XIX. De Territorio a Línea de Fuego
🌸N.A: antes que nada quería aclarar que en esta parte de la historia no voy a basarme en el canon de cuando Shinichi conoció al primer Kaito Kid. En resumen, para entender, hagan en cuenta de que los episodios 472-473 del anime y 570-573 del manga, no ocurren como tal. Bueno ustedes se van a dar cuenta a lo que me refiero XD
Extrañaba la sensación de adrenalina que sentía al preparase para uno de sus atracos. A pesar de que había pasado poco tiempo desde el anterior, tenía la percepción de que no era así y que llevaba meses sin presentarse como Kaitō Kid. Acudió a reunirse con Jii-chan esa misma noche en el salón de billar, quería comenzar con los preparativos cuanto antes y lo más importante, responder aceptando el desafío.
-Listo -sonrió satisfecho cuando terminó de escribir la nota –Ahora necesito pensar en como dar un buen espectáculo. Me siento tan emocionado de volver a la pista que quiero que esta vez sea algo especial.
-Pero, joven amo –Jii-chan hizo el alcance -¿No cree que dada su situación actual llamar demasiado la atención no será muy arriesgado?
Kaito lo evaluó por unos momentos –Se trata de Kaitō Kid, de todas maneras, llamaré la atención -se limitó a decir sin tomarle realmente el peso.
Cada vez que era consciente de que tendría una nueva joya en sus manos, se tomaba el tiempo de averiguar e informarse de dicha piedra y esta vez no fue la excepción.
La joya que Jirokichi Suzuki había añadido a su colección era reciente. Se trataba de un par de aretes hechos de ametrino, nombrados como Las lágrimas de la princesa. Según lo que leyó en internet y lo que le contó Jii-chan, la gema de colores miel y violeta debía su nombre a una leyenda que contaba la historia de una princesa perteneciente a una tribu y un extranjero de tierras españolas, en la cual ambos se enamoraban. Existían diferentes versiones, pero cada una tenía un final trágico.
Kaito en sus días normales lo hubiese encontrado algo simpático, pero la sensación que lo inundaba en esos momentos dentro de su cabeza era nueva, no lograba identificarla con claridad, solo sabía que se imaginaba a si mismo dentro de la historia y a su querido detective. Se preguntaba si existía la posibilidad de que, si alguno se extraviaba, la tristeza del otro lo ayudaría a encontrar el camino de vuelta a casa.
Despeinó su cabello agitadamente para volver a concentrarse en lo suyo –Lo siguiente en la lista es conseguir mis elementos de Kaitō Kid y para eso debo volver a casa.
-¿Cree que sea seguro volver?
-No lo sé -desconfiaba, pero tenía que hacerlo –No te preocupes, esta vez no tiene nada que ver con ellos, así que no creo que haya problema –se puso de pie y caminó hacia una ventana mirando al exterior perdidamente –Supongo que lo mejor será mantener el protocolo de siempre.
Jii-san se preocupó -¿No pensará ir a estas horas?
Le sonrió con ternura –Lo haré mañana, con luz de día y acompañado -estiró su cuello, se empezaba a sentir cansado –Tu haz lo de siempre, procura encargarte de las luces, las posibles trampas, vías de escape y yo prepararé el resto.
Trabajar en los preparativos de los robos conllevaba un tiempo estimado y la costumbre era tan grande que ya no veía necesario agregar mucho más, además, como había dicho Jii-chan ya se estaba haciendo tarde y ambos necesitaban descansar. Se despidió de su amigo y se dirigió a casa de los Kudō. Sabía que la familia no le preguntaría nada, pero por algún motivo quería evitar el contacto por esa noche, así que al llegar, optó por colarse a su habitación por la ventana, se quitó los zapatos y comenzó a ascender como un profesional.
No se le hizo difícil escalar ni meter ruido, de casi tres saltos llegó a la ventana, apoyó su mano en el vidrio y la abrió con suavidad. Por supuesto que el interior estaba completamente a oscuras y no se veía nada, estaba por dar un paso para encender la luz cuando alguien más lo hizo por él.
-¿No puedes utilizar la puerta como las personas normales? -el pequeño lo recibió.
-¿Para que apelar a lo normal cuando puedes hacer las cosas de manera divertida? -le respondió con tono juguetón.
