XLVI. Ventura y Debacle (R18)


🌟Aclaraciones al final del capítulo y la advertencia del contenido está en el título ;) 


-¡Kaito! -lo llamó cuando se acercó a su lado -¡Lo logré! ¡Capturé al culpable! -alardeó feliz.

Kaito y su acompañante se separaron de golpe e intentaron oírlo con claridad, el ruido de fondo no lo hacía nada fácil. El más joven se movió un poco para bailar con un grupo de chicas.

-Por supuesto que lo lograste –le sonrió Kuroba -¡Eres el mejor detective del mundo! Pero Shin-chan, me siento algo extraño. Creo que me dieron algún tipo de estimulante.

Podía dar fe de aquello ya que había vivido la experiencia varias veces y por lo mismo, estaba un poco menos afectado que Shinichi, sobre todo porque había bebido menos dosis.

-Si, fue mi culpa -levantó la voz y acercándose a su oído -Fue la sangría que te di. A mí también me drogaron.

No encontraba conveniente molestarse por su descuido y en ese estado, tampoco era sencillo sentir algo más que un efecto energizante. Además, sabía que no había sido a propósito.

-¿Y cómo te sientes? -prefirió preocuparse de su estado, aunque la respuesta era obvia.

-Muy bien –le sonrió aguantando la risa –Quiero bailar con ustedes.

-Vale –le devolvió la sonrisa –Pero nada de alcohol y trata de beber mucha agua. No quiero que te dé un golpe de calor –le tomó la mano y prometió -Yo te voy a cuidar.

Se sumaron al resto de amigos del mago, comenzando a hablar y reír de cualquier cosa. A pesar de ser algo temprano, a algunos ya se les empezaba a notar que estaban un poco pasados de copa.

Por algún motivo, Shinichi tenía ganas de ver esos ridículos trucos de magia que Kaito realizaba la mayor parte del tiempo, le insistió un par de veces hasta que terminó cediendo, él no iba a desaprovechar la oportunidad de lucirse ante los demás.

Luego de un rato de intentar adivinar como se efectuaban aquellos trucos, hubo un par de sugerencias más para hacer el momento más dinámico. Como el típico Juego de la botella o el Yo nunca nunca, pero finalmente no se decidieron por ninguno.

-Dejen de ser tan cliché -dijo una de las chicas -Además que la última vez que jugamos a esas tonterías, a la media hora estábamos todos tirados en el baño.

El grupo estalló en una sonora carcajada y finalmente prefirieron sentarse un rato. Las chicas se quedaron con Shinichi y este se enteró que dos de ellas hablaban español, así que para reír un poco, comenzaron a enseñarle palabras que él nunca había oído, llegando a la conclusión de no eran más que groserías.

Estaba pasando un buen rato y la conversación iba fluyendo de a poco, comenzó a responder preguntas del lugar en el que vivía. Como Kaito también vivía allí, no estaba interesado, así que optó por compartir con otro grupo conocido y al avanzar el tiempo, los demás se fueron uniendo de a poco, salvo Alexy que parecía querer guardar energías.

Shinichi seguía en su estado de felicidad plena y reía de lejos cada vez que Kaito realizaba algún paso extraño o le escondía las pertenencias a los demás.

-¿Tú no bailas? -le preguntó el ojiazul que se encontraba sentado a su lado.

No era su ambiente, pero no estaba en sus cinco sentidos por lo que respondió conforme se sentía en ese momento.

-No sé cómo se baila eso -apuntó a los demás que parecían comenzar a bailar algo pegados y temía que, si seguían estimulándose de esa manera, más de alguno se pasaría de la raya.

-¡Yo te puedo enseñar! -lo animó -Y también si necesitas un impulso –se acercó mucho más a él y se sacó del bolsillo una pequeña bolsa con unas misteriosas pastillas dentro.

-No, gracias –sonó firme y se tomó el atrevimiento de darle el sermón -No deberías meterte eso... Además, eso mucho.

-¿Y cómo puedo convencerte de bailar conmigo? -le dedicó de nuevo esa peculiar mirada que parecía querer hipnotizar y comenzó a jugar con uno de sus anillos.

-Puedo hacer que te arresten ¿Sabes? -levantó la mano y la apoyó en su mejilla. El muchacho entreabrió los labios por el gesto –Soy detective y puedo entregarte a la policía por andar traficando eso aquí dentro.

-No estoy traficando -admitió -Son para mi propio consumo. Ni siquiera le ofrezco a los demás -dijo la verdad y luego recayó en aquella nueva información -Espera ¿Eres detective? -miró a Shinichi y este asintió -¡Woah! ¿Cómo Sherlock Holmes?

Palabras completamente prohibidas si se quería evitar una conversación eterna con Kudō.

