X. Montaña Rusa de Emociones
Advertencia: el capítulo es largo, pero vale la pena quedarse hasta el final 👀
Kaito comenzó a reírse de la expresión en el rostro del detective –Luces como si hubieses visto a un unicornio.
El niño se pasó las manos por la cara avergonzado, intentando borrar su expresión.
-Espera un momento ¿De verdad tu nombre es Kaito?- preguntó perplejo.
El recién nombrando rebuscó entre sus bolsillos y le extendió un pequeño pedazo de plástico con letras impresas en el -Así es, ten, mi identificación.
El niño la miró comprobando que fuera real.
- ¿Este es el momento en el cual comenzamos una ronda de preguntas? -preguntó Kaito animado.
Conan lo miró con ojos cómplices - ¿Te gusta el té?
Se habían instalado en la sala para estar más cómodos. Kuroba esperó sentado como un perrito adiestrado a que el pequeño volviera con las tazas de té. Para su sorpresa se sentía menos nervioso de lo que imaginaba. El hecho de saber que el detective conocía su verdadera identidad no le provocaba incomodidad y podía asegurar que se sentía más ansioso que nervioso.
-Gracias –le dijo cuando llegó nuevamente extendiéndole una taza.
El detective se sentó frente a él y apoyó sus manos en la mesa. Dieron un sorbo al mismo tiempo, esperando a que el otro diera el primer paso. Sus ojos conectaron por unos breves segundos que fueron separados al instante y con un leve rubor en las mejillas por parte de ambos. El niño estaba cada vez más sonrojado, cosa que causó ternura en Kaito.
-Detective, se supone que el que hace las preguntas es usted -bromeó - ¿Qué es lo que quieres saber?
El menos se sobresaltó -Bueno, ya sé que te llamas Kaito Kuroba, pero no se tu edad –lo miró analizándolo- Aunque por tu apariencia, debo suponer que tu edad ronda la mía -el mago levantó una ceja –Digo, mi edad verdadera.
-Tengo veintidós -respondió dado un sorbo a su té -Supongo que tú también.
Conan lo miró con una media sonrisa –No haré preguntas muy personales, no te pongas nervioso -explicó- Creo que es mejor que eso vaya fluyendo de a poco.
Así fue como el detective se enteró que tenían la misma edad, hace cuanto tiempo aproximado había aprendido trucos de magia y comenzó su "trabajo" como Kaitō Kid. Le sorprendió la sinceridad que tuvo el mago al responder cada una de las preguntas que le preguntó, y viceversa, ya que también respondió un par de preguntas que le había hecho. Como prometió, solamente preguntó lo típico que uno hace cuando se presenta. Pasatiempos, estudios, gustos, y lo mejor de todo es que todo avanzó de manera natural.
Nunca pensó sentirse tan cómodo al charlar con el ladrón y para ser sincero, la situación la había imaginado un par de veces en un escenario completamente diferente. En un cuarto de interrogaciones y con un tono de voz mucho más agresivo, pero afortunadamente las cosas sucedieron de otra manera.
No se percataron de cómo había volado la hora hasta que el niño pegó un involuntario bostezo.
- ¡¿Esa es la hora?! Como vuela el tiempo cuando estoy contigo –dijo el mago.
-Creo que es mejor que ambos descansemos -sugirió Conan amablemente.
Por supuesto que ambos querían seguir compartiendo, la presencia del otro era asombrosamente agradable, pero Kaito sabía perfectamente que el detective tenía que descansar si quería funcionar bien en la mañana. Así que con un "Buenas noches" y una sonrisa sincera por parte de ambos, cada uno se fue a dormir e intentar procesar lo que acababan de vivir.
Al día siguiente, como de costumbre el detective se levantó primero y amablemente preparó desayuno también para Kaito. Le sorprendió verlo entrar al rato, totalmente desarreglado y sin su característico disfraz. Lucía somnoliento y su cabello estaba despeinado. Eso le hizo pensar en el esfuerzo y dedicación que había puesto el mago en presentarse cada mañana anterior bien arreglado. Al tener una madre actriz, entendía un poco de ese tema. Lo del traje eso sí, le parecía un poco absurdo, él perfectamente podría haber usado un disfraz más cómodo, pero deducía que el ladrón había escogido vestir así para ponerlo nervioso.
-Otra vez te me quedas mirando como si fuera un animal mitológico -le comentó Kid.
