•II•

Gulf encuentra la computadora de Praew encima de un escritorio y se sienta frente a esta. Investiga todos los archivos Word que tiene pero no hay nada. Inclusive decide abandonar la computadora para buscar por toda la habitación a por un USB. No hay nada. Por más que busque.

Nunca hubo nada.

El padre Gulf sale del cuarto de Praew para ver al guapo chico sentado en el mueble viendo televisión. No le dice nada y se va, cerrando la puerta.

-¡Oye! ¡No tuvimos oportunidad de conocernos! ¡Nunca supe qué eres de Praew.- Mew le grita, brincando del mueble para correr a la puerta y al abrirla, la cerradura alza la toalla.

Él se aleja más de la puerta y queda expuesto. El padre se da la vuelta.

-No me dijiste tu nombre.- Mew le murmura cubriéndose el miembro con ambas manos. -Ni qué eres de Praew.

El padre se le queda viendo al chico, carismático. -Soy un padre.- Gulf simplemente contesta, yéndose.

-Qué tipo tan cortante.- Mew dice. Impresionado por la seriedad del padre. Cuela una mordida a su labio inferior en su sonrisa sin quitarle la mirada al padre que se va.

👄

Él vuelve a la iglesia. Entrando a su oficina. Mira alrededor y Praew está ahí sentada sobre el escritorio con la mirada baja. Ella lo mira con las cejas alzadas.

-¿Te divertiste buscando a por mis medios?

-Para nada.

Gulf posa a su lado con sus manos unidas contra su propio regazo. Mirando frente a ellos sin expresión alguna.

-Fui... Una tonta por creer que sacaría algo más de ti. Lo siento.- Praew se disculpa.

-Cometiste un acto estúpido. Acepto tu disculpa.

Ella ríe un poco. Cabizbaja. -Me iré de aquí pero no le contaré a nadie que duermes con las monjas. No me sirve si no tengo alguna oscura intención tuya.

-No tengo intenciones. Sólo vivo siendo yo mismo. Es todo.

-No,- Ella niega su cabeza. Él la mira con una ceja alzada al menos. -no vives como tu mismo, Gulf Kanawut.- Ella le acaricia su mejilla izquierda. -Ningún ser humano que sea normal, dejaría de sonreír ni de hablar de más o de compartir más palabras. No sé cuál es tu pasado, padrecito. Pero, no vives como el verdadero tu. Apuesto a que nisiquiera disfrutas otra que no sea sexo. Y, a veces, ni eso.

Ella le dice. El padre se le queda viendo confundido. Parece hipnotizado por las palabras de la monja.

-Encuentra tu camino, padrecito.- Ella le da un beso en la mejilla derecha antes de bajarse de la mesa con un brinco y caminar sensual como siempre a la puerta. La abre. Antes de que pueda cerrarla, el padre le dice:

-Tú no conoces nada de mí como para decirme eso.

Lo más cautivador de esas palabras es que el que las dijo, está cabizbajo. No dirigió su mirada a la monja de enfrente. Ella sonríe.

-No me hablarías de tu pasado de todas formas.- Ella le réplica al saber que sus palabras tocaron algún profundo lugar de ese oscuro corazón. Cierra la puerta, dejando al padre en esa callada oficina.

El padre no sabe cómo ni por qué o de si es coincidencia pero justo después de ella salir, el teléfono encima de su escritorio suena. Gulf acuesta toda su espalda en ese escritorio mirando al techo con el ceño fruncido. Alza el teléfono para llevarlo a su oído.

-Iglesia Bendición, habla el padre Kanawu--

-¡Oh! Te conseguí.

-¿Quién habla?

-Soy yo. El del departamento dónde vive Praew. ¿Me recuerdas?

Gulf tensa su mentón claramente recordándolo. Carraspea.

-¿Qué quiere?

-Padre, quería saber si Praew seguía ahí--

-Si sigues en su casa entonces es probable que la veas en unos minutos. Adiós--

-¡Espere! No cuelgue aún. Dios, qué grosero es usted. Un padre no debe ser grosero.

-¿Qué quieres ahora?

-Su número.

-El número de oficina es--

-No. El número de usted.

Gulf se queda tieso en su sitio. Intercambia el teléfono a su oído izquierdo.

-¿Para qué quiere mi número?

-Por si debo ir a rezar. Ya sabe, cometo pecados todos los días.


Gulf parpadea sus ojos varias veces pero sólo rueda los ojos. No debe discriminar ni criticar.

