XLIII. Acordes de juventud eterna


Instantes después, que se sintieron largos y tortuosos intentando despertar a Shinichi, se dieron cuenta de que era inútil.

-Voy a llamar a una ambulancia –dijo Chikage intentando no entrar en pánico.

-¡No! -gritó Kaito apresurado -¡Sal de aquí! -la apartó con brusquedad.

-¡Ya fue suficiente, Kaito! -gritó ella de vuelta.

Sacó el móvil del bolsillo y torpemente empezó a marcar el número de emergencias.

En un arrebato, Kaito le quitó el teléfono de las manos justo antes de que alcanzara a pulsar el botón de llamada y estrelló el aparato bruscamente contra el suelo, provocando que estallara en pedazos.

-¡¿Estás loco?!

Él no le hizo caso y volvió al suelo junto a Shinichi. Él y su madre fueron testigos de cómo poco a poco el detective comenzaba a tener fuertes espasmos y abría de a poco sus ojos, para volver a cerrarlos intentando apaciguar el dolor.

Faltaba poco, unos cuantos segundos fueron suficientes para que las extremidades de Shinichi se fueran encogiendo, eliminando a su paso el dolor físico, hasta quedar una vez más convertido en Conan.

El pequeño respiraba de manera agitada, sintiendo que había hecho un gran esfuerzo físico. Miró a Kaito, él lo evaluó de vuelta con la mirada y al percatarse de que todo estaba normal, pudo respirar tranquilo nuevamente.

-Lo siento –se disculpó el pequeño Kudō, sintiendo culpa de que lo había arruinado al hacer eso frente a la madre del joven.

-No pasa nada.

Lo ayudó a reincorporarse de a poco y lo dejó sentado en el suelo apoyando su espalda contra la pared. Solo quedaba un pequeño detalle, su madre.

Se giró de a poco para mirarla, ella estaba estupefacta, con ganas de decir algo, pero no lograba pronunciar palabra alguna.

-No te asustes –le pidió Kaito acercándose a ella con cautela –Esto no es nada de lo que haya que preocuparse.

-Voy a llamar a la policía.

-¡No! ¡Ten calma! Por favor –la ayudó a sentarse ahora a ella, seguía con el rostro inundado de impresión –No hay necesidad de alarmarse, deja que te explique todo.

Miró a Shinichi asintiendo. Su intención era dormirla con un dardo anestesiante del detective y hacerle creer que lo había soñado todo, pero el niño no quiso cooperar.

-No -pidió desde su lugar –Yo lo haré.

Se dirigieron miradas confusas hasta que ella asintió, dispuesta a oír una historia de lo más irreal.

-¿Puedes caminar? -preguntó Kaito.

Asintió y se puso de pie, tambaleándose a causa de lo ancha que le volvía a quedar la ropa y por una intensa punzada en la cabeza que comenzaba a hacerse presente. Kuroba se dio cuenta de eso último.

-¿Tienes algo para el dolor de cabeza? -miró a su madre y ella negó -Vives en un palacio ¿Y no tienes una simple pastilla para la migraña?

-Me temo que no –quiso levantarse del asiento -Iré a comprar.

-Déjalo. Iré yo –se ofreció Kaito.

Ayudó al pequeño Kudō a quitarse la ropa bajo el torso para dejarlo solo en camisa y lo tomó en brazos.

Pudo notar que él se ponía algo tenso por vergüenza, pero la escena no dejaba de ser adorable. Subió con él hasta el piso de arriba y lo sentó en la cama.

-Estoy bien –le hizo saber Shinichi al notar que el mago no dejaba de examinarlo.

Tomaba sus brazos y piernas evaluándolo con cautela. Luego pasó a su rostro, mirando dentro de su nariz, ojos e incluso lo obligó a abrir su boca. Afortunadamente era como el niño decía, estaba bien, dejando de lado el dolor de cabeza.

-Iré a conseguirte algo. Quédate aquí y no tienes que dar ninguna explicación si no quieres.

Cerró la puerta, descendió rápidamente por las escaleras y volvió al salón donde habían estado antes. Su madre seguía allí.

