LI. Apuntar en colores (Parte 2)
Procesó sus palabras sin decir nada y abriendo ligeramente la boca. Haibara se cruzó de brazos dándole a entender que era momento de que dijera algo.
-¿Estás segura de lo que dices? Puede ser peligroso -habló por fin -Además, dijiste que no volverías a tu cuerpo adulto luego de la última vez...
-No tenemos mucha opción -suspiró una vez más y en seguida le dedicó una mirada tranquilizadora. A ella tampoco le gustaba demasiado la idea, sobre todo sabiendo que sus anticuerpos reaccionarían de manera completamente diferente a la del detective –Pero confío en mis capacidades.
-¿Es eso? ¿O es que acaso solo quieres pasar el tiempo como una persona adulta con él? -apuntó el detective con la cabeza al rubio.
En un gesto rápido, la niña le pellizcó la punta de la nariz.
-Eso no es asunto tuyo. Y te acabo de decir que necesito asegurarme de una cosa.
-Te noté muy cómoda con Amuro y Akai -volvió a insistir levantando una ceja con insinuación logrando que las mejillas de ella se pintaran de rosado -¿Qué tramas?
-Tú procura que no muera nadie –lo molestó de vuelta –Saldremos de casa, nos rodearemos de gente. Ya sabes, ese tipo de cosas que pasan cuando estás cerca –se dio media vuelta para dirigirse a la puerta, él la acompañó -No le comentes nada a los muchachos. Prefiero esperar hasta que llegue el momento.
-Está bien –prometió y se despidieron.
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El detective se encontraba recostado en la cama de su habitación con un libro en la mano, intentaba entender lo que leía, pero las maldiciones que estaba echando Kuroba lo empezaban a desconcentrar y tuvo que cerrar el libro de golpe.
-¿Ahora que tienes? -le preguntó.
Kaito se miraba en el espejo una y otra vez sin convencerse. A su lado, en el suelo, una pila de ropa lo acompañaba, añadió una camisa más al montón.
-No me gusta -comentó molesto –Tu ropa simplemente no va conmigo –se acercó hacia la ventana y tomó entre sus manos a una de sus palomas que hace un buen rato llevaba reposada en el umbral.
-¿Te quieres relajar? -le dijo con una mueca que demostraba que no estaba para eso –Solo busca algo que te acomode y ya. Te has hecho pasar por mí muchas veces ¿Cuál es la diferencia ahora?
-Que esta es una ocasión especial. Debo verme bien –se sentó en la cama sin dejar de acariciar a la paloma que lucía de lo más cómoda -Por si no lo has notado, intento cuidar tu imagen. Además, tendré que estar todo el tiempo junto a la chica Suzuki y tu ex novia. Y aunque no lo creas, con ella sí que tengo que tener mucho cuidado, te conoce demasiado bien.
Seguía pensando en que estaba siendo un exagerado y vanidoso. Pero comprendía que la situación, sumada a las otras que vivía día a día lo hacían vivir en un ritmo demasiado estresante.
-Eso lo entiendo -intentó animarlo, pero su preocupación fue expuesta de una manera algo brusca –Si sigues comportándote de esta manera y exagerado todo vas a tener problemas.
-¡¿Es una amenaza?! -se puso en actitud defensiva como ya era costumbre –Porque si no te parece puedes hacerlo tú.
-¡No me refería a eso! -levantó la voz –¡Solo era una advertencia!
-¡No me grites! -gritó de vuelta haciendo que la paloma agitara sus alas intentando salir volando -¿Ves lo que haces? ¡Asustaste a mi paloma! -le acarició las plumas con los dedos para calmarla.
Si Shinichi ya era irritante cuando se molestaba en su forma adulta, lo era el doble cuando estaba en su cuerpo de niño. Pasaba de ser un orgulloso a un mocoso mimado.
Sus miradas estaban conectadas, pero no de la manera más bonita. Parecía que estaban a punto de generar un roce algo más brusco si alguno añadía algo más.
El ruido seco proveniente de una de las habitaciones cercanas, le borró la expresión a una de sorpresa.
-¿Qué fue eso? -cubrió la cabeza de su paloma con la mano para aislarla de un posible golpe nuevo -Sonó como si alguien se hubiese estampado contra el piso.
Con la oreja levantada y apuntando hacia el golpe, el detective logró adivinar de donde provenía.
-Vino de la habitación de Akai.
Gracias a eso, ambos dejaron atrás el momento anterior y lograron relajar los humos. Shinichi volvió a abrir el libro y buscar donde se había quedado, pero Kaito no quedó conforme y se vio en la obligación de preguntar o más bien, insinuar.