Conan no se percató de que lo miraba, efectivamente, un poco asombrado –Lo siento –se disculpó -Supongo que será un poco extraño al principio, me tomará un tiempo acostumbrarme.
- ¿Esto lo preparaste para mí? -preguntó el mago tomando una de las tazas de café -Ya era hora de que me dieras una buena atención -dio un sorbo.
-Tonto, sé un poco más humilde –le reprochó.
Kaito sonrió burlonamente - ¿Qué harás hoy?
- ¿A qué viene esa pregunta? -preguntó Conan poniéndose a la defensiva.
-Curiosidad...y trataba de conversar contigo de manera normal.
El detective inmediatamente se sintió un poco culpable. Le costaba aceptar que las cosas no eran como antes, así que para remediarlo explicó que seguiría con la búsqueda de información con respecto al grupo italiano y que para evitar que se aburriera en la casa, lo mejor era visitar al Profesor y a Haibara como todos los días. Después de todo, sabía que Kaito era una persona mucho más inquieta que él y no le disgustaba pasar el tiempo con personas que eran de su agrado.
- ¿Y esas pintas? -le preguntó Ai-chan a Kaito mirándolo de arriba abajo cuando le abrió la puerta.
-Digamos que ya no soy un misterio para Don Detective.
-No me digas que...
Kaito entró y se sentó en el gran sofá de la sala -Efectivamente, ya conoce mi verdadera identidad.
Haibara quedó perpleja y se sentó junto a él. Sin preguntarle nada, el mago le explicó todo sin demasiados detalles.
Era un poco extraño, pero la confianza que emanaba la pequeña lo hacía sentir como si pudiera contarle cualquier cosa y por su intuición, podía jugar que Ai era de ese tipo de personas maduras, racionalmente inteligentes y que nada parece sorprenderle del todo. Se atrevía incluso a decir que la niña poseía algún tipo de complejo emocional que influía en su carácter y forma de ser.
-Ya veo –terminaba de entender ella –Le tomó menos tiempo del que esperaba.
-Honestamente, yo también creí que le tomaría más tiempo.
Haibara suspiró con resignación -No sé por qué creo que me transformaré en una especie de puente y una forma de desahogo para ustedes dos.
Justo en ese momento, el Profesor Agasa interrumpió en la sala desconociendo la figura masculina que se hallaba sentada mirando la televisión junto a Ai.
-Esto...¿Kid? -preguntó.
- ¡Profesor! Me temo que esta vez me presentaré como corresponde –se puso de pie hasta quedar frente a frente con el hombre mayor –Kaito Kuroba, a su servicio y un gran honor –hizo una reverencia - ¿Y qué invento fascinante tiene para enseñarme hoy?
-Y así es como este aparato puede cortar la sandía con la forma de Kamen Yaiba.
- ¡Impresionante! ¿Se puede modificar para que efectúe los cortes con alguna otra figura? -preguntó Kaito curioso.
- ¡Claro! Solamente tengo que hacerle unos ajustes -observó dentro –La verdad es que escogí este molde de Kamen Yaiba para impresionar a los chicos, pero la atención duró un rato -explicó el Profesor –Luego se concentraron en alguien más...
Haibara los miraba a ratos por encima de la revista que se encontraba leyendo. La escena le parecía de lo más divertida, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose así que posó los ojos en esa dirección.
El detective se aproximó a ella caminando con las manos en los bolsillos y dirigiendo una mirada fugaz a los animosos Kaito Kuroba y Profesor Agasa.
- ¿Qué tontería le está enseñando ahora?
-Déjalo, no siempre es apreciado su esfuerzo.
El niño se acercó a ellos tratando de disimular su curiosidad. El Profesor lo saludó con la misma amabilidad de siempre y comenzó a explicar los cambios que haría a la máquina para que esta vez la figura moldeada en la sandía fuera la de Kaito Kid.
- ¿Has comido algo? -preguntó Conan a Haibara luego de un rato.
Ella dejó su revista de lado para analizarlo con la mirada.
-Quedó comida suficiente de ayer -comenzó a incorporarse de su comodidad ya que había entendido el mensaje.
El niño la tomó de los hombros obligándola a que siguiera sentada leyendo su revista –Voy yo.
Ella se sorprendió por el gesto y por la amabilidad que tuvo el detective, eso la hizo pensar en que algo quería.