-Kaito ¿Qué demonios fue eso? -preguntó, pero su hijo se encontraba ocupado marcando un número de teléfono -¡Kaito!

-Calla, mamá -se sentó a su lado y esperó a que la otra persona respondiera.

-Kuroba-kun –una pequeña somnolienta atendió la videollamada -¿Qué sucede?

-¡Ai-kun! ¿Te desperté?

-¿Qué más da? -dio un largo bostezo -¿Qué necesitas?

-¿Tienes una amiguita? -preguntó su madre asomándose a mirar, eso tomó por sorpresa a Haibara.

-¡Quítate! -le dio un leve empujón con la mano –Es Shin-chan, ayer por la tarde le sangró la nariz y ahora acaba de volver a su cuerpo de niño.

-Entiendo -tomó actitud seria para demostrarle toda la seguridad que ameritaba el asunto y comenzó a invadirlo de preguntas -¿Cómo sigue? ¿Volvió a sangrarle la nariz? ¿Tiene fiebre o algún otro síntoma?

-No, pero le duele la cabeza. Seguramente sea más fuerte de lo que intenta aparentar.

-Ya veo. En ese caso, cualquier tipo de fármaco que sea para el malestar, sirve.

-Bien –se puso de pie, revisó que llevaba sus pertenencias en los bolsillos y se dispuso a abandonar el lugar para ir a comprar –Ya vengo. Trata de no invadirlo –le pidió por favor y su madre asintió.

Optó por tomar la opción más rápida, que, para él, era ir volando.

Una vez en marcha, volvió a reanudar la llamada con Haibara, esta vez, a través del auricular.

-¿Quién era la mujer que estaba contigo? -quiso indagar sonando lo más sutil que le fue posible.

-Mi madre.

-Es guapa -soltó con honestidad -Ojalá hubieses sacado la mitad de su belleza.

-Querida, no estoy para juegos en estos momentos -respondió haciéndole saber que estaban en un momento urgente.

-Discúlpame. Desperté algo atontada.

-Y yo también estaba en un momento poco oportuno para que ocurriera esto -exhaló cansado e intentando encontrar un lugar adecuado.

-Kuroba-kun, ten paciencia. Ya te expliqué que esto podía pasar.

-Creo que está pasando más rápido de lo que esperamos.

-Sí, tarde o temprano su cuerpo comenzara a tener repercusiones -insistió resumiéndole lo que conversaron la última vez –Prácticamente estoy atacando sus células, se va a desestabilizar por completo. En este poco tiempo ha sufrido muchos cambios –hizo énfasis en todos los malestares recientes –Y el que no deje de consumir prototipos lo único que logra es hacerme el trabajo más difícil de lo que ya es.

-Ya lo sé -logró aterrizar –Pero te dije que solo serán estos días. Una vez que volvamos no pienso dejarlo ingerir más en mucho tiempo. Tomaré su lugar cuando sea necesario.

-Bien. Es la única manera si queremos ayudarlo –hizo una pausa y confirmó -Luego de eso avanzaré contigo.

-Perfecto. Estoy ansioso por que comiences a extraerme sangre y muestras de todas partes –su tono no fue sarcástico. Estaba más empeñado en buscar un lugar que le vendiera algún medicamento para su detective.

-No es tan así. Solo necesito hacerte un análisis completo y en caso de que puedas resultarme útil, ya veremos qué hacer.

-A sus órdenes, su majestad -bromeó para luego ponerse serio nuevamente –Y descuida, no le diré nada de esto a Shinichi.

No le gustaba para nada ocultarle cosas, pero sabía que, si le explicaba a Shinichi que, una opción para ayudarlo a recuperar su cuerpo normal era hacer pruebas con el, el detective no accedería por miedo a que corriera la misma mala suerte que él.

Kaito estaba empeñado en cooperar con Haibara. Le insistió tanto que ambos buscaron y analizaron diferentes escenarios y opciones posibles. Y la más rápida y asequible que encontraron fue esa.

