VII. Entre cortinas blancas


No fue un beso, fue casi como una caricia de labio a labio, un simple y leve roce, pero que por supuesto, dejó a ambos sin habla y con el corazón a punto de explotar. Kaito pudo sentir el nerviosismo del detective, parecía que su cuerpo solo reflejaba el agitado latir de su corazón. Se apartó para nuevamente intentar hacer contacto visual con el chico, pero Shinichi desvió la mirada hacia el suelo y cambió completamente la expresión, como si en esos instantes no sintiera nada y solo esperara el momento en el que el policía se largara de la entrada del callejón y pudieran largarse de ese lugar.

Claro que eso no tardó en ocurrir, bastó con que Kaito mirara hacia donde el hombre se encontraba haciendo guardia y escuchó como lo llamaban por la radio dando el comunicado de que "Kaitō Kid" había sido visto hace unos segundo sobrevolando los edificios en su ala delta.

-Creo que es hora de irnos –dijo Kaito corroborando que no hubiera moros en la costa.

Shinichi no dijo nada, solo lo siguió hasta el auto de Jii-san, quien se encontraba de pie al lado de la puerta del conductor tratando de divisarlos. Suspiró aliviado cuando los vio cruzando la calle.

-Gracias por lo de usar otra vez el muñeco, nos tenían acorralados, tenemos que irnos ya.

Haibara se encontraba en el interior. El detective no esperó invitaciones, abrió la puerta trasera y se sentó al lado de la pequeña.

-Nada mal allí afuera –lo felicitó sarcásticamente ella -Lástima que duró tan poco, al menos tengo la grabación...-fue de a poco apagando el tono.

Se percató en seguida de que algo pasaba con el muchacho. Supuso que era por los hechos recientes, eso de hacerse pasar por ladrón y engañar a sus propios compañeros no era su estilo...o tal vez sí. Y conociendo al detective, tendría una razón aún más importante y un impulso demasiado fuerte para tomar tales medidas. Eso la hizo pensar en la teoría de que tal vez existía algo más.

-Ya que todo salió como planeábamos ¡Deberíamos ir a celebrar! -sugirió alegremente el mago.

-Lléveme a casa, por favor, Jii-san.

No les dio ni tiempo para pensar en la propuesta de Kaito y el detective ya estaba exigiendo que lo llevaran a casa. Quería estar solo, tenía mucho que procesar. Kid lo miró por el espejo retrovisor. Shinichi miraba hacia el exterior con el brazo apoyado en la ventana y la mano en la cara en modo de soporte, sus ojos estaban casi cerrados y con la mirada cansada.


Por supuesto que no abrió la boca en todo el trayecto, escuchaba a lo lejos como Jii Kōnosuke y Kaitō Kid mantenían una conversación, pero no fue capaz de procesarla y entender de que trataba.

-Gracias por traerme, buenas noches.

Bajó del auto con las manos en los bolsillos y Haibara lo imitó. Se aproximó hacia su casa buscando la llave de la reja entre sus pertenecías. Al estar oscuro le dificultó encontrarla y soltó un par de maldiciones olvidando el hecho de que no se encontraba solo.

-Kudō ¿Qué es lo que te sucede? -Preguntó Haibara, quien no tuvo respuesta y volvió a insistir –Kudō estoy preocupada por ti, pasó algo con Kid cuando-

-¡Haibara ve a casa de una puta vez!

La chica se espantó un poco, no esperaba esa agresividad por parte del detective. Ella siendo orgullosa, se encaminó molesta hacia la casa del Profesor Agasa.

- ¡Espera! Lo lamento –se disculpó Shinichi sujetándola del brazo –Estoy cansado y sé que te preocupas por mí, pero hablamos mañana ¿Vale?

-Seguro –se despidió ella.

Una vez dentro, Shinichi se quitó la ropa para tomar un baño. No se sentía él mismo, se escobilló como si estuviese cubierto de tierra, pintura o alguna sustancia que se adhiriera a su cuerpo y fuera difícil de quitar. Se quedó un largo rato sentado en la bañera sin ganas de funcionar. Y cuando finalmente se dignó a salir del agua y a vestirse, caminó hacia la biblioteca, necesitaba distraerse.

Intentó leer libros nuevos, retomar lecturas que había dejado a la mitad. Pero, ni el mismísimo Sherlock Holmes lo ayudó a distraerse completamente.

Comenzó a repasar la tarde-noche detalladamente. Cuando cambió de lugares con Kaito, las vistas del edificio, el comienzo del desfile, sus pasos en el interior de la joyería y como había logrado robar el collar. Entre todo eso, Kaitō Kid. Quien lo había ayudado a entrar e imitaron los pasos del otro, vino a su mente el momento cuando lo dejó inconsciente y no podía faltar el momento en el callejón.