Conan se acercó hacia el y se cruzó de brazos -¿Puedo saber dónde andabas a estas horas?
Kaito pensó que se veía de lo más divertido y para provocarlo, se quitó la parte de arriba quedando con el torso desnudo y se lanzó a la cama -Tenía una cita.
-No te creo -dudó de todas maneras -¿Con quién?
Ya no era divertido, era adorable –Te lo diré si me acompañas mañana a un lugar -respondió esperando cumplir con su cometido.
-Ah, ya veo –el detective entendió de que se trataba y se sintió tonto por pensar que Kaito se había visto con alguien en plan romántico -Está bien, pero será con lo único que te ayude, recuerda que en esta parte jugamos en diferentes bandos –se marchó.
-¿Por qué teníamos que caminar desde el museo a tu casa? -se quejaba –Mis pies no tienen la misma resistencia cuando tengo este cuerpo.
Kaito sonrió -En ese caso, te ayudo –lo tomó en brazos para subirlo a sus hombros, recibiendo patadas como respuesta.
-¡Bájame!
-No te hagas el difícil -siguió forcejeando con el niño -Sé que te gusta.
Conan tenía razones para estar cansado, de por sí su cuerpo no tenía la misma resistencia que cuando era un adulto, por cosas biológicas. A pesar de haberse acostumbrado a ese estado, nunca sería lo mismo. Por otra parte, Kaito, esa mañana había ido a entregar su respuesta y le explicó a Kudō que luego de eso tenía que regresar a su guarida de Kaitō Kid para recoger algunas cosas, por lo que el detective tuvo que acceder a acompañarlo ya que hacerlo solo era demasiado arriesgado. Y Kuroba, para pasar más tiempo con él, prefirió optar por la caminata, que no era un tramo corto.
Como si fuese costumbre, el resto del camino, Kaito se dedicó a molestar al pequeño, quien seguía luchando por bajar, pero entre que el mago usaba sus diminutos pies como tambores, aceleraba el ritmo y lo soltaba levemente hacia atrás para simular que lo dejaba caer, provocando que el niño se asustara, terminaron por hacer el viaje mucho más ameno.
Kaito se detuvo justo antes de una calle para asesorase de que el área se encontrara despejada. Conan lo ayudó observando con sus anteojos.
-Parece que todo está en orden -reafirmó.
Pero Kaito dudaba -¿Y si están dentro? -podía ser una posibilidad.
-No lo creo. Recuerda que aunque saben que eres Kaitō Kid -apoyó su mentón en la cabeza del otro en modo de descanso –Cuando dieron vuelta todo, no encontraron tu habitación secreta, por lo que deben pensar que para actuar como el mago bajo la luz de la luna plateada, no tienes necesidad de volver a casa.
-Puede que tengas razón -Kaito seguía jugando inconscientemente con el pie derecho del pequeño Shinichi –Aun así, no bajemos la guardia.
Al entrar no notaron nada raro, la mayoría de las cosas seguían regadas por ahí y Kaito prefirió ir directo al grano, nunca se sabía si es que alguien podía estar vigilándolos desde cerca o si a Aoko se le ocurría aparecer. No quería tentar a la suerte, así que en menos de quince minutos ya tenía todo listo y pudieron marcharse.
Ya de vuelta en casa de Shinichi cada uno retomó sus actividades. Como había dicho Kaito, sus asuntos de ladrón lo mantuvieron ocupado toda la tarde. Su nota decía que aceptaba el desafío para el día siguiente, por lo que tenía que revisar cada detalle de sus planes para que todo saliera a la perfección. No fue hasta cuando el sol llevaba un par de horas oculto que hizo una pausa forzada porque llamaron a la puerta.
-Mamá dice que bajes a cenar, llevas demasiadas horas encerrado –Conan había entreabierto la puerta.
Kaito estiró los brazos hacia arriba y tronó sus manos -Está bien.
Bajaron en silencio hasta la sala donde Yukiko los esperaba con una sonrisa y la cena lista. Tomaron asiento y Yusaku se unió a los pocos segundos después.
