XII. Trabajo en equipo (Parte 2)



- ¿Qué encontraron? -preguntó Kudō curioso cuando se reunieron los cuatro en un punto comercial de la ciudad.

-Unas coordenadas -explicó Heiji -¿Y ustedes?

Shinichi negó con la cabeza –A menos que una invitación a tomar el té con una inocente anciana y su nieta cuenten como información relevante, no encontramos nada más.

-Al menos queda claro en que tenemos que enfocarnos -afirmó Kaito.

Heiji asintió y agregó -Vamos a un lugar más tranquilo.


El grupo caminó hacia un parque cercano, en donde se sentaron en el césped a buscar las coordenadas que habían sido descubiertas por Hattori y Kuroba anteriormente.

- ¿Están seguros que esta información es verídica? -preguntó el detective de Tokio -Me arroja un punto en el agua, específicamente en la bahía de Osaka.

Heiji le quitó el teléfono de las manos - ¡Déjame ver!

Era cierto, el GPS indicaba precisamente la ubicación en el mar de Seto.

-Iré a averiguar –un impaciente Shinichi se levantó rápidamente para dirigirse a ese lugar.

-¡Kudō, espera! No está cerca de aquí y está oscureciendo, podemos ir temprano por la mañana.

Shinichi se apartó un poco con Hattori y así evitar que Kazuha oyera lo que iba a decir.

-Te recuerdo que mi cuerpo de adulto no es eterno, mañana por la noche se acaba el efecto.

-Lo había olvidado –se lamentó Heiji –De todas maneras, no sacamos nada con arriesgarnos y perder el tiempo, cuando lleguemos estará completamente oscuro.

Por mucho que le disgustara, Shinichi Kudō tuvo que aceptar que su amigo tenía razón. Ir y aventurarse en el océano de noche podía resultar peligroso e irresponsable de su parte. Sobre todo, ahora que sentía el deber de resguardar la seguridad de Kaito, del cual había aumentado su preocupación al descubrir por los caminos que andaba. Tenía la impresión de que cualquier paso en falso que diera, pondría en peligro al mago y cargar con un peso así no era nada agradable. Sin mencionar que ahora estaba con Heiji, quien, por experiencia, no lo dejaría solo y eso significaba, además, que Kazuha tampoco abandonaría al detective de Osaka y si le llegaba a pasar algo a ella, Heiji lo mataría.

-Está bien, entonces lo dejamos para mañana -aceptó -Ahora acompáñame a buscar un hotel.

Su amigo le sonrió -Pero si tu hotel es la residencia Hattori -apuntó orgulloso su pecho con el dedo pulgar.

- ¿Estás seguro? -se extrañó -Recuerda que no ando solo –dijo apuntando a Kaito, quien se encontraba mirando a ambos desde hace un rato junto con Kazuha.

Heiji le dio como respuesta unas animadas palmaditas en la espalda -¡Desde luego! Además, pocas veces puedo tenerte conmigo así, en tu forma normal.

- ¿Cómo que "en tu forma normal" Heiji? - Kazuha Toyama preguntó pensando en que su amigo era un idiota.

-Si no entiendes, entonces no abras la boca –le regañó Hattori.

La chica cambió por completo su expresión -Entonces llévame a casa, quiero ver a nuestro hijo.

Ese último comentario casi provocó que Shinichi y Kaito se desmayaran del asombro.

- ¡¿Tienen un hijo?! -preguntó Kaito sin poder aguantar la curiosidad.

Kazuha le sonrió -¡Así es! Tiene unos pocos meses.

Shinichi miró completamente anonadado a Hattori, quien se rascaba la mejilla y tenía ambos pómulos levemente sonrojados.

- ¿Qué? -fue lo único que a Shinichi Kudō le salió de la boca.

Kaito iba a hacer más preguntas, pero como era habitual, Kazuha y Heiji comenzaron a discutir y se escuchaban frases como " Lo dejas todo el día con tu madre y no te preocupas de él" y "Cada vez que me toca cuidarlo le das tanto de comer que duerme todo el día"

-¿Realmente este par fue capaz de engendrar un niño? -preguntó Kaito asombrado acercándose al oído del detective. 

-¡Estoy igual de atónito que tú! -respondió Shinichi –Han pasado varios meses desde que no veía a ninguno, pero ¿Por qué Hattori no me contó nada?

La curiosidad del detective estaba en su punto límite. Como le había explicado a Kaito, hace un par de meses que no se visitaban. Intentó sacar la cuenta. Normalmente las mujeres no dicen nada hasta pasado el tercer mes de embarazo y Hattori lo visitó en Tokio hace meses, y esa fue la última vez que se vieron, pero había conversado con el por teléfono una infinidad de veces y no encontraba factible que a su amigo se le escapara ese GRAN detalle, aunque, conociendo a Heiji Hattori...