-Ahora que lo mencionas, no vi al rubio cara de niña marcharse ¿Se va a quedar a dormir?
-Si -respondió con la vista fija en las páginas -Pero no te preocupes, no nos molestará. Él y Akai están concentrados en sus propios asuntos. Y nosotros saldremos temprano por la mañana.
-¿O sea que se quedan juntos? -interrogó curioso, dejando a la paloma encima de la cama y acercándose a la pared para apegar su oído intentando escuchar algo más -¿Y siempre se encierran? -volvió a insistir al notar que el detective no añadía más información.
-A veces.
-¿Y no te parece sospechoso? -comenzó a pensar que en lugar de que alguien había caído al piso, había sido estampado contra la pared.
-¿Por qué tendría que parecerme sospechoso? -arrugó las cejas sin entender a qué quería llegar.
-A veces sueles ser demasiado inocente –se rindió.
Luego de que Kaito dejó a su paloma salir volando por la ventana, apagó la luz de la habitación, se acomodó dentro de la cama y cerró los ojos.
-Perdón por gritarte –se disculpó el niño con el cuerpo girado hacia el otro lado –Pero me gustaría ser honesto contigo –dejó de darle la espalda para intentar mirarlo a los ojos en medio de la oscuridad –Hace un tiempo que tu actitud me está molestando. Entiendo que estés cansado y por un momento tuve sospechas equivocadas con respecto a la relación que llevas con tu amiga -admitió algo avergonzado –Y como resultó no ser así, justifico mucho menos tu forma de actuar.
-Tienes razón, estoy cansado –repuso sin buscar excusarse –Siento que estamos cavando un agujero tan profundo que llegará el día en que se nos saldrá algo de las manos. Siempre supe que no sería fácil, sobre todo por nuestra situación, pero tener que fingir ser alguien que no soy para mezclarme con esa gente con la preocupación de que pueden descubrirnos -suspiró imaginando escenarios poco favorables –Ya me hirieron una vez. Tengo que cuidar de esa chica, de Hattori-kun, de Hakuba y de ti, sumado a todo lo que arrastro detrás...
Kudō sintió el cuerpo del ladrón temblar ligeramente bajo las sábanas y como acto instintivo se apegó a él para intentar mostrarle que, a pesar de todo, seguía allí para él.
-Lo sé -dijo de manera inerte.
-Ya quiero que llegue el día en que podamos tener una vida más normal -expresó esperanzado.
Meditó aquellas palabras por un momento, preguntándose si realmente existía ese día.
-¿Ese futuro que vemos puede llegar a ser real? ¿O el amor que sentimos el uno por el otro nos cegó haciéndonos creer eso? -comenzó a preocuparse. Ni él mismo entendía por qué estaba planteándose eso en ese momento –Si Haibara logra regresarme a mi cuerpo, yo volveré a retomar mi vida como detective y sé que tienes tus motivos, pero sigues siendo...un ladrón. Me pedirán que ayude a capturarte ¿Y cómo fingir que te odio si vivimos bajo el mismo techo?
-Detective –dijo generando distancia física entre ellos al intentar sentarse -¿A qué viene todo esto ahora?
-No lo sé -admitió encogiéndose.
Volvió a acomodarse, pero sin retomar la posición anterior.
-Me parece algo estúpido que pienses eso ahora, después de todo lo que ha pasado –se sentía ofendido, pero en el fondo, lo entendía. No debía ser fácil -Solo te pido que, si vas a tomar una decisión o algo similar con respecto a nosotros, primero lo converses conmigo. No estoy para adivinar lo que quieres. Quiero que me lo digas de frente y también aplica para mí -advirtió -No quiero que guardemos silencio y cometamos algún acto que nos haga arrepentirnos de algo.
Dieron por finalizada aquella reflexión y cada uno se dio la espalda. No porque estuvieran molestos el uno con el otro, tan solo que había veces, como esa, en que debían darse su espacio. Sin embargo, les quedó un sabor amargo en la boca e impidiendo que ambos conciliaran el sueño hasta altas horas de la madrugada.
Como Kaito suponía, colar a los dos niños al interior del hotel fue tarea sencilla. Actuaron siguiendo uno de los distintos planes que tenían y, en definitiva, lograron instalarse en las comodidades que brindaba el ostentoso hotel.
A los detectives se les asignó una habitación para cada uno, pero por mientras, se agruparon en la que le correspondía a Hakuba para terminar de planear todo.
-Eso fue fácil -dijo Heiji inspeccionando cada esquina de los aposentos.
-¡Me estaba ahogando ahí dentro! -exclamó Shinichi con sus pequeños brazos en forma de jarra.
-No exageres –le refutó el mago –La maleta está ideada especialmente para evitar eso. Sigue el ejemplo de Ai-chan, ella no se está quejando.