Estar reunidos en una misma habitación junto a los padres de Shinichi ponía a Kaito un poco nervioso. Era verdad que se había divertido y sentido a gusto con la madre de su rival, pero eso no le quitaba el hecho de sentirse inquieto, a pesar de que sabía que no iban a invadir su privacidad con preguntas relacionadas a su oficio. Y quien más le preocupaba era el padre. Kaito, a pesar de todo era bastante intuitivo y así mismo el famoso escritor también.
Se había dado cuenta de su condición ese mismo momento de conocerse y aunque en un principio creyó que era idea suya, sus sospechas de que quería decirle algo se reforzaban con cada gesto y mirada que el hombre le dedicaba. Lo que lo llevó a ponerse aún más ansioso y ni recordaba las respuestas que le dio durante la cena a la madre del detective cada vez que ella le hizo alguna pregunta.
Pensó que lo mejor era dar el primer paso y preguntarle directamente al señor Kudō si quería decirle algo, pero parecía que nadie le ganaba y este se le adelantó justo cuando terminaron de comer.
-Kaito, ven a verme a la biblioteca cuando hayas terminado tus cosas.
A pesar de que su tono fue amable y no mostró indicios de amenaza alguna, Kaito si se sintió inseguro y buscó consuelo en las miradas de los otros dos presentes. Desafortunadamente, ellos parecían desconcertados al igual que el. Y para hacer tiempo, se ofreció a retirar los platos sucios y a limpiar todo, pero ni eso le fue suficiente.
Tomó valor, golpeó la puerta y entró cuando recibió respuesta del otro lado para invitarlo a pasar.
-Lamento quitarte tu tiempo justo ahora, pero dado a que entendiste que quería hablar contigo, preferí no dejarte con la duda –lo invitó a tomar asiento al otro lado del escritorio quedado ambos como en una oficina.
-Tiene razón -intentó sonar calmado –Me estaba empezando a impacientar.
Sostuvieron una mirada sin expresión alguna durante unos breves segundos, el tiempo suficiente para que Kaito recordara a su padre.
-Veo que te enseñó bien –Yusaku habló como si hubiese leído sus pensamientos -Después de todo, fue un mago muy reconocido.
-Lo dice como si hubiesen tratada de manera cercana.
A pesar de que Kaito había pasado tiempo con su padre y perderlo a una edad cuando ya era consciente, siempre le emocionaba que un tercero le contara sobre él, de esa manera sentía que podía conocer mucho mas sobre el tipo de persona que fue, tanta era su curiosidad que en un momento consideró preguntarle a Yukiko.
-Lo conocí, dado que fue el maestro de mi esposa –le sonrió decaído- Y también porque tuve la oportunidad de tratar con el como Kaitō Kid.
Kaito se sorprendió un poco al oír eso -¿Entonces conocía su secreto? -preguntó a pesar de que fuera algo obvio.
-Digamos que el alías de Kid lo obtuvo gracias a mí -entrecerró un poco los ojos dudando de lo que iba a decir.
-Sé que es un hombre impresionante, puede darse cuenta del más mínimo detalle, incluso antes que su hijo, pero dígame, por favor ¿Por qué tanto interés en hablarme de mi padre? ¿Qué relación tenía con usted?
El ambiente se estaba tornando extremadamente tenso debido a la ansiedad de Kaito y a la expresión indescifrable de Yusaku.
-Era mi hermano menor.
Existen momentos en los que todo se queda en silencio, casi como si el tiempo se hubiese detenido y no escuchas tu respiración. Kaito lo comparaba como cuando te hundes en el agua y por unos breves segundos no oyes nada y liberas tu cuerpo para quedar a merced y flotar en el agua. Y ese fue uno de esos momentos.
Aunque quería mover su cuerpo le era imposible, miraba a Yusaku pero no lo veía, era como estar allí, pero a la vez no. Veía los labios del hombre moverse, pero no oía ni identificaba nada, salvo por una casi invisible presencia a un poco distancia de ellos, la cual no pudo identificar.
-Creo que lo mejor será dejar esta conversación hasta aquí -dijo el hombre mirando hacia la puerta que se mantenía cerrada.
Kaito pestañeó varias veces acostumbrándose a vivir el presente nuevamente –Sí, creo que alguien nos estaba espiando.