Conan preparó como pudo los platos. No era un gran cocinero, pero algo había aprendido a lo largo de los años observando a Ran y programas de cocina. Además, que pedir ayuda era inútil, ya que Kaito y el Profesor se encontraban aun echándole un ojo al famoso aparato para cortar sandía. Y ni pensar en Haibara, le pidió expresamente que no se tomara la molestia de ayudarlo y de vez en cuando recibía miradas fugaces por parte de su amiga, la que efectivamente se había percatado de el por qué el detective actuaba de manera tan amable.
- ¡Ya dejen eso! ¡Es la tercera vez que los llamo! -gritaba el pequeño de anteojos a los demás presentes.
Kaito se acercó a la mesa y observó los platos detenidamente. No lucían tan mal, pero no confiaba mucho en la mano del detective para la cocina. Claro que había probado comida preparada por Kudō, pero no tenían ninguna ciencia, y para ser honestos, el sabor no era nada del otro mundo.
Los cuatro comenzaron a degustar hasta que Ai-chan se levantó para buscar algo más de beber.
- ¡Yo me encargo! -le dijo el pequeño de gafas.
Le sirvió un vaso con jugo de naranja e incluso se tomó la molestia de ponerle una pajita al vaso. La niña lo miró entrecerrando los ojos.
-Ya fue suficiente, déjale lo de las actuaciones a Kuroba-kun –se cruzó de brazos - ¿Qué es lo que quieres?
Él sonrió dejando atento a todos los presentes –Me hablaron de la estación, quieren que investigue una supuesta transacción de droga mañana.
-Así que tu amabilidad se debe a que quieres nuevamente el prototipo- se indignó.
El niño le respondió poniendo una cara boba –Ehh sí.
-Está claro que no puedo negarme, hicimos un trato para este tipo de casos –lo miró- Pero no me cansaré de repetir que peligroso y que cada vez te alejas más de regresar a tu forma original.
El asintió y continuaron compartiendo hasta que el detective encontró que ya era conveniente volver a casa.
Haibara los acompañó a la puerta y al despedirse le hizo entrega, sin ninguna gana, al detective el prototipo del APTX.
-Ya lo sabes, cualquier cambio nuevo que notes, no dudes en decírmelo.
-Lo sé, gracias –le sonrió de vuelta.
-Y ten cuidado –hizo una pausa –Tu salud me preocupa y me sentiría responsable si algo llega a sucederte.
Él se acercó un poco más a su amiga y le removió el cabello en señal de cariño -Lo sé.
Volvieron a la mansión Kudō y Kaito no se abstuvo de preguntarle al niño algo que lo tenía dando vueltas durante un tiempo.
-¡Ey! Detective –puso voz pervertida - ¿Alguna vez ocurrió algo más con la pequeña?
El pequeño de gafas se dio vuelta haciéndose el desentendido -¿Algo más? ¿A que te refieres?
-Ya sabes, cuando una persona y otra se quieren mucho...-hizo una pausa sarcástica -¿Cómo lo digo para que no suene tan fuerte? -lo miró -Se revuelcan en una cama.
Recibió como respuesta un fuerte pisotón en el pie derecho que casi le reventó los dedos. Por su puesto que su compañero no respondió nada y se fue, seguramente, a beber el medicamento que le había sido entregado anteriormente. Pero por el sonrojo en la cara de su "ex" rival, el mago se quedó con la duda de que si realmente había ocurrido algo entre esos dos.
Al día siguiente y muy temprano, el detective, ahora con su cuerpo de adulto se arregló sin perder el tiempo, ya que tenía trabajo que hacer.
Para su sorpresa, el mago ya se encontraba de pie esperándolo con una taza de café en la mano.
-Buenos días -lo saludó.
El detective solo lo miró con recelo y recibió la taza de café. Aun se encontraba molesto por el atrevimiento de la noche anterior.
-Entonces ¿Cuál es el plan de acción? -le preguntó Kaito dando un sorbo a la taza.
- ¿Qué tienes que ver tú en eso?
-Pues, pensaba hacerme pasar por ti y ayudarte, pero viendo que regresaste a tu forma original otra vez, supongo que tendré que ayudarte de otra forma.
Lo pensó por un momento. Por motivos que el mismo decidió, la misión la llevaría a cabo él solo, después de todo, tanto oficial de policía en un lugar como ese llamaría la atención y no querían que eso ocurriera. Para su conveniencia, sus superiores confiaban ciegamente en sus capacidades y los refuerzos, en caso de ser necesarios, esperarían a la salida.
