Extra
Holiii :3 Sorpresa !!!! >3< un pequeño extra, espero que les guste <3
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Era un día hermoso de primavera, el apartamento era iluminado por el resplandeciente sol de la mañana. El primero el despertar fue el azabache, este miro a su esposo durmiente al lado suyo. Sonrió y le dio un pequeño beso en la frente.
Perezosamente camino hasta el cuarto de baño, se dio una ducha y luego se vistió con ropa cómoda.
Tanto él como Tsuna no irían a trabajar hoy, ya que era el cumpleaños número seis de su pequeña princesa. Camino por el pasillo y abrió un poco la puerta del dormitorio de la niña, esta seguía durmiendo abrazada a su conejo de peluche.
Ya en la cocina se dispuso a preparar el desayuno tranquilamente, esperando que el castaño despertara.
Tsunayoshi se movía entre las sabanas extrañando el cuerpo ajeno, abrió sus ojos mirando el lado vació de la cama. Miro la hora y se alarmo, Emi-chan despertaría pronto. Se levanto tan deprisa que no se fijo que se le había enredado un pie en la sabana, la cual provoco que se tropezara y cayera de bruces al suelo. Aun adolorido corrió al baño para luego vestirse y unirse a Kyoya en la cocina.
El mayor miraba el reloj mientras esperaba a su esposo, ya había sacado la torta del refrigerador. Escucho unos pasos apresurados acercándose, vio al castaño con el cabello aun mojado.
-Lo siento- dijo este- Me quede dormido- prendió las velas del pastel- Vamos.
-Después de ti- hablo el azabache siguiéndolo hasta el cuarto rosa.
La pequeña de cabellos negros abrió sus ojos al ver que su habitación empezaba a tomar color anaranjado por el sol. Apretó más a su peluche y miro hacia la puerta. Desde que podía recordar sus padres tenían la costumbre de cantarle feliz cumpleaños a primera hora.
La puerta se abrió, mostrando a Tsuna y Kyoya con un pastel, estos se acercaron a la cama de la pequeña que los miraba con una enorme sonrisa. Le cantaron feliz cumpleaños y al terminar Emi apago las velas de un soplido.
-Feliz cumpleaños, cariño- dijo el castaño.
-Feliz cumpleaños hija- dijo el azabache- gracias por llegar a nuestras vidas.
-Los quiero- hablo la pequeña con una sonrisa, abalanzándose sobre los dos.
Kyoya tomo en brazos a su hija y acompañado por su esposo fueron a la cocina, donde desayudaron panqueques y por supuesto pastel de chocolate.
-Papá, Papi- llamo la atención la pequeña en la mesa.
-¿Qué pasa cariño?- pregunto Tsuna mirándola.
-Sobre mi deseo al pagar las velas- dijo nerviosa.
-¿Qué quieres?- hablo el mayor acercándose a ella y arrodillarse al lado de su silla.
-Yo- miro a los dos- Quiero un hermanito- soltó tímidamente.
Los adultos se miraron sorprendidos, se esperaban cualquier cosa menos eso. El primero el reaccionar fue Tsuna.
-Hija- dijo- Nos gustaría darte eso pero- hizo una pausa- Yo y tu padre tenemos que pensarlo.
-Tsuna tiene razón- el azabache tomo la mano de su pequeña- No podemos tomar esa decisión de un día para otro.
Emily los miro con tristeza y bajo la cabeza. Sus padres se sintieron mal por poner a su hija así.
-Cariño, lo pensaremos- dijo Tsuna- ¿Está bien?
-Bueno- respondió.
Pasaron las horas y se alistaron para la celebración. Con la ayuda de Hayato y Takeshi, los cuales llegaron con sus hijos temprano, ayudaron a terminar de decorar el hogar.
Ya en la tarde, varias personas entre la mayoría niños de la escuela donde asistía la pequeña habían llegado.
Los padres de Tsuna fueron los primeros en llegar, su nieta al verlos corrió hacia ellos y los abrazo. Le entregaron un enorme paquete. Cuando esta lo abrió sus ojos se iluminaron, era un enorme peluche de oso de la misma estatura que ella.
El timbre sonó y el azabache fue a abrir, seguido por supuesto por su hija.
-Abuelito Reborn- grito la pequeña antes de lanzarse a los brazos del de patillas.
-Vaya- dijo este atrapándola- Cada vez que te veo estas mas grande.
La dejo en el suelo y le acaricio el cabello. Le entrego un presente y esta quería abrirlo enseguida, pero el tutor le dijo que lo abriera cuando no la vieran sus padres. En su cara se formo una sonrisa de complicidad.
El castaño miraba a su princesa correr con sus amigos por todos los rincones del cuarto, de vez en cuando esta tropezada sin tener nada en frente.
-Creo que se le pego lo dame- dijo su tutor detrás de él.
-Reborn- hablo sorprendido- No digas eso.
-Es momento que le empiece a enseñar- dijo con una sonrisa.
-Ni se te ocurra- advirtió sonriente el castaño- Cuando sea más grande.
Miro de nuevo a su hija, y le sorprendió al ver que tenía una pistola de juguete, una réplica muy conocida del arma de una persona.
-Reborn- regaño.
-¿Qué?- pregunto inocente.
-¿Le diste a mi hija una réplica de tu arma?- pregunto.
-Quien sabe- dijo burlón- Tal vez si, tal vez no.
El de patillas de acerco a la pequeña, la tomo en brazos y le dijo algo al oído. Lo cual le pareció sospechoso al castaño.
En la cocina, Kyoya y Tsuna preparaban el otro pastel, este rosado con blanco y con forma de conejito. Su tarea fue interrumpida por la pequeña.
-Papis- dijo- ¿Por qué el abuelito Reborn no puede ser mi tutor?- pregunto inocentemente.
Los dos se miraron, no sabían que responder.
-Emi-chan- el castaño la tomo en brazos- ¿Sabes lo que es un tutor?
-Una persona que ayuda a otra- ladeo la cabeza.
-Algo así cariño- respondió el azabache acercándose- ¿Por qué quieres que tu abuelo sea tu tutor?-pregunto.
-Es que- dijo mirando a Tsuna- dijo que era para quitarme un poco lo dame y convertirme en una gran jefa, papá ¿Qué es dame?- pregunto inocentemente.
- Reborn va a terminar de ponerme de los nervios- dijo Tsuna.
-Hija todavía no debes preocuparte por eso- dijo Kyoya.
La charla había terminado, la pequeña corrió donde sus amigos a seguir jugando.
-¿Esa no era una replica del arma de Reborn?-pregunto Kyoya.
El castaño respondió solo con una mirada.
Ya todos reunidos en la mesa, le cantaron a la cumpleañera. Entre risas y bromas, le preguntaron que había deseado, y cuando dijo que quería un hermanito, los adultos de quedaron en silencio y miraron a la pareja.
Su hija descansaba ya en su cama, acompañada de su peluche y el regalo de Reborn.
Cuando sus padres la miraron sintieron un gran orgullo al tenerla en sus vidas. Se sentían los mas afortunados del mundo, su hija era perfecta.
-Kyoya- dijo el castaño ya recostado en la cama.
-¿Qué pasa amor?-pregunto abrazándolo por la espalda.
-Creo que- pensó lo que iba a decir- Podríamos cumplir el deseo a Emi-chan- se volteo para ver los ojos de su esposo.
-Estaba pensando lo mismo- dijo dándole un beso en los labios.
Un nuevo miembro pronto se incorporaría a la familia...
Gracias por leer ♥
>>>Secuela publicada <<<
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