Dentro de todas, era la que menos ponía en riesgo la salud de ambos, sin embargo, no dejaba de existir la posibilidad de fallo. Él, incluso se había planteado más de una vez beber el mismo veneno que Shinichi y esperar para "crecer" juntos.

De manera muy poética podía aceptar dejar toda su vida normal atrás, abandonar su papel como Kaitō Kid para tomar aquel viaje llamado vida al lado de Shinichi, trazar nuevas metas y sueños conforme el destino les deparara, porque era claro que ambos sabrían enfrentarlo.

Pero para bien o para mal, sabía que el detective jamás le perdonaría hacer eso. Incluso con una simple broma al respecto que hizo una vez, Kudō se alteró.

Se despidió y finalizó la llamada con Haibara, haciéndole saber que ante cualquier novedad la contactaría nuevamente y que la mantendría informada. Finalmente, logró conseguir la medicina, no quiso perder el tiempo distrayéndose con algo más así que partió rápidamente de vuelta a casa.

El chico entró despistadamente y cerró la puerta. Se dirigió hacia el pasillo que daba a la escalera principal para subir al segundo piso y al pasar por la sala escuchó un inconfundible "Shh"

Su madre le estaba pidiendo silencio, ya que, en el sofá sentado junto a ella, se encontraba el pequeño Shinichi durmiendo apoyado sobre sus mulsos.

Se acercó a ellos, omitiendo un poco la petición de Chikage. Todo porque el cabello algo alborotado de ella le causó gracia.

-¡Vaya peinado! –se burló y se sentó frente a ellos cruzándose de brazos -¿Tan impresionada quedaste? Pareces bruja.

Lo miró frunciendo el ceño, no por el comentario, sino porque no quería que el niño se despertara.

-Silencio –le regaño entre dientes -Está dormido.

Ladeó la cabeza para mirarlo mejor, entrecerrando levemente los ojos y admirando con ternura la imagen, era más adorable de lo que él podía soportar.

-Gracias por cuidarlo -comentó.

Chikage acarició maternalmente los lacios cabellos del menor, mirando cada detalle de su angelical rostro, recordando a Kaito cuando aún era un niño de esa edad.

-Ya me contó todo -informó -Y no te voy a engañar. Me asusté al ver como pasaba de un estado a otro, pero lo importante es que está bien, dentro de todo -levantó una ceja y miró su hijo –Vaya par son ustedes.

-Si, es complicado -afirmó rascándose la nuca –Pero eso es todo, no hay nada más que te estemos ocultando.

-Tú también -aseguró con una sonrisa tímida -No te lo dije, pero te veo mucho mejor.

Kaito entendió a que se refería ella. Fueron tantas veces que cayó tan bajo, varias en las que ella fue testigo. Una parte de él se avergonzaba al recordar ciertas cosas y la otra se culpaba por preocuparla de esa manera. Por fortuna, eso parecía ser parte del pasado, gradualmente fue convenciéndose con la idea de que quería cambiar de actitud, de que no por ser joven, tenía que ser un loco desatado.

Quería hacer las cosas de manera correcta y vivir todo tipo de experiencias y momentos con Shinichi. Y si era posible, para siempre.

-No solo lo hago por él -se aclaró la garganta para sonar más claro y honesto de lo normal -También lo hago por mí -dirigió sus ojos hacia el pequeño detective –Shin-chan ahora es parte de mi vida. Quiero que él sea mi compañero.

Chikage expandió inevitablemente los ojos, si su hijo le estaba confesando algo de tal magnitud, era porque estaba siendo sincero. Sonrió por lo bajo, la felicidad de él también era en parte la suya y le tranquilizaba saber que Shinichi era un buen muchacho, que había logrado aportar algo positivo en la vida del joven mago, que ambos se apoyaban incondicionalmente.

Y lo más importante, que existía amor puro y verdadero, del cual ellos ni siquiera se daban cuenta de lo profundo que era. No resultaba tan fácil verlo desde dentro, esa facilidad se la llevaban aquellos que tenían la oportunidad de contemplar su relación desde fuera.

-Nunca te había visto así -soltó.

