- ¡Con mayor razón! ¡Déjame ver! -le arrebató el laptop de las manos y casi se le cayó el pelo cuando vio la partida.
Uno de los personajes era claramente Kaito, pero el otro ¡Era de espanto! Tenían un parecido extraordinario, solo que estaba muy gordo, a su parecer y pudo leer el nombre "Shinichi Kudō"
- ¡¿Qué significa esto?! -gritó tan fuerte que Haibara tiró su revista, miró la pantalla y abrió mucho los ojos -¡¿Y por qué me haces así de obeso?!
- ¡Puedo explicarlo! -Kaito juntó sus manos implorando piedad divina y cubrió su rostro por si de casualidad recibía algún tipo de ataque sorpresa.
Haibara se fijó un poco mejor y ahogó una risa –No creo que sea grasa corporal...
- ¡¿Ah?! -preguntó el niño aun sin creer lo que veía.
Un mensaje llamó la atención de los tres.
- ¡Dámelo! -Kaito le quitó el ordenador de las manos y se preparó mentalmente casi como si se tratara de la vida real.
-Felicidades –Haibara le dio unas palmaditas a ambos en la espalda –Tuvieron una niña.
El detective miraba desconcertado -¿Qué es...ESO?
Kaito lo ignoró, luego miró a Haibara y prosiguió a escribir el nombre de la recién nacida "Ai-kun" pulsó una tecla para seguir y otro mensaje igual al anterior apareció "¡Enhorabuena, es niño!"
-¿Otro más? -preguntó Kaito casi para si mismo y pensó por unos segundos antes de escribir "Genta"
Conan le dio un manotazo -¡Tarado! ¿Qué haces?
-Ponerles nombre a nuestros hijos -respondió con naturalidad.
-Nuestros...¿Qué? -se sentía realmente avergonzado.
Nació otro niño y luego una niña, a los que Kaito nombró Mitsuhiko y Ayumi respectivamente.
Finalmente nació otra niña, Kaito y Haibara giraron su rostro en dirección al detective, quien miraba con rostro desfigurado la pantalla. Asintieron sonrieron de manera cómplice para que Kaito terminara de escribir "Conan-chan"
-¿Cómo la vas a llamar Conan-chan si es una niña?
-¡No puedo no llamarla así! O la Liga Juvenil de Detectives no estaría completa.
Haibara sonrió -No le des tanta vuelta, es solo un nombre de los cinco bebés a los que acabas de dar a luz.
-¡Qué fértil eres! -se sorprendió el mago -¿Eres así en la vida real?
La cara del chico no tenía precio y casi hubiese sido de postal si su forma adulta presenciase ese chocante momento.
-Kuroba...-casi no tenía palabras -¡ESTO ES LO MÁS ENFERMIZO QUE HE VISTO EN TODA MI VIDA! -tenía ganas de ahorcarlo.
No sabía que era peor, si el hecho de que Kaito se diera el tiempo de jugar a esa clase de tonterías o su actitud psicópata de haber creado una historia y una familia con él, hace quizás cuanto tiempo, y lo peor de todo es que Haibara había sido testigo y lo molestaría con eso hasta incluso después de su muerte.
-Relájate, solo es un juego -agregó el mago mirando a los bebés de pixeles dormir plácidamente en sus cunas –Mira que tiernos son.
Ai-chan negó con la cabeza de forma divertida y continuó leyendo su revista, dejando que el par siguiera discutiendo.
- ¡¿Y por qué tenía que ser yo el que se embaraza?! ¡Eso ni siquiera es posible! ¡Además no quiero tantos hijos!
- ¿Qué quieres que haga? Así nacieron.
- ¡Deshazte de ellos! Quémalos o ahógalos en la piscina -sugirió con franqueza.
Kaito lo miró ofendido llevándose una mano al pecho simulando sentirse dolido -¿Quieres que mate a nuestros bebés?
-Sí -miró la pantalla entrecerrando un poco los ojos –Solo quiero uno, o dos como máximo y suponiendo que es un error de cálculos.