Eso le hizo querer observar a Kazuha, que ya parecía estar al borde de un ataque de insultos hacia el "padre de su hijo" como ocurría muchas veces. Con los años la chica no sufrió un cambio físico importante, claro que tenía un cuerpo más desarrollado, ya no parecía la típica niña de instituto y su personalidad se afirmó un poco. Lo que sí tenía claro, era que sus pechos eran un poco más pequeños que los de Ran, y si ya había dado a luz, por cosas biológicas su busto debería haber aumentado. Así que, para corroborarlo, se acercó un poco a ella para mirarlos más de cerca. Kaito pareció leerle el pensamiento y comenzó a hacer lo mismo.

La chica pareció darse cuenta al tener a ambos con los ojos un poco entrecerrados mirando directamente su pecho. Se cubrió instintivamente con las manos y se giró con una expresión avergonzada.

-¡Pervertidos! ¡¿Qué están mirando?! -Heiji se percató de lo que estaba ocurriendo.

Como si de una maratón se tratase, ambos acusados salieron corriendo por la calle con Heiji furioso tratando de alcanzarlos.


Llegaron a un punto en que sus piernas no dieron más y tuvieron que parar y tomar un poco de aire. El descanso les duró poco, porque el detective con acento de Kasai los agarró violentamente por atrás ahorcándolos al jalarlos del cuello de la camisa.

-¡Así los quería agarrar! ¡Están muertos! ¡¿Por qué miraban el pecho de MI Kazuha?! ¡No se miran! ¡Son sagrados!

-Puedo explicarlo –se quiso escusar Shinichi recibiendo otro tirón en su cuello.

Kazuha llegó exhausta unos segundos después por haberles seguido el paso.

-¡Ah! ¡Mira! -gritó Kaito logrando que Heiji lo soltara debido a su expresión de sorpresa -¡Un karaoke!

Todos giraron en la dirección que el mago apuntaba y a Kazuha se le iluminaron los ojos.

-¿Podemos ir? Hace tiempo que no voy a uno -preguntó esperanzada.

-¡Yo también quiero ir! -exclamó Kaito con el mismo entusiasmo.

Heiji soltó a Shinichi de su agarre y este último se acarició con las manos su adolorido cuello.

-¿No era que quería volver a casa? -le preguntó Heiji a su amiga.

Ella lo sujetó del brazo como una niña pequeña -Podemos volver luego de pasar al karaoke.

Heiji no podía decirle que no a esos tiernos ojitos verdes y brillantes que le dedicaba la chica cuando quería algo -Está bien -aceptó haciéndose el molesto –Pero no mucho tiempo, tenemos asuntos importantes que resolver.


Como la mayoría ganaba, a Shinichi no le quedó de otra, nuevamente, que ir con los demás al bendito karaoke. Se instalaron en la sala que les asignaron y Kudō intentó sacar nuevamente el tema de la paternidad de su amigo.

-¿Qué es eso de que tienes un hijo?

Heiji lo miró bebiendo de un vaso de vidrio –Ya lo conocerás.

A estas alturas el detective del este comenzó a sentirse ofendido -¿Y por qué no me contaste nada?

Heiji iba a responder, pero otro grito por parte de Kaito lo interrumpió.

- ¡Esa! ¡Deja esa! -dijo gritando hacia la pantalla mientras Kazuha la manipulaba manualmente.

 


Y así pasó más que un rato corto, con un Shinichi cabreado, un Heiji que no paraba de beber quizás que cosas y unos alegres Kaito y Kazuha cantando canciones de Disney.

-Voy a tomar aire –se levantó al cabo de un rato.

A estas alturas Heiji se había sumado a la diversión y se encontraba haciendo un dueto con Kaito. Kazuha, quien había comenzado a sentirse un poco acalorada debido al encierro decidió acompañarlo y cuando estuvieron afuera comenzó a charlar con el detective.

- ¿Cómo está todo en Tokio? ¿Has estado muy ocupado?

-Últimamente sí -respondió con confianza, después de todo la consideraba alguien cercana –Ya sabes, suelo meterme en casos cada vez que piso un lugar –se burló de sí mismo y ella le sonrió - ¿Cómo vas tú?

Ella negó con la cabeza –No me quejo, mientras no me falte trabajo y las personas que quiero estén bien, no hay de qué preocuparse.

- ¿Y Hattori? -se atrevió a preguntar.

Ella sonrió melancólicamente y miró al cielo –Digamos que somos un caso perdido.