-¿Así cómo? -preguntó confundido -¿Preocupado por alguien?

-No -afirmó tajante -¿Es que acaso no te das cuenta?

Intentaba adivinar la expresión de ella, pero por más que intentaba no lograba entender el fin de lo que su madre intentaba hacerle saber.

-¿Cuenta de qué?

-Míralo a él -apuntó con un gesto al detective y luego a su hijo –Y mírate a ti –fueron bajando cada vez más la voz, como si se estuvieran contando un secreto -¿Qué crees que es todo eso que ahora existe dentro de ti?

-Yo...Yo no... -sintió como su corazón comenzaba a latir con más prisa, se sentía algo asustado y fue comprendiendo de a poco sus propios sentimientos por Shinichi –No sé si realmente sea eso, porque nunca lo había sentido de manera tan fuerte –lo soltó como algo que tenía atorado desde hace mucho tiempo –Creo que... -no era capaz de decirlo, por tomarle el peso, comenzó a alarmarse con la idea.

-¿Crees qué? -Chikage le dio ánimos en un susurro.

Kaito se cubrió la cara unos segundos y sonrió para sus adentros, sintiendo todo tipo de aleteos en su pecho. Contemplando aquel escenario, en donde Shinichi se convertía en la joya más preciada dentro de su joyero. 

No. Un único diamante que no tenía precio existente y que no compartiría ese lugar con nadie más.

-Qué lo amo -respondió por fin con algo de pena y mirando sus manos.

-Te sacaste la lotería con este joven detective -sonrió Chikage completamente conmovida.

Tras esa significativa confesión, prefirió dejar que su pequeño descansara en un lugar más cómodo. Con cuidado de no despertarlo, lo tomó y lo acomodó en sus brazos e intentó a toda costa evitar la mirada de su madre, sentía que la cara le ardía.

-Iré a acostarlo. En seguida vuelvo.

Llegó a la habitación y con la misma delicadeza depositó a Shinichi en la cama. Lo escuchó susurrar algo inaudible mientras lo acomodaba en la almohada y lo arropaba con una manta. Dejó un vaso con agua y las píldoras para el dolor de cabeza encima en la mesa de noche y antes de abandonar el cuarto, no se resistió de besar su frente y desearle un buen descanso.  

Kaito admiró la pantalla de su teléfono, esperando que el número desconocido se aburriera y colgara de una vez, en todo ese rato era la tercera vez que llamaban y se estaba empezando a molestar, incluso dudó en devolver el llamado.

-De todos modos, puedes quedarte tranquilo, les he dicho que se tomen la tarde libre, así que no habrá nadie por los alrededores –le explicó Chikage al niño y luego golpeó la mesa con algo de brusquedad -¡Kaito! ¡Si no vas a atender, por favor ponlo en silencio! -el estridente tono de llamada la estaba sacando de quicio.

Su hijo no le hizo caso, solo apartó un poco el móvil y siguió comiendo de su plato.

-Nuevamente, perdone las molestias –se disculpó Kudō con timidez. Sabía que los empleados se habían ido por petición de la madre de Kaito para evitar confusiones.

-¿Y quién arreglará todo para la noche del 31? -preguntó Kaito uniéndose a la conversación y bebiendo de golpe su vaso de jugo.

-Ellos -respondió Chikage imitando a su hijo –Les diré que vuelvan mañana por la tarde. Así ustedes tienen un poco más de libertad. De todas maneras, no hay tanto trabajo que hacer.

-¿Vienen personas importantes? -intuyó el detective.

-Algo así -le guiñó el ojo. Se estaba acostumbrando de a poco a la idea de que aquel niño era el mismo detective que había conocido hace pocas horas. Solo que no podía evitar de vez en cuando apaciguar mucho más el tono cuando hablaba con él -Suelo prestar este lugar para reuniones de grupos importantes –se acercó un poco a él -¿Puedes guardar un secreto?

-Sí -asintió inocente.

-Esta vez, puede que pesquemos un pez gordo -esperó para que el chico hiciera sus deducciones, que tardaron muy poco.