Fijaron sus ojos en ella, quien yacía de espaldas mirando hacia la ventana abrazando su cuerpo y sintiéndose algo humillada por tener que pasar por eso.
-Bien. Vamos a dejar un par de cosas claras desde ya –Hakuba decidió tomar el mando y señaló a los niños -Sobra decir que no pueden abandonar la habitación -ahora apuntó a Kaito –Segundo, tú no actuarás hasta que tu grupo te llame –se refirió a Ran y Sonoko. Finalmente se dirigió al moreno -Y Hattori-kun, quiero que me acompañes en todo momento. Será menos sospechoso si voy solo por ahí -lo vio asentir obedientemente y abrir la pequeña nevera de la habitación, escogiendo un refresco para beberlo.
Fue en ese entonces que Conan miró a Haibara y como ella no dijo nada, desconocía si por vergüenza o por temor a escuchar una respuesta negativa, decidió ser su voz.
-Me parece bien, pero... -volvió a mirarla –Ella te acompañará en la recepción de la noche. Es preferible que Hattori se quede cerca de la policía en caso de que algo suceda.
Saguru dirigió sus ojos hacia la pequeña de arriba abajo algo desentendido y soltó una corta risa nasal para bajar la tensión.
-¿Se les olvida que no están permitidos los menores de edad? -creyó incluso que el haber estado dentro de la maleta los había hecho delirar.
-¿Y quién dijo algo acerca de ser tu compañía como niña? -le contestó con un toque de altanería.
Como siempre, Heiji se encontraba bebiendo cuando se hacían manifestaciones de información que generaban sorpresa en cualquiera. Escupió el líquido mojando el suelo sin ocultar su desconcierto.
-¡¿A qué te refieres?! -preguntó casi gritando y todos lo miraron.
Ella volvió a cruzarse de brazos y a admitir de manera natural.
-Lo que escuchaste. Seré su acompañante y con suerte tendremos oportunidad de averiguar algo más sin levantar tantas sospechas –se miró las uñas y los vio bacilar -¿Algún problema? -miró a los chicos logrando tensarlos.
-No señora -respondieron al uníoslo.
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Como aun faltaban varias horas para comenzar a actuar, aprovecharon ese tiempo para descansar en las comodidades que brindaba el lugar.
El sol estaba perfecto ese día para disfrutarlo al exterior. Los cinco se agruparon en el balcón, increíblemente y sin demasiada petición, Haibara terminó siendo la más afortunada.
Descansaba en una silla regulable casi acostada por completo. Hakuba le leía en voz alta los nombres y la información de los posibles invitados que se toparían en la recepción. Kudō la abanicaba de vez en cuando sin entender por qué hacía eso. Kaito le trenzaba el cabello por mero aburrimiento y Heiji le acercó una bandeja con bocadillos.
-Se suponía que veníamos a hacer algo importante -reflexionó el pequeño detective –Y lo único que veo es que estamos siendo esclavizados por ella.
Dejó de abanicarla y la miró desde arriba con cara de pocos amigos. Ella se levantó un poco los lentes de sol para devolverle la mirada junto con una sonrisa traviesa.
-Tienes razón -Hattori estiró los brazos y se quitó su característica gorra –Ten. Así no te da insolación -le colocó la gorra a la niña y acto seguido se quitó la camisa –Por mi parte voy a probar el jacuzzi ¿Vienes? -le dio una palmada en el hombro a Hakuba para que lo siguiera y este lo siguió.
-¡Yo también voy! -Kaito se levantó de un salto, dejando a los de rostro más joven a solas.
Permanecieron con su tradicional silencio, sentados y mirando a la nada hasta que la pequeña de melena se atrevió a preguntar.
-No es de mi incumbencia, pero noto un poco de tensión entre Kuroba-kun y tú.
Dejó el comentario en el aire por si al detective le apetecía contarle. Y él como una vez más creía necesitar un consejo le respondió.
-Como siempre, tan observadora.
-¿Qué pasó? -intentó no sonar tan preocupada por el tono lastimero que utilizó el detective y se giró para mirarlo.
-Pues...de un momento a otro me planteé algo que debí haber hecho desde el principio.
Aunque los otros se encontraban alejados, habló en voz baja. Le relató la discusión que habían tenido la noche anterior, agregando ese par de pensamientos con respecto al incierto futuro dado la vida que llevaba cada uno.
-¿Crees que estoy cometiendo un error? -preguntó sintiéndose perdido.
Aunque estaba usando las gafas oscuras, Shinichi notó como ella arrugaba las cejas, con incomodidad y de manera casi imperceptible.