No quiso preguntar nada más, sabía que ella había tomado una actitud mucho más seria en cuanto a su relación con Hattori. Escuchó por parte de Ran que al momento en que Heiji se convirtió oficialmente en detective ella dio un paso atrás. No por creer que al ser la chica de la relación no podía declararse, esa era una idea absurda, sino, porque sentía que al formalizar algo con Heiji Hattori podría distraerlo de sus obligaciones y como él tampoco tomó ninguna iniciativa, la relación quedó en lo que siempre había sido, amigos que compartieron toda la vida pero que querían convertirse en algo más íntimo.

El detective tuvo la impresión de que ella quería preguntarle acerca de cómo se sentía, seguramente Ran le había contado todo lo que había sucedido y nadie podía negar que la situación fue dolorosa para ambos, pero Kazuha guardó silencio y no agregó nada.

-Deberíamos entrar a ver que hacen esos dos -sugirió Shinichi y ella aceptó.

Abrieron la puerta de la sala y el panorama no parecía no haber cambiado en nada. Heiji y Kaito se encontraban abrazados y riendo a carcajadas con ninguna intención de abandonar el lugar.

- ¡Oigan ustedes! -les llamó la atención Shinichi –Ya fue suficiente.

-Kudō-kun tiene razón, ya es hora de volver a casa –lo apoyó Kazuha.

El par calló sus risotadas al ver el ceño fruncido de ambos. Kaito fue el primero en ponerse de pie y cuando quiso dar un paso, el balanceo le fue imposible de ocultar dado a la borrachera.

Shinichi se indignó -De verdad que tu no tienes autocontrol -manifestó su enfado.

Heiji no pudo contener la risa al ver cómo le llamaban la atención al grandísimo Kaitō Kid, intentó ponerse de pie, pero parecía haber seguido los pasos del ladrón.

-¡El piso se mueve! -gritó asustado.

Heiji! ¡¿Tú también?! ¡Qué vergüenza! -lo regañó Kazuha –Lo siento mucho Kudō-kun, no debí haber permitido que bebiera tanto –se disculpó.

De muy mala gana, Shinichi pasó un brazo de Kaito por encima de su hombro para ayudarlo a caminar –No es tu culpa.

Kazuha ayudó de la misma manera a Heiji y este la miró embobado.-Qué hermosa eres ¿Nos conocemos? -dijo él.

La chica se enojó aún más e ignoró su comentario por completo, arrastrándolo al cuarto de baño y hundiendo su cara en el agua una y otra vez, casi disfrutando de los quejidos que soltaba el chico cuando le permitía tomar aire. 



Consiguieron trasladar al par de ebrios a la calle y partieron en un taxi a la casa de Hattori, por supuesto que Kazuha los acompañó.

No sabía si fue el chapuzón que recibió o la mala cara que tenía Toyama, pero Heiji logró sentirse un poco mejor y al llegar a casa lo primero que hizo fue indicarle a Kudō la habitación en la que dormiría.

-En seguida traigo otro futón para ti...¿Cuál era tu nombre real? -se refirió a Kaito.

-Kaito -ahogó el hipo –Kaito Kuroba.

-Ah, si -respondió el dueño de casa.

-Pero Hattori ¡Yo no quiero compartir habitación con él! -se quejó Shinichi.

Kaito se hubiese sentido ofendido si su dolor de cabeza no fuera tan intenso debido a que se encontraba ebrio.

Heiji le respondió con una frase inentendible para el detective y lo siguió hasta la sala. A estas alturas, Kazuha comenzó a impacientarse.

- ¿Y mi hijo? -preguntó.

- ¡Ah! Que molesta eres, que sé yo, estará en algún cuarto con mi madre.

- ¡Caramelo-kun! -comenzó a llamar Kazuha avanzando por los pasillos.

- ¿Caramelo-kun? ¿Tu hijo se llama Caramelo? -algo no comenzaba a cuadrarle a Shinichi.

Heiji lo ignoró  y fue a la cocina a beber un vaso de agua. Al cabo de unos momentos, la chica apareció con algo envuelto entre sus brazos.

-Me lo llevo –dijo de forma autoritaria, obviamente dirigiéndose a Heiji.

- ¿Cómo que te lo llevas? No te puedes llevar, así como así a mi hijo –se quejó él.

Kaito se acercó curiosos hacia ellos -Déjame verlo.

Ella le acercó el bulto y unas orejas puntiagudas y anaranjadas salieron de la manta. El gato ronroneó y movió su cola cuando Kaito hizo contacto con el para acariciarlo.

Kudō sintió que su cara se venía al suelo debido a la situación y no dudó en expresarlo - ¡¿Un gato?! ¿Todo el tiempo hablaron de un gato? -se sentía como un estúpido.

-Claro tonto –le respondió Hattori -¿Qué creías que era?