-¿Habla de alguien que comete actos ilegales?

-Algo así -sonrió -Tú déjamelo a mí, y si necesito de tu ayuda, te lo haré saber –Shinichi asintió enérgicamente demostrándole que podía ser útil -Por eso les voy a pedir que no se acerquen al ala oeste -miró especialmente a Kaito –Si quieren divertirse, podrán hacerlo con mis verdaderos invitados en el área designada.

Kuroba miró su vaso vacío, moviéndolo un poco y dándose ánimos para levantarse e ir a la cocina a llenarlo si no quería morir de sed.

-Voy por más jugo ¿Alguien quiere? -ofreció desganado, recibiendo una respuesta negativa por parte de ambos.

No estaba mayormente interesado en la celebración de año nuevo, lo que quería era poder pasar el tiempo con el detective. Atravesó el pasillo y acortó camino para llegar a la cocina y abrir la nevera en busca de algo para beber. Como nadie lo estaba mirando, bebió directamente de la botella y volvió a dejarla donde estaba, mirando hacia todas partes y asegurándose de que nadie estaba observando la bascosidad que estaba haciendo.

Sintió una brisa fresca pegarle en el rostro, miró en la dirección que venía y se percató de que la puerta más cercana hacia el exterior estaba abierta. Se aproximó a cerrarla y dirigir su mirada hacia afuera, dio de frente con una gallina, blanca y gorda que lo miraba con la misma expresión de duda.

-¡Hola! -la saludó animado. Juró que la gallina ladeó su cabeza -¡Ven! -le pidió haciendo el gesto con las manos.

Vio como el animal se acercaba de a poco y en un desliz, se metió rápidamente dentro de la casa buscando con desesperación algún lugar para esconderse.

-¡Vuelve! -le pidió gritando y persiguiéndola por los rincones en los que ella intentaba meterse.

Recorrió dando brincos hasta donde su amiga emplumada había llegado. Parecía que buscaba a Chikage, ya que, al verla, revoloteó hasta su lado, llamando la atención e intentando huir de Kaito que actuaba como un salvaje que lo único que quería era capturarla.

-¡Ven aquí! -volvió a llamarla y a estirar sus manos simulando que eran unas pinzas.

Chikage la tomó e intentó calmarla.

-¿Por qué espantas a mi gallina? -le regañó.

-¡Ah! -exclamó el pequeño Kudō -¡Esa fue la gallina que vi mientras jugábamos!

-¿Es tuya? -preguntó su hijo acercándose para mirarla más de cerca. No tenía intenciones de hacerle daño, solo quería verla de cerca y tocarla.

-¡Claro! -sonrió la mujer con una sonrisa orgullosa mientras acariciaba el plumaje de la gallina.

-¿Y qué hace la gallina? -volvió a dirigirse a ella con incredulidad intentando hacerle cariño, pero estaba reacia a que el joven mago se acercara, así que le picoteó el dedo cuando intentó tocarle.

-Pone huevos, Kaito -respondió su madre apáticamente ante la pregunta tonta de su hijo –Las gallinas ponen huevos.

-¡Que ya sé, tonta! -levantó la voz, no le gustaba que le tomaran el pelo –Me refiero a que hace una gallina aquí.

Su madre le jaló una oreja por llamarla de esa manera y les explicó a los chicos que le habían regalado la gallina en una apuesta entre amigos. De partida pensó en dejarla en un ambiente más apropiado, pero terminó encariñándose con ella y viceversa. De algún modo u otro se hacían compañía y ella obtenía, de vez en cuando, huevos gratis.

-¿Tiene nombre? -quiso saber Shinichi.

La mujer intentó ahogar una corta risa tonta y luego miró a Kaito.

-No te atreverías -habló hastiado adivinando el nombre. Ella lo miró con la misma expresión y asintió divertida -¿Cómo le has puesto?

-Toichi.

Shinichi prefirió atragantarse con el vaso de jugo, Chikage continuó acariciando a la gallina aguantando la risa y Kaito, en el mismo estado, se pasó la mano por la cara.