-No necesita mi número para eso. Puede venir cuándo guste. Gracias por llamar.

-Espera--

El chico no logro finalizar pues Gulf colgó. Se sentó de nuevo en su trasero con sus manitas entre sus muslos mirando todo amargado frente a él.

-Dos veces en un día,- Gulf bufa. -esto nunca habían sucedido.

Se baja del escritorio para abrir la puerta y ahí está el chico fastidioso con Praew al lado.

-Lo siento, padre. Iba a irme pero resultó que mi hermanastro estaba frente a la iglesia. Quería venir a saludarlo.

Praew trata de sonreír con sus labios. Gulf suspira todo amargado antes de mirar al joven carismático de bonita sonrisa que le ofrece una mano. Gulf se la va a sacudir de no ser porque Mew aleja su mano.

-Padre~, vine aquí a por su teléfono personal.- Mew dice.

-Ya basta con eso. No te lo va a dar.- Praew le dice dándole un pequeño, suave, puñito en el pecho.

-Me lo va a dar. Si le digo que vendré todos los días a confesar mis pecados. Puede cobrarme incluso. ¿Qué dice?

Mew ofrece. Praew se interesa en ver que el padre le va a decir así que lo mira toda expectativa.

-Entra a la oficina.- El padre lo llama adentro. El chico entra todo sonriente. -Cierra la puerta.

El chico hace como debe sólo que con una patada. Cerrándole la puerta en el rostro a Praew. Gulf posa frente al escritorio. Mew a su lado.

-Mi número es...

Gulf termina dándole el número de teléfono. Mew lo anota en su móvil.

-Gracias, padrecito.- El chico le agradece.

-Ahora puedes irte--

-De hecho, hoy debo confesar.

Gulf suspira de manera frustrada. Voltea su mirada a verlo. Completamente irritado.

-Qué atormenta tu mente, hijo mío, que debes rezar.- Gulf dice las típicas palabras para cerrar los ojos en espera a escuchar la confesión.

-Vi al padre más interesante del planeta. Era cortante. De mirada fría. Y quise conocerlo así que entre a su iglesia sin permiso y estoy aquí porque puedo jurar por Dios que jamás tenía tantas ganas de conocer a alguien así de interesante.

Mew se confiesa sin quitarle la mirada de los ojos. Gulf abre sus ojos para mirar los del contrario con el ceño levemente fruncido. Permanece serio. Sin expresión. Mew sigue con su sonrisa, viéndolo.

-Eso no es un pecado. Ven cuando tengas uno.

Gulf le dice todo irritado. -La iglesia de Dios no es para perder el tiempo.- El padre le dice antes de darle la vuelta para sujetarlo de un hombro y darle varias nalgadas mientras los mueve a la puerta de la oficina.

-¡Auch! ¡Okay! Okay.

Gulf saca al chico de la oficina y se encierra él mismo. Praew mira a Mew con preocupación.

-¿Estás bien?- Praew pregunta.

-Si así son sus castigos,- Mew sonríe. -quiero que me saque de su oficina todo el tiempo.

Él dice completamente pervertido. Praew lo mira divertida antes de que salgan por la puerta.

-Mi auto está aquí así que no debo irme contigo.- Ella le dice cuando están en el estacionamiento.

-De acuerdo.- Mew le dice. Se monta en su auto negro de clase para volver a mirar la puerta trasera de la iglesia (por dónde entró con Praew) con una sonrisa.

-Oh padre que estás en la iglesia,- Mew dice con toda la pasión que los pastores forjan cuando hacen una predicación. -qué interesante eres.

Mew dice antes de encender su auto e irse.

👄

No hubieron cultos, ni personas que atender así que para la noche, el padre andaba en las calles protegido del invierno con una chaqueta negra larga. Guantes. Y sus pantalones negros con unas botas. Paseaba por los quioscos de comida chatarra hasta que se detuvo a comprar en una de perritos calientes.

-Uno por favor.- Gulf pide.

El chico rubio del quiosco asiente pero le da miradas coquetas entreaveces. Gulf se le queda viendo durante todo el transcurso. Sin brillo alguno en sus ojos oscuros.

Al siguiente, se estaban besando en un callejón. Sin conocerse. Sólo dejándose llevar. Gulf plasmado contra la pared besando al chico rubio de uniforme de polo azúl y caquis con unas tenis.