-En el pasado -agregó el escritor –Le dije a tu padre que lo detendría y de alguna manera, nuestros legados pasaron a ustedes –dijo refiriéndose a Shinichi y a el –Procura que, si tiene que ser así, que así sea.
-Entiendo -agachó levemente la cabeza –Muchas gracias por darse el tiempo de charlar conmigo señor Kudō -no se atrevía a llamarlo de otra manera -Qué tenga buena noche –se despidió de su tío.
-Buenas noches –se despidió cordialmente de vuelta.
Arrastraba sus pies porque los sentía pesados, deambulando por la mansión a oscuras. Se sentía fatal y no lograba centrar su mente en nada mas que sentirse culpable, tanto así que no se sorprendió cuando abrió la puerta de su habitación y se encontró al pequeño sentado en su cama y con el móvil en la mano.
-¿Te encuentras bien? -le preguntó extrañado al ver su semblante.
-Sí -sonrió ocultando su estado de ánimo a la perfección -Solo estoy un poco cansado.
-¿Qué te dijo mi padre? -preguntó curioso.
-Solamente quería advertirme sobre los posibles peligros a los que me enfrentaré ahora –mintió queriendo que la conversación hubiese sido esa –Si no te importa, ahora prefiero descansar.
El detective dio un salto para apoyar sus pies en el suelo –Vale, solo vine a decirte que solicitan mi presencia mañana para ayudar a capturarte -rodó los ojos –Ya sabes, como el asesino de Kid.
-Está bien, dedícate a lo tuyo y yo a lo mío -sonó más cortante de lo que quería y notó como el pequeño lo miraba con preocupación.
-¿Estás seguro que te encuentras bien?
Kaito miró a los desentendidos ojos del niño y le sonrió apoyando sus manos en los delgados hombros del pequeño Shinichi-kun, como queriéndole dar a entender que mantuvieran esa distancia a partir de ahora.
-Sí, ahora ve a dormir -levantó una ceja –Te quiero con las pilas totalmente recargadas para nuestro enfrentamiento de mañana.
Conan sonrió triunfante –No tengas dudas de eso.
No le importaba nada, se sentía sin fuerzas incluso para conciliar el sueño. Llevaba horas mirando hacia la oscuridad del exterior por la ventana, recordando la conversación con el señor Kudō una y otra vez torturándose a si mismo y sabía que si seguía en ese estado, no sería capaz de realizar su acto como correspondía. Incluso se le pasó por la cabeza simplemente no presentarse y eso podría haber ocurrido si los primeros y brillantes indicios de luz de día no hubiesen perturbado su visión.
Se alistó tan rápido como su estado de ánimo se lo permitía. No le importó no haber pegado ojo en toda la noche y sentirse fatigado, su único deseo era salir de allí y regresar a su hogar. Tuvo la noción de reunir sus pertenencias de Kaitō Kid y salir por la ventana para no toparse con nadie.
Como no sentía nada, no se molestó en asegurarse de que alguien estuviera vigilando. Simplemente entró a casa, tiró sus cosas en un rincón y se dirigió al cuarto de baño.
Levantó la tapa del estanque y tembloroso tomó entre sus manos aquello que había guardado con anterioridad, eso que Shinichi le pidió que tirara, poniéndose en una situación complicada. Pero las ganas de no sentirse perdido y sin motivos eran más fuertes que las interrogantes.
Fue hasta su cuarto y luego descendió por el espacio oculto donde la magia y los secretos de Kaitō Kid aguardaban. Al igual que la vez anterior, se encerró en el vehículo y apoyó las manos en el volante, pensando en sí mismo, su padre, pero sobre todo en Shinichi hasta llegar al punto de no aguantar más y hundirse en esos terribles mundos de dudas existenciales e inhalar mierda blanca por la nariz, haciéndolo caer en un bucle que parecía no tener salida.
Aunque Jirokichi Suzuki había solicitado a Conan en su grupo para atrapar al ladrón, prefirió tomarse la molestia de acudir antes a esperar a Kaito, junto con Jii-san, en uno de los tejados más cercanos al museo. No había visto al mago en todo el día y no supo nada del hace poco menos de una hora, cuando se dignó a responderle el mensaje de que se reunieran antes de la hora indicada para robar la joya.
No era que estuviera preocupado, pero sintió alivio cuando lo vio llegar con una sonrisa de lo más radiante y vestido completamente de negro para no llamar la atención.