Así fue como se perdieron en un largo dialogo donde intercambiaron ideas y apreciaciones acerca del famoso icono detectivesco. Eran dos fanáticos que no perderían la oportunidad de compartir a gusto. Shinichi se dio cuenta de que era un buen chico, algo perdido, pero como muchos jóvenes y adolescentes que se desvían un poco del camino.

La plática los absorbió tanto, que el detective bebió más de una copa de alcohol, inconscientemente, pero nada para embriagarse. Eso sí, el efecto que provocó, fue que se sintiera mucho más animado que antes.

-No, no he visto la serie –le respondió la pregunta –No tengo tanto tiempo libre.

-Entiendo –dio un largo sorbo a su copa y la dejó a un lado –Pero si un día lo haces, podemos comentarla.

Comenzaba a sentir la ausencia del mago, estiró el cuello y lo divisó en una esquina bailando solo y con un vaso en la mano, al parecer, su acuerdo de no beber alcohol también se había ido por el drenaje. Le llamaba la atención como parecía bien inmerso en su mundo, moviéndose de manera tan llamativa y cantando despacio.

-Oye –Shinichi se intrigó por la canción que estaba cantando Kuroba -¿Tú también sabes español?

-Un poco ¿Por qué?

-Quiero saber que dice la letra –dijo sin dejar de mirar hipnotizado a Kaito.

El chico soltó una risa nerviosa y buscó las palabras adecuadas para explicarse.

-Mira –hizo un gesto con la mano –Casi todas estas canciones hablan de lo mismo. Normalmente de un hombre que expresa todo lo que siente y quiere hacer con una mujer en la cama, de ahí el ritmo y la coreografía. Mira esto –saco su teléfono y buscó la letra en inglés de la canción que estaba sonando y también le enseñó un par de vídeos.

Shinichi se echó hacia atrás algo pudoroso, se imaginaba algo por el estilo, pero jamás creyó que fuera tan explícito. Sentía un gran choque cultural y volvió a mirar a Kuroba, preguntándose si este entendía realmente el significado de lo que bailaba.

-¿Y eso lo aprueban tan libremente?

-Es algo controversial –se encogió de hombros –Al menos aquí, la mayoría no debe entender casi nada, la otra lo hace por moda sin tomarle el peso y el resto porque les permite demostrar más sensualidad...y porque están ebrios.

-¿Y eso no incita a algo más? -seguía sintiendo dudas.

-Si, pero no porque existan estas libertades significa que no debas autocontrolarte o hacer algo que al otro le moleste.

-Por supuesto –lo apoyó entendiendo un poco más. Aunque seguía sintiéndose muy ajeno a ello.

Y la mezcla de todo, lo llamaba a acercarse un poco más. Sabía que en mayor parte se debía al efecto de la droga y eso le convencía de que un baile no le haría daño. Sentía la necesidad de vivir eso por cuenta propia.

-Ven –su acompañante lo jaló de la mano. Le había leído el rostro –Esto es inofensivo y no tienes por qué hacerlo si no quieres, puedes vernos de cerca.

Se acercaron a los demás y Kaito le dedicó una gran sonrisa al verlo.

-¿Cómo estás?

-Feliz -abrió los ojos, animado y resaltando lo obvio –Tu amigo me explicó que dicen alguna de las letras en español -volvió a sonreír.

Aunque quiso evitarlo, a Kuroba le fue imposible soltar una risotada.

-Si, es demasiado atrevido para nosotros.

-Alexy dijo que me iba a enseñar a bailar –apoyó su mano en el hombro del joven.

-¡¿Qué?! -explotó intentando apaciguar su asombro -¿De verdad?

-Nah -respondió Shinichi concentrándose en los labios de su novio y acortó la distancia lo suficiente para provocarlo–No quiero, pero si tú quieres, entonces yo quiero.

Ya ni sabía lo que articulaba. Kaito miró a su amigo y levantó una ceja, el menor se encogió de hombros y todo se resumió en un sí.

-Emily –le pidió Kaito a la joven que bailaba al lado de ellos –Ve a pedirle al DJ que coloque la pista que me gusta –no iba a pronunciar el nombre, no quería pasar vergüenza por su mala pronunciación.

-¿Esa tan vieja? -bromeó jugando con sus rubias trenzas –Si es como del 2008.

-Si no te gusta te aguantas porque es mi casa –le devolvió el jugueteo de vuelta y la chica terminó por hacerle caso.

Entre que ella convencía al encargado de la música, otra se les acercó tambaleándose levemente y para no perder el equilibrio se apoyó en el hombro de Shinichi.

-Chico japonés -lo miró -¿Sabías que yo le enseñé a bailar twerking a tu amigo?

Los que estaban alrededor rieron y Kaito chasqueó la lengua poniéndose rojo.

-Cállate Adriana –le tapó la boca y entre risas comenzaron a darse manotazos.

-¿Qué es eso? -quiso saber el detective.

-Es esto, mira –uno de los chicos se acercó y comenzó a lucirse.