Las emociones del momento lo hicieron querer observar el exterior por la gran ventana que se encontraba en el salón. Levantó su mirada hacia el profundo cielo nocturno intentando perderse en el.

Un leve ruido a sus espaldas lo sacó de sus pensamientos y entendió que no estaba solo. Se giró extrañado. Kaitō Kid se encontraba vestido con su traje blanco apoyado en la puerta, con los brazos cruzados con completa seriedad y un casi invisible toque de molestia.

Al igual que un niño pequeño, Shinichi intentó esconderse detrás de la cortina deseando inútilmente no ser descubierto. Tenía claro que la escapada de hace un par de horas lo había dejado un poco descolocado, pero dentro de todo, entendía a la perfección que se sentía nervioso por la presencia de Kaitō Kid.

Por muy ladrón que fuera Kaito, no tenía que ser un detective para darse cuenta de que a Shinichi Kudō le ocurría algo. Se acercó con paso firme hacia la ventana y ambos sentían que con cada paso que daba el joven de traje blanco los latidos de Shinichi se intensificaban.

-Se supone que el que se esconde soy yo –le reprochó Kid.

No recibió respuesta, la silueta del detective se hallaba frente a él, notaba como temblaba ligeramente detrás de la tela que los separaba. Atrevidamente se acercó aún más e intentó separar las blancas cortinas, pero Shinichi las sujetó con fuerza y no se lo permitió.

- ¿Qué haces aquí? ¿por qué me has seguido hasta mi casa? -reclamó.

En un acto de sincronización, ambos pensaron en el momento preciso de la escapada. Sus cuerpos tan juntos tratando de ocultarse, esa mirada profunda en los ojos del otro, la adrenalina que emanaba de ambos por quedarse a escondidas sin ser descubiertos, un momento íntimo solo entre ellos dos.

-Porque...mientras yo sea ladrón, tú serás la joya más tentadora de robar -Kaito sujetó con un poco más de fuerza la delgada tela blanca que le impedía ver completamente al detective - ¿Estás así por lo que te dije aquella vez hace un par de años?

Notó como Shinichi ya no ponía más resistencia. Era su oportunidad, Kaito abrió las cortinas de par en par. El detective estaba frente a él con semblante inquieto. Se acercó a él y lo arropó delicadamente con las cortinas de tal manera que era imposible zafarse. Ambos se miraron con la misma intensidad de antes, aunque, esta vez, con un poco más de profundidad. Podían ver sus siluetas en el reflejo de los ojos del otro hasta que la mirada de Kaito se posó en los labios del detective, dudaban de lo que evidentemente podía ocurrir de un momento a otro, era como estar en una cuerda floja, en la que, si caían, sería para ser atrapados en los labios del otro. Y sin saber por parte de quien, sus labios ya se encontraban unidos y ambos corazones latían a un compás tan intenso que parecía iban a explotar.

Esta vez si podían decir que fue un beso, uno tímido, que duró el tiempo preciso para hacer sentir a ambos satisfechos. Shinichi fue el primero en bajar la mirada avergonzado y Kaito lo soltó de su leve amarre.

-No fue por lo que me dijiste aquella vez y esto no debería estar pasando -Soltó Kudō.

Kaito lo miró un poco desilusionado –Lo siento, no quise incomodarte.

-Quiero que te vayas y más vale que no te vuelva a ver cometiendo robos –su tono se volvió cada vez más serio –Porque yo mismo te capturaré y me aseguraré de que te pudras en la cárcel.

-Colega, tranquilízate, yo -

- ¡No soy tu colega! Olvídate del trato, arréglatelas solo y vete ahora mismo antes de que te espose y te lleve a comisaría.

Los ojos del detective irradiaban completa molestia. Kaito lo miró sin creerse lo que estaba pasando. No se trataba de orgullo, sino lo que el momento ameritaba. Asintió levemente y se perdió por la puerta por donde había entrado dejando a Shinichi con los sentimientos a flor de piel. La rabia se apoderó de él y con inexistente autocontrol comenzó a lanzar los libros de las estanterías hacia el sillón donde se sentaba a leer y cuando el cansancio de los brazos fue más fuerte, se arrodilló avergonzado en el piso sujetando su cabeza con ambas manos.


No supo en qué momento cayó dormido en el sofá. Abrió los ojos al sentir un completo adormecimiento en su brazo izquierdo, en el que apoyó su cabeza toda la noche. Le ocurría de vez en cuando, cada vez que se encontraba cansado y caía rendido debido al sueño. Por suerte esta vez había sido sobre algo blando y no en el suelo o en una silla como otras veces.