Sin pensarlo más y asesorándose de que el mago podría serle útil dado su excelente rendimiento en diversas áreas, Shinichi Kudō, le contó el operativo a Kaito.
Llegaron al lugar y Kaito preguntó dudoso.
- ¿El Tropical Land?
-Parece una broma, pero sí -afirmó Shinichi caminando hacia la entrada.
Una vez adentro, el ambiente del lugar les dio la bienvenida. Niños corriendo animadamente, parejas y familias con sonrisas en el rostro, además de los gritos de la gente debido a las diversas atracciones inundaban todo el parque.
- ¿Cuál es nuestro objetivo? -preguntó Kaito intentando no distraerse.
Shinichi rebuscó en sus bolsillos una fotografía -Este hombre.
-Lo mejor será encontrar un lugar con altura para tener una mejor panorámica -Kaito observó el lugar –Y la noria es perfecta para eso.
Montaron la gigantesca rueda para poder divisar al hombre de la fotografía. El detective miraba cabreado a Kaito, quien ya había comprado un algodón de dulce y un patético llavero en forma de ardilla. Parecía el más feliz del lugar y miraba emocionado y con una sonrisa infantil a través de los cristales de la rueda de la fortuna.
- ¿Quieres dejar de jugar? -le regañó Shinichi –Se supone que estás aquí para ayudarme -observó por unos binoculares especiales que llevaba.
-Relájate un poco, detective -ajustó los lentes de su compañero ya que había rogado para que se los prestara y este terminó cediendo –Al menos con mi actitud no estoy llamando la atención.
Para su sorpresa, el mago tenía la vista más rápida que la suya.
- ¡Bingo! Objetivo localizado -anunció orgulloso.
- ¿Dónde está? -se apegó al vidrio.
-Cerca de los baños, es aquel hombre de chaqueta verde y gorra.
Shinichi sonrió satisfecho al tener a su objetivo en la mira y le dio un amistoso empujón a Kaito -¡Te dije que traerte era buena idea!
Al bajar, corrieron apresuradamente al lugar donde habían localizado al hombre, quien por supuesto no se encontraba allí.
- ¡Mierda! ¿Dónde se habrá metido? -el detective comenzó a perder la paciencia - ¿Y tú por qué tienes esa cara?
-Tengo ganas de ir al baño-lo miró afligido- tomé mucha bebida.
Los baños quedaban prácticamente al lado y para su sorpresa no era uno de los más transcurridos, ya que no había nadie. Shinichi esperó a Kaito afuera, casi como haciendo guardia. Hasta que, como conveniencia, el hombre al cual buscaban se encaminaba distraídamente hacia el mismo lugar donde se encontraban.
Rápidamente entró al baño y tomó a Kaito de un brazo, quien por cierto se estaba lavando las manos, y lo jaló hasta uno de los cubículos del fondo.
- ¡¿Qué te suce...
Shinichi le cubrió la boca y pidió que guardara silencio. Intentó mirar por el pequeño espacio de la puerta, dándole la espalda a su acompañante.
El hombre miraba su celular como si estuviera buscando un número o tal vez un mensaje. Como se encontraba de espaldas hacia Kaito y no quería perderlo de vista ni emitir ruido alguno, deslizó su mano derecha hacia atrás rebuscando como pudo en los bolsillos del pantalón del mago sus anteojos. El simple roce puso a Kaito en estado de alerta y comenzó a sentir más calor de lo normal.
El detective se dio cuenta de lo que estaba pasando a llevar con su mano y era lejos de ser las gafas especiales que el profesor había fabricado para él. Quitó la mano fugazmente sin ser capaz de dar vuelta su cuello y mirar al mago.
-Te veo en la atracción 21 –el hombre de chaqueta verde se encontraba hablando por teléfono dando instrucciones al supuesto comprador -Así es, Mystery Coaster.
Pasado ya el incómodo momento, ambos salieron del baño sin perder de vista al criminal y el detective no dudó en expresar molestia cuando se dio cuenta de lo que tenía en frente.
- ¿Por qué tiene que ser precisamente ESTA montaña rusa?
- ¿Cuál es el problema? ¿O es que acaso te trae recuerdos de tu ex novia? -se burló Kaito.