Kaito estaba encantado recibiendo lamidas en su cara por parte del felino -¿Y dónde fue que consiguieron a este bello minino?

Kazuha le explicó como la gata de la vecina de Heiji había tenido crías y este adoptó a uno más que nada por lastima, pero al final, Kazuha se encariñó tanto con el felino que terminó turnándose la custodia del gato con su amigo. Y al ver la situación, ambas familias e incluso la vecina los apodaron como los "padres" del gato.


Por mucho que Heiji insistiera, su amiga se llevó de todas maneras a Caramelo. Los chicos se encontraban agotados así que fueron directamente a la cama. En eso Heiji se acordó de que tenía que buscar un futón para Kuroba y los dejó solos en la habitación.

Shinichi se cambió y se recostó con las manos en la nuca mirando al techo. Kaito, quien andaba de curioso por el cuarto, centró su atención en una katana que adornaba una parte de la pared y por mero vacile se le ocurrió tocarla, causándole un leve corte en la mano sin dejar de expresar su dolor.

Shinichi se preocupó -Déjame ver -pidió tomándole la mano.

En realidad, era un corte superficial, nada que el mago no pudiera soportar. Pero, aun así, el detective no soltó su mano y comenzó a inspeccionarla minuciosamente con la mirada.

-¿Qué sucede? -preguntó Kaito sonrojado.

-Tus dedos... -dijo.

Quedó un poco hechizado por los dedos del ladrón, eran tan finos y largos, signo claro de que pertenecían a un mago, no cabía duda de que también eran hábiles. Eso lo llevó a juntar la mano con la suya, era una de los pocos rasgos que los diferenciaban, en comparación, sus dedos eran un poco más toscos y eso lo llevó a formularse la duda acerca de que otras partes del cuerpo tenían diferentes.

Estaba tan absorto que no sintió la puerta abrirse.

-Aquí tienes el otro... -Heiji se paró en seco al visualizar la escena.

Kudō y Kuroba estaban tomados de la mano - ¡Lo siento! ¡No quise interrumpir! -se disculpó.

- ¡No es lo que piensas! -se escusó Shinichi.

Heiji, literalmente, les lanzó las cosas para dormir y cerró la puerta con una velocidad sobrehumana. Shinichi estaba completamente avergonzado, a Kaito no le quedó de otra que reírse y el detective molesto apagó la luz para evitar que siguiera burlándose de la expresión que tenía en esos momentos.



Tal vez había sido el cansancio, pero no sintió en toda la noche los molestos ronquidos de Kaito y cuando despertó frotando sus ojos percatándose de que era de día, se reincorporó para darse cuenta de que su compañero no se encontraba en la habitación

Fue directo al baño y una vez que terminó lo que tenía que hacer, se encontró con Heiji en el pasillo invitándolo a desayunar.

Kaito ya estaba degustando y parecía encontrarse como nuevo, el detective supuso de inmediato que tenía experiencia con las borracheras y resaca, y que eso no había sido nada en comparación con otras veces.


Todo transcurría completamente normal, Heiji explicaba los pasos que tomarían para poder realizar todo correctamente y tanto como Shinichi y Kaito escuchaban con atención las instrucciones del muchacho y de vez en cuando proponían ideas. Hasta que el teléfono del mago sonó y este fue a contestar a unos pocos pasos de donde estaban.

Shinichi lo miró de reojo y una duda se generó en su interior cuando vio que la expresión indiferente de Kaito cambiaba a una de preocupación absoluta.

-Pero Aoko...¿Estás segura? -preguntó casi sin aliento llamando ahora, la atención de Hattori.

- ¿Qué estará sucediendo? -Shinichi miró a Heiji.

El moreno tomó la taza de té y antes de beber agregó -Quizás embarazó a alguien.

Su respuesta causo risas en ambos y Shinichi estuvo a punto de pasar página, pero Kaito le habló preocupado y con la cara completamente pálida una vez que colgó la llamada.

-Tengo que volver a Tokio –ya casi no le salía la voz.

- ¿Por qué tienes esa cara? ¿Qué sucedió? -preguntó Shinichi un poco asustado. 

-El Inspector Nakamori entró a mi casa y comenzó una investigación.  





Lo prometido es deuda GG aquí la segunda parte 🌵🌵

Como ven,los muchachos tendrán que volver a Tokio, pero no se preocupen que Heiji va a volver a aparecer pronto 😎 😏 

Me dejaron muchos comentarios bonitos en el capítulo anterior, en serio, muchísimas gracias, no saben lo feliz que me hacen  y saber que disfruten de la historia me inspira tanto 💘💘💘💘💘 

Un abrazo a todos  y cualquier cosa háganmelo saber ;DD 

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