-¡Pero ese es nombre de varón! -afirmó rindiéndose ante el ataque de risa que le estaba dando –Y esta es hembra.

-Ya lo sé -contestó su madre - ¿Qué más da?

★·.·'¯'·.·★★·.·'


Finalizada la hora de la comida y todo el alboroto provocado por Kaito y la gallina, los chicos optaron por descansar un rato en una de las piscinas interiores, el agua tibia los ayudaba a relajarse.

-Estás muy callado –le dijo Kaito al niño mientras flotaba de espaldas -¿Es por lo de hoy?

El pequeño detective se encontraba flotando con ayuda de unos inflables en ambas partes superiores de los brazos, la profundidad y su altura actual era de varios centímetros de diferencia y no le apetecía hacer esfuerzo para mantenerse a flote si podía ayudarse con algo más sencillo.

-Si.

Se acercó nadando a su lado para consolarlo. Ante el contacto de sus brazos, Shinichi se tensó e inmediatamente se hizo a un lado. Kaito no se dio cuenta de tal desaire.

-Ya te dijimos que todo está bien. No pasa nada -Él no le respondió, se aproximó a la orilla y con un impulso se salió del agua -¿Te vas? -preguntó desanimado.

-Si.

Hizo una leve mueca de disgusto, sospechando que algo lo estaba perturbando.

-Si y no. Es lo único que me has respondido en todo este rato ¿Pasa algo?

-No –se secó un poco el cuerpo con la toalla.

-¿Qué quieres hacer ahora?

-Quiero ir a la sala del piano ¿Vienes? -lo invitó para no aislarlo más de lo que lo estaba haciendo.

No quería, tenía ganas de seguir en el agua y por supuesto que lo iba a hacer, solo que no sin salirse con la suya.

-Claro, pero dame la mano para ayudarme a salir.

Arrugó la nariz y correspondió en su dirección, intentando leer sus intenciones y adelantandose a lo que tramaba.

-No –dijo firme cruzándose de brazos y lo miró una vez más. 

Kaito le estaba poniendo ojos de cachorro triste y haciendo puchero. Rodó sus propios ojos y se acercó para extenderle una mano.

En un principio, creyó que Kaito si saldría, pero cuando estaba con la mitad del cuerpo afuera, lo jaló con fuerza, empujando a ambos nuevamente dentro del agua, provocando que esta salpicara hacia todas partes y que en el interior se generaran burbujas y que el niño ni siquiera alcanzara a tomar el suficiente aire.

Pero no importó, en lo que ellos podían aguantar, Kaito los impulsó a sentarse en el fondo, mirándose de frente en el envolvente fondo color turquesa. El mago sujetó con ambas manos el rostro de Shinichi y rozó su nariz con la suya antes de salir disparados hacia la superficie.

-Sabía qué harías eso -reclamó Kudō dejando que Kaito lo sujetara para no hundirse.

-¿Y si lo sabías para que accediste?

Entrelazó sus manos y notó la diferencia de tamaño.

-Porque tal vez no me molestaba que lo hicieras -sonrió por primera vez en ese rato. Volvió a nadar hacia la orilla y volvió a repetir la acción anterior –Ya estoy seco ¿Vienes?

-No -juntó agua en su boca y luego la escupió como un chorro de manguera –Ve tú, luego te alcanzo.  

Al disminuir considerablemente de estatura, la sala parecía mucho más grande que antes. Las columnas de piedra blanca iluminaban el espacio. Parecía que utilizaban muy poco el lugar, Shinichi supuso que, para ocasiones realmente especiales, debido a que nada parecía desgastado.

Se sentó en piano y se acomodó bien en el taburete; apenas alcanzaba el pedal y en el atril no había ninguna partitura así que comenzó pasar con delicadeza los dedos por encima de las teclas pensando en que tocar y dejó que sus recuerdos fluyeran en forma de melodías hasta que los rayos de luz fueron a penas visibles desde la ventana.

-No deberías forzar la vista –Kaito entró a la sala encendiendo las luces.

El niño le sonrió con actitud relajada.

-Justo había terminado.