-¿No se suponía que eras del equipo contrario? -Kaito se acercó provocándolo y saludando animadamente a Jii-chan.
Se sintió un poco avergonzado –Solamente...me preocupé porque tu asistente no sabía nada de ti y me lo comentó -respondió a la defensiva ignorando la sonrisa y la mirada arrogante de Kaito.
-Nosotros trabajamos así ¿No es cierto, Jii-chan?
-Bueno, ya que sigues en una pieza, me retiro –se quiso dar la vuelta.
-¡Calma! -Kaito lo tomó de un brazo y lo acercó hacia el borde para mirar a la calle.
La distancia era corta, el museo estaba a unos pocos pasos y la multitud se acumulaba cada vez más. Todos querían ver al gran Kaitō Kid en acción y Kaito no podía sentirse más emocionado por eso, obligando al detective a vislumbrar el mismo paisaje que conocía de memoria.
-¿Qué? -preguntó Conan molesto.
-¿No te parece una maravilla? Toda la gente esperándome para ver como una vez más burlo a la policía con mis actos de magia. Fíjate bien –le acercó unos binoculares para que mirar de cerca –Todos ellos me aman, incluso esa mujer de ahí viste a su hijo como yo -apuntó hacia una joven mujer con un bebé en brazos, disfrazado como Kaitō Kid, incluido su sombrero y todo –Ahora los helicópteros comenzaran a apuntar su luz hacia el tejado del museo y la gente clamará mi nombre.
Tal como dijo, los helicópteros apuntaron la cúspide del lugar y se escuchó el característico coro invocando a Kid.
Kaito comenzó a deleitarse al escuchar los aplausos y los gritos de la multitud clamando su nombre. Parecía alimentarse de eso ya que comenzó a hacer un gesto con las manos indicando que gritaran más fuerte y por cosas inexplicables pareció funcionar. Las personas se escuchaban aún más alto y el nombrado aplaudía con encanto disfrutando al punto de poner cara de placer, definitivamente adoraba eso.
-Pareces tonto –se alejó -Vamos a ver quién ríe cuando te tenga esposado -bromeó y se marchó para volver a su posición.
Tenía intenciones de cooperar, pero, aunque le dolía el orgullo decirlo, cuando se trataba de robar una joya, Kaitō Kid era imparable, sobre todo para simples mortales como la policía. Sin mencionar que Kid devolvía todo lo que robaba y tenía claro que esta vez no sería diferente.
Divisó la robusta figura del asesor de la compañía y a su lado al resto del grupo; Sonoko, el infaltable Inspector Nakamori, el Tío Kogoro, que lucía aburrido y por último, Ran.
Ella fue la primera en notar su presencia y saludarlo con gran alegría.
-¡Conan-kun! Te estábamos esperando ¿Cómo estás?
-Ran-neechan, te extrañé -dijo con su tono inocente sintiendo una pesada manos sobre su cabeza y la mirada traviesa de Sonoko, quien estaba más arreglada que de costumbre.
-¡Tsk! Llegas tarde, mocoso –lo saludó el Tío Kogoro presionando la mano sobre su cabeza.
Eso no le molestó, sabía que era su modo de decir "Me da gusto verte de nuevo"
Habiendo comprobado los rostros de todos, escuchó atento las instrucciones del señor Suzuki y los guió hacia el ala donde se llevaría a cabo la exhibición, dieron unos cuantos pasos y el menor sintió la cálida mano de Ran deslizarse por la suya.
Gesto que no podía rechazar y que logró volcar los pensamientos del detective y que sus mejillas demostraran su clara timidez e ignorando todo lo nuevo que había vivido y de la promesa que se hizo a si mismo con respecto a los sentimientos que tenía hacia Ran. Porque ese tipo de de emociones era difícil de olvidar, el enamoramiento por su amiga de la infancia no era algo para tomarse a la ligera, realmente la quería y se culpó muchas veces de las decisiones incorrectas que tomó y entendía que solo por su culpa, la relación amorosa entre ellos dos terminó por desgastarse.
Sin embargo, no podía negar que la chica podía hacerlo revivir esos sentimientos cada vez que se miraban a los ojos y sentía su contacto físico, algo tan simple como un roce de manos.