-Bueno, es como tú dices –le hizo saber con algo de decepción -Debiste haber pensado en eso desde el principio, es un poco tarde ahora –no podía negar que le molestaba que pasara a llevar los sentimientos amorosos que sentían los demás por él, así que prefirió ser clara -Pero estás en tú derecho de retractarte y ponerle fin a tu relación con Kuroba-kun.
-No he dicho eso -aseguró de inmediato –Me siento a gusto con él y quiero estar con él -se pasó la mano por la cien intentando no desesperarse –Pero es todo tan difícil.
Ella entendía como se sentía y no podía evitar compadecerse de él, después de todo, lo estimaba demasiado para pasar por alto los sentimientos del detective.
Fue un poco extraño, pero se atrevió a hacerlo. Buscó la mano del niño a su lado y entrelazó sus dedos con completa confianza. Él, miró sus manos juntas y luego la miró a ella.
Haibara seguía con la mirada perdida en el horizonte bajo la oscuridad de las gafas, pero apretó la mano del chico contra la suya, indicando que estaba allí. Y él, aunque con algo de culpa, no rechazó su gesto, permaneciendo así por unos instantes más.
Por otra parte, Kaito, Saguru y Heiji encontraron un momento de paz en el agua con hidromasaje. Era tanta la comodidad que estaban sumergidos en su propia burbuja.
-Creo que cambié de opinión -declaró el mago –Voy a quedarme aquí todo el día.
Estiró su cuello hacia atrás y cerró los ojos.
-Empiezo a pensar lo mismo –lo apoyó Heiji imitando su gesto con cara de goce.
-Si se atreven a faltar a su compromiso yo mismo vendré a buscarlos -advirtió Hakuba, pero estaba tan relajado que tampoco sonó duro.
-Siempre tan aguafiestas –Kaito se acercó a él y pasó un brazo por encima de su hombro -¡Admítelo! Tú también te mueres de ganas de quedarte aquí con nosotros –le habló a Heiji -¿No es así, Hattori?
Él entendió que tenía que imitarlo y también pasó un brazo por encima del hombro del rubio. Él al sentir sus cuerpos tan pegados cerró los ojos con timidez.
Para molestarlo aún más, Kaito le pasó la lengua rápidamente por el hombro desnudo, provocando que este se sobresaltara y salpicara agua tibia para todas partes.
-¡Hey! ¡Cuidado con propasarse! -le advirtió.
Kuroba soltó una carcajada y con su mano por debajo del agua le dio un agarrón en el muslo, generando la misma respuesta de antes.
-No te hagas el tímido -curvó una sonrisa traviesa e incitó a Hattori –Que aquí estamos entre amigos.
Aunque no era propio de él, el detective de Osaka siguió el juego de Kuroba con algo de torpeza, pero sintiéndose feliz de que por primera vez no era a él a quien le tomaban el pelo.
En la misma posición, apoyó su cabeza en el hombro del rubio y con la mano libre aprovechó para acariciarle fugazmente el pecho.
Sentir las manos atrevidas de ambos chicos lo llevó a un dilema. Mentalmente se sentía pasado a llevar, aunque creía entender que solo estaban jugando. Pero su cuerpo parecía por completo desconectado de su mente, ya que el contacto comenzaba a provocarle sensaciones poco apropiadas para su gusto que comenzaban a mezclarse, inconscientemente con escenarios extremadamente fuera de lugar.
Intentó de buena manera hacerlos a un lado tirándoles agua, pero no dio buen resultado ya que eso pareció emocionarlos más. Así que, sin más remedio, cada uno se llevó un puñetazo en la cara y él se retiró indignado.
-¿Te vas a ir a masturbar? -le gritó Kaito antes de que el pobre se perdiera en el interior y Hattori explotó en una risotada.
El escándalo que armaron llamó la atención de los niños, quienes se concentraron en dirección hacia ellos para entender que había sucedido.
Con dominio y delicadeza y luego de bastante rato, el mago terminó de acomodar los últimos detalles del cabello castaño de la joven.
-Ya está -le informó y ambos miraron el reflejo de ella en el espejo –Te ves muy bonita –le sonrió con dulzura y ella desvió la mirada avergonzada, no se sentía del todo cómoda.
-Gracias -contestó ella sin atreverse a mirar su apariencia nuevamente.
Llevaban encerrados en el cuarto de baño por lo menos una hora. Por el momento, ninguno de los detectives había visto, ahora, el aspecto adulto de la chica. Pero Kaito se había ofrecido a ayudarla y terminó por entusiasmarse más de la cuenta. Y ella al sentir ese tipo de confianza con él le permitió ese espacio.
-¡Lo digo en serio! -le sonrió.