Intentó averiguar qué hora era, pero su teléfono se encontraba sin batería. Subió hasta sus aposentos para conectarlo al cargador y mientras esperaba encendió la televisión. En la mayoría de los canales de noticias estaban hablado de la presentación de "Kaitō Kid". Los recuerdos explotaron intrusamente en su cabeza, era más vergüenza ajena lo que sentía y para evitar remordimientos y ver su cara haciendo el ridículo, apagó el televisor y fue a asearse.

El timbre sonó después del medio día. Abrió la puerta a su amiga de melena, la que de costumbre tenía cara de no querer encontrarse en ese lugar.

- ¿Para qué tienes el teléfono si no lo atiendes nunca? -Le preguntó ella una vez adentro.

-No tenía batería.

-Jii Kōnosuke me llamó esta mañana, está preocupado por Kid, dijo que no volvió a casa anoche.

A Shinichi pareció haberle sorprendido lo que Haibara acababa de decir y recordó lo que había pasado anoche en su casa. Estaba incómodo y molesto. Tenía claro que había actuado mal y había sido un poco duro con el ladrón. Aun así, le sorprendía la actitud de Kaitō Kid, el hecho de no volver a casa en toda la noche parecía un acto de "rebeldía", por no decir despecho. No encontraba adecuado preocupar a alguien que lo estimaba y sobre todo cuando más de una persona intentaba dar con su paradero.

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?

-Él me dijo que se devolvió a tu casa luego de que vinieran a dejarnos ¿Sucedió algo?

-No. Nada -mintió

-¿Entonces por qué estás sonrojado?

- ¡No lo estoy!

-Kudo, no me interesan los detalles, pero Jii-san se escuchaba muy preocupado.

El detective lo dudó bastante, pero terminó confesándole todo a la chica, omitiendo algunos detalles, como lo del callejón, lo nervioso que se sintió y en como mandó al mago a freír espárragos.

-Ya veo, pero rompiste un poco el código, además, no se te van a caer los testículos por besar a un chico.

- ¡Qué dices! ...Lo sé, me comprometí a ayudarlo y es lo que voy a hacer, es solo que en ese momento me sentí demasiado molesto.

La niña lo escuchó atentamente sin terminar de tragarse toda la historia. Pero no era asunto de ella, aunque nada le sacaba de la cabeza que existía alguna historia entre Kaitō Kid y Shinichi Kudō que no conocía.

Shinichi fue a buscar su teléfono para intentar contactar con alguno de los mencionados anteriormente. Recibió respuesta de Jii, quien efectivamente le confirmó que Kid no había vuelto a casa luego de la visita que le hizo al detective y le explicó que se encontraba de camino a casa del joven. Quedaron en que si tenían noticias se comunicarían.

-Puede que haya ido a devolver la joya y se entretuvo un rato, ya que no le resultó contigo –se burló ella.

El joven la miró molesto y agregó -No iba a desaparecer por tanto rato.

Estuvieron cada uno en sus asuntos. Acostumbraban a pasar tiempo juntos, pero cada quien hacía lo suyo, Haibara leía su revista de moda y Shinichi terminaba de ordenar algunos documentos del trabajo, hasta que su teléfono celular sonó.

-Diga

- ¡Joven Kudō! Algo está ocurriendo ¿Puede venir a casa del joven amo?

Por el tono que había usado Jii comprendió que el asunto era serio. Apresuradamente arregló sus cosas para ir a casa del ladrón.

- ¿Apareció Kur...Kaitō Kid?

-No –el muchacho no se dio cuenta del desliz de Ai-chan –Pero tengo un mal presentimiento, debo ir a casa de Kid.

-Voy contigo.

-Ni hablar, puede ser peligroso, quédate aquí.

Cada vez que Ai Haibara recibía una orden por parte del detective se sentía ofendida, mucho más si era de parte de Shinichi Kudo, el hecho de tener cuerpo de niña y ver como la mandoneaba cuando sabía tenían la misma edad y él se creía superior solo por tener el cuerpo de un adulto la sacaba de sus casillas. No le gustaba recibir órdenes y se sentía encerrada cada vez que el detective actuaba como un hermano mayor.

-Te guste o no ya me metiste en esto. Prometo quedarme al margen si algo te inquieta.

El rodó los ojos y no le quedó de otra más que aceptar, después de todo la compañía de alguien conocido no estaba mal y el efecto del APTX no duraría para siempre.


Tomaron un taxi y llegaron a casa del susodicho. No fue necesario tocar a la puerta, ya que esta se encontraba abierta. El interior no era nada como Shinichi lo recordaba. Todo estaba desordenado y roto. No solo la sala, la cocina, el baño y no había duda que las habitaciones de arriba se encontraban en las mismas condiciones. Ni rastro de Kaitō Kid.