-No tienes una enfermedad sexual, ¿no?- Gulf siempre le hace esa misma pregunta a todos con los que se va a acostar.

-Diabetes. ¿Eso es transmisible?

Gulf lo mira con un rostro incrédulo. -No me acabas de preguntar eso, ¿verdad?

El chico se queda calladito con miedo a hablar.

-Cállate y bésame.

Gulf pide. El chico lo sigue besando al igual el padre. Se besan una y otra. El chico le abre los pantalones a Gulf. El padre moreno le abre los caquis al rubio gimiendo en sus besos. El rubio le da la vuelta para tomarlo de las caderas. Le baja los pantalones. La piel del moreno se eriza ante el frío. Comienza a temblar por el frío.

«No eres tú mismo.» Las palabras de Praew susurraron en su mente.

«Tu número personal.» Ahora las de Mew resonaron en su mente también. Gulf se quedo viendo al suelo mientras que el rubio entraba en él.

-Ah...- Gulf jadea con dolor. El rubio lo toma del cabello para sostenerle la cabeza de manera en que estuviese volteada a la izquierda un poco más y casi a su rostro. Lo embistió con muchas fuerzas. Haciendo al padre jadear y mirar al oscuro pasillo que tenían por delante antes de la salida de este.

-No puedo... Respirar... El frío...- Gulf advierte porque tener el rostro en esa posición no lo ayudaba. El chico no lo escuchaba. Sólo seguía embistiéndolo por detrás. Gulf trato de tomar bocanadas de aire. -Necesito respirar. Se me dificulta...

El chico vuelve a advertir por la posición en la que su cabeza está girada. El rubio está besándolo al cuello y embistiendo que ni lo escucha. Gulf vomita frente a ellos, tosiendo.

-Ugh. Amigo, ¿estás bien?- El chico rubio sale de él. Gulf cae de rodillas al frío suelo, tosiendo. El chico se pone de cuclillas a su lado.

-¿Estás bien?

-No podía respirar. El frío no es mi buen amigo y al tú sostener mi cabeza así... Lo siento. Por favor, vete.

-Pero, ¿te quedarás sólo aquí?

-Ve.

El chico lentamente se va. Arreglándose los pantalones. El amargado padre se arregla los pantalones también y va saliendo ese pasillo cuando, al salir, choca contra un fornido pecho.

-Lo siento.- Gulf se disculpa sin mirar arriba a la persona. Listo para irse.

-¿Tú otra vez?- La voz de Mew viene a sus sentidos. Eso hace que el padre abra sus ojos en par. Ahora mirando arriba para descubrir que Mew está ahí. Vestido completamente de negro con unos cortos. Al parecer andaba corriendo. Su cabello mojado por un poco de sudor. Tenía audífonos negros.

-¿Acaso me sigues?- Gulf pregunta.

-Eso debería preguntar yo, padrecito.

Mew le dice con una sonrisa.

«Dos es coincidencia pero tres, es definitivamente algo.»

Gulf piensa sin dejar de mirar a los ojitos de ese hombre. En lo borroso, tras de ellos, se ilumina el letrero de otra iglesia resaltando su cruz en un neón rojo.

👄

Fueron a una carpa de bebidas que estaba cerca. -No puedo beber.

-No te haré beber, padrecito. Aquí,- Mew lo toma de la muñeca para posarlo a su lado. Ambos al lado de la carpa. -no sentirás frío. La carpa de este lugar siempre emite calor.

Mew le informa al abrazarse con escalofríos y exagerados sonidos de frío. Gulf se le queda viendo.

-Debes abrazarte o tendrás más frío.

-¿Cómo abrazarme a mí mismo me dará calor si soy... Yo mismo y mi cuerpo está frío?

Mew se le queda viendo. Él posa detrás del padre.

-¿Debería abrazarte yo, padrecito?- Mew murmura ahora colocando su cabeza contra la espalda de Gulf con una sonrisa de labios y sus ojos cerrados como dos medialunas. Gulf se queda congelado en su lugar, viendo a a la nada mientras que el chico que se encontró tres veces en un día, lo estaba abrazando... Bajo una noche estrellada. Al lado de una carpa roja. Y al lado de un farol. Con un pequeño césped bajo ellos.

*N/A: Aww😍💖 Espero les haya gustado😘

P.D. Acabo de notar que publique en la madrugada y le dije a una de las lectoras que no lo haría para que ella pudiese dormir. Perdón, me dejé llevar por la adrenalina❤

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