-Es extraño volver a apreciar mi cuerpo como mujer adulta -admitió -Siento como si me estuviera viendo desde el futuro, como si la Shiho Miyano fuese otra persona. La última vez que estuve así fue hace dos años atrás cuando intenté probar el resultado de un prototipo del APTX -suspiró entendiendo que le estaba dando demasiadas vueltas al asunto –En fin, gracias por ayudarme.
Le tendió la mano para ayudar a levantarse de la silla y juntos abandonaron su pequeño espacio para reunirse con los demás.
Estaba un poco temerosa e impaciente por la reacción que tendrían los demás, realmente no le importaba, solo quería salir de eso lo más pronto posible. Se asomaron despacio hacia la sala, donde los tres detectives ya estaban listos para dirigirse a la primera planta.
Los tres la observaron con algo de torpeza, evitaron expresiones faciales demasiado notorias y la saludaron intentando comprender que habían compartido con la misma persona esa misma tarde y todas esas semanas atrás.
-¡Bueno, detective! -Kaito rompió el momento y se dirigió al único que no asistiría esa noche –Ya nos vamos. Los adultos tienen cosas que hacer y los niños... -le sonrió de manera malévola –Deben ir a la cama, ya es hora de dormir.
Sabía que no le convenía hacer berrinche y con mucho pesar, les deseo la mejor de la suerte a los cuatro confiando en ellos. Los vio marcharse y el sentimiento de frustración le invadió el pecho. Con toda la voluntad del mundo intentó distraerse y buscar algo que hacer.
Por un momento lo logró, pero su naturaleza le impedía seguir luchando contra sus incontrolables ganas de estar metido allá abajo junto a ellos. Sabía que lo que estaba por hacer le traería problemas, pero, aun así, decidió hacerlo.
Hurgó entre las pertenecías de Haibara y encontró lo que estaba buscando. Tomó la última botella de agua que quedaba dentro de la nevera y se metió a la boca uno de los prototipos del APTX.
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Descendieron en el ascensor. Shiho no dejaba de acomodarse el vestido de manera nerviosa, Hakuba intentaba mirar hacia otra parte, Kaito seguía peinándose el cabello en el espejo para dejarlo exactamente como el peinado de Shinichi y Hattori se mordía una uña sintiéndose un poco más libre al saber que él solo formaría parte de la comitiva de la policía.
Las puertas del ascensor se abrieron para obligarlos a poner los pies sobre la primera planta. Se dirigieron hacia lado del salón donde se llevaría a cabo la bienvenida e intentaron actuar con normalidad. Se les permitió la entrada y tuvieron que separase una vez al ingresar.
-Voy a ir con mi unidad –les dijo Hattori –Estamos en contacto, intentaré averiguar todo lo posible y ante cualquier conflicto no duden en buscarme –les hizo saber sintiéndose importante y se marchó.
-Yo debería hacer lo mismo -coincidió Kaito distinguiendo entre la multitud a Ran Mōri, quien estaba acompañada de su padre y de Sonoko –Nos vemos más tarde.
Les dio la espalda y los dos lo vieron reunirse con su grupo que le dio un cálido saludo.
-Vamos –le dijo Saguru a Haibara y se adentraron en el salón.
Ambos habían visitado una cantidad considerable de lugares como ese y era importante recalcar que pocos se comparaban con la suntuosidad que poseía aquel. Apuntaron sus ojos hacia el techo admirando la iluminación, recorrieron las columnas, la vegetación, escasa pero perfectamente cuidada que adornaba parte del espacio. La muchedumbre seguía aumentando en número y el ruido que generaban las conversaciones comenzaba a hacerse cada vez más presente.
-¿Reconoces a alguno de ellos? -preguntó la castaña susurrándole al oído.
Él, al sentirla tan cerca sintió que la piel se le erizaba e intentó concentrarse. Recorrió velozmente los rostros y distinguió a un par. La jaló de la muñeca sin decirle nada y se acercaron a quienes había reconocido para intentar espiarlos.
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-Creí que no vendrías -le comentó Ran a Shinichi.
-Si –le respondió amable –Pude hacerme tiempo para venir, pero sigo muy ocupado con un caso -imitó a la perfección la excusa que siempre le había dado el detective para salir libre de cualquier tipo de preguntas con respecto a desaparecerse por tanto tiempo.
-Ajá -habló Sonoko uniéndose a la conversación -Los chicos siempre parecen estar tan ocupados. Yo quería tener una cita doble, pero Makoto no podía venir.
-¡Sonoko! -Ran le llamó la atención por el comentario fuera de lugar.