El Inspector Nakamori miró impaciente su reloj y el viejo Jirokichi comenzó a explicar su inútil plan para capturar a Kid. No era nada fuera de lo común, eso hizo deducir al detective de que lo había retado a robar su nueva adquisición por simple publicidad y porque se encontraba realmente aburrido y sin saber cómo gastar el tiempo.
Los gritos del exterior se intensificaron y las luces del lugar se apagaron. El inspector comenzó a pedir que activaran el generador de luces de emergencia. El resto de guardias comenzó a rodearlos de cerca hasta que, de un momento a otro, un foco en el suelo se encendió y reflejó la silueta de Kaitō Kid en el techo. Se escuchó como Sonoko gritó entusiasmada "¡Kid-sama!" y el resto intentaba visualizar donde se ocultaba el escurridizo ladrón.
Un escalofrío recorrió la espalda del detective, algo parecido a un sexto sentido. Giró su cuerpo hacia una esquina de la gran sala y apuntó con su linterna. El resto ocurrió muy rápido. Kid burló la seguridad que rodeaba el par de aretes, los policías armaron una revuelta mezclada con fuerza bruta y los gritos del Inspector Nakamori. Lo siguiente fue el típico truco del Kaitō Kid huyendo del lugar por la ventana.
Honestamente, el detective no entendía como seguían cayendo con ese tonto truco del muñeco.
Volvió a concentrarse en la figura anterior y la divisó huir por un pasillo persiguiendo la sombra de Kaito. Se apresuró en correr en dirección al jardín, donde pudo ver como el mago acercaba las piedras preciosas a la luz de la luna y al mismo tiempo un hombre vestido con ropas oscuras se le acercaba por atrás apuntando con un arma.
-¡Kid! -le gritó el detective esperando que el mago actuara rápido.
Kaito se giró y vio al sujeto apuntándole sin saber que hacer, afortunadamente el balón fue más rápido, logrando que el otro cayera al suelo inconsciente.
-¿De dónde salió? -preguntó Kaito.
-¡¿En qué estás pensando?! ¡¿Cómo note diste cuenta de que te seguían?!
-¡Creí que eras tú!
Conan se acercó al mago convenciéndose de que algo no andaba bien. Bastó con mirarlo a los ojos y sus pupilas confirmaron su preocupación -¡Estás drogado! -su enojo era más que claro.
-No me des sermones ahora y toma los aretes –se los lanzó a las manos notablemente cabreado, junto con una nota –No es lo que busco.
-¿Puedo saber que te sucede? -la paciencia del detective estaba llegado a su límite.
-Mira ¿Por qué no sigues con tu papel y yo con el mío? -también comenzaba a sentirse molesto –Tu noviecita debe estar preocupada por ti.
-Kaito, ordena tu cabeza ¡Acaban de apuntarte nuevamente con un arma! ¡Estás totalmente bajo peligro! Nos equivocamos, quieren acabar contigo a toda costa.
Kaito cortó el contacto visual para vigilar el cuerpo inmóvil de su agresor, pero este ya no se veía por ninguna parte -¡No está!
Volvieron a mirar inútilmente por el resto del lugar -¡Nuestra única pista! ¡La hemos perdido por tu culpa!
-Me cansé, no quiero seguir oyéndote -abrió sus alas –Nos vemos –y salió volando.
Volvió resignado con el resto, donde los tres adultos discutían y parecían llevar una lucha de quien levantaba más la voz, mientras que Sonoko no dejaba de suspirarle a Ran, con las manos juntas, alabando lo bien que había actuado Kaitō Kid.
Explicó que encontró la joya en una entrada del jardín junto con la nota de Kid que decía que esa no era la joya que buscaba. Recibió las felicitaciones que los demás encontraron convenientes, pero en su cabeza seguía repitiendo las imágenes de Kaito en peligro y rogaba al cielo para que se encontrara con Jii-san y a salvo.
Tuvo que escusarse con los demás, explicando que esta vez no podía quedarse mucho más tiempo y se marchó. Marcó el número de Kaito pero no obtuvo respuesta, por lo que no le quedó de otra que ubicar a Jii Kōnosuke. Este, le comunicó que Kaito se había reunido con el, pero se marchó rápido del lugar sin dar explicaciones, omitiendo el otro punto.