- ¡Pero eso es cometer un crimen! Este juego saca lo peor de ti, detective.
Discutieron un rato por quien debía vivir y quien no, Kaito quería quedarse con todos los niños, pero estaban de acuerdo en que, si tuvieran que escoger a alguno, sería a su hija menor.
Por supuesto que no eran tan crueles como para matarlos.
-Suficiente –Conan se puso serio –Nosotros vinimos a otra cosa -miró a Haibara –Pudimos investigar que ocultan en ese lugar.
-¿Y qué era?
-Llegamos a la conclusión de que tienen una especie de bunker con armamento ilegal -recordó ese día y cambió el tono completamente intentando cobrar venganza –Oye, Haibara ¿A que no adivinas a que le teme Kid? -se burló del chico recibiendo una mirada de gesto fruncido por parte de ambos.
-¿A algún insecto?
-Casi, es aún más estúpido que eso.
Volvió a posar sus ojos en la revista –No losé, ni me interesa.
-Te lo diré de todas maneras -sonrió triunfante y miró a Kaito –A los peces –ni siquiera se le pasó por la cabeza hacer el intento de ahorrarse la risa.
-¿Te causa gracia que una persona sufra de alguna fobia que incluso puede causarle la muerte? -se molestó un poco –No son cosas para tomarse a la ligera, así no ayudas.
El niño miró a Kaito y este le sacó la lengua -Qué amargados...
Llamaron a la puerta y Ai se acercó para abrir.
-¡Ai-chan! -Yukiko la saludó -¡Qué gusto verte!
-Igualmente -respondió ella con tono inocente.
Se quitó los zapatos y entró -¿El profesor no se encuentra en casa?
Su hijo le quito las palabras de la boca -Está trabajando en sus chatarras ¿A qué has venido? -dijo desagradablemente ganándose una mirada de desaprobación por parte de Kaito.
-Bueno, dijiste que tenías trabajo que hacer, pero no creo que necesites realmente a Kaito-kun para eso.
-Ajá, al grano, mamá -sabía que algo tramaba.
-Así que pensé en llevarlos de compra conmigo -sonrió entusiasmada –Como le dije en la mañana, necesito un par de cosas.
-¿Dijiste llevarlos? Supongo que no pensarás en arrastrarme a tal tortura
Negó con la cabeza –No, tú te quedas con tu padre -miró a la pequeña -Y yo me voy de compras con Kaito-kun y Ai-chan.
Miró a los tres riendo y evitando crearse una escena de eso –Es una broma.
Ella se molestó un poco ante tal actitud arrogante que estaba tomando su hijo -¿Te parece que estoy bromeando? -cambió fugazmente su expresión como la excelente actriz que era a una dulce y alegre -¿Qué dicen ustedes?
Kaito le sonrió entusiasmado sin ocultar sus ganas –A mí me parece fantástico ¿Ai-chan?
Ella no respondió con palabras, pero si se encogió de hombros aceptando la propuesta.
Juntar a dos maestros del disfraz y del teatro era prácticamente como activar una bomba de gritos de emoción y pelucas multicolores. Kaito no pensó en sentirse tan a gusto con la madre de su rival y ella se sentía encantada de pasar tiempo con el hijo de su maestro, con quien compartía la misma afición. Por otro lado, Ai-chan, dada su personalidad seria y serena no mostraba el mismo entusiasmo, pero eso cambió cuando entraron a la primera tienda, la de maquillaje y perfumes.
Yukiko era la que poseía más conocimiento y guió a los chicos a través de las diferentes estanterías con productos, y Haibara, aunque tuviera su apariencia de niña y no utilizara esa clase de cosas, se interesó de todas maneras y probó algunas. Kaito incluso se llevó un par de cremas para el cuidado de la piel y el resto del cuerpo. Era un poco vanidoso con esas cosas y el hecho de que a veces se disfrazara de mujer le daba la excusa perfecta, claro que el no creía en esos estereotipos en que solo las chicas se preocuparan de su apariencia y utilizaran ese tipo de cosas y derivados. Si a el le gustaba alguna crema, perfume o lo que fuese, no se molestaba en fijarse en la etiqueta, simplemente lo usaba y ya.