-Es verdad que me subí con ella una vez, pero ese no es el problema -explicó.
Kaito notó como la mandíbula de Shinichi se tensaba, el chico se limitaba a mirar al suelo de forma perdida, mientras sus nudillos se volvían blancos de tanto apretarlos. El joven ladrón entendió que se trataba de un recuerdo desagradable y serio. Sabía también que no debía invadir su privacidad, aunque no podía negar que la curiosidad se lo estaba comiendo por dentro.
Apoyó delicadamente su mano en el hombro de Shinichi –Oye, si no quieres subir está bien, puedes quedarte aquí y esperar.
-No –Shinichi intentó ponerse firme –Vamos a subir.
Sin más que decir, se dirigieron a la fila, la cual para mala suerte del detective avanzó más rápido de lo esperado. Divisó al hombre hacer señas a otro hombre un poco mayor. Y cuando llegó su turno, el primero se sentó en uno de los asientos del centro y el que se suponía sería el comprador de la mercancía justo delante de él.
-Listo, ahora solo tenemos que estar atentos para el momento en que el idiota de gorra haga la entrega -susurró Kaito al oído de Shinichi -Decías que lleva un bulto entre la ropa ¿No es así?
-Sí, estoy seguro de que está usando una chaqueta de doble fondo y como te expliqué antes, la transacción ocurrirá en el túnel.
Una vez que los cinturones y barreras de seguridad estuvieron listos, el motor del gran juego mecánico inició marcha.
A pesar de estar en un asunto meramente investigativo, Kaito no podía evitar emocionarse al montar la atracción. Shinichi notó esa emoción al mirarlo de reojo. Su cara era la de un niño pequeño entusiasmado por disfrutar de un momento divertido.
Al avanzar los gritos de la gente no se hicieron esperar. Kudō no recordaba que la atracción fuera tan brusca y se encontró afirmando fuertemente las manos a la barandilla de seguridad. Y cuando se percató de que se acercaban a la parte del túnel, su corazón comenzó a ir más deprisa. Se concentró en la idea de que estaba allí por una razón importante, hasta que la boca del túnel les dio la bienvenida con un brusco movimiento.
Recordó el caso de algunos años atrás, las lágrimas de la chica que golpearon su rostro y la lluvia de sangre que los bañó al salir del túnel. No podía respirar con normalidad, lo que lo llevó, inconscientemente, a sujetar con fuerza la mano de su acompañante y la adrenalina mezclada con el miedo emanaba de sus poros. Sentía que si seguía así perdería el conocimiento en cualquier momento. Estuvo a punto de cerrar sus ojos cuando sintió un calor en sus labios.
El movimiento, el ruido y los gritos desaparecieron en ese instante. El miedo que había sentido ya no existía. Pestañeó bruscamente para entender lo que pasaba. A pesar de que la oscuridad no le permitía ver nada entendió perfectamente lo que ocurría. Su mano se hallaba afirmada fuertemente a la de Kaito, gesto que el ladrón aceptó, devolviéndolo gustoso. Sus labios se encontraban unidos en un cálido y suave beso que transportó a ambos fuera de los límites del lugar y de la misión que tenían.
Y en ese momento, el detective lo supo. Siempre estuvo concentrado en cumplir con lo que se proponía, se centraba tanto en poder descifrar cada uno de los misterios que se cruzaban en su camino que jamás permitió que algo lo desconcentrara. Pero en ese preciso momento, aquel en el cual sentía que recibía un beso lleno de sentimientos y de duración infinita se dio cuenta de una cosa.
No importaba en qué momento o situación se encontrara, si se trataba de los besos del mago de la luna plateada, se dejaría transportar a voluntad al mundo de Kaito, quien lo recibía con los brazos abiertos y a lo que Shinichi Kudō, en modo de respuesta, profundizó aún más el beso.
Hallo :333 ¿Cómo están? No me demoré tanto en actualizar como había dicho, eso si lo iba a hacer más temprano, pero me distraje viendo una serie -.-
¿Qué les pareció? Yo me divertí mucho escribiéndolo 😅
Ya se ve que Shinichi está cediendo de a poco, así que se vienen partes interesantes.
Una última pregunta (ya siento que dejo testamentos aquí e.e)
¿Alguien juega Conan Runner? para que dejen su usuario, nos agregamos y nos mandemos vidas u.u 💝💝💝
Abrazos ;D
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