Sabía que Kaito estaba molesto, lo acaban de atacar en lo que supuestamente era terreno seguro, su propia zona de confort, sumándole el hecho de que se encontraba bajo los efectos de las drogas. Así que era inútil adivinar realmente su paradero.
El detective optó por arriesgarse y dirigirse a casa de Kuroba, ya que, al parecer, el único lugar seguro que le quedaba era su habitación secreta y no renunció a dejar de marcar su teléfono en todo el camino.
La morada se hallaba a oscuras, la puerta con llave y estaba tan desesperado, que en su forma adulta hubiese derrumbado la puerta de una patada. Tuvo que forzar una de las ventanas para colarse en el interior y apresuradamente llegar a la habitación de Kid. También estaba oscuro cuando se adentró por el cuadro de la pared, tuvo que ayudarse con el brillo de su reloj al descender los escalones para llegar abajo.
Apuntó con la luz al vehículo con la esperanza de encontrarlo allí como la vez anterior, a diferencia que esta vez, el mago estaba tendido en un sillón con el brazo cubriéndose el rostro.
Quería sonar comprensivo, pero la preocupación se lo impidió -No puedes salir huyendo y decir "Nos vemos" luego de lo que pasó.
-Para que veas lo que siente Mōri cada vez que le haces eso –le dijo como golpe bajo sin cambiar de posición.
Kaito tenía razón y Kudō no se sentía orgulloso –Quiero que dejes de mentirme y me cuentes lo que te atormenta...estábamos...estabas tan bien luego de volver de Osaka.
-No es asunto tuyo.
Tomó una fuerte inhalada de aire –Es asunto mío si tiene que ver con la conversación que tuviste anoche con mi padre.
Eso logró que Kaito se quitara el brazo que cubría su cara -¿Eras tú el que nos espiaba?
-Sí -respondió nervioso -Sé que estuvo mal, pero algo me impulsó a hacerlo.
-Pues, si ya lo sabes, no hay nada que agregar -respondió seco.
-Claro que lo hay, sobre todo ahora. Tenemos que centrarnos en tu caso, estás con el agua hasta el cuello, pero...
Kaito lo interrumpió -¿Para qué? Ya no importa nada, que me maten si quieren...ya no vale la pena.
-¿De qué hablas? ¡Claro que podemos detener esto! Eres tú el que siempre me repite que podemos encontrar una solución a mi problema y estoy seguro que podemos hacer lo mismo con el tuyo.
-¿Acaso no lo entiendes? -le gritó con enfado –No hay un "podemos" ya no existe un "nosotros" ¿De qué sirve solucionar mi caso? Solo voy a centrarme en ayudarte a recuperar tu cuerpo para que vuelvas a la normalidad y puedas vivir en paz.
El detective no logró controlar sus emociones al escuchar y entender las palabras del mago y comenzó a sentir frío -No tenía que ser así, no es justo -miró al suelo para ocultar su rostro.
-Llega a ser gracioso como tu mentira de que somos primos resultó ser cierta -soltó una carcajada por inercia.
-Eso, no importa –su voz pendía de un hilo.
-Shinichi –dijo Kaito cansado –Es incesto, nadie aceptará eso, no podemos estar juntos de esa manera, nos une un lazo sanguíneo -vio como el pequeño se sentaba en el suelo rendido ante su estado de ánimo y sintió su corazón romperse al verlo así -Somos familia.
(Hoy en situaciones que llegaron demasiado lejos...) Me cagaste película 27
Hallo!! ¿No les advertí que se venía drama? :v perdón 😓
¿Comentarios? ¿Dudas? ¿Teorías? ¿Ganas de agarrarme a putazos? ¿Pizza con piña o sin piña? 🍕
En el próximo capítulo vamos a ver como lo asimilan los bebos 💔
Y también les quería dar las gracias por los saludos hermosos y buenos deseos que me dedicaron en el cap anterior, es que no merezco tanto amor, los amo mucho :(
💙 💚 💖💛 💜
*Inserte disco rallado* 💿 Comenten porque me encanta leerlos y cualquier duda, sugerencia o lo que sea me lo hacen saber
Abrazoooos ;DDDD
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