La segunda parada fue la tienda de pelucas, en la que no estuvieron mucho tiempo, pero de todas formas juguetearon y se probaron algunas. Ya que a la que realmente querían visitar los tres era la tienda de ropa.
Esa sí que la disfrutaban. Al maldito de Kaito todo le quedaba increíblemente bien, que Yukiko comenzó a volverse loca y apilaba montones de tenidas en los brazos de ambos y los hacia modelar para ella. Casi parecía una escena de película, cada vez que terminaban de cambiarse, ella aplaudía y tanto Kaito como Haibara salían al mismo tiempo del probador. Al mago no había ni que pedirle que posara y diera vueltas, llamar la atención de esa manera era algo natural en él. Yukiko le tomaba fotos y lo grababa como una madre que deja a su hijo el primer día de clases. Sobre todo, cuando se probaba tacones, parecía que los hubiese usado toda la vida.
La que se estaba quedando un poco atrás era la pequeña, así que, con solo una mirada de confabulación, los mayores la llevaron corriendo, cada uno tomándole una mano, arrastrándola a una sección donde había ropa exclusivamente para su talla. Ella perdió la cuenta de cuantos vestidos, zapatos, sombreros y playeras la hicieron probarse, incluso cosas que no eran del estilo de ella, pero se había convertido en el maniquí de esos dos y verlos riendo y compartiendo ideas la hizo contagiarse de la misma alegría, entregándose por completo a los abrazos que recibía de ellos porque lucía "demasiado adorable".
Las horas volaron sin darse cuenta, obligándolos a tomar un descanso y que mejor que sentarse a tomar helado. La pobre Haibara sentía puntadas en los pies, pero el dolor valía la pena, ya que hacía tiempo que no se sentía tan a gusto. Charlaron sin parar, bueno, Kaito y Yukiko más que nada, mientras tomaban helado y repasaban el día.
Conan se encontraba en la sala hablando con su padre respecto al caso en el que se había visto envuelto, aunque ya le había contado la historia la noche anterior, consideraba importante volver a repasar ciertos puntos para poder tomar decisiones o buscar alguna pista que lo ayudara a seguir el camino, y sabía que estaba tratando con terrenos peligrosos, por lo que solo esta exclusiva vez, aceptaría cualquier ayuda proveniente de su padre.
- ¿Crees que debería continuar la investigación en Osaka o centrarme en encontrar algo aquí?
-Me preguntas eso aun teniendo en cuenta lo que es más considerable –su padre le respondió de manera cálida.
-Así es, sobre todo porque no quiero involucrar a nadie más -sintió su teléfono vibrar –Dame un segundo, mamá me está hablando.
Era un mensaje, el cual abrió y decía "¿Cómo van ustedes dos? Nosotros estamos por volver" adjuntando una foto de Kaito y Haibara saliendo de un probador con tenidas a juego y otra donde se veía a los tres felices tomando helado y posando para la cámara.
Aunque le hizo mucha gracia, ignoró el mensaje ya que quería concentrarse. Encendió la televisión para escuchar el canal de noticias y al avanzar los canales frenó al ver que el asesor Jirokichi Suzuki estaba siendo entrevistado a las afueras de su mansión.
- ¿Qué tontería tramará ahora? -preguntó en voz alta.
-Seguramente se trate de una nueva reliquia y quiera poner a prueba, una vez más al gran Kaitō Kid.
Su padre no se equivocaba, no prestó mucha atención a la costosa y el supuesto nombre de la nueva joya, solamente se centró en como el viejo no se daba por vencido y desafiaba a Kaitō Kid creyendo que esta vez saldría victorioso. La cobertura del anuncio estaba siendo transmitida en todas partes, por lo que el otro grupo no tardó en enterarse.