Shinichi lo vio tomar una postura en cuclillas, empujando y meneando la cadera de manera erótica acelerando el ritmo de vez en cuando.

-Oigan, pero ustedes ¿Bailan o copulan? -preguntó inocente sacándole una risa a los demás.

-No todos son así -aclaró otro de los jóvenes -Existen muchos estilos diferentes, algunos son mucho más tranquilos e inofensivos.

Entendía perfectamente aquello.

A petición del ladrón, la pista fue cambiada. Todos parecieron animarse y seguir en lo suyo, algunos se soltaron más que otros y generaron una coreografía conjunta ayudándose entre sí.

Kudō, que estaba apoyado en la pared, comenzó a sentir que estaba llegando al punto más alto del efecto. Se sentía tan bien que ni siquiera dudó en apegarse a Kaito, susurrándole al oído lo mucho que lo quería y disfrutaba estar con él, y entre cambios de melodías ahora más suaves volvieron a compartir una copa de champán.

-¿Qué buscas? -le preguntó el mago al sentir la mano de Shinichi subiendo de manera traviesa por su espalda y apegando sus caderas.

-Quiero besarte -acercó su boca, pero Kaito le corrió la cara.

-No seas así, dame un beso –se acercó a su oreja y pasó sutilmente su lengua.

-¿Seguro que no te importa? -preguntó intentando controlar las ganas que tenía de comerle la boca ahí mismo -Están todos mirando.

-No me importa -aseguró con osadía. Sabía que nadie le tomaría mayor importancia.

No esperó una respuesta de vuelta, sujetó con fuerza su mandíbula y apegó su boca a la suya, introduciendo la lengua hasta el fondo, casi impidiendo que Kuroba le siguiera el ritmo. Se sentía tan bien que no quería que la sensación acabara nunca.

-Te quiero, detective -exclamó uniendo sus frentes.

Iba a responderle lo mismo, pero Alexy llegó a su lado y se posicionó por detrás de Shinichi. Estaba con el cabello empapado y con la cara algo rígida, signos claros de que había consumido MDMA.

-Vamos chicos -apegó el pecho a la espalda de Kudō y pasó los brazos por encima de sus hombros. Shinichi no pareció perturbarse ante tal contacto –Bailemos los tres.

-¿Quién te invitó? -preguntó Kaito algo cabreado.

Esa hostilidad solo logró que el joven apoyara su mentón en el hombro del detective y rozara sus mejillas.

-No seas desagradable –le regañó Shinichi y dejó que el chico siguiera abrazándolo por detrás.

Él no estaba percibiendo dobles intenciones en su petición y por su parte, quería. Jaló a Kaito para que se pegara a su pecho y enrolló las manos en su cintura para que no intentara escapar y lo incitó de a poco a menearse.

La iluminación comenzó a intercalarse de manera brusca, provocando que los cambios afectaran las pupilas y evitando tener una visión clara del lugar. Aun así, los que estaban a cada lado de Shinichi, no dejaron de amenazarse con miradas y comenzaron a competir por quien se apegaba y toqueteaba más al detective.

Kaito comenzó a sentirse mal anímicamente, sabía lo que Alexy intentaba hacer y logró separarse de ellos.

-Necesito agua –dijo cuando ellos lo interrogaron por el repentino gesto –Y ustedes también. Ve a sentarte, Shin-chan, te buscaré un vaso de agua.

-Está bien -respondió obediente. Le haría bien descansar un rato.

Fue a sentarse lejos de todos, sin perder de vista a Kaito.

El ladrón se acercó al mesón improvisado y le pidió a uno de los encargados dos vasos con agua. Tal como se esperaba, Alexy llegó a su lado.

-¿Qué te sucede? -el menor se fue sin rodeos.

-Nada –respondió tajante.

El rubio le cogió la mano disimuladamente, Kuroba lo miró con duda y prefirió soltarse.

-Ves que algo te pasa -alegó y se sacó del bolsillo la pequeña bolsa de antes. Sacó una de las pastillas, se la colocó en la lengua y con atrevimiento se acercó para ofrecerle.

-No -respondió controlándose. No quería hacerlo sentir mal sin darle una explicación, así que rápidamente le metió dos dedos a la boca y lo obligó a escupir la pastilla –Alex, ven.

Lo invitó a abandonar la sala y se fueron a un lugar más tranquilo. Tenía que conversar con él.

Parecía que tenían ese lenguaje singular, el ojiazul le sonrió a Kaito y se acercó con claras intenciones de besarlo. Lo hizo, pero duró pocos segundos, ya que el mayor lo detuvo colocando una mano en su pecho para generar distancia.

-Kaito ¿Qué es lo que te pasa? -ahora lucía apenado –Te extrañé tanto, ni siquiera me avisaste que volvías y yo...quería pedirte algo.

-¿Qué cosa? -preguntó tranquilo, dándole la oportunidad de expresarse.