Ella hace bastante tiempo le había dejado claro la situación con respecto a Shinichi. Intentó no perturbarse demasiado, pero estaba haciendo un gran esfuerzo y Kaito se dio cuenta de aquello. Se notaba a kilómetros que a pesar de que las cosas estaban aclaradas ella seguía con sentimientos encontrados con Kudō ¿y cómo no? Si habían pasado por tanto...
El chico le sonrió algo nervioso dándole a entender que todo estaba bien y que estaba acostumbrado a la sinceridad de Sonoko.
-¡Ran! ¡Mira a esos dos! -la zarandeó del brazo y la obligó a mirar en la dirección que ella miraba.
Kaito las imitó y quedó algo desentendido cuando vislumbró a Hattori charlando con una chica de cabello corto, claro y ondulado. Incluso desde esa distancia se notaba que ella se apegaba demasiado a él para tener su completa atención y que este, le miraba de vez en cuando el busto que le resaltaba gracias al corte del vestido.
-¿Quién es ella? -interrogó el mago.
-¿Acaso no la recuerdas? -se extrañó Ran –Es Momiji.
-¡Ah! ¡Ya la recuerdo! -mintió -Ha pasado demasiado tiempo y casi no la reconocí.
-¡Vamos Ran! -Sonoko se enganchó al brazo de su amiga y la animó para ir hacia ellos –No confió en ese chico detective y no quiero que Kazuha sufra por su culpa.
Sin más que agregar, las dos se acercaron al par. A Kaito no le apetecía quedarse a solas con Kogoro, que como siempre se mostraba aburrido y con gesto claro de que prefería estar bebiendo y jugando al mahjong.
-¡Hattori-kun! -lo saludó Ran cuando llegaron a su lado. Prefirió hablar ella antes que dejarle la palabra a Sonoko y que saliera con algún comentario inapropiado.
-¡Hola! -la saludó y posó los ojos en los tres haciendo saber que el saludo era para todos y se detuvo en Kaito –Kuro...dō -como siempre se confundió y terminó pronunciando cualquier cosa para arreglarlo.
Por primera vez le agradecieron a Sonoko a la cantidad excesiva de información que estaba soltando. Ella habló de nombres y profesiones de cada individuo importante que se hallaba en el salón logrando que los chicos acortaran su lista de objetivos. Como ella no estaba allí para hablar todo el tiempo de los demás, poco a poco fueron desviando la conversación hasta que las chicas lograron solidificar su grupo y dejaron al par algo aparte.
-¿A qué hora va a hablar el representante de todo esto? -Kaito se frotó un ojo, comenzaba a sentir un terrible cansancio por haber dormido tan poco la noche anterior.
-Ten un poco de paciencia -insistió Hattori meciendo el líquido dentro de la copa que tenía en la mano –Recuerda que estaremos más de un día aquí.
Kaito se apoyó contra él y miró por todo el salón para ubicar a Hakuba y Haibara curioso de lo que podrían estar haciendo, pero a quien se encontró casi hizo que se le parara el corazón.
Tenía que ser realmente estúpido si creía que pasaría desapercibido con el cubre bocas y ese traje, que realmente era suyo y que reconocía muy bien ya que se lo había obsequiado su suegra.
-Lo mato -soltó entre dientes con la vista fija en el detective –Realmente voy a matarlo.
-¿Qué? -preguntó Heiji frunciendo el ceño y no entendiendo nada -¿A quién vas a matar?
-Mira disimuladamente detrás de ti, justo donde se encuentra el ventanal que da hacia la terraza.
Parecía que para el detective de Osaka mirar disimuladamente era dar vuelta el cuello como si estuviera poseído.Si ningún disimulo se giró a mirar al cabo de unos segundos distinguió a su amigo y le fue imposible ocultar su sorpresa.
-¡¿Qué rayos hace aquí?!
Le dio un manotazo en el brazo pidiéndole que bajara la voz ya que Ran se había girado hacia ellos.
-Ve y sácalo de aquí de inmediato antes de que Ai-chan lo vea–le advirtió Kaito apretando los dientes –Yo intentaré distraer a las chicas.
Justo cuando dio un paso para ir a encararlo, las luces se apagaron y el espacio que estaba montado simulando un escenario se encendió. Todos se concentraron en ese único espacio alumbrado y las tres personas que subieron para acercarse al micrófono.
Aprovechó para escabullirse entre las sombras y el nuevo punto de concentración de la multitud para acercarse a pasos agigantados a Kudō.
-¿Qué estás haciendo? -lo sujetó del brazo llamándole la atención en voz baja.
-No podía quedarme encerrado mientras ustedes estaban aquí -le explicó.
-Kuroba está furioso y cuando tu amiga te vea tendrás problemas -tenía ganas de arrancarse el cabello y de golpearlo.
