Prólogo: ¡Oh, pequeña Muggle!

- ¡Oh, pequeña Muggle! - Gritó Albus Severus Potter Weasley

La chica aún no se acostumbraba a esa palabra: Muggle. Se supone que debería ser bueno con ella ¿no? En todo caso eran familia... aunque nadie lo sabría. Por el juramento Inquebrantable.

- Hola - Saludó cortante - ¿Me hablaras? No se supone que lo hagas... tú sabes, nuestros padres y eso.

- La verdad no me interesa nada ello, solo tengo curiosidad por ti, eres una Muggle.

- Técnicamente no - Reto la Chica - Soy familia tuya ¿Lo olvidas? De alguna manera u otra eso debe de haber influenciado...

El Segundo Potter sonrió de lado, sabía que ella no era como las demás niñas del colegio, la misma Hermione lo había mencionado, por eso no podía evitar ignorarla. Sentía curiosidad de ver cómo una Muggle se adaptaba al mundo mágico, su tía lo había hecho de maravilla pero debía ser sincero ¿Qué no hace de maravilla la tía Hermione?.

- Aún así lo eres, ¿Me explicas cómo se usan los iPhone? - Interrogó Albus a la Chica

- Ah, piérdete - Dijo

- ¡Oh, pequeña Muggle! - Sonrío de lado Albus - ¡Ten cuidado con los Sangre Puras!

- ¿Olvidas quién soy? - La chica lo miro de arriba abajo olvidando por un momento que el Potter que tenia enfrente era el hijo no el padre.

- Una Muggle. - Dijo Albus sonriendo

- No. Soy Kanan Jane Dursley Macklayn. Pertenezco a la Casa de Slytherin. Los demás deberían temerme a mi, no yo a ellos.

- Oh, pequeña Muggle - Miro como Kanan desaparecía por las escaleras - Ni tu misma crees lo que dices.