-Y yo que venía a oírte tocar –musitó con tono triste.

Observó con detenimiento los detalles de la habitación, parecía esconder mucho más. Se le ocurrió dar golpes a las paredes del fondo, encontrándose con la sorpresa de que, era una especie de puerta hacia otra pequeña área similar a un cuarto secreto, solo que este, tenía diferentes instrumentos.

-¿Querías que tocara algo en especial? No soy tan bueno en esto -prefirió responderle y sonar humilde, pero Kuroba parecía más entretenido mirando dentro de los compartimientos.

Shinichi se acercó a echar un ojo, descubrieron varios instrumentos musicales bien guardados, fueron pasando por cada uno de ellos, hasta que uno en particular llamó su atención.

-¿Lo quieres? - le ofreció Kaito al ver que el detective no le quitaba los ojos de encima al violín -Ten –Se lo recibió con cuidado y lo admiró más de cerca -¿Sabes tocarlo?

-Si -respondió intentando no sonar demasiado emocionado.

El detective salió para tener más espacio y Kuroba lo siguió. Se sentó en uno de los cómodos asientos cerca de él y apoyó los brazos sobre sus rodillas y usando sus manos para reposar la cabeza para mirarlo fijamente.

-Si me miras así no tocaré nada –le dijo avergonzado.

-¿Mirarte cómo?

-Con cara de bobo- ambos soltaron una risita y a Shinichi se le ocurrió que tocar –Me dijiste que hace uno días habías visto una película ¿Cuál era su nombre? No dejabas de cantar una de las canciones que salía allí.

-Hmm -intentó hacer memoria, había visto varias películas y la mayoría tenía canciones -¿El Gran Showman? -el detective negó -¿La la land?

-No, no era en inglés.

-¡Ah! ¿Given? -recordó animado y comenzó a tararear Fuyu no hanashi –Pero esa no es de la película, sale en el anime.

-Da igual. ¿Te gusta, no? Búscala -se sacó el teléfono del bolsillo y se lo acercó para que la buscara.

Acató su petición y comenzó a buscarla. Acto seguido, Shinichi armonizó el instrumento y se fijó varias veces en las notas hasta que se puso completamente serio y concentrado. Comenzó a tocar y a Kaito le dio la impresión de que no hacía esfuerzo alguno, escuchaba la melodía a la perfección a pesar de que era primera vez que el otro chico la tocaba, claro que, mirando para no equivocarse, pero aun así no dejaba de hacerlo bien.

Era tranquilizante oírlo y verlo tocar, tampoco pasaba por alto el detalle de preguntarle que quería escuchar específicamente. Y se dio cuenta que había terminado solo porque los iris del detective lo miraban fijo y expectante.

-Eso fue...lindo -no tenía muchas palabras, su pecho no dejaba de latir.

Kudō dejó el instrumento a un lado y se acercó a él con paso decidido.

-Gracias -respondió por inercia y siguió atravesándolo con la mirada, logrando que el otro se pusiera algo nervioso.

Tenía ganas de decirle algo e incluso el momento parecía ser perfecto, hasta Kaito parecía entenderlo, pero prefirió esperar un poco más – Así no –dijo para sus adentros –En este cuerpo no.

Aunque podría haber sido una buena oportunidad, prefirieron dejarlo así. Abandonaron la sala y optaron por seguir pasando el resto de la tarde-noche a su manera.

El día siguiente lo aprovecharon al máximo, se dieron un chapuzón y salieron a recorrer algunos de los lugares emblemáticos que les faltó visitar.

A Kaito se le ocurrió comprar más cosas, pero esta vez se excusó con que eran para la celebración de año nuevo. Este mismo le recomendó a Shinichi que si querían aguantar hasta el amanecer, esa noche debían dormir poco, para así a la hora de cerrar los ojos, dormir hasta lo más tarde posible. Y no era que no tuvieran aguante, pero mientras más energía tuvieran, más podrían disfrutar, o bueno, eso es lo que decía Kuroba.