Escuchaba a un hombre hablar desde la tarima mezclado con sonidos de aplausos y felicitaciones, más no pudo prestar atención a lo que decía. Con algo de temor buscó con la mirada a Haibara, pero no fue capaz de divisarla.
De repente, un escalofrío le recorrió la espalda y sintió una presencia poco amistosa a sus espaldas.
Se dio la vuelta de a poco y sus temores se hicieron ciertos.
-¡¿Te metiste en mis cosas?! -chilló la joven y no se aguantó de jalarle la oreja -Teníamos un trato y lo acabas de romper.
-Vamos a calmarnos –Hakuba la sostuvo de los hombros y la apartó poniéndose entre ellos dos.
Indignada, se acomodó la falda del vestido y se dio media vuelta dándole a entender lo mismo de siempre cuando él hacia eso. En palabras simples, que las restricciones con los prototipos serían aún más severas. Saguru la siguió y volvieron a perderse entre el bullicio.
Shinichi suspiró con algo de arrepentimiento e intentó concentrarse en lo que estaba sucediendo en el escenario, pero un nuevo aplauso conjunto dio por concluida la exposición. El gentío se dispersó de a poco y vio a Kaito junto a Ran.
Notaba que el mago se esforzaba por distraerla y mantenerla de espalda por si se le ocurría mirar hacia donde estaban ellos, pero realmente pensaba que era difícil que lo reconociera, sobre todo teniendo a Kaito haciéndose pasar por él.
-¿Oíste algo de lo que hablaron? -le preguntó Hattori.
-Lo hubiese hecho de no haber sido gracias a que viniste a importunar –le escupió.
Heiji infló las mejillas, pero en lugar de seguir discutiendo, prefirió apegarse al plan e ir a averiguar por su cuenta. Una vez más, Kudō se quedó solo intentando pasar desapercibido y espiando conversaciones ajenas de vez en cuando. A diferencia de otras experiencias similares, esta parecía ser algo más tranquila. Los presentes parecían más interesados en marcharse que en estar allí.
Con algo de suerte no ocurriría un asesinato.
Solo los grupos que identificó que no tenían relación con el caso fueron los que actuaban con más normalidad. Se sentó en una esquina que le permitía estar un poco más oculto y actuó como video grabadora. Tal vez los demás tenían razón y no habría sido necesario actuar de manera tan impulsiva de ir a plantarse allí.
La mayoría ya se había marchado, incluso Haibara y Hakuba, quienes habían coincidido con Momiji se fueron hacia otro lado. Sintió envidia de Hattori que de manera despreocupada tragaba cantidades excesivas de comida.
Se fijó en que Ran y Kaito charlaban demasiado cerca el uno con el otro. Ella reía de manera tímida de algo que el mago le contaba a la vez que movía sus manos. No sabía de quien sentir celos, si de ella o de él, ambos se veían realmente atractivos para pasarlo por alto. Apoyó las manos en el mentón para reposar su cabeza e intentó no fastidiarse demasiado.
-Cambia la cara –Heiji se sentó a su lado y le ofreció algo para comer –Fuiste tú el que quiso venir.
-¿Averiguaste algo? -le preguntó aburrido llevándose un bocadillo a la boca.
El detective de Osaka sacó una lista de su bolsillo y se la entregó.
-La lista de los presentes –le informó victorioso –Y sus respectivas habitaciones. Mañana mismo podemos comenzar a trabajar.
-Perfecto –le respondió guardándose la lista en el bolsillo sin antes echarle una mirada rápida.
Notó en como los encargados se acercaban respetuosamente a las pocas personas que quedaban y les informaban que era tiempo de retirarse.
-Bueno -bostezó el moreno –Creo que es todo por hoy -miró en todas direcciones buscando a Saguru -¿Dónde se metió Hakuba?
-Lo vi salir con Haibara y Momiji hace un rato –le dijo volviendo a concentrarse en Ran y Kaito. Este último le acomodó el pasador que le sujetaba una parte del cabello y que se había corrido. Arrugó la frente al notar como ella se sonrojaba y daba un pasito hacia atrás con nerviosismo.
Caminaron juntos hacia el elevador antes de que alguien más se les uniera y se separaron cuando llegaron al piso donde estaban ubicadas sus habitaciones. Hattori le murmuró un <<Buenas noches>> y se perdió por el pasillo.
En cuanto a él, deslizó la tarjeta por la puerta y esperó a que Kaito y Haibara llegaran.
El mago llegó poco tiempo después. Por supuesto que recibió un llamado de atención de su parte, pero estaba tan cansado que se sentó a su lado a ver la televisión. Pasó por lo menos una hora más hasta que Ai-chan regresó con ellos.