-Quiero estar contigo –ante su confesión, quedó perplejo –Retomar lo que teníamos antes.

-¿Lo qué teníamos antes? Alex, nunca hubo nada entre nosotros. No de la manera convencional y siempre estuvo claro.

-Lo sé -asintió -Pero ahora que vuelvo a verte, quiero estar contigo –le tomó la mano entrelazando sus dedos.

-Lo que tú quieres es pasar la noche conmigo.

-Sí -admitió sin soltar su mano y con tono inocente le fue sugiriendo ideas –Y estos días antes de que te vayas podemos -

-Estoy con Shinichi –lo interrumpió para frenarlo de una vez –Es algo formal y serio.

No esperaba esa respuesta, pero ahora su comportamiento comenzaba a tener sentido.

-Podrías habérmelo dicho -intentó no sonar ofendido.

-No tengo porque andar anunciando mi vida privada.

-Eso lo sé, pero me he comportado mal con ustedes –le soltó la mano por fin y su semblante cambió de repente –Eres tan idiota a veces.

Se pasó la mano por la cara, cansado y soltando un gran suspiro. Era un momento muy complejo, no estaba ninguno completamente lucido y tenía miedo de equivocarse.

-De verdad lo siento –se acercó a él y lo miró con lastima, el chico intentaba desviar la mirada, pero se le hacía casi imposible. Sentía una dependencia hacia Kuroba –Y sé que siempre consigas que ceda, pero esta vez no lo haré. Lo lamento, pero no quiero más de esto -añadió con firmeza -Déjame vivir a mi manera y espero que tú también puedas encontrar lo que estás buscando –con cariño peinó su cabello que estaba algo alborotado –Y ya deja eso –hábilmente, le sacó la droga del bolsillo y la hizo desaparecer –Eres demasiado bueno para esto.

-¿Puedo proponerte una última cosa? -preguntó y Kaito asintió -Una vez me dijiste que te debía un favor y nunca lo cobré -el mago se incomodó e hizo una mueca –Quiero hacerlo ahora -sacó a flote toda su habilidad para hacerlo empatizar –Una última vez, es lo único que te pido. Mira como me tienes -tomó la mano del mago y la llevó a su dura entrepierna.

-¿Me prometes que será solo esta vez y que luego me dejarás en paz? -tenía sus dudas.

-Sí y haremos solo lo que tú quieras -susurró con sumisión -E invitamos a tu chico, no lo tocaré si no quieres, prometo someterme solo a sus órdenes.

-Tú estás enfermo, amigo -vociferó cansado. Eso si que no lo iba a permitir, no si Shinichi no quería hacer algo así.

Alexy subió su mano dominante por el cuello de Kaito, hasta lograr una posición perfecta para presionarlo ligeramente y lograr que este cerrara los ojos. Sabía de sobra que ese era su punto débil y que con eso podía manejarlo a su antojo, porque solo él lograba hacer eso.

Kaito se sentía un poco mareado, pero eso no afectaba a que su cuerpo reaccionara a ese tipo de estímulos, se habían besado y anteriormente había estado demasiado pegado a Kudō. Ante ese estado no era raro plantearse lo que el menor le había sugerido.

Tenía que dar un veredicto final y con todas sus fuerzas logró responder sin arrepentimientos.

-No.

Su tono fue tan firme que el chico lo soltó y dio unos pasos hacia atrás, entendiendo que no había nada más que hacer para convencerlo.

-Está bien -suspiró derrotado –Es tu decisión, a pesar de que no entienda eso que sientes.

-Ni yo lo entiendo por completo -curvó una sonrisa incómoda -Ocurrió de un momento a otro y así se quedará hasta que ya no existan esos sentimientos entre nosotros -inspiró casi ahogando un sollozo –Lo quiero a él y solo a él -se refirió a la sólida relación y sentimientos entre su persona y el detective, quien apareció de repente detrás de ellos y se acopló al momento –Y puede que esté siendo demasiado soñador, pero sé que siempre va a ser él.

Los tres parecían tan conmocionados que no pudieron agregar nada más.

Shinichi estiró una mano con una sonrisa enamorada para que Kaito la cogiera y él accedió de inmediato. Para calmar esos ojos vidriosos que lo miraban, lo abrazó para que apoyara la cara en su hombro por si quería llorar, que sintiera la confianza para hacerlo.

Como una débil sombra, Alexy paso por el lado de ellos, despidiéndose para siempre.

-¿Escuchaste todo? -preguntó Kaito ahora más calmado.

-Ya sabes como soy –le respondió ladeando su rostro -¿Estás mejor? -Kaito asintió y prefirió creerle ya que parecía más tranquilo -¿Quieres regresar?

-Prefiero quedarme contigo -admitió inocente –Podemos seguir celebrando sin que nos interrumpan.