★·.·'¯'·.·★★·.·'


Lo hicieron así, el 31 de diciembre durmieron hasta pasado del medio día. Shinichi volvió a ingerir un prototipo del APTX recuperando, una vez más, su cuerpo de adulto.

Todos los encargados estaban alistando los últimos detalles, Chikage les daba instrucciones en cuanto a decoración y gollería sumándose en su ayuda. Incluso los chicos se terminaron por animar y acoplarse al ambiente y pasar un experiencia nueva en cuanto a celebración.

-¿Conoces a las personas que vendrán hoy? -le preguntó a Kaito mirándose al espejo y terminando de acomodar la tenida que había escogido para esa ocasión.

-Solo a los amigos de mi madre -respondió desde el baño sin perder la concentración y pasarse a llevar al afeitarse –Varios de ellos también son amigos míos.

-Ya veo -atravesó la puerta, completamente listo y miró cansado al ladrón. Tenía el torso desnudo, la mitad de abajo del cuerpo envuelta en una toalla y la barbilla llena de espuma -Yo ya estoy listo y tu recién estas quitándote los 3 vellos de bigote que te salen.

-Más respeto con mi bigote –se defendió.

Otra eternidad más y Kuroba terminó por fin de arreglarse. Se veía impecable y sonreía con egocentrismo, sabía que lucía realmente radiante. Y claro que Shinichi no se quedaba atrás.

Bajaron hasta la primera planta, encontrándose con todo perfectamente acomodado para recibir a una recepción de al menos veinte personas.

-¡Chicos! -los llamó Chikage usando un vestido casi de gala –Quiero que ustedes estén pendientes de este lado cuando yo no esté, por favor-abrió los brazos y rodeo a cada uno por el cuello –Y también quiero que se diviertan.

En esa misma posición, Kaito sacó su teléfono e hizo una foto. Al mismo tiempo, uno de los encargados fue a informarles que los invitados estaban llegando, Chikage fue a la recepción y se despidió parcialmente de ambos.

-Bueno, Shin-chan –acortó la distancia entre ellos, jalándolo de la camisa y depositando un fugaz beso en sus labios –Doy comienzo a esta noche inolvidable.

Kudō soltó una risa nerviosa e impaciente. Tomó 2 copas con lo que parecía champagne, una se la quedó él y la otra la recibió Kaito.

-Brindemos porque así sea -sonrió de lado y chocaron las copas. 



....................................................

Quedó más largo de que quería, pero necesito decir varias cosas

HALLOOO!! ¿Cómo están?

1) Lo que explica Haibara de los malestares (físicos y unos cuantos desequilibrios en su personalidad) de Shinichi, se refiere a todo lo que he hecho pasar al pobre xD Y sí, en parte esas nauseas que sentía eran a causa de eso, pero hay un par que no y que preferí dejarlas como que estaba sintiendo él los síntomas de preñamiento asdfgh

 (es que no se por que le tengo tanta manía, pero ya viene el turno de Kaito :v) 

2) Si, Shinichi escuchó la conversación que tuvieron Kaito y su madre así que YA LO SABE y era eso lo que quería decirle en la sala, pero prefirió esperar 👀

3) Hablando de ese mismo momento, esa idea fue aportada por @MissNonFavorite y la canción la escogió @Kizu23 Así que muchas gracias por su ayuda😘💖

(En un momento estaba indecisa de como unir todo, pero al final me terminé convenciendo por eso 🤷‍♀️)

4) La parte de la gallina la escribí como a las 4 am HAHAHA así k no c, pero opté por dejarla.

5) Aviso de spoilers❗❗❗❗❗❗❗

-Ya cabres, se viene full party con música, bebida, salseo y escenas de snus snus

¿Otro más? 

-El APTX no va a ser la única droga que entre al cuerpo de Shinichi 😬 ahí la dejo (se me salió todo lo shilensis) 

Si, en el siguiente capítulo voy a aclarar todo de manera completa, así que calma, que me voy a demorar poco en actualizar. 

Como siempre cualquier duda o sugerencia me lo hacen saber 

Abrazos 

;DD 

💙 💚 💖 💛 💜

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