Un autor está contratando un asistente: parte 1

Recibía un nuevo mensaje de la productora Huang Lili.

—¿Productora Huang?


Conversación con Productora Huang Lili

—Ya has terminado, ¿verdad?

—Me estás enviando el borrador, ¿cierto?


Realmente no quería trabajar. ¿Quién demonios ha inventado los estrictos horarios de trabajo y las fechas límites? No podía evitar suspirar con pesadez pero, a pesar del trabajo acumulado que tenía, aún debía de reunirme en persona con la productora Huang. Ella era demasiado estricta cuando se trataba de libros nuevos para publicar. Si sigo así, la publicación de Melting Kiss se dará el próximo año.

A pesar de conocer a la mujer, quien era toda una maestra de los escarmientos, cosa que no tardaría en recibir al sentarme a conversar con ella, decidí bajar a nuestro punto de encuentro frecuente, un agradable café a unas pocas calles de donde vivía.

Una vez frente a frente, ella se tomaba su tiempo para cruzar la piernas, acomodarse el pelo y buscar una buena expresión que no resultara desagradable. A diferencia de su aspecto elegante, ella es muy...

—Escritor Cheng. Esto tiene una clasificación de adultos —ahí comenzaba su énfasis—. ¿Quién pagaría por nuestro servicio si es tan anticuado? como si fuera de la dinastía Song. ¡Tienes que desnudarlos y presumir!

Antiguamente solían describir cada movimiento o sonido a detalle, incluso utilizaban a la naturaleza para describir el cuerpo femenino, cosa que a muchos de los occidentales les puede parecer aburrido y vacío. Una simple descripción como en la obra Jin Ping Mei: Tenía el pelo negro, como el plumaje del cuervo. Sus cejas se movían como el martín pescador y eran curvas como la luna nueva. Sus rasgados ojos eran límpidos y fríos, y sus labios, de cereza. Su rostro era redondo y delicado como un cuenco de plata. Su cuerpo era leve como una flor y sus dedos tan delgados como los tiernos brotes de una cebolla. Su cintura era tan ondulante y flexible como el sauce. Sus pies eran pequeños y estrechos. 

Todo eso, ahora no podría verse por ojos adultos. Al menos en nuestra sociedad. Dios, que pecado más grande es la buena escritura, y eso que algunos son considerados y toman lo natural para describir la anatomía. Pero desde hace unos años la sociedad busca otras cosas. La desesperación y el deseo han aumentado considerablemente en la gente, tanto que ya no puedes pararte a describir, tienes que ir a por ello y arrancarle la ropa aunque mañana ya no pueda utilizarla. 

—También esto —seguía hablando altivamente en un lugar público. Mientras, encendía la tablet que traía—. Él está desabrochando la blusa botón por botón. 

—Sí, eso...

—Apesta. 

—Esto lo hace realista...

—Apesta. 

—Deshacer cada uno te hace anticipar...

—¡Para nada!

—Este es un momento tenso...

—¡Para nada!

Ella proseguía con sus negaciones, con horribles expresiones que demostraban la desaprobación a las escenas escritas y dibujadas. Había decidido adjuntar varias páginas de dibujo para darle a los lectores una mejor visión de las escenas eróticas.

—No es como si estuvieran haciendo el amor en una habitación de hotel. Se están desnudando en secreto en una sala de hospital. ¡No hay tiempo para eso! Además, están en una sala de seis personas. ¡Debería de arrancarle la blusa! ¡Debería desnudarla así!

Cada palabra iba acompañada de un movimiento de manos que demostraban el cómo arrancar dicha blusa que mencionaba la mujer, pero el tono era...

—Por favor, baje la voz...

—Y mientras golpea la pared —dio un fuerte golpe a la mesa—. Él se acercará a ella gradualmente. Mientras mira dentro de su blusa, encuentra que ella no lleva sostén. ¿Qué piensas?

Era cierta una cosa. Ella era tan buena describiendo la escenas, que cualquiera no se resistiría a tragar saliva con fuerza. Tal vez incluso a mí se me habría escuchado. 

La productora seguía haciéndome ojitos, cómo si esperase una buena respuesta de mi parte pero, había demasiada gente mirándonos, resultaba incómodo. 

—¿Lo has entendido? ¿Qué piensas?

Está loca, bueno, quiero decir, ella está loca por el trabajo.

—De todos modos, eso es todo. ¿No es difícil cumplir con la fecha límite cada vez? Deberías contratar a un asistente. 

Por fin un tema en el que me dejará comentar, o eso espero.

—De hecho, tengo algunos candidatos. Estoy pensando en contratar uno. 

—¡Déjame verlos a mí también! ¿Qué tipo de personas son?

No tardó siquiera dos segundos en mover su silla a mi lado para poder ojear a los candidatos a ser mi posible asistente. Justo cuando mirábamos casi de reojo a los artistas, llegó un correo con un nuevo solicitante. Wei Shaoran, 26 años. 

—Dios mío. ¿Quién es esta persona? ¿Por qué es tan guapo?

En ese instante, la productora Huang y yo nos miramos. No es que quisiera llamar a esto una coincidencia, pero pocas veces hablábamos al mismo tiempo y decíamos exactamente lo mismo. 

—Me gustan sus dibujos —hablaba ella primero.

—Son muy hermosos —le seguía yo—. ¿Es porque últimamente solo he estado mirando mis dibujos? Las líneas son nítidas, pero también se sienten cálidas. Me pregunto qué tipo de persona hace este tipo de arte. 

—Alguien guapo.

Como no, para gustos colores. Pero era realmente guapo.

—Bueno, sí. 

Ahora ya solo quedaba un paso para contratar al asistente, la entrevista. 

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