No había ningún doble sentido en su petición y la verdad es que a Shinichi también le apetecía ir a un lugar más tranquilo dentro de todo ese ambiente festivo, ya que no hacía más que incitarlo a una extroversión que no era parte de él.

-Espérame arriba -pidió y el otro obedeció.

Kaito subió las largas escaleras frotándose la cien, comenzaba a sentir una leve punzada en la cabeza. Al entrar al cuarto miró el reloj, eran pasadas las tres de la madrugada y no se sentía casi nada cansado, todo gracias a que habían dormido hasta tarde especialmente para eso.

Se recostó en la cama y encendió la televisión para no sentir tanto silencio o de lo contrario comenzaba a percibir una inquietud desconocida dentro de él.

El detective volvió al poco tiempo, trayendo entre sus manos un recipiente de vidrio con helado de chocolate. Las pupilas de Kuroba se dilataron más de lo que estaban.

-Creí que te gustaría -le sonrió Shinichi sentándose junto a él.

-Eres super lindo -exclamó con ilusión, tomando una de las cucharas y llevándose un poco de helado a la boca.

Miraron una película y comentaban de vez en cuando algo relacionado, el tiempo suficiente para que el helado comenzara a derretirse.

-No hagas esos sonidos, me distrae–murmuró Shinichi con la vista pegada a la pantalla.

Kaito, en señal de protesta, volvió a hacer sonar el helado en su boca con muchas más ganas para terminar de provocarlo.

-¿O qué? -succionó otra vez generando el sonido.

Shinichi le dedicó una última mirada de advertencia y le respondió lanzándole helado en la cara, dejando al otro tan absorto que lo dejó sin voz.

-Suficiente –dijo molesto. Miró la cara del mago, tenía manchada parte de la mejilla y del ojo. Le fue inevitable reír y se acercó a su rostro –Ahora tendré que limpiarte.

Le quitó con un dedo la suciedad del ojo y se limpió la yema del dedo con la lengua.

-Límpiame bien –Kaito arrugó la nariz para que le quitara el resto de la cara, comenzaba a sentirse pegajoso.

Se atrevió a apegarse más a él y a pasar la lengua por la mejilla del contrario para limpiar el resto. Con lentitud, se separó ligeramente y se quedaron absortos en la mirada del otro, siendo invadidos por la misma idea, pero primero, había que poner carbón al asunto.

-Ya está -aseguró desde su posición e intentó ponerse serio –Ahora déjame ver el final de la película.

Vio de reojo como Kaito hacia una mueca de desconcierto y sonrió triunfante para sus adentros.

-Con tu capacidad deductiva puedo jugar que ya sabes cómo va a terminar –hizo un puchero y se aferró a su brazo para hundir su cara y distraerlo -¿Y si te lo cuento? Yo la he visto dos veces.

-No. Quiero verlo por mi propia cuenta -siguió mirando pensativo la gran pantalla -¿O es que hay algo más interesante que hacer?

-Eso depende de ti -percibió su indirecta y subió hasta quedar con el rostro pegado al suyo –Dime, detective ¿Qué te apetece en estos momentos?

No podía apartar la vista de los llamativos labios del ladrón que parecían llamarlo a gritos.

-Que me sorprendas -pasó con descaro el dedo pulgar por la comisura de sus labios y lo introdujo. Sintió como Kaito movía su lengua alrededor de él -Quiero que me hagas sentir todo eso que estabas cantando hace un rato.

Sin mucha delicadeza, Kaito lo sujetó del cuello de la camisa y lo tumbó para que quedara debajo suyo. Capturó su boca y comenzó a besarlo despacio, para humedecerle los labios y que Kudō comenzara a seguir su ritmo.

Hicieron una pausa para inhalar algo de aire y volvieron a unirse. Tenían el mismo sabor a chocolate, tan intenso que el mago tuvo el impulso de morderle el labio inferior haciéndole soltar un sonoro gemido que rebotó en las cuatro paredes de la habitación.

-Espera -frenó de repente recordando el estado de ambos –No estoy muy seguro de esto.

-¿Por qué? -arrugó las cejas por cortar el momento -¿Es porque piensas que puedo arrepentirme? -Kuroba asintió -Por mi parte no creo que pase. Esto solo me hace sentirme mucho más excitado, pero sigo consciente -arañó su espalda por encima de la ropa -¿Y si te lo hago yo a ti?

-No -decidió cayendo ante el deseo carnal –Quiero sentir como tu cuerpo se aprieta cuando esté dentro tuyo -cerró los ojos recordando la sensación.

Con habilidad, Kaito comenzó a despojar a ambos de sus prendas hasta quedar solo en ropa interior y torpemente, siguieron pasando las manos por el cuerpo del otro.

Al estar arriba de Shinichi, se le ocurrió cubrirle los ojos con la corbata que hace un rato llevaba puesta y lo obligó a guardar silencio.