-¿Estás son horas de llegar, señorita? -le preguntó Kaito preocupado.
-Lo siento, no me di cuenta de la hora y cuando quisimos ir a buscarlos nos informaron que el salón ya estaba cerrado –se disculpó con tono relajado. Miró al detective que intentaba escabullirse de puntitas hacia la habitación -¡Tú! -lo llamó y él se frenó de golpe.
La miró con completo temor y juntó las manos rogando por su perdón. Ella entrecerró los ojos para asustarlo, pero había pasado un rato tan agradable que no le apetecía echar a perder su buen humor con un caso perdido.
-Tráeme algo para beber –se sentó en el cómodo sofá junto a Kuroba y miró la gran pantalla.
-¡A mí también! -se aprovechó el mago -¿Dónde te metiste todo este tiempo? -le preguntó con notoria curiosidad y notando que llevaba la parte de atrás del vestido mal acomodada.
-Estuve con el detective y con esa chica Momiji -respondió seca.
Quería sacarle más información, pero el detective llegó a su lado con un par de latas.
-Lo siento, me bebí la última botella de agua y solo había esto.
Dejó sobre la mesita de centro unas latas de café y cerveza. Kaito se apresuró en tomar una de esas últimas, pero Shiho se lo impidió.
-No deberías. Recuerda que te estás medicando.
-Pero hoy no lo he necesitado y si bebo café no podré dormir bien –hizo un puchero y ella se encogió de hombros dándole a entender que hiciera lo que le diera la gana.
Shinichi aprovechó que ella no estaba molesta y se sentó a su lado.
-¿Puedo? -preguntó apuntando a una de las latas.
-¿Para qué me preguntas si de todos modos haces lo que quieres?
Tenía razón, así que tomó la lata sin culpa y se la llevó a la boca dándole un trago corto.
La chica miró las dos opciones que tenía y ninguna de las dos le quitaría la sed, Kaito, al notar su dilema se vio invadido por una duda.
-¿Tú bebes? -ladeó la cabeza con interrogación. Era claro que como vivía en su forma de niña no bebería alcohol, pero ya que ese no era el caso...
-No –dijo tomando una lata y leyendo la etiqueta. Estaba fría y ella estaba tan sedienta que no se aguantó -Pero como el idiota de Kudō se bebió la última botella de agua... -la abrió y dio un sorbo sintiendo la mirada de ambos fija en ella –Es que tengo la garganta muy seca.
Pasaron un rato más haciéndose compañía y mirando la televisión entre tragos de cerveza, intercambiando risas y comentarios de todo tipo. Haibara, al notar que ya no le quedaba nada por beber, miró la hora y concluyó que era tiempo de ir a la cama.
-Creo que ya ha sido suficiente -dejó la lata vacía sobre la mesa.
-La noche aún es joven –dijo Kaito siendo iluminado por la luz de la televisión. Parecía que el sueño que sentía hace un rato se había ido muy lejos -¿Por qué no hacemos algo para matar el tiempo?
Shiho y Shinichi se miraron dudoso y meditando sus palabras. Terminaron por acceder a compartir un rato más, dejando que el poco alcohol que habían bebido se les integrara a la sangre y de un momento a otro comenzaron a reír al ver que Kaito comenzaba a hacer el tonto imitando a Hattori en todo tipo de situaciones.
Cuando terminó su comedia, se sentó de manera brusca entre ambos y pasó un brazo por encima del hombro de cada uno apegándolos a su cuerpo.
-Los quiero mucho –dijo embobado.
-Es mutuo -coincidió Ai-chan sorprendiéndolos.
El más silencioso era Shinichi, pero al final terminó por admitir.
-S-si...igual -aceptó tan cálido como de costumbre.
Kuroba les besó la mejilla de manera fugaz. Al tenerlos presos bajo sus brazos, le fue fácil echar los tres cuerpos hacia atrás y juntar sus cabezas en un pequeño cabezazo.
-Ya, Kaito –Shinichi comenzaba a notar que algo quería -Me estás poniendo nervioso.
-¿A qué juegas? -interrogó Shiho sin intentar deshacer la cercanía.
-Depende -susurró a su oído con una expresión revoltosa -¿A que quieren jugar?
Actualización doble como les prometí la última vez :3
¿Cómo están? 😍
Los extrañé u.u
He estado trabajando mucho y casi no me da tiempo de nada, además que de nuevo me estoy sintiendo mal de ánimo 😣
Ya tengo listo el siguiente cap así que lo más seguro es que dentro de la semana actualice
Ya saben que quedo atenta a los comentarios y cualquier cosa me lo hacen saber
Abrazos
;DD
💙 💚 💖 💛 💜
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