-Muchas gracias por invitarme y por el helado –se despedía Haibara antes de bajar del auto.
- ¡Espera, Ai-chan! -Yukiko buscó entre las compras que habían hecho –Ten, esto es para ti –le acercó una de las bolsas que estaban a su lado.
Haibara miró el interior un poco dudosa y con cuidado sacó del interior una linda blusa y un vestido azul, que seguramente era carísimo y de unas tallas bastante más grandes que la suya –No sé qué decir –dijo cohibida –No tendría que haberse molestado.
-Por favor acepta mi regalo –la miró con ternura –Y sé que existirá alguna ocasión en la que puedas usar el vestido.
La pequeña de melena miró el espejo retrovisor y Kaito le guiñó el ojo animándola a que aceptara–Muchas gracias –dijo de manera muy sincera y recibió un fuerte abrazo por parte de la mujer antes de bajar del auto y entrar a casa del Profesor Agasa.
-Pobre -soltó Kaito cuando la pequeña se perdió de vista –Tuvo que soportarnos todo el día.
-Si, pero le hace falta de vez en cuando distraerse un poco -miró a Kaito –Y a ti también, después de todo lo que te ha pasado.
Kaito sabía que ella no solo se refería a lo de hace algunos días y afortunadamente no recibió un sermón con respecto a la pérdida de su padre. Sabía que la madre de Shinichi tenía un cariño y una admiración muy grande hacia el, así que solo lo animó, era todo lo que necesitaba.
-Estaría muy orgulloso de ti –le sonrió -A ti también te he comprado algo –le acercó otra de las bolsas.
Kaito miró el interior, se trataba ni más ni menos que de un traje similar al suyo, solo que, de color negro, con una camisa color vino y una corbata plateada -¡No puedo aceptarlo! -le había encantado, pero era demasiado para un regalo.
-No voy a aceptar un no como respuesta –le apretó la mejilla –Y hay otra cosa dentro.
Hurgó un poco más en la bolsa y le tomó un par de segundos comprender que era eso -¡Ehh! ¿Pero y esto? -preguntó sonrojado.
Ella se llevó un dedo a la boca en señal de que guardara silencio –Es un secreto de los dos.
Entraron a casa y dejaron en una esquina de la sala las no pocas bolsas de compras que habían traído, ante tal asombro, padre e hijo pusieron la misma cara.
-¡Qué gran día! Hace tiempo que no me divertía tanto –Yukiko se sentó al lado de su pequeño.
-Puedo decir lo mismo -afirmó Kaito tomando asiento en el lado contrario.
-¿Vieron el anuncio que pasaron por televisión? -Yusaku se les unió.
-Lo vimos, señor Kudō, mientras tomábamos un descanso -miró a Conan –Ahora, detective, lo lamento, pero voy a estar un poco ocupado con esto y no podré ayudarte con lo que necesitas hasta que no termine con lo mío -sonrió triunfante, estaba listo y ansioso por aceptar el desafío -Los profesionales tenemos trabajo que hacer.
Holaaaa!!! 🌈🌈🌈
¿Quién puede adivinar que le regaló Yukiko a Kaito? 😏😏
Escribí la parte del juego como a las 4 de mañana y les juro que me estaba muriendo de la risa y no me podía reír porque o si no me iban a regañar XDXD ahora que la leo me da hasta vergüenza asdfggfdsa espero se hayan reído como yo 😂
No tengo excusa del por qué me demoré en actualizar pero quise hacerlo hoy porque
*Redoble de tambores que a nadie le importan* 🥁🥁 🥁
Estoy de cumpleaños y mi regalo es todo el apoyo que he recibido de ustedes este tiempo u.u no saben lo feliz que me hace recibir tanto comentario bonito y ver que disfrutan de esto tanto como yo ❤️ 💚 🌟
Como siempre, cualquier duda o comentario que quieran dejar es bienvenido y yo encantada de leerlo 😻
Abrazooooos ;DD 🌺🌺
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top