Tomó una cuchara y la sumergió en el helado derretido. Fue dejando caer de a poco el líquido sobre el tonificado cuerpo de Kudō, formando un camino desde el cuello hasta el ombligo. Shinichi se crispó ante el frío contacto y abrió la boca, dando un espectáculo mucho más lujurioso.

Igual como había hecho con él, Kaito pasó la lengua por todo el camino que había pintado.

-Hmm –se le escapó al sentir la inconfundible lengua de Kid.

Tomó nuevamente la cuchara y se atrevió a más. En modo de gotas, apuntó a los rosados pezones de Shinichi, a quien le fue inevitable volver a gemir y curvar la espalda. Eso incitó para que Kaito le separara las piernas y lo obligara a enrollarlas en su cintura para poder elevarlo un poco y comenzar a succionar con más facilidad.

El sabor quedó tan impregnado en la piel del detective que comenzó a oscilar la cadera para que ambas erecciones se rozaran y siguieran creciendo.

-¿Puedo quitarme esto de los ojos? Quiero mirarte -preguntó Shinichi jadeante.

-He dicho que guardes silencio –le pellizcó el abdomen.

-Pero quiero mirarte -replicó quitándose lo que estorbaba su vista.

Lo miró deseoso, acarició su rostro con una mano y con la otra acarició su cabello, intercalando el movimiento de enredar sus dedos y jalarlo sin demasiada rudeza.

Kaito volvió a besarlo introduciendo su lengua para sacarle a ambos suspiros deseantes de poder unirse al otro, dejándose llevar por las emociones del momento. Sujetó la cintura de Kudō, ayudándolo para que se sentara encima de él.

Shinichi se aferró una vez más a su espalda y comenzó a arañarlo al sentir la boca húmeda del mago pasar por su mandíbula, cuello y clavículas, levantando al mismo tiempo la pelvis de ambos simulando estocadas.

En un mal movimiento, volvieron a caer, esta vez recostados de lado, pero eso no impidió que se detuvieran. Shinichi pasó una pierna alrededor de la cintura de Kuroba y este último metió la mano de a poco por su ropa interior, jugando con el elástico y enterrando los dedos en sus glúteos, sin dejar de saborearse.

-¿Te cuento un secreto? -habló Shinichi -Tenía ganas de estar así contigo desde la tarde.

-Estás muy hablador –se burló comenzando a hacer movimientos circulares alrededor de su entrada -¿Es verdad eso que dices? ¿O te puse cachondo desde la primera vez que me viste?

-Puede ser -soltó un agudo gemido cuando sintió uno de los dedos en su interior que hizo frotar su mano contra el bulto de su novio.

Dejó lo que estaba haciendo y mandó a volar por la habitación la única prenda que le quedaba a ambos. Cambió de posición para quedar cada uno frente al falo del otro.

Kaito comenzó a besar el interior de los muslos de Shinichi, pasando la lengua y haciendo presión con sus labios. Como respuesta, sintió como el detective introducía su miembro dentro de su boca y comenzaba a succionarlo. Empezó a mover sus caderas, penetrándole la boca y escuchando como Kudō intentaba respirar y jadear al mismo tiempo que él comenzaba a hacerle lo mismo.

Jugaron un rato con el órgano del otro, recorriendo con la lengua todo el trono, la ingle y la zona púbica.

-¡Mierda! -exclamó Kaito impaciente por penetrar a Shinichi y volvió a cambiar de posición para quedar encima de él -Mírame -le sujetó el mentón y vio los ojos del joven brillar a causa de tanta excitación -¿Estás seguro que quieres hacerlo? -preguntó una vez más para asegurarse de que no había cambiado de opinión.

-¿Es que acaso quieres que te ruegue? -musitó con la respiración agitada.

-Sabes que eso me volvería más loco de lo que estoy -sujetó su propia erección y comenzó a masturbarse encima suyo. Kudō vio que la punta comenzaba a brillar a causa del líquido preseminal –Adelante, dilo ¿Qué es lo que quieres?

-Te quiero dentro mío -comenzó a imitarlo, subiendo y bajando su mano por toda su extensión -Y quiero que lo hagas muy fuerte.

-Está bien, pero después no te quejes.

Le separó las piernas y se alineó en su entrada, incitó a que Shinichi le humedeciera tres dedos de su mano dominante mientras él daba ligeros golpes y sacudidas con la rigidez de su miembro. Cuando sintió que ya era suficiente, sacó los dedos y los introdujo en su boca para finalmente terminar de dilatarlo para poder entrar y terminar con esas tortuosas ganas de una vez.

Como le había pedido, se introdujo hasta el fondo, sacándole un fuerte gemido a ambos. Cerró los ojos ante lo estrechadas que se sentías las paredes de Kudō aprisionaban su pene. No les tomó mucho tiempo acostumbrarse a la sensación y comenzó a embestirlo.