El detective entendió el escenario al que se enfrentaba, era similar al de otras veces, estaba más que claro que ajenos habían registrado la casa del mago de arriba abajo como si buscaran algo.

Jii Kōnosuke salió del cuarto de baño con el rostro pálido y mojado, señal clara de que estaba preocupado y había lavado su rostro.

- ¿Pudiste comunicarte con él? -preguntó Shinichi preocupado, el anciano negó con la cabeza- ¡Joder! -maldijo subiendo las escaleras para investigar el segundo piso.

No se equivocaba, efectivamente estaba todo desordenado, en las habitaciones habían registrado cada uno de los cajones y rincones. Incluso el gran armario, de la que supuso era la habitación de los padres de Kaitō Kid, se encontraba en el suelo.

Se encontró de pie observando la puerta de la última habitación que le faltaba. El cuarto del mago había sido dado vuelta por completo, incluso el colchón estaba apoyado contra la pared, por supuesto que Kid no estaba allí. Bajó apresuradamente las escaleras y presenció cómo Haibara llamaba inútilmente al número de Kaito.

- ¿No se encontrará en casa de algún vecino? -se atrevió a preguntar Shinichi.

-Lo dudo mucho. En una situación como esta no involucraría a terceros.

- ¿Tiene familiares donde pueda estar? -preguntó Ai-chan.

-Tampoco. Su madre vive en el extranjero desde hace años, el joven vive solo.

El corazón del detective comenzó a latir cada vez más de prisa al pensar en los distintos escenarios de la situación. Tenía que encontrar una solución rápida o podía ser demasiado tarde. Eso le hizo pensar lo peor ¿Qué tal si el ladrón había vuelto a casa anoche tratando de buscar una solución a su problema y el hecho de verse involucrado en el robo de la joyería los del grupo que estaban investigando decidieron actuar de una vez y tomar medidas? Eso confirmaría la teoría de que la joyería pertenecía a los mismos dueños de la red.

Recordó lo que mencionó el hombre de la fiesta, ya habían entrado a la casa del joven anteriormente, y ellos mismos se percataron de eso cuando descubrieron que en el cenicero se encontraba una colilla de más. Era difícil que pidieran un rescate en caso de secuestro, si es que Kid aún se encontraba con vida. Además, con todo el dinero que el grupo ganaba a diario, seguramente era irrelevante el monto que pudieran pedir a cambio de la vida del ladrón. En casos como estos, simplemente hacían desaparecer a la persona.

Le fue inevitable hacer el recorrido a través de sus recuerdos, aquellos que involucraban a ambos. Divisó nítidamente el primer caso en el que se vieron cara a cara, el de La Estrella Negra y así a medida que cada enfrentamiento en modo de imagen comenzó a torturarlo provocando desconcentrarlo y dejándolo sin encontrar una solución ¿Cómo podía hacerse llamar detective si no era capaz de ayudar a Kaitō Kid? Su mente comenzó a jugarle una mala pasada, imaginando el peor escenario posible y las palabras que hace años pronunció el ladrón de guante blanco, las cuales no pudo eliminar de su memoria.

"Oye, pequeño detective. Imagina un lugar completamente diferente, una escena ocasional. Si tuviéramos la oportunidad de conocernos ¿Cómo sería? ¿Nos terminaríamos tomando de la mano?"

No pudo más y volvió a marcar el teléfono una y otra vez.

-Respóndeme Kid, por favor, contesta -suplicaba en voz alta con los ojos al borde de las lágrimas debido al remordimiento y la preocupación. No le importaba que lo estuvieran observando.

El número al cual ha marcado se encuentra fuera del área disponible –Finalmente la operadora daba anuncio de que el teléfono había sido apagado.

Shinichi no pudo contenerse más, y se llevó ambas manos a la garganta acongojado y liberando todo lo que sentía en ese momento - ¡Mierda!   



¡Hola! Volví ¿Cómo están? uwu Espero todos estén bien y sigan lavando bien sus manitos con agua y jabón.

Me demoré un poco porque me costó quedar conforme con el capitulo 😖 así que me tomé el tiempo de editarlo hasta que me convenció. Espero lo disfruten y estoy abierta a comentarios para que me digan que les pareció o si hay algo que quieran que cambie.

No me voy a cansar de agradecer a todos los que apoyan la historia 💖💖

Me inspiré bastante al terminar este capítulo así que el siguiente está casi terminado y no tardaré tanto en actualizar. 

Oigan una cosa nada que ver :v ¿Alguien sabe cuando llega Disney Plus a latinoamerica? Ya estoy hasta la puta madre de que Netflix elimine todo lo que quiero ver :c 

Un abrazo a todos 🌈

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