Complacidos, comenzaron a besarse y a dedicarse caricias, lamidas y arañazos por todo el cuerpo.

-Súbete -le pidió Kaito rompiendo su unión y recostándose para que Shinichi adaptara esa nueva posición que pedía.

Obedeció de inmediato y él mismo se ensartó hasta quedar sentado sobre el ladrón. Se mordió el labio intentando ahogar los jadeos que se le escapaban incontrolables por culpa de esa posición de dominancia. No quería dejarlo ir nunca y aceleró el ritmo a su antojo, enterrando sus uñas en el pecho de Kuroba que no dejaba de aferrarse a sus caderas para poder seguir sus movimientos.

Repitieron los movimientos hasta que fueron conscientes de que estaban armando un escándalo. La cabecera de la cama rebotaba contra la pared, sus gritos comenzaban a sonar en compás con el choque de sus carnes cada vez más fuertes e impúdicos. 

-Ahgg -gimió el detective con satisfacción frenando un poco su compás–Se siente tan bien.

-¿Quieres cambiar de posición? -le sugirió intentando calmar su respiración y quitándose el sudor que le corría sobre la cara con la ropa de la cama.

Asintió y se quedó de rodillas, Kaito se reincorporó y en la misma posición que él lo besó cerrando los ojos y ayudándolo de a poco a que quedara en cuatro.

Shinichi apoyó las palmas de sus manos e intentó apegar lo que más pudo su pecho al colchón para que la penetración fuera mucho más fácil. Sintió como Kaito le propinaba una sonora nalgada y entraba gruñendo en él.

No fue piadoso, dio una estocada hasta el fondo, enterrando las uñas en la carne del abdomen del detective y logrando que curvara mucho más la espalda y levantara el trasero. A penas le dio tiempo de respirar y salió de él una y otra vez mirando lascivamente como su miembro entraba y salía, intercalando cachetadas en sus nalgas, muslos y le jalaba el cabello.

Los gemidos desvergonzados de Kudō se intensificaron al sentir como el mago chocaba contra su próstata, sintiendo que un agradable calor comenzaba a invadir su vientre sintiendo que se convulsionaba y estallaba en cualquier momento.

-Me voy a correr -clamó sintiendo la mano de Kaito sujetar su erección y terminar de complacerlo.

-Vamos, Shin-chan –jadeaba de manera ronca sin dejar de bombear –Hazlo para mí.

Sintió a Shinichi tensar sus músculos y apretar aún más su interior, liberándose de esa exquisita sensación en un último clamor, derramándose en la cama. Eso desencadenó que Kaito experimentara lo mismo, dio una última embestida acompañada de un entrecortado gemido y eyaculó más de un chorro de semen caliente dentro del detective.

Salió de su interior y se tumbaron boca arriba en la cama intentando volver a respirar y existir con normalidad. Se miraron al mismo tiempo soltando una risa que demostraba la complicidad de ambos ante ese estado tan placentero.

-Eso estuvo –suspiró Kaito buscando una definición adecuada ahora que se sentía más descansado.

-Demasiado rico para ser verdad–Shinichi terminó su frase en una sonrisa.

Kuroba se puso de pie intentando equilibrarse y se las arregló para conseguir dos vasos con agua para poder hidratarse después de esa demandante actividad.

-Creo que el orgasmo me provocó sueño -anunció mirando a Shinichi -¿Quieres dormir o prefieres hacer algo más? Podemos volver a la fiesta si quieres.

Meditó como se sentía, realmente no tenía ganas de hacer nada más así que solo se limitó a responder con una broma.

-Quiero ver el final de la película -centró su mirada en la televisión.

-Shin-chan -soltó una risa –La película terminó hace más de una hora.  

Sintió a lo lejos que el molesto goteo de una llave le reventaba la cabeza. Intentó abrir de a poco los ojos y recaer en su propia existencia, sintiendo que no sabía ni quien era. La baldosa fría que sentía sobre su mejilla le hizo entender que no se encontraba recostado en una cama.

Con mucho esfuerzo, se levantó de a poco para no marearse y abrió por completo los ojos. Se encontraba tirado en el baño e intentó hacer memoria de cómo había acabado allí. Se mojó la cara y admiró su rostro y el resto del cuerpo. Tenía marcas moradas y rasguños por todas partes, los cuales serían imposibles de cubrir.

Fue entonces, que Kaito recordó que luego de haberse retirado de la fiesta, él y Shinichi fueron hasta la habitación y terminaron en un encuentro carnal bastante súbito en comparación con lo que estaban acostumbrados.

Se asomó por el umbral para mirar al interior de la habitación y logró ver al detective recostado boca abajo en la cama. Al verlo descansar, se quedó un poco más tranquilo.

Volvió a enjuagarse la cara y miró lo asqueroso que estaba alrededor del estanque del baño. Cayó en cuenta de que el alcohol lo había llevado directo a devolver lo que había comido ya que ni siquiera había logrado jalar la cadena.

Hizo una mueca de asco al ver su propio vómito y tiró el agua para que se fuera.

Decidió darse una ducha, no se sentía nada bien, le dolía el cuerpo y el ritmo de su corazón estaba más acelerado de lo normal. Eso le preocupó, ya que no era buena señal, sobre todo si acababa de despertar. Se quedó sentado en el suelo de la bañera dejando que el agua recorriera su cuerpo.

A pesar de que todo estaba en silencio, salvo por el ruido del agua, comenzó a sentirse muy inquieto, tenía la vaga sensación de que algo malo iba a ocurrir. Cerró con desesperación la llave del agua y se envolvió el cuerpo en una toalla.

Intentó a toda costa tranquilizarse y respirar, había vivido la sensación un par de veces, pero esta vez parecía ir en aumento. Trataba de convencerse de que no había nada de qué preocuparse, pero fue cuestión de minutos para que comenzara a sentir unas incontrolables ganas de llorar.

Se llevó las manos a la cara y comenzó a gimotear, tenía ganas de esconderse y en ese mismo estado, salió corriendo del baño para buscar un lugar donde esconderse. Sin preocuparse de si metía ruido o no, abrió la puerta del armario y comenzó a lanzar las cosas lejos para intentar hacerse un espacio y hacerse un ovillo en el interior.

Se tapó los oídos y cerró los ojos, intentando contar para distraerse y que esa desagradable sensación se fuera de una vez.

-Kaito –Shinichi se asomó con unas marcadas ojeras y cara de desconcierto -¿Qué pasa?

Se arrodilló a su lado con dificultad y cuando intentó poner una mano encima del cuerpo de él, Kaito le apartó con un manotazo.

-¡Vete! -le gritó -¡Quiero estar solo!

-Déjame ayudarte –no entendía nada de lo que estaba pasando, pero sentía la necesidad de prestarle ayuda -¿Por qué estás así?

Hubo silencio nuevamente, Kaito no dejaba de temblar y notó que también tenía dificultades para respirar con normalidad. Creía comenzar a entender lo que sucedía.

-Hey –le habló con amabilidad, se sentó frente a él, le tomó las manos y aprovechó que tenía los ojos cerrados para comenzar a hablarle y que se imaginara las cosas con más facilidad -Sé que cuando volvamos faltará un tiempo, pero ¿Te gustaría ver florecer los cerezos conmigo? Sé que puedes apreciar estas cosas mejor que yo y me gustaría que me enseñaras -apretó su mano con firmeza para seguir traspasándole tranquilidad.

Parecía comenzar a funcionar, Kaito comenzó a imaginarse aquel escenario de los florecimientos como nubes blancas y rosadas con Shinichi a su lado. Escuchaba la voz de Shinichi, más no lo que decía realmente, pero lo importante era que al cabo de unos eternos minutos logró tranquilizarse un poco y calmar esa desagradable sensación que no lo dejaba respirar tranquilo.

-¿Te puedes levantar? -preguntó el detective cuando notó el cambio.

Asintió y lo ayudó a ponerse de pie, lo guio con cuidado a la cama y se sentaron al borde de ella.

-Estoy bien -mintió con expresión seria.

-Deja de mentir –le fue inevitable sonar algo brusco –Eso es por toda la mierda que te has metido. Haibara me contó que llevas un tiempo presentando leves síntomas de síndrome de abstinencia y eso que acabas de sentir es un ataque de pánico -le fue inevitable sentirse culpable. Su descuido había provocado que el mago también resultara bajo los efectos de lo que habían bebido en la noche y que estaba impaciente por averiguar lo que era.

Aunque el asunto no era para restarle importancia, Kaito soltó una risa nerviosa.

-No sé de qué me rio, si estamos los dos igual de condenados.  




Hola! 

Espero que estén bien 

*Aclaraciones: 

-Sí, todo fue consensuado y no hubo abuso por ninguna de las dos partes, a pesar del estado de los dos, pero es como dijo Shinichi, eso solo lo hacía sentir extroversión y bienestar. 

-Vuelvo a recalcar que no sigo estas practicas, pero si lo van a hacer, que sea bajo su propia responsabilidad y consentimiento de todo lo que puede acarrear.

-Con lo de Condenados, se refería a que están igual de jodidos en términos de salud.

-Posibilidad muy muy lejana: pero con un poco más de alcohol, Shinichi y Kaito hubiesen cedido a la petición de hacer algo similar a un trío. 

(Pero puede que preferí guardar la escena para más adelante) 💣

¿Qué más? 🤔 Creo que nada más

Quedan como máximo 2 capítulos más (seguramente sea uno xd) y volvemos a Japón con la trama principal. 

Por supuesto que estoy para resolver cualquier tipo de duda o sugerencia :33

Les mando un abrazo 

;DD

💙 💚 💖 💛 💜



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